B LIVIA
TRANSPARENTE
CONTENIDO
ACCESO A LA JUSTICIA
Y ELECCIÓN DE ALTAS
AUTORIDADES DEL
ÓRGANO JUDICIAL Y TRIBUNAL
SUPREMO ELECTORAL 1
POR PRIMERA VEZ LOS
BOLIVIANOS ELEGIREMOS A LAS
AUTORIDADES DEL ÓRGANO
JUDICIAL
Tribunal Supremo Electoral 2
ELECCIÓN O PLEBISCITO
DE ALTOS CARGOS JUDICIALES
Carlos Alarcón 3
ELECCIÓN DE ALTAS
AUTORIDADES DEL
ÓRGANO JUDICIAL Y TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL
PLURINACIONAL
Carlos Cordero 4
LA TRANSFORMACIÓN DEL
SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN
DE JUSTICIA
Reynaldo Imaña 5
¿Y SI LA GENTE LLEGARA A LA
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA?
Leticia Lorenzo 6
ELECCIÓN DE AUTORIDADES
DEL ÓRGANO JUDICIAL
Y DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL
Amalia Oporto 7
TRANSPARENCIA
ELECTORAL PARA LA
INDEPENDENCIA
JUDICIAL
Ramiro Orías 8
Sobre el Tribunal
Constitucional
Eduardo Rodríguez Veltzé y
Farit L. Rojas Tudela 9
LA CAMPAÑA DEL
SILENCIO
Salvador Romero Ballivian 10
¿Porqué cambiar la justicia
en nuestro país?,
¿Porqué no existe un
efectivo acceso de los más
vulnerables? 11
ALGUNOS ASPECTOS QUE
ES NECESARIO QUE LOS
CIUDADANOS
CONOZCAMOS SOBRE
ESTA ELECCIÓN 11
Boletín Informativo
Bolivia Transparente Año 6 - Boletín 6 - Marzo del 2011
Acceso a la justicia y elección de altas autoridades del
ÓJyT
Bolivia transita un proceso de reconfiguración a partir de la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado, proceso
que involucra el tratamiento de los nuevos marcos legales que regirán el futuro del país, tratamiento que se realiza al interior de la
Asamblea Legislativa Plurinacional como se lo ha hecho para las leyes en materia electoral, leyes promulgadas en junio del año
2010 (16 de junio Ley del Órgano Electoral Plurinacional y el 30 de junio Ley del Régimen Electoral) cuerpos normativos que
marcan una configuración nueva del Órgano Electoral además de nuevas reglas de juego democrático para las futuras elecciones,
reforma electoral que introduce una gama de importantes innovaciones que serán puestas a prueba a partir de los siguientes
procesos electorales a suscitarse en el país próximamente.
El régimen electoral se constituye en uno de los pilares donde se apoya y sostiene la legitimidad del sistema democrático.
La Carta Democrática, suscrita por los países americanos, entre ellos Bolivia, establece que es un elemento esencial de la
democracia la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en un sufragio universal y secreto como expresión
de la soberanía del pueblo como también la separación e independencia de los poderes públicos. Es por ello que los Estados
a través del Órgano Electoral asumen la responsabilidad de organizar, dirigir, supervisar, administrar y ejecutar procesos
electorales imparciales y transparentes como también la obligación de garantizar la independencia de sus órganos para un
sistema efectivamente democrático.
Una de esas innovaciones introducidas con la reforma constituye la elección por voto universal de las máximas autoridades
jurisdiccionales de cuatro instancias, como vienen a ser el:
i) Tribunal Supremo de Justicia,
ii) Tribunal Agroambiental,
iii) Consejo de la Magistratura, y
iv) Tribunal Constitucional Plurinacional.
Elección que se da en muy pocos países del mundo y únicamente en Bolivia en el hemisferio, lo cual genera cierta incertidumbre
y expectativa, no sólo por tratarse de la primera oportunidad en la que las y los bolivianos asistiremos a las urnas a elegir a estas
autoridades por voto universal sino por que la reforma electoral acaecida recientemente será valorada por la ciudadanía en su
conjunto.
El Presidente del Tribunal Supremo Electoral ha manifestado recientemente que éstas elecciones se suscitarían a mediados
del segundo semestre del 2011, por tanto la convocatoria a esta elección será probablemente emitida el mes de mayo, este
proceso electoral establece innovaciones particulares como que: la convocatoria está a cargo del Tribunal Supremo Electoral; la
delimitación de circunscripciones electorales para los distintos tribunales; las dos etapas para la elección, con una primera fase
dentro de la Asamblea Legislativa Plurinacional para la preselección de los postulantes y una segunda con la administración
propia del proceso electoral a cargo del Tribunal Supremo Electoral; la inclusión de equidad de género en las postulaciones y
representación indígena; la forma de votación en la papeleta electoral; un régimen especial de propaganda con la difusión de
méritos de los postulantes exclusivamente a cargo del Tribunal Supremo Electoral; entre las principales, frente al desafío que
constituye la elección, pues la información con la que cuenten los ciudadanos en este proceso se verá reflejado en el nivel de
participación del mismo, en la calidad de la elección y en un voto informado de los electores, frente a todo ello este proceso
deberá desarrollarse activa y proactivamente donde la ciudadanía desde el inicio acompañe y participe del proceso.
Estas constituyen las primeras elecciones después de la reforma electoral, por tanto, oportunidad innegable de sentar las bases
democráticas para una elección transparente, participativa, informada, plural, libre, equitativa y en igualdad de condiciones
para un sistema de justicia independiente, por ello, la forma en la que se desarrolle el proceso desde un inicio determinará la
legitimidad del mismo para lo venidero, de la misma manera, podrá dotar de credibilidad a los ciudadanos frente a un sistema
de justicia que diariamente tiene el reto de construir una mayor confianza y legitimidad frente al escrutinio público de las y los
ciudadanos.
La primera elección de altas autoridades del Órgano Judicial y Tribunal Constitucional por voto universal constituye un hecho
histórico e importante en la historia de nuestro país, en esa línea, en el ánimo de conocer mayores aspectos y particularidades
sobre esta elección Bolivia Transparente les presenta un boletín que aborda y refleja significativas percepciones de importantes
y reconocidas personalidades entendidas en el área electoral como en temas de justicia, abordando o focalizando en la redacción
temas específicos que hacen a ésta primera elección o al sistema de justicia, de la misma forma, en el boletín no podía estar
ausente la importante participación del Tribunal Supremo Electoral quién a través de la Unidad de Análisis e Investigación del
Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático también es parte del documento.
En esa línea, los invitamos a dar lectura de los artículos que para efecto de orden se encuentra primero el Tribunal Supremo
Electoral, por su significativa intervención seguido de los artículos de cada uno de los importantes exponentes por orden
alfabético de apellidos.
 POR PRIMERA VEZ: LOS BOLIVIANOS ELEGIREMOS A LAS AUTORIDADES DEL ÓRGANO JUDICIAL
Unidad de Análisis e Investigación
Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático
TRIBUNAL SUPREMO ELECTORAL
La vigente Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia ha sido
debatida arduamente en el desarrollo de la Asamblea Constituyente (2006 – 2007),
este documento fue aprobado por el 61,43% de los bolivianos en el Referéndum
celebrado el 25 de enero 2009 e ingresó en vigencia el 7 de febrero de 2009. La
nueva Carta Magna, entre muchos cambios importantes que incluye, incorpora dos
modificaciones sustanciales en la Estructura y organización del Estado. En primer
lugar, no se habla más de tres Poderes del Estado (Poder Legislativo, Poder Ejecutivo
y Poder Judicial) sino que el Estado se organiza y estructura su poder político a
través de cuatro órganos: Órgano Legislativo, Órgano Ejecutivo, Órgano Judicial
y Tribunal Constitucional Plurinacional y Órgano Electoral. Esta conversión de
“Poderes” en “Órganos” y la transformación de la ex Corte Nacional Electoral en un
Órgano Electoral Plurinacional fundamental del Estado, más que un cambio formal,
ha significado una transformación esencial en la estructura del Estado como ser:
mayor apertura a indígenas y mujeres para ser miembros en la composición de estos
órganos; junto a los más equitativos mecanismos de la democracia representativa
se incorporó los usos y costumbres como dispositivos en la forma de elección de
estas autoridades y, finalmente, se ampliaron las atribuciones y funciones de los
“Órganos”.
En segundo lugar, además de aquellas importantes innovaciones, el nuevo texto
constitucional incorpora, por primera vez en la historia de Bolivia, la elección
mediante sufragio universal de las autoridades del Órgano Judicial y del Tribunal
Constitucional. Considerando que en este proceso electoral inédito no se permitirá a
los candidatos realizar campaña ni propaganda electoral, el presente artículo intenta
responder la siguiente pregunta: ¿en qué consiste la difusión de méritos de los
candidatos en las elecciones para autoridades del Órgano Judicial que llevará a cabo
el Tribunal Supremo Electoral?
Elección de autoridades del Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional
Por primera vez, desde 1825, los bolivianos acudiremos a las urnas para conformar
el Órgano Judicial. Por mandato constitucional el Órgano Electoral Plurinacional de
Bolivia se apresta a encarar el proceso electoral para elegir autoridades del Órgano
Judicial: Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental, Consejo de la
Magistratura y Tribunal Constitucional Plurinacional.
Estas elecciones han planteado una serie de retos importantes al Tribunal Supremo
Electoral, entre ellos: definir un nuevo reglamento especial para llevar a cabo el
proceso para elegir autoridades del Órgano Judicial, determinar un formato novedoso
de papeleta, efectuar una campaña de explicación sobre la modalidad de votación,
etc.
Ausencia de campaña y propaganda política
Una característica fundamental de este inédito proceso electoral es la total ausencia
de campaña y propaganda política a favor o en contra de algún candidato, en su
lugar, el Tribunal Supremo Electoral será la única instancia facultada para difundir
los méritos de los candidatos.
En los procesos electorales para elegir autoridades del Órgano Ejecutivo y del Órgano
Legislativo a los candidatos y a las organizaciones políticas se les permite efectuar
campaña y propaganda electoral; en cambio, en la elección de autoridades del
Órgano Judicial las y los candidatos están privados de llevar a cabo estas actividades.
La Constitución Política del Estado vigente establece que las y los candidatos al
Órgano Judicial no podrán realizar campaña electoral a favor de sus candidaturas.
Esta idea central es reforzada y ampliada en la Ley Nº 026 de Régimen Electoral
(promulgada el 30 de junio de 2010), allí se enfatiza que el Tribunal Supremo
2
Electoral es la única instancia autorizada para difundir los méritos de los candidatos
pero, además, agrega con absoluta claridad que las y los postulantes, desde el
momento de su postulación, bajo sanción de inhabilitación, están prohibidos de
efectuar directa o indirectamente cualquier forma de campaña o propaganda relativa
a su postulación, en medios de comunicación radiales, televisivos, escritos o espacios
públicos.
La norma establece con claridad que los candidatos, directa o indirectamente, no
pueden hacer campaña ni propaganda política orientados a explicar sus principios
ideológicos, sus programas de gestión, hacer referencia a las cualidades personales de
los candidatos o solicitar el apoyo del electorado. Así, los candidatos están impedidos
de realizar campaña política en el sentido de que están prohibidos de efectuar
actividades públicas como proclamaciones, caminatas, mítines, manifestaciones,
distribuir volantes, colocar pasacalles, instalar gigantografías, etc. Igualmente están
inhabilitados de desarrollar propaganda política en el sentido de que no pueden
difundir ningún tipo de mensajes en medios masivos de comunicación: televisión,
radio y prensa.
Difusión de datos personales y principales méritos
Si los postulantes al Órgano Judicial y al Tribunal Constitucional Plurinacional no
pueden efectuar campaña ni propaganda política, ¿cómo la ciudadanía conocerá a
los candidatos para definir su preferencia electoral?. La respuesta a esta interrogante
la encontramos en la Ley del Régimen Electoral, en esta normativa se le asigna al
Tribunal Supremo Electoral la exclusiva atribución de difundir los datos personales
y principales méritos de las y los candidatos. A continuación describimos las
características de esta difusión:
a) Difusión de datos personales y principales méritos. La difusión que efectuará
el Tribunal Supremo Electoral, mínimamente debe contener la siguiente
información: nombre del candidato, lugar de nacimiento, cargo al que postula,
logros académicos, publicaciones y experiencia laboral.
b) Financiamiento. En las elecciones de autoridades del Órgano Ejecutivo y del
Órgano Legislativo, los candidatos y las organizaciones políticas son los que
financian la campaña y la propaganda política. En la elección de autoridades
del Órgano Judicial, con recursos otorgados por el Tesoro General de la Nación,
el Tribunal Supremo Electoral asumirá los gastos que demande la difusión de
datos personales y principales méritos de los postulantes. El financiamiento
para esta difusión no provendrá de los candidatos.
c) Medios masivos. La Ley de Régimen Electoral establece que la difusión de
los datos personales y principales méritos de los candidatos se debe llevar a
cabo en medios masivos impresos, radiales y televisivos, tanto privados como
pertenecientes al Estado.
d) Tiempo. El tiempo legalmente estatuido para la difusión de los datos
personales y principales méritos de los postulantes es de cuarenta y cinco
(45) días previos al día de votación. Esto contrasta con los 30 días que se
establece para la propaganda política en las elecciones de autoridades del
Órgano Ejecutivo y del Órgano Legislativo.
e) Sanciones. Los candidatos y los medios de comunicación que efectúen
campaña o propaganda política, una vez verificada la responsabilidad, serán
sancionados rigurosamente. Los candidatos pueden llegar a ser inhabilitados
como postulantes.
Estos son los rasgos característicos que en lugar de la campaña y propaganda política
se implementarán en el próximo proceso electoral.
Conclusiones
Así, hemos descrito una de las características principales de la elección de autoridades
del Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional, la referida a la
difusión de datos personales y principales méritos de los candidatos.
Bolivia Transparente
 ELECCIÓN O PLEBISCITO DE ALTOS CARGOS JUDICIALES
Carlos Alarcón
En la agenda política de desarrollo de la nueva Constitución, el año
2011, si las afirmaciones del Presidente del Tribunal Supremo Electoral
se cumplen, va a ser el año de la elección por sufragio universal de
los altos cargos judiciales, correspondientes al Tribunal Constitucional
Plurinacional, Tribunal Supremo Electoral, Tribunal Agroambiental y
Consejo de la Magistratura.
El ¿qué? y el ¿cómo? son las preguntas relevantes de cuya respuesta
depende de la conformación de un nuevo sistema de justicia en Bolivia
que esté a la altura de las aspiraciones y deseos de la mayoría de los
bolivianos.
¿Qué tipo de juez o magistrado judicial debemos elegir? Uno que
responda a los principios de independencia e imparcialidad o, por el
contrario, uno que responda al gobierno de turno, bajo el pretexto de
su afinidad y militancia con la revolución democrática cultural. No me
queda la menor duda que la primera opción es la correcta. El juez que
en lugar de responder a su leal saber y entender sobre el contenido
y alcance del derecho, en su aplicación a las controversias que se le
presentan, responde a intereses políticos de coyuntura, deja de ser
un verdadero juez y se convierte en un instrumento político de los
poderosos de turno.
Tomando en cuenta las circunstancias de que el proceso de investidura
judicial se divide en dos partes, una a cargo de la Asamblea Legislativa
Plurinacional (ALP), denominada preselección, y otra a cargo del
pueblo soberano, denominada elección; de que en la segunda fase
únicamente participan los candidatos preseleccionados en la primera
por la ALP; y de que el Movimiento al Socialismo cuenta en la ALP
con los dos tercios de votos de legisladores presentes para definir la
preselección; ¿cómo podemos diseñar este proceso para que en la
última fase sea una verdadera elección a cargo del pueblo y no un
plebiscito ratificatorio de una decisión previamente adoptada por la
ALP, en el que sea cual sea la opción que el soberano elija el resultado
será el mismo: únicamente ganan los candidatos que le interesan al
Presidente y a su entorno de gobierno? ¿Cómo podemos hacer para que
el pueblo intervenga en este proceso como verdadero soberano y no
como mero coro de acompañamiento o notario de fe pública de la ALP?
A mi modo de ver, la única forma de garantizar una verdadera elección
en lugar de un plebiscito, es la siguiente:
1. La ALP 1 mes o 2 meses antes del inicio del proceso de
preselección, difunde ampliamente un Reglamento Interno de
Preselección, que constituye la norma básica a la cual se sujetará
la actuación legislativa en esta fase del proceso.
2. En este Reglamento de Preselección se establecen con carácter
general y transparente, cuáles son los criterios relevantes que
definen los méritos que exige la Constitución; criterio objetivos
que garantizan la idoneidad para el cargo en cualquiera de los
postulantes que los satisfaga (regla del mínimo minimorum:
cuál es el mínimo que la ALP exige para considerar idóneo a un
postulante).
3. Sobre la base de la regla del mínimo minimorum, todos los
postulantes que cumplen estos requisitos de verificación simple
y objetiva, están habilitados para participar en el procedimiento
de sorteo para reducir el número de los postulantes conforme a
Bolivia Transparente
las exigencias de la Ley del Régimen Electoral. No se establecen
puntajes ni diferenciaciones entre los postulantes. No interesa el
máximo maximorum, sino el mínimo minimorum, que puede ser
un piso muy alto, no necesariamente bajo.
4. Los postulantes que reúnen las condiciones generales y objetivas
son preseleccionados a través de un mecanismo de sorteo y de
los resultados del mismo se confeccionan las nóminas de los
candidatos preseleccionados. De esta manera se evita el margen de
manipulación política de los legisladores oficialistas que, a través
de un puntaje o evaluación discrecionalmente instrumentalizado,
beneficie a sus postulantes afines o preferidos.
5. Las nóminas así elaboradas que además cumplen los requisitos de
género y de procedencia cultural, exigidos en la Ley del Régimen
Electoral, son remitidas por la ALP al Tribunal Supremo Electoral
para el inicio de la segunda fase.
Estoy consciente de que para todos aquellos que consideran que el mejor
juez es el que se cuadra a los fines y objetivos de la revolución y que,
en consecuencia, no debe ser independiente ni imparcial, cuando en los
casos concretos, están en juego estos valores, un procedimiento como
el señalado para la primera fase del proceso va a ser enérgicamente
rechazado, porque anula, o por lo menos disminuye sustancialmente,
el juego de cintura de la ALP para preseleccionar candidatos que sean
soldados de la revolución y, de esta manera, condicionar y mediatizar
el posterior voto del soberano.
Por el contrario para los que creemos en una justicia verdaderamente
independiente e imparcial, y en un verdadero soberano como titular
supremo del poder del Estado, el camino propuesto, es una vía eficaz
para alcanzar este objetivo.
Por la forma participativa y transparente de elaborar el Reglamento
Interno de Preselección, con amplia participación ciudadana de
todas las instituciones de la sociedad civil que pueden dar un aporte
significativo, la objetividad y transparencia en los requisitos generales
y objetivos que constituyan la regla del mínimo minimorum, la
consagración del mecanismo del sorteo como último dirimente de la
preselección, y su amplia y previa difusión ante la opinión pública,
tendremos la esperanza de que juristas probos e idóneos se animen a
presentarse espontáneamente a este proceso, asumiendo el riesgo de
que en definitiva una vez más, como tantas otras veces ocurrió en el
país, el proceso se degenere y se convierta en una trituradora política
legislativa.
Este es el tamaño del desafío que tienen los legisladores oficialistas
de la ALP y el propio Presidente del Estado bajo cuya dirección y
órdenes éstos actúan; estarán a la altura de la historia y de su propia
propaganda que demanda la nueva era de la justicia en Bolivia o, por el
contrario, perderán una de las pocas oportunidades para una profunda
transformación del sistema judicial en el país. El próximo tiempo y los
hechos que vendrán nos darán una respuesta.
Carlos Alarcón es: Abogado Constitucionalista, egresado con honores en la Universidad
de Buenos Aires - República Argentina. Especialista en Derecho Público: Constitucional,
Administrativo y Penal. Experto jurídico en Reformas del Estado y la Justicia. Ex Viceministro
de Justicia en la gestión de gobierno de Carlos Mesa. Ex catedrático de posgrados y
maestrías en Derecho Constitucional y Administrativo en distintas universidades públicas y
privadas del país. Analista y comentarista en temas jurídicos y políticos en distintos medios
de comunicación social.
3
Elección de altas autoridades del Órgano Judicial y Tribunal Constitucional Plurinacional
Carlos Cordero
Uno de los aspectos más destacados de la elección de autoridades
judiciales es el hecho de la elección de dichos cargos y autoridades
mediante el voto popular. Inédito es el calificativo más usual y además
de la novedad que trae consigo obliga a distintos actores institucionales a
pensar, elaborar y aprobar normas específicas para este evento electoral.
No es suficiente la existencia de dos importantes normas como el
Régimen Electoral Transitorio o la Ley del Órgano Electoral, sino que
hace falta un conjunto de disposiciones que establezca con claridad tres
aspectos esenciales de una elección.
Los procedimientos de selección o postulación de candidatos, además
de los recursos, instancias y mecanismos para resolver las posibles
controversias o impugnaciones a la selección de postulantes. Las
reglas mediante las cuales los ciudadanos elegirán a los magistrados
del Órgano Judicial y Tribunal Constitucional, que implica fórmulas
o procedimientos matemáticos para convertir los votos ciudadanos en
el número de cargos en competencia; las circunscripciones o ámbitos
territoriales en los que se realizará la contabilidad de votos; la forma
de la papeleta electoral; la forma de votación. Como tercer aspecto, la
planificación y adecuada ejecución de un intenso como bien concebido
plan de educación ciudadana en las novedosas normas y procedimientos
para la elección de magistrados.
Lo anteriormente apuntado, sin embargo, no es suficiente para una
elección exitosa de autoridades judiciales. El reto más importante de
todo este inédito proceso es la confianza ciudadana acerca la legitimidad
y transparencia para llevar adelante ésta elección.
El Órgano Electoral en su conjunto inicia el primer proceso electoral
bajo su responsabilidad con marcadas desventajas y una opinión
pública altamente desfavorable. Es inocultable la falta de experiencia
en administración de procesos electorales que tienen las actuales
autoridades del ente electoral.
La renovación de vocales ha sido completa en el Órgano nacional y
con serias dificultades en el nivel departamental. Sin bien la falta
de experiencia es algo subsanable rápidamente por el auxilio de
funcionarios o asesores con el debido y necesario conocimiento sobre
procedimientos electorales, el déficit más importante del Órgano
Electoral en su conjunto, es la falta de confianza ciudadana en la
imparcialidad de las personas que administrarán el proceso electoral.
Las reiteradas denuncias realizadas por distintos actores políticos las
cuales ponen en duda la imparcialidad e independencia política de los
vocales han calado en la opinión ciudadana.
Una reciente encuesta de la empresa Ipsos APOYO sostiene que en el
mes de febrero de 2011, la aprobación ciudadana del Órgano Electoral
Plurinacional era tan sólo de 42 % y la desaprobación del 40 %. Para el
mes de marzo, estos indicadores sufrieron ligeras modificaciones.
La aprobación ciudadana del Órgano Electoral Plurinacional subió a 5
puntos porcentuales de 42 % a 47 % y la desaprobación descendió en 6
puntos, del 40 % al 34%. La opinión ciudadana respecto de los Órganos
Electorales Departamentales de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, no
son significativamente mejores que los anteriores datos. El Órgano
Electoral de La Paz, tiene un 46 % de aprobación; Cochabamba tiene un
57 % y Santa Cruz un 52 %.
4
Para llevar adelante con éxito el proceso de selección de magistrados,
por tanto, no es suficiente la experiencia o la buena disposición de
ánimo, reglas de juego claras y adecuadas como oportunas estrategias
de comunicación y educación ciudadana, sino el apoyo popular en
términos de confianza con las personas e instituciones electorales.
Si las actuales autoridades gubernamentales tanto como las autoridades
electorales no logran mejorar la confianza de los ciudadanos en la
transparencia del proceso electoral y en la capacidad institucional,
todo el inédito proceso de elección de autoridades judiciales, podría
desmoronarse. Si los ciudadanos no confían en la institución electoral ni
en los resultados por ella exhibidos, no se producirá una crisis política
que ponga en riesgo la gobernabilidad o estabilidad del gobierno, pero
sí podrían estropearse tanto la imagen gubernamental como los planes
de la reelección presidencial.
La misma empresa encuestadora, Ipsos Apoyo, cuando inquiere sobre si
el ciudadano estaría de acuerdo o en desacuerdo con que el presidente
Morales se postule para una tercera elección presidencial el 2014, las
respuestas son poco halagadoras. El 63 % de la población entrevistada
expresa que no está de acuerdo con una tercera postulación y tan sólo un
31 % estaría de acuerdo con que el presidente vaya a un nuevo proceso
electoral de reelección. Sin embargo, antes pensar en la reelección, el
presidente y el gobierno del MAS tienen la obligación ética de demostrar
la legalidad de su aspiración política.
Para ello podrían recurrir y lograr un pronunciamiento oficial y definitivo
del Tribunal Constitucional respecto de si es legítimo y sobre todo legal
que el presidente Morales aspire a una tercera elección. La decisión del
Tribunal, sería en éste caso, definitiva pues zanjaría una controversia
que hoy por hoy no se tiene resuelta.
El pronunciamiento del Tribunal Constitucional a favor o en contra
de la reelección presidencial, depende en última instancia del modo
de conformación de ésta entidad judicial. Si las elecciones para
la conformación de éste ente constitucional superior carecen de
legitimidad o no se llega a elegir, mucho menos podría pronunciarse
sobre la posibilidad y legalidad de la reelección presidencial.
Por tanto, no bastan las normas y procedimientos matemáticos para la
elección de magistrados, sino que es necesaria la confianza ciudadana
en el Órgano Electoral, para que de éste modo, se logre la aceptación
popular en los resultados de la elección de magistrados y a su vez,
permita la conformación sin objeciones del Tribunal Constitucional.
Como se puede advertir, por el análisis efectuado, la elección de
magistrados es un eslabón importante del proceso de recomposición
institucional, en el ánimo de fortalecer la democracia. Transparencia,
independencia, eficiencia del Órgano Electoral Plurinacional, son
imprescindibles, en el marco de reglas y procedimientos electorales para
la elección de altas autoridades del poder judicial.
Una inédita como desafiante elección, rodeada de loables propósitos
pero también de complejos obstáculos.
Carlos Cordero es: Politólogo, investigador y catedrático universitário. Graduado en la
Universidad Central de Venezuela UCV. Maestría en Ciencias Políticas en la Universidad
Internacional de Andalucía/España. Docente titular de la Universidad Mayor de San Andrés,
Carrera de Ciencias Políticas. Recibió la condecoración al mérito docente “Marcelo
Quiroga Santa Cruz” (2005). Docente de postgrado y maestría: Universidad Católica
Boliviana UCB y Universidad Andina Simón Bolívar UASB. Especialista y consultor de
entidades nacionales e internacionales en temas de organización y funcionamiento de
instituciones políticas.
Bolivia Transparente
 LA TRANSFORMACIÓN DEL SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
Reynaldo Imaña
La herencia colonial de la administración de justicia se refleja con mayor
nitidez en la tradicional organización “jerárquica” del Poder Judicial
cuya raigambre más remota responde a la concepción monárquica de
que la justicia se administraba en nombre del rey a través de diversos
“delegados” – entiéndase funcionarios o agentes de grado inferior – que
resolvían siempre con carácter provisional porque en definitiva la última
palabra la tenía siempre el monarca. Esta fisonomía, está aun hoy en día,
muy presente no únicamente por la forma de organización del aparato
jurisdiccional sino también por los procedimientos aplicables, toda vez
que estos están diseñados en función de dicha forma de organización;
esta es una de las principales razones que hace del proceso judicial un
camino tortuoso y lento porque nada de lo que se resuelva en ese largo
camino puede considerarse definitivo en tanto el “máximo tribunal
de justicia” (entiéndase Corte Suprema o Tribunal Supremo, antes el
monarca absoluto), no diga su palabra final.
Esta forma de organización judicial tiene implicaciones mucho más
graves aún, que la larga o interminable duración de los procesos. La
consecuencia más grave es que este modelo de organización judicial
vertical y concentrado redunda en el alejamiento del Poder Judicial de la
comunidad y en la errónea concepción de que la actividad jurisdiccional
de los llamados juzgados o tribunales de primera instancia (que
son los que están más próximos al justiciable) corresponden a una
administración de justicia de inferior calidad. Esta errónea concepción
se pone de manifiesto desde los recursos que se destinan a cada peldaño
de la estructura jerárquica hasta en la forma de designación y los
requisitos que se exigen para que los funcionarios puedan ocupar dichos
peldaños. Y pasa también por la frivolidad de nominarse a los jueces de
diferente manera para que quede claramente establecida la estructura
vertical, la superioridad de rango y así, se habla de jueces, vocales,
magistrados, ministros, como una forma de distinguir a los “inferiores”
y a los “superiores”, lo que a su vez distorsiona la función jurisdiccional.
En efecto, al interior del aparato judicial se concibe la organización del
mismo, desde el vértice de la estructura jerárquica: la Corte Suprema
de Justicia, es decir desde el último peldaño, para mayor claridad desde
el tribunal que “más lejos” se encuentra del justiciable. En esta lógica,
se acepta con naturalidad que, mientras los “ministros” de la Corte
Suprema desarrollen su trabajo rodeados de todas las comodidades, en
suntuosos despachos instalados en un palacio, los llamados simplemente
“jueces” desarrollen su trabajo en vericuetos y espacios improvisados,
desprovistos de los más elementales recursos materiales y técnicos. Con
la misma naturalidad se acepta las irracionales diferencias salariales
entre unos y otros.
En los hechos, este modelo de organización judicial vigente (jerarquizado
casi militarmente) se traduce en una lógica perversa de funcionamiento
del sistema de administración justicia y se constituye en un factor más,
que acentúa el carácter excluyente del servicio judicial.
Ciertamente, son pocos los que pueden acceder ante el juez de primera
instancia, un juez sobrecargado de trabajo, que desarrolla su labor en
condiciones francamente deplorables, un juez sin un perfil definido y
que en muchos casos ni siquiera reúne las condiciones profesionales
Bolivia Transparente
mínimamente indispensables, pese a todo, éste es prácticamente el único
juez que tiene un contacto más o menos cercano con los justiciables (amén
de la escriturización y ritualismos de los procedimientos judiciales, que
constituyen otra traba más para impedir este acercamiento). El acceso
hacia los otros “tribunales superiores” es más difícil aún, tornándose
en un verdadero privilegio para unos cuantos, con la agravante de que
en la mayoría de las causas judiciales la última palabra tiene la Corte
Suprema de Justicia, una Corte integrada por funcionarios que al sentirse
“superiores” se sitúan más allá del bien y del mal y olvidan su condición
de jueces, pues su perfil está pensando más de la estructura jerárquica y
no desde la resolución del conflicto.
Referimos todo lo anterior para no engañarnos con la idea de que
reformar el vértice, las cúpulas del Órgano Judicial es transformar
la administración de justicia al servicio de la sociedad toda y de la
consolidación del nuevo Estado Plurinacional y especialmente para
señalar que, la elección por voto popular de aquellos que integrarán las
cúpulas tampoco es suficiente para asegurarnos la concreción de tan
ansiada meta.
Sin restarle un ápice a la importancia que tiene la nueva forma de
elección de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia prevista
en el nuevo texto constitucional, no podemos perder de vista que las
deficiencias de nuestro sistema de administración de justicia, que sus
deudas históricas, no es posible saldarlas únicamente con la elección
democrática de las cúpulas del aparato judicial.
El posicionamiento del sistema judicial siempre del lado del más
fuerte; su carácter selectivo, discriminador y excluyente; sus viejos
ropajes inquisitoriales; el manto de sospecha que cubre la función
judicial; su resquebrajada independencia; su escasa capacidad para
resolver los conflictos; su lentitud crónica; la escasa profesionalización
de los servidores judiciales y su siempre dudosa imparcialidad; el
anacronismo de los despachos y prácticas judiciales; su desprecio por la
diversidad cultural; las barreras que impiden acceder al servicio judicial,
especialmente a quienes se encuentran en condiciones de vulnerabilidad;
son entre otros, los problemas que debemos resolver en este proceso de
cambio que atraviesa nuestro país.
El verdadero reto es pues, remover las viejas estructuras coloniales que
han condicionado históricamente la configuración y funcionamiento
del sistema de administración de justicia. He ahí, la necesidad de mirar
más allá y la urgencia de reencausar el debate, para no desperdiciar la
histórica oportunidad de construir un nuevo sistema de administración
de justicia que responda a las actuales exigencias constitucionales.
Reynaldo Imaña es: Abogado, docente universitario.
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 ¿Y SI LA GENTE LLEGARA A LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA?
Leticia Lorenzo
Amablemente, los editores de este Boletín me han invitado a escribir una
nota sobre la justicia boliviana. No estoy segura que estas líneas vayan a
servirles de mucho, ya que no pretendo dar cifras ni mostrar con evidencia
fáctica los problemas existentes en este ámbito. No porque no pueda, sino
porque me parece redundante. He tenido la inmensa fortuna de formarme
como abogada en Bolivia y desde hace diez años transito sus caminos
judiciales, intentando trabajar, junto a muchos otros compañeros, por
mejoras que permitan a la gente contar con un servicio eficiente en materia
judicial. Hoy me pregunto si esos intentos no habrán sido una complicidad
con la situación reinante, ya que pese a los esfuerzos, las investigaciones,
las capacitaciones, las reflexiones, los debates y una innumerable cantidad
de etcéteras, seguimos relatando situaciones similares: procesos que no
terminan nunca; cárceles hacinadas de presos sin condena; maltrato a los
sectores más humildes; dificultades en el acceso; burocratización en todos
los ámbitos, desde el proceso más sencillo al más complejo; instituciones
que no se coordinan. En fin, un panorama bastante sombrío que, desde
mi punto de vista, tiene su pecado original en una misma situación: la
justicia es “cosa de abogados”. Son ellos los técnicos que definen cómo
deben ser los procedimientos y cómo deben organizarse las instituciones,
ya que el famoso “ciudadano de a pie” no puede entender cuestiones tan
complejas. Y sobre esa mentira se construyen una serie de andamiajes de
difícil comprensión para cualquier persona con dos dedos de frente que
nos llevan a la situación en la que hoy nos encontramos. La realidad que
interpreto me dice que si bien la ciudadanía sabe que hay un problema en
el ámbito judicial, no puede identificar claramente cuál es. Y en mi opinión
esto se debe a que la aristocracia jurídica se ha ocupado eficientemente a
lo largo del tiempo de impedir claridad en el manejo de la justicia. Y me
atrevería a decir esto mismo en la mayoría de los países de nuestra región.
Sin embargo, en el caso puntual de Bolivia, no todo es tan obscuro. La
Nueva Constitución Política del Estado ha establecido dos cuestiones que
me parece de gran importancia destacar: la oralidad como principio rector
de todas las decisiones judiciales y la posibilidad de elección popular de
las autoridades del Poder Judicial.
Con relación a la oralidad, brevemente diré que considero que en la medida
en que este principio no sea desvirtuado por los leguleyos de turno, puede
implicar un cambio sustancial en la forma de gestionar los conflictos que
llegan a la administración de justicia, superando lha burocracia y desidia
que caracteriza al tramitador del expediente judicial.
En cuanto a la elección popular, este es un tema que sigue trayendo
discusiones aún después de haber sido aprobado y consignado en la
propia Constitución. No es extraño: ningún aristócrata admitiría su
nombramiento a través de una elección popular. Sin embargo, estoy
convencida de que este nuevo proceder traerá un aire fresco necesario a la
administración de justicia, que permitirá que los asuntos judiciales pasen
a ser discutidos públicamente y sean conocidos a cabalidad. Aclaro que
cuando hablo de “asuntos judiciales” no me refiero a los casos concretos,
cuestión esta que los jueces deben decidir, sino a las políticas de trabajo
de un poder del Estado que, en la medida en que continuamos sosteniendo
un sistema republicano, debe abrirse a la sociedad y, sobre todas las cosas,
rendir cuentas de sus actos.
Sin embargo, de la misma forma que la leguleyezca interpretación que
los abogados solemos hacer de las normas pueden llevar al principio de
oralidad a un fracaso rotundo, creo que el peligro es mayor en el caso de
la elección popular, debido a que se trata de una experiencia inédita en la
región, que debe “hacerse al andar”. La Ley del Régimen Electoral ya ha
6
establecido los principios para la ejecución de la elección y, a lo menos,
existen dos caminos: realizar un proceso verdaderamente participativo o
realizar un proceso que respete la formalidad de la ley pero vaya contra el
objetivo final, viciando de ilegítima a la elección en cuestión.
Uno de los principales temas en los que hay que estar alertas, considero,
es en la forma de ejecución del mandato del Art. 78 de la mencionada Ley
(postulación y preselección de postulantes), ya que de esto dependerá en
mucho el devenir de la elección. Si la Asamblea Legislativa Plurinacional
preselecciona a los postulantes recurriendo a las viejas prácticas del
acuerdo entre partidos, entre gallos y medias noches, podemos adelantar
que el resto será en vano ya que a mi entender ese proceso de preselección
debe incorporar la posibilidad de participación abierta de la ciudadanía,
para definir quiénes son las personas más idóneas a participar en una
elección. La Asamblea Legislativa Plurinacional cuenta con experiencias
previas de selección de candidatos a través de procesos participativos,
tanto en Bolivia (recordemos el proceso de selección de magistrados de
la Corte Suprema realizado en 2007) como en otros países de la región
(la Argentina constituye un buen ejemplo de autolimitación de facultades
por parte del Poder Ejecutivo y construcción de participación tanto en
esa instancia como en la legislativa). Considero que este proceso de
preselección en la Asamblea debe garantizar, mínimamente:
• Una evaluación seria de los antecedentes curriculares y personales
de los postulantes basadas en criterios de idoneidad para la función,
formación académica, compromiso con valores como la democracia
y el respeto a los derechos humanos y, por sobre todas las cosas,
conocimiento de la realidad boliviana. Esperemos que estos sean los
criterios que primen a la hora de realizar esa preselección;
• La posibilidad hacia la ciudadanía de presentar apoyos o
impugnaciones a los candidatos, que nutran el caudal de información
que los miembros de la Asamblea analizarán para seleccionar a los
candidatos;
• La posibilidad hacia los candidatos de presentar públicamente su
posición y visión con relación al órgano en el que aspiran ocupar
un lugar, estableciendo audiencias donde los mismos puedan dar esa
visión y ser interpelados por los miembros de la Asamblea.
Y todo ello debe darse en un marco de publicidad y transparencia que
garantice a la ciudadanía que el proceso está siendo llevado a conciencia
y orientado hacia la mayor participación popular posible.
Este proceso, además, servirá para posibilitar el cumplimiento del Art.
80 de la Ley (difusión de méritos), en la medida que los candidatos
seleccionados ya habrán tenido oportunidad de presentarse tanto a través
de sus antecedentes, como en forma personal y a través de los apoyos
e impugnaciones posiblemente recibidos. De esta forma, la difusión
de méritos será igualitaria y posibilitará a la ciudadanía un mayor
conocimiento de las personas a las que tendrá que elegir.
El espacio impide avanzar en muchas de las ideas que surgen a partir de lo
ya dicho. Sin embargo, quisiera cerrar esta intervención manifestando que
existe una mirada atenta sobre lo que suceda en Bolivia con esta elección
por parte de muchos interesados en la temática de la región, ya que esta
innovación quizá permita, finalmente, que la gente llegue a la justicia.
Leticia Lorenzo es: Abogada de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Ex Consultora
del Equipo Técnico para la Implementación de la reforma procesal penal en Bolivia.
Actualmente se desempeña como coordinadora de Estudios del Centro de Estudios de
Justicia de las Américas (CEJA).
Bolivia Transparente
 ELECCIÓN DE AUTORIDADES DEL ÓRGANO JUDICIAL Y DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Amalia Oporto
Desde la fundación de la República de Bolivia en 1825, los aspectos
electorales han tenido una gran importancia, tanto en la práctica política
del país como también en la conformación de la vida institucional
en sentido amplio. La llamada Constitución Bolivariana de 1826
consagró la clásica división e independencia de poderes, según los
modelos liberal-democráticos dominantes en la época. Pero lo notable
es que ésta constitución preveía un (cuarto) Poder Electoral con
amplias atribuciones, como una función de arbitraje y moderación en
caso de conflictos entre los otros poderes (función prevista en otras
constituciones del siglo XIX, pero que no tuvo gran ventura). Como se
sabe, esta constitución no llegó a entrar en vigor y no se materializó el
Cuarto Poder Electoral, que bajo formas muy distintas ha sido rescatado
y actualizado como una de las ideas básicas en la Constitución Política
del Estado Plurinacional de Bolivia aprobada mediante referéndum
constitucional de enero de 2009 y promulgada el 7 de febrero de 2009,
en ella, el Estado organiza y estructura su poder público a través de los
órganos Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral, en consecuencia,
el ejercicio de la función electoral está a cargo del Órgano Electoral,
siendo la máxima instancia el Tribunal Supremo Electoral, que tiene por
misión organizar, dirigir, supervisar, administrar, ejecutar y proclamar
los resultados de los procesos electorales, en breve y por primera
vez en la historia de Bolivia, la elección de autoridades del Tribunal
Constitucional Plurinacional, Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal
Agroambiental y Consejo de la Magistratura. Autoridades que serán
elegidas mediante sufragio universal y por simple mayoría de votos, para
este efecto el Tribunal Supremo Electoral tiene retos muy importantes
que cumplir:
El primero, requerir de los Tribunales Electorales Departamentales
el pleno compromiso para trabajar por el éxito de estas elecciones,
aportando su esencial concurso de forma comprometida y responsable,
para este propósito deberá cumplirse puntualmente con las etapas
establecidas en la Ley del Régimen Electoral y las actividades
contempladas en el calendario electoral que será elaborado por el
Tribunal Supremo Electoral, éste Tribunal no sólo tiene que asegurar
la realización cabal de las elecciones sino lograr la mayor participación
ciudadana.
El segundo, la participación en democracia requiere de una población
informada, por ello la educación cívica y ciudadana, la comunicación,
y la información pública tiene sustancial importancia, en ese marco se
deberá realizar campañas de motivación e información en una primera
etapa, para el registro del ciudadano en el padrón electoral biométrico
(para lo cual se requiere una estrategia de movilización de equipos
biométricos a nivel nacional) y, en una segunda, para la votación,
teniendo en cuenta que por primera vez el ciudadano votará dos veces
en una misma franja para la elección de autoridades del Tribunal
Supremo de Justicia, determinando con claridad que esto no constituye
causal de nulidad de voto. (Cabe señalar que la papeleta de sufragio
estará dividida en cuatro franjas verticales, una para elegir autoridades
del Tribunal Supremo de Justicia - 2 votos, otra para elegir autoridades
del Tribunal Agroambiental - 1 voto, otra para elegir autoridades del
Consejo de la Magistratura - 1 voto y, finalmente la última, para elegir
autoridades del Tribunal Constitucional Plurinacional - 1 voto).
Bolivia Transparente
El tercero, trazar para el proceso electoral un plan nacional de
capacitación conteniendo lineamientos, directrices para la ejecución en
cada uno de los Tribunales Electorales Departamentales.
El cuarto, impartir a los Vocales de los Tribunales Electorales
Departamentales instrucciones sobre aspectos técnico electorales,
metodología, técnicas de capacitación, difusión, utilización de material
didáctico y otros análogos.
El quinto, impartir capacitación y lograr que notarios, jueces y jurados
electorales obtengan conocimientos claros y precisos acerca de la
normativa electoral, procedimientos de inscripción ciudadana y votación
y, particularmente sobre sus funciones y atribuciones.
Lograr que los jurados electorales tengan conocimiento preciso del
funcionamiento de las mesas de sufragio el día de la elección: apertura,
desarrollo, escrutinio y cómputo de la votación por cada una de las
columnas de las cuatro franjas que contendrá la papeleta de sufragio y dos
resultados en la franja correspondiente a la elección de autoridades del
Tribunal Supremo de Justicia (uno de la columna de candidatas mujeres
y otro de la columna de candidatos hombres), además del manejo por los
Notarios Electorales de tres sobres de seguridad por mesa de sufragio,
(los sobres contendrán: el primero, el más importante el acta electoral,
lista de habilitados e inhabilitados de la mesa y las hojas de trabajo; el
segundo, las papeletas de sufragio utilizadas y, finalmente el tercero,
el material restante, incluyendo los útiles y las papeletas de sufragio
no utilizadas), para lo cual se deberá crear una infraestructura logística.
El sexto, impartir capacitación y lograr que los guías electorales
adquieran conocimientos e instructivas sobre la labor informativa y de
asistencia a la ciudadanía en recintos electorales, especialmente a los
ciudadanos con capacidades diferentes.
El séptimo, desarrollar un conjunto de actividades de capacitación e
información educativa dirigida a organizaciones de la sociedad civil,
colegios y universidades, y personal contratado para este efecto.
El octavo, desarrollar instrumentos y mecanismos alternativos para la
amplia difusión de los datos personales y méritos de los postulantes.
El noveno, la política informativa debe asentarse en dos ejes primordiales:
en la generación de información interna sobre las decisiones y labores
del Órgano Electoral y en el seguimiento y análisis del proceso electoral.
Finalmente, generar en la ciudadanía una reflexión sobre la trascendencia
de la elección de autoridades jurisdiccionales y coordinar con los
Tribunales Electorales Departamentales las medidas informativas
señaladas anteriormente, poniéndolas en práctica durante todo el
proceso electoral, sobre todo en la jornada de votación, asumiendo que
la jornada es el momento más importante y decisivo de todo proceso
electoral.
Amalia Oporto es: Abogada. Especialista Superior en Gestión y Derecho Electoral de la
Universidad Andina Simón Bolivar. Diplomada en Gestión Administrativa de la Universidad
Católica Boliviana. Ex vicepresidenta de la Corte Nacional Electoral. Actualmente asesora
en temas electorales y escribe para revistas del exterior.
7
 TRANSPARENCIA ELECTORAL PARA LA INDEPENDENCIA JUDICIAL
Ramiro Orias
Una de las innovaciones más importantes de la nueva Constitución
Política del Estado, es la elección por voto ciudadano de las más
altas autoridades nacionales del sistema de administración justicia.
Si nos retrotraemos al debate constituyente anterior, en nombre de la
independencia judicial, esta reforma en la modalidad de designación
de los Magistrados buscó pasar la atribución constitucional del Poder
Legislativo a favor de los ciudadanos, a fin de eliminar las prácticas
de cuoteo político-partidario que generalmente afectaban a los
nombramientos de Magistrados.
La preselección de postulantes votada por dos tercios de la Asamblea
Legislativa Plurinacional y posterior elección por sufragio universal
de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, del Tribunal
Agroambiental, del Tribunal Constitucional Plurinacional y de los
miembros del Consejo de la Magistratura busca hacer efectivo el
derecho de los ciudadanos a tener un juicio justo e imparcial.
Varios instrumentos internacionales establecen el derecho de todo
ciudadano de ser juzgado por un tribunal independiente e imparcial. Así,
el artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
estipula que toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y
con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente
e imparcial, establecido por la ley y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos establece en su artículo 8 que toda persona tiene
derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley. El Comité de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas además ha señalado que este derecho
es un derecho absoluto que no puede ser objeto de excepción alguna1.
La nueva manera en que se elijen a las autoridades de Justicia en Bolivia
deberá estar precedida de la mayor transparencia y credibilidad para
garantizar su independencia. Por esta razón, los Principios Básicos
relativos a la Independencia de la Judicatura, adoptadas por unanimidad
por la Asamblea General de las Naciones Unidas establecen en el
Principio 10 que las personas seleccionadas para ocupar cargos
judiciales serán personas íntegras e idóneas y tendrán la formación o
las calificaciones jurídicas apropiadas. Todo método utilizado para la
selección de personal judicial garantizará que éste no sea nombrado
por motivos indebidos. La Comisión Interamericana ha manifestado que
un adecuado proceso de designación de los miembros del poder judicial,
que sea transparente y garantice la igualdad de los candidatos, es
garantía fundamental para su independencia2, y el Comité de Derechos
Humanos de Naciones Unidas se ha pronunciado en la misma línea3. La
Corte Interamericana de Derechos Humanos, además, ha especificado
que el proceso de nombramiento de miembros del Poder Judicial
debe ser guiado exclusivamente por el mérito personal y la capacidad
profesional de los candidatos, a través de mecanismos objetivos de
selección y permanencia que tengan en cuenta la singularidad y
especificidad de las funciones que se van a desempeñar4.
Como lo ha señalado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
en su informe de seguimiento a Bolivia de 2009, en el acápite sobre
garantías de independencia, imparcialidad, transparencia e idoneidad,
la Comisión reitera que los Principios Básicos de Naciones Unidas
relativos a la Independencia de la Judicatura, establecen que existe una
relación directa entre las garantías de independencia e imparcialidad
de la administración de justicia como presupuesto del cumplimiento
8
de las normas del debido proceso, y la creación y el fortalecimiento
de mecanismos transparentes de designación y ascenso de jueces que
obedezcan a la calificación jurídica de los mismos y no a otros motivos
indebidos5.
Esta Comisión y la Relatora Especial de Naciones Unidas para la
Independencia de Jueces y Abogados, además, han señalado en diversas
oportunidades que el rol de vigilancia que cumple la sociedad civil es
imprescindible a fin de asegurar que las Altas Cortes se integren por
magistrados independientes, probos y competentes, como lo exigen los
estándares internacionales6.
Para asegurar la independencia judicial, es fundamental que el
procedimiento de selección de magistrados titulares y suplentes esté
claramente regulado para así evitar cualquier apariencia de parcialidad,
y que esté basado en las calidades y méritos de los candidatos, así como
abierto al mayor escrutinio público. Por ello, se deberá establecer en su
reglamento, al menos los siguientes mecanismos:
• se informe previa, detallada y ampliamente al público sobre la
convocatoria, el proceso, el cronograma y los avances en el mismo;
así como se establezcan y difundan los criterios de selección y
puntajes de calificación a seguir, los que deberían contempla
mecanismos para asegurar la equidad de género, interculturalidad
y especialidad técnica-jurídica,
• se dé a conocer los nombres y trayectoria profesional de los
postulantes; así como se soliciten antecedentes personales en la
Contraloría, Fiscalía, Colegio de Abogados, Impuestos Internos y
registro de militancia política del Órgano Electoral,
• se organicen audiencias públicas para conocer a los postulantes y
su trayectoria profesional, además de su visión jurídica sobre varios
importantes temas legales para así poder comprobar su idoneidad y
capacidad para el cargo,
• y que se defina una política para el manejo de eventuales conflictos
de interés entre la entidad de selección y los postulantes; así
como se establezca un mecanismo independiente que proceda a la
calificación de meritos que establece la Constitución.
La implementación de estas medidas de transparencia, meritocrática,
publicidad y participación social contribuirá a garantizar que sean
seleccionados los mejores magistrados para que se sometan al voto de
los ciudadanos, lo cual ayudará a aumentar la confianza pública en el
Sistema de Justicia.
1 Comunicación No. 263/1987, M. González del Río v. Perú (observación adoptada el 28 de
octubre de 1992), UN doc. GAOR, A/48/40 (vol. II), página 15, párrafo 5.2.
2 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y derechos humanos en
Venezuela, Washington, D.C., 2009, párrafo 187.
3 Observaciones Finales del Comité de Derechos Humanos: Azerbaiyán, Documento de la
ONU, CCPR/CO/73/AZE, párrafo 14.
4 Corte IDH, Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, Sentencia de 30 de junio de 2009, Serie
C No. 197, párrafo 72.
5 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe de Seguimiento - Acceso a la
justicia e inclusión social: el camino hacia el fortalecimiento de la democracia en Bolivia;
OEA/Ser/L/V/II.135, Doc. 40, 7 agosto 2009
6 Declaración de la Relatora Especial de Naciones Unidas para la Independencia de Jueces y
Abogados, Gabriela Carina Knaul de Albuquerque e Silva, en relación al proceso de selección
de jueces en Guatemala. Ver el comunicado completo en: http://www.unhchr.chhuricane/
huricane.nsf/view01/1F8E64060C6BD9EFC1257646004BF1F8?opendocument.
Ramiro Orias es: Abogado, Magister en Estudios Internacionales, especialista en reforma
judicial, actualmente es Director de la Fundación CONSTRUIR y Secretario General de
Bolivia Transparente.
Bolivia Transparente
 Sobre el Tribunal Constitucional
Eduardo Rodríguez Veltzé y Farit L. Rojas Tudela
El Tribunal Constitucional es el resultado del modelo concentrado de
control de constitucionalidad, ideado por el austriaco Hans Kelsen. Es la
representación de la summa potestas1, el dios terreno en materia jurídica.
No en vano se denomina Magistrado (de Magíster, Maestro) al sujeto que
compone este Tribunal.
Juristas como Bartolomé Clavero han insistido en las formas y maneras en
las que se desplaza el imaginario religioso al Derecho. La disciplina jurídica
está atravesada por figuras de dios y los distintos rituales religiosos. Clavero
asevera que la clásica división de poderes de Montesquieu (Legislativo,
Ejecutivo y Judicial) es un desplazamiento de la santísima trinidad (Padre,
Hijo y Espíritu Santo, respectivamente), historiadores del Derecho como
Ricardo Juan Cavallero nos recuerdan que “la toga del jurista” se la hereda
del cura, que la noción de “investigación de oficio” era la expresión del
Santo Oficio, que la noción de “sanción” proviene del latín sanctio (que
significa santificar), entre otras acepciones y prácticas.
Pues bien, el Tribunal Constitucional se levanta como una summa potestas
por encima de los otros poderes del Estado. Es adoptado en nuestro país
en virtud de las reformas constitucionales del año 1994, traído de la gran
tradición neocolonial de adoptar instituciones de poder extranjeras. La
influencia de esta reforma de 1994 es claramente europea, pues el control
de constitucionalidad en EE.UU., Argentina y/o Costa Rica está a cargo de
Cortes Constitucionales, Salas Constitucionales, Tribunales Supremos que
forman parte del Órgano Judicial. Las influencias europeas se encuentran en
el Tribunal Constitucional de Austria, el Tribunal Constitucional Federal de
Alemania, y por supuesto el Tribunal Constitucional de España, instituido
en la reforma de 1978 como un organismo independiente, único y supremo
intérprete de la Constitución.
Esta característica de supra poder del Tribunal Constitucional no fue
superada en la nueva Constitución Política del Estado del año 2009, en la
que aún el Tribunal Constitucional se levanta como una summa potestas,
como se señala en el artículo 202 numeral 2 de la CPE vigente (conocer
y resolver los conflictos de competencias y atribuciones entre órganos del
poder público), y lógicamente el Tribunal se encuentra también por encima
de las entidades autónomas, y es más, las va creando y delimitando como
señala el numeral 1 del artículo 202 de la CPE (conocer y resolver en única
instancia, los asuntos de puro derecho sobre la inconstitucionalidad de
leyes, Estatutos Autonómicos, Cartas Orgánicas, decretos y todo género
de ordenanzas y resoluciones no judiciales). Incluso frente a consultas de
las autoridades indígenas originario campesinas sobre la aplicación de sus
normas jurídicas aplicadas a un caso concreto, la decisión del Tribunal
Constitucional es obligatoria (transformando la consulta en sentencia),
conforme lo señala el numeral 8 del artículo 202.
El Tribunal Constitucional tiene la facultad de legislador negativo, puede
dejar sin efecto resoluciones del Órgano Ejecutivo, puede también dejar
sin efecto una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada. Como supra
poder, es lógico que no se lo mencione en la Ley del Órgano Judicial, y que
su trato sea ambiguo en la Constitución Política del Estado. Pues, con tanta
concentración de poder (como resultado del modelo concentrado referido),
es lógico que estamos ante uno de los poderes y espacios políticos por
excelencia (así tenga la magia de presentarse como una expresión judicial o
equivalente de santidad y se nos repita que no es un órgano político).
Los constituyentes entendieron al Tribunal Constitucional también como
un espacio político, así lo plasmaron en el parágrafo II del artículo 199
de la CPE, al señalar que “las candidatas y los candidatos al Tribunal
Constitucional Plurinacional podrán ser propuestas y propuestos por
Bolivia Transparente
organizaciones de la sociedad civil y de las naciones y pueblos indígena
originario campesinos”, dicho de otra manera el papel político del Tribunal
Constitucional se garantiza a través de los candidatos de la sociedad civil,
las organizaciones, naciones y pueblos indígenas.
En los próximos meses elegiremos a los miembros de un supra poder,
aunque el resultado de las urnas sólo visibilice a jueces que deban jurar
imparcialidad política. Salvo que definamos nuevas reglas, nuevos espacios
de pluralismo jurídico en la legislación secundaria, como lo es la Ley del
Tribunal Constitucional.
Se habrá notado que en el desarrollo de este ensayo, cada vez que
nos referíamos al Tribunal Constitucional hemos omitido el adjetivo
“plurinacional”, pero sólo para significarlo con mayor fuerza: El Tribunal
Constitucional que establece la nueva Constitución es “Plurinacional”. Esto
debería hacer posible deconstruir la existencia de un Órgano supra poder,
mucho más si hablamos de un Estado que promueve la cultura de Paz
(artículo 10 de la CPE), que se funda en el pluralismo jurídico (artículo 1
de la CPE), que establece la potestad de impartir justicia en el principio de
pluralismo jurídico (artículo 178 de la CPE), y cuyos pueblos y naciones
indígenas tienen el derecho al ejercicio de sus sistemas jurídicos (artículo 30
numeral 14 de la CPE) y a que sus instituciones sean parte de la estructura
general del Estado (artículo 30 numeral 5 de la CPE).
Lo que se debió buscar con una Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional
es justamente hacer efectivo el carácter plurinacional de constituir una
sociedad justa y armoniosa, cimentada en una visión integral de la nueva
Constitución para un proceso crítico y reflexivo de descolonización (artículo
9, numeral 1 de la CPE). Descolonizar la justicia no es sólo renegar con el
pasado, supone fundamentalmente deconstruir las relaciones de poder que
concurren en la administración de justicia (que la atraviesan y la definen),
criterio de los constituyentes a momento de eliminar el denominativo poder
y proponer la noción de Órganos (en lo que respecta al ejecutivo, legislativo
y lógicamente el judicial).
Deconstruir, según Jacques Derrida, supone diseminar. En el caso de la
Justicia, hacer posible otros espacios, múltiples sistemas de justicia, diversos
y legitimados por un pluralismo jurídico funcional; todo lo contrario de lo
que supone una concentración de poder, un logocentrismo (la verdad en una
sola interpretación) que caracteriza a la noción eurocéntrica del diseño del
Tribunal Constitucional.
Esta acción de diseminar es también política, pues de lo que se trata es
de difuminar el poder, y para ello está la acción política del Órgano
Legislativo, el encargado de llevar a cabo las reglas de la elección del
Tribunal Constitucional Plurinacional.
Sobre la elección de magistrados
La elección de magistrados no es una novedad en la región. Se produce en
algunos países, particularmente en los Estados Unidos, pero con variables,
entre ellas destacar que a los magistrados de la Corte Suprema los elige
el Presidente, pero deben ser previamente escrutados por el Senado que
aprueba la nominación. Los Estados Federales donde se eligen jueces o
fiscales, llevan un proceso previo de selección que privilegia la carrera
judicial. El proceso de elección por voto popular, está destinado más a
refrendar su permanencia en virtud a un buen desempeño.
1 La noción de summa potestas fue planteada por Jean Bodin en sus Seis libros sobre la
República, en referencia al sumo poder que tendría el soberano.
9
En todo caso, parece evidente que la fuente de legitimidad de un juez no está
sólo en el origen o forma de selección, sino y fundamentalmente en su buen
desempeño cuya medición trae desafíos más complejos que el debate sobre
el procedimiento de elección.
Sería prudente examinar las dificultades que se experimentaron en el
pasado inmediato con el diseño del Tribunal Constitucional y el ejercicio
de la jurisdicción en el contexto del conjunto del sistema judicial con el que
interactúa.
Será preciso examinar algunas situaciones. Por ejemplo, ante el déficit de un
régimen comprensivo de Derecho Administrativo que facilite la impugnación
de la actuación administrativa del Estado por parte de los ciudadanos, estos
asuntos se llevan directamente ante la jurisdicción constitucional por vía
de recursos de amparo, saturando en aproximadamente un 80% la carga
procesal del Tribunal.
Con alguna frecuencia, la calidad de “legislador negativo” del Tribunal,
frente a una escasa práctica de coordinación de poderes, abrió vacíos
normativos derivados de pronunciamientos sobre la inconstitucionalidad
e inaplicabilidad de normas cuyos efectos no se atendían con la rapidez
LA CAMPAÑA DEL SILENCIO
Salvador Romero Ballivian
Cuando un desesperado escritor acudió a Oscar Wilde para preguntarle
qué debía hacer ante la evidente campaña del silencio a la cual era
sometida su obra, Wilde no lo dudó mucho y le recomendó efusivamente
sumarse a aquella conspiración.
Bajo condiciones distintas, los candidatos que deseen integrar los
máximos órganos del Poder Judicial deberán ingresar en una campaña
del silencio, a hacer un voto de mutismo, digno de monasterios
construidos lejos del mundanal ajetreo. En efecto, el Régimen Electoral
dispone que para las elecciones de estas autoridades, programadas
inicialmente para diciembre de 2010 y ahora para el segundo semestre
de 2011, los candidatos no pueden declarar a los medios, participar en
debates, responder entrevistas.
Como los medios tampoco podrán referirse a los postulantes, ni para
bien ni para mal, éstos serán conocidos únicamente a través de la
información que brinde el Tribunal Supremo Electoral, que tendrá que
presentar, en estricta igualdad, los méritos de aproximadamente 125
postulantes para las 18 magistraturas del Tribunal Supremo de Justicia,
las 14 del Tribunal Agroambiental, las 10 del Consejo de la Magistratura
y las 14 del Tribunal Constitucional Plurinacional.
La elección con sufragio universal de los máximos magistrados del Poder
Judicial representa un caso singular, y quizá único, sin duda porque la
mayoría de los países comparte la idea de Alexis de Tocqueville que
la democracia requiere que ese Poder permanezca al margen de los
vaivenes del voto popular, para evitar “disminuir así la independencia
de los magistrados, [con lo que] no sólo se ataca al poder judicial sino a
la república democrática misma”.
Esta elección, ya de por sí especial, adquirirá contornos aún más
peculiares por la ausencia de una campaña. Si parece razonable que los
aspirantes no contraten espacios en los medios, se comprende menos
que se impidan debates, entrevistas, declaraciones, etc.
Quizá no hubiese sido el caso en la práctica, pero la posibilidad del
debate hubiese permitido, por ejemplo, que la ciudadanía conozca la
10
necesaria, generado situaciones de indefensión o inacción administrativa
con graves perjuicios para los litigantes, sea el Estado o los ciudadanos.
Muchas de las cuestiones que son llevadas a conocimiento del Tribunal
Constitucional tienen naturaleza “política”, que bien podrían conocerse y
resolverse con mayor pertinencia y legitimidad de representación por el
Órgano Legislativo, y sólo extraordinariamente someterse a la jurisdicción
constitucional. En este orden, fue afortunado recuperar la atribución de
interpretación auténtica de la Constitución al Órgano Legislativo por voto
calificado. Esta competencia contribuye precisamente a salvar vacíos
normativos constitucionales y, paradójicamente el proceso de aprobación
de la actual Constitución.
Eduardo Rodríguez Veltzé es: Abogado por la Universidad Mayor de San Simón, Master degree
en Admisnitración Pública por la Universidad de Harvard. Fue Presidente Constitucional de la
República de Bolivia. Actualmente es el Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo".
Farit Rojas Tudela es: Abogado por la Universidad Católica Boliviana "San Pablo" (UCB
-SP), Diplomado en Educación Superior, Gestión Pública, Maestría en Gestión Gubernamental
y Maestría en Epistemología, candidato a Doctor en Ciencias del Desarrollo. Actualmente es
Docente de la Carrera de Derecho y de la Carrera de Ciencias Políticas de la UCB - SP.
posición de los futuros magistrados sobre la manera cómo articularían
la justicia ordinaria con la de usos y costumbres, cómo encararían las
relaciones entre Poderes, o simplemente conocer sus motivaciones para
acceder a los cargos más elevados del sistema judicial o cuales son los
aspectos que ellos juzgan más importantes de destacar en su trayectoria.
El Régimen Electoral limita la comprensión esclarecida de los
ciudadanos que constituye un pilar de la democracia y vuelve la elección
casi un juego aleatorio.
Sin embargo, ese vacío y ese silencio se llenarán de la peor manera; no
lo serán, por supuesto, a través de los mensajes del organismo electoral
presentando a los más de cien candidatos.
Porque los ciudadanos buscarán orientarse, proliferarán las campañas
oficiosas que de manera a veces simples y, en otras oportunidades,
simplista, y casi siempre bajo el manto del anonimato, clasificarán a los
candidatos: expondrán las buenas razones por las cuales hay que apoyar
a tal candidato y las malas por las cuales no se debe votar por tal otro.
La información será suplantada por el rumor y el ciudadano no tendrá
nunca la oportunidad de formarse una idea propia pues los candidatos
serán mudos. Funcionarán las redes de internet –en las ciudades- y en
los espacios urbanos así como en las zonas rurales el “boca a oído”, que
se asemejará a una informal consigna.
Los problemas de esta acallada campaña se complicarán el día de la
elección cuando el ciudadano, al que ya le habrá costado seguir el
proceso, se encontrará con una inmensa papeleta en la cual faltarán
los habituales símbolos y siglas que constituyen atajos para facilitar
la toma de decisión y tendrá que seleccionar entre fotos y nombres de
personas sobre las cuales sabe muy poco o casi nada, “que no es lo
mismo, pero es igual” como dice la canción. Feliz el que sepa elegir
entre los 125 candidatos para el Tribunal Supremo de Justicia, del
Tribunal Agroambiental, del Consejo de la Judicatura y del Tribunal
Constitucional…
Salvador Romero Ballivian es: Doctor en sociología política por el Instituto de Estudios
Políticos de Paris. Catedrático universitario. Ex vicepresidente de la Corte Departamental
de La Paz – sala provincias y ex presidente de la Corte Nacional Electoral.
Bolivia Transparente
 ¿Porqué cambiar la justicia en nuestro país?,
¿Porqué no existe un efectivo acceso de los más vulnerables?
Son algunas de las preguntas que nos vienen a la mente cuando hablamos
de algo que percibimos tan necesario como “la justicia” pero que al mismo
tiempo es tan lejano al ciudadano, pues su acceso en igualdad de condiciones
ha sido óbice para muchas y muchos ciudadanos en nuestro país, pues en los
hechos no hay una justicia y menos un acceso a la justicia en igualdad de
oportunidades, pues el mismo sistema no ha tenido la capacidad suficiente
de que todos accedamos de forma igualitaria, con equidad e inclusión, de
ahí surge la idea o duda de que si el sistema de justicia está configurado
como un instrumento de defensa efectiva de los derechos de las personas
en condición de vulnerabilidad (mujeres, niños, indígenas, personas con
capacidades distintas, personas de la tercera edad, afro bolivianos, personas
con diversa orientación sexual, migrantes, pertenecientes a minorías,
pobres, privados de libertad y cuántos otros colectivos) que por cuestiones
de idioma, educación, dinero, distancia, estigmas, perjuicios o peor
aún por trampas creadas por el mismo sistema a través de normas poco
equitativas, decisiones y políticas públicas escasamente analizadas, poco
debatidas, técnicamente mal concebidas, inoportunamente resueltas, y peor
aún, con demoras o falta de acceso a la justicia de las propias víctimas, a
quienes el sistema ha vuelto a victimizar prefiriendo hacerse a un lado del
calvario llamado proceso que les toca vivir generando la indefensión de
las personas y la impunidad de los hechos, o con recintos penitenciarios
abarrotados de detenidos preventivamente sin sentencia en un sistema que
garantiza la presunción de inocencia, con cárceles que gozan de la falta de
sanidad, salud, educación y sobre todo rehabilitación para sus poblaciones,
entre otros, siendo ésta sólo una pincelada de algunos de los males que
aquejan a nuestra justicia, por ello, la elección de las más altas autoridades
del Órgano Judicial y Tribunal Constitucional constituye un reto y desafío
para cambiar nuestra justicia, más aún, a favor de los más desventajados,
para vencer o mitigar estas limitaciones, de esa forma, el sistema puede
constituir alternativa para reducir la brecha de desigualdades sociales que se
tienen al momento de acceder a la justicia.
Para comenzar a dar esos pasos de cambio el sistema de justicia requiere:
1. Promover el efectivo acceso a la información pública a los que acceden
a la justicia, sean estos víctimas, imputados, testigos y cuanto otro
involucrado directa y/o indirectamente en los procesos, de forma
oportuna, periódica y clara sin óbices que impidan su entendimiento
y que faciliten su interpretación sobre sus derechos, procedimiento,
requisitos, etc. a través de protocolos de atención, volantes, señalética,
otros, como aquella información que hace a la gestión del sistema de
justicia como estadísticas, informes, memorias anuales, rendición de
cuentas, como la implementación de otras iniciativas para promover la
transparencia del sistema de justicia.
2. Prever una Defensa Pública que cuente con iguales condiciones y
capacidades que las que cuenta el Ministerio Público, incrementando
los recursos, capacidad técnica y profesional de ambas instancias.
3. Una asistencia técnica y sistema de justicia con calidad, especializado
y efectivamente gratuito.
4. Prever intérpretes para aquellas personas (migrantes del área rural) que
deben acceder a la justicia en lugares distintos al de su origen.
5. Revisar los procedimientos para identificar si no cuentan con obstáculos
o formalismos jurídicos que obstaculizan el acceso a la justicia de
poblaciones vulnerables (procedimiento, lenguaje, formularios y/o
documentación, falta de oralidad, falta de acceso a la información, falta
de sensibilidad social de las autoridades del sistema de justicia, etc.).
6. Establecer pautas de organización y gestión judicial (agilidad y
prioridad, coordinación, especialización, actuación interdisciplinaria,
proximidad de los servicios, etc.).
7. Fortalecer los medios alternativos de resolución de conflictos e
involucrar y promover a otros actores sean municipios, universidades
u otras organizaciones de la sociedad civil en la prestación de servicios
jurídicos (orientación, patrocinio, acompañamiento, etc.).
8. Sensibilizar a los operadores sobre el trato adecuado acorde a las
circunstancias propias de la persona que quiere acceder al servicio de
justicia.
9. Una elección y designación de las autoridades de justicia (jueces,
fiscales y defensores), transparente y sobre todo meritocrática.
10. Promover la realización de estudios e investigaciones académicas y
universitarias en temas de justicia.
Pautas que de alguna manera constituirán germen para cambiar la justicia
en nuestro país, sobre todo, para todos aquellos grupos que hasta ahora a lo
largo de nuestra historia no han podido acceder a la justicia en igualdad de
condiciones.

ALGUNOS ASPECTOS QUE ES NECESARIO QUE LOS CIUDADANOS CONOZCAMOS SOBRE ESTA ELECCIÓN
Usted sabía que?
- Por primera vez en nuestra historia las y los bolivianos elegiremos por voto universal a 56 autoridades entre titulares y suplentes del sistema de justicia.
- Se establecen nueve circunscripciones electorales para Magistradas y Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y una circunscripción nacional para
Magistradas y Magistrados del Tribunal Agroambiental, Consejeras y Consejeros del Consejo de la Magistratura, Magistradas y Magistrados del Tribunal
Constitucional Plurinacional.
- El Tribunal Supremo Electoral emitirá la convocatoria al proceso electoral además de publicar el calendario electoral.
- El proceso electoral se divide en dos etapas, una primera para la postulación y preselección de postulantes al interior de la Asamblea Legislativa Plurinacional
con una duración de 60 días y una segunda etapa para la organización propia de la elección y realización de la votación a cargo del Órgano Electoral con
una duración de 90 días.
- La Asamblea Legislativa Plurinacional debe elaborar el reglamento de postulación y preselección de postulantes garantizando un proceso público,
participativo, meritocrático, equitativo, igualitario e informado garantizando la transparencia del mismo.
- Finalizada la etapa de preselección no se podrá realizar denuncias, manifestaciones de apoyo o rechazo de las y los postulantes.
- La Asamblea Legislativa Plurinacional debe garantizar que en la preselección de candidatas y candidatos el cincuenta por ciento (50%) de las personas
preseleccionadas sean mujeres y la inclusión de postulantes de origen indígena originario campesino.
- Con la nómina de postulantes preseleccionados por la Asamblea Legislativa Plurinacional el Tribunal Supremo Electoral organizará el proceso electoral de
acuerdo a las previsiones que deben asumirse para cada uno de los Tribunales:
o Tribunal Supremo de Justicia
La Asamblea Legislativa Plurinacional preseleccionará hasta seis (6) postulantes para cada departamento en dos listas separadas de mujeres y
hombres.

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Bolivia Transparente
 Los electores emitiremos dos votos, uno en la lista de candidatas mujeres y otro en la lista de candidatos hombres.
Será electo como Magistrada o Magistrado titular en cada departamento la candidata o candidato que obtenga el mayor número de votos válidos
de las dos listas. Si el elegido es hombre, la mujer más votada de su lista será la Magistrada suplente. Si la elegida es mujer, el hombre más votado
de su lista será el Magistrado suplente.
o Tribunal Agroambiental
Se elegirán siete (7) Magistradas o Magistrados titulares y siete (7) Magistradas o Magistrados suplentes.
La Asamblea Legislativa Plurinacional preseleccionará hasta veintiocho (28) postulantes.
Las Magistradas o Magistrados titulares serán las y los siete postulantes que obtengan el mayor número de votos válidos. Las Magistradas o
Magistrados suplentes serán las y los siguientes siete en votación.
o Consejo de la Magistratura
Se elegirán cinco (5) miembros titulares y cinco (5) miembros suplentes.
La Asamblea Legislativa Plurinacional preseleccionará hasta quince (15) postulantes.
Las Consejeras o Consejeros titulares serán las y los cinco postulantes que obtengan el mayor número de votos válidos. Las Consejeras o
Consejeros suplentes serán las y los siguientes cinco en votación.
o Tribunal Constitucional Plurinacional
Se elegirán siete (7) Magistradas o Magistrados titulares y siete (7) Magistradas o Magistrados suplentes.
La Asamblea Legislativa Plurinacional preseleccionará veintiocho (28) postulantes.
Las Magistradas o Magistrados titulares serán las o los siete postulantes que obtengan el mayor número de votos válidos. Las Magistradas o
Magistrados suplentes serán las o los siguientes siete en votación.
- La difusión de méritos de los postulantes seleccionados en la Asamblea Legislativa Plurinacional estará a cargo del Tribunal Supremo Electoral que
es la única instancia autorizada para difundir ésta información dentro de los 45 días previos a la votación a través de un formato único, impreso y
audiovisual que garantice la igualdad de condiciones de todos los postulantes garantizando la difusión en todo el territorio del Estado presentando los
datos personales y méritos de cada una o uno de las o los postulantes, información que también deberá ser expuesta en todos los recintos electorales el
día de la votación.
- Se establece un régimen especial de propaganda para éste tipo de elección, determinándose las siguientes prohibiciones.
o Las y los postulantes, desde el momento de su postulación, bajo sanción de inhabilitación, están prohibidos de:
a) Efectuar directa o indirectamente cualquier forma de campaña o propaganda relativa a su postulación, en medios de comunicación radiales,
televisivos, escritos o espacios públicos; b) Manifestar opinión ni tratar temas vinculados directa o indirectamente a su postulación en
foros públicos, encuentros u otros de similar índole; c) Emitir opinión a su favor, o a favor o en contra de otros postulantes, en medios
de comunicación radiales, televisivos, escritos o espacios públicos; d) Dirigir, conducir o participar en programas radiales o televisivos,
o mantener espacios informativos o de opinión en medios escritos; o e) Acceder a entrevistas, por cualquier medio de comunicación,
relacionadas con el cargo al que postula.
o A partir de la convocatoria, los medios de comunicación, bajo sanción y sin perjuicio de su responsabilidad penal, están prohibidos de:
a) Difundir documentos distintos a los producidos por el Órgano Electoral; b) Referirse específicamente a una o un postulante, en forma
positiva o negativa; c) Generar espacios de opinión de ninguna índole sobre los postulantes; d) Dar espacios de opinión, conducción o
participación en programas a cualquier postulante.
o A partir de la convocatoria, ninguna persona particular, individual o colectiva, organización social, colegiada o política, podrá realizar campaña
o propaganda a favor o en contra de alguna o algún postulante, por ningún medio de comunicación, incluyendo internet y mensajes masivos de
texto por telefonía celular, constituyendo falta electoral sin perjuicio de su calificación penal.
o A partir de la convocatoria, ninguna autoridad o institución pública podrá emitir opiniones o realizar acciones que favorezcan o perjudiquen a
alguna de las postulaciones, constituyendo falta electoral sin perjuicio de su calificación penal.
- El Tribunal Supremo Electoral, de oficio o a solicitud de parte, dispondrá la inhabilitación inmediata del postulante cuando se acredite que haya
realizado o inducido campaña o propaganda electoral a su favor o en contra de otra, otro u otras u otros postulantes, procedimiento que será el mismo
para la inhabilitación de candidaturas, en lo pertinente.
- El Tribunal Supremo Electoral sancionará al medio de comunicación que viole el régimen especial de propaganda, con su inhabilitación para emitir
propaganda electoral en los siguientes dos procesos electorales, referendos o revocatorias de mandato.
- El orden de ubicación de las candidatas y candidatos en la papeleta electoral en la franja correspondiente deberá definirse mediante sorteo público
realizado por el Tribunal Supremo Electoral.
- La papeleta de sufragio será única y estará dividida en cuatro franjas verticales claramente diferenciadas para cada uno de los tribunales, ella incluirá el
nombre completo y la fotografía de cada candidata y candidato según el tribunal al que postulan. En la franja para las candidaturas del Tribunal Supremo
de Justicia se presentarán listas separadas de candidatas mujeres y candidatos hombres, en dos columnas.
Ésta elección constituye un hecho inédito en la historia de todas y todos los bolivianos, por ello, tanto la Asamblea Legislativa Plurinacional como
el Órgano Electoral en su conjunto tienen el reto de llevar adelante un proceso revestido de todas las garantías de transparencia para una justicia
independiente.

Para mayor información

Dirección: Belisario Salinas Nº 530 • Telf.: 591 2 2416583 Fax: 591 2 2000766
La Paz - Bolivia

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