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CULTURA DE MASAS vs CULTURAS PARTICULARES ADRIANA MORENO SANCHEZ

En esta lectura se cuestiona la existencia de una cultura de masas y si ésta puede en dado caso
suplantar a la cultura popular. Plantea al ciudadano global portador y partícipe de la cultura de
masas y advierte sobre el perfil específico que tiene este ciudadano. Es aquel acreedor de un
modesto bienestar; no pertenece a una tradición que lo vincule a algún lugar y lo mantenga
arraigado a tradiciones; es escolarizado, aunque su educación es mediocre; y mantiene una relación
con los medios masivos (especialmente la televisión) de quienes extrae la mayoría de su sistema de
significados. Para definir la cultura de masas se plantea la dicotomía que representa, por un lado ser
una imposición de una cultura dominante, pero por el otro libera del aislamiento. Se plantea dos
hipótesis para explicar si la cultura de masas es negativa o positiva.  Por un lado advierte que la
cultura de masas es culpable de la homologación y de que así se hayan ido perdiendo
características distintivas de las diferentes culturas. No considera que sea buena ya que sustituye
los bienes tradicionales, imponiendo una cultura prefabricada que empobrece las tradiciones al
mismo tiempo que puede ser utilizada como un instrumento de dominación. Su segunda hipótesis se
opone a la anterior. Considera a la cultura local como auténtica, liberadora y autónoma.

La integración de los grupos no implica la ampliación de una cultura. No es una cultura que integra a
las culturas, en realidad todas las culturas se integran en un sistema de dominación centralizado.
Hay casos en donde la integración se da imponiendo una cultura utilizando la fuerza. La cultura de
masas puede convivir con las culturas locales, no necesariamente acaba con ellas porque existe una
relación entre las dos. Como la teoría de Gramsci que menciono anteriormente, no podemos definir
a las dos culturas por oposición ni por un principio de dominio. Para hacer el análisis de relación hay
que dividirlas en culturas hegemónicas y las subalternas. No hay sentido en decir que una cultura es
dominante cuando es la cultura de las clases dominantes.

 Para Jhon Tomlinson la cultura es la producción social de significados existencialmente importantes.


Podemos ampliar y completar esta definición afirmando que la cultura es “la organización social de
significados interiorizados por los sujetos y grupos sociales, y encarnados en formas simbólicas,
todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados” (Giménez, 2002: 18-
19). Esta definición nos permite distinguir , por una parte, entre formas objetivadas (“bienes
culturales”, artefactos, “cultura material”) y formas subjetivadas de la cultura (disposiciones,
estructuras mentales, esquemas cognitivos…); pero por otra parte nos obliga a considerar las
primeras no como una mera colección o taxonomía de cosas que tendrían sentido en sí mismas y
por sí mismas, sino en relación con la experiencia de los sujetos que se las apropian, sea para
consumirlas, sea para convertirlas en su entorno simbólico inmediato. Con otras palabras, no existe
cultura sin sujeto ni sujeto sin cultura.

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