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CUADERNOS

DÍA DE ANDALUCÍA
FERNANDO III EL SANTO

Comunión Tradicionalista
Reinos del Sur

1
Reinos del Sur
EL DÍA DE ANDALUCÍA

Antecedentes:

El nacionalismo andaluz, como fruto natural del Liberalismo, se


forma ideológicamente en las tres primeras décadas del siglo XX, como la
variante política del andalucismo cultural que inició la Sociedad
Antropológica de Sevilla y el Ateneo de Sevilla (1) a finales del siglo XIX,
donde intelectuales como Mario Méndez Bejarano, Antonio Machado
Núñez, su hijo Antonio Machado Álvarez, Isidro de las Cagigas y Joaquín
Guichot, afirmaron llegar al “descubrimiento de la identidad cultural
andaluza”.
El origen de tan original descubrimiento tiene dos hitos que lo
marcan y orientan: el primero ocurrido en 1835, en el cual se constituyó
la Junta Suprema de Andújar (2), y el segundo, en el que tuvo lugar
el Manifiesto de los federales andaluces (3) de 1873, que daría lugar diez
años después a la Constitución de Antequera (4), en la que se inventaba
"una Andalucía soberana constituida en democracia republicana".
Tampoco hay que olvidar a personajes que también han contribuido
a este andalucismo soberanista, como el anarquista Fermín Salvochea (5)
o al político federalista Rafael Pérez del Álamo (6).
En 1912 el diario sevillano El Liberal abre información pública sobre
la necesidad de la existencia político-regional de Andalucía (necesidad que
es de suyo en la ideología donde fermenta esta creación), lanzándose la
idea de una Asamblea Andaluza, tarea en la que se embarcó con tesón el
Ateneo de Sevilla.
En 1913 el Ateneo de Sevilla celebra los Juegos Florales, pero
teniendo esta vez como tema el regionalismo andaluz. Al mismo tiempo,
en Ronda, se celebra el I Congreso Internacional de Economistas
Fisiócratas, donde acude y hace su primera intervención pública Blas
Infante. En 1915 Infante saca a la luz El ideal andaluz (7), pasando a liderar
el movimiento andalucista, hasta su fusilamiento en agosto de 1936.
Cuatro años más tarde, el Tribunal de Responsabilidades Políticas, creado
después de la guerra, le condenó a muerte y a sus herederos a una multa
económica, según el documento de 4 de mayo de 1940 escrito en Sevilla:
“porque formó parte de una candidatura de tendencia revolucionaria en las
elecciones de 1931 y en los años sucesivos hasta 1936 se significó como
propagandista de un partido andalucista o regionalista andaluz”.
Pero, como todo proceso revolucionario que no se detiene, será en
la Asamblea de Córdoba de 1919 donde el andalucismo político avance en
sus propuestas y exija la abolición de los poderes centralistas proponiendo
una Federación Hispánica, definiendo así Andalucía como «realidad
nacional» y «patria». El modelo a imitar es claramente la organización
territorial federativo, llamando a sus filas para el combate en nombre de
Andalucía, España y la Humanidad: "Organizaos, y como los andaluces de
1835, por la Junta Regional de Andújar, imponed la reforma de los Poderes
Centrales españoles; tomaos vuestra propia libertad; acordar las medidas
de vuestra propia redención y sed el pueblo más eficiente en los Estados
Unidos de España. Sea vuestro grito de combate y de victoria: ¡Por
Andalucía, por España y la Humanidad!".
Si hasta aquí pareciera un mero desarrollo histórico de una ideología
trasnochada que no ha llegado a hacerse realidad, o superada por los
hechos posteriores como la proclamación de la Constitución española de
1978 que ha configurado a España como Democracia Liberal, o que se ha
abandonado, por lo tanto, todo propósito o intención de Blas Infante
respecto a la tierra andaluza, se caería en la falacia de que ambos
acontecimientos políticos no comparten misma ideología y por lo tanto un
tronco común. Así tenemos que la última reforma del Estatuto de
Autonomía de Andalucía, realizada en 2007, se remite a este manifiesto
para justificar la expresión «realidad nacional» que aparece en el
preámbulo del mismo. Y es más, Blas Infante está reconocido oficialmente
por la Junta de Andalucía y por el Congreso de los Diputados como «Padre
de la Patria Andaluza» (9).
Este breve resumen histórico está completamente asumido y
esquematizado en el propio Preámbulo del Estatuto de Autonomía de
Andalucía, reconociéndose heredero y nutrido de la ideología de los que lo
han conformado.
Blas Infante.

No es objeto de este opúsculo el recorrido biográfico del personaje,


sino más bien mostrar el cariz ideológico de quien reconocen los
andaluces, acordes con la Constitución
española de 1978, como su Padre y fundador.
Como dijo Vázquez de Mella: “les ponéis tronos
a las causas y cadalsos a las consecuencias.”

Blas Infante se hizo musulmán, de modo


público, el 15 de septiembre de 1924.
Conversión que consideró necesaria para ser y
vivir lo que vendría a llamar «Cultura de Al-
Andalus . Estudia en 1921 la historia de Al-
Mutamid, el rey poeta de Sevilla y de Córdoba,
escribiendo el drama Motamid, último Rey de
Sevilla; sobre todo, según el informe de la Blas Infante en Agmhat,
peregrino a la tumba de
Yama'a Islámica de Al-Andalus, experimentó
Motamid.
una «metamorfosis espiritual», por la que
«resultaría abducido por el universo andaluz», y no conformándose con una
mera actitud especulativa, comienza a preparar un viaje, en el cual,
«convirtiéndose en protagonista de su drama teatral», Blas Infante se
acercaría a la tumba de Al-Mutamid, en Agmhat .

Y es allí mismo donde Blas Infante hace la Shahada, en una pequeña


mezquita de Agmhat, adoptando el nombre de Ahmad («el que pone en
acto lo que estaba en potencia», según el parecer de Ibn Arabí). Los
testigos del acto por el que Ahmad Infante se reconocía musulmán fueron
dos andalusíes nacidos en Marruecos, y descendientes de moriscos: Omar
Dukali y otro de la kabila de Beni-Al-Ahmar.

Evidentemente esta conversión que afectó, en primer lugar a su


fuero interno, afecta a la esfera de la actuación política del personaje, ya
que desde su perspectiva y deseo, por ejemplo, en Al-Andalus jamás
habrían existido catedrales o templos cristianos, ni hubieran sido llevadas
en procesión las imágenes de la Virgen Santísima o la de Cristo yacente en
Viernes santo.
Pero, aún ejerciendo la ficción de que su conversión –púbica, teatral,
en una mezquita y con testigos- no afecte más que al fuero interno (del
todo imposible),en todo su planteamiento y visión, considerará la
conquista (no la Reconquista) de Andalucía como un salvajismo por parte
de unos bárbaros del Norte que se habían convertido, desde los tiempos
del Rey Recaredo, al cristianismo. Si, por lo menos, hubieran permanecido
arrianos, se habría mantenido una mayor proximidad con Mahoma.

¿Puede mirarse Andalucía en el espejo


de Blas Infante? ¿De ese mismo que dicen es
Padre de la Patria Andaluza que les pide que
dejen de serlo en nombre del islamismo? .
Blas Infante dejó dicho: «El Profeta de
nuestros antepasados, de Al-Andalus... como
todos los profetas, será nuestro Profeta.» No
encontró otros modelos sino en la Edad
Media, en Al-Andalus. Y en función de esa Al-
Andalus mítica trató de reconstruir los
problemas del presente, y las líneas
pragmáticas de su acción política. Por eso siguió el rastro de aquellos
moriscos andaluces expulsados de España, por lo que emprendió su
famoso viaje a Marrakech, y allí encontró la iluminación, la revelación, la
conversión plena al Islam.

¿Y cómo llega a crear este mito? Ya que se le presenta inadmisible


que la cultura árabe fuera importada por unos invasores que lograron
derrocar el reino de los bárbaros visigodos, obligándolos a adaptarse al
Islam, reformula la Historia: las invasiones árabes no impusieron la cultura
islámica a los andaluces, por la sencilla razón de que ¡no hubo tales
invasiones!. Habrían sido los propios pueblos sometidos a los godos –viene
a decir Infante– quienes admirados de la amabilidad, elegancia y
espiritualidad de las escasas avanzadillas que habían desembarcado en la
costa, acudieron a ellos como aliados capaces de ayudarles para liberarse
de la barbarie goda (que, a su vez, era cristiana). No hubo pues conquista,
ni imposición violenta del Islam, sino difusión de una cultura oriental
superior. Ninguna dependencia tuvo el califato de Córdoba respecto del
califato de Bagdad. Al-Andalus es una creación propia y genuina de los
andaluces, y el Islam es su propia religión.
Si es cierto que los reyes bárbaros –los reyes godos y sus sucesores
del norte– fueron conquistando (no reconquistando), poco a poco, Al-
Andalus, expoliando a sus propietarios para formar los enormes latifundios
que todavía hoy existen, el mejor plan concebible no sería otro sino el de
volver al Islam, a reconstruir Al-Andalus, pero con la prudencia necesaria
para no crear obstáculos invencibles. Habla entonces de recuperación de
tierras, de autarquía, de impuesto único, de autonomía, de federalismo.

Y es aquí donde la ideología andalucista de Blas Infante coincide con


la ideología más radical de los nacionalismos que intentan desgarrar las
Españas: la presencia de los españoles en sus territorios representa la
presencia de unos intrusos, no siendo ellos mismos españoles.

Como resumen del que consideran su Padre, ondeando una bandera


de origen yihadista y un escudo por él mismo elaborado (10), es necesario
traer a este Cuaderno algunas de sus frases y pensamientos que también
son recogidos por los musulmanes residentes en España (11):

· "Europa ha quebrado", "Hermanos de Afro-Asia, henos ya despiertos" (


Blas Infante, Fundamentos de Andalucia).
· "Nosotros no podemos, no queremos, no llegaremos jamás a ser
europeos. Pero jamás hemos dejado de ser lo que somos de verdad:
esto es, andaluces, euro-africanos, euro-orientales, hombres
universalistas, síntesis armónicas de hombres"( Blas Infante, El Ideal
Andaluz).
· "Trabajemos con suma cautela en estos principios para que Andalucía
vuelva a ser inspirada por su propio genio y porque su libro vuelva a ser
el Al-Korán como dice la Sura III: Aquellos a quienes les hemos dado Al-
Korán y lo leen como deben leerlo". (Blas Infante: Manuscritos Inéditos,
carta enviada al “Congreso de los Pueblos sin Estado”, celebrado en
Delhi (India), en el año 1930).
· "El rencor europeo o de animalidad europea que se ofreció a la historia
con el nombre de fervor católico se ensañó contra esta cultura superior
de Al-Andalus, no sólo por odio al nombre musulmán que la designaba
sino por el temor de que su fuerza cautivante de las almas descubriese
la verdadera naturaleza de la inspiración animal que rigió la conquista."
· “ Los moros andaluces viven en el destierro desde hace cuatro siglos".
"Más de un millón de hermanos nuestros de andaluces inicuamente
expulsados de su solar --las causas de los pueblos jamás prescriben--
hay esparcidos desde Tánger hasta Damasco".
· "Yo he convivido con ellos, he sufrido con ellos, he aspirado con ellos la
esperanza de nuestra común redención, porque esta redención será
común o no será nunca".
· "Tan enterrada quedó esta cultura, tanto odio y tanto desprecio
impotente se llegó a arrojar sobre su memoria que ¡cuánto trabajo nos
ha costado a los investigadores empezar a imponer a los científicos de
Europa, verdades que con el instrumento del árabe se encuentran a flor
de tierra!". (12)

Padre de Andalucía: Fernando III el Santo

Sin embargo, fieles a nuestra Tradición


Hispánica, sí celebramos cómo Padre de
Andalucía, quien por derecho propio le
pertenece tal distinción y honor, a Fernando III
“el Santo”, Rey de Castilla, Toledo, León, Galicia,
Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén.

Son varios los motivos que lo consagran


como tal:

1º. Siéndolo, en primer lugar, por las


cualidades humanas que concurrieron en su
personalidad histórica, reconocidas por sus
vasallos y enemigos; pues, tal y como reza su epitafio, Fernando III el Santo
fue «el más leal, el más verdadero, el más franco, el más esforzado, el más
apuesto, el más granado, el más sufrido, el más humilde». En segundo
lugar, es Padre de Andalucía por la proyección histórica de su labor
reconquistadora, incuestionable causa de nuestra actual Andalucía
(progenitor inmediato de los Reinos de Jaén, Córdoba y Sevilla cuando los
reconquistó por su propio brazo; ancestro mediato del resto de provincias
hermanas que si no lo tienen como Padre, bien lo podrían tener como
Abuelo). La paternidad histórica de Fernando III el Santo no puede
rechazarse por ningún andaluz bien nacido; sólo un ignorante podría
abjurar de su verdadero origen.

2º. Bajo la égida de la regia figura de Fernando III el Santo fueron


felizmente reintegrados a España los territorios españoles que sufrieron
siglos de infeliz y terrible esclavitud, sometidos a una cultura extraña y
fanática, brutal e invasora que reconocemos como hostil a nuestras
libertades y ajena a nuestro propio ser andaluces.

3º. Por las felices victorias del Rey Fernando III se establecieron en
nuestro amado suelo patrio nuestros antepasados; solar que les fue
arrebatado mediante una invasión: por la fuerza bruta, cruel y sanguinaria,
y por la traición de algunos. Siglos y siglos de tinieblas fueron los que sufrió
Andalucía, bajo un poder extraño que la sumergió en la noche más lóbrega
y sórdida de la barbarie. Fernando III trajo la luz.

4º. Nos vemos forzados a reclamar la paternidad histórica de


Fernando III el Santo, tras haber sido puesta en cuestión por nuestro
Parlamento de Andalucía cuando, en 1983, impuso -en el Preámbulo del
Estatuto de Autonomía para Andalucía- como “Padre” de la misma a un
personaje del que ya más arriba hemos dado su semblanza.

Por todo ello no cabe otra posición que reclamamos de las


autoridades políticas de la Comunidad Autónoma Andaluza que
reconozcan a Fernando III el Santo como indiscutible y exclusivo Padre de
Andalucía. Será así como podrán suturar el abismo que la clase política
abrió entre ella y el auténtico pueblo andaluz que dice representar. Para
que la distancia que cada vez separa más a la clase política del pensar, el
querer y el sentir del pueblo no se agrande más.
Notas:

1. El Ateneo de Sevilla "Ateneo y Sociedad de Excursiones", asociación cultural,


científica, literaria y artística, desde su fundación por Manuel Sales y Ferréen
1887. Durante el siglo XIX y a lo largo del XX, el Ateneo fomentó la vida
cultural de Sevilla acogiendo e impulsando las corrientes de pensamiento y
literarias más vanguardistas de la época.
2. Confederación de juntas provinciales creada en Andalucía en 1835 y que se
denominó a sí misma "Junta Central de las Andalucías", si bien la historiografía
andalucista ha preferido denominarla como Suprema de Andalucía. La Junta
surgió en el contexto del movimiento juntero liberal surgido
en España durante los primeros momentos de la Minoría de edad de Isabel II.
3. El 21 de Julio de 1873 los Federales andaluces se reunían en Despeñaperros,
lugar histórico y significativo por ser Sierra Morena frontera natural entre
Andalucía y Castilla, y arropados por un ejército compuesto por voluntarios de
los cantones andaluces, proclaman la Independencia del Estado andaluz, en
el conocido como “Manifiesto de los Federales Andaluces”, en el cual no
reconocen más autoridad que la emanada de los cantones.
4. El proyecto de Constitución Federal para Andalucía, también conocido
como Constitución Federal de Antequera, aprobada en el congreso celebrado
en Antequera por los delegados de las organizaciones andaluzas del Partido
Republicano Democrático Federal en 1883. Fue la propuesta constitucional
de dicho partido para el "Estado andaluz" integrado en la República Federal
Española.
5. Presidente de su cantón durante la Primera República. Fue uno de los
principales propagadores del pensamiento anarquista en esa zona en el siglo
XIX. Siendo un destacado federalista, en 1871 se afilia en la I Internacional
Obrera. En 1873, durante la época del cantonalismo, fue elegido presidente
del comité administrativo del Cantón de Cádiz.
6. Anarcosindicalista . Fue el principal dirigente de la sublevación campesina de
Loja en julio de1861, a la que intentó imprimir un carácter republicano-
democrático. Su colaboración, juntamente con otros revolucionarios, para
enviar toda clase de información a Pablo Iglesias fue decisiva en la fundación
del Partido Socialista Obrero Español.
7. Ideal andaluz es el periódico de Blas Infante, publicado por primera vez en
1915, donde trataba sobre la problemática histórica y social de Andalucía.
Desde aquí Infante defendía los orígenes africanos y la influencia asiática de
los andaluces
8. La Asamblea de Córdoba de 1919 fue una asamblea autonomista de la Junta
Liberalista de Andalucía en la que se aboga por la abolición de los poderes
centralistas en España y por la creación de una Federación Hispánica. Donde
se proclama la necesidad de que Andalucía se constituya en una "democracia
autónoma" y la llegada de "la hora suprema en que habrá de consumarse
definitivamente el acabamiento de la vieja España".
9. Ley Orgánica 2/2007, de 19 de marzo, de reforma del Estatuto de Autonomía
para Andalucía. Preámbulo: “En los últimos 25 años, Andalucía ha vivido el
proceso de cambio más intenso de nuestra historia y se ha acercado al ideal
de Andalucía libre y solidaria por la que luchara incansablemente Blas Infante,
a quien el Parlamento de Andalucía, en un acto de justicia histórica, reconoce
como Padre de la Patria Andaluza en abril de 1983.”
10. El himno y el escudo fueron adoptados por la Junta Liberalista de Andalucía
en la Asamblea de Ronda de 1918, donde se proclamó que en adelante la
bandera de Andalucía consistiría en tres franjas horizontales del mismo ancho,
verde, blanca y verde. Blas Infante fue el responsable directo de la creación de
la bandera, cuyo diseño justificó por el verde, el color de los Omeya, y el
blanco, propio del Imperio Almohade, periodos que desde su creación
ideológica de la historia, fueron dos de las épocas de mayor esplendor de un
poder político en el territorio de la actual Andalucía. Según esta idea, la
tonalidad de verde elegida fue denominada "verde omeya"; dicha
denominación fue sido reconocida oficialmente mediante el Decreto
212/1983.
11. Según Infante, en 1195, tras la victoria almohade en la batalla de Alarcos,
sobre el alminar de la mezquita mayor de Sevilla ondeó una enseña verde
(color del islam) junto a otra blanca para celebrar la victoria.
12. Asimismo existe una leyenda según la cual un santón que predicaba en los
pueblos del Atlas tuvo una visión en la que un ángel le revelaba un imperio
unido a las orillas del Estrecho de Gibraltar, con el verde paraíso de Al-Ándalus
y el blanco Magreb de los almohades, leyenda probablemente inspirada por la
visión de los dos estandartes sobre el alminar.
Es más, existe una poema de Abu Asbag Ibn Arqam, poeta natural de Guadix
y visir del rey Almotacín de la taifa de Almería, que menciona una bandera
verdiblanca de este modo:
Una verde bandera
que se ha hecho de la aurora blanca un cinturón,
despliega sobre ti un ala de delicia,
que ella te asegure la felicidad
al concederte un espíritu triunfante.
13. Fuente: www.musulmanesandaluces.org
14. TRAS LAS HUELLAS DEL AL ÄNDALUS, José León Cano. Ed. Almuzara.

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