¿En qué medida la gran depresión, un fenómeno económico por definición, tuvo
repercusiones políticas, sociales e incluso culturales? ¿Hasta qué grado los fenómenos
políticos de los años '30 (la inestabilidad política, la pronunciada construcción del
estado, el dirigismo económico, el autoritarismo, el corporativismo, los frentes
populares, el nacionalismo, etc.) fueron consecuencia de la crisis mundial? Si la crisis
no hubiese ocurrido, ¿estás manifestaciones políticas habrían surgido, o al menos,
habrían surgido en una forma tan clara?
Otro problema que se plantea el autor es: "después del hecho, y, por lo tanto debido al
hecho"; es decir, el riesgo de atribuir a la crisis mundial repercusiones qué
obedecieron a una causalidad diferente.
Lo que plantea el autor, en efecto, es qué: sí en algunos casos la crisis mundial quizá no
haya sido crucial, ya que prevalecía una causalidad diferente; en otros casos, la
depresión acelero tendencias previa.
Asimismo, las conexiones causales son particularmente difíciles de establecer cuando se
pasa, del mundo de la economía política de la cultura. Mucho más difícil resulta establecer
vínculos entre las tendencias político-económicas y los fenómenos culturales. Es una falacia
afirmar que: política, guerra, sociedad y cultura avanzan pie con pie estrechamente unidos,
respondiendo a un ritmo común. El aspecto cultural tiene su "autonomía relativa", qué no
niega las conexiones entre cultura, política y economía.
El autor ofrece un breve resumen de los años ‘30, abordando:
1. El efecto económico de la depresión mundial
2. Las reacciones políticas a corto y mediano plazo.
Por mediano plazo se refiere a toda la década de 1930. Por corto plazo se refiere
específicamente a los años de crisis, 1930 a 1933. Está temática refleja el hecho de que,
para la segunda mitad de la década la mayor parte de las economías latinoamericanas habían
logrado salir de la depresión, mientras que el estallido de la guerra (al final de la década)
provocó nuevos efectos y reacciones. A lo largo de los años 40, incluso después, perduraron
" legados" importantes de los años de la depresión. Sin embargo no es fácil atribuir a la
depresión mundial los nuevos fenómenos ocurridos a finales de los años cuarenta y
durante la década de 1950 (cómo el populismo). Por lo tanto, sí bien es cierto que muchos
de los factores de la depresión mundial influyeron en los años subsiguientes, es preciso
reconocer que, en el mejor de los casos, su efecto fue distante y muy indirecto.
No obstante, hubo una tendencia marcada de crecimiento del papel del Estado tanto a los
regímenes de izquierda como de derecha. La tendencia fue más clara en los países en los que
prevalecieron políticas reactivas y donde el volumen de la economía del mercado hizo más
factible la promoción Estatal de la Industria: México, Brasil, chile y Argentina.
Por el contrario, los Estados Centroamericanos fueron principalmente pasivos. La
intervención estatal, mediante promoción industrial y los bancos de desarrollo, tuvo que
esperar hasta los años 40, e incluso entonces fue poco entusiasta, breve y pésima en su
actuación. Aún en los países donde el estado desplegó una retórica pomposa, el compromiso
práctico de intervención fue Generalmente fragmentado y práctico, inducido tanto por
presiones políticas como por una visión política (Vargas es el máximo ejemplo). Sin embargo
es posible discernir, en medio de la experimentación práctica y La retórica exagerada, un
cambio hacia una mayor intervención del estado en la economía, hacia el ISI, y alejado de la
vieja dependencia pero el desarrollo hacia afuera, es decir, el crecimiento impulsado por las
exportaciones.
La depresión mundial no indujo esta nueva mezcla política “desde la nada”: existía una
muy antigua tradición de protección arancelaria intervención estatal en Latinoamérica,
y, la Primera Guerra Mundial había subrayado la fragilidad del desarrolló hacia
afuera. No obstante, la depresión, precedida por una guerra mundial y sucedida por otra,
tuvo una influencia fundamental en la aparición de este nuevo enfoque de control
"estructuralista" del estado.
El estado de bienestar no existió en Latinoamérica. La preeminencia del Estado en los años
'30 fue claramente gradual. El crecimiento de los poderes del estado durante los años 30 es
Claro en términos muy generales, pero la tasa de crecimiento y su efecto son difíciles de
medir. Los incrementos de los años 30 fueron bastantes modestos. El aumento del gasto
público no fue repentino. Por lo tanto, es erróneo considerar a Cárdenas y Vargas como
populistas despilfarrador es de su economía, inclinados hacia la construcción de inmensos
Estados híper-atrofiados.
Al contrario de lo que afirman algunos mitos y vetustos, los estados latinoamericanos jamás
establecieron un compromiso consistente con los principios y políticas de laissez faire; su
liberalismo por lo general Fue bastante antiliberal, y debido a que la mayor parte de su
ingreso dependía de los impuestos del mercado externo, el compromiso con un libre
comercio exhaustivo habría significado un suicidio fiscal. Por lo tanto, incluso durante el
"apogeo liberal" de América Latina (1860-1914) los estados mantuvieron altos aranceles e
intervinieron en la economía. Cirilo los años 30 un alejamiento de los principios del laissez-
faire, esto no representó un cambio repentino drástico, sino más bien la continuación de un
liberalismo económico para entonces ya fallido.
La explicación de este cambio no es nada extraordinario. Las circunstancias cambiaron y el
desarrollo "hacia afuera" fue visto como una apuesta menos atractiva; el sector económico
clamaba protección, y las élites gobernantes suelen preferir las políticas que realzan al
Estado, por sobre las que implican la renuncia de su poder y patronazgo. Así el recurso una
mayor intervención del estado fue fácil de asimilar, y además fue gradual, basado en políticas
preestablecida de protección e intervención gubernamental; también fue bastante modesto.
El México revolucionario impulsor gradualmente el papel del estado en la economía.
Crecimiento gradual continuaría durante décadas incluso después de que la revolución perdió
su impulso radical, el verdadero hinchamiento del estado, que condujo al surgimiento de
leviatán del partido revolucionario institucional tardío (PRI), no sigo sino hasta la década
de 1970 y principios de los años 80.
En términos de crecimiento del estado, por lo tanto, la década de 1930 fue un episodio
importante, sin embargo no fue sino un solo episodio de una larga historia; el dirigismo gano
ímpetu, pero no tuvo que hacer un cambio de dirección de 180 grados.
Los estados desempeñaron un papel mucho mayor en la regulación de las tasas cambiarias, el
comercio exterior y, en las inversiones extranjeras. Los bancos centrales adquirieron y
ejercieron poderes adicionales.
En Latinoamérica, como en el resto del mundo, los aranceles aumentaron conforme
los gobiernos y los crecientes sectores manufactureros abrazaron la causa de la
industrialización. El ISI adquirió un cierto impulso autosuficiente que produjo
cambios en el poder económico.
Otro elemento de la intervención estatal fue la regulación, y la expropiación, de los
intereses extranjeros. La mayor transferencia de propiedad fue la reforma agraria
mexicana: aunque los terratenientes eran mexicanos, la transformación de sus
propiedades en ejidos represento una pérdida sustancial. La expropiación más drástica
de intereses extranjeros: la nacionalización en 1938 de las compañías petroleras anglo-
estadounidenses. Bolivia nacionalizo la Standard Oíl en 1937.
Los estados buscaron modificar el equilibrio del poder y el ingreso, entre los
agricultores (pequeños propietarios) y entre las grandes compañías extranjeras. Así, (a
pesar de que la reforma agraria radical no formo parte de los planes de gobierno) las
políticas de protección se generalizaron:
o Cuba: a los colonos les fue otorgada la seguridad de la tenencia, control de la
renta y prioridad en la asignación de la cuota de azúcar.
o República dominicana: Trujillo siguió el ejemplo cubano.
Los Estados supervisaron y mediaron más sistemáticamente las disputas laborales:
códigos de trabajo, arbitraje industrial.
El creciente papel del estado en las relaciones laborales, con su relativa indiferencia ante los
problemas del campesinado, constituye un aspecto importante de la economía política de los
años 30. Ese estado se involucrara más sistemáticamente con una sociedad que transitaba por
tensiones y cambios significativos, algunos coyunturales, otros estructurales. El
involucramiento del Estado pues en parte una reacción de la presión de arriba abajo / a la
militancia del pueblo.
Tensiones coyunturales.
Chile. El trabajo en el sector del nitrato colapso; el trabajo en el sector minero
descendió abruptamente.
México. Sí agravaron los problemas con la repatriación de los Estados Unidos de más
de 300 mil trabajadores migrantes.
Se redujo la migración europea al cono Sur, poniendo fin a un largo ciclo de
movimientos poblacionales masivos de Europa a la "neo-Europa" de América del Sur.
Los años 30 fueron un parte aguas demográfico que terminó con una época en la que
la inmigración contribuyó notablemente al crecimiento de la población
latinoamericana.
desempleo generalizado.
Las adversidades generaron protestas. La seguridad de los actos represivos varios
según la naturaleza del régimen cuestión. El partido comunista colaboró en la
movilización y Reforma de izquierda, aprovechando el éxito de La Unión soviética,
del momento, para curar las economías capitalistas estancadas de Europa y los
Estados Unidos. Las movilizaciones políticas rurales fueron severamente reprimida.
El radicalismo popular como fenómeno urbano, en qué obreros, artesanos, mujeres y
estudiantes universitarios con sus organizaciones sociopolíticas, tuvieron un papel
importante.
Tensiones estructurales.
La depresión de los años 30 fue más relevante por su repercusión en la economía
política de las ciudades y la industria, dónde los gobiernos (algunos comprometidos
con él ISI y la mayoría consciente de la ventaja de la incorporación del sindicalismo)
se entregaron a la tarea de establecer, o reforzar, los vínculos con el trabajo urbano,
normalmente masculino. Dichos vínculos generaron a veces una empoderamiento de
"abajo arriba", a veces una amenaza del control de "arriba abajo" y del estilo de
Liderazgo sindical o de "peleguismo" brasileño. En cualquier caso, se manifestó el
vestido del Estado para involucrarse en el movimiento obrero, a la vez que prevenía o
aplastaba las movilizaciones más radicales de la clase obrera. Un resultado de este
involucramiento fue la desaparición del anarquismo, cuya postura de rechazo al estado
se volvían a crónica en una época en la que el gobierno comenzaba a otorgar
concesiones. Ningún proceso similar de movilización popular en combinación con la
participación del estado ocurrido en el campo, (fuera de México y Cuba). La
población rural dispersa, te seguía conformando la mayoría de la población
latinoamericana, parecía tanto de organización como de influencia política. Incluso,
las élites trataron de evitar la creación de vínculos de solidaridad con sus camaradas
campesinos.
La política de la época de la depresión mundial estuvo impregnada de una fuerte carga
de nacionalismo. Pero, una vez más, esto no fue nada nuevo. La principal
contribución del nacionalismo de los años 30, construido sobre antiguos cimientos, se
enfoco en el nacionalismo económico. El nacionalismo de esos años se volcaba hacia
la franca xenofobia en contra de los intereses "extranjeros". El nacionalismo asumió
un carácter fascista, combinado de actitudes anti-extranjeras y antiimperialista.
Cambio social en general: Urbanización, industrialización y migración interna.
La depresión mundial fue un episodio dentro de una larga historia, distinto, pero no crucial ni
formativo. La depresión afectó la construcción de los estados en los años 30; muchos
aspectos del proceso:
Mayor presupuesto público.
mejores sistemas de comunicación.
bancos centrales más sólidos.
mayor intervención en la economía y en el ámbito urbano.
mayor penetración del estado en la sociedad.
Fueron graduales implicaron la aceleración de tendencia previa más que innovaciones
radicales o cambios drásticos de dirección.
La política.
Hubo cambios en los gobiernos y en los regímenes, en los años 30. Debido en gran
medida a causas económicas, cuyas consecuencias fueron perdurables. Esto ocurrió en
un clima que parecía propicio para la activismo del estado (que no fue nada nuevo).
Sin embargo, los subsiguientes cambios fueron notablemente diversos, quizá debido a
la diversidad intrínseca de Latinoamérica. La coyuntura internacional también tuvo
que ver con la diversidad y la experimentación.
Estados Unidos, distraído con sus retos internos y amenazas internacionales,
tuvo tintes de tolerancia que se tradujeron en la política del buen vecino.
Los estados latinoamericanos tuvieron un alto grado de autonomía, lo que
permitió a la implementación de políticas en lavadoras nacionalistas,
progresivas e incluso radicales: México, cuba y Colombia.
Considerando está diversidad, al autor le parece sinsentido tener que referirse a los
años ‘30 como una década en la que, el populismo haya sido la forma "preponderante"
de la política latinoamericana, ya sea en forma democrática o autoritaria. Está tesis
exagera el poder de explicación del concepto de populismo, además de que homogeniza la
diversidad de las historias políticas del período (Knight critica en uso del término populista
como un concepto fundamental de organización). También anticipa, por una o dos décadas,
el florecimiento de populismos importantes, cómo el peronismo o el getulismo. Asimismo,
los movimientos y los gobiernos agrupados bajo el encabezado de populismo (el cardenismo
y el getulismo, quizás el batistismo, el somocismo y ubiquismo) puro sustancialmente
distintos; surgieron en contextos diferentes y tuvieron consecuencias distintas. La década
tuvo una marcada polarización y divergencia, sobre todo debido a las consecuencias de la
depresión mundial.
CONCLUSION.
Los efectos de la gran depresión fueron muy diversos, las aceleraciones y retardamientos de
las tendencias existentes fueron mucho más comunes que los nuevos puntos de repentinos.
Las tendencias comunes (caída de las exportaciones, presupuestos restringidos, inestabilidad
política, intervencionismo estatal) cambiaron de dirección a través de diversas primas
nacionales, y qué, aún si mantenemos algo de inseguridad respecto de su repercusión, la
depresión mundial fue un episodio crucial en la evolución a largo plazo del sistema político y
económico. Pues también un episodio más positivo y creativo; la respuesta tantos de las élites
como del pueblo, en América Latina, fueron creativas/ reactivas, ante los años de crisis y
penurias. En Europa, cambio, la depresión provocó guerra, regresión política y exclusión
social.