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El JUEGO COMO ESTRATEGIA DE APRENDIZAJE

El aprendizaje a través del juego contribuye a crear personas que no dejan de aprender
durante toda su vida El juego debe ser tratado en el aula, el hogar y otros entornos de la niñez
como una estrategia de aprendizaje esencial. El periodo más importante del desarrollo
humano es el que comprende desde el nacimiento hasta los 8 años. Aquí se desarrollan las
bases para las competencias cognitivas, el bienestar emocional, la competencia social y una
buena salud física y mental.

Aunque el aprendizaje tiene lugar durante toda la vida, en la primera infancia se produce con
una rapidez que luego nunca se igualará. Los años de la educación preescolar son la parte
central del periodo de la primera infancia, y fundamentan el éxito tanto en la escuela como
después de esta.

Los niños y los adultos aman el juego porque les permite entrar en acción y tener
control sobre la experiencia. No importa la edad, importa la iniciativa, el proceso de toma de
decisiones y el grado de decisión propia en el juego

El juego es provechoso. Los niños juegan para dar sentido al mundo que les rodea y para
descubrir el significado de una experiencia conectándola con algo que ya conocían
previamente. Mediante el juego, los niños expresan y amplían la interpretación de sus
experiencias.

El juego es divertido. Cuando vemos jugar a los niños -o a los adultos-, a menudo
observamos que sonríen o ríen abiertamente. Obviamente, el juego puede tener sus retos y
sus frustraciones (¿A quién le toca primero? ¿Por qué no consigo que este juego de
construcción se sostenga?), pero la sensación general es de disfrute, motivación, emoción y
placer.

El juego es participación activa. Si observamos cómo juegan los niños, normalmente


veremos que se implican profundamente en el juego, a menudo combinando la actividad
física, mental y verbal.

El juego es interativo. Ni el juego ni el aprendizaje son estáticos. Los niños juegan para
practicar competencias, probar posibilidades, revisar hipótesis y descubrir nuevos retos, lo
que se traduce en un aprendizaje más profundo. Como Calvin y su tigre Hobbes, son capaces
de inventar sus propios juegos y transformarlos a cada paso.

El juego es interactivo. El juego permite a los niños comunicar ideas y entender a los demás
mediante la interacción social, sentando las bases para construir un conocimiento más
profundo y unas relaciones más sólidas.

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