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Obediencia a la autoridad

El experimento de Milgram

El psicólogo Stanley Milgram llevó a cabo una serie de experimentos que


cambiaron para siempre nuestra percepción de la moral. Muy controvertidos en su
momento, pero ahora fuertemente reivindicados por la comunidad científica, estos
experimentos trataban de determinar si Eichmann y su millón de cómplices en el
Holocausto solo estaban siguiendo órdenes, y hasta qué punto la gente obedece
mandatos sin importar sus consecuencias. Obediencia a la autoridad ayuda a
explicar cómo la gente común puede cometer el más horrible de los crímenes,
ausentándose su sentido de la responsabilidad, si se encuentra bajo la influencia
de una fuerte autoridad. Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de
enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo se comporta la mayoría de
la gente en situaciones concretas. Aunque la mayoría de las personas se declaran
y se consideran a sí mismas altamente autónomas e independientes, es frecuente
que dentro de una jerarquía profesional o social, a la que suelen haberse
incorporado libremente, se engañen queriendo eludir lo que siempre será su propia
responsabilidad. Hay también otras circunstancias que facilitan ese triste refugio en
la obediencia debida, como la agresividad o la presencia cercana del superior, la
rigidez de la burocracia o de las normativas vigentes, la idea de hacer un servicio a
la ciencia, la de que se trata de acciones permitidas por las leyes, la de que si uno
no lo hace lo hará otro igualmente y por tanto aquello no tiene mayor implicación
moral, o la excusa de que también uno mismo ha sufrido en otras ocasiones
atropellos semejantes. No se trata de restar importancia a la autoridad o a la
obediencia, no siempre suficientemente valoradas en la educación en nuestros
días, pero todo ello ha de enmarcarse dentro del máximo respeto que corresponde
a la conciencia personal y a la asunción de las propias responsabilidades. La
obediencia debe ser siempre sensata e inteligente, y la responsabilidad no puede
ser delegada tan fácilmente como algunos creen.

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