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DEL 27
EL VANGUARDISMO
Movimiento artístico. Afecta a todas las
formas de creación.
El término vanguardias surge en Francia
durante la Primera Guerra. Procede del
vocablo francés avant-garde, término de
origen militar y político.
Ruptura con los gustos estéticos anteriores
(Realismo, Naturalismo).
Búsqueda de nuevas formas artísticas y
literarias.
Desarrollo en los años 20 tras la Primera
Guerra Mundial.
EL VANGUARDISMO EN ESPAÑA
José Ortega y Gasset. Filósofo y ensayista.
La deshumanización del arte (1914): el
arte por el arte. La palabras evocan
contenidos misteriosos por sus
combinaciones fónicas y sonidos.
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EL CREACIONISMO
No se puede dudar
del ángel volandero
ni del salto de agua corazón de pianola
Debajo de mi lecho
pasa el río
y en la almohada marina
cesa ya de cantar el caracol vacío.
La ciudad
El confort de los nuevos tiempos y sus comodidades: los grandes almacenes,
los hoteles, los bares, el cine; los nuevos inventos (teléfono, radio): los
transportes: grandes trasatlánticos, el avión, el automóvil; los deportes.
Nueva York es la ciudad por antonomasia, les fascina. El modelo de vida que
propone influye en modas y costumbres, pero también sobre la libertad del
individuo (sexo, feminismo…) Con el tiempo esta visión se hace negativa, al
darse cuenta de que la ciudad enajena al hombre.
La naturaleza y el amor
La naturaleza es urbana. No buscan paisajes pintorescos o rurales. Acceden a
ella a través de la que sus ventanales les proporcionan. La humana, por su
parte, triunfa desnuda y elemental, entre las cuatro paredes de una
habitación, donde el amor es tratado de manera muy liberal.
Los poetas andaluces sí tratan la naturaleza de una manera paisajística, unida
al poeta por un simbolismo y una cosmovisión a veces muy personales.
El compromiso
La generación se siente comprometida con la vida, con su tiempo, con el arte
y los amigos. El compromiso político se observa en Poeta en Nueva York,
pero es durante la Guerra Civil cuando forman la base de un cancionero y
romancero de guerra, poesía recitada en las ciudades y en las trincheras.
No olvides, Madrid, la guerra;
jamás olvides que enfrente
los ojos del enemigo
te echan miradas de muerte.
Rondan por tu cielo halcones
que precipitarse quieren
sobre tus rojos tejados,
tus calles, tu brava gente.
Madrid: que nunca se diga,
nunca se publique o piense
que en el corazón de España
la sangre se volvió nieve.
Fuentes de valor y hombría
las guardas tú donde siempre.
Atroces ríos de asombro
han de correr de esas fuentes.
Que cada barrio, a su hora,
si esa mal hora viniere
-hora que no vendrá- sea
más que la plaza más fuerte.
Los hombres, como castillos;
igual que almenas, sus frentes,
grandes murallas sus brazos,
puertas que nadie penetre.
(…)
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