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Caso el Retrato de Adè le Bloch-Bauer

Resumen de los Hechos. El señ or David Bloch nació en la Repú blica Checa (1820-1892). Se dedicó a
la refinería de azú car de remolacha.
Contrajo matrimonio con la señ ora Maria Bloch (1826-1914). Tuvieron varios hijos. Entre ellos, Gustav
Bloch, en 1862, y Ferdinand Bloch (tam-28 Alejandro García Gonzá lez y Fernando Villarreal Gonda bié n
Feri), en 1864. Ellos contrajeron matrimonio con dos hermanas y, en 1918, cambiaron su apellido por
Bloch-Bauer.
El señ or Gustav Bloch-Bauer (1862-1938) contrajo matrimonio con la señ ora Therese Bauer (tambié n
Theresia o Thedy) (1874-1961).
Fueron padres de Karl David Bloch-Bauer (tambié n Charles) (1901- 1968), Robert Bentley (tambié n
Robert Bloch-Bauer) (1903-1987), Leopold Lionel Garrick Bentley (tambié n Leopold Lionel Bloch-Bauer,
Poldi o Moritz) (1905-1986), Luise Gutmann (tambié n Luise Sara Gattin o Luise Sara Bloch-Bauer) (1907-
1998) y, “el pilón de la familia”, Maria Viktoria Altmann (tambié n Maria Viktoria Bloch-Bauer o Mutzi)
(1916-2011). (Tras emigrar a Estados Unidos y Canadá , algunos de los miembros de la familia Bloch-
Bauer cambiaron sus apellidos a Bentley y Prentice). El señ or Gustav Bloch-Bauer, abogado, falleció en
Viena, en 1938, dejando sus bienes a su viuda. La señ ora Therese Bloch-Bauer falleció en Vancouver,
en 1961.
Por su parte, el señ or Ferdinand Bloch-Bauer (1864-1945) contrajo matrimonio con la señ ora Adè le
Bauer (1881-1925). Fueron padres de Fritz Bloch-Bauer, quien nació en 1904, pero solo vivió un día.
Socialité de la belle é poque vienesa. A su palacio de Elisabethstrasse 18, asistían políticos, intelectuales,
artistas y, claro, Gustav Klimt, maestro austriaco del simbolismo y el art nouveau, de quien fueron
mecenas. Coleccionaban pintura, escultura y má s de 300 vajillas de porcelana. Ademá s, tenían una casa
de verano en Panenské Břežany, cerca de Praga, República Checa.
En 1907, Klimt pintó, por encargo, el “Retrato de Adèle Bloch-Bauer I” (“La Dama Dorada”; “La Dama de
Oro”; “The Woman in Gold”).
Pintó otras obras famosas, como “Retrato de Adèle Bloch-Bauer II”, en 1912 (ó leo sobre tela de 190 x
120 cm); “Manzano I” en 1912 (“Apple Tree I”; “Apfelbaum I” óleo sobre tela de 109 x 110 cm); “Hayedo”
en 1903 (“Beech Forrest”; “Beechwood”; “Birch Forrest”; “Birch Trees”; “Buchenwald / Birkenwald” óleo
sobre tela de 110 x 110 cm); y “Casas en Unterach a orillas del lago Attersee” en 1916 (“Houses in
Unterach on the Attersee”; “Häuser in Unterach am Attersee” óleo sobre tela de 110 x 110 cm). Tales
pinturas formaron parte de la colecció n familiar, antes de ser expoliadas por los nazis. (Quizá para ocultar
la propiedad de las obras, o para eliminar su pasado judío, fueron renombradas: el “Portrait of Adele
Bloch-Bauer I” fue renombrado “Woman in Gold” y luego “Portrait of a Lady with Gold Background” y
“Retrato de Adèle Bloch-Bauer II” fue renombrado “Portrait of a Lady”).
El 19 de enero de 1923, la señ ora Adè le Bauer otorgó un testamento de puñ o y letra, de cuatro pá ginas,
en el que expresaba su deseo que los seis Klimt se donaran a un museo viené s, concretamente la
Galería Belvedere (Österreichische Galerie Belvedere): “I ask my husband after his death to leave my
two portraits and the four landscapes by Gustav Klimt to the Austrian State Gallery in Vienna and to leave
the Vienna and to leave the Vienna and Jungfer, Brezan library, which belongs to me, to the People’s
and Workers’ Library of Vienna”. La señ ora Adè le Bauer falleció de meningitis, en Viena, en 1925, a la
edad de 44 añ os. El señ or Bloch-Bauer cumplió la voluntad de su mujer en lo concerniente al “Schloss
Kammer am Attersee III” (“Schloß Kammer am Attersee” ó leo sobre tela de 110 x 100 cm, pintado en
1910), en 1936, dos añ os antes de la Anschluss, esto es, la anexió n de Austria a Alemania del 12 de
marzo de 1938.
En 1937, Friedrich Altmann (tambié n Fritz) contrajo matrimonio con Maria Altmann (tambié n Maria
Viktoria Bloch-Bauer), la protagonista de esta historia legal.
En 1938, cuando los alemanes ocuparon Austria, Ferdinand BlochBauer huyó a su casa de las afueras
de Praga, Checoslovaquia, y luego a Zú rich, Suiza. El nuevo ré gimen determinó un cré dito fiscal enorme
a la empresa azucarera del señ or Bloch-Bauer, que debían pagar sus directivos, en lo personal. A falta
de pago, el gobierno embargó sus obras de arte en enero de 1939. Eric Fü hrer fue un abogado nazi,
encargado de administrar el patrimonio de los Bloch-Bauer, para pagar el cré dito fiscal.
En 1941, Eric Fü hrer celebró una permuta con la Galería Belvedere, por lo que intercambió “Retrato de
Adè le Bloch-Bauer I” y “Manzano I”, por “Schloss Kammer am Attersee III”. Este lo vendió a Gustav
Ucicky, un director de cine, que era hijo de Gustav Klimt. Luego, Eric Fü hrer vendió “Retrato de Adèle
Bloch-Bauer II” al Belvedere, que así tenía tres de los cinco cuadros. Luego, vendió “Hayedo” al Museo
Histó rico de la Ciudad de Viena (Historisches Museum der Stadt Wien). Finalmente, tomó para sí “Casas
en Unterach a orillas del lago Attersee” y otras obras para pagar sus honorarios.
El señ or Ferdinand Bloch-Bauer trató de recuperar su empresa, sus casas y sus obras de arte. Para ello,
contrató al abogado Gustav Rinesch, pero murió empobrecido en Zú rich, en 1945. El 22 de octubre de
1945, había otorgado un testamento en el que dejaba las obras, que estaban físicamente en Austria, a
sus sobrinos Robert Bentley (25%), Maria30 Alejandro García Gonzá lez y Fernando Villarreal Gonda
Viktoria Altmann (25%) y Luise Gutmann (50%). Había que recordar que no tenía hijos, ademá s de
asumir que no hubiera pensado en dejarlas a la Austria ocupada, como su mujer había sugerido
delicadamente en su testamento.
El abogado Gustav Rinesch encontró las tres obras de la Galería Belvedere. Pero esta se negó a
restituirlas, argumentando que era la dueñ a, en virtud del testamento de la señ ora Adè le Bloch-Bauer.
Mientras tanto, el señ or Rinesch solicitó un permiso de exportació n al gobierno austriaco, para extraer
las demá s propiedades de la familia Bloch-Bauer y enviarlas legalmente a Estados Unidos y Canadá .
Austria solía negar los permisos de exportació n de las obras de arte y solo despué s de una larga
negociació n los otorgaba, a cambio de una donació n interesante para preservar el patrimonio nacional.
En abril de 1948, ante el dilema de qué hacer, el señ or Rinesch dio las pinturas de Klimt, pues de
cualquier forma, ni tenía la posesió n, ni previsiblemente la Galería se las iba a devolver, a cambio del
permiso de exportació n de los otros bienes de la familia.
De inicio, la señ ora Maria Altmann intentó negociar con el gobierno. En 1999, la reclamació n fue
rechazada por el Comité de Restituciones de Austria, argumentando que la Galería adquirió propiedad
de las obras en virtud del testamento de la señ ora Adè le Bloch-Bauer, que había sido muy claro.
Entonces, la señ ora Maria Altmann propuso a Austria ir a arbitraje, para resolver si la clá usula
testamentaria había sido de naturaleza obligatoria, o no, pero el gobierno se negó . En 1999, la señ ora
hubiera querido continuar litigando ante los tribunales austriacos, pero eso le hubiera costado 1.5
millones de dó lares de costas judiciales, que no tenía.
En 2000, la señ ora Maria Altmann demandó la restitució n de las pinturas, expropiadas en violació n del
derecho internacional, ante el United States District Court for the Central District of California. Para dar
competencia al tribunal, argumentó que en Estados Unidos se vendían libros con las fotografías de las
obras. Por cierto, si Austria comerciaba con las obras, se constituía una excepció n a la inmunidad
soberana, pues los actos privados no gozan de inmunidad. La controversia versaba, ademá s de la
inmunidad, sobre la interrogante de si la ley Foreign Sovereign Immunities Act, de 1976 podía ser
aplicada retroactivamente. La demandada se defendió alegando, entre otras cosas, incompetencia por
materia y forum non conveniens.
La actora ganó en primera instancia (Maria V. Altmann vs. Republic of Austria, et al., 142 F. Supp. 2d
1187 (CD Cal. 2001), lo que se confirmó el 12 de diciembre de 2002, en segunda instancia, por la United
States Court of Appeals, Ninth Circuit [Altmann vs. Republic of Austria, 317 F. 3d 954 (9th Cir. 2002)]. El
asunto llegó a la Suprema Corte de Estados Unidos, la que decidió que los principios y excepciones de
la ley sí eran aplicables a conductas anteriores a su promulgació n y declaró la admisibilidad de la
demanda, en 2004 [Republic of Austria vs. Altmann, 541 U.S. 677 (2004)]. De esta forma, la Suprema
Corte abrió la puerta para que los herederos de obras de arte saqueadas por los nazis buscaran
reparació n de parte de naciones extranjeras ante los tribunales de los Estados Unidos.
El efecto de todo lo anterior fue admitir la demanda de la parte actora en contra del gobierno extranjero.
Se inició el procedimiento y la etapa de discovery duró má s de un añ o. El tribunal ordenó que las partes
fueran a mediació n. El mediador fue un profesor austriaco, que propuso a las partes ir al arbitraje. En
mayo de 2005, Maria Viktoria Altmann, Francis Gutmann, Trevor Mantle, George Bentley y Nelly
Auersperg, por una parte, y la Repú blica de Austria, por la otra, firmaron un compromiso arbitral, esto es,
acordaron someterse a la decisió n de un tribunal arbitral, con sede en Viena. Al parecer, la razó n por la
que se llegó a este acuerdo, fue que, para entonces, Austria había gastado 4.25 millones de dó lares en
el juicio que había llegado hasta la Suprema Corte. Otra razó n de peso era que, para entonces, la señ ora
Altmann tenía 89 añ os.
Las partes acordaron que el tribunal Arbitral debía aplicar el derecho sustantivo y procesal austriaco.

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