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Crisis energética: ¿Qué

podemos aprender de
cuando el mundo se
quedó sin gasolina en
1973?
Por Marta Rodriguez
Martinez  •   27/10/2021

Foto de archivo del 8 de octubre de 1973,


los ministros de petróleo de seis países del
Golfo Pérsico y los representantes de las
naciones occidentales se reúnen en
Viena.   -   

Subidas de precios que parecen no


tener techo, amenazas de
desabastecimiento y mucha
incertidumbre. La convulsa situación
económica global ha traído ecos del
pasado. En concreto de hace más de
cuatro décadas, de la crisis energética
de 1973, que cambió la estructura
económica mundial.

“Creo que hay un paralelismo


importante”,
explica a Euronews el economista
Moisés Martín y precisa que la principal
similitud es que detrás del aumento de
precios y la inquietud en ambos casos
está el desabastecimiento de una
materia prima esencial: “como fue en su
momento el petróleo y como ahora lo es
el gas natural”.

“Esto se traslada al precio energético y


el energético se puede trasladar al
conjunto, a la economía”, añade.

Ÿ Crisis del precio de la energía en


Europa: cinco gráficos para entender
por qué suben las facturas

Ÿ "Nunca ha habido en un período tan


corto unas subidas tan exageradas del
precio de la electricidad"

¿Qué pasó en 1973?


La crisis de 1973 comenzó en octubre
de ese
año cuando la Organización de Países

Árabes Exportadores de Petróleo


(OPAEP), liderada por Arabia Saudí,
anunció un embargo de petróleo.

Se trató de una respuesta de los


principales países árabes a las naciones
occidentales que habían apoyado a
Israel en la guerra de Yom Kippur.
Días antes de este anuncio, en octubre
de 1973, Egipto y Siria habían lanzado
un ataque conjunto a Israel,
aprovechando las festividades judías del
Yom Kippur. Aunque el factor sorpresa
proporcionó una ventaja inicial a los
países árabes, Israel consiguió ganar
terreno en las sucesivas semanas.
El embargo de petróleo fue un llamado
político a la comunidad internacional
para que presionara a Israel a devolver
los territorios ocupados a los países
árabes. Pero las consecuencias fueron
económicas.

Una cuadruplicación del precio del


crudo marcó el punto álgido del poder
de las potencias petroleras que llevó a
las economías occidentales a la
recesión y disparó la inflación.

Cuando el mundo se
quedó sin gasolina
Esta es una calle del centro de Fráncfort
justo antes de la prohibición de conducir
en respuesta a la crisis energética en
Alemania, el 25 de noviembre de
1973.Kurt Strumpf/AP
La OPAEP formaba parte de la
Organización de Países Exportadores
de Petróleo (OPEP) con sede en Viena,
Austria.
“La OPEP se había creado en 1960
para protestar contra la presión de las
grandes compañías petroleras que
pretendían reducir los precios
recortando los pagos a los productores”,
explican las historiadoras Laura y María
Lara.

“Al principio, la OPEP funcionaba como


una unidad de comercio informal que se
encargaba de la venta del petróleo de
los países desarrollados. Lo que pasa
es que a principios de 1971 empezó a
mostrarse como un ente muy fuerte y
ahí es cuando se producen los sucesos
de octubre de 1973”, añaden.

“El hecho de que hubiera tanta


dependencia en el mundo
industrializado del crudo provocó el
aumento del precio del petróleo, hubo
una gran inflación y se paró la actividad
económica de los países afectados
durante años, porque los países
afectados respondieron con medidas
permanentes para frenar esa
dependencia exterior”.
En marzo de 1974, el precio del barril de
crudo había aumentado un 300%, de 3
a 19 dólares el metro cúbico.

En España, por ejemplo, apunta Laura


Lara, “eran los años finales del
franquismo, después fue necesario un
reajuste de la economía durante la
Transición y en los años 1980, la
reconversión industrial”.

María Lara indica que el impacto global


del embargo no se limitó al petróleo y
que los fenómenos inflacionistas de ese
momento “se hicieron sentir durante
durante muchos años”. Lo que
desencadenó 1973 hizo tambalear los
cimientos de la economía mundial.

¿El mundo se va a quedar


sin gas natural?
En 2021, la materia prima clave de la
crisis no es el petróleo sino el gas
natural. Los precios han subido en
Europa a medida que aumenta la
demanda en todo el mundo. Y el
detonante no ha sido político sino una
emergencia sanitaria.

“El fuerte crecimiento de la demanda


provocado tras la caída por la crisis del
COVID-19 ha generado un demanda
muy potente en prácticamente todas las
economías de la Unión Europea y en
todas las economías desarrolladas”,
señala Moisés Martín.

Tras meses de pandemia y parón, la


producción no se está recuperando al
mismo ritmo que la demanda.

Con el invierno a la vuelta de la esquina,


sus consecuencias se reflejan ya en las
facturas de la luz europeas.

"Nunca ha habido en un período tan


corto unas subidas tan grandes, tan
exageradas, del precio de la
electricidad", explica a Euronews
Enrique García, del departamento de
Relaciones Institucionales de la
Organización de Consumidores y
Usuarios (OCU), la subida
récord de precios en España desde el
pasado mes de junio.

“Cuando se produce una subida de


precios en la energía, realmente, los
países más afectados son aquellos que
lógicamente más la usan, de manera
que las sociedades industriales se ven
fuertemente convulsionadas”, señalan
las historiadoras Lara.

Como ya ocurrió en 1973, en 2021,


España forma parte del grupo de países
con alta dependencia de las
exportaciones de combustibles fósiles.

Ÿ El mundo marca otro récord de


emisiones en 2020 a pesar de las
restricciones de la pandemia

Ÿ Crisis energética: ¿Por qué se disparan


los precios del gas natural y cómo
afectará a los europeos?
Ÿ La cara de la pobreza energética en
España:
encender la luz es un lujo para el 11%
de los hogares

¿Por qué 2021 no tiene


que acabar como 1973?
Las autoridades advierten a los
automovilistas de Alemania Occidental
lo que no tienen que hacer ante la
escasez de gasolina, en una foto
escenificada en noviembre de 1973.Kurt
Strumpf/AP

El economista Moisés Martín señala


varios factores que rompen el
paralelismo con lo ocurrido hace más de
cuatro décadas.

“Nuestro mix energético es diferente al


que teníamos en 1973, ya que tenemos
una mayor proporción de peso de las
energías renovables y gas natural",
explica. “Hay más resiliencia por parte
de los sistemas de generación de
energía que la que había en el año
1973”.
Martín añade además un segundo
elemento: “lo que estamos viendo es la
subida de precios fundamentalmente
impulsada por la energía. Pero si
quitamos la energía, si hablamos de la
inflación subyacente, sigue siendo
todavía relativamente baja”.

El economista cree que lo que definirá


el paralelismo es que si lo que estamos
viviendo actualmente pasa pronto o
perdura como ocurrió en la década de
1970. ”El pico fundamentalmente está
vinculado al crecimiento del precio del
gas natural y podemos pensar que si es
transitorio, en el año 2022 no nos
encontraríamos en una situación de
dificultades económicas”.

¿Hacia un nuevo modelo


económico?
Los miembros de un club de bolos de
Vredon, Alemania Occidental,
encontraron una respuesta a la crisis
energética que prohibió la conducción
el 25 de noviembre de 1973.AP/AP

Moisés Martín dice que la principal


lección que aprendimos de la crisis de
1973 es que las políticas expansivas no
sirven para todo. “Veníamos de un
proceso, de una política económica muy
keynesiana que chocó con el alza de los
precios en el año 1973 y no resolvió el
problema y tuvimos que pensar en otro
tipo de políticas económicas más
vinculadas a la competitividad y a las
políticas de oferta”.

“Esta lección la aprendimos muy


duramente en el caso de la Unión
Europea, con fuertes reconversiones
industriales, con fuertes ajustes
económicos y de alguna manera
supusieron el modelo económico que ha
estado vigente casi hasta la crisis
financiera del 2009 y que consiste
básicamente en trabajar desde un
enfoque de reducción de costes, de
fomento de la competitividad, de lo que
se llama las políticas de oferta”.

El economista cree que estos cambios


estructurales económicos pueden
ocurrir en los próximos años si la crisis
se consolida: “que tengamos que volver
a hacer algunos ajustes en aquellas
industrias, en aquellos sectores que a
fecha de hoy están perdiendo
competitividad precisamente por el alza
de los precios de la energía”.

En Salinas, California, los niños de una


guardería imitan a sus padres por la
crisis energética, el 21 de septiembre de
1973.AP Photo/Sal Veder

Además señala que el camino al cambio


ya está trazado puesto que nos
encontramos en un momento histórico
donde ya existen los elementos de
transición económica y ecológica.

“Probablemente ese impacto sí que


tenga la entidad suficiente como para
ser considerada una reforma, una
revolución económica como la que se
dio en los años 1970”, indica.

“Si sumamos a esta crisis energética los


factores vinculados a la crisis climática,
es
bastante probable que nos encontremos
con un nuevo modelo económico que
sea capaz de dar respuesta a los
problemas que estamos teniendo”.

“Ahora sí que puede haber una


revolución a medio plazo”.

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