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Muy buenos días sabor a reino en su edición a la mujer sin

frontera.
Buenos días pastora Verónica, gracias por la invitación, yo soy
la pastora María Eugenia de Betancourt y en esta mañana
dentro del tema de la mujer en la historia bíblica se me ha
asignado hablar sobre Priscila.

(Romanos 16:3)
Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús,.. 

La historia de Priscila es la de una mujer judía que conoció la


dificultad. Exiliada de Italia por Claudio, llega a Corinto junto a su
esposo, donde se ve obligada a empezar “de nuevo”. Pero por la
gracia de Dios conocen a Pablo; misionero y colega del mismo oficio
(hacedor de tiendas), a quien reciben en su casa.

Priscila en realidad, era el diminutivo de Prisca, que significa


“primitiva”. El único versículo que encontramos su nombre “Prisca” es
en 2 Timoteo 4:19.
La influencia de Pablo sobre sus vidas fue tal que viajaron con él en
calidad de misioneros por 2 años y comenzaron la primera iglesia de
Corinto en su casa.

En todas las instancias en las que se menciona a Priscila, se hace en


conjunción con su esposo Aquila, lo cual nos indica que siempre
estaban juntos y trabajaron hombro a hombro en el ministerio. Esto
significa que cuando Dios le da el ministerio al hombre, también se lo
está dando a su mujer, porque Dios trabaja con la familia.

Es interesante saber que de las 6 veces que se les menciona en la


Biblia, en 4 de ellas el nombre de Priscila antecede el de Aquila .

Sin especular, podemos decir que Priscila quizá tuviera más


conocimiento o fuera más activa que su marido, lo cual es muestra de
su preponderancia en el servicio y su importancia para el apóstol
Pablo.

Aunque Priscila estaba sujeta a su esposo y trabajó junto a Pablo, no


se quedó en su sombra, sino que se destacó por su labor de amor,
servicio y enseñanza, sin abandonar sus obligaciones en el hogar. A
pesar de las dificultades podemos darnos cuenta que Priscila no fue
una mujer quejosa ni llena de pesadumbre. Más bien asumió su
nueva vida con prontitud y determinación.

No sabemos nada más de Priscila y su marido Aquila, ni de cómo


murieron, pero lo importante de esta mujer no es cómo murió, sino
cómo vivió.

Priscila fue una verdadera cristiana y discípula de Jesús. Se apegó a


Cristo y a uno que podía enseñarle más de Jesús, a Pablo. Ayudó a
muchos. Fue fiel a los cristianos hasta el punto de arriesgar su vida
por ellos.
Abrió su casa para la obra del Señor, y, por último, trabajó como una
sola alma con su esposo Aquila. Necesitamos matrimonios así.

Es importante resaltar que el apóstol Pablo reconoció el ministerio de


la mujer en la obra del Señor
Hoy en día, no se concibe un ministerio sin la aportación de la mujer
en la obra de Dios. Algunos, creo que, como instrumentos del
enemigo, han querido minimizar la vital función de la mujer en la
Iglesia de hoy, pero el mismo Señor se ha encargado a través de la
apreciación en la Biblia del ministerio de la mujer, de valorar y darle la
importancia que tiene la mujer en el servicio en la obra.

Mujer, hoy él Señor reconoce tus dones para la edificación del cuerpo
de Cristo, nunca pierdas este enfoque.

Hoy le digo a las Priscila de hoy en día, que debemos entender que
nosotras somos necesarias en el ministerio que Dios les da a nuestros
esposos, y por lo tanto nosotras debemos ser mujeres entendidas en
los tiempos, debemos prepararnos a nivel espiritual como en todos
los ámbitos de la vida, para hacerle frente a todas las vicisitudes de
la vida debemos tener un comportamiento, así como lo mantuvo el
de Prisca, que la llevo a que Pablo se refiriera de ella en sus epístolas
Adelante.

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