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Pensando en clave de hábitat : una búsqueda por algo más que un techo / ed. Carlos
Mario Yory ; Cesar Rodríguez García … [et al.] -- Bogotá : Universidad Nacional
de Colombia. Facultad de Artes, 2008.
248 p. : il.
ISBN : 978-958-719-096-9
En el contexto del cambio de siglo que aún estamos viviendo, dos acon-
tecimientos históricos trascendentales han marcado los últimos años, abriendo un
nuevo escenario epocal al modificar la cara del panorama económico y político de
este emergente mundo global: la caída del muro de Berlín, el 9 de noviembre de
1989 (consecuencia directa de la Perestroika que impulsara Mijaíl Gorbachov en
1987 con ayuda del presidente de Japón, Seiichiro Nishi), y los atentados del 11 de
septiembre de 2001, en Nueva York.
En el primer caso, aludimos al colapso y caída del modelo socialista de la
URSSS que tuvo como consecuencia la propia desintegración de su Estado-nación;
Cabe destacar aquí que el objetivo de la Perestroika, que culminara emblemáti-
camente con la caída del muro de Berlín, no era éste, sino, por el contrario, reformar y
preservar el sistema socialista, adaptándolo al espíritu de los tiempos, de tal suerte que
proyectara en la sociedad soviética un cierto aire de empresa e innovación capaz de ade-
cuarse a las exigencias cambiantes del mercado moderno en el marco de un nuevo modelo
de gestión descentralizado; de este modo, si la construcción del “muro de Berlín” simbolizó
durante 28 años el contexto de la “Guerra fría” y de la división de Alemania, su famosa
“caída” entró a representar (salvo contadas excepciones) el fin de un modelo económico
y político finalmente con-vencido por los contundentes argumentos de la economía de
mercado de este nuevo mundo global y de su triunfalista modelo económico capitalista y
neoliberal.
La huella ecológica se calcula sobre la base de la población que la capacidad de
carga de un determinado territorio está en condiciones de mantener; en este sentido, se ha
calculado la huella ecológica del planeta en alrededor de tres mil millones de personas,
poco menos de la mitad de su población actual.
iNtroducción 13
De este modo, así como en los fríos hielos canadienses año tras año se
forman, de manera distinta, “puentes” fractales espontáneos que permiten conec-
tar América con Asia en lo que se conoce como “el paso del Noroeste”, de la misma
manera es urgente y necesario construir puentes de comunicación entre los tradi-
cionales polos binarios que encarnan la pugna entre lo público y lo privado, entre
lo individual y lo colectivo, entre los países con economías fuertes y aquellos con
economías más débiles, entre la naturaleza y la tecnología, entre la razón y la emo-
ción y, finalmente, entre nuestras propias diferencias, a fin de no caer en fundamen-
talismos o en identidades cerradas, anquilosadas y chauvinistas.
Frente al pensamiento único, lineal y hegemónico, es indispensable cons-
truir nuevos pasos que den cuenta de la naturaleza compleja del hábitat humano
inmerso siempre en un contexto bio-diverso no menos complejo, exigente, frágil y
vulnerable; a fin de cuentas, compartimos con las demás especies un solo planeta
expuesto, hoy en día, no sólo a las implacables leyes del mercado, sino a dos revolu-
cionarios cambios universales: el cambio climático (producto, entre otras cosas, del
proyecto depredador y tecno-industrial de la modernidad) y el cambio de paradig-
ma civilizatorio que nos ha traído el desarrollo tecno-informacional y comunicacio-
nal; cambios que a su vez sirven de telón de fondo a la aguda crisis tanto ambiental
como social en que nos encontramos.
Con todo, no sólo el planeta sino el modelo neoliberal que lo ha conduci-
do los últimos 25 años ha hecho crisis, la utópica esperanza de que los mercados se
regulen a sí mismos asignando eficientemente sus recursos al bien público nunca
dejó de ser más que un inalcanzable ideal propio de la posición fundamentalista
que acompañó el modelo Tatcher-Reagan y, junto con ésta, el llamado “consenso
de Washington” que alentara la privatización y la liberalización. El resultado de esta
apuesta neoliberal (perversa de partida, en razón de su preocupación por la conser-
vación hegemónica del modelo capitalista) no ha sido el crecimiento económico
esperado sino el aumento de las contradicciones sociales, el debilitamiento de los
Estados-nación y la expoliación ambiental; situación agravada en aquellos países
que aunque pudieron haber crecido durante estos años, han visto que la riqueza se
ha quedado en los pocos bolsillos de la privilegiada cumbre social, alentando en sus
respectivos contextos un ya atávico y creciente apartheid.
En lo que concierne a la vivienda, acaso uno de los aspectos más sensibles
de la calidad del hábitat, no sólo es necesario aludir al enorme déficit tanto cuantitati-
vo como cualitativo del planeta, sino a la enorme amenaza que el modelo económico
vigente cierne sobre la tenencia, ya que, como señala Joseph Stiglitz (2008):
iNtroducción 15
En lo que se refiere al espacio, el proceso de urbanización no da tregua (Na-
ciones Unidas calcula que para el 2050, el 70% de la humanidad vivirá en ciudades);
a la ingente preocupación por el tema del suelo dónde vivir se debe sumar ahora la
pregunta por el cómo hemos de hacerlo en el marco de ese interés cada vez mayor
de los Estados y de las agencias multilaterales por el tema de la seguridad humana;
una seguridad que, para que resulte continua y sustentable, tendrá que apoyarse
menos en la presencia de cascos azules o de amenazas armamentistas y más en la
responsabilidad de los Estados y de sus ciudadanos por procurar y hacer valer la
exigibilidad y accequibilidad de los derechos fundamentales, el primero de ellos, la
vida y la dignidad, para así hablar de la propia calidad, de lo que en consecuencia
habría de ser un hábitat digno y sustentable.
La responsabilidad de la política pública tendría que ir mucho más allá de la
preocupación por la gestión del suelo, como correlato indispensable a la necesidad
de “abrir espacio” para el aumento de población, toda vez que a la par que se promue-
va la generación de techo nuevo y de mejoramiento para el antiguo es fundamental
diseñar los instrumentos y mecanismos capaces de gestionar también el riesgo y el
conflicto que, de suyo, supone la convivencia; esto es, pensar la vivienda humana en
“clave de hábitat” y no sólo de cobijo; una “clave” que debe ser leída y comprendida a
la luz de los derechos; el de poder tener un techo pero, sobre todo, el de poder con-
servarlo en el marco del propio derecho, no sólo a una territorialidad desde donde
poder construir la vida social, sino al trabajo, al alimento, a la salud, a la educación, a la
recreación y a la cultura. Temas inaplazables en cualquier agenda de política pública,
sobre todo en los países con economías más frágiles y vulnerables.
A este respecto, América Latina enfrenta el gran desafío que supone su-
perar lo que hasta ahora para nuestros países han resultado ser dos conceptos casi
antagónicos e irreconciliables: integrar crecimiento y desarrollo no puede seguir
siendo una esquiva utopía; si bien el modelo económico capitalista ha privilegiado
lo primero sobre lo segundo, es hora de pensar y posibilitar un nuevo modelo de
desarrollo económico y territorial integrado capaz de disminuir, tanto las enormes
disparidades en la distribución del ingreso, como los propios desequilibrios territo-
riales; es hora de demostrarle al mundo que, poniéndolo en el lenguaje de la globa-
lización que hasta ahora hemos construido (ya que podríamos pensar en otra clase
de globalización ¿por qué no la de la solidaridad o la de la cooperación?): pensar en
lo social también resulta “negocio”.
Desde esta perspectiva, la globalización tendría que ser una oportunidad
y no una amenaza para la justicia social o para el equilibrio ambiental, pero para que
La Maestría en Hábitat que actualmente opera en las sedes de Bogotá, Medellín
y Manizales de la Universidad Nacional de Colombia, resulta de constatar un vacío en el
ámbito nacional en lo que tiene que ver con los programas de formación profesional de
alto nivel para tratar los asuntos del hábitat humano; su tema de estudio es el par hábitat
– vivienda (entendido como ente complejo y dinámico) y su objetivo es el desarrollo de
un proceso de reflexión investigativo en torno a las políticas nacionales e internacionales
dirigido al logro de un hábitat amable y a la consecución de una vivienda digna y ade-
cuada, en condiciones ambientales deseables y sustentables. La premisa asumida es que
“la vivienda constituye la articulación entre lo público y lo privado, lo íntimo y lo social, y
que en esa misma medida se requiere poder identificar los sistemas y relaciones que allí
interactúan como un todo complejo. Este es el punto de partida para incidir en los procesos
que condicionan la construcción del hábitat urbano, conduciéndolos hacia la realización
de un proyecto de sociedad que sea viable” (Documento inédito en torno a “La búsqueda
de una episteme para la visión compleja del hábitat” elaborado por el equipo de trabajo
de la Maestría. 2004).
iNtroducción 17
productivas, la organización social y las relaciones cultura-
les que en su conjunto han generado impacto en la confor-
mación socio-espacial. En Colombia, así como en la mayor
parte de los países latinoamericanos, el anterior modelo ha
incorporado gradualmente las esferas claves de la sociedad a
las dinámicas del mercado mundial, repercutiendo de mane-
ra directa en la calidad de vida de la población y por ende en
sus condiciones de habitabilidad. El hábitat donde se locali-
zan y viven las grandes mayorías urbanas queda marcado por
las más diversas vulnerabilidades, carencias y desequilibrios
de la población, que afectan a su vez las dinámicas sociales,
culturales, económicas, físico espaciales y ambientales, refle-
jándose en nuevas formas del habitar y del hábitat.
En esta perspectiva se constata un cambio en los paradigmas
que afectan las concepciones y prácticas de las disciplinas re-
lacionadas con los estudios y con la intervención del hábitat.
Estos cambios están orientados a la cooperación entre los
distintos saberes y disciplinas, lo que exige nuevos métodos y
espacios de experimentación interactivos. Estos acercamien-
tos están aportando nuevos conocimientos, consolidando
hallazgos teóricos, ratificando y ampliando metodologías
que en su conjunto configuran un cuerpo de conocimien-
tos abiertos a procesos disciplinarios e inter y trans-discipli-
narios (Documento inédito de auto-evaluación Maestría en
Hábitat. 2005).
Es así que
iNtroducción 19
complejo es semejante a ir de lo concreto a lo abstracto y de
lo particular a lo general. Reflexionar sobre los procesos para
generar y gestionar un hábitat que sea incluyente y accesible
para todos los ciudadanos; que sea sostenible social, econó-
mica y ambientalmente y esté viabilizado por la comprensión
integral de los procesos que lo determinan (Op.Cit).
iNtroducción 21
Sobre esta base, expresa su desconfianza respecto al uso del adjetivo “in-
formal” para calificar a una cierta visión de la realidad socio-espacial latinoamericana,
pues el uso de este concepto frecuentemente está acompañado de un discurso que,
en materia de sus implicaciones sobre el hábitat, suele asociarse con la marginalidad,
sirviendo así para implementar y legitimar diversas políticas coyunturales que, a la
postre, terminan por estigmatizar “la espontaneidad” y recursividad de estos proce-
sos, combatiendo de tal forma su expresión pero no sus causas estructurales.
En este sentido, desarrolla una reflexión teórica orientada hacia la com-
prensión e interpretación de la relación entre economía y ciudad a través de una
mirada que trasciende los sesgos fiscalistas para ubicarse en el contexto de la
compleja madeja de relaciones sociales que, de una u otra manera, caracterizan y
definen tal relación.
A su vez, el profesor Luis Fique se propone el desarrollo de un modelo
conceptual para pensar el hábitat humano a partir de la identificación y valoración
de los recursos, dimensiones y categorías que, en su opinión, permitirían resaltar la
noción de proceso que éste comporta, particularmente en lo que tiene que ver con
la transformación del paisaje que mediante su apropiación hace de él la sociedad
para así dar cuerpo a la naturaleza simbólica y material de su entorno, entendido así
como hábitat construido; lo anterior con el fin de brindar elementos que conecten
la política, la tecnología, el ambiente y la sociedad; temas que, según el profesor
Fique, hasta ahora empiezan a relacionarse, pues tradicionalmente se habían abor-
dado de manera separada.
Desde aquí, reclama el texto la necesidad de superar la mirada excesiva-
mente física y funcional con la cual se ha tratado el tema, para investigar las prácti-
cas, los procesos y los modos concretos como social y ambientalmente surge y se
enmarca el habitar; para ello analiza, en primer lugar, la noción de modelo en su co-
rrelato científico y posteriormente presenta una propuesta de articulación y síntesis
entre diferentes modelos que busca construir una comprensión amplia y suficiente
del objeto de estudio en la que convergen la perspectiva técnico-arquitectónica, la
ambiental y la de la teoría de sistemas (en su mirada particular de las formas de vida;
mirada que entiende la materialidad como la concretización física de un patrón de
organización).
Por su parte, el profesor Carlos Torres llama la atención sobre los princi-
pales vacíos existentes en la escena pública nacional en torno a la real y auténtica
comprensión de la noción de hábitat, esto a pesar de que dicha noción ya cuenta
con un importante recorrido en el ámbito internacional a la luz, entre otras cosas,
iNtroducción 23
por tanto, como fundamental referencia a la hora de entender y/o caracterizar los
diferentes territorios simbólicos que describen una u otra “región moral”.
Posteriormente, el profesor Miguel Borja realiza un análisis en torno a lo
que pudiera denominarse “la naturaleza híbrida de los barrios mixtos” y sus formas
de estructuración y organización. Reflexión que se enmarca en la creciente tenden-
cia de desconfiguración de los antiguos barrios latinoamericanos (aunque de he-
cho ilustra su reflexión en el caso de la ciudad de Bogotá) cuyo carácter dependía,
en gran medida, de la imagen de unidad que fuesen capaces de proyectar.
Sobre esta base, propone reconocer la emergencia de un nuevo tipo de
estructuración socio-espacial derivada de los fenómenos de hibridación urbana
que viven hoy en día nuestras ciudades y que, entre otras cosas, atentan contra la
estructura tradicionalmente especializada de nuestros conglomerados urbanos y,
en consecuencia, contra la propia imagen de la ciudad; situación agravada por la
modificación constante de las políticas de planeamiento que no permiten la pro-
tección y continuidad de la presencia del perfil urbano históricamente construido y
socialmente apropiado.
A fin de cuentas, señala el autor, los barrios mixtos conforman una nueva
realidad urbanística que si bien no corresponde a una teorización que los respalde
y de tal forma promueva como modelo a imitar, ni tampoco hacen parte de un plan
general de ciudad, sí responden a las dinámicas, particularmente económicas y de
satisfacción de servicios que hoy en día, de manera más o menos espontánea, pre-
senta y ofrece la ciudad.
Finalmente, el editor académico de este trabajo cierra el conjunto con
una reflexión en torno al papel de la planificación participativa en los procesos de
construcción, transformación y apropiación social del hábitat; esto en razón del pa-
pel sustantivo que ésta cobra a la hora de concebir proyectos colectivos de ciudad.
Desde aquí, se contempla la posibilidad real de diseñar y aplicar instru-
mentos efectivos de control social que, por la vía de la autorregulación ciudadana
y la corresponsabilidad social, permitan trascender la planeación participativa para
proponer así esquemas territorializados de co-administración de la ciudad. Aspira-
ción enmarcada en la posibilidad de resemantizar el contrato social y, desde aquí,
fortalecer la democracia participativa en atención a lograr, por esta vía, tanto el for-
talecimiento del Estado como la recualificación y puesta en obra del capital social;
tareas que en todo tienen que ver con el mejoramiento integral de las condiciones
de habitabilidad en relación directa y co-substancial con el propio mejoramiento de
las condiciones de gobernabilidad-gobernancia y productividad de la ciudad.
El editor académico
iNtroducción 25
HÁBITAT
SOCIEDAD
Y CULTURA
César Rodríguez García
HÁBITAT, SOCIEDAD Y CULTURA
La dimensión política
Hábitat (del latín hab tat, 3ª persona de singular del presente indicativo del verbo
habitâre). 1. m. Ecología. Lugar de condiciones apropiadas para que viva un organismo,
especie o comunidad animal o vegetal. (Real Academia Española, 2001: 801).
Sociedad (del latín societas, -âtis). 1. f. Reunión mayor o menor de personas,
familias, pueblos o naciones. 2. f. Agrupación natural o pactada de personas, que constitu-
yen unidad distinta de cada uno de sus individuos, con el fin de cumplir, mediante la mutua
cooperación, todos o alguno de los fines de la vida. 3. f. Agrupación natural de algunos
animales. Las abejas viven en sociedad. (Real Academia Española,: 1.413).
Cultura (del latín cultura). 1. f. Significa cultivo, crianza. 2. f. Conjunto de conoci-
mientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. 3. f. Conjunto de modos de vida
y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una
época y grupo social (Real Academia Española de la Lengua: 483).
Bibliografía
Experiencia estética
Imagen-concepto
Cuerpo
Ética
Arte
Dualidad-triada
MUNDO
SOCIEDAD
LENGUAJE + PROCESOS AMBIENTE
símbolos
MENTE
hombre
Bibliografia
Caracterización actual
de los asentamientos humanos y su hábitat
Continúa:
Consideraciones finales
Baumont, C. & J. M. Huriot (1996): «La ville et ces representations formelles», en Derycke,
P.- H., J. Hurriot y Pumain. Penser la Ville: théories et modeles. París: Economic.
Boisot (1996) citado por Boot, R., J. Lawrence y J. Morris (1996). Manejo de lo desconocido.
Mc Grawhill. s.l.p. 41,54.
Capra, F. (1982). The Turning Point. Flamingo. s.d.
Castells, M. (2000). “La Ciudad de la nueva economía”. Conferencia pronunciada en el Sa-
lón de Ciento del ayuntamiento de Barcelona, el 21 de febrero de 2000 a la cloenda del
master «La ciudad: políticas, proyectos y gestión» (http//:www.fbg.ub.es) organitzat per
la Universitat de Barcelona.
Castoriades, C. (1997). «Ontología de la Creación», en Rev. Ensayo y Error. s.l.
Derycke, P-H, J-M Huriot y D. Pumain (1996). Penser la ville: théories et modeles. París:
Anthropos.
Dickens, Ch. Historia de Dos Ciudades.s.d.
EIR -Informe Especial N°6. El Puente Terrestre Euroasiático: Camino para salir de la depresión
mundial. - Jonathan Tennenbaum. s.l.
Lefebvre, H. (1976). Espacio y política. El derecho a la ciudad. Barcelona: Ediciones Península.
Santos, M. (2000). La naturaleza del espacio. Barcelona: Ariel.
Segre, R. (1998). «Evolución de las estructuras simbólicas en la ciudad latinoamericana». En-
sayo que forma parte de un proyecto de investigación sobre el tema, Río de Janeiro. s.l.
no formales
Mercedes Castillo de Herrera
EN TORNO A LA RELACIÓN ENTRE ECONOMÍAS
Y CIUDADES EMERGENTES NO FORMALES
Introducción
Marginalistas o dualistas, estructuralistas y legalistas o neoliberales.
Feige (en Portes y Haller, 2004: 10), por ejemplo, incluye dentro del sector
informal “las acciones de los agentes económicos que no adhieren a las normas
Micro, pequeño y mediano empresarios.
http://www.vitruvius.com.br/arquitextos/arq000/esp100e.asp.
Versión vigésima segunda de 2001, Disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/
Chabola,consultada el 31 de marzo de 2006.
Tela asfáltica.
Guillermo Geisse (1985) hace una distinción entre pobreza en la ciudad y pobre-
za de la ciudad. En la primera, incluye a las formas de pobreza que tienen que ver con la
población (nivel de ingresos, educacional, salud, seguridad social) y en la segunda, a as-
pectos meramente físicos urbanísticos (precariedad de la vivienda, de los servicios urbanos,
de la accesibilidad, etc.).
Bibliografía
Introducción
Un campo de conocimiento
10
“Una teoría de lo ambiental, en tanto voluntad científica de aplicar un método,
a un objeto, aparece como una especie de misión imposible, en cuanto a la posibilidad
de instituir una forma clásica de articular, por caso, leyes y fenómenos, dado sobre todo,
la aprehensión, incluso modelizada, de la enorme masa de datos fenoménicos que habría
que procesar” (Fernández, 2000:5).
11
“Un conocimiento científico supone, en principio, un desdoblamiento de la rea-
lidad en una vivencia que es la experiencia concreta, actual o virtual del cognoscente,
y en una imagen más o menos abstracta de lo conocido... La ciencia supone aún otra
condición –que ya Aristóteles reconocía– un conocimiento científico debe poder ser exac-
to e integralmente transmisible por medio de un discurso. Sólo una transmisión exacta e
íntegra puede dar sentido a la noción de progreso, acumulación y de refundición de los
conocimientos... Diremos, en estas condiciones, que explicar científicamente un fenómeno
es establecer un esquema conceptual o modelo abstracto y mostrar que este esquema se
integra en un esquema más comprehensivo, o bien como una de sus partes(modelo par-
cial), o bien como uno de sus casos particulares (submodelo). Asumimos aquí la imagen
de la ciencia contemporánea, es decir, la operacionalidad. La explicación debe implicar
necesariamente esta integración: establecer un esquema del fenómeno es preferible a des-
cribirlo simplemente, puesto que se desvelan los elementos y sus relaciones mutuas. Y esto
aún no es explicar. Tomamos como explicación científica la relación de este esquema con
un esquema más amplio” (Rubio, 1993:64).
“La operación es una acción de transformación que se define por sus propiedades
formales. La operación se puede constituir, ella misma, en objeto de estudio; es decir, se
puede tematizar. La operación se puede generalizar y, además, está inscrita en la red ope-
ratoria. Encontramos operaciones tanto a nivel formal como a nivel de la construcción de
interpretaciones. Esto nos permite sugerir que la inteligibilidad, la credibilidad, la eficacia
propias del saber científico le vienen de sus carácter operatorio y es este carácter el que le
confiere a la ciencia su estatuto definitivo”. Cfr. Jean Ladriere, “El reto de la racionalidad.
Salamanca, Unesco-Sígueme, 1980, (citado por J. Rubio, 1993:65).
12
Los resaltados en todas las citas son del autor de este texto.
Modelización
En este sentido, y dado que parece ineludible asumir el riesgo que impli-
can la división de la totalidad y la definición de las partes, con ella escindida como
referente. R. Fernández (2000: 226 - 227), haciendo referencia a una metodología
para la evaluación y el diagnóstico en la investigación sobre problemáticas del de-
sarrollo en general, plantea que
13
“...a modo de resumen o estado del arte de los aportes existentes...” (Fernández
2000:1).
14
Milton Santos (1996:16), al referirse a la geografía, en forma muy pertinente –o
coincidente– con los estudios sobre el hábitat, dice: “Esta disciplina siempre ha pretendido
construirse como una descripción de la tierra, de sus habitantes y de las relaciones de estos
entre sí y con las obras resultantes, lo cual incluye toda acción humana sobre el planeta.
Pero ¿qué es una buena descripción?”.
J. Rubio (1993: Cfr. 32, 33, 66, 69, 72, 80) define la naturaleza de los mode-
los, así:
· En un proceso de interrogación no se pueden tener res-
puestas sin haber comprendido los términos del problema;
es decir, sin la constitución y la integración de los aconteci-
mientos en un contexto interrogativo. Es necesario remon-
tarnos al contexto que ha originado la pregunta.
· Los modelos serán vistos como estructuras que organizan
el campo de las cuestiones; construcciones teóricas que su-
ponen una definición precisa, exhaustiva y no demasiado
complicada.
· La teoría enuncia relaciones abstractas, el modelo sumi-
nistra como una realización concreta de esas relaciones. El
modelo ocupa una posición intermediaria entre la teoría y
la realidad que se puede observar (es, en este sentido, el re-
ferente para la observación). El modelo, en si mismo, es una
representación mental (en la cual el original se describe sin
ser construido).
· Lo importante no es que uno tenga que ver algo mental-
mente, sino que uno pueda operar sobre un objeto, por una
parte mejor conocido –y en este sentido más familiar– y,
15
Fenómenos anteriores a un efecto e irreductibles a éste (Rubio, 2002).
“...dar razones o causas es una formulación tradicional bastante ambigua y llena de
problemas para quienes quieren explicar fenómenos como la comunicación” (Rubio, 1993:
65). Veremos adelante, de acuerdo con las proposiciones de Luz Teresa Gómez, como, el
hábitat, como “cultivo de lo humano”, es “un espacio de lo lingüístico”.
16
“No es posible operar en un gran volumen de información (variables) sino forma-
lizando, modelizando, lo cual da posibilidades operatorias” (Rubio, 2002).
Hábitat
17
Naturaleza y Sociedad han sido reconocidos en diversos contextos históricos,
científicos e ideológicos. Así, en diferentes enfoques se encuentran sus correspondientes:
en el ecológico, ecosistema y cultura; en el sistémico, sistema natural y sistema social; en
el territorial, territorio y población; en el Marxista, biosfera y hombre (O. Sáenz, 2002).
18
“La estructura científica del conocimiento trata de delimitar un campo teórico y un
campo práctico, ambos en una interacción continua, paro con una preeminencia episte-
mológica de lo teórico, en tanto definición y establecimiento de las leyes generales cien-
tíficas que estipulan la recurrencia de un determinado conjunto fenoménico... La teoría,
o más precisamente la teoría científica, constituye la forma epistemológica de delimitar o
demarcar los campos del conocimiento, en tanto sistema de conocimiento preciso de un
determinado espacio fenoménico. Así, la teoría científica suele definirse por la existencia
de un objeto de conocimiento y un método... de establecer correspondencias, a través de
la experimentación, entre la teoría y la práctica (como realidad fenoménica, que incluye fe-
nómenos naturales y fenómenos sociales o, más precisamente, en segundo caso, unidades
de praxis o prácticas) o las leyes y los fenómenos.
Los saberes modernos han visto una complejización de estas formas clásicas de estipu-
lación del conocimiento científico. Han aparecido objetos nuevos, en tanto más complejos
o resultantes de articulaciones de otros campos u objetos, y también métodos nuevos, en
tanto superación de la correlación clásica entre leyes y fenómenos. Por ejemplo, el método
propio de la teoría general de los sistemas, que se interesa más por los campos de relaciones
entre objetos que en los objetos en sí, aunque a la vez, instituye modélicamente al sistema
como un objeto (de conocimiento) nuevo.” (Fernández, 2000: 4).
19
Quien, de acuerdo con lo citado por Roberto Fernández (2000: 11, 12), “ha
llegado a formular una conceptualización del ambiente como sistema”.
20
La “evolución de las cosas mediante la oposición y la superación de la oposición”
corresponde al Principio Dialéctico Aristotélico, en el cual dos entidades en relación se
resuelven en otra.
21
Roberto Fernández (2000: 12) cita a R. García en Conceptos básicos para el estudio
de sistemas complejos, quien denomina como “nudo central del análisis de la dinámica de los
sistemas, al estudio de los procesos, que definen los cambios que tienen lugar en el sistema”
22
Presentado por Antonio Armesto en el Seminario “El proyecto como instrumento
de investigación en Arquitectura” U.N.,2001, citando a Antonio Monestirolli, “La Arquitec-
tura de la realidad”, Editorial El Serval, Colegio de Arquitectos de Cataluña.
TECNICA
ACCIONES
Tecnológico - productivas
SOCIEDAD NATURALEZA
Demandas Ofertas
RE- ACCIONES
Ecológicas
Gráfico N° 2 LO AMBIENTAL
23
Capra (1998:174) propone el entendimiento del concepto de autoorganización
(autopoiesis) como patrón de organización de los sistemas vivos; de estructura disipativa
como su estructura; y de cognición, como el proceso vital.
“A través de sus interacciones con el medio, los organismos vivos se mantienen y renue-
van a sí mismos continuamente, utilizando para ello energía y recursos del medio. Además,
la continua autogeneración incluye también la habilidad para formar nuevas estructuras y
patrones de comportamiento. Veremos que esta creación de novedad, que da luigar al de-
sarrollo y la evolución, es un aspecto intrínseco de la autopoiesis” (Capra, 1998:181).
PROCESO
PATRON
24
Ver en Jaime Rubio (1993:71) la construcción de modelos análogos, mediante la
traducción de un sistema de relaciones de un medio a otro.
25
La conceptualización de fenómenos del hábitat y del habitar mediante el traslado
de categorías de la biología puede verse, por ejemplo, en “Cartografía Social” (Restrepo,
Velasco, Preciado, 1998), en donde los conceptos de autoorganización y autorregulación,
germen o relación causativa, estructura disipativa, (p.p. 18, 19, 23) han sido adoptados
para la descripción de situaciones sociales referidas al hábitat y al territorio.
PATRONES
LO AMBIENTAL
26
Desde la biología se plantea que “una red autopoiésica no es un conjunto de
relaciones entre componentes estáticos (como, por ejemplo, el patrón de organización de
un cristal), sino un conjunto de relaciones entre procesos de producción de componentes.
Si estos procesos se detienen, lo hace también toda la organización. En otras palabras,
las redes autopoiésicas deben regenerarse continuamente para mantener su organización.
Esta es, por supuesto, una característica de la vida” (Capra 1998:181).
L.T. Gómez (2000:2) cita a N. García Canclini quien “ha construido en varios de sus
textos un concepto de cultura...autocomprensivo. Señala que la cultura es un conjunto de
procesos donde se elabora la significación de las estructuras sociales –y, habría que agre-
gar, de las estructuras materiales−, se las reproduce y se las transforma mediante operacio-
nes (acciones) simbólicas”, ver García Canclini, “Las culturas híbridas, Editorial Grijalbo,
México,1989 y “Consumidores y Ciudadanos”, Editorial Grijalbo, México, 1995.
27
Los cambios ya reconocidos por Capra (1998:173) como esencia de los siste-
mas vivos.
28
“Es ampliamente conocida la tipología de acción social, propuesta por We-
ber, según la cual se pueden distinguir una actividad racional con vistas a un fin prác-
tico y una actividad comunicacional, mediada por los símbolos. J. Habermas (1968,
1973,1981,1985,1987) y otros autores retomaron esa cuestión, en extensión y en pro-
fundidad, para realzar el papel de la interacción en la producción de los sistemas sociales.
Partiendo del fenómeno técnico, G. Simonds (1958) ya había propuesto distinguir entre,
por un lado, una acción humana sobre el medio y, por otro, una acción simbólica sobre
el ser humano. Sin escribirlo explícitamente, B. Stiegler (1994; 25) aproxima esas dos
propuestas, cuando reinterpreta a Gehlen y Habermas, al realzar la oposición entre una
interacción mediada por las técnicas y su racionalidad y una interacción mediada por los
símbolos y por la acción comunicacional” (Santos, 1996: 268).
29
“¿Cuál es la forma más clara como el hombre evidencia su vínculo con la naturale-
za?. Es sin duda la producción. Marx ha señalado en “La introducción a la crítica de la eco-
nomía política”(Editorial Oveja Negra, 1973), que cuanto más nos remontamos hacia atrás
en la historia, encontramos a los hombres produciendo conjuntamente con otros hombres.
La historia medioambiental es la historia de la producción” L.T. Gómez (2000: 12).
“Las relaciones entre la naturaleza y la sociedad –es decir, las relaciones políticas o de
dominación entre un grupo social organizado que se apropia de un territorio− constituyen
un nivel eminente en la explicación de los procesos históricos, sustantivamente referido al
concepto de modo de producción, instituido por Marx. ...La idea permitió la disponibilidad
de un instrumento de análisis claro para el análisis histórico, cuyo cambio o decurso queda
definido por los cambios en los modos dominantes de producción, los cuales, por otra
parte, establecen formas precisas de relación entre las estructuras sociales y la intensidad
de la apropiación de la naturaleza como procedimiento de generación de riqueza. En todo
caso, la noción marxista acerca de una riqueza solo resultante de la aplicación de traba-
jo sobre la naturaleza, no solo resulta muy consistente para la aprehensión del progreso
histórico sino que, en cualquier caso, queda bierta para la incorporación de las variables
ambientales de análisis” (Fernández, 2000:18).
ESTRUCTURAS ESTRUCTURAS
SOCIALES FÍSICAS
SOCIEDAD NATURALEZA
VIDA LUGAR
TÉCNICA
ACCIONES
PROCESOS
PRODUCTIVOS
PATRONES
30
En este punto, como en otros de este texto donde se ha evidenciado la importan-
cia de enfocar observaciones y reflexiones en el proceso de construcción de conocimiento
de la realidad, se está reconociendo su naturaleza compleja. Está implícita la aceptación
de principios y conceptos desarrollados por el Pensamiento Complejo como: la conforma-
ción de redes, la existencia dialéctica (¿dialógica?) de acciones y retroacciones, la relación
hologramática en la dinámica del todo y la de las partes, los conceptos de fronteras y
límites y, como en este punto, el valor de las relaciones sobre el de los componentes.
Acciones
Reacciones
Simbólicos-Materiales
HÁBITAT
PRACTICAS
DEL HABITAR
PATRONES
TENDENCIAS
Gráfico N° 6
31
En este punto se confluye con lo planteado por Orlando Sáenz cuando dice que
“hábitat es una categoría que se refiere al entorno del ser humano” (estructura física con
un valor simbólico). “Hábitat no designa al objeto...es un punto de vista”, de esta manera,
“no es objeto real sino objeto científico” (O. Sáenz, 2002).
32
Ver, por ejemplo, Sociedad abierta, universo abierto, Conversaciones con Franz
Kreuzer. Karl R. Popper.
33
L.T. Gómez (2000:2) señala al respecto que “la cultura en el sentido señalado
arriba (ver nota 17) supone lenguaje. Es decir, que la cultura sólo es posible en procesos
de sociabilidad. Los habitantes que hacen cultura son seres humanos que hablan con otros.
El cultivo de lo humano es un espacio de lo lingüístico, mejor del intercambio lingüístico,
es un espacio de intercambio de símbolos, de significantes y de significados que expresan,
desde cada ámbito de los interlocutores, racionalidades y poderes. En el lenguaje expresa-
mos nuestros habitus y con ellos aquello que consideramos legítimo.
“...en ese juego de los intercambios lingüísticos (y por supuesto de los no lingüísticos
que le son concomitantes) se establecen tensiones de intereses y de valores entre los ha-
blantes, porque lo cultural expresa las tensionalidades del Poder”.
34
Ver Jaime Rubio (1993: 52).
Mundo 2
LENGUAJE
Gráfico N° 7
Los procesos
35
Otros autores, a partir de los desarrollos teóricos en la biología y en el pensamien-
to de sistemas, elaboran el concepto ambiental de proceso y su carácter productivo.
J. Carrizosa (2001: 96 y100) propone la comprensión de proceso como un “con-
junto de elementos interrelacionados en movimiento continuo; ... No se puede ver las cosas
ambientalmente y complejamente si no se percibe en ellas su propio cambio, su movimien-
to, .... Un primer paso es hablar más de procesos que de sistemas”.
M. Santos (1966: 109), propone un “esquema operacional para el análisis de la
situación actual” que permita “el conocimiento de los procesos subyacentes a la realidad
y… reconocer tendencias…”.
O. Yujnovsky (1971: 31), dedica el segundo capítulo a los “sistemas de decisión”
que considera el criterio definitorio dentro del modelo de comprensión de los procesos de
conformación urbana que busca “comprender cabalmente las fuerzas que operan en la
formación de la ciudad”. El modelo de comprensión desarrollado por Yujnovsky en 1971
tiene un interés especial, pues integró en forma visionaria, en un modelo urbano, los actua-
les planteamientos del pensamiento complejo y de la teoría de sistemas, y dejó planteadas
nociones como las de proceso, fuerzas, interrelaciones, tendencia, patrón, decisión.
36
Éstas “representan la cristalización de un momento en el estado de la relación
de fuerzas entre los distintos actores que intervienen en el proceso de definición…” (Roth,
200:19).
37
Este es el caso de la función social del arte, desarrollado por individuos cuya acti-
tud vital esencial sería la de gestar comprensiones de la realidad, que ofrezcan alternativas
a los patrones convencionales de acción.
38
Félix Guattari y Niklas Luhmann, reconocen desde diferentes perspectivas la es-
fera individual. Luhmann diferencia individuo de sociedad cuando reconoce que el uno
es entorno del otro, el cual, a su vez, es considerado como sistema –el individuo es un
sistema cuyo entorno es la sociedad o viceversa−. Guattari proclama el valor de la esfera
individual y asienta en ella su propuesta Ecosófica.
HABITABILIDAD
EQUIDAD SUSTENTABILIDAD
SISTEMA
ECONÓMICO
Desarrollo
Gráfico N° 8
39
“La Unión mundial de la conservación (Programa del Medio ambiente de las
Naciones Unidas y del Foro Mundial para la conservación de la Naturaleza) indicaba en
1991 que “el desarrollo sostenible implica mejora de la calidad de vida dentro de los lí-
mites de los ecosistemas”. Y con el fin de acomodar la idea de sostenibilidad a la ciudad,
el Consejo Internacional de Iniciativas Ambientales (ICLEI) propuso la siguiente definición:
“el desarrollo sostenible es aquel que ofrece servicios ambientales, sociales y económicos
básicos a todos los miembros de una comunidad sin poner en peligro la viabilidad de los
entornos naturales, construidos y sociales de los que depende el ofrecimiento de estos ser-
vicios” (Rueda, 1998).
40
“¿Cuáles son los “servicios ambientales, sociales y económicos básicos”? ¿Se
pueden “ofrecer a todos los miembros de la comunidad” los servicios propuestos sin que
ello redunde en contra de la sostenibilidad?. El problema global estriba en que los patro-
nes de vida y comportamiento propios de las metrópolis del mundo “desarrollado”, son
tan exigentes en recursos y tan pródigos en residuos, que su generalización al resto de la
población planetaria se revela hoy a todas luces insostenible. Por lo que... el objetivo de la
sostenibilidad global se encuentra hoy más relacionado con la equidad que con el desarro-
llo” (Rueda, 1998).
41
“Modos de vida” que, para lo que interesa aquí, pueden comprenderse como
el conjunto de valores, hábitos, expectativas y necesidades individuales, sociales e insti-
tucionales. Modos de vida que vienen siendo moldeados por las relaciones económicas,
mediante la llamada mass-mediatización.
ECOLOGÍA
MENTAL
Ecosofía
ECOLOGÍA ECOLOGÍA
SOCIAL MEDIOAMBIENTAL
Gráfico N° 9
En esta articulación (gráfico 10), los “estilos de vida” (patrones de vida y com-
portamiento) y la producción de las subjetividades individual y social, que están en
el centro de las preocupaciones de cada modelo y son el factor de resolución de las
problemáticas que los motivan, muestran la relación que se planteó en el párrafo an-
terior. Allí, la viabilidad de un “estilo de vida” que garantice un “desarrollo sostenible
–tal vez mejor, un eco-desarrollo− se obtendría a partir del reconocimiento del valor
de las subjetividades individual y social y de su producción simbólica, tan específica
e incidente en el desarrollo de la vida como la producción material de la actividad
económica. Individuo y actividad económica se ven allí en extremos opuestos; sin
embargo, es en el encuentro de la subjetividad con los patrones de vida inherentes a
las formas económicas dominantes donde se vislumbran las posibilidades de cambio
hacia el logro en condiciones de equidad de los objetivos surgidos de las tres esferas
inicialmente consideradas: eficiencia, habitabilidad y sostenibilidad.
42
“... alcanzar más rápidamente, como objetivo principal, los modos de producción
de la subjetividad, es decir de conocimiento, de cultura, de sensibilidad y de sociabilidad,
que dependen de sistemas de valor incorporal que desde ahora se sitúan en la raíz de los
nuevos agenciamientos productivos” (Guattari, 2000:45).
MEDIO F. Guattari
SOCIEDAD AMBIENTE R.Fernández
PATRONES
DE VIDA Discurso que enfatiza el
cambio en los “estilos de vida”,
pero no en los patrones de la
relación productiva.
ACCIONES
PRODUCTIVAS
Económicas
Gráfico N° 10
43
“Siguiendo la propuesta de Michel Serres, Latour se pregunta ¿por qué entonces
en nuestra construcción epistemológica, no preferimos partir de los híbridos, en vez de par-
tir de conceptos puros?. Esta es la posición de Hägerstrand (1989, 1991) cuando propone
tratar de forma simultánea el mundo de la materia y el mundo del significado humano”
(Santos, 2000:85).
44
“La noción de apropiación referida tanto al espacio, los bienes, los recursos y
los hechos sociales... permite relacionar el objeto en sí, la imagen y la identificación en
un profundo y dinámico proceso que afectará tanto lo cognitivo, lo afectivo, lo funcional,
como lo satisfactorio en un proceso de retroalimentación constante. M.J. Chombart de
Lauwe (1978) da una definición clara de apropiación, que relaciona con el espacio, pero
que es extensible a todas las facetas antes mencionadas. “Apropiarse de un lugar –dirá−
no es únicamente hacer de él una utilización reconocida, es establecer con él una relación,
integrarlo a las vivencias propias, enraizarse, dejar en él la huella propia y convertirse en
actor de su propia transformación” (Rueda, 1998:3).
45
El mismo planteamiento lo hace Milton Santos “Una casa vacía o un terreno bal-
dío, un lago, una selva, no participan del proceso dialéctico (con la sociedad), sino porque
les son atribuidos determinados valores, es decir, cuando son transformados en espacio
(hábitat). El simple hecho de existir como formas, es decir, como paisaje (estructura física),
no basta. La forma ya utilizada es algo diferente, pues su contenido es social. Se vuelve
espacio (hábitat) porque es forma-contenido.” (Santos, 2000: 91).
La comprensión corriente, inercial de hábitat lo hace coincidente con la estructura física
desprovista del sentido que le dan sus habitantes al habitarlo.
46
La noción de forma-contenido, inherente al concepto de espacio geográfico de
Santos, corresponde con la idea de los conceptos híbridos antes aludidos.
Con esto es posible pensar que la comprensión elaborada hasta ahora −aún
cuando esté motivada por el conocimiento de fenómenos tal vez menos generales y
por tanto se enfoque hacia la definición de nociones operativas diferentes− encuen-
tre en la comprensión de Milton Santos un marco congruente desde donde la diferen-
cia entre los dos términos −espacio y hábitat− sería solo de escala.
CAPRA, Fritjof. (1998) La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos. Bar-
celona: Anagrama, Colección Argumentos.
FERNÁNDEZ, Roberto. (2000) La Ciudad Verde. Teoría de la gestión ambiental urbana. Bue-
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nos Aires: Ediciones SIAP.
Reflexiones
sobre hábitat y vivienda
en Colombia,
1990 – 2008
Carlos Alberto Torres Tovar
REFLEXIONES SOBRE HÁBITAT
Y VIVIENDA EN COLOMBIA, 1990 – 2008
Introducción
47
La Carta Mundial del Derecho a la Ciudad fue discutida y apoyada por distintas
entidades de derechos humanos, movimientos sociales, municipalidades, gobiernos locales,
gobiernos nacionales, foros nacionales de reforma urbana, universidades y organizaciones
no gubernamentales presentes en el Foro Social de las Américas (Quito, julio de 2004) y en
el Foro Mundial Urbano (Barcelona, septiembre de 2004). Como todo borrador, está abierto
a los comentarios y sugerencias de quienes trabajan y sueñan con una ciudad para todos. La
carta se propone construir un modelo sustentable para la sociedad y el modo de vida urbano,
basada en los principios de solidaridad, libertad, equidad, dignidad y justicia social.
48
El reporte global de las Naciones Unidas para el año 2004 presenta cifras por
países y regiones al respecto.
49
Este aparte se basa en el texto en extenso que se produjo para la convocatoria de
la mesa: hábitat y urbanización: nuevos contextos y redefinición de sus problemas, en el
marco del seminario ACIUR 2008 (Diciembre 2007, María Clara Echeverría, Luis Dapena,
Luis Fernando González y Carlos Torres, Universidad Nacional de Colombia).
50
La Constitución Política de Colombia 1991 en su Artículo 51 señala que: “…to-
dos los colombianos tienen derecho a vivienda digna. El Estado fijará las condiciones ne-
cesarias para hacer efectivo este derecho y promoverá planes de vivienda de interés social,
sistemas adecuados de financiación a largo plazo y formas asociativas de ejecución de
estos programas de vivienda”.
51
Este aparte es tomado del documento elaborado para CODHES en abril de 2008:
“la vivienda de la población desplazada en Colombia. un derecho vulnerado que deman-
da reparación”. Proceso nacional de verificación a la sentencia T-025 de 2004. Mesa de
expertos - derecho a la vivienda. La vivienda para población desplazada en Colombia.
Recomendaciones para la construcción de política pública y exigibilidad del derecho.
52
En el caso de la población de más bajos ingresos y que logra acceder a una so-
lución habitacional por la vía del mercado, se le hace entrega de una unidad habitacional
básica que oscila entre los 28 y 42 mts2, obligándose a seguirla desarrollando bajo el me-
canismo denominado de desarrollo progresivo, que trae como consecuencia, hoy en día,
la informalización de la vivienda formal.
Porcentaje % 60 53,65
50 45,30
40 36,21
30 27,00
20
10
0
Total nacional Cabecera Resto
1993
2005
Hogares %
% del déficit
Cabecera
Hogares
Hogares
Hogares
déficit
déficit
% del
% del
Resto
Total
Año 2005
Hogares en déficit 36,21 100,00 3.955.776 27,00 100,00 2.243.656 68,25 100,00 705.970
Hogares en déficit 12,37 34,16 1.351.366 12,56 46,52 1.043.716 11,71 46,52 328.407
cuantitativo
Hogares en déficit 23,84 65,84 2.604.411 14,44 53,48 1.199.940 56,54 53,48 377.563
cualitativo
90
80 71,86
70
60 56,54
Porcentaje %
50
36,65
40
30 24,96
23,84
20
14,44
10 1993
0
2005
Total nacional Cabecera Resto
Gráfico N° 2. Porcentaje de hogares en déficit cualitativo Total nacional, Cabecera y resto. Censos 1993 y 2005.
Fuente: Censo general de población y vivienda 2005. DANE.
25
20,34
20 17,00
15
Porcentaje %
2005
Hogares %
53
Hoy día, los programas de mejoramiento barrial son los que resultan más exitosos
para atender el déficit cualitativo de la vivienda y la ciudad, produciendo efectos en la vida
y economía de los hogares.
200.000 185.500
2.500 2.319
91.500
160.000
2.000
3.568 Ha
120.000 47.655
95.655
94.000 1.500
Área (Ha)
Hogares
Incremento de hogares Viviendas nuevas legales Incremento de hogares Viviendas nuevas legales
Gráfico Nº 4. Incremento hogares vs. incremento de vivi- Gráfico Nº 5. Incremento hogares vs. incremento
endas legales nacional, urbana y Bogotá año 2004. de viviendas legales nacional, urbana y Bogotá
Fuente: DANE. ECH 1999-2003 y Censo de edificaciones año 2004.
ajustado con licencias de construcción. Cálculos: Fuente: DANE. ECH 1999-2003 y censo de edifica-
DNP- DDUPA. ciones ajustado con licencias de construcción.
Cálculos: DNP-DDUPA
Miles Participación
Tabla Nº 5.
Hogares en asentamientos de origen informal. 2003
Fuente: DANE-ECV. 2003.
Así, al observar las cifras anteriores se presentan dos miradas rápidas so-
bre el aspecto del déficit en materia de vivienda, desde la relación que guardan el
déficit cualitativo y el cuantitativo y desde los hogares que presentan precariedad
en las condiciones de vida y la clasificación de estos. Este aspecto y sus diversas ma-
nifestaciones son fundamentales hoy para entender las acciones que se adelantan
en relación con el tema de mejoramiento de barrios y de vivienda, el cual puede ser
una de las alternativas presentes para la resolución del problema de vivienda en un
país en el que, según datos del Departamento Nacional de Planeación (2005), en las
principales ciudades del país, donde más de la mitad de la vivienda construida son
de origen informal.
Mapa Nº 1
Asentamientos de origen informal por regiones
Con este panorama se pueden observar algunas cifras propias del sector
de la construcción correspondientes a las viviendas urbanas iniciadas desde el año
1990 hasta el año 2005. Ver gráfico Nº 6.
120.000
105.653
99.164
100.000
80.000
66.891
40.000
31.763
29.779 23.661
20.000
16.312
1.535
0 692
Gráfico Nº 6
Viviendas urbanas iniciadas, 1990-2005. Promedio anual
* A tercer trimestre del año 2005.
Fuente y cálculos: DNP-DDUPA. 2005.
54
Sistema creado en los albores de los años setenta durante la presidencia de Mi-
sael Pastrana Borrero.
55
Debido al cambio en la forma de valorarlo, ubicándolo como uno más de los
mecanismos de fortalecimiento del sistema financiero, asumiendo tasas de financiación
insostenibles que desbordaron los ingresos reales de los deudores hipotecarios.
56
En el año 2001 se devolvieron 8.600 inmuebles y en el 2.002 fueron 6.500
inmuebles que se entregaron como dación de pago a las cajas y los bancos por imposibi-
lidad de amortización de las cuotas establecidas por el sistema de financiación establecido
–UVR. Según la Asobancaria, “…al cierre de 2002 los procesos en curso correspondientes
a demandas instauradas por los bancos hipotecarios alcanzaron un pico de 122 mil, y a
diciembre de 2006 el número se había reducido a 51 mil”. Cabe resaltar que, si bien esta
cifra sigue siendo alta, en los últimos cinco años el 84% de los procesos ha terminado por
acuerdo entre las partes 6 y sólo el 16% llegó hasta el remate del inmueble.
57
De éstas, 40.000 corresponden a hogares con ingresos hasta de 4 smmlv –sala-
rios mínimos mensuales legales vigentes– y 70.000 corresponden a hogares con ingresos
hasta de 2 smmlv.
Tabla Nº 6
Valor del Subsidio Familiar de Vivienda -SFV- de interés social urbano
Fuente: Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. 2008.
COMPARATIVO TOTAL
BOGOTÁ- SUBSIDIOS SUBSIDIOS SUBSIDIOS SUBSIDIOS
NACIÓN URBANOS URBANOS URBANOS URBANOS
ASIGNADOS ASIGNADOS AGOS02 ASIGNADOS AGOS02 ASIGNADOS AGOS02
AGOS02 JUL 06 JUN 06 JUN 06 JUN 06
Bogotá (part %) 8.47 9.65 64.37 80.41 26.62 27.05 36.01 39.40
Subsidio
Subsidio
Subsidio
Subsidio
Mil ($)
Mil ($)
Mil ($)
Mil ($)
Mil ($)
($)
AÑOS
1.991 17.402 70.509 - - 9.128 17.840 1.949 33.152 28.479 121.501 4.266.334
1.992 40.313 48.026 20.165 22.363 10.028 34.315 3.028 58.516 73.534 163.220 2.219.653
1.993 57.490 89.002 38.912 43.762 22.066 18.966 2.547 44.060 121.015 195.790 1.617.899
1.994 65.760 155.691 81.206 68.885 14.381 42.447 4.338 59.916 165.685 326.939 1.973.256
1.995 71.380 136.691 40.888 52.028 33.227 60.082 4.097 23.826 149.592 272.627 1.822.470
1.996 49.390 89.168 50.441 62.057 31.922 87.165 4.058 22.421 135.811 260.811 1.920.397
1.997 57.479 118.974 25.201 54.353 93.694 141.751 3.120 20.923 125.494 336.001 2.677.427
1.998 19.966 44.828 12.369 31.612 28.847 121.631 6.046 46.100 67.228 244.171 3.631.984
1.999 21.369 120.853 3.085 8.414 20.374 98.908 5.150 45.578 49.978 273.753 5.477.470
2.000 22.226 127.692 12.345 46.646 20.069 119.750 3.535 36.388 58.175 330.476 5.680.722
2.001 32.139 208.760 12.582 51.697 32.139 208.760 3.677 41.877 80.537 511.094 6.346.077
2.002 15.012 108.907 9.650 40.227 32.178 233.760 3.638 45.078 60.478 427.972 7.076.491
2.003 20.441 141.570 9.370 39.172 24.840 163.126 4.534 60.667 59.185 404.535 6.835.088
2.004 36.763 256.079 14.979 72.940 32.696 181.541 4.793 70.562 89.231 581.122 6.512.561
2.005 46.871 206.799 12.954 66.051 39.427 266.126 7.166 112.860 106.418 651.836 6.125.242
2.006 38.538 298.689 12.882 75.771 48.796 341.774 6.101 104.439 106.317 820.673 7.719.114
2.007 14.138 108.299 9.506 57.749 18.298 130.704 2.897 50.873 44.839 347.625 7.752.738
TOTAL 626.677 2.330.537 366.535 793.727 458.110 2.268.646 70.674 877.236 1.521.996 6.270.146 4.119.686
Tabla Nº 8. Subsidios asignados 1991-2007. Fuente: Cálculos dirección del sistema habitacional – MAVDT
58
Informe del contralor de Bogotá en el año 2005 sobre la situación en materia de
vivienda para la ciudad.
CANTIDAD
CANTIDAD
CANTIDAD
CANTIDAD
CANTIDAD
VALOR
VALOR
VALOR
VALOR
VALOR
11.635.368.500
Lista viabilizada
1.481
1.481
del gobierno 11.636.368.500
nacional
6.513.349.500
609.948.000
813
887
Reasentamientos 7.123.297.500
74
11.958.966.733
5.329.500.000
Desplazamiento
1.216
1.716
500
17.315.466.733
forzoso
3.298.674.000
Vendedores
385
385
3.298.674.000
ambulantes
15.341.925.060
4.738.543.237
Mejoramiento de
1.011
4.140
20.080.468.297
vivienda
3.625.099.978
Construcción en
437
437
3.625.099.978
sitio propio
2.186.249.200
Mejoramiento de
466
466
2.185.249.200
ihabitabilidad
Resentimiento
966.984.480
por desalojo
108
966.984.480
de espacio
público
26.444.481.148
21.638.409.540
66.231.608.688
18.148.718
2.294
3.589
3.737
9.620
TOTAL
59
El ICT, durante sus cincuenta años de existencia, edificó alrededor de 500.000
soluciones de vivienda en toda Colombia.
60
La Ley 3 de 1991 establece múltiples opciones de acceso y mejoramiento de la
vivienda, y plantea la necesidad de establecer variados mecanismos de financiación.
61
Durante el periodo 1999-2003 se financiaron 300.000 soluciones VIS.
62
Los objetivos planteados para el Fondo Nacional de Vivienda –Fonvivienda– son
consolidar el Sistema Nacional de Información de Vivienda y ejecutar las políticas del go-
bierno nacional en materia de Vivienda de Interés Social Urbana, en particular aquellas
orientadas a la descentralización territorial de la inversión de los recursos destinados a
Vivienda de Interés Social, administrando los recursos asignados en el Presupuesto Ge-
neral de la Nación en inversión para Vivienda de Interés Social Urbana; los recursos que
se apropien para la formulación, organización, promoción, desarrollo, mantenimiento y
consolidación del Sistema Nacional de Información de Vivienda y en general los bienes y
recursos de que trata el presente decreto.
63
María Mercedes Cuéllar, presidenta del ICAV señala que entre enero de 2000 y
junio de 2003, se desembolsaron 116.000 créditos hipotecarios por un valor de 2,6 billo-
nes de pesos. De este total, el 71% (82.1906 créditos) se destinaron a financiar VIS por un
monto de 1,25 billones de pesos. Al realizar el conteo se concluye que el 26% del número
de créditos de VIS se ubica en el rango comprendido entre 0 y 10 millones; otro 26%, en
la categoría de desembolsos menores entre 10 y 15 millones. En el caso de créditos dife-
rentes de VIS, el 87% es inferior a 60 millones. En el diario El Tiempo, 13 de septiembre de
2003.
64
Ley por la cual se establecen normas relacionadas con el Subsidio Familiar para
Vivienda de Interés Social y se dictan otras disposiciones.
Hábitat y vivienda:
mercancías o satisfactores de necesidades
La construcción de la vivienda
Al igual que lo que ocurre con otras necesidades básicas, existe un alto
porcentaje de la población que no está en condiciones de acceder a los bienes y
servicios indispensables para habitar un espacio apropiado. Esta realidad no se pue-
de abordar de manera individual debido a que estos sectores de la población se
encuentran condicionados por su ubicación en el espacio social y no cuentan con el
capital suficiente para su obtención (siendo el precio del suelo urbano determinado
de manera fundamental por el mercado).
65
“… el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010 incorporó dentro de los Pro-
gramas Integrales de Ciudades Amables la figura de Macroproyectos de Interés Social
Nacional –MISN–, definidos como el conjunto de acciones orientadas a la ejecución de
operaciones urbanas integrales, con capacidad de generar impactos en el conjunto de la
estructura espacial urbana y regional y de orientar el crecimiento general de las mismas.
Los MISN garantizan la actuación integral del Estado conjuntamente con la participación
del sector privado para la generación de suelo para VIS y la construcción e incorporación
de equipamientos e infraestructura de escala regional o nacional en el ordenamiento terri-
torial” (CONPES, 3476:3).
66
Cuando se habla de necesidades, se toma la definición de Agnes Heller (1986),
que establece que “…son necesidades de todos, todas aquellas posibles de ser satisfechas
en las actuales condiciones de desarrollo de capacidades humanas (técnicos, materiales y
culturales) que las comunidades o grupos sociales hacen deseables o reconocen como po-
sitivas para su desenvolvimiento y bienestar, en procesos comunicativos y reflexivos públicos
y a la vez que, consecuentemente, los individuos pueden aspirar legítimamente”.
Consideraciones generales
• Formular una ley integral de vivienda que atienda y garantice las condiciones míni-
mas de calidad, en términos de confort, habitabilidad, durabilidad y sostenibilidad.
• Garantizar una tenencia segura para la población económicamente más vulne-
rable.
• Establecer un régimen de compromisos y responsabilidades entre los diferentes
agentes sociales.
• Dotar de instrumentos eficaces a los municipios para que puedan intervenir en el
mercado del suelo urbano y la vivienda.
• Crear un sistema nacional de información sobre la población demandante de
vivienda.
• Educar a la población respecto al tema de la vivienda y su gestión.
• Sacar a la Vivienda de Interés Social de la esfera del mercado, facilitando el acceso
al crédito, estableciendo criterios claros de operación del mercado y garantizando
la calidad de las soluciones.
• Sincronizar la movilización de los recursos, la administración de los procesos y el
desempeño de los actores que intervienen en ellos.
Una política de vivienda comprometida con el desarrollo equilibrado de la
nación tiene que hacer posible su accesibilidad, mejorar la calidad de vida y garan-
tizar una tenencia segura para todos.
Sobre las alternativas a la oferta de vivienda se requiere la diversificación
de ofertas que generen condiciones de universalización y mayores impactos socia-
les y de integración urbana. Para ello, se ha de partir por reconocer que la solución
a los problemas de hábitat y vivienda, en el caso colombiano, no ha de ser solo una
vivienda nueva, sino un abanico de múltiples alternativas que van desde la vivienda
67
En las ciudadelas de Metrovivienda, en Bogotá, se observan proyectos de la
Constructora Bolívar con estas dimensiones.
68
El documento CONPES 3305 calcula que el área neta de uso residencial que
corresponde a asentamientos de origen informal construidos mediante el denominado de-
sarrollo progresivo, con enormes problemas de calidad, habitabilidad y sostenibilidad, en
las principales ciudades del país varía significativamente. En el caso de las cinco principales
ciudades, corresponde al 16% en promedio; para las ciudades con más de 300.000 habi-
tantes, el porcentaje es de 19% y en las que tienen entre 100.000 y 300.000 habitantes es
de 24%, lo cual implica una problemática más seria en términos relativos en este grupo de
ciudades.
69
De otra parte, el ordenamiento del territorio en Colombia se fundamenta en tres
principios que se interrelacionan entre sí, los cuales enmarcan y fundamentan la acción de
las autoridades (Artículo 2º de la Ley 388 de 1997): 1. La función social y ecológica de
la propiedad. 2. La prevalencia del interés general sobre el particular. 3. La distribución
equitativa de las cargas y los beneficios.
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Introducción
Definición
Para Ledrut (1974: 121), un barrio es aquella parte de la ciudad cuya po-
blación ha aumentado de tal manera que ya no puede continuar formando una
comunidad local. Plantea que:
El vecino. Su escenario: el barrio
70
La distancia física no destruye la relación de parentesco porque es prescrita, se
tiene que reconocer, aunque no se tiene por qué apreciar; si el pariente se distancia física-
mente e incluso socialmente, ésta no desaparece. La relación de parentesco está regulada
por la tradición de la familia y por la colectividad a la que pertenece el sujeto.
Puesto que ni las necesidades de los residentes ni las condiciones que dan
lugar a estas necesidades son universales, ni uniformes, encontramos considera-
bles variaciones en los contenidos de las relaciones de vecindad en cada uno de los
asentamientos.
Retomando a Susan Keller, rescatamos las siguientes variables que se de-
ben tener en cuenta en la construcción de las relaciones de vecindad: 1) El conteni-
do del rol de vecino, 2) su importancia respecto a otros roles, 3) la formalización y
rigidez de la definición y 4) el grado de consenso respecto a los derechos y deberes
asociados con este rol.
De estas variables surgen las siguientes preguntas en cuanto al rol del ve-
cino: ¿cuáles son los “buenos” y “malos” vecinos?, ¿cuáles son las formas de distin-
ción entre los vecinos?, ¿cómo es la distribución espacial de las viviendas?, ¿quiénes
regularmente frecuentan las viviendas?, ¿cuáles son los rituales familiares a los que
pueden asistir los vecinos?, ¿cuáles son las ayudas que se prestan entre vecinos?,
¿cuáles son las organizaciones en las que más se participaba como vecino?
decoración de estos lugares intentaban recrear los modelos que eran de moda en países
como Inglaterra y Estados Unidos.
Al recorrer la ciudad se observan las marcas que los sectores medios han
realizado en el espacio urbano a lo largo de su viaje por el siglo XX. Encontramos
espacios que fueron habitados en los años treinta y otros de los sesenta y setenta
y por último los que recién se han producido. Un bricolaje de arquitectura y de
estéticas es tejido en el espacio urbano en el trasegar que estos sectores han he-
cho por la ciudad.
Lo emergente
Lo dominante
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Los barrios mixtos,
hibridación estética
y sistema de organización
en las zonas urbanas
de Bogotá
Miguel Borja Gómez
LOS BARRIOS MIXTOS, HIBRIDACIÓN ESTÉTICA
Y SISTEMA DE ORGANIZACIÓN
Reseña histórica
Normas sobre medidas para los barrios que se habían salido de los pa-
rámetros cuantificables y que poseían una dinámica propia. Si bien se pretendía
adelantarse al proceso activo de estos sectores, no había tiempo para entender y
regular las actividades, por lo general, espontáneas de dicha dinámica. La norma
especifica qué tratamiento se aplica a cada sector de la ciudad actuando como el
aglutinante y el catalizador que debe actualizar las estructuras urbanas. Nació ante
la ausencia de una visión global del ente metropolitano, y así se define en las inten-
ciones del tratamiento general de actualización:
Imagen 11. Plano del Centro Urbano Antonio Nariño, ICT, 1951-1958
Así, la ciudad es, entre otras cosas, la resultante de una idea de eficiencia
ya establecida y puesta en práctica a través de diferentes tipos de gestión (pública
o privada), de unas normas urbanas, de unas actuaciones e, incluso, de unas teori-
zaciones, mal que bien, llevadas a la práctica unas y otras contribuyen, de diferente
manera, con los procesos de desarrollo y con la propia renovación de los sectores
urbanos, los cuales, de hecho, se modifican constantemente de una forma u otra a
la luz de un sentido práctico de la realidad para el cual la ciudad resulta ser un bien
económico.
En este sentido, si bien muchos de los bienes urbanos se han desprovisto
de una carga tanto social como cultural, los propietarios de los predios urbanos se
han volcado, muchas veces, y sin medidas que regulen su actuación en la ciudad,
Bibliografía
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Control social
y participación ciudadana:
de la planificación
a la administración participativa,
una estrategia encaminada
a la construcción social
del hábitat
Carlos Mario Yory García
CONTROL SOCIAL Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA:
DE LA PLANIFICACIÓN A LA ADMINISTRACIÓN
PARTICIPATIVA, UNA ESTRATEGIA ENCAMINADA
A LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL HÁBITAT
72
El planteamiento topofílico –concepto derivado de las raíces griegas topos (lugar)
y philos (amigo)– tal como ha sido concebido por el autor en el marco de un posiciona-
miento crítico frente al estado del arte en la materia (ver bibliografía), apunta a atenuar
el impacto de la exclusión y la desigualdad social presente, en particular, en el contexto
urbano de América Latina, proponiendo una específica estrategia pedagógica de desa-
rrollo social sustentable enmarcada en el ámbito de la construcción social del hábitat. Su
objetivo fundamental apunta a la generación y aplicación de unos instrumentos específicos
de concertación multiactoral, derivados fundamentalmente de la planificación estratégica y
participativa, de la formación ciudadana y de la aplicación de principios de economía de
escala y solidaria.
73
Si bien este no es un objetivo directo del presente trabajo, sí lo es el del estable-
cimiento de la manera como, desde aquí, pudiera instrumentalizarse la presente reflexión
pues, a fin de cuentas, responder a preguntas sobre la definición y apropiación que hacen
los ciudadanos y ciudadanas de los recursos institucionales que ofrece el Estado, permite
adentrarse en una de las varias dimensiones de la apropiación de las nuevas formas de
gestión y reterritorialización de las relaciones de administración y gestión del territorio que
se han configurado (y que se están configurando).
La participación entendida
como la puesta en obra del capital social75
Sin lugar a dudas, uno de los grandes temas de la ciudad actual, junto al de
la competitividad, la sustentabilidad, el equilibrio ambiental, la descentralización, la
equidad social, los derechos humanos y la pedagogía social y ciudadana, es el de
la participación; al punto que una y otros se constituyen en verdaderos mitos-de-
rroteros para la democracia contemporánea; de hecho, hoy en día no existe ningún
plan de ciudad que de una u otra forma no incorpore estos conceptos; especie de
piezas de un ambiguo rompecabezas cuyo modelo final, en su imagen de unidad,
no alcanza a sustraerse de un proyecto ideologizado de ciudad enmarcado, hay que
decirlo, por la idea de ésta que más convenga a la economía mundial.
A fin de cuentas, no son ni mucho menos la filantropía, la conciencia am-
biental o el deseo de justicia social los que amparan estos principios, sino el interés
por el mantenimiento del orden económico y político establecido de tiempo atrás,
74
Tomado de manuscrito inédito elaborado por el autor en compañía de la profe-
sora Berta Niño, de la Universidad Nacional de Colombia.
75
Acápite ampliado del trabajo Ciudad y Sustentabilidad II (Yory, 2005) en el que,
bajo el mismo título, el autor incorpora su reflexión a un previo trabajo que para el efecto
realizara el investigador Jairo Chaparro por encargo de éste. Sobre esta base, y reco-
nociendo la autoría del texto básico al profesor Chaparro, la inclusión de comentarios y
argumentos nuevos incorporados por el autor de este artículo sobre el manuscrito original
exige considerar esta reflexión como una creación conjunta.
76
Por democratización se entiende “la progresiva nivelación de las posibilidades de
acceso a los bienes societales, a la información necesaria para asumir actitudes racional-
mente fundadas respecto de las decisiones colectivamente vinculantes y a la participación
en la toma de decisiones” (Duhau y Girola, 1990. Tomada del documento citado).
77
De forma general, se puede señalar que la autonomía es la capacidad del indivi-
duo o del grupo para determinar por sí mismo y en interacción con otros, qué hacer frente
a un determinado problema.
78
El capital social está dado por el tipo y la calidad de las relaciones entre indivi-
duos y actores en función del patrimonio colectivo y se asocia con aspectos como confian-
za, legitimidad y formas de agrupación horizontal. Por eso, la acumulación de capital social
se realiza en las estructuras de relaciones que se dan entre personas y actores sociales.
79
No está de más recordar el viejo axioma: la base de la participación es la informa-
ción. La interacción participativa existe cuando se dan los siguientes requisitos: a) acceso
previo de las partes a información sobre el asunto que motiva la interacción, b) las partes
tienen condiciones para expresarse e involucrarse en el espacio de interacción, c) las partes
consideran las opiniones ajenas, ya sea de forma positiva o negativa, y d) las decisiones se
adoptan en relación con las ideas manifestadas en la interacción.
Las mentalidades condicionan el uso de los recursos y las características que éstos
80
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LOS AUTORES