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Biogeografía Histórica y la Riqueza de Especies

La biogeografía histórica se enfoca en reconstruir el origen, la dispersión y extinción de las


especies y la biota por lo que resulta ser un componente importante si se quiere conocer la
distribución de una especie a través del tiempo y del espacio. Sin embargo, pareciera ser
que hay un distanciamiento entre la biogeografía histórica y la rama de la ecología ya que,
como nos menciona Wiens y Donoghue (2004) el enfoque ecológico intenta responder el
"por qué" de los patrones de riqueza a escala regional de uno o varios grupos de organismos,
observando "cuántas" especies se encuentran en esas condiciones ambientales. Mientras que
la biogeografía histórica se centra en "quién hizo qué, dónde y cuándo "para cada una de las
especies y clados individuales que componen el "cuántos" y utilizan toda esta información
para ayudar a responder "por qué", pero principalmente se enfoca en generar cladogramas
de áreas basados en las filogenias de los organismos que habitan estas áreas (Morrone y
Crisci, 1995; Wiley, 1998). Sin embargo, a pesar de estas marcadas diferencias no hay razón
para que estén y permanezcan separadas, ya que los cladogramas de área no dependen
únicamente de la historia geológica entre áreas, sino en la historia de las conexiones entre los
hábitats, ya que los patrones biogeográficos son el resultado de procesos ecológicos que
influyen en la dispersión a escalas espaciales y temporales. Lo que nos lleva a pensar ¿por
qué las especies se dispersaron en algunos ambientes y en otros no?, y es aquí en donde la
biogeografía histórica contribuye al estudio de patrones de especies (la riqueza de especies)
a gran escala. Porque el aumento de la riqueza de especies dentro de una región sólo puede
producirse a través de la dispersión en una región y / o especiación in situ, y dichos procesos
se identifican mejor utilizando la biogeografía histórica. Lo podemos explicar desde diferentes
enfoques el primero es a través del conservadurismo de nicho filogenético que es el
responsable de determinar qué condiciones ambientales pueden tolerar los miembros de un
clado, en qué regiones pueden dispersarse y la naturaleza de las barreras ecológicas, por
ejemplo, muchos grupos de organismos están distribuidos globalmente en las regiones
tropicales, pero no han invadido con éxito en regiones templadas. Lo anterior se puede aclarar
con ayuda de una teoría propuesta por ecólogos evolutivos como Farrel et al., 199; Ricklefs
y Schluter, 1993, entre otros; la cual no ha sido reconocida pero tiene buenos puntos a favor,
propone que hay una mayor riqueza de organismos en los trópicos caracterizados por
temperaturas cálidas y lluvias abundantes (Francis y Currie, 2003) y por ende las especies se
originaron ahí, debido a que tenían una mayor extensión geográfica, dado que estas
condiciones caracterizaron a los nichos ancestrales de muchos clados y después se
extendieron a las regiones templadas las cuales son totalmente diferentes del nicho ancestral
por ende su riqueza será limitada pero también influyen los diferentes cambios en las tasas
de diversificación (especiación-extinción) asociados con diferentes áreas. En contraste,
tenemos a la evolución de nichos la cual permite a una especie dada y sus descendientes
dispersarse en nuevos hábitats (que habían limitado su distribución) para persistir a entornos
cambiantes, pero esto solo puede ocurrir en especies individuales. Por otro lado, tenemos al
proceso de extinción ya sea local, a nivel de especie o de clado y la emigración, que
complementan las explicaciones del porque la ausencia de un clado en un área determinada;
aunque la extinción no siempre da como resultado la dispersión, sin embargo, la capacidad
de dispersión o vagilidad determinará qué tan rápido se moverán los organismos a
condiciones ambientales aceptables. Es por eso que, para comprender completamente los
patrones globales de diversidad, necesitamos entender cómo la ecología influye a gran escala
en los patrones biogeográficos dentro y entre clados.
Referencias

Farrell, B.D. et al. (1992) Diversification at the plant–insect interface. Bioscience 42, 34–42
Francis, A.P. and Currie, D.J. (2003) A globally consistent richness–climate relationship for
angiosperms. Am. Nat. 161, 523–536.
Morrone, J.J. and Crisci, J.V. (1995) Historical biogeography: introduction to methods. Annu.
Rev. Ecol. Syst. 36, 373–401.
Ricklefs, R.E. and Schluter, D. (1993) Species diversity: regional and historical influences. In
Species Diversity in Ecological Communities: Historical and Geographical Perspectives
(Ricklefs, R.E. and Schluter, D., eds), pp. 350–363, University of Chicago Press.
Wiens, J.J. and Donoghue, M.J. (2004). Historical biogeography, ecology and species
richness. Elsevier. Trends in Ecology and Evolution Vol.19 No.12, 640-643.
Wiley, E.O. (1988) Vicariance biogeography. Annu. Rev. Ecol. Syst. 19, 513–542.

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