La obra más importante de las cortes de Cádiz fue la Constitución de Cádiz, “La Pepa”, este texto legal fue la primera constitución del país. Fue uno de los grandes textos liberales cobrando gran importancia es su momento. Entre las figuras que participaron en la elaboración de la constitución, destacaron los diputados Argüelles, Pérez de Castro y Diego Muñoz Torrero. La primera diferencia que vemos con respecto de la actual constitución son las referencias Directas a Dios, “En el nombre de Dios Todo poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad” o “Don Fernando VII, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía española, Rey de las Españas, y en su ausencia y cautividad la Regencia del Reino…” En el momento en el que se redacta esta constitución España tenía colonias en ambos hemisferios, tanto en América como en Asia, esto es un factor importante a la hora de comprender ciertos artículos. La idea principal que recogemos del capítulo primero es que el poder reside en la nación española, y esto es una idea contraria a la soberanía monárquica. Como se mencionó anteriormente, la soberanía de España pasó al estado y no al rey, por lo que la monarquía absoluta se convirtió en un sistema constitucional con separación de poderes, limitaciones del poder ejecutivo (rey) y voto universal masculino directo. Esta nueva nación otorga ciudadanía e igualdad de derechos legales a los ciudadanos peninsulares y ultramarinos, convirtiéndolo todo en una sola gran potencia con presencia en ambos hemisferios del mundo. Sin embargo, las cuestiones religiosas todavía están protegidas por la nueva constitución. El estado de la Contrarreforma no podía permitirse mucha libertad de culto, por lo que España se declaró un estado confesional católico, excluyendo cualquier otra confesión y reconociendo al rey como "la gracia de Dios y la constitución". Al mismo tiempo, sin embargo, se abolió la Santa Inquisición de la Iglesia Católica. Diego Ferrando Jiménez DNI: 02795842P En cuanto al gobierno, el objetivo de este es la felicidad y bienestar común de toda la sociedad. Se mencionan y regulan tres poderes clásicos (ejecutivo, legislativo y judicial). Lleva la división al extremo, prescribiendo una separación estricta en ausencia de canales de comunicación, y mucho menos de cooperación, entre ellos. Como excepción, el rey cooperó con las cortes en el poder legislativo.