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Unidad 3

Davies

La alegoría del nacimiento del Quinto Sol, supuestamente en Teotihuacán expresa la


resolución espiritual del Mexico antiguo de no perecer sino, a la manera del ave Fénix,
resurgir de las ruinas del mundo clásico, guiado por nuevos líderes, asentado em nuevos
lugares y consolado por nuevos dioses.
La cultura de Mesoamérica habría de adquirir ahora formas distintas que en muchos
aspectos eran diferentes a las del pasado.
El período que siguió al nacimiento del nuevo sol se conoce comunmente como
posclásico. Habría de alcanzar su auge en el siglo que precedió a la invasión española en
1519, y que presenció las abrumadoras conquistas del Imperio Azteca. Pero entre la caída
de Teotihuacan y el surgimiento de los aztecas hay más de seis siglos.
Durante la primera parte de este largo intervalo, el centro de gravedad se desplazó y el
Mexico central quedó bajo el control de los toltecas, cuya capital era Tula, situada
aproximadamente a 64 kilometros al noroeste de la ciudad de Mexico. Su fase de
expansión fue muy breve y duró más o menos de 950-1150 dc.
El espíritu de la nueva era, ya fuera en Tula, o en su ciudad hermana de las tierras mayas,
Chichen Itzá, está expresado en un arte dedicado a temas guerreros, en oposición a las
formas más serenas de la era clásica. Un producto típico del nuevo espíritu es el chac
mool, una figura angular de piedra que se encuentra en muchas partes, inclusive en Tula
y Chichen. También en este período aparecen los primeros altares de cráneos, que se
conocen; se convirtieron en un rasgo típico de la arquitectura azteca, mencionados con
frecuencia por los coquistadores españoles.
La Tula que vemos hoy en día es posterior a 1000dc, más de dos siglos después de la
caída de su predecesora. Durante el intervalo que separó la caída de teotihuacán del
surgimiento de Tula, la civilización de Mesoamérica se mantuvo viva en otros tres centros:
Xochicalco, el Tajín y Monte Albán. Aquí ya se nota cierto cambio de énfasis, en el Tajín el
culto a la muerte aparece en todas partes, a parte de estar fuertemente fortificado.
Julian Steward dice que las etapas cuando se desmoronan grandes culturas son siempre
las mismas, y termina surgiendo siempre un florecimiento regional. Surgiendo los estados
guerreros.
Las grandes culturas de Mexico, se trate de Teotihuacan o de los mayas, eran gigantes
con pies de barro desde el punto de vista económico, debido a la ausencia casi total de
progreso tecnológico y a la falta de medios de transporte adecuados; la tierra cercana por
lo general se cultivaba de tal manera que casi era seguro que los rendimientos de las
cosehcas disminuyeran con el transcurso del tiempo. Y cuando los campos perdían su
fertilidad, debido a estos métodos de cultivo poco previsores, la única bestia de carga
para traer alimentos de más lejos era el propio hombre, lo cual ejercía una presión
adicional sobre los recursos humanos.
Además, como no había animales de tiro, no solo no se utilizaba la rueda, sino que nunca
se inventó el arado. En vez de esto, se continuo con el uso del bastón sembrador pese a
que tenía serias desventajas. Después la tierra se limpiaba y cultivaba, en los valles
crecía una espesa capa de hierbas; estas tierras debían dejarse sin cultivar y la
agricultura se limitaba a las empinadas laderas de los cerros, en las que se construían
terrazas, ya que el bastón sembrador no podía penetrar la capa de hierbas.
En el caso de Teotihuacán estas deficiencias técnicas eran una obvia fuente de tensiones
sociales y hacían que una ciudad estuviera más expuesta a presiones exteriores se
tratara de Teotihuacan, Tula o la selva del Petén. Surgió un desequilibrio entre las
demandas de la ciudad y el producto de las tierras vecinas que controlaba. Por una parte,
se dejaba sentir la necesidad de controlar una mayor superficie de tierra, debido a la
erosión del suelo cerca del centro; pero en ese mismo momento se debilitaba la voluntad
de conservar este dominio vital. Como será evidente al referirnos a los aztecas, los
antiguos mexicanos nunca desarrollaron un mecanismo para ejercer un control estrecho
sobre las regiones, como lo hicieron los romanos.
Quizás debido a que su población era una fracción de la de Teotihuacán, y por lo tanto
sus necesidades de alimentos eran menores, las ciudades-Estado mayas duraron mucho
más. El mismo razonamiento es aplicable con mayor razón a los olmecas, cuyo número
era menor y cuya decadencia fue más gradual, aunque algunos centros aislados hayan
caído rápidamente.
Se han sugerido muchas causas para el colapso de los reinos de Mexico antiguo, entre
éstas se cita con frecuencia las rebeliones de los agricultores. Pero si el deterioro
ecológico produjo tensiones sociales, es poco probable que estas hayan conducido a
levantamientos armados; la lucha de clases es un concepto europeo, menos aplicable a
sociedades como las del antiguo Mexico, donde cualquier reto al rango y privilegio habría
sido un acto de desafío a los dioses. Las divisiones de la clase gobernante es una causa
más probable del debilitamiento.
En méxico una ciudad era tanto la residencia de los dioses como la de mortales
ordinarios. Como regla, estos dioses tendían a ser juzgados por los resultados
inmediatos; si ocurrían males, las deidades locales habían abandonado a sus fieles.
Cuando se creía que esto había pasado, la ciudad era despojada de su magia anterior y
dejaba de ser la ciudad sagrada.
Los estados suceros: El Tajin, Xochicalco y Monte Alban, no fueron exactamente
sucesores, ya que convivieron con Teotihuacan.
Ninguno de los “Estados sucesores” staba destinado a convertirse en el verdadero
heredero de Teotihuacán como el poder más importante del México central; ninguno
estaba situado en el crucial valle central y todos, excepto Teotenango, llegaron a su
apogeo antes de que Teotihuacán cayera y después entraron en la decadencia.
En vez de esto, el centro de gravedad, eventualmente se desplazó en dirección noroeste
hacia Tula, situada en una regióon conocida como Teotlalpan, contigua al Valle de Mexico,
de la que no lo separa nunguna barrera importante. Entonces, como ahora, el cultivo
sedentario en esta región era precario: la vegetación es básicamente de suelo semiárido,
en el que predominan arbustos inútiles de mezquite, nopales y magueyes; desde la
conquista, el igualmente inútil pitul florece también aquí. En la estación lluviosa brota una
capa de pasto, más adecuada para pequeños rebaños de cabras y ovejas que para el
cultivo.
El significado literal del nombre Teotlalpan en nahuatl es tierra de los dioses.
La prosperidad de Tula no dependía delos campos vecinos desolados, sino de las ricas
tierras que estaban a los pies de la ciudad, al borde del río Tula, cuyo caudal es copioso y
confiable. Además Teotlalpan no carece de recursos naturales; a pesar de su aparente
pobreza, proporciona un abundante suministro de los productos agrícolas precolombinos:
maiz, frijoles, pulque(bebida ritual), maguey y, en ciertas partes, algodón. También la
carne de animales silvestres era más abundante en estos días. Otro importante recurso
eran los grandes depósitos de obsidiana cerca de Pachuca, en su límite oriental, que ya
habían sido explotados durante la época clásca. Podría añadirse un ubicación que
favorecía el comercio a larga distancia, ya que hacia el oriente disfrutaba de fácil acceso a
la costa del Golf, y hacia el occidente, a las ricas tierras del Bajío y de zonas más lejanas.
Se sabe ahora que en la época teotihuacana la región de Tula estaba poco poblada. Tanto
la leyenda como la arqueología indican que la primera gente que se asentó en Tula llegó
de los límites noroccidentales de la Mesoamerica civilizada. Un segundo grupo se asentó
en Tula en una etapa muy temprana, y llegó de una dirección opuesta, el sureste; a
diferencia del primer grupo de emigrantes (denominados tolteca-chichimecas), eran muy
civilizados. A estas personas se les llamaba nonoalcas.
Cuando los nonoalcas llegaron a tula enseñaron a los primeross pobladores oficios más
complejos, incluso la construcción de templos de piedra. Al mismo tiempo introdujeron el
culto de la serpiente emplumada, Quetzacoatl, que se convirtió en la deidad tutelar de
Tula y que se deriva tanto de la costa del Golfo como de Teotihuacan.
Quetzacoatl, tal como se le representa en Tula, fue guerrero y deidad tutelar de una
sociedad guerrera; en la era postclásica y probablemente antes, estaba ligado al sacrificio
como cualquier otro dios. Las guerras en que combatían soldados toltecas no solo servían
para obtener tributo, sino también cautivos para altares de sus dioses, y el muro de
cráneos de Tula sugiere que el sacrificio múltiple era parte del proceso de guerra y
conquista.
En Tula, como ocurrió en todo Mexico postclásico, el monarca estaba en el vértice de una
casta militar privilegiada, cuyos miembros aparecen en los frisos esculpidos que tambipen
representan águilas y ocelotes, los emblemas de los principales caballeros aztecas. Al
igual que en Tenochtitlan, con seguridad, la nobleza guerrera reclamaba una parte
generosa de la riqueza total, inclusive de las tierras más prósperas. Las formas del arte
revelan una dedicación total a la guerra y el Estado tolteca estaba motivado por la
necesidad de imponer tributo, en particular en forma de bienes suntuarios, como el jade,
las plumas y las pieles de ocelote. Estos despojos sostenían al gobernante y a su palacio,
y también enriquecían a la elite militar, que ayudaba al avance de sus conquistas y a la
cual en recompensa destinaba los mejores despojos de la guerra.
Para gobernar los territorios dominados se valían, al igual que los aztecas, de una triple
alianza, Tollan, Culhuacán y Otompan, cuya existencia abarcó 191 años; al final de este
período su allianza terminó y solo Culhuacán sobrevivio como potencia importante.
Los que trabajaban los campos cosechaban los típicos cultivos de tierras altas,
principalmente maíz, frijol y chile; también sservían como soldados en las campañas
importantes en ausencia de guerreros de tiempo completo, aparte de los nobles. En la era
nueva y guerrera, la exigencia del servicio militar habría sido más pesada que en tiempos
anteriores, en particular debido a los limitados recursos humanos en Tula.
Se han descubierto muchos talleres de obsidiana que indican la presencia de una
numerosa clase de artesanos o especialistas dedicados a esta y otras industrias. El tejido
era otra actividad comercial importante.
Los sacerdotes casi tenían la misma posición que los guerreros. Los dos estaban
estrechamente relacionados, ya que el gobernante es descrito como rey sacerdote. La
clase de mercaderes, que desempeñó un papel clave en el imperio azteca, con
seguridaad existió en el postclasico temprano; en este tiempo el intercambio de bienes no
sólo se hacía con los pueblos del este, sino también entre el Mexico central y el distante
noroeste. Las largas caminatas eran parte del patrón de vida mesoaericano desde los
olmecas e incluso antes, y los mercaderes toltecas sin duda las realizaron.
La caída de Tula, al igual que la de Teotihuacan, fue con seguridad causada por una
combinación de ataques externos y tensiones internas: su estructura de clases tenía en el
vértice a un reducido y poderoso grupo y para una ciudad de su tamaño, la extensión de
las conquistas fue muy ambiciosa.

L. Austin y L. Luján

Entre losaños 650 y 750 dc, se inicia una de las transformaciones más significativas de la
historia mesoamericana: Teotihuacan pierde la primacía política y económica que había
mantenido durante cinco largos siglos. Existen numerosos indicios de que al final de la
fase Metepec son quemados y destruidos ritualmente los edificios de la zona nuclear.
Paralelamente, la inmensa influencia comercial y militar de la ciudad comienza a
desvanecerse más allá de los linderos de la Cuenca de Mexico.
Si el peso de Teotihuacan en su época de esplendor fue tan grande, no es de extrañar
que su colapso haya tenido repercusiones en practicamente toda Mesoamérica. Así, el
resquebrajamiento del sistema teotihuacano siguen 200 años de caídas de las grandes
capitales clásicas y del surgimiento de los efímeros centros de poder del Epiclásico. En
esta forma, se eclipsan una a una ciudades tan prestigiadas como La Quemada, Monte
Alban, Palenque y Tikal.
En términos generales, podemos decir que se registra una clara ruptura de las refinadas
tradiciones culturales propias del Clásico. Además, buena parte de las capitales
mesoamericanas pierden cuando menos la mitad de sus habitantes e, incluso, algunas de
ellas son francamente abandonadas. Y, al mismo tiempo, las poblaciones campesinas que
servían de sustento a las grandes concentraciones urbanas tienden a emigrar a nuevos
territorios.
A lo largo y a lo ancho del territorio mesoamericano, el colapso resulta incuestionable. El
problema, claro está, se centra en la búsqueda de explicaciones coherentes a los
fenómenos observados en el contexto arqueológco. Y no son pocos quienes han
intentado dar respuesta a esta gran incognita, aunque casi todos se han centrado en un
sitio, en una región o, cuando más, en un área.
En el caso de Teotihuacan existen dos hipótesis principales acerca de la destrucción de
la ciudad:
Wigberto Jiménez Moreno, que equiparan el declive de esta civilización con el Imperio
romano: la supuesta decadencia de un idílico estado teocrático habría facilitado la
irrupción de los chichimecas, grupos belicosos y bárbaros del norte que pusieron fin a la
gloriosa historia de la ciudad.
René Millon y Nalda, dicen que fueron los mismos teotihuacanos los causantes del
colapso.
Otros autores plantean el agotamaiento de los suelos y la sobreexplotación de las zonas
boscosas aledañas. Otros plantean que se devió ala competencia con otros centros
emergentes.
El derrumbamiento de Monte Alban fue un fenomeno sumamente gradual. Que se
empzaría a dar con la sobreocupación de las tierras cultivables.
En la actualidad existe la tendencia de desechar las anteriores hipótesis por su
simplicidad. La mayoría insiste en la combinación de múltiples factores.
Willey y Shimkin: el clímax de las culturas del Clásico habría conducido a un inusitado
crecimiento de la población y a la multiplicación de centros competidores. Como producto
de este doble fenómeno se originaron duras presiones tanto de carácter interno como
externo. Entre las primeras destaca la desmedida explotación agrícola de la selva con el
objeto de responder a una demanda siempre en aumento. Al mismo tiempo se ampliaron
las ya de por sí grandes diferencias que separaban a nobles y plebeyos. Mientras que la
elite se reproducía y se volvía cada vez más poderosa, el campesinado se enfrentaba
cotidianamente a enormes demandas tributarias, siendo presa de la malnutrición y las
enfermedades contagiosas. Todos estos factores se reflejaron en el descenso de la
producción agrícola y en la competencia entre centros para controlar el mayor número
posible de recursos. Así, a falta de una respuesta tecnológica se habrían debilitado
irremisiblemente los fundamentos económicos y demográficos de un sistema que
implicaba a cerca de cinco millones de personas. El proceso concluyó con el colapso de
dicho sistema, la declinación de la población y la innovación a formas de integración
política menos complejas.
Tras el colpaso del Clásico se gesta un período relativamente breve que ha sido
denominado Epiclásico, fechado entre 650/800 y 900/1000. los principales signos de este
tiempo fueron la movilidad social, la reorganización de los asentamientos, el cambio de
las esferas de interacción cultural, la inestabilidad política y la revisión de las doctrinas
religiosas. En consonancia con muchos autores, creemos que en este período se fincan
las bases del mundo posclásico.
En el epiclásico se encadenan de una manera aún no comprendidas el Altiplano Central,
la Costa del Golfo, la Península de Yucatán y, probablemente, los territorios que hoy en
día ocupan Chiapas y Guatemala. Mesoamérica se convierte entonces en un enorme
crisol donde entran en contacto y se fusionan pueblos étnica y culturalmente distintos.
Como consecuencia de la virtual desaparición de las viejas ligas de dominio, surgieron
pujantes centros de poder sin que ninguno de ellos lograra una hegemonía vagamente
parecida a la que habían alcanzado Teotihuacan, Monte Alban o Tikal. A partir del siglo
VII, Mesoamerica sufre un proceso de atomización política.
En este contexto se incrementa de manera inusual el aparato militar. Esto no significa que
durante el Clásico no hubieran existido constantes conflictos bélicos; pero durante el
Epiclásico la inestabilidad política logra que lo militar permee todos los ámbitos de la vida
social.
El Cento
Tras el debilitamiento de teotihuacan, los valles aledaños a la Cuenca de Mexico se
convirtieron en campo fértil para el explosivo surgimiento de centros beligerantes. Nos
referimos en particular a las ciudades de Cacaxtla, Xochicalco y Teotenango, situadas
respectivamente en los valles de Puebla-Tlaxcala, Morelos y Toluca. Al igual que otras
capitales epiclásicas, estas tres se caracterizaron por un rápido proceso de gestación, por
haber sido construidas sobre prominencias que dominan amplias extensiones, por contar
complejos de sistemas de defensa militar y por alberga grupos humanos de diversas
etnias, quizá confederados en una sola unidad política.
Otra nota distintiva de Cacaxtla, Xochicalco y Teotenango es un arte que podemos
calificar de ecléctico. En contraste con su sitema de escritura, cuyas raices se hunden en
la incipiente tradición teotihuacana, la iconograía y los estios artístico de estos tres
centros son el resultado de impresionantes amalgamas culturales. Obviamente el
eclecticismo del Epiclásico puede ser interpretado de muchas maneras: como resultado
de migracionesmasivas, de alianzas matrimoniales, de la presencia de intelectuales
extranjeros, de la confederación política de varias etnias, de conquistas, de relaiones
comerciales intensas o del interés de los gobernantes por transmitir una imagen de
cosmopolitismo.
Esta nueva era de contactos en múltiples direcciones sólo fue posible gracias a la debacle
del sistema monofocal teotihuacano. Pero también tenemos que insistir en que es la
influencia omnipresente de esta civilización la que desaparece y no la ciudad misma. De
hecho, teotihuacan suiguió siendo la urbe más importante de la Cuenca e incluso, del
Centro de México entre 750 y 950.
al noroeste de teotihuacan Tula daba los pasos previos a su inmensa fama.

Baudot (codices y cronicas)

El nombre de Quetzacoatl puede designar dos advocaciones. Por una parte es el


supremo dios dual del antiguo Mexico adorado en la época clásica, Teotihuacan, o aún
antes en el preclásico; por otra parte, es el hombre-dios de Tula, el sacerdote o rey de la
época dorada de los toltecas.
Codice-Quetzacoatl nace de una partenogénesis, la madre se traga un chalchihuitl, piedra
de jade ( símbolo del corazón, de la vida). Quetzacoatl es principio creador, dios creador
del mundo y de los hombres. El hombre (macehual) es producto de la “penitencia” de
Quetzacoatl, el sangra para dar vida a los hombres. Quetzacoatl es un sacerdote.
El reino de quetzacoatl es de matríz mitica y filosófica de la sociedad postclasica asentada
en el complejo campo semántico del concepto de TOLTECAYOTL. El reinado de
Quetzacoatl, sacerdote “rey” de tula dio origen a la civilización y al ejercicio sacerdotal.
Quetzacoatl, ante de que vengan “magos” del norte a destruir tula, va y se inmola en un
lugar, profetizando su regreso en el futuro.

Lopez Austin

No son, sin duda, sus atributos sacerdotales, los que mejor caracterizan al tolteca
Quetzacoatl que, desde su encierro, tenía como obligación máxima proteger a su pueblo
con la concentración en sí de la fuerza divina, solo, alejado, extraño, heliofóbo, mero
depósito de la vitalidad de su gente.

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