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EL PROYECTO COMO DETALLE DEL TERRITORIO: SITIO, NATURALEZA Y ARQUITECTURA.

Desarrollo urbano y nuevas arquitecturas en un soporte de significación patrimonial: José Rosas Vera
El valle de Pomaire Doctor Arquitecto
Decano
Introducción Temática. Facultad de Arquitectura, Diseño y
Estudios Urbanos
Pontificia Universidad Católica
La arquitectura como disciplina proyectual esta inscrita en un medio cultural y geográfico
específico, en el cual la obra como producto lo completa. En ese sentido la comprensión de jrosasv@uc.cl
los paisajes culturales, desde nuestro particular punto de vista exige que el proyecto sea
entendido desde el inicio como un detalle del territorio. La naturaleza intervenida y completada Carmen Rioseco Perry
por la cultura que el proyecto aporta, emerge como un nuevo relieve del paisaje y como Arquitecto
consecuencia de ello, es creación de la actividad humana que la genera. Profesora Auxiliar
Escuela de Arquitectura
Pontificia Universidad Católica
En efecto, la relación entre el medio urbano en tanto formas de crecimiento, y las formas
culturales que manifiestan las diferentes fuerzas sociales, constituye la base para comprender crioseco@puc.cl
los contenidos de una realidad espacial.
Maite Alsúa Morchio
En el campo de intervención específica del arquitecto, éste conocimiento permite descubrir y Arquitecto
comprender las claves de un cierto soporte espacial, y situar críticamente las estrategias de
construcción del paisaje, y las técnicas de configuración y ordenación física de éste. maitealsua@hotmail.com

La comprensión profunda de la estructura de ocupación del suelo, la lógica de distribución de


las infraestructuras y las tipologías edificatorias, permiten entender desagregadamente los
hechos del territorio y proyectar sobre lo existente, tanto para modificarlo como para valorarlo,
reforzando su naturaleza y carácter. De este modo, el proyecto de una nueva edificación que
asume un compromiso con el lugar y el entorno en el que encaja, posibilita incorporar
escalas diferentes a la propia individualidad y apostar por una arquitectura ordinaria y
elemental, sin grandes hazañas, pero con un mayor compromiso y nuevo sentido como pieza
en ese ámbito.

El registro de sucesos y situaciones en la ciudad, a partir de la parcelación, urbanización y


edificación, como señala Manuel de Solá Morales i Rubió, permite “un conocimiento de la
ciudad coherente con las herramientas metodológicas de la profesión: la actitud proyectiva, la
observación y la valoración de las formas, la costumbre de relacionar imagen y
funcionamiento, etc.”16

De hecho, el compromiso urbanístico de la arquitectura, siempre válido para cualquier postura


proyectual e ideología, resulta central en la materialización de una intervención
contemporánea en un soporte de valor patrimonial reconocido.

Es en éste contexto que la invitación a trabajar en Pomaire,17 cuya tradición alfarera proviene
de la época colonial y cuyo origen se encuentra en un pueblo indígena del siglo XVI, que
luego de distintos traslados, se emplaza en su actual ubicación hacia 1771, constituye un gran
desafío disciplinar y profesional. En primer lugar porque en el contexto de los paisajes
culturales no siempre éstos tienen un valor patrimonial específico, por el contrario, como es el
caso de Pomaire, éste representa más bien un valor local y muy vinculado al medio
productivo. En segundo lugar porque algunos paisajes culturales no han alcanzado aun una

16Solá –Morales i Rubió, Manuel. “Las Formas de crecimiento urbano.” Ediciones U.P.C. Barcelona 1997.
17 Aula de titulo 2003. “El proyecto como detalle del territorio”. Profesores: José Rosas, Carmen Rioseco. Alumnos: Martín Alonso, Maite Alsúa, Daniel
Barra, Cristián Bascuñan, Pamela Jarpa, Isabel Matas, Michelle Teillery, Amelia Saavedra. Proyectos sobre el paisaje patrimonial, paisajístico, productivo
y cultural del valle de Pomaire.

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El proyecto como detalle del territorio: sitio, naturaleza y arquitectura – José Rosas /jrosasv@uc.cl - Carmen Rioseco /crioseco@puc.cl – Maite Alsúa /maitealsua@hotmail.com

estabilidad y fijeza en el territorio, y como en este caso, presentan conflictos y desajustes. Y


finalmente porque los atributos culturales, ventajas comparativas en aspectos de memoria
identidad e imagen que presentan los paisajes culturales admitidos internacionalmente,
perfectamente pueden coexistir con otros paisajes, incluso desprovistos de estas cualidades.

Es más, estamos persuadidos que Pomaire como enclave urbano, y cualquier plan de
desarrollo del valle en que se encuentra, ha de ser entendido y concebido desde estrategias
globales, más que de respuestas particulares, lo que significa entender a esta localidad en
relación al corredor potencialmente central que lo vincula a Santiago metrópoli.
Valle Central. Corredor Santiago -San Antonio
Maite Alsúa. Aula de Título 2003
En efecto, el espacio urbano en el sistema de villorrios, pueblos y ciudades al que pertenece
Pomaire, ha perdido coherencia y estabilidad; al mismo tiempo que el espacio rural aparece
claramente urbanizado o parcelado con casas, equipamientos e infraestructuras viarias. La
dicotomía entre ciudad-campo y centro-periferia ha desaparecido, dando lugar a otras
relaciones entre ciudad y territorio, no sólo más complejas, sino también más ambiguas y
difusas, en que lo natural y lo artificial constituyen un paisaje mixto, un sistema fragmentado
con saltos de escala, discontinuidades, condición híbrida e incluso conflictos.

En el objetivo de plantear una estrategia para la construcción del paisaje en Pomaire, que
contemple aspectos de rehabilitación, transformación y planificación de lo existente, resulta
imprescindible asumir la variedad de elementos y procesos registrados como material para
nuevas secuencias y episodios urbanos. Pero además, entenderlo como un sentido de
oportunidad para trabajar otro tipo y nivel de paisajes culturales.

El proyecto como detalle del territorio: Sitio, naturaleza y arquitectura.

Como se ha sugerido, las relaciones entre la arquitectura, la naturaleza y el sitio en que todo
ello encaja han sido siempre complejas. La arquitectura no es un hecho aislado en el territorio,
por el contrario, ella se inscribe en un medio físico y cultural determinado, y no sólo
transforma lo existente sino que aporta una nueva figura de identidad del territorio.

Evidentemente que la naturaleza es el medio primero en el que la arquitectura se inserta, sin


embargo tal condición inicial es transformada por la arquitectura al dotar al relieve y terreno
asignado de una nueva condición, ahora dominada por la acción humana.

En estricto sentido habría que asumir que la arquitectura y la naturaleza constituyen una
polaridad que intentamos integrar. El sentido de tal integración es a nuestro juicio, por una
parte la producción de unos espacios adecuados al lugar y a las necesidades que pretende
satisfacer, así como por otra parte la inclusión de una nueva figura de identidad en el territorio
y naturalmente una innovación programática para el mundo que habitamos como cuerpo
Paisaje productivo. Trazas heredadas social.
Maite Alsúa, Cristián Bascuñan, Isabel Matas,
Amelia Saavedra
Aula de Título 2003 Sostenemos que es un deber, el reflexionar críticamente sobre las nociones con que
enfrentamos los problemas del lugar y el significado de lo construido. Aun más cuando
vivimos en un mundo muy particular, al que llamamos moderno. Un mundo dónde las
discordancias emergen como tópicos, sin muchas referencias y apoyos a los que asirnos.
Como señala Zaera –Polo “vivimos en un mundo que se nos aparece como fragmentario, un
mundo hecho de mundos”18

Queda claro que la arquitectura como respuesta, no es sólo consecuencia exclusiva de unas
condiciones topográficas, o de unas interpretaciones de la geografía.

18 Zaera-Polo, Alejandro. “Un mundo lleno de agujeros.”Revista El Croquis Nº 88/89. Madrid 1998.

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¿Cómo, entonces, representarlo?

Se exploran diferentes modos de actuar sobre éstos paisajes. En un sentido amplio, el


concepto de paisaje que utilizaremos, está referido tanto al entorno natural como el artificial Paisajes lejanos
(construido), así como sus relaciones formales. Las estrategias frente al paisaje serán
entendidas, no sólo como un diseño o propuesta urbanística arquitectónica en un
determinado territorio o lugar, sino como una específica respuesta que defina un paisaje
cultural. Paisajes interiores

Toda la voluntad de los seres humanos se resume pues en una relación de tensión entre
habitabilidad y construcción de territorio. Los paisajes culturales no son sino expresión de
ellos. En efecto, la civilización es el permanente desarrollo del hombre, de sus inteligencias,
Paisajes construidos
de sus potencialidades creadoras que se manifiestan en el espacio por los dominios del medio Fotografías valle de Pomaire
ambiente que lo rodea y su persistente incorporación y cultivo social.

Las acciones de los hombres están por tanto registradas en escalas cronológicas y con
claridad se ubican en la historia cultural de una determinada sociedad o comunidad de
intereses. Ello construye el relieve o las capas que informan este paisaje.
Por una parte, alguna de las aristas en que la historia cultural de un territorio se recoge son
las fotografías, pinturas, relatos, crónicas y todos los registros de poesía, cine, literatura y
artes variadas.

El paisaje de datos, o datascape, permite acceder a las complejidades del territorio de manera
cualitativa, en que la representación de la información constituye una importante entrada al
análisis y comprensión del mismo y a partir de la cual éste se re dibuja para volver a aparecer
cargado de un nuevo significado, desvelando aspectos no materiales que determinan parte de
su identidad. El paisaje de datos justifica y refuerza los fenómenos geográficos, climáticos,
sociológicos y funcionales, que caracterizan un determinado territorio, incidiendo en la forma y
ocupación del mismo.

Coincidiendo con Parcerisa y Rubert de Ventos "hay que invitar al conocimiento de aquellos
antecedentes que han construido la ciudad que pisamos y fomentar las lecciones que derivan
de sus conflictos y compromisos. La ciudad es una hoja, ciertamente una oportunidad siempre
renovada de proyecto, pero una hoja cargada de rasgos adquiridos."19
Densidad y crecimiento Poblacional
Daniel Barra. Aula de Título 2003
Pero por supuesto, por otra parte, una cantera imprescindible para comprender estos estadios
de desarrollo es la propia materialidad de la ciudad y los sitios, edificios e imágenes urbanas
que se promueven en diferentes momentos de su desarrollo.

Por ello la arquitectura, y en consecuencia directa de esta operación de proyectar una nueva
realidad, transformando lo existente en algo nuevo, la ciudad, sus planes y planos, son la
creación humana por excelencia y en donde estos opuestos se interrelacionan.

A lo largo de la historia, la relación entre sitio, naturaleza y arquitectura, no sólo ha tenido


distintas respuestas y manifestaciones, sino que en algunos momentos singulares de ésta
larga relación de transformaciones producidas, algunos hechos en el territorio se han
convertido en piezas indisolubles del sitio, emergiendo esta acción como una nueva
naturaleza sobre el territorio asignado y por ende conformando el paisaje cultural desde el
cual entendemos la realidad existente. Pero también coexisten junto a estos episodios
notables, entornos anónimos e incluso frágiles que son parte del imaginario urbano colectivo y
que debemos cautelar. Sistema ecológico Valle del Puangue
Maite Alsúa. Aula de Título 2003

19 Parcerisa, Josep y Rubert de Ventós, María. “La ciudad no es una hoja en blanco”. Ediciones ARQ, Santiago, 2000.

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De hecho, en muchos casos, y a pesar de la complementariedad entre sitio, arquitectura y


naturaleza, no siempre se registra una secuencia de continuidad temporal que nos permitan
estructurarlos como figuras de identidad.

Ello no se da, tanto porque hay etapas en que no encajan una en la otra, fomentando más
bien una desarticulación en las relaciones entre ciudad y sociedad, como que las diferentes
representaciones culturales que una ciudad registra no permiten la construcción de una
imagen unitaria ni un fragmento completo de realidad.

Es más, la creciente artificialidad que la sociedad y la ciudad manifiestan, impiden atención a


las particularidades del territorio en que ello se desarrolla. Y podemos decir entonces que la
forma producida por innumerables acciones de los hombres desde su aparición en el planeta
Estructura vial del Valle de Pomaire hasta hoy día es en definitiva el paisaje que tenemos y que establece el campo de relaciones
Daniel Barra. Aula de Título 2003
entre las cosas y la vida, con la salvedad que en algunas fases el pasaje de una figura de
identidad a otra no es tan evidente.

La reflexión escalar nos permite estudiar o plantear un problema y entrecruzarlo.

En este contexto el sitio y la información latente que cada porción de territorio registra es la
materia prima orientadora de las operaciones que convertirán a la arquitectura en parte
complementaria del terreno asignado y de su rol en configurar el paisaje.

La necesidad de entender el espacio geográfico e histórico como una forma en que se explica
y entiende unas determinadas maneras de vida parece emerger como una medida para definir
Suelos Agrícolas
una cierta identidad colectiva.
Daniel Barra. Aula de Título 2003 No obstante ello, la arquitectura no es tan sólo una operación sobre un terreno dado en el que
ella establece una figura dentro del paisaje, sino que es a la vez una forma que contiene y
cobija vida, y por tanto es desde dentro de la arquitectura, enmarcada por las relaciones que
los espacios interiores allí contenidos tienen con el exterior, desde dónde se construye y
define nuestra existencia con el paisaje y sin lugar a dudas la perspectiva del mundo que nos
rodea.

Es más si nos acercamos con cierta detención a las diferentes condiciones que caracterizan a
cada sitio en el territorio por la arquitectura que nos cobija , y visualizamos que en ella hay
condiciones comunes que caracterizan cada región geográfica particular y que por tanto
relacionan la operación individual con otros contextos colectivos no inmediatos , podríamos
Planicies asumir que toda actividad del hombre que transforma el paisaje natural o semi natural es
Daniel Barra. Aula de Título 2003 parte de un sistema de relaciones socio culturales de escala mayor al que pertenece, que
incluye a la ciudad y al medio natural como sujetos complementarios de una realidad
compleja.

Existen diferentes horizontes en la relación entre proyecto y territorio, a saber: Un primer


estadio en que una unidad territorial debe ser completada e incluso rellenada para
formalizarse en tanto tal; un segundo estadio cuando la unidad de territorio ocupado logra un
salto de escala o umbral, utilizando los códigos inscritos en su naturaleza y las expectativas
tipológicas que ella contiene, posibilitando su transformación y transición, un tercer estadio
cuando se le agregan e introducen nuevas lecturas y órdenes que complejizan el contexto, y
finalmente un cuarto estadio en que se disuelven las condiciones existente y aparecen
elementos y atributos nuevos e inéditos.

El paisaje re-interpretado Sin lugar a dudas que el balance entre los deseos y acciones individuales y las bases de una
Daniel Barra, Pamela Jarpa, Michelle Teillery. sociedad y su cultura son inestables y permanentemente están replanteándose, sin embargo,
Aula de Título 2003
aún dado este marco de incertidumbres, se podría afirmar que la relación entre ese interior y

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el exterior, como todo en el que esta parte del mundo cotidiano de cada uno de nosotros
participa, es y será siempre una relación de permanente tensión.

De hecho, tanto las habitaciones de un edificio, como los lugares donde almacenar las cosas
de la cocina, de los baños, las calidades de entradas de luz, de sol, la temporalidad e
inestabilidad estacional, los cambios de luces y especies, en fin, el reconocimiento de todo lo
vivo son datos estimulantes de comprensión del territorio, son detalles que inspiran y
conforman también una cultura.

Por tanto, re-dibujar la ciudad y el territorio en unos mismos códigos, intentando construir los
rasgos de identidad que comparecen en las topografías existentes y en aquellas modificadas;
y representar los pliegues, perfiles, relieves, rugosidades, gestos de la geografía y geometrías
o trazas de ciudades y poblados, nos permitirá traer ante nosotros los elementos reales que
forman e informan acerca de un lugar.

Nuestra misión como arquitectos ha de ser, por una parte entender y preparar un lugar en
sintonía con los registros culturales y los recursos o atributos de un paisaje, así como por otra
como una específica respuesta que defina un nuevo estadio de ese paisaje cultural existente.

Parque inundable en zonas bajas.


Proyecto de título / Cristián Bascuñan
Aula de Título 2003

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