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Materia:

Economía política III: circuitos de capital,


acumulación y capital financiero

Actividad 1:
Los circuitos del capital industrial

Alumno:
Aurora Vázquez Sánchez

Número de cuenta:
409066061

Profesora:
Xóchitl ninel García Vázquez

Idea del individuo autónomo y de la propiedad en el siglo XVII, siglo de las


luces.
El punto de partida a considerar es el individuo que produce en sociedad. En el
siglo XVIII se conforma una sociedad de libre competencia en la que cada
individuo aparece desprendido de los lazos naturales que le permitían formar una
parte del conglomerado humano. Este nuevo individuo es el producto de la
disolución de las formas de las sociedades feudales y de las nuevas fuerzas
productivas desarrolladas a partir del siglo XVI. Por ello, economistas como Smith
y Ricardo lo toman como punto de partida.
Cuanto más lejos nos remontamos en la historia, más aparece el individuo como
dependiente y formando parte de un todo mayor. Solamente en el siglo XVIII, las
diferentes formas de conexión social aparecen ante el individuo como un simple
medio para lograr sus fines privados, como una necesidad exterior. Sin embargo,
para que el individuo pueda aislarse, sus relaciones sociales deben tener el más
alto grado que puedan desarrollar, ya el hombre no es solamente un animal social,
sino que sólo puede individualizarse en sociedad.
Por eso, cuando se habla de producción, se está hablando siempre de producción
en un estadio determinado del desarrollo social, de la producción de individuos en
una sociedad. Pero todas las épocas de la producción tienen ciertos rasgos en
común, por ello, las determinaciones que interesan son las que deben ser
separadas a fin de que no se olvide la diferencia esencial por atender sólo a la
unidad.
Está producción es siempre una parte de la misma o una totalidad; la cual es un
organismo social determinado, un sujeto social que actúa en un conjunto de sus
propias ramas. Por ello es necesario estudiar las condiciones sin las cuales no es
posible la producción y las condiciones que hacen avanzar en mayor o menor
medida la producción, analizando además los grados de productividad en los
diferentes períodos de desarrollo.
Sin embargo, los economistas tratan de presentar a la producción como regida por
las leyes eternas de la naturaleza, independientes de la historia. Por lo anterior, se
dice que la producción es apropiación de la naturaleza por parte del individuo en el
seno y por intermedio de una forma de sociedad determinada, tomándose así, la
producción como sinónimo de propiedad. Puesto que no se puede hablar de una
producción, ni tampoco de una sociedad en la que no exista una ninguna forma de
propiedad, lo que a su vez origina la necesidad de proteger lo adquirido.
Cuando las condiciones sociales que corresponden a un estadio determinado de
la producción están apenas surgiendo, o cuando están a punto de desaparecer, se
manifiestan naturalmente perturbaciones en la producción, aunque en distintos
grados y con efectos diferentes.
De esta manera, todos los estadios de producción tienen caracteres comunes que
el pensamiento fija como determinaciones generales, lo cuales se definen como
esos momentos abstractos que no permiten comprender ningún nivel histórico
concreto de la producción.
Relación entre la producción, la distribución, el cambio y el consumo.
Destaca la relación entre consumo productivo y consumo que crea el
impulso de la producción.
En la producción los miembros de la sociedad hacen que los productos de la
naturaleza resulten apropiados a las necesidades humanas; la distribución
determina la proporción en que el individuo participa de estos productos; el cambio
le aporta los productos particulares por los que él desea cambiar la cuota que le
ha correspondido a través de la distribución; finalmente, en el consumo el producto
se convierte directamente en servidor y objeto de la necesidad individual a la que
satisface en el acto de su disfrute. La producción aparece como punto de partida,
la distribución y el cambio como el término medio y el consumo como el punto
final.
La distribución determina la producción (cantidad) en que los productos
corresponden al individuo, el cambio determina la producción, de la cual el
individuo desea obtener la parte que la distribución le asigna.
Estos cuatro procesos forman un profundo encadenamiento en el que la
producción es el término universal, la distribución y el cambio serían el término
particular y el consumo el término singular con el cual todo se completa.
La producción es también inmediatamente consumo, ya que el individuo al
producir desarrolla sus capacidades, las gasta en el acto de la producción,
además de que se consumen los medios de producción que se emplean y se
usan. Por lo tanto, el acto de producción es también en todo momento un acto de
consumo. A la producción que se identifica directamente con el consumo y al
consumo que coincide inmediatamente con la producción se le conoce como
consumo productivo. De igual manera, el consumo es de manera inmediata
producción, se vuelve parte de una producción consumidora. A diferencia de la
anterior, esta producción idéntica al consumo es la segunda producción, surgida
del aniquilamiento del primer producto, en la que la cosa creada por el productor
se personifica.
En consecuencia, la producción es mediadora del consumo, cuyos materiales crea
y sin los cuales a este le faltaría el objeto. Pero el consumo es también mediador
de la producción, en cuanto crea para los productos el sujeto para el cual ellos son
productos. Sin producción no hay consumo, pero sin consumo tampoco hay
producción ya que en ese caso la producción no tendría objeto. El consumo
produce la producción en dos momentos: cuando el producto se hace realmente
se utiliza para el fin que fue creado y cuando el mismo consumo crea la necesidad
de una nueva producción. El consumo crea el impulso de la producción y crea
igualmente el objeto que actúa en la producción como determinante de la finalidad
de esta. Sin necesidades no hay producción, pero el consumo reproduce las
necesidades.
De igual manera, la producción proporciona al consumo su material, su objeto,
pero también da al consumo su carácter determinado, ya que el objeto debe ser
consumido de una manera determinada que a su vez debe ser mediada por la
producción misma, creando así al consumidor. Así, la producción además de
proveer el material a la necesidad, crea esta necesidad. Dicho de otra manera, la
producción produce el consumo, ya que crea el material de este, determinando el
modo de consumo y provocando en el consumidor la necesidad de productos que
ella ha creado originalmente como objetos. Del mismo modo, el consumo produce
la disposición del productor, solicitándolo como necesidad que determina la
finalidad de la producción.
Las identidades entre el consumo y la producción aparecen bajo un triple aspecto:
1) Identidad inmediata: la producción es consumo, el consumo es producción. 2)
Cada uno de los dos aparece como medio del otro y es mediado por él. 3) La
producción no es sólo inmediatamente consumo, ni el consumo inmediatamente
producción, sino que, realizándose crea al otro y se crea cuanto al otro.
El individuo produce un objeto y consumiéndolo retorna a sí mismo, pero como
individuo productivo y que se reproduce a sí mismo. De este modo, el consumo
aparece como un momento de producción.
En la sociedad en cambio, entre el productor y los productos se interpone la
distribución, que determina, mediante leyes sociales, la parte que le corresponde
del mundo de los productos.
Los modos y relaciones de distribución aparecen sólo como el reverso de los
agentes de producción. La organización de la distribución está totalmente
determinada por la organización de la producción. La distribución es un producto
de la producción ya que su participación determina la forma en la que participa.
Si se consideran sociedades globales, la distribución parece desde cierto punto de
vista preceder y hasta determinar la producción. Así mismo, se debe considerar
que antes de ser distribución de los productos se deben distribuir los instrumentos
de producción y los miembros de la sociedad entre las distintas ramas de
producción.
Por su parte, el cambio es solo un momento mediador entre la producción y la
distribución que ella determina, por un lado, y el consumo por el otro, y en cuanto
el propio consumo aparece también como un momento de la producción, es
evidente que el cambio está incluido en la producción como uno de sus
momentos.
El cambio solo aparece como independiente junto a la producción e indiferente
con respecto a ella en el último estadio, en el cual el producto se cambia
directamente para ser consumido. Se debe tomar en cuenta que no existe cambio
sin división de trabajo; el cambio privado presupone la producción privada y que la
intensidad del cambio está determinada por el desarrollo y la organización de la
producción.
El resultado al que llegamos es que la producción, la distribución, el intercambio y
el consumo constituyen las articulaciones de una totalidad.

Método de la economía política.  


Analizar a un país desde el punto de vista económico-político representa diversas
dificultades puesto que se comienza por lo real y lo concreto, por el supuesto
efectivo, sin embargo, establecer qué lo es no ha sido fácil.
En el siglo XVII, los economistas comenzaron por todo lo viviente (población,
nación, etc.) y las relaciones generales abstractas que se daban con la división del
trabajo, el dinero, el valor, etc. Esto originó los sistemas económicos que se
elevaron desde lo simple hasta el estado, el cambio entre las naciones y el
mercado mundial.
Entre estos economistas está Hegel, quien comienza su análisis con el derecho a
la posesión, ya que constituye la relación jurídica más simple del sujeto. De esta
manera, en una sociedad de un nivel más elevado, la propiedad aparece como la
relación más simple dentro de una organización desarrollada, en la que el vínculo
de posesión está siempre supuesto, el cual se obtiene mediante el dinero.
Sin embargo, históricamente existen sociedades inmaduras sin que exista el
dinero, de esta forma, se entiende que, aunque el dinero haya desempeñado
desde muy temprano un papel múltiple, solo en las naciones unilateralmente
determinadas fue un elemento dominante. De modo que, aunque la categoría más
simple haya podido existir históricamente antes que la más concreta, en su pleno
desarrollo intensivo y extensivo ella puede pertenecer solo a una forma social
compleja, mientras que la categoría más concreta se hallaba plenamente
desarrollada en una forma social menos desarrollada.
Es así que Adam Smith determina que toda actividad creadora de riqueza es
considerada simplemente como trabajo, dando al mismo tiempo, la universalidad
del objeto determinado como riqueza, como producto en general. La indiferencia
frente a un género determinado de trabajo supone una totalidad muy desarrollada
de géneros reales de trabajos, ninguno de los cuales predomina sobre los demás,
dando oportunidad a los individuos de pasar fácilmente de un trabajo a otro.
Al observar el desarrollo de las categorías económicas hay que tener siempre en
cuenta que el sujeto es algo dado tanto en la realidad como en la mente y que las
categorías expresan por lo tanto formas de ser. De esta manera, aún desde el
punto de vista científico, su existencia de ningún modo comienza en el momento
en que se comienza a hablar de ella como tal.
En todas las formas de sociedad existe una determina producción que asigna a
todas las otras su correspondiente rango y cuyas relaciones por lo tanto asignan a
todas las otras el rango y la influencia.
En las categorías económicas, su orden de sucesión está determinado por las
relaciones que existen entre ellas en la moderna sociedad burguesa, y que es
exactamente el inverso del que parece ser su orden natural o del que
correspondería a su orden de sucesión en el curso del desarrollo histórico.
Ante esto, es necesario efectuar claramente la división de nuestros estudios de
manera tal que se traten: 1) las determinaciones abstractas generales que
corresponden en mayor o menor medida a todas las formas de sociedad, pero en
el sentido antes expuesto; 2) las categorías que constituyen la articulación interna
de la sociedad burguesa y sobre las cuales reposan las clases fundamentales.

Conclusiones
La disolución de las sociedades feudales provoca el surgimiento de un nuevo
individuo quien no solo es capaz de aislarse de sus relaciones sociales, sino que
también se apropia de la naturaleza para poder producir. Al generar una
producción, también se originan nuevas relaciones entre la producción, la
distribución, el cambio y el consumo, las cuales están estrechamente relacionadas
y cada una es necesaria para que exista la otra, generando necesidades en los
individuos para que continúe este flujo. Ante esto, resulta difícil estudiar de manera
correcta cada una de estas relaciones puesto que no es fácil establecer los límites
de una y de otra. Por ello, se ha tratado que el estudio se divida de manera que se
analicen todas las formas de sociedad y las relaciones que surgen entre estas.

Referencias:
 Marx, K. (2007). Introducción. I. Producción, consumo, distribución, cambio
(circulación), en Elementos fundamentales para la crítica de la economía
política. Borrador 1857-1858. Volumen 1. Vigésima edición. México: Siglo
XXI Editores. Pp. 3-30.

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