La influencia secreta
José Nieto
Iberaturo Promociones Culturales, Madrid, 2003, págs. 133-138
ISBN: 84-8048-604-X
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Edita
lberautor Promociones Culturales
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ponden estos sonidos también son sensiblemente distintas: mientras que la corres
pondiente al sonido /p/ es un movimiento claro y preciso de los labios, no hay una
referencia visual clara de cómo el sonido /1/ se genera y, por lo tanto, de cuándo lo
hace exactamente. Por esa razón, las faltas de sincronía de un doblaje mal hecho, o
mal ajustado en montaje, se detectarán principalmente en los sonidos labiales, espe
cialmente en los oclusivos, ya que la brevedad y precisión tanto del sonido como
del movimiento que lo produce ofrecen un estrecho margen de error para su per
cepción simultánea. Igualmente, el golpe de un �rtillo sobre un yunque admitiría
un error de sincronía mínimo, ya que se produce visualmente de manera inequívo
ca en un instante preciso, provocando a su vez un sonido de ataque muy bien defi
nido, como en el ejemplo del disparo. Por el contrario, un cuerpo humano que cae
al suelo no presenta ni una imagen ni un sonido lo suficientemente breves como
para que la sincronización de ambos elementos tenga que producirse de manera
absolutamente indiscutible en un único punto.
2 Tipos de sincronía
Al analizar las posibilidades de sincronizar el ruido de un disparo con el destello
que produce, decíamos que aquella en la que adelantábamos el sonido un fotogra
ma con respecto a la imagen sería la escogida por un buen número de montadores.
Ello implica que si bien las dos posibilidades estudiadas serían percibidas por el
espectador como sincrónicas, la sensación generada en cada uno de los casos será
distinta, lo cual justifica la elección. Efectivamente, nuestro sistema ojo/oído no es
lo suficientemente preciso como para apreciar diferencias de uno o dos fotogramas
en una sincronía, pero sí es capaz de percibir sus efectos de forma distinta.
El fundamento de esta afirmación radica en que es más violento y sorpresivo
un sonido repentino e inesperado que una imagen de las mismas características. Y
si la percepción simultánea de ambos puede producir una impresión muy fuerte,
el recibir el sonido unas centésimas de segundo antes que la imagen (concreta
mente, 4 por cada fotograma que lo anticipemos) multiplica el efecto de brusque
dad, de violencia, de dureza, en definitiva, de sorpresa, hasta llegar a alcanzar, si
así lo queremos, niveles de auténtico sobresalto. Por ello, el montador, cuidando
de que no se pierda nunca la sensación de sincronía, anticipará el sonido de los
disparos, la apertura brusca de puertas, la caída estrepitosa de objetos en medio
134 Música para la imagen
ra, como por ejemplo los efectos especiales. Por ello, y como ya hemos dicho ante
riormente, este estilo de música, incorporado a una película de dibujos animados o
a otra cualquiera, en EE UU recibe el nombre de Mickey Mouse Music, e incluso se
utiliza la expresión "to Mickey Mouse" cuando la música subraya la acción de una
secuencia con arreglo a estos principios.
Entre estos dos grados de articulación o, si se quiere, de sincronía, podremos
establecer el nivel adecuado a las necesidades de cada secuencia, de acuerdo con el
criterio con el que hayamos decidido incorporar la música a la imagen.
Hay que advertir que la correcta articulación de una música con la imagen no
significa necesariamente que las coincidencias entre ambas tengan que ser evidentes,
como ocurre en los dibujos animados. Los resultados de una buena sincronización
pueden ser tan sutiles que pasarán inadvertidos para el espectador aunque su efecto
sea muy significativo. Por ejemplo, una estructura musical que integre breves diálo
gos o algún efecto de sonido importante, necesitará un alto grado de sincronización
que sin embargo resultará imperceptible en la mayor parte de las ocasiones.
Fig. 43
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