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FENOMENOS DE
VARIACION Y NORMAS
LINGUISTICAS APARTIR
DEL CONCEPTO
LENGUAJE, LENGUA Y
HABLA
BACHILLER:
DOCENTE: Herrera Stefhani 26.520.710
Darkis Milano
Trayecto Inicial PNF Gestión Ambiental
ABRIL, 2020
Introducción
Ahora bien, ninguna norma surge de la nada y mucho menos desde el interior de
la lengua misma, por el contrario, brota de la comunidad hablante al asignar
etiquetas valorativas a las manifestaciones lingüísticas de los usuarios. Dicho de otro
modo, la comunidad les da –digamos– el visto bueno o no a los usos que hacen los
hablantes de los elementos y estructuras que componen el sistema de la lengua.
Hay tantas lenguas como comunidades que han desarrollado o adaptado para sí
su propio código, esto es, su idioma propio con reglas, sonidos y léxico particulares.
Aun así, lo cierto es que cada usuario de una misma lengua la habla o la escribe a
su manera, y eso es lo que realmente existe. A ese uso práctico e individual de una
determinada lengua se lo denomina habla. El habla es, por lo tanto, lo que decimos
nosotros u oímos de boca de los demás, lo que nosotros escribimos o lo que leemos
producto de la escritura de los otros. Eso es lo real. Lenguaje y lengua son, en
cambio, fruto de la abstracción, elementos de estudio y clasificación a partir de lo
que de veras existe: el habla.
Toda lengua conoce esos distintos tipos de variación, toda lengua es traspasada
por ellos de un extremo a otro, de allí que se hable de variaciones diasistémicas,
pues su conjunto afecta a todo el sistema lingüístico.
Ahora bien, cuando alguna variante, o si se prefiere, una manifestación de la
variación se impone –por el uso– y desplaza al resto de las eventuales variantes
concurrentes se produce el cambio lingüístico. El fenómeno puede darse en
cualquiera de los componentes del sistema de la lengua. Valgan como ejemplo los
siguientes casos ocurridos en la historia de la lengua española. a) El antiguo fonema
global dejó de pronunciarse, más tempranamente en unas regiones, más
tardíamente en otras, de modo que la “aspiración” alternaba diatópicamente con el
cero fónico hasta que llegó un momento en que desapareció de la lengua general en
todo el mundo hispanohablante. b) Formas verbales que alternaban en la lengua
medieval conocieron un proceso de escogencia que dio como resultado el que una
de ellas quedara relegada de la norma moderna, como es el caso de haya~haiga,
conozco~conozgo, trajo~trujo, etc. c) La construcción nominal DETERMINANTE +
POSESIVO fue desplazada de la norma al prevalecer el sintagma sin determinante;
así, los míos parientes quedó arrinconado por mis parientes.
Creo que los puristas impiden que la lengua evolucione como debe. Una lengua
debe evolucionar, cambiar y progresar. De esta manera, el lenguaje será mucho
más eficaz, ya que para que una lengua mejore tiene que evolucionar. No hay que
tener miedo al cambio, los cambios pueden ser buenos. Los cambios creados por
los propios ciudadanos solo pueden servir para mejorar el lenguaje, pues siempre
será el idioma de las calles.
Es necesario que la norma lingüística la establezcan los filólogos, pues son ellos
quienes realmente entienden sobre el tema, están especializados en la lengua y la
literatura. Solo entre ellos, y en grupo, pueden determinar si un cambio que
promueve la ciudadanía es realmente posible. Creo firmemente que tiene que ser
así, aunque por supuesto, también tendrán que escuchar la opinión de las demás
personas. Establecer cambios según solo la opinión de un grupo de filólogos sin
tener en cuenta al resto, no sería justo. El idioma es de todos.