Para descubrir la diferencia entre virus y bacteria, primero debemos
conocer a cada uno. Las bacterias son seres vivos microscópicos, es decir, microbios, que tienen una sola célula rodeada por una pared y carecen de núcleo. Miden alrededor de 1 µm. A diferencia de los virus, son organismos autónomos que no necesitan usar las células de otro ser vivo para residir en ella y multiplicarse. Muchas bacterias viven de forma natural en el cuerpo humano y son necesarias para su correcto funcionamiento. Por otra parte un virus es un agente infeccioso que siempre necesita un huésped, a menudo una célula, cuyo metabolismo utiliza para replicarse. A diferencia de la bacteria, el virus no puede evolucionar de manera autónoma y necesita un hábitat para reproducirse. Por ello, se considera que un virus es un parásito. Todos los organismos vivos pueden ser víctimas de un virus: humanos, animales y plantas.
Los virus, ¿son seres vivos?
Llamamos ser vivo a un organismo que está formado por un conjunto de
materia organizada en un sistema (más o menos) complejo. De manera clásica, decimos que los seres vivos se identifican porque pueden relacionarse con el medio, nutrirse y reproducirse. Según esta definición, los virus no se podrían considerar seres vivos. Sin embargo, su organización y su forma de existir ponen al límite la definición.
El debate sobre si los virus son o no seres vivos lleva decenas de años encendido. A día de hoy, todavía hay quien no lo tiene del todo claro.
Los virus no se nutren, ni se relacionan. Para hacerse copias de ellos
mismos necesitan, de forma obligatoria, la intervención de una célula. Por ello, los virus no son seres vivos.