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Presentación

“Después de esto, el Señor eligió a otros setenta y dos discípulos y lo envió de dos en dos,
delante de Él, a todas las ciudades y lugares a donde Él debía ir” (Lc 10,1)).

Con motivo de la semana de la catequesis, que se tendrá del 10 al 17 de mayo del presente año.
La Dimensión para la Nueva Evangelización y Catequesis (DINEC) con gusto ofrece el
presente material, para todos nuestros agentes de catequesis, que con generosidad y alegría
realizan este ministerio con niños, adolescentes, jóvenes y adultos.

El subsidio ofrece:

è 5 catequesis de reflexión, con el objetivo de despertar la conciencia de que todos los


agentes de pastoral, entre ellos los catequistas, estamos llamados a trabajar de manera
“sinodal” en la edificación de la Iglesia y en la misión que Jesús nos ha encomendado,
para ello hemos de poner los medios necesarios y lograr así vivir una verdadera
sinodalidad. De este modo la temática considera el proceso sinodal en el que se
encuentra nuestra diócesis: “Estamos en modo sinodal”.

è Un esquema de Hora Santa, que se puede utilizar el jueves, o el día más apropiado para
los catequistas, con la intención de que los agentes puedan vivir un momento de
oración y encuentro con el Señor, razón de ser, de nuestra fe y nuestro apostolado.

è Un esquema celebrativo de renovación de la fe y envío que puede realizarse dentro de la


Santa Eucaristía del domingo 17 de mayo, día del catequista. Buscando con ello que los
agentes de la catequesis sientan el apoyo e impulso de la comunidad, y al mismo tiempo
recuerden que el compromiso catequístico es de toda la comunidad, y que lo realizan en
nombre de ella.

è También contiene oraciones y algunos cantos que vamos a utilizar en los encuentros
decanales y en el encuentro diocesano de octubre.

è Un Cd con los cantos de cada catequesis (también se pondrán en internet a través del
Facebook).

Algunas orientaciones prácticas:

1. Entregar el material oportunamente, para que se realice la Semana de la Catequesis


con éxito.

2. Reproducir y distribuir el material. El equipo decanal coordinador de la catequesis, de


acuerdo con el decano, verá que haya material necesario y bien distribuido para que se
realice con eficacia esta Semana de la Catequesis.

3. Programar y realizar. El coordinador parroquial de la catequesis, se pondrá de acuerdo


con el párroco para la organización de la Semana de la Catequesis y la celebración del
día del Catequista.

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4. Encuentros decanales y diocesano de agentes de la catequesis. El 19 de agosto, la
DINEC hará una segunda entrega de material al equipo coordinador del decanato, para
celebrar el Encuentro de decanato (septiembre - octubre) y preparar el XVIII
Encuentro Diocesano de Agentes de la Catequesis que será el sábado 17 de octubre.

5. Algunas sugerencias para la Semana de la Catequesis:

a) De lunes a viernes:
Ø Reflexionar los temas del subsidio.
Ø Actividades que se sugieren:
Ø Promover más agentes de catequesis.
Ø Incorporarse al proyecto parroquial de formación de agentes, y si no se tiene,
realizar un proyecto de formación de agentes de catequesis.
Ø Seguir realizando el proyecto de Iniciación Cristiana: promover el equipo
Misionero-Kerigmático y el equipo promotor de la Iniciación Cristiana.
Ø Proyectarnos a la comunidad, a través de romerías, periódicos murales, y otras
manifestaciones para compartir la fe.
Ø Visitar hospitales, asilos, enfermos, personas solas, para promover la vivencia
de la misericordia.
Ø Promover alguna actividad social para ayudar a familias necesitadas.
Ø Involucrar a las familias en la pastoral de la catequesis.

b) El jueves: Hora Santa.

c) El sábado: Romería, actos marianos, rosario y convivencia, etc.

d) El domingo: Eucaristía por los catequistas y celebración de envío.

Guadalupe, Zac., 1o de abril de 2020.

Pbro. Rodrigo Muñoz García

Director

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Lema
Oraciones
Cantos
Lema
“Catequistas en modo sinodal
juntos debemos trabajar”

Padre bueno, permítenos celebrar


nuestro tercer Sínodo Diocesano
con fe firme y esperanza confiada.

Que, escuchando y discerniendo,


encontremos otra manera de ser Iglesia
ante los desafíos de este mundo cambiante.

Que asumamos nuestra misión con decisión y audacia


bajo la guía del Espíritu Santo.
Que seamos fieles y alegres servidores del Reino de Dios
e impulsemos sinodalmente la Nueva Evangelización

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

María, madre de la Iglesia, ruega por nosotros.

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Oración del Catequista
Señor Jesús, fuente de vida y esperanza
tú que me has llamado a ser catequista,
ilumina mi mente y mi corazón
para poder enseñar a aquellos
que tú me has confiado,
el evangelio que brota de tus manos.

Haz, Señor, que cada día


me encuentre más unido(a) a mi comunidad;
ella que me ha enviado a catequizar,
sea, para mí, fuente de fe e impulso en el amor,
y que mi fidelidad permanezca para siempre,
como buen discípulo tuyo.

A Ti, Señor, confío mi vida y mi misión,


que no se pierda ninguno
de los que tú has puesto en mis manos,
y que mi espíritu esté siempre alegre
para transmitir el fuego de tu amor
y la esperanza de tu Reino.

Te lo pido a Ti, Jesucristo,


que has dado la vida por mí,
y que vives junto al Padre
por los siglos de los siglos. Amén.

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Cantos
Hoy decimos que sí

Hoy decimos que sí (2) Hoy la Iglesia crece en el amor:


juntos caminando “Id a todo el mundo y predicad”,
vamos hacia Ti (2). hoy decimos sí ante tu altar,
hoy decimos sí en fidelidad.
Un día nos llamaste, Señor,
a sembrar tu reino con Hoy decimos…
amor,
Hoy nos fortaleces Tú, Señor,
hoy decimos sí ante tu altar,
para ser testigos de tu amor,
hoy decimos sí en fidelidad.
hoy decimos sí ante tu altar,
Hoy decimos… hoy decimos sí en fidelidad.

Hoy decimos…

https://www.youtube.com/watch?v=3RWz5uSsb04

Caminamos hacia el sol

Caminamos hacia el sol Llegará con la luz


esperando la verdad. la esperada libertad. (2)
La mentira, la opresión,
cuando vengas cesarán. Te esperamos, Tú vendrás
a librarnos del temor;
Llegará con la luz la alegría, la amistad,
la esperada libertad. (2) son ya signos de tu amor.

Construimos hoy la paz Llegará con la luz


en la lucha y el dolor, la esperada libertad. (2)
nuestro mundo surge ya
en la espera del Señor.

https://www.youtube.com/watch?v=U5LCSaTzb1I

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Canción al corazón de Jesús
(Cristóbal Fones SJ)

Quiero hablar de un amor infinito Quiero hablar de un amor generoso,


que se vuelve niño frágil, que hace y calla, amor a todos
amor de hombre humillado, buscándonos todo el tiempo,
quiero hablar de un amor apasionado esperando la respuesta, el encuentro.
Con dolor carga nuestros pecados, Amor que abre…
siendo rey se vuelve esclavo,
fuego de amor poderoso, Quiero hablar de un amor diferente,
salvador, humilde, fiel, silencioso. misterioso, inclaudicable,
amor que vence en la cruz,
Amor que abre sus brazos de acogida, quiero hablar del Corazón de Jesús.
quiero hablar del camino hacia la vida.
Corazón paciente, amor ardiente; Amor que abre…(2)
quiero hablar de aquél que vence a la muerte.

https://www.youtube.com/watch?v=VyBv6ZHZ89U

Confió en Ti
(Ministerio Jésed)

¡Oh Jesús!, a tu corazón Las almas que confían en Ti,


confío mi necesidad serán recompensadas por Ti,
mírala y después Sagrado Corazón de Jesús.
deja a tu corazón actuar. Yo confío en Ti. (2)
¡Oh Jesús!, yo cuento contigo, No habrá confusión
yo confío en Ti que dure por siempre,
¡Oh Jesús! de Ti estoy seguro, yo sé en quien he creído
yo me entrego a Ti. y mi esperanza no será defraudada,
Tú que has dicho: pues, Tú has dicho:
“Si quieres agradarme, confía en mí; “Si quieres…
Si quieres agradarme más, confía más. Las almas que confían en Ti,
Inmensamente más… serán recompensadas por Ti,
Confía más, inmensamente más… Sagrado Corazón de Jesús.
confía…” Yo confío en Ti.

https://www.youtube.com/watch?v=ZK-9Ue4rzD0

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Iglesia Peregrina de Dios

Todos unidos formando un solo cuerpo, Rugen tormentas y a veces nuestra barca,
un pueblo que en la Pascua nació. parece que ha perdido el timón.
Miembros de Cristo en sangre redimidos, Miras con miedo, no tienes confianza,
Iglesia peregrina de Dios. Iglesia peregrina de Dios.

Vive en nosotros la fuerza del Espíritu Una esperanza nos llena de alegría:
que el Hijo desde el Padre envió. Presencia que el Señor prometió;
Él nos empuja, nos guía y alimenta, vamos cantando, Él viene con nosotros,
Iglesia peregrina de Dios. Iglesia peregrina de Dios.

Somos en la tierra Somos en la tierra…


semilla de otro reino,
somos testimonio de amor. Todos unidos en un sólo Bautismo,
Paz para las guerras unidos en la misma comunión.
y luz entre las sombras, Todos viviendo en una misma casa,
Iglesia peregrina de Dios. (2) Iglesia peregrina de Dios.

Todos prendidos, en una misma suerte,


ligados a la misma salvación
somos un cuerpo y Cristo es la cabeza,
Iglesia peregrina de Dios.

Juntos cantando la alegría


(Cesáreo Gabaráin)

Juntos cantando la alegría Hay una fe que nos alumbra con su luz,
de vernos unidos en la fe y el amor una esperanza que empapó nuestro esperar
Juntos sintiendo en nuestras vidas Aunque la noche nos envuelva en su
la alegre presencia del Señor. quietud,
nuestro amigo Jesús nos guiará.
Somos la Iglesia peregrina que Él fundó,
somos un pueblo que camina sin cesar. Juntos cantando…
Entre cansancios y esperanzas hacia
Dios, El Señor nos acompaña al caminar,
nuestro amigo Jesús nos llevará. con su ternura, a nuestro lado siempre va,
si los peligros nos acechan por doquier,
Juntos cantando… nuestro amigo Jesús nos salvará.

https://www.youtube.com/watch?v=_ELL2sQAw7E

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Caminemos Juntos

Estamos ya en renovar No os detengáis, no hay temor,


nuestro país, nuestra ciudad. pronto tendremos que actuar,
La educación puede impulsar, si todos queremos ganar.
que el pueblo tenga bienestar. Viva la Patria y libertad.
La fe unida a la razón, ¡Viva la cistriandad! ¡Viva!
nos da el camino a la verdad. ¡Viva la cistriandad! ¡Viva!
Vibrando está el corazón, ¡Que viva sí! ¡Viva!
caminemos con valor.
¡Oh! Jesús mío, tu hermoso pabellón,
Estamos ya en Sínodo, siempre sabremos llevarlo con honor.
nuestra Iglesia renovar. Oh Virgen mía, tu hermoso pabellón,
Todo impulso es trabajar, siempre sabremos llevarlo con honor.
lograr espiritualidad.
Estamos…
Zacatecas es nuestro hogar,
gente divina, sin igual. Zacatecas…
Vibrando está el corazón,
Con voluntad y dirección,
caminemos con valor.
nosotros vamos a ganar,
Sí, juntos marchemos, al ente depredador,
que es hora ya de construir, que nos invade sin parar.
con gran amor, con gran valor,
No os detengáis, no haya temor,
con dignidad, para vencer hasta vivir.
pronto tendremos que actuar,
Sí, escuchemos, participemos, si todos queremos ganar.
con gran amor, congran valor, ¡Viva la Patria y libertad!
con dignidad para vencer hasta vivir.
¡Viva la cistriandad! ¡Viva!
Estamos… ¡Viva la cistriandad! ¡Viva!
¡Que viva sí! ¡Viva!
Zacatecas…

Con voluntad y dirección,


nosotros vamos a ganar,
al ente depredador,
que nos invade sin parar.

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Catequesis 1 Saber Escuchar
Objetivo
Descubrir nuestra capacidad y necesidad de escuchar a Dios y al hermano, para así poder
crear espacios de diálogo y escucha activa en nuestra comunidad.

Oración Inicial
“Aquí nos tienes, Señor”

Aquí nos tienes, Señor, con nuestros pecados, pero reunidos en tu nombre. Dígnate purificar
nuestros corazones. Enséñanos qué hemos de hacer. Muéstranos por dónde debemos cami-
nar. Descúbrenos aquello que debemos alcanzar.

Sé nuestro único inspirador y el autor de nuestras decisiones. No permitas que pequemos


contra la justicia, Tú que estimas la equidad. Que la ignorancia no nos desgarre, ni la antipatía
nos doblegue. Unámonos a Ti para que seamos una sola cosa y que nada nos desvíe de la
verdad, reunidos como estamos en tu nombre. Amén.

Miramos la realidad
Hoy en día nuestra sociedad tiene un gran defecto: no saber escuchar. Algunos sociólogos la
han llamado, la “incontinencia auditiva”. Esta es una extraña enfermedad que consiste en no
escuchar y sólo hablar, hablar por vicio, sin atender el rumbo de la conversación e
interrumpiendo la palabra del otro. Es un vicio psicológico que pone muy nervioso al
interlocutor.

El filósofo griego Zenón, solía decir a sus discípulos: “Recuerden que la naturaleza nos ha
dado dos oídos y una sola boca, para enseñarnos que vale más escuchar que hablar”.

Hoy, en la sociedad de la prisa, de la hiperactividad, de la era digital y del estrés, existe un gran
déficit de escucha atenta y serena. La gente habla y habla, incesantemente. Falla la capacidad
de escucha, la capacidad de atender al otro.

Hay diferentes factores que pueden provocar en nosotros la falta de escucha al otro:

v La ansiedad: tenemos el foco puesto en nosotros, en qué es lo que tenemos que


mostrar, en cómo nos van a recibir y qué será lo que contestaremos. Comienza un
diálogo interno que es al que prestamos atención.
v Los juicios: dirigimos nuestro pensamiento a patrones personales, normas, creencias,
prejuicios en lugar de estar atentos a lo que el otro nos cuenta.

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v La prisa: no dejamos que el otro termine sus planteamientos, queremos que corra más,
o tarde menos.
v La apatía: damos la razón con gestos e incluso con monosílabos sin prestar atención al
mensaje.
v Los consejos: es cuando decidimos solucionar la vida de los demás desde nuestro
punto de vista, asumiendo que nuestra perspectiva de la realidad es la única.
v Excesivo uso de los medios de comunicación: usamos tanto los medios de
comunicación, que perdemos la capacidad de la escucha, de la interacción con el
otro personalmente.
v El aislamiento: que es la no interacción con los de tu alrededor, viviendo encerrados
en sí mismos.

Por otra parte, no sólo se escucha con los oídos, se escucha con la mirada, con el cuerpo, con la
respiración. Diferentes estudios realizados sobre la materia nos indican que se recibe la
información de la siguiente forma:

² 2.5% a través de las manos

² 3.5% a través del olfato

² 11% a través del oído

² 83% a través del ojo

Saber escuchar, hoy, es muy importante. Exige dominio de uno mismo. Es un arte y un gesto
de sabiduría. Escuchar es una actitud difícil porque implica atención al interlocutor, esfuerzo
por captar su mensaje y comprensión del mismo. Es necesario escuchar, en este momento de
la vida y saber discernir qué es lo que Dios quiere y lo que el hombre quiere.

Estamos en modo sinodal y la escucha es una actitud básica para descubrir la voluntad de Dios
y ser dóciles a sus inspiraciones, para que el Evangelio pueda fecundar en todas las realidades
del hombre.

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Iluminados para Discernir
En el Antiguo Testamento, la escucha juega un papel importante. Dios siempre le recuerda a
su pueblo que Él es el único, en medio de dioses falsos e ídolos: “Escucha Israel, el Señor, tu
Dios, es solamente Uno…” (Dt 6,4). También en repetidas ocasiones Dios se queja de que su
pueblo no escucha. Por su parte, los profetas son eminentemente oyentes; escuchan lo que el
Señor tiene que decir y luego hablan en su nombre (Cf. 1 Sam 3,10).

El tema de la escucha aparece también en el Nuevo Testamento (Cf. Jn 8,47.51). María es la


primera en oír la Buena Noticia, atesorando y meditando la Palabra en su corazón (Cf. Lc
2,19.51). Además en el Evangelio se afirma que los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen
en práctica son verdaderos discípulos (Cf. 8,19-21). En el caso de Marta y María, hermanas de
Lázaro, es María la que sentada a los pies del Señor, escucha su Palabra. Ésa es la mejor parte
que no le será quitada (Cf. Lc 8,4-21). En otra ocasión mientras Jesús hablaba, “una mujer de
en medio de la multitud, alzando la voz, le dijo: ¡Bienaventurado el vientre que te llevó! y él
contestó: Bienaventurados, más bien, los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en
práctica” (Lc 11, 27-28).

Por su parte, San Pablo afirma que la “fe viene por el oído” (Rm 10, 17) esto significa que lo
primero es escuchar el anuncio de la Palabra de Dios. El oído como símbolo de la recepción de
la Palabra es la matriz de la fe que es concebida. La fe es oído y escucha a la vez.

En numerosos discursos Jesús termina diciendo “el que tenga oídos para oír que oiga” (Mc
4,23) afirmando que lo que ha dicho es de suma importancia. En los Evangelios, el Señor se
muestra muchas veces en oración a Dios, su Padre, para buscar su voluntad. La oración es uno
de los medios privilegiados de la escucha de Dios.

Jesús, en cierta ocasión, se lamentó diciendo: “se ha endurecido el corazón de este pueblo, se
han vuelto torpes sus oídos, y se han cerrado sus ojos; de modo que sus ojos no ven, sus oídos
no oyen, su corazón no entiende, y no se convierten a mí para que yo los sane” (Mt 13,15);
“Bienaventurados, en cambio, porque los oídos de ustedes oyen y sus ojos ven. Muchos
profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen, y no
lo oyeron” (Mt 13,16-17).

En el Evangelio de Juan se afirma, además, que Jesús es la Palabra: “en el principio existía la
Palabra y la Palabra era Dios” (Jn 1,1). Si Jesús es la Palabra lo primero que hay que
hacer es escucharlo. Jesús al ser Palabra es mensaje: tiene algo que decirnos. El ser humano,
en relación a Dios, se define como oyente de la Palabra. Dios, en su misterio, es la Palabra, la
escucha y el silencio.

1. El arte de escuchar

Escuchar es un arte espiritual que está estrechamente ligado a muchas virtudes. Escuchar
requiere amor, paciencia, disposición, entrega y hasta sacrificio. La humildad y la escucha

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están íntimamente relacionadas. La cualidad indispensable para una buena escucha es la
humildad. Igualmente la sabiduría y la escucha se entrelazan. El sabio lo es no tanto por lo que
dice sino por lo que calla y escucha. No hay sabiduría sin silencio y sin rumiar los
acontecimientos. Tampoco existe obediencia sin escucha. Etimológicamente la palabra
obediencia viene del latín y contiene la raíz audire que significa escuchar. Obedecer es
escuchar atentamente.

Uno de los primeros servicios que un ser humano le debe al otro es escucharlo. Así como el
amor a Dios empieza por escuchar su Palabra, del mismo modo, el amor a los hermanos
consiste en aprender a escucharlos, lo cual puede ser un servicio mejor que el hablar. Hay
muchos que hablan mucho y pocos que escuchan.

Quien no practica la escucha termina siendo un sordo. Al menos espiritualmente. La sordera


espiritual es más común de lo que pensamos. Hay personas que sólo están llenas de sus
propias palabras y aturdidas por sus mismos vacíos.

Ser una persona silenciosa no es estar aislada sino en íntima conexión con uno mismo.
Nuestro interior está habitado. Tiene una particular sonoridad, suena nuestra voz interior y
su melodía única. Allí nos habla Dios y repercute en las intuiciones del propio corazón.

Dios nos habla a través de signos, señales y mediaciones: la vida, sus circunstancias y
vínculos. Todo debe ser llevado hacia adentro para ser explorado, decantado, rumiado.

Escuchar lo que nos dice el propio corazón nos hace contemplativos y sabios del silencio
interior. Hay que escucharse a sí mismo. Escuchar la propia vida y ser sabio. Escuchar el
propio cuerpo y comprender qué nos dice para ser más saludables. Escuchar la propia historia
y aprender. Escuchar a los demás y ser más comprensivos y tolerantes. Escuchar a Dios y
descubrir el secreto de la vida y de la felicidad que está oculta a los que no saben percibir la
magia de la existencia.

2. La sinodalidad requiere de escucha

Para ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que vive y camina junta, una Iglesia que sea sinodal en
sus comunidades, estructuras y acciones pastorales, para ser agentes de catequesis sinodales,
necesitamos comenzar por educarnos en la escucha. Aprender a escuchar.

Aprender a escuchar en una doble dirección:

- Dirección vertical: escuchar a Dios, escuchar lo que me dice a través de su Palabra, de la


oración, de los acontecimientos de mi vida.

- Dirección horizontal: escuchar al hermano, al pastor, al compañero de pastoral, al


compañero de catequesis.

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Aprender a escuchar, no solo oír:

Oír es recibir pasivamente el sonido que me llega a los oídos, escuchar es tomar conciencia de
los que me dicen, dejar resonar en el pensamiento y en el corazón las palabras de quien me
habla.

Proponemos para actuar


Compartir en binas las siguientes cuestiones:

è Menciona 3 dificultades del saber escuchar que se dan en tu comunidad.

è Menciona 3 actitudes que consideres fundamentales al momento de escuchar.

è Menciona 3 frutos que consideras se lograrían si aprendemos a escuchar a los demás


agentes de pastoral (agentes de otras pastorales, agentes de catequesis, pastores).

Dinámica:

“El tren de la escucha”

Materiales: Paliacates o vendas para los ojos de cada uno de los participantes y un tesoro para
cada equipo (un dulce, una imagen, una caja, etc.)

1) Se hacen varios grupos, de acuerdo al número de participantes. Cada equipo estará


integrado de 6 a 8 personas.

2) Cada equipo forma una fila simulando un tren y se sujetan de la espalda del compañero de
adelante, todos tendrán los ojos vendados, menos el capitán que estará en la parte final de
su equipo.

3) La función del capitán es guiar a su equipo hacía el tesoro, pero solo lo puede hacer
mediante sonidos (sin hablar). El equipo, previo al juego, se puede poner de acuerdo a los
sonidos que usarán (silbido, aplausos, sonidos con la lengua, etc.) para ir a la derecha o
izquierda, para hacer alto, seguir avanzando o para ir hacia atrás. Gana el equipo que
llegue primero a su tesoro.

Al finalizar el juego, poner en común las experiencias y resaltar lo más importante del tema
referente a saber escuchar.

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Oración
Padre Bueno, que oíste el clamor de tu pueblo,
purifica mi sentido de oír,
despéjalo de los ruidos externos
para oír los internos.

Tú, que en tu Hijo escuchaste,


los gritos del endemoniado,
la voz de los discípulos,
el murmullo de los fariseos,
el grito de los enfermos,
el bullicio del mundo,
acerca tu oído a nosotros hoy.

Que por tu Espíritu aprenda


no sólo a oír,
sino sobre todo a escuchar.

Madre María ayúdanos


a escuchar la Palabra,
a meditarla en el corazón como tú,
y a hacerla vida. Amén.

Canto
“Shema Israel”

Shema Israel, Amarás al Señor tu Dios


Shema Israel con todo el corazón,
Adonai, elohenu, con toda tu mente,
Adonai, ejad. con todas tus fuerzas.

¡Escucha, Israel! El primer mandamiento es éste en la vida


¡Escucha, Israel! el segundo al primero es semejante.
El Señor es Nuestro Dios, A tu prójimo amarás como a ti mismo
El Señor es Uno. con esto alcanzarás la vida eterna.

Shema Israel...

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Catequesis 2 Diálogo sinodal
Objetivo
Reconocer las dimensiones del diálogo sinodal y los beneficios que este trae, para poder
generar soluciones y propuestas en los ambientes donde nos desenvolvemos, especialmente
dentro de la catequesis.

Oración
Invocación al Espíritu Santo.

Canto.
Ven Señor y lléname (Jésed)

Ven, Señor y lléname.


Necesito de tu Espíritu para poder
dar amor y tener fe.
Ven Señor y lléname (2)

Hay un vacío en mi corazón


que solamente Tú puedes llenar,
y mi alma tiene sed de recibir
el amor que solamente Tú le das.

Ven Señor…

Yo no puedo seguirte sin tu gracia,


yo no puedo seguirte sin tu amor.
No podría seguir si me faltaras Tú.
Ven Señor y lléname, (2)
Ven señor y llename
Ven Señor… (2)

Miramos la realidad
La Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia se hace palabra;
la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se hace coloquio.

No podemos negar la falta de diálogo que hay en nuestro entorno o el diálogo deformado y
manipulado que se nos transmite a través de los medios.

Este problema ha llegado también al seno de la Iglesia, a pesar de la renovación del Concilio
Vaticano II, se percibe una falta de diálogo a veces entre la jerarquía y el pueblo de Dios, y

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entre los mismos laicos, siendo así que dentro de los grupos apostólicos de nuestra parroquia
encontramos una falta de diálogo que se manifiesta en el poco sentido de comunión y en la
falta de aceptación de las propuestas del otro con la finalidad de mejorar el apostolado que se
realiza, y si en la base del grupo no se encuentra el diálogo, mucho menos lo hay con los
presbíteros a cargo de la parroquia.

La raíz más profunda de los hechos descritos, es siempre de un modo u otro la falta de diálogo
de los hombres con Dios, fuente suprema del amor, la comunicación y la comunión.

Dentro de este proceso vemos también los aspectos positivos ya que dentro de la Iglesia han
jugado un papel decisivo los grandes valores de la comunicación. Hay en su carácter una
marcada disposición y facilidad para el contacto interpersonal, una simpatía acogedora del
otro, una actitud compasiva hacia el que sufre, un hondo sentido de familia, una hospitalidad
abierta aun a los más extraños, y una profunda capacidad para la comunicación simbólica que
desborda modernos esquemas racionalistas y empobrecedores.

Podemos darnos cuenta que dentro de nuestros grupos apostólicos, en la catequesis, es a través
del diálogo que se ha logrado avanzar en las situaciones que enfrentamos, saber expresar lo que
cada uno piensa sin juzgarlo y sacar una propuesta en común. Algunas veces nos tocará ceder a
las propuestas de los otros, en otras, nuestra propuesta es la que se llevará a cabo, pero esto solo
será fruto de un diálogo asertivo.

Somos partícipes y conscientes de que la Iglesia propone el diálogo como principal herramienta
para la solución de problemas y es ahí donde ha encontrado la solución y el avance a las
situaciones inesperadas que se presentan. En este diálogo que busca constantemente se han
llevado a cabo grandes propuestas dentro de los sínodos, concilios, y asambleas que le han
permitido escuchar al otro y por lo tanto generar un diálogo capaz de transformar la relación de
la Iglesia y la sociedad.

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Iluminados para Discernir

1. Diálogo entre Dios y el hombre

Escuchemos un pasaje del Evangelio: Jn 1, 1-5

“En el principio era el Verbo y el Verbo estaba frente a Dios y el Verbo era Dios. El Verbo
estaba en el principio frente a Dios. Todo se hizo por Él y sin Él no existe nada de lo que se ha
hecho. En Él había vida y la vida es la luz de los hombres. La luz brilla en medio de las
tinieblas pero las tinieblas no pueden hacer presa de la luz”. Palabra del Señor.

Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

La religión, por su naturaleza, es una relación entre Dios y el hombre. La oración expresa con
diálogo esta relación. La revelación, es decir, la relación sobrenatural instaurada con la
humanidad por iniciativa de Dios mismo, puede ser representada en un diálogo, en el cual el
Verbo de Dios se expresa en la Encarnación y, por lo tanto, en el Evangelio.

La historia de la salvación narra precisamente este largo y variado diálogo que nace de Dios y
teje con el hombre una admirable y múltiple conversación. Es en esta conversación de Cristo
entre los hombres donde Dios da a conocer algo de Sí mismo, el misterio de su vida Trinitaria
en las Personas, donde dice cómo quiere ser conocido: Él es Amor. El diálogo se hace pleno y
confiado; el niño es invitado a él y de él se sacia el místico.

Una tarea fundamental, que forma parte de la misión de la Iglesia, es fomentar el diálogo. La
Iglesia es servidora de este diálogo. Frente a la concepción de la Iglesia como una institución
anticuada, que vive cerrada en sí misma, es preciso subrayar que es deber de la Iglesia abrirse
al diálogo con todos los hombres para comprender las esperanzas y búsquedas que alberga su
corazón, y para favorecer el diálogo entre los hombres, entre los pueblos y las religiones, en la
búsqueda conjunta del bien común.

2. El diálogo es indispensable para construir el futuro

Toda la humanidad está llamada a construir juntos el futuro. Frente al conflicto, debemos
promover una cultura del encuentro, del diálogo y la colaboración al servicio de la familia
humana. Despertar la capacidad de diálogo. Cuando uno recupera la alteridad en el
encuentro, empieza a dialogar, y dialogar supone no sólo oír sino escuchar. Dialogar es
construir el futuro, poner los cimientos del porvenir.

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3. La evangelización implica un camino de diálogo

“La evangelización también implica un camino de diálogo” (EG 238). No sólo no hay
oposición entre diálogo y anuncio del Evangelio, sino que no es posible evangelizar sin abrirse
al diálogo. Cuando dialogamos, imitamos a Dios, que se ha acercado a los hombres
dialogando con ellos. “Dios –dice la Dei Verbum– habla a los hombres como amigos y los
invita a la comunicación con Él” (DV 2). “Todas las formas de diálogo son expresiones de la
gran exigencia del amor de Dios, que sale al encuentro de todos y en cada uno pone una
semilla de su bondad, para que pueda colaborar en su obra creadora” (Papa Francisco).

4. El diálogo es fundamental en la catequesis

En el ministerio de la catequesis, el diálogo también es indispensable. Diálogo en diferentes


direcciones: Diálogo con Dios (la oración), dialogar con los sacerdotes responsables de la
comunidad parroquial, dialogar con los compañeros de la catequesis, dialogar con los papás
de quienes catequizamos, etc. El diálogo nos acerca y sobre todo facilita nuestro servicio y
favorece alcanzar el objetivo y los frutos.

Proponemos para actuar


Disposiciones para el diálogo

1. El deber de identidad: Hemos de dialogar a partir de lo que somos, sin ocultarlo.

2. Escuchar al otro: Para ello es necesaria una gran capacidad de apertura al otro, de
acogida y de empatía.

3. La valentía de la alteridad: Consiste en no tratar al que es diferente como a un


enemigo, sino como a un compañero de ruta, con la convicción de que el bien de cada uno se
encuentra en el bien de todos.

4. La sinceridad de las intenciones: El diálogo es camino de la verdad y debe ser


recorrido de un modo paciente.

5. Caminar con el otro: “Es un bien que no consiste en cosas, sino en las personas mismas
que mutuamente se dan en el diálogo” (EG 142).

Dinámica:

La cucharla que charla. (Ejercitémonos en el diálogo)

Material: Una cuchara, de preferencia de madera con una cara sonriente pintada y papeletas
con temas de diálogo en el grupo de catequistas.

22
La cuchara será llamada: Cucharla. Se elegirá un tema a tratar y se llevará a cabo una ronda.
Sólamente puede hablar quién tiene la cucharla y no podrá ser interrumpido por nadie. Si
alguien quiere decir algo sobre lo que la persona está diciendo o dialogarlo, debe solicitar la
cucharla y podrá hablar hasta que la tenga en sus manos.

Esto nos ayudará a escucharnos y saber respetar lo que cada uno tiene que decir, y así todos
nos escuchamos creando un diálogo asertivo dentro del grupo de catequistas.

Puedes profundizar las indicaciones de la dinámica en el siguiente link:

https://www.youtube.com/watch?v=ztFiA-ZxZ_4

Canto
Terminamos haciendo oración el siguiente canto.

Dar la cara (Jesuitas Acústico)

Que alguien se ponga de pie,


que alguien dé la cara
se necesita un luchador por la fe
un hombre que sea fiel a su causa.
La gente ya no quiere ver
cristianos de boca cerrada
es preciso que volvamos a ser profetas
que no le temen a nada.

El mundo ha perdido muchos de sus valores


poco a poco hemos ido perdiendo la fe
es necesario que surjan antorchas que den
nuevo rumbo al hombre y a su ser.

Que alguien...

Hay que perder el miedo a luchar


y empezar desde cero a vivir
un mundo de paz construiremos tú y yo
si los dos nos ponemos de pie.

Que alguien...

Que alguien se ponga de pie.

https://www.youtube.com/watch?v=bItifD_Fsp0

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Catequesis 3 Una nueva manera de relacionarnos
Objetivo
Reflexionar en la importancia y necesidad de renovar nuestra manera de relacionarnos con
padres de familia, otros catequistas y demás agentes de pastoral, para que respondamos a las
exigencias de una Iglesia sinodal.

Oración
Introducción

Al reunirnos hoy, nos damos cuenta de que venimos de distintos lugares, somos de edades
diversas y nuestras experiencias y aprendizajes son distintos. Nuestras preocupaciones son
también múltiples. Eso sí, nos damos cuenta además, de que solos, no podemos alcanzar lo
que nos proponemos como personas, como familias, como catequistas, como comunidad.

Canto

¡Qué bien!, todos unidos, Nosotros queremos, Señor,


mano con mano en el luchar correr con la antorcha encendida;
¡Qué bien! todos hermanos queremos dejar al relevo
En el sufrir y en el gozar. un fuego mejor,
una llama más viva.
Nosotros queremos, Señor,
amarte amando la tierra;
queremos dejar tras nosotros
un mundo mejor,
una vida más bella.

Evocamos nuestra realidad

Lector: “Un día me marché, y andando... y andando..., perdí el camino hasta encontrarme
solo en un lugar desierto. Un palo era mi único compañero.

Haré un espantapájaros –me dije–. Al terminarlo me sentí satisfecho de mi obra. Pero, al


pasar el tiempo fui descubriendo que no llegaba a ser compañero, era demasiado frío, no
hablaba, ni reía, ni jugaba, ni lloraba. Buscando calor, intenté hacer fuego, junté palos,
hierbas secas y descubrí que el fuego nace del fuego y que cuantos más palos juntaba, más se
aviva la llama. También descubrí que la llama, a pesar de tener muchos palos, es una. Todo
esto me hizo pensar, que yo también necesitaba de otros palos, de otros seres humanos, de
otros cristianos que conmigo hiciéramos nacer la ilusión, la alegría, el calor del amor de Dios”.

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Gesto

Después de haber escuchado la lectura, se les invita a que cada catequista exprese a quien esté
a su lado, qué tan acompañado y acogido se siente al estar aquí.

Miramos la realidad
Las relaciones entre los agentes de pastoral (por ejemplo la relación entre catequistas, la
relación de los catequistas con animadores de la liturgia, con miembros de algún grupo, con
los sacerdotes, etc.) son fruto y expresión de la mentalidad y la visión que cada uno tiene de sí
mismo, de la Iglesia, del evangelio, de Jesús. Podemos decir, depende de su visión teológica.

Nos preguntamos ¿Cómo son nuestras relaciones hoy? ¿Bajo qué criterios nos realizamos?
¿Qué mentalidad subsiste en nuestras relaciones?

Observando el modo como muchos agentes de pastoral nos relacionamos, podemos resaltar
algunos rasgos o características:

1. Visión jerárquica y estratificada de la Iglesia: Una de las mentalidades más


arraigadas y que se manifiestan en el modo de relacionarnos y participar dentro de la
Iglesia, es la que considera la Iglesia con la imagen de una pirámide, donde encontramos
diferentes estratos, diversos niveles. De manera que arriba están los que mandan y
abajo los que obedecen, arriba están los buenos y santos, y abajo los malos y pecadores.
Dice el padre Francisco Merlos al hablar de la relación entre laicos y pastores: “Por
mucho tiempo los fieles laicos han sido –y quizá lo siguen siendo– una mayoría
silenciosa en la Iglesia”. Hay que tener en cuenta que esta mentalidad se da no sólo en la
relación de pastores y laicos, sino también en otros espacios y entre otros agentes de
pastoral. Esta visión contrasta con la imagen de una Iglesia de igual dignidad por el
bautismo.

2. Visión desde la perspectiva del poder: Otra mentalidad que frecuentemente se


manifiesta en el modo como nos relacionarnos los agentes de pastoral, es la que tiene
que ver con el poder. Consideramos que tener un “cargo” o un “ministerio” dentro de la
Iglesia conlleva poder y prestigio, y por lo tanto lo ejercemos como tal. Por ejemplo en la
relación pastores y laicos: “la comunidad cristiana sufrió un cambio extraño al
concentrar en los ministros ordenados toda la fuerza del ministerio de la Iglesia” (P.
Francisco Merlos). Sin embargo esto no es exclusivo de la relación pastores-laicos, hay
ocasiones en que quienes tiene el servicio de coordinar algún apostolado, algún grupo,
lo hacen con actitud autoritaria, represora e impositora. Esta visión contrasta con la
imagen de una Iglesia servidora.

3. Mentalidad de competencia: Hay agentes de pastoral quienes consideramos que la


vida de la Iglesia como el mundo y la sociedad en que estamos inmersos (sociedad de
comercio y de consumo, de oferta y demanda), es un espacio donde competimos unos
con otros, en donde los más importante es sobresalir y ganar, manifestar que podemos

25
más que los otros, que lo que hacemos nosotros tiene un valor incalculable en relación a
lo que los demás realizan: “La competencia desleal es la práctica pastoral en la cual cada
uno quiere sobresalir pasando por el cadáver del otro. Los colegas son rivales y
competidores a quienes no hay que dejar que levanten cabeza, no sea que disminuya
nuestro prestigio, poder o autoridad” (P. Francisco Merlos). No es raro ver
competencias estilo olimpiadas entre catequistas y miembros del equipo de liturgia,
entre grupos parroquiales, etc. Esta visión contrasta con la imagen de una Iglesia de
fraternidad.

4. Mentalidad individualistas: Muchos agentes de la pastoral hacemos de nuestros


espacios y ámbito de pastoral pequeñas islas, separadas por un gran mar de
indiferencias y apatía ante los otros agentes, y las otras áreas pastorales. Nos centramos
en lo nuestro y no nos importa lo que hagan los demás y cómo lo hagan. Nos olvidamos
de que formamos parte de una Iglesia a la cual servimos a través de nuestro servicio,
pero en relación con los otros. En la pastoral el individualismo: “Es la pura coexistencia
y yuxtaposición de personas que nunca llega a ser convivencia profunda. Allí la vida
avanza paralelamente sin que jamás se produzca el encuentro” (P. Francisco Merlos).
Hay catequistas que realizan su servicio sin tener en cuenta a sus compañeros de centro,
o centros de catequesis que no toman en cuenta otros centros, o incluso a la comunidad
parroquial.

Si en este momento alguien te preguntara ¿Cuál es el objetivo de tu parroquia? ¿Sabrías


responderle? Recuerdas que ya desde el año 2014, cada parroquia estableció un objetivo
en base al objetivo diocesano. Esta visión contrasta con la imagen de una Iglesia de
comunión.

5. Visión de aislamiento y desvinculación: Similar a la anterior, vemos cómo con


frecuencia en los diversos espacios de pastoral, los diferentes agentes de pastoral,
realizan su servicio, aislados y desvinculados. Como dice la expresión popular: “cada
chango en su mecate”. Los agentes de la catequesis no estamos exentos de esto. Un
ejemplo de ello lo podemos ver cuando se realiza algún curso de formación para agentes
de catequesis, de ordinario participan los catequistas de la catequesis progresiva o
escolarizada, y los catequistas de sacramentos de Primera Eucaristía y Confirmación,
porque los catequistas de Bautismales y Matrimoniales brillan por su ausencia. Como si
ellos no fueran agentes de catequesis. Esta visión contrasta con la imagen de una Iglesia
orgánica.

6. Además de los puntos anteriormente señalados ¿Qué otros podríamos añadir?

Iluminados para Discernir


Al formar parte de la misma Iglesia, es imporante compartir y colaborar en su misión. Para
lograrlo se requiere comenzar con la renovación con nuestra manera de relacionarnos.

26
Palabra de Dios

A continuación veamos algunos textos de la Sagrada Escritura que nos iluminan y nos dan
criterios sobre cómo hemos de relacionarnos todos los agentes de pastoral. Entre ellos,
nosotros los agentes de la catequesis.

1. “Pero luego comenzaron a discutir cuál de ellos debía ocupar el primer lugar. Jesús les
dijo: 'Los reyes de los paganos se portan como dueños de ellas, y en el momento en que
los oprimen, se hacen llamar bienhechores. Ustedes no deben ser así. Al contrario, el
más importante entre ustedes se portará como si fuera el último, y el que manda como
el que sirve'” (Lc 22,24-26).

2. “Que todos sean uno como Tú Padre, estás en Mí, y Yo en Ti. Sean también uno en
nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado” (Jn 17,21).

3. “Del mismo modo que el cuerpo es uno y tiene muchas partes y todas las partes del
cuerpo, aun siendo muchas forman un solo cuerpo, así también es Cristo… Ustedes son
el cuerpo de Cristo, y cada uno en particular es parte de él. Así pues, Dios nos ha
establecido en su Iglesia. En primer lugar, los apóstoles, en segundo lugar los profetas,
en tercer lugar los maestros” (1 Co 12,12.27-28).

4. “Reunió a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos” (Mc 6,7).

El Magisterio

1. “El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico se ordenan el


uno para el otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del único sacerdocio de
Cristo” (LG 10).

2. “La comunión eclesial se configura, más precisamente, como comunión 'orgánica',


análoga a la de un cuerpo vivo y operante. En efecto, está caracterizada por la
simultánea presencia de la diversidad y de la complementariedad de las vocaciones y
condiciones de vida, de los ministerios, de los carismas y de las responsabilidades”
(Chfl 20).

3. “Toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ella es 'enviada' al mundo entero; todos los
miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneas tienen parte en este envío. La
vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado”
(CEC 863).

4. “Los bautizados vienen a ser 'piedras vivas' para 'edificación de un edificio espiritual,
para un sacerdocio santo' (1 Pe 2,5). Por el Bautismo participan del sacerdocio de
Cristo, de su misión profética y real, son 'linaje elegido, sacerdocio real, nación santa,
pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de aquel que los ha llamado de las
tinieblas a su admirable luz' (1 Pe 2,9). El Bautismo nos hace participar en el
sacerdocio común de los fieles” (CEC 1268).

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5. “La evangelización es tarea de la Iglesia. Pero este sujeto de la evangelización es más
que una institución orgánica y jerárquica, porque es ante todo un pueblo que
peregrina hacia Dios” (EG 111).

6. “En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza
santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar” (EG 119).

7. “En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en
discípulo misionero (Cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su
función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador” (EG
120).

8. “La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los
bautizados” (EG 120).

Reflexión

1. Todos los cristianos tenemos la misma dignidad por el bautismo y estamos llamados a
participar en la edificación y misión de la Iglesia. De modo que nuestro servicio pastoral
(catequesis) tiene como raíz y fundamento nuestra dignidad de bautizados.

2. Como catequistas y a través de nuestra catequesis, continuamos la misión que Cristo


encomendó a sus apóstoles. No es una concesión que se nos ha dado. Sino que hunde sus
raíces en nuestro ser de bautizados.

3. Como catequistas formamos parte de un gran cuerpo orgánico, en el que hay diferentes
vocaciones, estados de vida, carismas y ministerios, de manera que no podemos actuar
aislados, sino en comunión con ellos. Con una actitud de apertura, de colaboración y de
comunión.

4. La diversidad de vocaciones, estados de vida, carismas y ministerios es una riqueza en la


Iglesia. Y todos están al servicio del bien común, al servicio de la edificación y la misión
de la Iglesia.

5. Todos trabajamos para una misma obra, unidos, cada uno lo hacemos en el campo que
nos corresponde, el campo al que Dios nos ha llamado.

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6. La Iglesia está llamada a caminar, realizar su misión de manera sinodal, cada uno
haciendo lo que le toca, con alegría, responsabilidad y generosidad, pero todos juntos en
la misma dirección y al mismo ritmo.

7. La Iglesia sinodal conlleva una manera nueva de relacionarse los cristianos y los agentes
de pastoral:

¬ Relación de colaboración con los demás, para cumplir la misión que es la misma y
para todos.

¬ Relación de unidad en la diversidad, la diversidad no debe ser motivo de división,


separación, discordia, sino más bien de complementariedad y enriquecimiento
mutuo.

¬ Relación de respeto ante las tareas que a cada uno le corresponden, respeto ante la
diversidad en la personalidad de cada uno.

¬ Relación de comprensión, las pastoral es una acción divina, porque a través de ella
Dios se manifiesta, y también humana, porque está realizada por personas, en el
trabajo pastoral sin duda que se requiere de comprensión cuando las limitaciones
humanas se hacen presentes.

¬ Relaciones de cordialidad, cooperación, solidaridad, apoyo y ayuda mutua.

Proponemos para actuar


Se hacen equipos de acuerdo al número de participantes. Cada equipo responde a las
siguientes preguntas (posteriormente se realiza un plenario y cada grupo comparta sus
respuestas):

1. ¿Qué sugerimos para trabajar de una manera nueva entre nosotros catequistas?

2. ¿Qué sugerimos para trabajar de una manera nueva con los padres de los niños,
adolescentes o jóvenes a quienes catequizamos?

3. ¿Qué sugerimos para trabajar de una manera nueva con los agentes de otras áreas de
pastoral?

Oración
Todos: En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Lector 1: Hay diversidad de dones y carismas: el don de la palabra oportuna que te acaricia
las heridas y consuela, el don del silencio respetuoso y sentido con que el amigo
permanece a tu lado.

Todos: En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

29
Lector 2: Hay diversidad de servicios y funciones: así que ninguna tarea honrada es más
digna que otra; realizada con dignidad, honradamente desempeñada, con espíritu
de servicio, en función de la persona humana.

Todos: En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Lector 3: Hay diversidad de gracias y favores: el trato encantador, el saber estar la


predisposición al buen entendimiento; la aceptación del otro tal como es,
ponerse en su lugar y comprenderle.

Todos: En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Lector 4: Hay diversidad de cualidades y habilidades: infundir confianza, suscitar buenos


sentimientos, crear lazos y hacer comunidad; el tacto para afrontar las
tentaciones, asumirlas, resolverlas, o aliviarlas.

Todos: En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Canto
Todos unidos

Todos unidos formando un solo cuerpo, Una esperanza nos llena de alegría:
un pueblo que en la Pascua nació. presencia que el Señor prometió;
Miembros de Cristo vamos cantando,
es sangre redimidos, Él viene con nosotros,
Iglesia peregrina de Dios. Iglesia peregrina de Dios.
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu Todos unidos en un solo Bautismo,
que el Hijo desde el Padre envió. unidos en la misma comunión.
Él nos empuja, nos guía y alimenta, Todos viviendo en una misma casa,
Iglesia peregrina de Dios.
Somos en la tierra
semilla de otro reino, Todos prendidos, en una misma suerte
Somos testimonio de amor: ligados a la misma salvación.
Somos un cuerpo
-paz para las guerras
y Cristo es la cabeza,
y luz entre las sombras
Iglesia peregrina de Dios.
Iglesia peregrina de Dios (2)

Rugen tormentas y a veces nuestra barca,


parece que ha perdido el timón.
Miras con miedo,
no tienes confianza,
Iglesia peregrina de Dios.

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Catequesis 4 La Corresponsabilidad
Objetivo
Reflexionar en la importancia de promover y fomentar la corresponsabilidad entre los
agentes de la catequesis de nuestra diócesis, para construir una Iglesia sinodal.

Canto
Al Espíritu Santo

Miramos la realidad
Es más difícil ser un cristiano corresponsable hoy que en el pasado.

Aunque la fe religiosa es una fuerza patente en la vida de muchos, la cultura secularizada y


dominante del mundo frecuentemente contradice los valores cristianos, e influye en nuestra
manera de ser parte de la Iglesia.

En la cultura de hoy, hay “ismos” destructores: materialismo, relativismo, hedonismo,


individualismo, consumismo, que ejercen influencias seductoras y poderosas.

De todas estas palabras, detengámonos en una, el “individualismo”. Es una actitud muy


presente en la cultura y la sociedad de hoy, pero no solamente ahí, también la encontramos
lamentablemente en el ambiente y en la vida de la Iglesia.

Aunque solemos decir que por el bautismo formamos parte de una gran familia que es la
Iglesia, a la que hemos de amar, y con la que nos hemos de comprometer, en su contrucción y
en su misión. Lo cierto es que, mucho de ello sólo se queda en palabras.

Somos muchos los cristianos que no asumimos el gran compromiso que tenemos con nuestra
Iglesia.

Y a eso hay que añadir, que con mucha frecuencia quienes trabajamos y realizamos un servicio
en nuestra Iglesia, lo hacemos siguiendo el criterio del indiviudalismo. Trabajamos, sí, pero
cada uno en su campo, cada uno a su estilo, cada uno ensimismado.

Cada miembro de la Iglesia tiene cierta responsabilidad en su misión; cada uno está llamado a
ser corresponsable de la Iglesia. Los cristianos también están llamados a mirar más allá de sus
necesidades y a ponerse al servicio de toda la comunidad cristiana, especialmente al servicio
de los más necesitados. La Eucaristía es el signo y la causa de esta comunión acogedora y
caritativa. Un correcto entendimiento del bien común abarca la suma total de todas las
condiciones sociales de vida, donde los hombres pueden conseguir su propia perfección más
plenamente y más rápido (Papa Juan XXIII, Mater et Magistra).

31
Iluminados para Discernir

1. Ser corresponsables en el anuncio del Evangelio.

El proyecto pastoral del Papa Francisco en Evangelii Gaudium podríamos prsentarlo en dos
frases:

1) Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo (EG 27)

2) La salida misionera es el paradigma de toda la Iglesia. El corazón místico de esta nueva


etapa pastoral está en la alegría de evangelizar:

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con
Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío
interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG 1).

Se nos está pidiendo caminar hacia una Iglesia corresponsable. Responsabilidad y


corresponsabilidad son dos términos que se incluyen el uno al otro y se complementan
como de causa a efecto. Ser responsable es dar respuesta a una demanda, a un problema, a
una pregunta, es comprometerse e implicarse en aquello sobre lo que es preguntado y, en la
medida en que se siente pertenecido, responde. Ser corresponsable y hablar de una Iglesia
corresponsable es añadir algo más y algo que es esencial porque expresa no sólo una
implicación personal, sino colectiva, comunitaria y forma parte de lo esencial de ser Iglesia.

El Concilio Vaticano II (GS 1) dice todo lo que es verdaderamente humano resuena en su


corazón: alegrías y esperanzas, tristezas y angustias de los hombres y mujeres de nuestro
tiempo. La eclesiología de comunión nos está implicando a todos y es reforzada por la
manera como el Concilio, en la Lumen gentium, ha definido la Iglesia como Pueblo de
Dios, como Cuerpo de Cristo, como Templo del Espíritu. A este respecto, el mismo
texto conciliar, pone la base para que se entienda bien este sentido de corresponsabilidad:

“Aún cuando algunos, por voluntad de Cristo, han sido constituidos doctores,
dispensadores de los misterios y pastores para los demás, existe una igualdad entre todos
en cuanto a la dignidad y a la acción común a todos los fieles en orden a la edificación del
Cuerpo de Cristo. Pues la distinción que el Señor estableció entre los sagrados ministros y
el resto de Pueblo de Dios lleva consigo la solidaridad, ya que los pastores y los demás fieles
están vinculados entre sí por recíproca necesidad”.

2. Corresponsabilidad eclesial, lugar teológico.

Podemos entender la corresponsabilidad eclesial como lugar teológico, es decir, lugar donde
se realiza la experiencia de la comunión con Dios y de la comunión entre nosotros.

En la pastoral, se trata de pasar de ser meros espectadores ante las actividades eclesiales, a
ser corresponsables en la misión de la Iglesia, asumiendo una responsabilidad compartida.

32
Esta manera de ser Iglesia corresponsable, vivida en
actitud, clima y experiencia de sinodalidad, no sólo
nos afecta, sino que nos implica, nos identifica, nos
santifica y nos proyecta. Nos hace misioneros desde
la comunión, testigos del Dios uno y trino, plena
comunión de Amor. Pero, sobre todo, nos afecta por
la voluntad explícita de Jesús manifestada en su
oración de despedida: «Que todos sean uno, como tú,
Padre, estás en mí y yo en ti. Que también ellos estén
en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado» (Jn 17,21). Que todos sean uno, lo
aplicamos no solo a la experiencia de la vida en
comunidad, sino a la experiencia de la misión en
comunidad.

La corresponsabilidad implica los siguientes aspectos:

v Nuestra unión personal con Cristo. Lo dice el mismo Jesús: “Yo soy la vid y vosotros los
sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí
nada podéis hacer” (Jn 15,5).

v Ser cuerpo eclesial, en la interdependencia e intercomunicación que hay entre nosotros


en el seno del Pueblo de Dios, unificados por un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo, un solo Dios y Padre.

v Hacer realidad la utopia de la primera comunidad cristiana, marcando un cierto estilo


de comunidad alternativa: “Los que habían creído estaban muy unidos y compartían
sus bienes entre sí; vendían sus propiedades, todo lo que tenían, y repartían el dinero
según las necesidades de cada uno. Todos los días se reunían en el templo, y partían el
pan en las casas y comían juntos con alegría sencillez de corazón…” (Hech 2,44-45).

v A los pastores entregados a velar por el rebaño: “Velad por vosotros mismos y por todo
el rebaño, del cual el Espíritu os ha hecho responsables para que apacentéis la Iglesia
de Dios, que él adquirió con la sangre de su propio Hijo” (Hech 20, 28).

v A todos los agentes de pastoral en nuestro crecimiento como personas y como


cristianos encarnados como Jesús en un pueblo concreto y viviendo entre la gente con
la conciencia de ser discípulos misioneros corresponsables de una misma misión, la de
“anunciar el reino de Dios y a sanar a los enfermos…” (Lc 9, 1-3). Podríamos añadir
aquí todo el Evangelio, toda la práctica misionera de la Iglesia primitiva y toda la
herencia testimonial de más de veinte siglos de vida y transmisión de la fe, con todas sus
luces y sombras.

La corresponsabilidad nos configura y nos identifica. A todo cristiano se le plantea el reto de


hacer realidad en su vida aquello que ya es por el sacramento del bautismo que ha recibido y

33
le ha integrado corresponsablemente al Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Nuestra existencia
personal y comunitaria puede llegar a ser lugar en el cual Dios se revela y actúa. Es la base de
la caridad pastoral, que nos identifica siempre, a ejemplo de Jesús buen Pastor (Jn 10), y de
ahí, la caridad social y la caridad familiar. He ahí los frutos de una espiritualidad que ha de
estar en la base de la corresponsabilidad eclesial.

Corresponsabilidad en tanto que eclesial es objeto de reflexión: ser corresponsable significa


“responder con otros” a una llamada, es comprometerse, sensibilizarse, implicarse
mutuamente. Hay una iniciativa que es “co-respuesta” en la solidaridad, en la preocupación
por el conjunto, por la comunidad en la cual se ha nacido a la fe y se vive.

Esta co-respuesta de la comunidad cristiana es la respuesta del grupo de creyentes al Dios-


Amor, comunión trinitaria. Respondemos amando. Este es el estilo propio de la
espiritualidad eclesial concretada en la Iglesia particular que estamos llamados a vivir en su
concreción para que realmente se dé la experiencia de una Iglesia servicial y corresponsable.
Lo hacemos todo en el nombre del Pare y del Hijo y del Espíritu Santo.

La expresión “lugar teológico” aplicado a la corresponsabilidad eclesial da fuerza y contenido


a la respuesta compartida que damos a la llamada y misión de bautizados, confirmados y
eucaristizados. Es el lugar (espacio, persona, comunidad…) en el cual Dios se hace presente,
se da a conocer y realiza su plan de salvación: “Allí donde hay dos o tres reunidos en mi
nombre, yo estoy en medio de ellos”. Presencia asegurada que genera compañía y confianza.

Hablar así de la corresponsabilidad eclesial significa que en este ejercicio se encuentra Dios y
lo hacemos presente. Dios como fundamento de nuestra vida, de nuestro ser y de nuestro
estar en el mundo.

En el ejercicio de la corresponsabilidad se ponen en movimiento la diversidad de carismas en


función de la unidad, puestos al servicio de la causa del Evangelio para que el mundo crea, tal
como reza Jesús en su oración sacerdotal. El término, por tanto, es la evangelización. Ésta
sólo es posible cuando la corresponsabilidad es respuesta al Dios-Amor y es propuesta de
amor, propuesta evangélica, tal como nos lo ha encomendado Jesús.

La corresponsabilidad es signo de madurez. Bruno Forte, refiriéndose a la unidad en la


Iglesia-comunión y hablando del binomio carisma-institución, hace una interesante
reflexión sobre el proceso de discernimiento y de coordinación de los dones recibidos y de los
servicios en la comunión, y dice que este proceso “requiere un clima de diálogo y escucha
mutua, en el que a cada uno se le conceda expresarse y ser acogido según sus capacidades y
necesidades, para poder crecer en la comunidad hasta identificar la misión propia, como
carisma recibido del Espíritu, que hay que vivir al servicio de los hermanos”.

3. La corresponsabilidad es el estilo propio de la Iglesia sinodal.

Cada uno está llamado a vivir la solidaridad en la fraternidad humana y en la gracia, a dar
gratuitamente aquello que gratuitamente ha recibido.

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La reflexión sobre la corresponsabilidad dentro de la Iglesia quiere contemplarla como lugar
de la revelación y de la presencia del Dios Trinidad, y como propuesta de unidad, de armonía,
de comunión, enfrente de cualquier brote de individualismos.

El trabajo pastoral, cuando se vive y se da a conocer dentro de este marco de


corresponsabilidad, fruto de la comunión, es fuente de evangelización. Siempre el trabajo
pastoral tiene una dirección definida que conlleva unos retos, y hemos de saberlo para no ir
engañados. Hay que salir juntos, dice el Papa Francisco siempre con conciencia solidaria a
“ofrecer a todos los vida de Jesucristo”.

Proponemos para actuar


Constructores de fraternidad

Guía: Hoy usamos mucho las palabras “comunidad”, “hermandad”, “compartir”,


“corresponsabilidad”. Y al usarlas nos referimos al sentido de amistad, de unión de
hermanos y hermanas, de ayuda, de sinceridad. Cuando las usamos les ponemos una carga
de afecto y de sentimiento. Pero, ¿nos preguntamos qué implica el sentido profundo de estas
palabras?

De hecho, resulta que poco sabemos compartir las responsabilidades, la toma de decisiones y
esto impide muchas veces que otras personas crezcan y se sientan parte. Tampoco
compartimos los bienes materiales, con lo cual creamos la desigualdad.

Cuando hablamos de un Espíritu Santo en comunión con el Padre que nos lleva a la
comunión con los demás, por medio de la fraternidad, ¿Cuánto nos lleva a la acción directa, a
la corresponsabilidad, a la comunión de bienes?

Nos puede suceder como aquel sabio que al ser cuestionado por un grupo de personas sobre
¿cuál de las estrellas era la luna? Él respondió: Muy sencillo, es aquella… vean... ¡aquella!
Alargó el brazo y extendió la mano y se quedó apuntando con el dedo índice a la luna. Todos,
como encantados, miraron en la misma dirección. Pero se quedaron mirando al dedo.
(Silencio-Reflexión)

35
Y nosotros... ¿qué vemos, cómo vemos?

Lector: Durante 33 años, Cristo pudo expresar todo el amor que lo animaba, todo el amor a
Dios y a las demás personas con las que Él vivía. No pudo ser un enfermo, ni pudo vivir
abandonado en un asilo siendo ya viejo, ni pudo ser un leproso. Sin embargo, había en él tanto
amor que era capaz de vivir cada una de estas situaciones.

Jesús ahora, nos invita a todos a prestar nuestra humanidad para poder comenzar a vivir de
nuevo. A él le gusta cualquier rostro, cualquier situación, cualquier familia, cualquier vida,
para poner en ella mucho amor.

Para muchas personas Dios todavía está lejano, oculto, callado. Pero nuestros hermanos y
hermanas nos hablan de Dios. De hecho estamos tan cerca de Dios cuando lo estamos de
nuestros vecinos, de los compañeros de trabajo o de estudio, del que se sienta a mi lado en el
autobús. Es en la reciprocidad de atenciones entre nosotros como personas humanas, que
entramos en relación directa con Dios.

Dinámica:

Esta actividad puede ser personal o en equipos. (Tener preparado cartulinas, hojas de
colores, marcadores, cinta adhesiva, etc.).

Escribir una frase que exprese el deseo de hacer realidad la fraternidad, la correspon-
sabilidad, puede ser en sentido comunitario, solidario, universal.

Después se invita a compartir sus frases que pueden ser colocadas en la pared o hacer un gran
mural y terminan con el siguiente canto:

Canto

Juntos para soñar Juntos marchamos unidos,


nuevas inmensidades como escuadrón del amor,
juntos para marcar juntos templamos en forja,
ritmos de nuevo amor. la paz de un mundo nuevo y mejor.
Juntos miramos la vida, Juntos tenemos los ojos,
juntos al amanecer, sobre el espejo de Dios,
juntos formamos la espiga juntos sentimos la tierra
del día nuevo que va a nacer. mientras cantamos: Dios es amor.

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Catequesis 5 Caminar juntos
Objetivo
Reconocer que como agente de pastoral y miembros de la Iglesia estamos llamados a caminar
juntos para ser fieles a la misión que Jesús nos dejó y seguirlo con alegría.

Miramos la realidad
Se piden 10 voluntarios, y se forman 5 parejas. Se le pide a las parejas que se pongan de pie y se
coloquen uno al lado del otro, se les pasa cinta para unirles los tobillos inmediatos entre
ambos. El reto va a ser caminar por el salón o en un lugar adecuado donde se puedan desplazar
hasta llegar a una meta. El reto es que puedan caminar sin romper la cinta. Cada vez que
rompan la cinta regresan al inicio.

Preguntas para reflexionar:

¿Qué te pareció la dinámica? ¿Fue fácil caminar juntos? ¿Qué Relación tendrá esta dinámica
con lo que vivimos día a día? ¿En qué situaciones en nuestra vida tenemos que caminar
juntos?

Para caminar juntos: ¿Qué hicieron? ¿Qué aprendizajes de esta dinámica podemos aplicar a
nuestra vida?

Es importante el ponernos de acuerdo cómo le vamos hacer para caminar juntos, se necesita
la escucha, la corresponsabilidad, el diálogo que nos facilitará caminar juntos. Y en esta
dinámica lo experimentamos, así se nos pide en este tiempo que estamos en modo sínodo,
caminar juntos hacia esa meta que buscamos: una Iglesia nueva con muchos proyectos
nuevos a realizar en la vida de todos los cristianos zacatecanos.

Desde que nacemos necesitamos compartir la vida, no podemos hacer nada solos. Las
mejores experiencias que vivimos, aquellas que nos llenan de más dicha y plenitud, están
relacionadas con nuestra capacidad de comunicarnos y compartir; por otra parte, los mayores
sufrimientos están en relación con los fracasos en la convivencia, con la dificultad para
caminar juntos.

En soledad es imposible crecer como personas; necesitamos de los otros desde el principio
hasta el fin de la vida. El ser humano completamente solo no existe, no puede vivir. Aún en los
casos de aquellas personas que eligen vivir en soledad, es obvio que pueden hacerlo gracias a
un largo camino que no hicieron solas; y gracias, también, a que esa soledad elegida adquiere
sentido porque en otro sitio, a mayor o menor distancia, viven hombres y mujeres.

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Dificultades:

Si aceptamos que no sabemos, ya dimos un paso importante. El paso siguiente será


disponernos a aprender. Un decreto papal o una decisión episcopal apenas pueden iniciar el
recorrido, marcar un rumbo, pero caminar juntos es algo que es preciso aprender y que no es
fácil, entre otras cosas, porque el mundo de hoy, nos enseña constantemente lo contrario.

Nuestra sociedad nos capacita permanentemente para caminar separados, para buscar cada
uno su propia ruta sin mirar a los costados. Cada día convivimos con actitudes que hacen casi
imposible participar, compartir, confiar en los demás.

Es cierto que en la actualidad también se nos ofrecen algunos recursos para aprender a
compartir el camino, para hacer las cosas en equipo, para romper el aislamiento en el que es
fácil encerrarnos. Sería bueno acercarse a esas metodologías de trabajo e incorporar nuevas
formas de hacer las cosas. Pero es necesario tener en cuenta que, por lo general, ese tipo de
capacitaciones están destinadas a proyectos que no resultan fáciles de adaptar a lo que
queremos hacer en la Iglesia cuando pretendemos caminar juntos.

¿Cuál es la diferencia entre muchas de aquellas técnicas y lo que nos proponemos en la


Iglesia? La raíz de esa diferencia se encuentra en la manera de convivir que nos propone una
sociedad que acepta, como algo obvio e inevitable, el egoísmo, el afán de poder, las actitudes
soberbias o poco respetuosas.

Conviene estar atentos porque fácilmente se incorporan formas de convivir en la vida y el


trabajo pastoral, que se fundan en la desconfianza, la pelea, la competencia constante. Sin
embargo, no se escucha de la misma manera en una charla familiar o parroquial que en un
acto político, en una asamblea gremial, o en una reunión en un club de futbol.

Cuando en la Iglesia utilizamos palabras como escuchar, compartir, caminar juntos, nos
referimos a algo profundo y comprometedor, a algo que afecta toda la vida, que no nace solo
de la necesidad de hacer en común un trabajo o de compatibilizar diversas opiniones, sino de
compartir una experiencia de vida y una forma de ver la realidad. También por este motivo
parece bueno conservar la palabra sínodo para indicar una manera de ser comunidad:
“caminar juntos”.

Iluminados para Discernir


Escuchemos un pasaje del Evangelio: Lc 24,13-27

“Ese mismo día, dos discípulos iban de camino a un pueblecito llamado Emaús, a unos
treinta kilómetros de Jerusalén, conversando de todo lo que había pasado. Mientras
conversaba y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar a su lado, pero
algo les impedía reconocerlo. Jesús les dijo: ¿Qué es lo que van conversando juntos por el
camino? Ellos se detuvieron con la cara triste. Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó:
¿Cómo, así que tú eres el único peregrino en Jerusalén que no sabe lo que pasó en estos días?,
¿Qué pasó? Preguntó Jesús. Le contestaron: Todo ese asunto de Jesús Nazareno. Este

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hombre se manifestó como un profeta poderoso en obras y en palabras, aceptado tanto por
Dios como por el pueblo entero. Hace unos días, los jefes de los sacerdotes y los jefes de
nuestra nación lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. Nosotros esperábamos
que él sería el libertador de Israel; pero a todo esto van dos días que sucedieron estas cosas.
En realidad algunas mujeres de nuestro grupo nos dejaron sorprendidos. Fueron muy de
mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo, volvieron a contarnos que se habían aparecido
unos ángeles que decían que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y
hallaron todo como habían dicho las mujeres; pero a Él no lo vieron. Entonces Jesús les dijo:
¡Qué poco entienden ustedes y cuánto les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!
¿Acaso no era necesario que el Cristo padeciera para entrar en su gloria? Y comenzando por
Moisés y recorriendo todos los profetas, les interpretó todo lo que las Escrituras decían
sobre Él”.

1. El camino a Emaús

El texto del Evangelio inicia presentándonos nuestra vida misma, es el día a día de todos, es
nuestro caminar constante, y es también el regresar a las realidades temporales: Dirigirnos al
trabajo, a la escuela, universidad e inclusive a nuestra misma casa, nuestros propios “Emaús”.
Estos discípulos habían presenciado atónitos los acontecimientos de la pasión y aunque les
había sido anunciada ya la Resurrección de Jesús, ellos simplemente decidieron regresar a su
aldea de Emaús; ante esa Buena Nueva, no buscaron al Señor como María Magdalena en el
sepulcro, pareciese que el anuncio de la Resurrección no les causó alegría como a las mujeres,
tampoco sintieron la curiosidad de averiguar sobre lo ocurrido, más bien fue indiferencia y
nada detuvo su regreso.

¿Cuántas veces nosotros “los que conocemos al Señor” preferimos “regresar” a nuestras
“aldeas”? ¿Cuántas veces hemos decidido caminar sin Jesús? La indiferencia parece invadir
nuestra vida toda y tal pareciese, incluso, que el Señor nos interpela nuevamente en el

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silencio: “ya no me amas como me amabas antes” (Ap. 2, 4). El caminar del cristiano, ese es el
punto de inicio de este pasaje del Evangelio, tenemos que caminar, claro que sí, es la misión
del discípulo, ir adelante, no quedarse estancado, pero no indiferentes y sin propósito de vida,
el cómo caminamos o con quién caminamos, es lo que debemos evaluar hoy.

Y es que muchas veces nos olvidamos de caminar con el Señor, pero Él no se olvida de caminar
con nosotros; caminamos solos o caminamos con amigos (buenos o malos), pero no
invitamos al recorrido al “Amigo que nunca falla”… y cuando ya hemos avanzado algún
trecho, el Señor Jesús aligera el paso y se pone a caminar con nosotros. El Señor “en persona”
se acercó a aquellos discípulos y se puso a caminar con ellos, sin importar el ánimo con el que
estos iban o si estos le reconocían o no.

Hoy también Jesús aligera el paso porque quiere caminar con nosotros, no importa si
corremos o si desviamos el camino, igual Él quiere caminar con nosotros y acompañarnos “en
persona”, como a aquellos discípulos, de forma total y no a medias; no importan nuestros
ánimos, aunque sí, nuestra actitud, dejemos que Él nos acompañe y nos guíe siempre, porque,
al final de cuentas, Él es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6).

¡Qué fácil es desanimarse ante la prueba! ¡Qué fácil es huir del dolor!… Pero ese no es el
propósito del cristiano, estamos llamados a ser extraordinarios, a ser valientes, a ser
auténticos, a tener coraje… A no huir ni desanimarnos en la prueba, porque: “¿Adónde iremos
lejos de su espíritu, a dónde huiremos lejos de su rostro?” (Sal 139 7-10). No podemos huir del
amor y de la misericordia de Dios, el encuentro con Cristo hoy a través de su Palabra también
nos interpela.

Es Jesús en realidad quien en ese momento se puso a caminar a nuestro lado y lo sigue
haciendo, nos explica las Escrituras, como a los discípulos de Emaús; nosotros debemos
escucharle atentamente, porque es Palabra de Dios, misma que es Palabra de vida y Palabra
de salvación; en todo caso, a quién podríamos ir “solo Él tiene palabras de vida eterna” (Jn 6,
68).

¿No te ha pasado que cuando disfrutas de una buena conversación con un amigo, el tiempo se
alarga y no quisieras que terminara? Pues algo similar les ocurrió a los discípulos que,
llegando a su destino no querían dejar ir a un gran compañero de camino. ¿Qué había ocurrido
en ese caminar tan inesperado que, aquellos que iban “discutiendo” y estaban “desanimados”,
no pudiendo reconocer del todo a tan singular caminante, en su interior sabían que era
alguien especial? Y, todos sabemos que, cuando estás con alguien especial, no quieres
separarte de él o de ella. Jesús no quiere que caminemos solos, sino en comunidad, para
apoyarnos, levantarnos los unos a los otros ante cada caída, darnos aliento cuando estamos
desanimados y hacernos crecer también a partir de la experiencia cristiana de otros.

2. El regreso a Jerusalén

Después de que los discípulos de Emaús, viven el encuentro con Jesús resucitado, quien los
acompaña hasta su casa, para ahí abrirles los ojos y reconocerlo. Los dos discípulos regresan a

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Jerusalén, juntos, a dar testimonio de que en verdad Jesús ha resucitado y que se les apareció
a ellos.

De este detalle del evangelio sacamos una gran enseñanza, todos estamos llamados a dar
testimonio de que Jesús ha resucitado, y nos ha salvado, esta misión como los discípulos de
Emaús, hay que hacerla juntos, caminar juntos a la misión y al testimonio.

En nuestra comunidad parroquial y en nuestro ministerio de agentes de catequesis hemos de


aprender a caminar juntos en nuestro servicio:

v Caminar junto con otros agentes de catequesis.

v Caminar junto con otros agentes de pastoral.

v Caminar junto con nuestros pastores.

v Caminar junto con las personas a quienes servimos.

v Caminar junto con nuestra sociedad a la que Jesús nos envía a dar testimonio.

Esto es lo hermoso de la fe cristiana, por eso, si estamos alejados de nuestra comunidad


parroquial o de nuestras comunidades, hoy también como aquellos discípulos, regresemos a
nuestra propia “Jerusalén” donde encontraremos la riqueza de la comunidad cristiana: “La
multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma…” (Hech 4, 32).

Necesariamente, tarde o temprano, el encuentro con Cristo siempre nos impulsará al


encuentro con los hermanos en la comunidad; no somos islas de fe, porque tenemos una
misma identidad, somos “un solo Cuerpo, un solo Espíritu, una sola Esperanza… un solo
Señor, una sola Fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre…” (Ef 4, 4-6).

3. Caminar juntos es la “Sinodalidad” a la que nos invita el Papa Francisco

El papa Francisco habló de “la necesidad y la belleza de «caminar juntos»”. Ambas


expresiones confluyen en un término, que a la vez es un deseo: “sinodalidad”, que significa
“hacer camino juntos”, o sea, “caminar juntos”. Dice el Papa:

“El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus
contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de
su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia
del tercer milenio”.

“La Iglesia no es otra cosa que el «caminar juntos» de la grey de Dios por los senderos de la
historia que sale al encuentro de Cristo el Señor. Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya
está todo contenido en la palabra «Sínodo»”. Aunque advirtió: “Caminar juntos (laicos,
pastores, Obispo de Roma) es un concepto fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil
ponerlo en práctica”.

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“La Eucaristía, principio de unidad, es el alimento que nos da la fuerza para que la vía estrecha
y difícil de la sinodalidad sea posible. Sólo desde la fuerza de la Eucaristía podremos hacer
camino. No hay sinodalidad sin estos gestos de amor. No habrá camino de comunión para
muchos, si no nos dejamos tocar el corazón, si no nos desinstalamos, si no nos dejamos
interpelar por la realidad y discernir en consecuencia para obrar como cuerpo”.

4. Caminar juntos, una forma de hacer pastoral

La propuesta de caminar juntos en la acción pastoral, va mucho más allá del aprendizaje de
algunas técnicas de comunicación o de trabajo en equipo. Se trata de algo tan profundo e
importante que no es fácil de comprender en una primera mirada. Al avanzar por este
sendero, es probable que nos ocurra lo mismo que a aquellos hombres y mujeres que siguen a
Jesús por los caminos: ellos descubren poco a poco lo que el Maestro propone, lentamente se
dan cuenta de que esa propuesta es muy diferente de lo que habían imaginado cuando
comenzaron a dar los primeros pasos. A esos amigos de Jesús les costó un gran esfuerzo
comprender al Señor cuando habló de ser nuevas creaturas, o cuando dijo que tenían que
volver a nacer. Más difícil fue aceptar que era necesario sufrir, morir y ¡resucitar!

Animarnos a caminar juntos en la Iglesia es difícil, porque no se trata solamente de


proponernos trabajar más coordinadamente en algunas actividades, no es una cuestión de
eficacia organizativa, trabajar sinodalmente no es para ordenar horarios de misas y acordar
calendarios de actividades; el objetivo es otro. Se hace para caminar juntos como Jesús
enseñó a caminar, cualquiera que sea la problemática por considerar.

Se trata entonces de mirar atentamente cómo es la forma de caminar que es propia de los
discípulos de Jesús, para así avanzar en esa dirección y luego poder compartir esa experiencia
con quienes, desde otras creencias, o puntos de vista, avanzan también junto a nosotros por el
camino de la vida.

En última instancia, nos proponemos hacer lo que la Iglesia viene haciendo desde que nació:
crear comunidades en las que sea posible que las personas se comuniquen de una forma
distinta a la que se utiliza habitualmente. El amor al que llama Jesús se concreta en un modo
de escuchar, de hablar, de comunicarnos. Jesús, en su caminar con los discípulos, les enseña a
comunicarse entre ellos de una manera muy diferente a la que habían aprendido y a la que
estaban acostumbrados.

Cuando se nos invita a caminar sinodalmente, se nos llama a aprender una nueva forma de
encontrarnos, de compartir, de hablar y escuchar, de alegrarnos y de sufrir; en una palabra, a
una vida completamente nueva, como dice Jesús, a “volver a nacer”. A una manera nueva de
realizar nuestro servicio de catequesis.

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Proponemos para actuar
La hora de caminar juntos

Quien coordina la dinámica pide a cada catequista que dibuje un reloj en una hoja de
máquina. Van a colocar los números del 1 al 12 como un reloj. Se da tiempo para que cada
catequista busque a otros catequista y en cada hora del reloj haga una cita con alguien
diferente (por ejemplo, si Luis hace una cita con Verónica a las 2, ambos pondrán el nombre
del otro en su reloj donde marca las 2). Cada participante debe llenar las 12 horas de su reloj de
citas con alguien diferente. Una vez que todos han llenado su reloj de citas, quien dirige, irá
diciendo en voz alta diferentes horarios de cita: “cita de las 2”, “cita de las 11” (de manera
aleatoria), hasta que haya recorrido las 12 horas. A cada cita se le darán unos dos minutos,
durante los cuales los dos catequistas que tienen la cita responderán a las preguntas:

1. Como catequistas, ¿cómo debe ser nuestro caminar juntos en este III Sínodo?

2. ¿Qué actitudes no me permiten caminar junto con los demás?

3. ¿Qué actitudes me permiten caminar junto con los demás?

Oración
Quédate con nosotros Señor porque no sabemos hacia dónde caminar; si te quedas con
nosotros Señor, siempre tendremos luz para seguir y nuestro corazón será inflamado en la fe
por tu Palabra.

Quédate con nosotros Señor, queremos reconocerte en la Eucaristía y participar de tu


entrega; quédate en nosotros, camina a nuestro lado, porque andando de tu mano la vida es

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diferente. No queremos caminar sin ti, si nos faltas Tú, nos perdemos en los caminos del
mundo, contigo en cambio caminamos hacia la eternidad.

Quédate Jesús y guíanos hacia el encuentro también con nuestra comunidad cristiana, que
ellos también sean signo vivo de tu presencia en nuestras vidas…

Quédate en mi vida Señor, quiero caminar contigo y con mis hermanos, caminando juntos
cansarnos por causa de tu Evangelio, ser misioneros de tu Misericordia y reposar cerca de tu
corazón cuando nos falte fuerza, para siempre estar junto a ti Señor Jesús. Amén.

Canto
Caminamos juntos

Caminamos juntos podemos llegar


trabajando unidos vamos a triunfar (2)

Con la frente cansada pero alegre el corazón,


hoy nos reúne en familia la campana alegre son,
pa celebrar la fiesta de nuestro Hermano mayor
arar nuestros caminos con su palabra de amor.
Y con su pan de vida recargarnos de valor (2)

Caminando juntos…

Desde el bello altiplano hasta la costa tropical


de las crudas montañas al llano de su inmensidad,
de la humilde parcela ala asfixiante capital
nuestro pueblo sufre y canta al duro caminar.
Nuestra tierra clama por el reino de tu paz (2)

Caminando juntos…

https://www.youtube.com/watch?v=1liXeQTC7Fs

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Monición Inicial
¿Qué es la santidad? Es el rostro más bello de la Iglesia; es el rostro hermoso de cada alma. Es
la corriente invisible que da vida permanente (S. Juan Pablo II, Carta Ap. Novo Millennio
Ineunte). Es recorrer el propio camino y sacar a la luz lo mejor de sí, aquello muy personal que
Dios ha puesto en ti; es llegar a ser del tamaño que Dios pensó que seríamos. Es una misión: la
de encarnar un aspecto del Evangelio y hacerlo tuyo (Von Balthasar). Recibamos al que es
todo Santo y Poderoso, Señor de Señores.

Canto Eucarístico

Exposición del Santísimo


(Según el tiempo, la disposición o costumbre para cantar después de cada Padre Nuestro).

Guía: En la presencia sacramental de Jesús queremos contemplar al Señor, queremos estar


con Él. Cristo se ha hecho visible, asumiendo nuestra condición humana, es el Verbo de vida
que ha puesto su morada entre nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Queremos contemplar de manera especial a Jesús, realmente presente en el misterio


Eucarístico, pues es ahí donde cada día nos encontramos con Jesús, Dios y hombre verdadero.
Ahí mismo se actualizan, en forma salvífica, su pasión y su muerte. Al final, ahí nos
encontramos con Jesucristo resucitado, pan de vida eterna.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Es necesario tener la experiencia directa del Señor en la intimidad de la oración, así
como crecer en el amor a Jesucristo y convertirnos en testigos que, de manera valiente,
anunciemos la verdad para ayudar a los demás en el camino de la fe. A través de esta
contemplación eucarística logramos fortalecer la comunión entre quienes formamos la
comunidad eclesial.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Hacemos todos la Comunión espiritual: Creo Jesús mío…

Guía: Dejemos que la paz y la armonía que experimentamos frente a Jesús Eucaristía nos
acompañen en estos momentos de encuentro y escucha de su Palabra:

Lector: Del Evangelio según San Juan 2,1-12

Guía: Momentos de oración personal/comunitario con el versículo 8 del texto de las Bodas
de Caná. (Según el tiempo y creatividad del catequista, pueden hacer la reflexión, personal
releer, detenerse, elegir alguna frase, hacer eco de lo meditado, compartir etc…).

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“Saquen ahora –les dijo—y llévenle al mayordomo para que lo pruebe”. Ellos lo llevaron.

Así es… hay prisa… el vino se acabó y la fiesta está perdiendo sabor y sentido… Jesús nos invita
a no demorarnos: ¡Sáquenlo ahora! ¡Ya es la hora! ¡Lleven el vino nuevo al mayordomo… la
fiesta debe continuar!

Los sirvientes están bajo las órdenes del encargado del evento, pero también ponen oído a
María y a Jesús, no cuestionan ni discuten, obedecen y hacen… Están entre las seis tinajas de
piedra y agua, y la “tinaja” de carne y hueso que es Jesús de quién brota corrientes de agua viva
y vino generoso, que es el amor, para la fiesta, que es la vida. Fiesta sin vino, no es fiesta, vida
sin Dios, no es vida.

Los servidores no preguntan cuánta agua deben llevar, hasta dónde llenar las tinajas, sino que
son generosos, se entregan por entero sin escatimar esfuerzo, dan un plus a la fiesta.

Ellos con sus manos, están listos para salir a servir, ellos sabían que habían sacado agua y
tuvieron la gracia de saber por qué es el mejor vino que nadie haya probado hasta entonces…
Ellos posibilitaron la realización del signo, que haya vino, y gozaron de este vino y de seguir en
su tarea de servidores.

Ellos son signo de los servidores de los hombres, que gozan con su misión aún en medio de
fatigas y molestias. Agentes de pastoral y sirvientes del Evangelio, son lo mismo, ayudan para
que Jesús realice el gran milagro del amor abundante de Dios en la fiesta de la vida del
hombre; los catequistas son como los sirvientes del evangelio, prestan su persona, manos y
tiempo, para que hoy también Jesús, siga llenando de vino, es decir, amor de Dios, las tinajas,
la fiesta, que es la vida de las personas, de las comunidades.

El silencio de los servidores y su mediación hacen que las cosas cambien de modo discreto,
que no se hagan como siempre se hicieron, que se dé lugar a la sorpresa y a la novedad.
Quienes tienen influencia y el poder, prefieren mantener el antiguo régimen, no ven
necesidad de cambios, para ellos lo alcanzado es definitivo y lo nuevo sospechoso, difícil de
integra y asimilar…

El agua puede ser saboreada como vino cuando es “sacada” de las tinajas y cuando se la
prueba. Sacarla es liberarla de su envoltorio, es destaparla y descubrirla, es ponerla en
movimiento y dejarla llegar hasta las personas, hasta los labios que le gustan y hasta el
corazón que la aloja.

v El amor y la vida que comunica Jesús desatan una nueva relación con Dios y con los
demás, no es una doctrina seca y difícil de digerir, sino una propuesta de vida dichosa.

v El aliento divino no se puede “enlatar” y dejarlo envasado, hay que recibirlo y dejarlo
actuar sin pretender controlarlo y que siga siendo principio vital que aletea y recrea,
que reposa e inquieta.

v El mensaje de Dios, el Evangelio, no puede quedar contenido estáticamente en el libro


escrito, hay que sacarlo para hacerlo gesto, anuncio, diálogo, denuncia, promesa que

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conecta con la vida y nuestros deseos más profundos, solo así será verdaderamente
Buena Noticia.

v La fuerza transformadora de Jesús no puede quedar encerrada en la observación y


cumplimiento del culto y de los ritos, habrá que sacar de los sacramentos toda su
vitalidad para dejarnos ser signos eficaces de su gracia en medio de tanta desgracia y
desdicha.

v La acción de la Iglesia no puede quedar reducida a prácticas internas, a las sacristías y


templos, recintos sacros, a grupos y movimientos segregados, hay que sacarlos al
ruedo de la sociedad para que sea sal, luz, levadura; presencia cercana a los pequeños, a
los pobres, defensora de los vulnerables y de los que no tienen derecho a tener
derechos.

Si no sacamos a Jesús de donde lo podemos encasillar y restringir, muchos serán indiferentes


porque nos hemos quedado con la “religión aguada” sin poder saborear algo de la alegría del
Reino que Él quiere contagiar.

A los servidores se les confió la misión de colaborar en la obra de Jesús; hoy a la Iglesia se nos
pide continuar. Confiados en su Palabra podemos sentir su eficacia en la vida y cómo la fiesta
tiene un nuevo motivo para celebrar.

Canto:
A la fraternidad (Ministerio Agua Viva)
Jesucristo te ha enviado Para hacer comunidad
un mensaje al corazón, vivamos unidos como hermanos,
que ames a tu hermano comparte tu bendición
con un día este amor, con aquel que está a tu lado (2)
escucha este llamado,
para unirte a la misión Extendamos un abrazo
y unamos nuestras manos y un cariño fraternal
como Iglesia del Señor. ven y siembra tu semilla
que después recogerás,
Invita a tu familia y llenos de alegría del gozo del Señor
a vivir en comunión proclamemos cada día
y dale una sonrisa la Palabra que Él nos dió.
y no niegues tu perdón
permanezcamos juntos Para hacer comunidad…
y emprendamos la labor
Lei, lei, lei…..
iniciemos el camino
de la reconciliación. Para hacer comunidad
vivamos unidos como hermanos.
Uuu, uu…
Somos la Iglesia del Señor,
comparte tu bendición
con aquel que está a tu lado.

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Para hacer comunidad Para hacer comunidad
vivamos unidos como hermanos, vivamos unidos como hermanos,
dispuestos a la misión, amémonos de corazón,
comparte tu bendición comparte ya tu bendición
con aquel que está a tu lado. con aquel que está a tu lado.

Para hacer comunidad vivamos


unidos como hermanos,
comparte ya tu bendición, comparte ya.

(Invitados a ser fraternidad, ser vino para todos, pero vino nuevo. De pie vamos a
participar o por coros.)

Darle nombre al vino nuevo

Lector: Vino Bueno y Nuevo


Todos: De la vocación vivida con alegría, gozo, pasión y coherencia.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: De parroquias significativas, que promuevan la calidad de vida evangelizadora,
misionera y para anunciar con esperanza la realidad de un mundo nuevo y una
tierra nueva y ser signos reales de solidaridad y fraternidad.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: De condiciones que nos permitan vivir nuestro seguimiento de Jesús desde la
opción preferencial por los pobres y excluidos de nuestro tiempo.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: De la defensa de la vida en todas sus formas y de la ética del cuidado.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: De autoconocimiento en clave de conversión, para ser cristianos integrados,
disponibles, felices, realizados, aprendiendo nuevos lenguajes y nuevas prácticas.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: De profunda hondura, revitalizando y llevando un proceso de renovación e
identidad cristiana.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: De respuesta al llamado del Espíritu, implicándonos en el discernimiento que lleva
a la transformación interior.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: De una significativa sensibilización y motivación con apertura a la escucha, el
diálogo, la confianza y reflexión personal y comunitaria.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: De estructuras alivianadas, que sean funcionales y adaptadas a los signos de los
tiempos, ayudándonos a determinar prioridades que favorezcan el cambio y la
toma de decisiones.

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Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: Que ayude a organizarnos de manera más sencilla y funcional, aprovechando
nuevas experiencias que interpelan nuestras estructuras y tentaciones de poder.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: Que favorezca una forma de administración más saludable y transparente.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: De una participación activa en el análisis de la realidad social.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: Que nos ayude a identificar los desafíos más urgentes que plantea el clamor de la
realidad mundial y de los sectores más vulnerables.
Lector: Vino Bueno y Nuevo
Todos: Que, desde el discernimiento y la espiritualidad cristiana nos ayude a una mejor
forma de organización para impulsar, innovar y dinamizar nuestra acción pastoral
de manera sinodal.

Canto
Fraternidad (Música católica)
Que hermoso es sentir que estas a mi lado Fraternidad unidos en Cristo,
saber que compartes un mismo ideal, fraternidad para gloria de Dios Padre,
eres un don, eres un hermano fraternidad Dios nos congrega
dame tu mano y recibe mi paz dame tu mano y recibe mi paz
fraternidad (2)
fraternidad, fraternidad.

(Conviene pasar 5 minutos en oración silenciosa alabando y agradeciendo al Señor su amor


y su misericordia).

Bendición o reserva del Santísimo


Alabanzas al Santísimo Sacramento

Bendito sea Dios,


R. Bendito sea Dios.
Bendito sea Su Santo Nombre,
R. Bendito sea Su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre,
R. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús,
R. Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea Sacratísimo Corazón,
R. Bendito sea Sacratísimo Corazón.

51
Bendita sea su Preciosísima Sangre,
R. Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar,
R. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito,
R. Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima,
R. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su gloriosa Asunción,
R. Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre,
R. Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo,
R. Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios que nos ha llamado a ser catequistas.
R. Bendito sea Dios que nos ha llamado a ser catequistas.
Bendito sea Dios que nos invita a saber Escuchar
R. Bendito sea Dios que nos invita a saber Escuchar.
Bendito sea Dios que nos invita a ser corresponsables en la pastoral de la Iglesia.
R. Bendito sea Dios que nos invita a ser corresponsables en la pastoral de la Iglesia.

Bendito sea Dios que nos invita a caminar juntos en la misión.


R. Bendito sea Dios que nos invita a caminar juntos en la misión.

Bendito sea Dios que nos invita a vivir un estilo nuevo en nuestras relaciones.
R. Bendito sea Dios que nos invita a vivir un estilo nuevo en nuestras relaciones.

Bendito sea Dios que nos invita al diálogo.


R. Bendito sea Dios que nos invita al diálogo.

Bendito sea Dios que nos invita a trabajar de manera sinodal.


R. Bendito sea Dios que nos invita a trabajar de manera sinodal.

Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.


R. Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Canto final de acción de gracias


Vive Jesús el Señor (4), Él vive (3) Vive, vive Jesús el Señor.
Vive, vive Jesús el Señor.
Él vive (3) Reina Jesús el Señor…

52
Rito de envío de los catequistas
Monición de entrada (al inicio de la celebración Eucarística)
Nos hemos reunido en el nombre del Señor para celebrar la Eucaristía, dentro de ella
tendremos el envío de los catequistas que sirven en nuestra parroquia (comunidad).
Pongamos manos de Dios toda nuestra vida, y encomendemos la persona y el trabajo de los
catequistas a quienes la Iglesia confía el anuncio del Evangelio a los niños, jóvenes y adultos
de nuestra comunidad. Pedimos hoy al Espíritu Santo que reparta sus dones, para vivan su
compromiso de anunciar su palabra con responsabilidad y fidelidad.

Rito del Envío (después de la homilía)

Sacerdote: Se va a proceder al rito de envío de los catequistas que ponen todo su esfuerzo
a la formación catequística en nuestra comunidad parroquia y tienen el gusto
de servir a la Iglesia como catequistas.
¡Acérquense todos los catequistas que van a renovar su compromiso de servir
a la Iglesia, en presencia de la comunidad!

Exhortación
(Los catequistas se cercan, mientras los fieles siguen sentados)

Sacerdote: Queridos catequistas, hoy están aquí en la presencia de Dios en esta


celebración y en medio de esta asamblea, porque quieren renovar su
compromiso de continuar la noble y sacrificada tarea de seguir sirviendo a
Dios y a la Iglesia como catequistas, de ser enviados a trabajar en la viña del
Señor. La Iglesia les envía a realizar el mandato, que han recibido del mismo
Señor, Jesús: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva”. Por eso,
antes de ir a cumplir esta misión, queremos saber su disposición y libertad
para hacerlo. Por lo tanto, les pregunto:

Sacerdote: ¿Creen en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra?

Catequista: Sí, Creo

Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, el Hijo único de Dios, que nació de la Virgen María,
padeció, murió y resucitó, y está sentado a la derecha del Padre?

Catequista: Sí, Creo

Sacerdote: ¿Creen en el Espíritu Santo, Santificador de nuestras vidas?

Catequista: Sí, Creo

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Sacerdote: ¿Creen en la santa Iglesia católica, en la comunión los santos, en el perdón de
los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?

Catequista: Sí, Creo

Sacerdote: Queridos hermanos, esta es nuestra fe, esta es la fe la Iglesia que nos
gloriamos de profesar, por Jesucristo Nuestro Señor.

Todos: Amén.

Sacerdote: Queridos catequistas. ¿Quieren comprometerse a ser catequistas en esta


comunidad a la que pertenecen?

Catequista: Sí quiero.

Sacerdote: ¿Están dispuestos a crecer y profundizar en su formación humana, cristiana,


catequética y espiritual para que puedan transmitir mejor cada día el
mensaje de salvación a los catequizandos que se les encomienden?

Catequista: Si, estoy dispuesto(a).

Sacerdote: ¿Están dispuestos a proclamar el mensaje de Jesús tal y como la Iglesia lo


transmite y aceptar las mismas normas que ella nos da?

Catequista: Sí, estoy dispuesto(a).

Sacerdote: ¿Se comprometen a trabajar unidos con nuestro obispo, sacerdotes y


coordinadores, siendo signo de unión y fraternidad entre todos?

Catequista: Sí, me comprometo(a).

Sacerdote: Ya que están dispuestos a cumplir con las exigencias del trabajo
evangelizador, aceptan y renuevan su compromiso como catequistas:

Catequista: Yo N..., movido por amor a Dios y a mis hermanos, quiero colaborar con
Jesús en la construcción del reino de Dios, llevando el mensaje de salvación a
los catequizandos que se me han encomendado. Por eso, en estos momentos,
ante la mirada amorosa de Nuestro Padre Dios, de su Hijo Jesucristo, del
Espíritu Santo y de esta comunidad eclesial, quiero comprometerme a ser
catequista.

Asumo con alegría esta responsabilidad siendo consciente de que esta tarea
me traerá gozos, sacrificios y sufrimientos. Pero sé también que contaré
siempre con la ayuda de Dios.

Que la intercesión de la Virgen María me ayude a llevar a buen término esta


misión que Jesús y la Iglesia me confían. Amén.

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Oración Universal de los Fieles
Oremos, hermanos, a Dios por las necesidades de la Iglesia y del mundo, por nosotros y, de
modo especial, por quienes se dedican a la tarea de catequizar.

Respondemos: Jesús, catequista por excelencia, escúchanos.

1. Por la Iglesia, para que todos, junto con el Papa, los Obispos, Sacerdotes, Catequistas y
demás agentes de pastoral, descubramos la presencia salvífica de Dios entre nosotros y
así seamos creyentes, testigos de su amor, de su vida y de su paz en el mundo. Roguemos
al Señor.

2. Por todos los hombres y mujeres que desde cualquier condición y estado de vida están
llamados a ser catequistas, para beneficio de la Iglesia y de toda la humanidad.
Roguemos al Señor.

3. Por todos los catequistas, quienes a lo largo de su vida han sabido sembrar la semilla de
la fe, hoy pedimos para que Jesús los siga llenando de su sabiduría y la semilla que
siembran en los niños, jóvenes y adultos dé frutos abundantes. Roguemos al Señor.

4 Por todos los niños, jóvenes y adultos que forman parte de los diferentes procesos de
evangelización, para que el Espíritu Santo los ilumine y permita germinar en ellos el
amor de Dios y los haga fieles discípulos del Reino de Dios. Roguemos al Señor.

5. Por todos los que nos hemos reunido en esta celebración, para que el Señor despierte y
sostenga en nosotros el sentirnos Iglesia, y la conciencia de la propia responsabilidad en
la obra de la evangelización y de la catequesis. Roguemos al Señor.

Dios de amor, en tus manos colocamos a todos nuestros catequistas, a los catequizandos y
padres de familia, que todos asimilemos y practiquemos las enseñanzas que Tú nos dejaste, y
seamos testigos de tu Reino de paz, justicia y amor, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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