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1. Introducción.
Antes de comenzar el objeto de nuestro estudio nos adentraremos en hacer una
pequeña referencia a lo que significa la expresión religiosidad popular y de manera más
concreta el término catolicismo popular. En la conferencia de Medellín, quedo
claramente establecido que la religiosidad popular será el resultado de una síntesis
peculiar entre la fe cristiana suscitada por medio de la evangelización y la cultura propia
de los evangelizados. Se caracterizará como la forma mediante la cual se produce el
sincretismo entre dos realidades religiosas que tienden a converger.3 Se trata de una
religiosidad de votos y promesas, de peregrinaciones y devociones, basada en la
recepción de los sacramentos, de forma especial el bautismo y la primera comunión, que
se relaciona más directamente con cuestiones sociales que religiosas. Aunque se le
advierte virtudes auténticamente cristianas en el orden de la caridad, en su conducta
moral presenta numerosas deficiencias, añadiendo una casi nula participación en los
cultos y en la organización de la Iglesia.
Esta religiosidad, que está entrando en crisis al mismo tiempo que la sociedad
actual, coloca a la Iglesia en el dilema de continuar siendo universal, o de convertirse en
una secta si no se siente capaz de incorporar de forma plena a quienes se manifiestan
con este tipo de religiosidad. Por ser Iglesia, se debe ver capacitada para llevar a todos
los hombres el mensaje de salvación, independientemente que sepa correr el riesgo de
que todos no sepan aceptarlo y vivirlo de la misma forma. Desde el punto de vista del
hecho religioso esto debe ser aceptable, ya que incluso es claro que ni todos los
1
Luis Maldonado. El catolicismo popular. Editorial Verbo Divino. Estella (Navarra). 1990. Tema II. Pág.
19.
2
Ídem nota nº 1
3
Ídem nota nº 1. Pág. 22.
1
hombres aceptan y viven el mismo de idéntica forma, ni una misma persona lo
experimenta por igual en las distintas etapas de su vida.4
En la Conferencia de Puebla se llegará a referir con tres términos sinónimos,
religión del pueblo, religiosidad popular o piedad popular, y que en el caso concreto de
la fe cristiana católica se identificará con catolicismo popular, definiéndolos como la
forma de la existencia cultural que la religión adoptará en un pueblo determinado; el
conjunto de hondas creencias selladas por Dios, de las actitudes básicas que de esas
convicciones derivan y las expresiones que las manifiestan.5
Para Juan Pablo II esta síntesis entre la cultura y la fe es fruto de una doble
exigencia, una fe que no se hace cultura, es una fe no plenamente acogida, no totalmente
pensada ni fielmente vivida.6
En el estudio que los obispos del sur de España realizaron y editaron en el año
1975, estos colocan una serie de bases sobre las cuales sustentan el fenómeno de la
religiosidad popular, indicando que en lo más profundo de la existencia humana,
individual y colectiva, existe siempre una base de religiosidad, que podríamos llamar
innata, y que es característica de todo hombre, la cual se sitúa siempre bajo cualquier
tipo de construcción religiosa, ya sea más primitiva o más evolucionada. En ese lugar es
donde se arraigarán todas las religiones, y cultivarán el espíritu religioso del hombre.7
Todas estas experiencias del sustrato religioso se relacionarán con todos los momentos
de la vida humana, llegando a tocar todos los aspectos más profundos de la existencia,
reflejándose al mismo tiempo en el comportamiento ético del hombre. La religiosidad
popular constituirá uno de los accesos más directos y penetrantes hasta el corazón y el
ser de un pueblo, el cual se reconocerá al mismo tiempo en aquellas formas y
expresiones que le evocan sus experiencias religiosas y que le permitirán realizar sus
valores humanos.8
4
Conferencia general del Episcopado Latinoamericano. Documentos finales de Medellín. Segunda
Conferencia. (Medellín-Colombia).1968. Capitulo I. Apartados 2-3
5
Documentos de Puebla. III Conferencia del episcopado latinoamericano. Segunda Parte. Capítulo II.
Apartado 3. (Puebla-México).1979.
6
Ídem nota nº 1. Pág. 25. Cf. L’Osservatore Romano n. 701; 6/06/1982.
7
Obispos del Sur de España. El catolicismo popular en el sur de España. Documento de trabajo para la
reflexión práctica pastoral. 1975. Primera parte. Apartado 6. Extraído de www.odisur.es
8
Ídem nota 6.
9
Ídem nota 3. Cf. A. Verwilghen. La religiosité populaire Dans les documents recents du Magistère:
Nouvelle Revue Théologique. 1987.
2
El catolicismo popular será el mejor ejemplo que se pueda utilizar para describir
la denominada inculturación de la fe, de cómo esta impregna a las realidades culturales
con las que toma contacto, y cómo se deja impregnar por las mismas. El catolicismo
popular, por tanto, se ha convertido en el arquetipo de inculturación realizada de manera
positiva.
Pero ante este fenómeno tampoco podemos dejar de lado las dificultades con las
que nos podemos encontrar, ya que nos tendremos que situar frente a realidades de muy
diversa índole y naturaleza, además de la casi imposibilidad de determinar quienes serán
los sujetos de dicha manifestación. Tampoco se puede dejar de lado que el catolicismo
popular no es una realidad fijada para siempre. Este, a medida que se va produciendo un
cambio en la sociedad, se irá viendo afectado de forma directa, de manera que se
convierte en un fenómeno eminentemente dinámico y variable. Ya lo obispos del sur de
España llamaron la atención sobre estas dificultades, pero también dejaron claro que el
catolicismo popular es parte del ser eclesial y por tanto está inscrito en la vida y
comunidad de la Iglesia.10
A la hora de afrontar y analizar el estudio sobre el catolicismo popular no se
podrían dejar de lado las aportaciones que las ciencias humanas, tales como la
antropología cultural, la sociología, la psicología e incluso la historia, hayan venido
haciendo en relación al tema, siendo estas últimas la que han tomado la delantera en
estas cuestiones. También sería digno subrayar, que aunque el avance en el estudio de la
religiosidad popular haya sido en principio mayor en el terreno de las ciencias humanas,
estos aparecen ciertamente sesgados, siendo desplazado el componente religioso desde
el lugar principal que le corresponde a uno menos importante.
Llegados a este punto, podemos destacar que un caso singular dentro del
catolicismo popular es el que ha florecido en Andalucía, refiriéndose a ello los obispos
del sur de España en su documento de 1975. Estos destacarían que uno de los
fundamentos para esta especialidad podría ser el carácter del pueblo andaluz, como
serían la honradez, la limpieza moral la inteligente laboriosidad, su viva emotividad, la
estimación de la cultura y el gozo ante la belleza, así como una profunda filosofía de la
vida y la muerte. Además destacarían su capacidad de acogida y apertura, la facilidad
para la comunicación y el diálogo, su generosa solidaridad, un fortísimo sentimiento de
afecto a la familia y un alegre sentido de la fiesta.11
En sus manifestaciones el pueblo andaluz buscará exaltar ritualmente los
momentos más solemnes de la vida con el sentido de obtener para ellos la bendición de
dios, tendiendo a lo devocional más que a lo litúrgico y resaltando siempre la dimensión
festiva. En este punto cabe destacar que esa dimensión festiva puede ser a la vez
muestra de coherencia con el espíritu festivo que reflejan el anuncio del Reino de Dios y
del Evangelio de Jesucristo. Aunque esta dimensión festiva, es una cuestión central den
todo el catolicismo popular, en Andalucía toma una dimensión especial debido a la
estrecha relación entre fiesta y cofradía o hermandad, apareciendo ambas como un
binomio estrecho e inseparable.12
En 1985, ya los obispos también llamaban la atención sobre el auge y la
revitalización que estaban tomando este tipo de manifestaciones religiosas, en especial
las celebraciones de Semana Santa, las romerías y las fiestas patronales, destacando a su
vez el creciente interés de los jóvenes por integrarse en las asociaciones que las
protagonizan, e incluso de fomentar la creación de muchas de ellas, y por otro lado un
10
Ídem nota 6. Introducción. Apartado 3.
11
Ídem nota 6.
12
Ídem nota 1. Tema 3. Pág. 29. Cf. Salvador Rodríguez Becerra. Las fiestas de Andalucía. Una
aproximación desde la Antropología cultural. Sevilla. 1985.
3
progresivo aumento en el traspaso de elementos propios de la religiosidad popular a las
celebraciones litúrgicas. Al mismo tiempo hacían un llamamiento sobre el interés que
estas despertaban sobre las autoridades civiles y políticas, basado en unos motivos de
poca índole religiosa y más de promoción personal.13
Volviendo al tema de las celebraciones del catolicismo popular en Andalucía,
podemos indicar que, aunque existen determinadas fiestas y devociones dedicadas a los
santos, las que verdaderamente destacan son las celebraciones en honor a Cristo y al
Stma. Virgen María. Esta última irá tomando el protagonismo e irá pasando desde la
iconografía que la muestra como dolorosa abatida por la pena ante la muerte de su Hijo,
hasta llegar a mostrarse como una reina, a la cual se entronizará sobre los exuberantes
pasos de palio, a la vez que se irá acentuando el sentido mariano de numerosas fiestas
del catolicismo popular.
4
entrecruzarán surgiendo una representación muy peculiar, la Virgen dolorosa se nos
presentará al mismo tiempo como reina.
En este punto también cabría resaltar, que a lo largo de la historia del
cristianismo en occidente, han existido corrientes contrarias a la devoción mariana, las
cuales principalmente se han apoyado en dos argumentos; que esta devoción es tan solo
una reacción compensatoria ante la histórica discriminación de la mujer en la sociedad
por un lado y que María se contrapone, con su imagen de bondad y misericordia, a la de
Dios que se nos muestra con rasgos más distante , severo, juzgador y castigador. 17 Ante
ambas corrientes se podrían presentar numerosos argumentos en contra, ya lo hacen así
los obispos del sur de España en su documento sobre la religiosidad popular de 1985, en
este encuadran este último miedo al juicio divino como una desviación supersticiosa
hacia el terror a lo sagrado que desvirtúa y olvida el mensaje evangélico de la
Paternidad y el Amor de Dios.18 La devoción y el culto a María debe mostrarse como
camino que nos conduzca a Dios y a los hombres, debiéndose salvar siempre la
identidad cristiana en relación al ámbito cultural y con las entidades no eclesiales.19 No
será auténtico todo culto a María que se desvíe del mejor conocimiento del mensaje
evangélico y del deseo de imitar la vida de Cristo. La mediación de la Virgen debe
entenderse de tal forma que nada agregue o quite a la dignidad y eficacia mediadora de
Jesucristo.20 La hermana y licenciada en Teología Ángela García de Paredes, en su
tesina de licenciatura, nos indica que el pueblo andaluz cree sobre todo en la Virgen,
pero no colocándolo como personaje histórico, sino como una mujer que está presente
entre nosotros en todo momento. María es reflejo de Dios, y esa creencia más fuerte en
la Virgen se puede deber a que Ésta parece que está más cercana a nosotros.21
17
Ídem nota 14. Pág. 69-70.
18
Ídem nota 13. Cap III.
19
Obispos del Sur de España. Las Hermandades y cofradías. Carta pastoral. 1988. Presentación.
Documento extraído de www.odisur.es
20
Ídem nota 19. Cap. II. Apartados 22-24
21
Ángela García de Paredes. Articulo extraído del Diario El país, de 11/01/1985.
22
Ver vocablo “peregrinación” en el DRAE. Diccionario de la lengua española. Real academia de la
lengua española. Editorial Espasa. Vigésimo segunda edición. Edición en CD-ROM. Versión 1.0.
(Madrid). 2005
23
Ídem nota 22, pero ver vocablo “romería”.
5
cristiana, y V.W.Turner24 hace una cuádruple clasificación de las mismas.25 Esta
clasificación las divide en:
-peregrinaciones prototípicas que son aquellas que surgen a partir de los
fundadores de una religión, o de sus primeros discípulos. Refuerzan y ahondan la
ortodoxia de la fe.
-peregrinaciones arcaicas que transparentan rasgos de sincretismo con creencias
ancestrales y precedentes.
-peregrinaciones medievales surgidas entre el año 500 y el 1400 debido al clima
que se vivía en la época.
-peregrinaciones modernas que se caracterizan por un clima devocional, una
piedad personal ferviente y una preocupación apologética.
Esta división no hay que entenderla de forma absoluta, sino que a veces
podemos encontrarnos los distintos tipos superpuestos. Dentro de cada una se dan
siempre las mismas perspectivas que van desde el comportamiento de los peregrinos,
hasta la relación de estos con la estructura social del entorno, y pasando por la teología
y las concepciones populares que existen debajo de las mismas. Otros estudios
antropológicos las sitúan en estrecha relación de analogía con los rituales de
iniciación.26 En ambas se presentan idénticas características, tales como:
-abandono del ámbito y lugar de vida cotidiano considerado como lo profano en
busca de otro más periférico que se considera como lo sagrado.
-suspensión momentánea de las condiciones de vida habituales, buscando un
estado anterior, colocándose en un cierto punto de marginación y de ruptura con la
sociedad donde se realiza la vida habitual. En este punto se suspende la sociabilidad de
la vida cotidiana y se sustituye por una sociabilidad en la que imperan valores distintos
a los que predominan en el devenir diario.
-vuelta al estadio original social donde se debe venir con un espíritu renovado y
fresco, incluso con algún cambio en la forma de vida.
Un hecho que habrá de resaltar en la peregrinación, y que se colocará como
fundamental será el hecho de viajar y desplazarse hacia el lugar central, abandonando el
lugar de la vida cotidiana para entrar en un nivel de vida más profundo que logre
transformar al peregrino. Este proceso será típico de las grandes religiones históricas,
llevando a identificar el camino de peregrinación con un desplazamiento desde un
espacio y tiempo profanos, a un espacio y tiempo sagrados. Produciendo a la vez el
acercamiento y profundización a las raíces de la religión, y el alejamiento de la vida
social habitual con el consiguiente cambio en el rol socioeconómico en el cual nos
movemos, pasando todos a formar parte de una “comunitas”.27
En el cristianismo, gracias a la doble dimensión que presenta de unidad de fe y
moral por un lado y de variedad de expresiones por otro, nos encontraremos ante la
coincidencia entre el polo de la uniformidad teológica que representa la autoridad
central, y la inmensa variedad de significación que nos podemos encontrar en cada
periferia local. Esto se dará todavía de forma más acentuada en las peregrinaciones
marianas, donde la mariología oficial digamos que coexiste con las diferentes
manifestaciones locales. Para V.W. Turner, María se percibe en el pueblo con un
carácter de significación completamente femenino, adoptando unas características que
24
Víctor Writter Turner. Doctor en antropología escocés del S XX. Especializado en aplicar sus estudios
sobre los rituales y ritos de paso de las diferentes culturas al hecho religioso y sus distintas concreciones
en las religiones del mundo. Datos extraídos de www.wikipedia.org
25
Ídem nota 1. Cap VII. Pág. 79-80. Cf. ver obras de V.W.Turner Dramas, Fields and Metaphors. 1974 y
Image and Pilgrimage in Christian Culture. 1978
26
Ídem nota 23. Pág. 80-81.
27
Ídem nota 23. Pág. 82
6
la colocan en un plano compasivo, de ternura, de vulnerabilidad ante el sufrimiento, de
aflicción y dolor por los pecados, colocándose en una situación frontal al formalismo en
el cual se coloca a Dios.28 Desde la antropología se mirará a la Virgen como el rostro
femenino de Dios29 en oposición a la ortodoxia dominante.
Uno de los grandes acontecimientos de la devoción mariana de Andalucía es el
de la romería del Rocío. Sobre este existen numerosos estudios parciales que atienden
desde el aspecto histórico, hasta el explícitamente religioso-cristiano. En esta fiesta
romera se produce una masiva peregrinación de personas que lleva a congregar el
domingo y el lunes de Pentecostés, en una pequeña aldea en torno al santuario mariano
a más de un millón de peregrinos llegados desde numerosos puntos de Andalucía, de
España y podríamos decir de toda la cristiandad. En ella podemos se supera el límite de
lo comunal o incluso de lo comarcal, colocando a los almonteños como una comunidad
frente al exterior.30 Pero no podemos limitar al Rocío al ritual de la liturgia de
Pentecostés, en este habría que incluir la referencia al camino de peregrinación. Ese
“hacer el camino” es expresión de una realidad que nos lleva a un símbolo bíblico,
cristiano y religioso.31
En relación a la antigüedad y orígenes de esta devoción, podemos hacer
referencia a una carta de Fernando IV de Castilla, nieto de Alfonso X el Sabio, que se
guarda en el Archivo ducal de Medina Sidonia, y que ya hace referencia a la “Ermita de
la Rocina” en 1309, y a otra recogida en el “Libro de la Montería” del rey Alfonso XI
fechado en 1340, en el cual se menciona a la “Iglesia de Santa María de las Rocinas”. 32
Según Juan Infante-Galán y Zambrano, autor del libro “Rocío, la devoción mariana de
Andalucía”, se establece que el santuario e imagen primitivos fue uno de los que
Alfonso X El Sabio fue colocando por las zonas de reconquista, sobre los años 1270 y
1284. A lo largo del tiempo, la devoción a la Virgen del Rocío fue aumentando
pasando por un oscuro proceso de incremento hasta llegar a su eclosión actual, el
motivo de este incremento paulatino de la devoción parece ser la cercanía existente
entre el camino que unía el condado de Niebla con Sanlúcar de Barrameda y la ermita
de Sta. María de las Rocinas. A raíz de las normas emanadas del Concilio de Trento esta
devoción popular se irá cargando de un fuerte contenido mariológico y de espiritualidad
sobrenatural, produciéndose al mismo tiempo un cambio en el aspecto de la imagen
según el gusto de la época, siendo esta adaptada para ser vestida. Uno de los impulsos
más importantes que tuvo la misma sería la donación de Baltasar Tercero, aventurero
sevillano que partió para hacer fortuna en Indias, concretamente en Lima, que donó en
1587 la cantidad de 2500 pesos para la fundación de una capellanía en la misma ermita
con la obligación de celebrar una misa diaria a perpetuidad en el altar de la Virgen.33
Será en el S XVII, tras una gran epidemia de peste de la cual se vio librada el pueblo de
Almonte, y que se identificó con una milagrosa protección de la Virgen, cuando Ésta
será proclamada Patrona de la villa el 29 de Junio de 1653, siendo coincidente en el
tiempo con el cambio de advocación de la Virgen debido con casi toda seguridad al
28
Ídem nota 23. Pág. 83.
29
Ídem nota 26. Cf. Expresión tomada de L. Boff en su obra O rostro materno de Deus. 1979.
30
Ídem nota 1. Tema III. Pág. 39-40
31
Ídem nota 29. Pág. 40.
32
Datos extraídos del Periódico semanal El Condado con fecha de 29 de Mayo de 2009. Pág. 19. Edición
especial Rocío 2009. Publicaciones del Sur (La Palma del Condado-Huelva. 2009). Cf. Doñana. Paisajes
y repoblamiento. Edificaciones en el Parque Nacional, de M. Granados y J.F. Ojeda. Consejería de Obras
Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía. (Sevilla 1994). Centros de estudios rocieros del Aytmo.
de Almonte. (Almonte-Huelva)
33
Julio Martínez Velasco. Rocío, un siglo de devoción mariana. Ediciones Prensa Española, S.A. ABC
Blanco y Negro. Capítulo 2. Pág. 5-8. (Sevilla). Esta nota hace referencia a los datos históricos recogidos
en este último párrafo.
7
espíritu religioso que se vivía en la época, y fundamentándolo en algunos pasajes
extraídos de la Sagrada Escritura, como: (Gen. 27,28; Job 29,19; Is. 18,4 y 45,8), y de
la liturgia de la Iglesia en el Domingo de Pentecostés.34
Con menos rigor histórico también nos aparece una tradición legendaria de la
aparición de la imagen varias veces y de manera previa a la construcción del Santuario,
la cual se difunde a partir del S XVI en los pueblos existentes en torno a la ermita,
siendo la primera referencia histórica de la misma la que se recoge en la Reglas de la
Hermandad Matriz de Almonte de 1758 Para los antropólogos, la formación de esta
leyenda en torno a la aparición de la imagen no es sino un simple sincretismo entre las
culturas y religiones paganas precristianas de la zona con el cristianismo que arribó, en
primera instancias durante la época romana, y en segunda tras la reconquistas de las
tierras que habían sido conquistadas por el Islam. Esta leyenda no será un hecho aislado
de esta devoción mariana, sino que se repetirá en muchas zonas en las cuales se produce
la reconquista, recogiéndose en la misma, elementos comunes a todas ellas, siendo al
mismo tiempo coincidentes con teofanías y mitologías de otras civilizaciones antiguas
de la zona mediterránea y del próximo oriente.35
En el último cuarto del S XVII se establecerá la fecha de celebración de la
romería en las fechas de Pentecostés, habiendo anteriormente constancia de la existencia
de traslados de la imagen desde su ermita al pueblo de Almonte coincidiendo con
desgracias y calamidades. También de esa época datará la creación de las primeras
hermandades filiales que testifican el aumento que iba produciéndose en la devoción a
la Virgen del Rocío. Otro suceso que irá influyendo en este aumento será el paulatino
crecimiento que irá experimentando el asentamiento de personas en torno a la ermita.
En 1755 un terremoto dañaría seriamente la ermita alfonsina, la cual tendría que ser
derruida para construir una de nueva planta. Durante el S XIX prosigue el aumento de la
devoción rociera pese a la conflictividad existente en la época, estructurándose a la vez
la romería de Pentecostés, de forma que irá tomando la forma definitiva, y
evolucionando hasta la actual. En la segunda década del S XX ocurrirán dos hechos
importantes aunque ambos de naturaleza diferente. El primero concretamente en 1916,
en el cual la ermita sufrirá una importante restauración; el segundo en 1919 que será la
Coronación Canónica de la Stma. Virgen del Rocío, la cual fue promovida
insistentemente por el sacerdote y novelista sevillano D. Juan Francisco Muñoz y
Pabón, quien un año anterior, el 25 de Mayo de 1918, había planteado el hecho en un
artículo publicado en el diario “El Correo de Andalucía”, el cual fue titulado “La
pelota en el Tejado.”36
A partir de ese momento se puede decir que la expansión de la peregrinación irá
aumentando de forma vertiginosa, incluso durante los difíciles años de la II República,
con el lógico paréntesis de la Guerra civil. En 1939 se retomará la celebración de la
misma, tan solo dos meses después de haberse dado por finalizado el conflicto. Durante
la postguerra, y a pesar de la escasez de alimentos de primera necesidad, la celebración
de la romería irá cada vez más en aumento, asistiendo numeroso público a los actos de
la misma y aumentando vertiginosamente el número de hermandades filiales. En la
década de los años sesenta, concretamente entre 1961 y 1969 se construirá un nuevo
santuario que sustituirá al segundo construido en el S XVIII, proyecto que venía
planeando desde los años 50, y que estuvo bloqueado durante un tiempo debido a la
planificación existente de construir una carretera hasta Matalascañas que sustituyese al
34
Ídem nota 33. Capítulo 4. Pág. 13-15.
35
Ídem nota 33. Capítulo 3. Pág. 9-12.
36
Extraído del coleccionable Rocío 95, publicado por el diario “El Correo de Andalucía” (Sevilla). 1995.
8
camino rural existente.37 Este hecho también motivó una nueva extensión de la devoción
rociera, posibilitando en mayor medida un aumento en la afluencia de público, tanto a la
Romería de Pentecostés, como a la ermita durante todos los periodos del año, y
ayudando a que en la actualidad sea uno de los acontecimientos más importantes que
suceden en toda la cristiandad.
Otro acontecimiento que podemos destacar sería la celebración de los congresos
Mariológico y Mariano en Septiembre de 1992 en las diócesis de Sevilla y Huelva, entre
cuyos actos tuvo lugar una peregrinación internacional al Santuario de la Virgen. Una
de las ponencias de estos congresos fue titulada “María, Rocío y espíritu del mundo en
la hora presente”38 Ya en el año 1993 se escribe otro capítulo en la historia de estos
años de devoción, el 14 de Junio del citado año SS. Juan Pablo II peregrina a la ermita
del Rocío, dirigiéndose a las más de 25000 personas que se congregaron en los
alrededores del Santuario en una alocución en la que destacó los valores de la
religiosidad popular y en concreto de la fe de los rocieros, alentándolos a vivir una
autentica devoción a María como modelo de nuestro peregrinar y en la cual dijo al
finalizar ésta la celebre frase que ha pasado a la memoria de todos los congregados en
torno a la Virgen “¡Que todo el mundo sea rociero! “39
Como hemos venido viendo en esta breve reseña histórica, la devoción a la
Virgen del Rocío ha ido aumentando a lo largo del tiempo, llegando en la actualidad a
superar la asistencia de más de un millón de personas a la aldea del Rocío durante la
celebración de la Romería de Pentecostés. Este hecho le ha llevado a trascender de
manera peligrosa el sentido religioso de la misma, habiéndose visto influida fuertemente
por otros factores sociales, políticos, culturales etc. que la podrían arrastrar a lugares
alejados de su destino primigenio. El interés que suscita en los medios de comunicación
acerca a la misma a personas que intentan promocionar sus propios intereses, alejados
de cualquier cuestión religiosa. Este peligro ya fue observado y denunciado por los
obispos del sur de España en sus documentos pastorales de 1975 y 1985, en los cuales
promovía la realización de una amplia acción pastoral dirigida a evitar la confusión
existente en esta celebración, y que paulatinamente iba en aumento. Esta acción debería
constituirse en crítica y constructiva para que pudiese superar los radicalismos y
extremismos, desterrando las imperfecciones de la fe popular e insuflando un espíritu
que acompañara al pueblo en el camino hacia la madurez cristiana. 40 Si no se marcan
unas directrices auténticamente cristianas se irá produciendo una progresiva
secularización en nuestra religiosidad, siendo esta utilizada por políticos y personas de
gran calado social o económico para transmitir y promocionar sus mensajes e intereses,
dejando de lado cualquier símbolo sagrado representativo de la misma.41
Para evitar estos desvíos habrá que poner de relieve el carácter cristiano de la
devoción rociera, manteniendo una presencia de la Iglesia que corrija y evite los desvíos
que se puedan originar, y que apoye y mantenga el sentido original. Habrá que tener
especial cuenta en alejar cualquier propósito de manipulación política y de
instrumentalización comercial, al mismo tiempo que luchar contra cualquier tipo de
reduccionismo que quiera eliminar el dato religioso.42
37
Santiago Padilla Díaz de la Serna. Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el S XX.
Ediciones Almuzara. 2007. Cap. 3. Pág. 271
38
Ídem nota 33. Cap. 56 Pág. 221.
39
Juan Pablo II al finalizar la alocución dirigida a los rocieros en su peregrinación al Santuario de la
Stma. Virgen del Rocío el 14 de Junio de 1993.
40
Ídem nota 7. Segunda parte. Apartado 10. Pág. 10.
41
Ídem nota 13.
42
Ídem nota 13. Cap. III.
9
5. La música y el Rocío.
Uno de los objetivos de este estudio consistía en intentar descubrir algún dato o
referencia teológica en las letras que se cantan durante la celebración de la Romería.
Podemos afirmar, sin temor de caer en ningún error, que dentro de la canción rociera
podremos encontrar datos que reflejen un profundo sentimiento religioso. El Rocío es
una fiesta encauzada hacia un sentimiento cristiano con la Virgen como eje central. Se
trata de un tiempo de gloria y la Iglesia nos invita a alegrarnos con Cristo Resucitado.
La Virgen nos hablará por medio de estos sentimientos y gestos.43
Llegados a este punto, no podemos pasar desapercibida la importancia que la
música ha ocupado en el hecho religioso en su globalidad, no habiendo constituido la
Iglesia ninguna excepción para esta circunstancia. Esta se ha erigido como un elemento
indispensable en el acercamiento del culto al pueblo, sirviendo como ejemplo de gran
importancia la relación existente entre la música y el Catolicismo en Andalucía.44
Será a partir de las reformas originadas por el Concilio Vaticano II, cuando se
comiencen a tomar en consideración, durante las celebraciones litúrgicas, algunos
elementos que anteriormente habían permanecido olvidados, aceptándose unos modos
de expresión más cercanos al pueblo. Esto afectó de lleno a la música, entendida como
portadora de valores religiosos y como de oración, permitiéndose el uso de algunos
estilos hasta el momento apartados de la liturgia. Así se recoge en la Constitución sobre
la Sagrada Liturgia del Vaticano II, en la cual se indica que se deberá fomentar el uso
del canto religioso popular en los ejercicios piadosos y sagrados, y en las mismas
acciones litúrgicas, respetando las normas y prescripciones de las rúbricas.45Advirtiendo
al mismo tiempo que en los pueblos donde exista una tradición musical propia con
importancia den la vida religiosa y social, se debe dar la estima y el lugar
correspondiente, intentando acomodar el culto a su idiosincrasia, respetando en todo
caso las normas fundamentales de las celebraciones litúrgicas.46
Anteriormente hemos venido insinuando que tanto la religión como la fiesta se
constituyen como elementos que concretan la identidad de un pueblo. En Andalucía la
música, en concreto el flamenco, se convierte en elemento esencial de toda fiesta. Por
tanto, podemos destacar que el Catolicismo popular, la fiesta y la música flamenca son
tres elementos que interaccionan entre sí, convirtiéndose en los grandes elementos
marcadores de la identidad andaluza. En la Romería rociera, objeto de nuestro estudio,
se producirá, al igual que en otras peregrinaciones cristianas, una preparación previa que
llevará a un duro camino que nos conducirá hasta el Santuario de la Virgen, donde se
establecerán los cultos religiosos principales y una comunicación directa con Ella. Pero
principalmente será durante el camino, donde se pondrán de manifiesto las expresiones
de música flamenca populares. Sevillanas y fandangos, aunque no sean propiamente
considerados palos mayores de la música flamenca, se convertirán en los principales
géneros que den en nuestra peregrinación. Los temas tratados por estas manifestaciones
musicales serán de diversa índole, destacando entre los mismos las siguientes
referencias: al lugar de procedencia de los romeros; al mismo camino en sí; y a temas
religiosos, principalmente con mención a Ntra. Sra. del Rocío. Llegado el caso, no nos
resulta extraño encontrar letras que originalmente eran utilizadas para la fiesta y que
43
Entrevista realizada al Reverendo Padre Martín Alexis Gaspar, O.P. Director Espiritual de la Real
Hermandad del Rocío de Jerez de la Frontera, publicada el 2/06/2009 en Diario de Jerez.
44
Carmen Castilla Vázquez. Manifestaciones del flamenco en la religiosidad popular. Actas de las III
Jornadas de Religiosidad Popular celebradas en Almería. (2004). www.ugr.es
45
Constitución Sacrosanctum Concilium. Concilio Vaticano II. Ediciones Mensajero. 18ª edición.
(Bilbao). Cap. VI. Epígrafe 118.
46
Ídem nota 45. Epígrafe 119.
10
posteriormente han dado lugar a promesas, devociones y oraciones, llegando incluso a
ser introducidas dentro de las celebraciones litúrgicas.47
Para adentrarnos en el estudio de la temática de las letras de estas
manifestaciones de una forma ordenada, y extraer de las mismas algún dato teológico,
estructuraremos el mismo desde los dogmas marianos reconocidos por la Iglesia, para
finalizar por determinar las desviaciones que nos podríamos encontrar en las mismas.
…Madre de la marisma
siempre Virgen María
que prodigio de tu cara
donde el alba reza y canta…
(Antonio Murciano)
Misericordia y dulzura
barramedeña armonía
47
Ídem nota 44.
48
José C. R. García Paredes. Mariología. Editorial BAC. Serie Sapientia fidei. Tomo 10. (Madrid). 2001.
Parte II. Cap. 7. Pág. 226.
11
siempre Virgen marismeña
Rocío de mi alegría…
(Manuel Lozano/J.M. Jiménez)
Estos son tan solo unos cuantos ejemplos de cómo, a pesar de ser composiciones
populares destinadas a momentos festivos, los autores son capaces de indagar en lo más
profundo e incorporar, dentro de las mismas, elementos que hacen referencia a datos
más propios de la teología. El número de obras en las que aparece reflejado el Dogma
de la Virginidad perpetua de la Virgen es inmenso, lo cual imposibilita el abarcarlo en
su totalidad.
49
Cándido Pozo. María, la nueva Eva. BAC. Serie Historia Salutis. (Madrid).2005. Parte III. Capítulo 7.
Pág. 301.
50
Ídem nota 48. Pág. 246-247.
12
Si tú estás triste se aflige
y comprendo su dolor,
que además de ser la madre mía
también es Madre de Dios.
(Paco Coria/Juan Díaz)
…Alcazaba de pureza
puerto de Dios infinito
sol del Espíritu Santo
y Madre del Pastorcito…
Madre de Dios,
Paloma de la gracia,
la Virgen del Rocío, Rocío,
ya está en mi casa.
(A. Verde/J.M. Moya)
Como podemos observar, los autores de letras de temática rociera también se han
hecho cuenta de recoger en sus obras referencias a la prerrogativa mariana de ser la
Theotokos, cuestión ya defendida en la cristiandad desde los primeros siglos de
existencia.
En el siguiente apartado vamos a unir los dos últimos dogmas reconocidos a la
Virgen, que aunque reconocidos por la Iglesia con anterioridad, no fueron definidos
como tales hasta 1854 la Inmaculada Concepción de la Virgen María, y hasta 1950 la
Asunción de María a los cielos en cuerpo y alma.
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Inmaculada Concepción y Asunción a los cielos de María.
Mediante el primero de los dogmas de este apartado, los cristianos proclamamos
que María fue preservada del pecado original, siendo este proclamado infaliblemente
por el Papa beato Pío IX el 8 de Diciembre de 1854 mediante la bula Ineffabilis Deus.51
Respecto del mismo, cabría decir que ya en el S II aparecerán fórmulas que mostrarán a
María con una cierta inmunidad con respecto al pecado de Eva, las cuales se recogen en
textos de autores tales como San Justino y San Ireneo.52 Esta fe se irá explicitando cada
vez más a partir del Concilio de Éfeso en el año 431, y a pesar de las controversias
teológicas que suscitaría durante la Edad Media, fue perdurando y afianzándose en la fe
popular hasta la proclamación del dogma en el S XIX.
En este momento cabría hacer referencia directa, como ya hicimos en la primera
parte de nuestro estudio, al hecho de cómo la fe popular también es fuente generativa en
el avance teológico, cuestión a la que también podríamos habernos referido al citar los
dos dogmas anteriores, pero que en la historia del dogma inmaculista ha sido más
influyente.
En relación al dogma de la Asunción de María a los cielos en cuerpo y alma,
podemos decir que se afirma la glorificación corporal anticipada de la Stma. Virgen
María, o sea, que después de su vida terrena se encuentra en aquel estado en el cual se
hallarán los justos después de la resurrección final.53 Este dogma fue proclamado por
Pío XII el 1 de Noviembre de 1950. Previamente a esta proclamación dogmática, y
prácticamente desde el S VII, la Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos había
sido creída y celebrada, tanto en la Iglesia occidental como en la oriental, existiendo
referencias del S VI, en el cual ya se celebraba la fiesta del Tránsito, Dormición o
Asunción de la Virgen, aunque su significado fuese todavía un poco confuso.54
Veamos pues, como nuestro estudio puede extraer referencias a ambas
prerrogativas marianas al igual que hemos hecho en las anteriores:
Pocito de la Virgen
siempre manando
como la Virgen pura
siempre escuchando.
(Muñoz y Pabón)
La Virgen del Rocío
pura y sencilla
tiene un trono de flores
en la marisma.
(Popular)
51
Ídem nota 48. Cáp. 8. Pág. 263.
52
Ídem nota 49. Cáp. 8. Pág. 318.
53
Ídem nota 49. Cap. 9. Pág. 335.
54
Ídem nota 51. Pág. 264-265.
14
Eres la dorada gracia
por ser siempre inmaculada Virgen, gracias.
(J. A. Hurtado)
Algo que no se qué es
por dentro yo lo he” sentío”
desde la primera vez
que en mis hombros te llevé
Virgen pura del Rocío.
(P. Coria/J. Díaz)
También podremos entender de forma implícita, que el reconocimiento del
dogma inmaculista vendrá dado toda vez que se utiliza el término simpecado. Éste será
aquella insignia que simboliza la Inmaculada Concepción de la Virgen María, y lleva
por norma general el lema Sine Labe Concepta.55 En relación a la Romería del Rocío,
este ha dado nombre al estandarte de cada hermandad, el cual porta siempre una réplica
de la imagen de la Stma. Virgen. Un par de ejemplos de este caso, por no extendernos
más, podría ser el siguiente:
Me contaba un rociero
la pena que le conmueve
le han dicho que el Simpecado
es tan solo un trapo verde.
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yo olvidarle no podría,
una oración rociera,
ave, ave María.
(Feliciano Pérez)
Una paloma, paloma
blanca y divina.
Bajó del cielo, del cielo
a la Rocina.
Además de los cuatro dogmas con los que la Iglesia reconoce a la Stma. Virgen,
también es invocada con otros títulos o prerrogativas como pueden ser Abogada,
Auxiliadora, Socorro, Mediadora o Madre56 También nos indica la Constitución
Lumen Gentium, del Vaticano II, que de ninguna manera estos privilegios concedidos a
María no quitan, ni agregan, ni ensombrecen la dignidad y eficacia de Cristo como
único Mediador. El culto a la Virgen, el cual la Iglesia reconoce desde sus principios,
consiste en la veneración y el amor, en la invocación e imitación, debiendo diferir del
culto de adoración que se rinde al Dios trinitario en cada una de su personas. Las
diversas formas de piedad hacia María, serán efectivas en la medida en que nos lleve a
honrar a Dios. Debiéndose evitar con cuidado toda falsa exageración que nos desvíe de
los dones y privilegios reconocidos a la Virgen y que nos puedan inducir hasta graves
errores. La verdadera devoción a la Virgen no debe consistir, por tanto, en un afecto
estéril y transitorio, ni en una vana credulidad. Esta nacerá y procederá de una auténtica
fe cristiana.57
Siguiendo el estudio que hemos venido realizando sobre la influencia de los
dogmas marianos en los autores de temas rocieros, podremos adentrarnos, de igual
manera, en la influencia que sobre estos han podido tener también los títulos que la
Iglesia reconoce a la Virgen en Lumen Gentium, aunque no hayan sido elevados a la
categoría de dogma.
56
Ídem nota 45. Constitución dogmática Lumen Gentium. Cap. VIII. Epígrafe 62.
57
Ídem nota 56. Epígrafes 66-67.
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¡Oh!, Virgen del Rocío, Rociadora,
rocía tú mi alma
que es pecadora.
Y con tu niño
ilumina las sendas
de mi camino.
(Popular)
No me abandones Rocío
aunque me falte la fe,
aunque me encuentre perdido
y a ti no sepa volver.
Cuando me ahogue la pena,
cuando me arrastren mis pasos
equivocado al vacío.
¡No me abandones, no me abandones,
no me abandones, Rocío!
¡Ayúdame,
ayúdame a caminar
por este mundo vacío,
te necesito, Rocío,
ayúdame a caminar!
Y si me aparto de tu camino,
ayúdame, no me dejes,
ayúdame a encontrar de nuevo la senda
que va guiando mi fe.
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El siguiente aspecto en el cual podremos adentrarnos será aquel que se refiere a
las desviaciones que sobre el culto a la Virgen nos podemos encontrar. Como ya
advirtieron los obispos del sur de España, en sus documentos sobre la religiosidad
popular emitidos entre los años 1975 y 1988, existen características de la religiosidad
popular que pueden llegar a impurificarla y a alterar sus principios cristianos, dándose
el caso de que se supervalore el culto a la Virgen y a los santos, pudiendo llegar este a
eclipsar el papel propio del único mediador y salvador en la persona de Cristo.58La
devoción y el culto a María, y a los santos, debe ser el camino que nos conduzca a
Cristo y a los hombres.59
También nos recordaban nuestros obispos, en palabras que Juan Pablo II, que el
culto a las imágenes es legitimo en la Iglesia, pero siempre sin ignorar el peligro latente
que existe de un resurgir de prácticas idolátricas. Un culto mal entendido y absolutizado
sobre las imágenes, utilizándolas como simples fetiches que sirven para remediar
nuestras frustraciones y egoísmos, desviará de un verdadero sentido cristiano y de la
celebración comunitaria de la fe,60 en el caso concreto de nuestro estudio esto nos podría
arrastrar hacia una fanatización y una idolatrización del culto, pasando al mismo tiempo
por una humanización, tanto de la imagen como de lo que esta representa.61
Veamos algunos ejemplos en los cuales, a nuestro entender, podemos descubrir
ciertas tendencias que podrán arrastrarnos hasta desviaciones sobre el hecho religioso en
sí:
…Camino del Rocío perdí mi novio,
como la Virgen es buena
me ha “dao” otro.
(Popular)
…y le he pedio al Rocío
en Castilleja
que me quiera un buen mozo
cuando sea vieja…
(Popular)
58
Ídem nota 18.
59
Ídem nota 19.
60
Ídem nota 20. Apartado 17-19.
61
Para profundizar en las desviaciones o patologías del hecho religioso ver: José Luis Sánchez Nogales.
Filosofía y fenomenología de la religión. Editorial Secretariado trinitario. Serie AGAPE.
(Salamanca).2003 Vol. 32. Pág. 907-932.
18
Si haces, Reina, el milagro
de que me quiera
ya más no he de pedirte
ni aunque me muera…
(Hnos. Álvarez Quintero)
Me enfadé con la Virgen
por cosas mías
y no quise llevarla
en todo el día.
(J. M. Vaz)
Cuando salí de tu iglesia
de reojo te he “mirao,”
yo cumplí mi promesa, Rocío,
porque tú me has “perdonao”
(J. de D. Pareja Obregón/J. M. Moya)
Yo te prometo Señora,
que si me das tu perdón,
rociero a todas horas,
de nuevo voy a ser yo.
(Sánchez Morales/J.M. Moya)
19
Una estampa en el sombrero
Lleva una jaca bonita
en las juergas el primero
pero no reza en la ermita
ese tío no es rociero.
(Padre Quevedo/J.M. Moya)
Antes de finalizar este pequeño estudio sobre los rastros teológicos y algunas
desviaciones sobre el hecho religioso, que podemos encontrarnos en las letras de los
temas que se cantan durante la Romería del Rocío, cabría decir que este es tan solo una
pequeña muestra de lo que nos podemos encontrar, pero que en el fondo sí no puede
resultar ilustrativa y representativa del hecho estudiado.
6. Conclusión.
Siguiendo los documentos de los obispos del sur de España, los cuales no han
venido sirviendo de base y guía para nuestro estudio, podemos afirmar que en la
Romería del Rocío confluyen un numeroso compendio de elementos y factores de
naturaleza diversa. No podemos negar, por tanto, que es un acontecimiento social,
cargado de numerosos tintes, y que ha tomado un proceso expansivo y peligroso que lo
puede hacer trascender de su espíritu inicial. Este proceso de expansión ha llamado la
atención de personas con ánimo de promocionarse socialmente, dejando lejos el ámbito
religioso que forma su columna principal. Eso ya fue advertido por nuestros prelados en
su documentos pastorales de 1975 y 1985 Pero de la misma forma no podemos extraer
63
Todas las letras sobre temas rocieros utilizadas para este estudio han sido extraídas del archivo
contenido en www.rocio.com
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del mismo el elemento religioso que lo fundamenta, y que algunos sectores interesados,
pretenden ocultar.
Sin la presencia de la Virgen y del Espíritu Santo, y por tanto del elemento
religioso, el Rocío se transformaría en una fiesta más del calendario. Se debe, por lo
tanto, intentar transmitir la sinceridad de nuestra devoción a Dios y a la Virgen, y que
una vez finalizada la fiesta todo nuestro espíritu quedara inundado de la vida divina.
Una vez acabada la romería, todo lo vivido se debe traspasar a la vida diaria,
transformando todos los acontecimientos en símbolos de vida cristiana, y haciendo de
esta un auténtico testimonio de fe cristiana. Nuestras vivencias en el Rocío deben ser
muestras de una auténtica comunión de la Iglesia, que nos ayude a superar las
vicisitudes de nuestro existir humano.
Hemos visto como el catolicismo popular no es una manifestación vacía de
contenido cristiano, y que una de sus expresiones más significativas, como puede ser la
Romería del Rocío, y más concretamente en lo que concierne a la música popular de la
misma, recoge en cierto sentido, las reflexiones más profundas de la teología cristiana,
transmitiéndolas a la masa popular.
BIBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTOS.
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Julio Martínez Velasco. Rocío, un siglo de devoción mariana. Editorial Prensa
Española. ABC Blanco y Negro. (Sevilla).1997.
Santiago Padilla Díaz de la Serna. Rocío, la explosión de la gran devoción mariana del
sur en el Siglo XX. Editorial Almuzara. (Córdoba). 2007.
Cándido Pozo. María, nueva Eva. Editorial BAC. Serie “Historia salutis”.
(Madrid).2005.
Documentos del Concilio Vaticano II. Editorial Mensajero. 18ª edición. (Bilbao).
www.odisur.org
www.wikipedia.org
www.ugr.es
www.rocio.com
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