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Universidad Nacional Autónoma de Honduras


Asignatura: Antropología Aplicada 1
Alumno: Víctor Andino, 20141013013
Docente: Carmen Julia Fajardo
Tema: (Reseña1). Bartoli, Laura (2002). “Antropología aplicada, historia y
perspectivas desde America Latina”. Pp. 7-18.

Conceptos y palabras claves: antropología aplicada, antropología pura, antropología


crítica, teorías, técnicas, metodologías, pecado original, reproche, aplicabilidad,
interétnico.

Reseña

Me gustaría iniciar empezar diciendo que, en esta lectura que es apenas la introducción
de su libro del 2002 “Antropología aplicada, historia y perspectivas desde America
Latina”, Bartoli, en primera instancia nos ofrece un concepto sobre lo que la
antropología aplicada significa para ella. Tal concepto, desde mi perspectiva, es una
descripción íntimamente relacionada al quehacer antropológico, entiéndase aquí
antropológico como un concepto que hace alusión a una antropología pura, ya que para
Bartoli la antropología aplicada “…se refiere al uso de teorías, métodos y técnicas
antropológicas para obtener fines específicos predeterminados que se refieren al
mejoramiento de las condiciones de la vida social y económica” (Bartoli, 2002:7).

Con base a lo anterior, creo que la definición de tal concepto ofrecido por Bartoli no
dista mucho de lo que otras definiciones de otras antropologías o de la antropología
misma puedan ofrecernos, ya que, por el sentido estricto de la ciencia que nos compete
aquí, las teorías o técnicas que se utilicen para cualquier fin en específico, tienen que ser
técnicas o métodos antropológicos y generalmente cualquier ciencia que sea rama de la
antropología como tal se verá condicionada a utilizar herramientas metodológicas
antropológicas. Por lo anterior no considero que este sea un concepto que defina con
exactitud lo que es la antropología aplicada en sí, aunque debo de mencionar que Bartoli
apenas plantea este concepto en términos generales ya que en el desarrollo de esta
lectura ella hace una cita la cual describe una analogía sumamente valida he interesante
entre la antropología aplicada, pura y la medicina, donde, y en efecto, deja en claro lo
que la antropología aplicada puede ser.

Ahora bien, dejando atrás por un momento la definición de este concepto, me llama
mucho la atención que Bartoli resalte el alcance que esta antropología tiene con respecto
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a su radio de actividad y aplicabilidad, ya que ella menciona que esta antropología


abarca “asuntos relativos a la administración de los territorios coloniales, la mediación
en las disputas y los problemas interétnicos, los de la cooperación internacional y el
desarrollo, además de industriales, etc.” (Bartoli, 2002: 7). Es determínate para una
mejor comprensión de esta disciplina que el alcance que esta tenga con respecto a su
aplicabilidad sea un abanico sumamente amplio donde sean varios los aspecto de
nuestras sociedades los cuales puedan ser “intervenidos” por esta antropología.

Luego Bartoli nos ubica en el contexto donde esta antropología empieza a nacer o a
desarrollarse por decirlo así, y es que esta antropología nace y se desarrolla en conjunto
con la expansión europea y su interes por conquistar otros pueblos. Bartoli habla sobre
un pragmatismo por parte de la corona inglesa muy relacionado a la antropología
aplicada y, es por eso que, en este contexto las ideas funcionalistas de Malinowski con
respecto al análisis de los sistemas indigenas nos pueden indicar, según Bartoli, que “…
Malinowski puede ser considerado el fundador de la antropología aplicada, habiendo
acuñado el término ‘antropología práctica’ en 1929. A ésta le asigna la tarea de dar a los
funcionarios coloniales las nociones sobre los métodos de la etnografía y de sensibilizar
a los etnólogos en el aspecto práctico de su disciplina” (Bartoli, 2002: 8).

Paralelamente con lo ya mencionado, en los Estados Unidos esta antropología aplicada


se desarrollaba con relación a asuntos de adaptación y supervivencia indígena y cambios
culturales y es en este contexto donde todos estos estudios empiezan a desarrollarse
debido a una implicación posbélica por parte de los Estados Unidos en asuntos de
carácter administrativos y de desarrollo en los países del llamado Tercer Mundo. En este
contexto es pertinente destacar los nombres de Taylor y Morgan y sus respectivas
labores de carácter antropológico que sin duda fingieron en cierta medida a desarrollo
de una antropología aplicada.

Siguiendo esta línea de eventos bélicos, Bartoli menciona que antes en la Segunda
Guerra Mundial, todo este contexto de guerras condujo a los antropólogos a colaborar
con los gobiernos, en este caso con el gobierno de los Estados Unidos, todo esto con el
fin con el fin de proporcionar datos etnográficos sobre las poblaciones del Pacífico.

Lo anterior que he mencionado es con respecto a la historia de los orígenes de esta


antropología que Bartoli nos explica en su lectura, pero después Bartoli hace especial
énfasis en la posición de la antropología aplicada con respecto a la historia de todos
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estos estudios antropológicos y menciona que el desarrollo de esta fue un tanto


ambiguo. En primera instancia “a los estudios de antropología aplicada se reprochó, por
tanto a menudo, una ausencia o escasa presencia de carácter científico. Tal disciplina ha
sido considerada de segundo nivel a causa de la metodología de investigación que la
caracteriza (períodos de breve permanencia en el campo), por los intereses que mueven
la investigación misma (trabajos excesivamente enfocados a un predeterminado
propósito práctico), y finalmente, por las insuficientes bases teóricas de la propia
disciplina” (Bartoli, 2002: 8).

Siguiendo con este análisis crítico hacia la antropología aplicada, quiero hacer un
pequeño énfasis en la critica que se le hace sobre su metodología la cual se caracteriza
por ser una metodología que ofrece periodos cortos en el trabajo de campo, si bien esta
crítica fue elaborada en su contexto y bajo ideologías y coyunturas específicas, es
interesante como ahora se aboga por una metodología con periodos breves en el campo
debido a la dinámica de cambios que suelen ser rápidas en nuestras sociedades.

En segunda instancia Bartoli explica que otras de las acusaciones en contra de la


antropología aplicada, es a causa de que el propio término se originó en contexto donde
la antropología pura se desarrolla en servicio de la administración colonial. Bartoli
esto lo define como una especie de “pecado original”. La cuestión es que todo este
conocimiento y practicas antropológicas parecían estar al servicio de la política y
económicas de los países potencia y dicha informacion era utilizadas para menospreciar
a las poblaciones Indígenas y de esta manera se daba una aculturación y modernización
forzada.

Para Bartoli todas estas aseveraciones “…resultaron, después de cuidadosos estudios,


poco documentadas y fundadas históricamente. Las acusaciones, pues, si hay que
hacerlas, creo que deberían dirigirse a la seriedad y ética profesional, de cada
investigador, y no a una disciplina considerada como conjunto indistinto y homogéneo”
(Bartoli, 2002:10). Además, muchas de estas investigaciones e intervenciones
antropológicas están, implícita o explícitamente, basadas en criterios ideológicos y
políticos de acuerdo a las épocas lo cual considero oportuno mencionar antes de echar
en un solo saco todo el quehacer antropológico y juzgarlo como un todo sin antes
aclarar quienes fueron las partes involucradas en su momento.
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Me llama mucho la atención que Bartoli haga mención de lo que Laura Thompson, una
miembro fundador de la Society for Applied, dice acerca de esta debilidad teórica y
metodológica de la antropología aplicada y es que para Thompson “… esta debilidad
está muy relacionada con el rápido desarrollo de la antropología misma” (Bartoli,
2002:8). Aquí se especifica que si el desarrollo de la antropología aplicada se hubiera
dado de una forma gradual, como sucedió con la antropología pura, al final no habría
tanta la confusión acerca de su status, la función del antropólogo aplicado y finalmente
hubiera menos desconfianza respecto a ella por parte de los antropólogos académicos.
Además, Thompson sostiene que toda esta desconfianza se da también por el hecho de
que, incluso antes de que un solo texto de antropología aplicada fuera publicado, y antes
de que pudiera desarrollarse cierto consenso sobre esta disciplina, se realizaron cursos
de antropología aplicada en muchos departamentos de antropología en los Estados
Unidos “(Bartoli, 2002: 8).

Retomando la ambigüedad que Bartoli nos ofreció en un principio sobre su definición


de concepto de antropología aplicada, finalmente ella cita a Thompson quien hace
mención sobre las diferencias que existen entre la antropología aplicada y antropología
pura. Para Thompson “El antropólogo aplicado, involucrado en los proyectos de
cooperación, debe diagnosticar los “problemas”, sugerir los “tratamientos” y controlar
los “recursos”. Debe pues, desarrollar, contemporáneamente, instrumentos de
investigación, de diagnóstico y de ‘tratamiento’, justamente como lo hacen los médicos.
El antropólogo, por tanto, no puede trabajar directamente en la práctica. Primeramente,
debe ‘traducir’ la realidad en un problema científico que debe resolverse en los métodos
de la ciencia, y tan solo en una fase sucesiva, puede concentrarse en el aspecto aplicado
o ‘clínico’ de la propia disciplina” (Bartoli, 2002: 9). Me parece interesante que Bartoli
nos ofrezca una definición un poco clara sobre el concepto de antropología aplicada
teniendo en cuenta que ella cita a Thompson la cual nos ofrece una distinción valida
entre el quehacer antropológico puro y el quehacer de la antropología aplicada. A final
de cuentas considero que la lectura de Bartoli es solamente la introducción a su libro en
el cual supongo que su concepto sobre lo que es la antropología aplicada mejora
sustancialmente en el sentido de una definición más específica sobre el que hacer de la
antropología aplicada.
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Finalmente Bartoli, nos conduce a un contexto el cual da origen a una antropología


critica la cual se encarga de exponer las relaciones entre los gobiernos y los
antropólogos mismos, resaltando el papel del antropólogo como un “emisario al servicio
de los gobiernos. De igual manera, en este contexto que abarca toda la segunda mitad
del siglo XX, se pone en perspectiva la función del antropólogo como un intermediario
entre los gobiernos y los diferentes grupos étnicos abordados. De este manera se pone
en tela de juicio no solo la labor de los antropólogos sino que también las acciones de
los gobiernos hacía con los pueblos indigenas es puesta en perspectiva crítica. Para
concluir todo este contexto posbélico abre paso a la participación de los diferentes
grupos étnicos de la región Latinoamérica se involucren con mayor fuerza en asuntos
concernientes a sus propios pueblos y en asuntos relativos a sus respectivos gobiernos.

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