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TRATAMIENTO TRIBUTARIO DE LOS

GASTOS DE EJERCICIOS
ANTERIORES

Francisco Pantigoso Velloso da Silveira(∗)

SUMARIO

I. Introducción.
II. Gastos deducibles.
III. Gastos de ejercicios anteriores en la ley del IR.
IV. Conclusiones preliminares.
V. El problema del comprobante de pago por la
oportunidad de su emisión.
VI. Consecuencias en el impuesto general a las
ventas (IGV).
VII. Conclusiones finales.

Cada comienzo de año, el Departamento de Contabilidad de una


empresa enfrenta situaciones de entregas tardías de comprobantes
de pago, lo cual amerita una revisión de las soluciones tributarias
sobre el tema.


Un agradecimiento especial a la Bachiller en Derecho, Srta. Jessica Álvarez Aliaga,
por su muy valiosa colaboración en la realización del presente artículo.
Francisco Pantigoso Velloso da Silveira

I.- INTRODUCCIÓN.

Al finalizar el ejercicio gravable, con motivo del cierre fiscal, suele


surgir una especial preocupación en el área contable de las
empresas respecto al tratamiento o imputación de gastos por
servicios prestados en el último período del ejercicio gravable
(diciembre) cuyo comprobante es emitido a inicios del ejercicio
posterior (enero o meses siguientes).

Al respecto, la principal disyuntiva que surge es si, tributariamente,


corresponde deducir el gasto en el ejercicio en que el servicio es
prestado y debidamente provisionado, o más bien ello debe suceder
en el próximo ejercicio, debido a que el sustento formal del gasto
(comprobante de pago) se emite en dicho ejercicio posterior.

De lo expuesto, tenemos que el tema que nos avoca se centra en


determinar la oportunidad en que corresponde proceder a la
deducción de un gasto, a efectos de determinar la renta neta
imponible de tercera categoría, y evaluar si dicha imputación (y por
ende, deducción) se ve afectada o se condiciona por la fecha de
emisión del comprobante de pago que sustenta el gasto. A efectos
de responder a la interrogante planteada, debemos precisar, de
manera previa, algunos requisitos que debe cumplir un gasto, a
efectos de aceptarse su deducción tributaria.

II. GASTOS DEDUCIBLES.

Como cuestión previa, para que un gasto sea deducible


tributariamente, se deben cumplir con dos requisitos, uno sustancial y
otro formal.

El requisito sustancial está referido al cumplimiento del principio de


causalidad y del principio del devengado.

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Mientras que el requisito formal está vinculado con la prueba de la


existencia del gasto (comprobante de pago) y el cumplimiento de
ciertas obligaciones (por ejemplo: bancarización y detracción)1.

2.1.- Principio de Causalidad.

De conformidad con las normas del Impuesto a la Renta (IR), las


empresas, a fin de determinar su renta neta imponible, se encuentran
facultadas a deducir todo aquel gasto en que hayan incurrido a fin
de generar la renta gravada o mantener la fuente productora de
ella. Es decir, el gasto debe responder a lo que se conoce como “el
principio de causalidad”.

El principio de causalidad es definido en la doctrina como aquella


relación existente entre un hecho causal (egreso como gasto o
costo) y su finalidad - efecto (generación de rentas gravadas o el
mantenimiento de la fuente productora de rentas), a efectos de que
dicho egreso pueda ser deducido de la renta bruta2.

En nuestro ordenamiento jurídico tributario, el principio en mención se


encuentra recogido en el artículo 37° de la Ley del IR, el cual dispone
que para establecer la renta neta de tercera categoría se deducirá
de la renta bruta los gastos necesarios para producirla y mantener su
fuente, así como los vinculados con la generación de ganancias de
capital, en tanto la deducción no esté limitada (por requisitos
adicionales o tope de monto), o expresamente prohibida (véase el
artículo 44° de la Ley del IR).

Entendemos que el concepto de causalidad debe ser entendido de


manera amplia, comprendiendo no sólo a aquellos gastos que traen
como consecuencia la efectiva obtención de la renta sino que
también abarca a aquellos que tengan como finalidad contribuir
con la generación potencial o cierta de la renta o mantener la
fuente productora de ella.

1 Reservaremos los temas de bancarización y detracción para un trabajo posterior,


debido a la profundidad y especificidad que el análisis de los referidos demandan.
2 “Alcances de la Deducibilidad de Gastos en la Ley del Impuesto a la Renta (Primera

Parte)”. Suplemento de Análisis Tributario. Vol. XIV Nº 175, diciembre 2005. Página 6.

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Es decir, el gasto resultará deducible independientemente de la


existencia de la renta, pues para que se admita su deducción es
suficiente que se destine a la posibilidad de generar ingresos
gravados o mantener la fuente. Así lo ha confirmado el Tribunal
Fiscal en su Resolución Nº 814-2-98:

“(…) el principio de causalidad debe ser aplicado de


manera amplia (no necesariamente directa) (…) en tal
sentido, si la empresa produce perdigones de plomo, el
egreso que se hace para auspiciar el Campeonato
Mundial de Tiro es necesario para la generación de la
renta, siendo por lo tanto deducible”.

De igual manera, cabe mencionar que la causalidad se determina


en función a la necesidad del gasto o costo, entendiendo que son
deducibles aquellos gastos que directa o indirectamente –gastos de
personal, obsequios a clientes, etc-, contribuyen a la generación de
renta gravada de la empresa (tesis amplia sobre la extensión del
principio de causalidad, aceptada en nuestro ordenamiento3).

Finalmente, debe tenerse en cuenta que adicionalmente al principio


de causalidad, los gastos deben cumplir con los criterios
contemplados en el último párrafo del precitado artículo 37° de la
Ley del IR, el cual dispone que: “para efectos de determinar que los
gastos sean necesarios para producir y mantener la fuente, éstos
deben ser “normales” para la actividad que genera la renta
gravada, así como cumplir con criterios como “razonabilidad” con
los ingresos del contribuyente, “generalidad” para los gastos a que se
refieren los incisos l) y ll) de este artículo” 4.

La “normalidad”, “razonabilidad” y “generalidad” son tres términos


no definidos por la Ley ni el Reglamento del IR. Sin embargo, el
Tribunal Fiscal ha señalado (véase verbigracia la Resolución Nº 2230-

3 El Tribunal Fiscal ha señalado que en nuestra legislación la extensión del principio de

causalidad es de carácter amplio (véase por ejemplo la RTF N° 1275-5-2004).


4 Estos criterios han sido incorporados a la Ley del IR a través del Decreto Legislativo N°

945 (publicado el 23 de diciembre de 2003), anteriormente se establecieron en la


Tercera Disposición Final de la Ley N° 27356, que no hizo más que recoger los criterios
sentados por reiterada jurisprudencia del Tribunal Fiscal.

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2-2003) en diversos pronunciamientos, que la normalidad puede


entenderse como aquella vinculación existente entre las erogaciones
que efectúa una empresa y el giro del negocio, en tanto que la
razonabilidad está relacionada más bien con el monto de los gastos
deducibles y la suma de los ingresos reconocidos.

Por su lado, la generalidad aplicable a los literales l) y ll), vinculados


con gastos en beneficios del trabajador, debe verificarse en función
al beneficio obtenido por funcionarios de “rango o condición similar”
y no en función a la totalidad de los trabajadores de la empresa.

2.2.- Principio del Devengado.

Otro criterio importante, a fin de analizar la deducibilidad de un


gasto para efectos fiscales, así como para determinar la imputación
de rentas a un ejercicio, es el criterio de lo devengado, el cual en
nuestra legislación se encuentra contemplado en el artículo 57° de la
Ley del IR, estableciendo, entre otros supuestos, que en el caso de las
rentas de tercera categoría, éstas se considerarán producidas en el
ejercicio gravable en que se devengan (el cual coincide con el
ejercicio comercial que comienza el 01 de enero de cada año y
finaliza el 31 de diciembre), y que dicha regla es aplicable
análogamente a la imputación de los gastos. Es decir, el gasto
incurrido debe ser imputado también al ejercicio comercial en que
se devengue y no en el que se produzca el desembolso o puesta a
disposición.

Cabe advertir que el principio del devengado no se encuentra


definido en la Ley del IR ni ésta indica en qué consiste. Dicho término
es uno netamente de índole contable, siendo que, de acuerdo a la
NIC N° 1 (“Presentación de los Estados Financieros”), consiste en que
“las transacciones y hechos se reconocen cuando ocurren, se
muestran en los libros contables y se expresan en los Estados
Financieros de los ejercicios a los cuales correspondan. Los gastos se
reconocen en el Estado de Ganancias y Pérdidas en base a una
asociación directa entre los costos incurridos y las específicas de
ingresos”.

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Lo anterior, en palabras del renombrado tratadista argentino REIG, se


refiere a que “el ingreso devengado es todo aquel sobre el cual se
ha adquirido el derecho a percibirlo por haberse producido los
hechos necesarios para que se genere. Correlativamente, en cuanto
a los gastos, se devengan cuando se causan los hechos en función
de los cuales, terceros adquieren derecho al cobro de la prestación
que los origina”5. Como podemos observar, en cuanto a los gastos, el
principio de lo devengado se aplica considerándolos deducibles
cuando nace la obligación de pagarlos, aunque no se hayan
pagado ni sean exigibles. Es decir, se entenderá que el gasto se
origina al momento en que la empresa adquiere la obligación de
pagar, sin que a esa fecha necesariamente se haya producido pago
alguno6.

En consecuencia, es respecto a cada ejercicio gravable


(coincidente con el ejercicio comercial), donde se deben considerar
los ingresos que se generan así como los gastos que fueron
necesarios para su obtención o para mantener la fuente generadora
de ellos.

Por tal motivo, en principio, los gastos de ejercicios anteriores no


serían deducibles para la determinación del resultado de otro
ejercicio.

No obstante lo expuesto, hasta el ejercicio 2003, el artículo 57° de la


Ley del IR permitía la deducción de gastos de ejercicios anteriores
sujetando dicha deducción a determinadas limitaciones.

Es a partir del ejercicio 2004, con las modificaciones introducidas a


través del Decreto Legislativo Nº 945, que se ha restringido aún más la
deducción de los gastos de ejercicios anteriores, aceptando sólo ello
para casos estrictamente excepcionales, en los que se deben
cumplir con tres (3) requisitos de manera simultánea; ellos serán
detallados más adelante (ver supra punto III).

5 REIG, Enrique. Impuesto a las Ganancias. Buenos Aires: Ediciones Macchi. Páginas 313

a 314.
6 GARCIA MULLIN, Juan Roque. Manual del Impuesto a la Renta. Santo Domingo, 1980.

Página 122.

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2.3.- Comprobantes de Pago.

Por otro lado, tal como ya lo mencionáramos en la parte


introductoria de este trabajo, la deducción de un gasto requiere
también del cumplimiento de un requisito formal, el cual está
destinado básicamente a demostrar la existencia o fehaciencia del
mismo.

En ese sentido, se tiene que, de acuerdo al artículo 1º del


Reglamento de Comprobantes de Pago (RCP), el comprobante de
pago es un documento que acredita la transferencia de bienes, la
entrega en uso, o la prestación de servicios.

A mayor abundamiento, el Tribunal Fiscal ha señalado (véase la RTF


N° 6385-3-2003) que para la deducción de un gasto se debe
acreditar su devengamiento y, adicionalmente, que esté sustentado
en un comprobante de pago en el caso que exista la obligación de
emitirlo.

Al respecto, cabe mencionar que el inciso j) del artículo 44° de la Ley


del IR señala que no serán deducibles para la determinación de la
renta imponible de tercera categoría los gastos cuya
documentación sustentatoria no cumpla con los requisitos y
características mínimos establecidos por el RCP, ni los gastos
sustentados en comprobantes de pago emitidos por contribuyentes
que, a la fecha de emisión del comprobante, tengan la condición
de “no habidos” según la publicación realizada por la Administración
Tributaria, salvo que al 31 de diciembre del ejercicio, el contribuyente
haya cumplido con levantar tal condición de infracción.

Adicionalmente, debemos advertir, que de acuerdo a reiterada


jurisprudencia emitida por el Tribunal Fiscal (revísense la RTF N° 2439-4-
96 y la RTF N° 1086-1-2003, entre otras), el sólo respaldo del
comprobante de pago no es suficiente para que un desembolso
califique como deducible, sino que, adicionalmente, se requiere que
el gasto se encuentre sustentado con otros documentos (contratos,

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informes, reportes, e-mails, etc.) que permitan acreditar


fehacientemente el mismo7.

III.- GASTOS DE EJERCICIOS ANTERIORES EN LA LEY DEL IR.

Como ya lo mencionáramos, en atención a la aplicación del


principio del devengado, los gastos incurridos en un ejercicio no
pueden ser trasladados a otro con fines de su deducción, a efectos
de determinar la renta neta imponible, salvo que se cumplan de
manera simultánea y/o conjuntiva con las condiciones señaladas en
el último párrafo del artículo 57° de la Ley del IR, las cuales son las
siguientes:

a) No se hubiera podido conocer el gasto de manera oportuna


en el ejercicio de su devengo, por razones ajenas al
contribuyente.

Al respecto, cabe comentar que el cumplimiento de esta


condición resulta muy difícil de generarse y/o comprobar
pues el contribuyente deberá demostrar de una manera
fehaciente que el conocimiento tardío no se debe a una
negligencia suya (error u omisión contable), o a una falta de
comunicación entre las distintas áreas de la empresa.

A ello hay que añadir que el contribuyente tiene


aproximadamente tres meses adicionales al cierre del
ejercicio -31 de diciembre de cada año- para determinar el IR
respectivo, debiendo proceder a la deducción tributaria de
un gasto no registrado contablemente, salvo los casos
específicos en que la normativa sí establece dicha condición,
vía la Declaración Jurada del ejercicio en que corresponde8.

7 “Los gastos de ejercicios anteriores: ¿Cuándo se aceptan y cuándo se reparan?”.

Informativo Caballero Bustamante Nº 582. Lima: Distribuidora de Publicaciones NC


PERU S.A. Enero 2006. Página A2.
8 Informativo Caballero Bustamante, op.cit.; Páginas A2 – A3.

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b) Que el diferimiento del gasto no genere un beneficio fiscal.

Este requisito se refiere a que, aún cuando se pueda


demostrar la no imputación por desconocimiento del
contribuyente, la deducción solamente procederá cuando la
SUNAT, en el transcurso de una fiscalización, compruebe que
la determinación del gasto de ejercicios anteriores, en el
ejercicio en que se conozca, no implique la obtención de
algún beneficio fiscal.

De acuerdo a PICON9, la configuración de este requisito es


poco clara pues la deducción de un gasto en un ejercicio
posterior en realidad provoca un perjuicio financiero a la
empresa y no al Fisco. No obstante ello, el mencionado autor,
considera que el efecto planteado por la norma podría
presentarse por ejemplo en los siguientes supuestos:

- “Durante el ejercicio 2001, el Impuesto a la Renta tenía


una alícuota efectiva de 20% (para aquellos que
reinvirtieran). Sin embargo, a partir del año 2004 tiene
una tasa efectiva superior al 33% (tasa corporativa
más dividendos). Entendemos que la Administración
Tributaria podría considerar que el hecho de trasladar
un gasto del año 2001 al año 2003 supondría un
beneficio tributario. Sin embargo consideramos que
dicha situación sería absurda, debido a que partiría de
la premisa de que el contribuyente está en capacidad
de prever los cambios normativos.

- Si el contribuyente tiene gran cantidad de pérdida


tributaria que no podrá ser arrastrada al ejercicio
siguiente, por lo que opta por trasladar el gasto a otro
ejercicio y utilizar en el actual la pérdida.”

Consideramos que este último caso es el que la SUNAT estaría


tratando de evitar, con la configuración del requisito bajo
comentario.

9 Picón, Jorge Luis. Deducciones del Impuesto a la Renta Empresarial: ¿quién se llevo mi

gasto? La Ley, la SUNAT o lo perdí yo. Lima: Ediciones DOGMA, 2004. Página 83.

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c) Efectuar la provisión y pago en el ejercicio al que se imputa


(ejercicio posterior a su devengo).

Es decir, la deducción de los gastos de ejercicios anteriores,


procederá si ellos son provisionados contablemente y
pagados íntegramente antes del cierre del ejercicio en que se
conozcan.

En conclusión, puede observarse que la deducción de un gasto, por


regla general, debe efectuarse en el ejercicio en que se devenga,
salvo que se cumpla de manera simultánea con los requisitos
mencionados líneas arriba, en cuyo caso en que su deducción será
permitida excepcionalmente, en un ejercicio posterior a su
devengamiento.

IV.- CONCLUSIONES PRELIMINARES.

1. A efectos de determinar la renta neta imponible de tercera


categoría, las empresas se encuentran facultadas de deducir
todo gasto que cumpla con el requisito de causalidad. Ésto es,
que esté destinado a generar renta futura o mantener la fuente
productora de ella. Adicionalmente, se deben observar los
requisitos de razonabilidad, proporcionalidad y generalidad de los
gastos, según corresponda.

2. El gasto que cumpla con los requisitos mencionados en el párrafo


anterior, debe imputarse (y, por ende, deducirse) en el ejercicio
en que se devengó.

Para efectos de la aplicación del criterio de lo devengado resulta


fundamental determinar si se han producido los hechos
sustanciales generadores del ingreso o gasto,
independientemente de la exigibilidad actual de dicho importe.

3. Sólo de manera excepcional, se permite actualmente la


deducción de un gasto en un ejercicio posterior al de su
devengamiento.

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4. Asimismo, deberá demostrarse que el gasto que se pretende


deducir ha sido realmente efectuado. Para lo cual, en el caso de
existir la obligación de emitir comprobante de pago, éste deberá
cumplir con los requisitos y características mínimas establecidas en
el RCP. Además, se deberá contar con información
complementaria adicional.

V.- EL PROBLEMA DEL COMPROBANTE DE PAGO POR LA OPORTUNIDAD


DE SU EMISIÓN.

En la práctica, el principal problema en la imputación de gastos se


ha presentado con los servicios prestados en un ejercicio, pero cuyo
comprobante de pago se emite en el ejercicio inmediato posterior.

Ello debido a que, como mencionáramos líneas arriba, de acuerdo a


las normas del IR un gasto debe estar respaldado por un
comprobante de pago correctamente emitido, ésto es, que
contenga los requisitos mínimos señalados en el RCP para su
calificación como tal.

En ese sentido, surge la pregunta de si al emitir un comprobante de


pago en el ejercicio siguiente al devengamiento del gasto, se está
incumpliendo con un requisito o característica mínima que debe
observar dicho documento.

Cabe destacar que la discusión planteada, como se puede observar


no involucra al principio del devengado, sino que gira en torno al
sustento formal del gasto, el cual lo puede hacer no deducible, en
virtud a lo contemplado en el inciso j) del artículo 44° de la Ley del IR,
a pesar de cumplir con otros requisitos. Ello ocurriría, como lo
menciona la referida norma, si el comprobante de pago no reúne los
requisitos y “características mínimas” señalados en el RCP.

Al respecto, el Tribunal Fiscal, mediante la RTF N° 915-5-2004, ha


señalado que en el caso de servicios prestados en un ejercicio y cuyo
gasto se ha devengado en el mismo, no procede su deducción si los
comprobantes de pago que sustentan dichos gastos han sido

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emitidos en un ejercicio posterior, en virtud a que, de acuerdo al


numeral 5 del artículo 5º del RCP, en la prestación de servicios el
comprobante debe emitirse cuando alguno de los siguientes
supuestos ocurriese primero:

a. La culminación del servicio;

b. La percepción de la retribución parcial o total, debiéndose emitir


el comprobante de pago por el monto percibido;

c. El vencimiento del plazo o de cada uno de los plazos fijados o


convenidos para el pago del servicio, debiéndose emitir el
comprobante de pago por el monto que corresponda a cada
vencimiento.

De acuerdo a lo mencionado, el Tribunal señala que en el caso del


expediente recurrido, los servicios fueron prestados en el ejercicio
1998, por lo que correspondía que la Administración le exigiera la
presentación de los comprobantes de pago que sustentaban los
gastos reparados en dicho período, conforme lo prevé el principio
del devengado, recogido en la Ley del IR, y en vista a que el RCP ha
previsto como momento de la emisión del comprobante de pago,
en el caso de prestación de servicios, “cuando el mismo haya
culminado”.

Como se puede advertir, el Tribunal sustenta su posición en el


numeral 5 del artículo 5º del Reglamento de Comprobantes de Pago
que regula la fecha en que los comprobantes de pago por
prestación de servicios deben ser “entregados”. En ese sentido,
considera que en tanto los servicios hayan sido culminados en un
determinado ejercicio, de conformidad con la citada norma, el
comprobante de pago debió entregarse en dicho ejercicio,
debiendo tener por ello como fecha de emisión el ejercicio en que el
servicio culminó. De ello, siendo que la entrega supone que
previamente el comprobante se haya emitido, el Tribunal, al igual
que la SUNAT, considera a los dos términos prácticamente como
“sinónimos” (argumento que no compartimos).

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Considerar a los términos “entregar” y “emitir” como sinónimos, sirve a


la Administración para señalar que el comprobante de pago no
cumple con los requisitos mínimos (en el caso de factura, entre otros,
la fecha de emisión). Sin embargo, si se lee con cuidado, en el RCP
no se regula en realidad cuándo debe emitirse un comprobante de
pago, sólo cuando deben ser “entregados”.

Entonces, ante ello, consideramos que el hecho de emitir una factura


con posterioridad a la culminación del servicio y por ende, ser
entregado tardíamente, en la medida que se justifique dicha
conducta (como por razones particulares del servicio, por ejemplo, el
caso de servicios de prestaciones continuas), no constituiría una
causal para desconocer el gasto, puesto que no se trataría de
incumplimiento de un “requisito” o “característica” mínima de los
comprobantes de pago, de acuerdo a lo normado en el RCP.

Asimismo, resultaría contrario a los principios generales del derecho


(equidad y justicia), exigir a los contribuyentes cumplir con un
requisito cuya realización no depende de ellos sino exclusivamente
de un tercero (al emisor del comprobante o proveedor) e incluso a la
característica especial del servicio.

VI.- CONSECUENCIAS EN EL IMPUESTO GENERAL A LAS VENTAS (IGV).

Como venimos mencionando, si no se efectúa la deducción del


gasto en el ejercicio en el cual se devenga, el mismo constituye uno
reparable al no poder imputarse a ejercicios posteriores.

En tal sentido, tampoco procedería que la empresa utilice como


crédito fiscal el IGV abonado en dicha operación. Ello en virtud a
que a efectos de tener derecho a utilizar el IGV como crédito fiscal,
uno de los requisitos sustanciales señalados en el inciso a) del artículo
18° de la Ley de dicho tributo, es que el desembolso sea aceptado
como gasto o costo deducible para efectos del IR.

Si no existe este problema, se tomará el crédito en el mes en que se


registre la factura, y si ésta llegase con un retraso justificado,
recuérdese que se cuenta con un plazo de hasta cuatro (4) meses

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para registrar una factura que llegue con dicha demora (numeral
3.1. del artículo 10º del reglamento de la Ley del IGV).

VII.- CONCLUSIONES FINALES.

• Consideramos que procedería la deducción de un gasto, en el


ejercicio de su devengo, aún cuando el comprobante de pago
que lo respalda haya sido emitido en el siguiente ejercicio.

Ello toda vez que consideramos, que la oportunidad de su emisión


al contribuyente no constituye un requisito o característica mínima
normado por el RCP.

• La legislación, tal como está hoy redactada hoy en día, estaría


negando prácticamente la posibilidad de que se pueda
considerar en un ejercicio posterior un gasto de ejercicios
pasados, lo cual sólo se debería limitar cuando exista notoria y
evidente práctica de trasladar gastos a ejercicios con utilidades.

• No debería mantenerse, en tal sentido, el requisito conjuntivo del


desconocimiento del gasto incurrido en ejercicio anterior.

• La legislación actual, con tantos impases para pasar un gasto de


ejercicios anteriores, pareciera presumir de antemano la mala fé
de los contribuyentes.

• Mientras un gasto sea real y fehaciente, debidamente probado


con distintos documentos (además de una factura), debe primar
el fondo versus la forma, y por ende, considerarse plenamente
deducible.

• Deberá revisarse entonces, en aplicación de los principios de


equidad y de justicia, los conceptos del tratamiento de gastos de
ejercicios anteriores en materia tributaria nacional, con la finalidad
de no sólo buscar en las normas impositivas un fin recaudatorio.

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