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La imaginación socialista
RAG
Nota editorial:
Madrid - España
www.sigloxxieditores.com
ISBN: 978-84-323-1819-1
Para Veena
Whither is fled the visionary gleam?
Comida
Sexo y amor
Trabajo
Sin embargo, son las pasiones del serismo las que determinan el
funcionamiento general de los grupos y las series industriales. La
pasión mariposeante hace que el trabajo se realice en sesiones
laborales cortas por un doble motivo. La atención concentrada y la
intensidad de la vivencia en las condiciones del activismo laboral
propio de Armonía, solo pueden sostenerse por un tiempo limitado.
En segundo lugar, la variación de ocupaciones colma la pasión por
la diversidad de dedicaciones (negación de la fijeza de la ocupación
y de la monotonía ocupacional), y es también una exigencia de la
inclinación a la pertenencia a diversos grupos de trabajo y los
diversos tipos de sociabilidad que pueden encontrarse en ellos. La
pasión cabalística, que ya mencionamos al hablar de la retribución
del trabajo, alcanza en el trabajo de grupo un singular desarrollo.
Las diferentes formas de cábalas son el factor más poderoso de
motivación, tanto de los grupos, como de las series industriales en
su constitución interna y en sus relaciones hacia fuera. La
cabalística es la pasión de las rivalidades, el orgullo y las
coaliciones.
Creo que existen muy pocos hombres en los que la razón no sea lo
que pudiera y debiera ser si la promueven una buena educación y
una buena organización social.
Para que esto sea así la clase, una vez superada su condición
plebeya, tiene que mostrarse dotada de unas capacidades
proactivas en cualquiera de las dimensiones de su ser social.
Proudhon está muy lejos de la idea de proletarización en tanto
miseria material, psíquica, moral e intelectual, con la que operaban
toda una serie de reformadores y revolucionarios preocupados por
la cuestión social en las décadas de los treinta y los cuarenta del
siglo xix, caso de Eugène Buret o del joven Friedrich Engels. Una
figura que incidía, sin límite, en la postración de la clase por efecto
de las relaciones capitalistas de producción. Una tesis, la de la
proletarización, que, desde la perspectiva prudoniana, presentaba
graves problemas a la hora de explicar el paso de la condición
objetiva de clase a la conciencia de clase y, sobre todo, a la
configuración de la misma como una fuerza revolucionaria
completamente autónoma y con todo lo que hay que tener para
realizar la gran empresa a la que se enfrentaba. Alejado de la
imagen de la proletarización, Proudhon entiende que la clase tiene
capacidad por sí misma, por sus aptitudes intelectuales, psíquicas y
morales y por la vivencia inteligente de sus experiencias, para
superar progresivamente, y con las dificultades esperables, la
condición plebeya y alcanzar el estado necesario para devenir el
poderoso, creativo y revolucionario agente social que tiene que ser.
Nuestro autor cree firmemente que el socialismo o es
autogestionario o no es socialismo y esto es así por la manera
específica como entiende la absoluta autonomía de la clase. Si el
socialismo es definido, como tiene que serlo según su criterio, por
su intrínseco carácter liberador, democrático y necesariamente
mutualista, será autogestionario. A no ser que se opte por
alternativas «socialistas» que reproducen, por otros medios, la
dominación, la explotación, la degradación y alienación de los
obreros. Y que, por lo tanto, acaben por mantenerlos, a pesar de las
proclamas, en su condición pasiva y sometida.
Todo esto tiene bastante que ver con el hecho de que Marx es un
autor del siglo xix. Esta determinación de época lo mantiene al
margen del eclecticismo analítico y teórico que será propio de
tiempos posteriores. Por otra parte, lo que hoy nos parece
prepotencia intelectual, es algo común en los medios intelectuales
del siglo xix; podía entenderse, entonces, como grandeza de
pensamiento y altura de miras. En todo caso, el fuste unidimensional
y absoluto del pensamiento anticapitalista de Marx, más el
despliegue teórico y analítico con que es elaborado y, finalmente, la
capa filosófica que todo lo envuelve para darle el sentido y la
significación trascendentes necesarios, pueden ayudarnos a explicar
el éxito que finalmente alcanzará. Un éxito sorprendente y,
seguramente, fuera de toda previsión.
Las tradiciones intelectuales de la teoría del anticapitalismo de Marx
Por otra parte, unos pocos años más adelante la crisis del marxismo
tendrá su manifestación en otra ruptura del consenso en el seno del
marxismo socialdemócrata, abriéndose una segunda crisis que se
añade a la anterior. Ahora, el fondo de la divergencia tiene que ver
con la idea de revolución socialista y con la relación, siempre
problemática, entre reformismo y revolución. Para los nuevos
marxistas críticos está cada vez más claro que el marxismo
ortodoxo se ha instalado en la política reformista, está cada vez más
integrado en el sistema político de la democracia burguesa y ha
dejado realmente de lado la cuestión capital de la revolución
socialista y la lucha social que esta necesariamente requiere. Esto
articulará las corrientes de crítica marxista radical al marxismo
ortodoxo, en un primer momento dentro del movimiento general de
la socialdemocracia europea, posteriormente rompiendo con el
mismo, situándose fuera y mostrando una llamativa e inesperada
capacidad de influencia en el movimiento socialista europeo e
internacional.
La revolución socialista,
Ciertamente,