La mitología es un conjunto de mitos relativamente cohesionados o relatos que
forman parte de una determinada religió n o cultura. También se les denomina mitos a los discursos, narraciones o expresiones culturales de origen sagrado, y que posteriormente fueron secularizados y tratados como discursos relativos a una cultura, a una época o a una serie de creencias de cará cter imaginario. Los mitos son relatos basados en la tradició n y en la leyenda, creados para explicar el universo, el origen del mundo, los fenó menos naturales y así como también para cualquier suceso para el cual no haya una explicació n conocida. Sin embargo, no todos los mitos tienen por qué tener este propó sito explicativo. Igualmente, la mayoría de los mitos está n relacionados con una fuerza natural o deidad, pero muchos son simplemente historias y leyendas que se han ido transmitiendo oralmente de generació n en generació n. Etimología El término griego mythología está compuesto de dos palabras: mythos (μῦ θος), que en griego clá sico significa aproximadamente ‘el discurso’, ‘palabras con actos’ (Esquilo: «ἔργῳ κοὐ κέτι μύ θῳ », ‘de la palabra al acto’)1 y, por extensió n, un ‘acto de habla ritualizado’, como el de un jefe en una asamblea, o el de un poeta o sacerdote2 o un relato (Esquilo: «Ἀκού σει μῦ θον ἐν βραχεῖ λό γῳ », ‘la historia completa que oirá s en un breve lapso de tiempo’).3 logos (λό γος), que en griego clá sico significa: la expresió n (oral o escrita) de los pensamientos y también la habilidad de una persona para expresar sus pensamientos (logos interior).4 Mitología y religió n a mitología aparece de manera prominente en la mayoría de las religiones y, de igual modo, la mayoría de las mitologías está n relacionadas con, al menos, una religió n. El término se suele usar má s frecuentemente en este sentido para referirse a las religiones fundadas por sociedades antiguas, como la mitología griega, la mitología romana y la mitología escandinava. Sin embargo, es importante recordar que, mientras que algunas personas ven los panteones escandinavo y celta como meras fá bulas, otros las consideran religiones (véase neopaganismo). Del mismo modo, ello también sucede al analizar las mitologías de los pueblos indígenas (ejemplo la Mitología de América del Sur); en el que se pueden observar casos en que aú n se profesan las religiones nativas. Generalmente, muchas personas no consideran los relatos que rodean al origen y desarrollo de religiones como el cristianismo, judaísmo e islam, como cró nicas literales de hechos, sino como representaciones figurativas o simbó licas de sus sistemas de valores. Aun así, igualmente, muchas personas entre ellos ateos, agnó sticos, o creyentes de algunas de estas mismas religiones, emplean las palabras mito y mitología para caracterizar como falsas o a lo sumo dudosas, las historias que aparecen en una o má s religiones, o a las religiones diferentes a la que es creyente. De este modo la gente que pertenece a la mayoría de las religiones que está n presentes actualmente, se ofende cuando se toma a su fe como un conjunto de mitos; ya que para ellos, esto, equivale a decir que su religió n en sí es una mentira, lo cual va en contra de sus creencias. Ejemplo de ello sucede en muchos grupos cristianos en relació n con los relatos de la Biblia, en el cual sus creyentes no consideran, generalmente, que sean mitoló gicas algunas de sus historias, y que só lo se usa esta palabra para referirse a ellas en un sentido peyorativo. Sin embargo, la mayoría de la gente está de acuerdo con que cada religió n tiene un conjunto de mitos que se ha desarrollado alrededor de sus escrituras religiosas; ya que en sí la palabra mito se refiere a hechos que no son posibles de ser verificados de manera objetiva. De este modo, igualmente se considera que se puede hablar de mitología judía, mitología cristiana o mitología islá mica, para referirnos a los elementos míticos que existen en estas creencias; sin hablar de la veracidad de los principios de la fe o de las versiones de su historia; pues la creencia de su religió n como algo verdadero compete a la fe y creencias de cada persona, y no del estudio de los mitos. Ejemplo de ello, son los sacerdotes y rabinos de hoy en día dentro de los movimientos judíos y cristianos má s liberales, ademá s de los neopaganos, que no tienen problemas en admitir que sus textos religiosos contienen mitos. Así, ven sus textos sagrados como verdades religiosas, reveladas por inspiració n divina, pero mostradas en el lenguaje del género humano. Aun así, como sucede en todo á mbito, otros, al contrario, no está n de acuerdo con ello. La mitología moderna no religiosa Aunque normalmente mucha gente relaciona a la mitología con culturas antiguas o religiones; no siempre es así. Por ejemplo, series de televisió n, libros e historietas, y juegos de rol entre otros, que logran formar un universo ficticio propio; adquieren componentes mitoló gicos muy importantes que incluso a veces pueden llegar a dar lugar a profundos y complicados sistemas filosó ficos. Un ejemplo excelente de este tipo de mitología es la desarrollada por J. R. R. Tolkien en sus libros El Silmarillion y El Señ or de los Anillos, entre otros escritos, a la que él denominó legendarium, o Los Mitos de Cthulhu, que surgen de la unificació n de las novelas de H. P. Lovecraft y su círculo. Estos ú ltimos explican todo el universo partiendo de una física desconocida (ya que supone que nuestros conocimientos del universo y de las ciencias tienen premisas erró neas), y la no existencia de Dios, donde criaturas de má s allá de la comprensió n humana habitan el universo desde el principio de los tiempos. Segú n esto, la humanidad es una simple mota de polvo sin importancia para ellos. A nuestros ojos son como dioses, denominados primigenios, y los má s poderosos de entre ellos, dioses exteriores y dioses arquetípicos. Otros ejemplos que se pueden mencionar son los mundos ficticios creados por las novelas de Dragonlance, la serie Star Trek, las películas de Star Wars, o el manga Saint Seiya. Algunos críticos opinan que por el hecho de que los personajes principales y los ciclos de historias de las narraciones modernas no son de dominio pú blico, las leyes sobre derechos de autor impiden a los autores independientes continuar ciclos de historias modernas, evitando que dichas sagas de personajes compartan algunas de las características esenciales de las mitologías; por lo menos, hasta que se cumpla el plazo de derechos de autor y pasen a ser de dominio pú blico. A pesar de eso, los propietarios de los derechos de autor en ocasiones continú an las historias con otros autores, como es el caso de personajes como Tarzá n y las novelas de Conan (originarias de Robert E. Howard) de L. Sprague de Camp, o los có mics de superhéroes, la mayoría de los cuales han tenido docenas de autores. Significados en la antigua Grecia El término μῦ θος ( mȳthos ) aparece en las obras de Homero y otros poetas de la época de Homero, en las que el término tenía varios significados: 'conversació n', 'narrativa', 'discurso', 'cuento', 'cuento' y 'palabra.5 Similar al término relacionado λό γος ( logos ), mythos expresa todo lo que puede ser entregado en forma de palabras. Estos pueden contrastarse con el griego ἔργον ( ergon , 'acció n', 'obra' o 'trabajo'). Sin embargo, el término mythos carece de una distinció n explícita entre narrativas verdaderas o falsas.5 En el contexto del teatro griego antiguo , los mitos se referían al mito, la narrativa, la trama y la historia de una obra. Segú n David Wiles, el término griego mythos en esta época cubría un espectro completo de diferentes significados, desde falsedades innegables hasta historias con significado religioso y simbó lico.6 Segú n el filó sofo Aristó teles (384–322 a. C.), el espíritu de una obra de teatro era su mito.6 El término mythos también se usó para el material fuente de la tragedia griega. Los trá gicos de la época podrían inspirarse en la mitología griega, un conjunto de "historias tradicionales" que se referían a dioses y héroes. David Wiles observa que las concepciones modernas sobre la tragedia griega pueden ser engañ osas. Se piensa comú nmente que los antiguos miembros de la audiencia ya estaban familiarizados con los mitos.detrá s de una jugada, y podría predecir el resultado de la jugada. Sin embargo, no se esperaba que los dramaturgos griegos reprodujeran fielmente los mitos tradicionales al adaptarlos al escenario. En cambio, estaban recreando los mitos y produciendo nuevas versiones.6 Narradores como Eurípides (c. 480–406 a. C.) confiaban en el suspenso para emocionar a sus audiencias. En una de sus obras, Merope intenta matar al asesino de su hijo con un hacha, sin saber que el hombre en cuestió n es en realidad su hijo. Segú n una descripció n antigua de las reacciones de la audiencia a este trabajo, los miembros de la audiencia estaban realmente inseguros de si ella cometería un filicidio.o será detenida a tiempo. Se pusieron de pie aterrorizados y provocaron un alboroto.6 David Wiles señ ala que los mitos tradicionales de la antigua Grecia eran principalmente parte de su tradició n oral. Los griegos de esta época eran una cultura alfabetizada pero no producían textos sagrados. No hubo versiones definitivas o autorizadas de los mitos registrados en los textos y preservados para siempre en una forma inmutable. En cambio, circulaban mú ltiples variantes de mitos. Estas variantes se adaptaron a canciones, danzas, poesía y artes visuales. Los intérpretes de mitos podían remodelar libremente su material original para una nueva obra, adaptá ndolo a las necesidades de una nueva audiencia o en respuesta a una nueva situació n. 7 Los niñ os de la antigua Grecia estaban familiarizados con los mitos tradicionales desde una edad temprana. Segú n el filó sofo Plató n (c. 428–347 a. C.), las madres y las niñ eras narraban mitos e historias a los niñ os a su cargo: David Wiles los describe como un depó sito de la tradició n mitoló gica.7 Bruce Lincoln ha llamado la atenció n sobre el significado aparente de los términos mitos y logos en las obras de Hesíodo. En Teogonía , Hesíodo atribuye a las Musas la capacidad tanto de proclamar verdades como de narrar falsedades plausibles (es decir, falsedades que parecen cosas reales). El verbo utilizado para narrar las falsedades en el texto es legein , que está asociado etimoló gicamente con logos. Hay dos variantes en la tradició n del manuscrito para el verbo que se usa para proclamar verdades. Una variante usa gerusasthai, la otra mythesasthai. Este ú ltimo es una forma del verbomytheomai ('hablar', 'contar'), que está etimoló gicamente asociado con el mito. En Obras y días, Hesíodo describe su disputa con su hermano Perses. También anuncia a sus lectores su intenció n de decirle cosas verdaderas a su hermano. El verbo que usa para decir la verdad es mythesaimen, otra forma de mytheomai.8 Interpretaciones Interpretaciones de los mitos en el siglo XIX Durante el siglo XIX, las má s importantes fueron: Historicismo: los mitos considerados historias reales modificadas y alteradas por el paso del tiempo. Mito como hecho histó rico que con el paso del tiempo ha dado lugar a historias urbanas. Así, Schliemann, descubrió Troya, porque pensaba que los poemas homéricos eran verídicos, así como las ciudades que se nombraban. Por otra parte, autores como Gilbert Pilot, Víctor Berard y má s tarde Fernando Jaume Saura en "Los viajes de Ulises" establecieron la ruta real que se narraba en la Odisea, desde Troya hasta Ítaca. Alegorismo: el mito como forma de expresar conceptos y realidades de forma poética. Esta teoría fue heredada por el renacimiento. La que tuvo má s relevancia fue la alegoría natural; esta hace referencia a la lucha entre los dioses de los fenó menos de la naturaleza. Mitología comparada: desarrollada por Max Mü ller, profesor de la Universidad de Oxford que en 1856 publicó la obra “Comparative Mythology”. En el s. XIX se dan grandes logros en el á rea de la gramá tica comparada, se desarrolla el estudio de las lenguas antiguas (sá nscrito, latín y griego) y se llega a la conclusió n de que todas parten de un mismo idioma, el indoeuropeo.[cita requerida] Se cree que la mitología podía explicarse a través de las ciencias del lenguaje, pues los dioses indoeuropeos también guardaban cierta relació n. Las divinidades de los pueblos europeos eran divinidades celestes, y la etimología aclara el sentido primitivo de su origen, pues éstas surgen de dar nombre a los fenó menos atmosféricos, se les atribuye una personificació n, humanizá ndolas primero para, posteriormente, narrar leyendas a partir de ellas, y se termina por divinizarlas. Evolucionismo: que asume la evolució n cultural de la mitología como eje del proceso histó rico, social y filosó fico. Lo má s primitivo sería el animismo, de ahí se evoluciona al politeísmo (el escaló n en el que se encuentra la mitología griega) para llegar por ú ltimo al monoteísmo. A principios del siglo XX aparece una importante obra antropoló gica, “The Golden Bough”, “La rama dorada” de James George Frazer, en esta también tiene cabida la mitología, y la evolució n seguida sería magia, religió n y ciencia. Con magia se referiría a la intenció n de controlar los hechos de la naturaleza mediante ciertos ritos y procedimientos: este sería el punto en el que se encontraría la mitología griega. Interpretaciones de los mitos en el siglo XX En el siglo XX las tendencias para explicar la mitología son: Simbolismo: el mito es, ante todo, una forma de expresar, comprender y sentir el mundo y la vida, diferente de como lo haría la ló gica. El mito tiene un lenguaje má s emotivo y lleno de imá genes y símbolos que expresan algo que no puede traducirse al lenguaje corriente. Las imá genes del pensamiento mítico no se dirigen al entendimiento, sino a la fantasía y a la sensibilidad; por eso tienen una fuerza expresiva intraducible. Se hicieron también interpretaciones desde el campo de la psicología: Freud y Jung estiman que las imá genes oníricas son una expresió n del inconsciente. Funcionalismo: la corriente que valora la funció n social que la mitología desempeñ a en la vida cotidiana. El sentido del mito es fundamental para expresar los usos tradicionales y las normas de convivencia, prestá ndoles una justificació n narrativa avalada por la tradició n y aceptada por todos. Nueva Mitología Comparada: también parte de la comparació n de los pueblos indoeuropeos, pero no desde el punto de vista de las lenguas, sino de su estructura social. Observa que en estos textos pervive una estructura ideoló gica constante. Hay una concepció n general de la sociedad en tres grupos, cada uno con una funció n propia. Un grupo es el constituido por el sacerdote-líder, con soberanía má gica y jurídica; otro grupo es el guerrero, que tiene la fuerza física, y por ú ltimo el trabajador al que pertenecen la fecundidad y la laboriosidad. Los mitos de los pueblos indoeuropeos reflejan esta estructura jerá rquica; es una teoría que todavía tiene muchos seguidores, aunque surgió en 1920, con Dumezil. Estructuralismo: estima que bajo una aparente narració n, el mito revela significados en su estructura profunda que se repiten en muchas ocasiones. El aná lisis destaca tres aspectos: el reconocimiento de la utilidad de datos histó ricos específicos, la investigació n sistemá tica de los temas míticos y su lugar en la cultura, el pensamiento y la ideología; y la confrontació n entre mito y ritual. Tendencia ecléctica: la tendencia actual, en resumen, expone que lo característico del mito es su ejemplificació n, el pertenecer al mundo de los recuerdos, el ser algo que se cuenta y se acepta colectivamente y está en las tradiciones del pueblo. La distancia frente al logos es la marca de estos relatos. Interpretaciones de los mitos en el siglo XXI A pesar de que muchas de las ya citadas interpretaciones sigan vigentes hoy en día, en el siglo XXI surge la mitocrítica cultural de la mano del teó rico literario José Manuel Losada. La mitocrítica cultural debe desarrollar una epistemología que permita aprehender y explicar una realidad imaginaria y global, encaminada a una mayor comprensió n de la cultura actual. Esta disciplina resulta de las siguientes premisas hermenéuticas: Solo es posible hacer auténtica mitocrítica al margen de prejuicios ideoló gicos. La mitocrítica exige la asunció n previa de una definició n del mito en cada estudio particular. La erudició n sin razó n y la especulació n ajena al texto enajenan a la mitocrítica. La catalogació n de cada mito en una tipología mitocrítica es garantía de una definició n coherente. Cualquier estudio de un mito debe ser, necesariamente, de naturaleza interdisciplinar.910 En consecuencia con esta ú ltima premisa, la mitocrítica, sin abandonar el aná lisis del imaginario simbó lico, invade cualquier manifestació n cultural. Esta nueva mitocrítica se encarga de estudiar las manifestaciones míticas en campos tan amplios como la literatura, el cine y la televisió n, el teatro, la escultura, la pintura, los videojuegos, la mú sica, la danza, el periodismo, Internet y demá s medios de manifestació n cultural y artística. Mitología indígena La mitología, ademá s de ser una forma de lenguaje, es una forma de vida que han creado ciertos grupos sociales. Por esta razó n, se estima que la sociología moderna, en casi su totalidad, no se ocupa de eventos que tengan que ver con sucesos de apariencia "no comprobable" en relació n con las creencias y vivencias de comunidades indígenas. Hay que tener en cuenta que estas sociedades, en medio de su "no intelectualidad", manejan unas formas de ver el mundo, en las que las sociedades denominadas "civilizadas o intelectuales", no tienen la capacidad de observarlos. Se pueden apreciar en experiencias, tal vez inexplicables ante los ojos de la ciencia, pero explicables ante la experiencia. Cabe indicar que no todo lo comprobable existe realmente. Arquetipos mitoló gicos Dioses de la vida-muerte-reencarnació n Dioses de la Luna Dioses solares Solsticio de invierno El héroe Mundo subterrá neo/tinieblas Mentiroso/ladró n Madre Tierra Manas Padre cielo Primer hombre Mitologías y calendarios En el actual calendario, denominado gregoriano, los meses y los días de la semana tienen algunos nombres derivados de seres y dioses mitoló gicos. Este hecho es evidente en idiomas como el españ ol, aunque no significa que provengan de la mitología propia; así, en castellano, el día viernes proviene de Venus, diosa de la mitología romana (en idioma inglés el nombre del mismo día, "Friday", procede de la diosa germana Freyja); en ambos casos estaría dedicado a seres con ciertas similitudes, a las diosas de la belleza.