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Ad L¡tteram
A ll"em¿i» ¿¿.,1i. ¿:
Anr Vcn»i.¡ Ia sc.§. ¿,r r, Sta¡.,1997,
Kuns,¡rscum LuTcrr. Concsti (le Ia ¿ris(.,.
Lrna hv.onrolad¡ Nr ord.nrdor ¡royecta rn
¡rno,1c hrz rproxinrirn,entc ü¿r dor se8U¡dos.
quc.rDbi¡ «d¡ v./ \¡ le,liacrih, ditim.¡r, y
color e ilunrin¡.lilcrent6 derrlLcs del cs¡xcir,.
Concepto
CONCE?TO
tunto d. partida
l,rx cr»rccptos son las herramientas de la intersubjetividad: facili-
itlt lu convcrsación apoyándose en un lenguaje común. por lo gene-
lll rr lcs considera la representación abstracta de un objeto. pero,
tlltlto ¡ttccdc con todas las representaciones, en sí mismos no son ni
rltll¡rl«, ri suffcientes. f,os conceptos distorsionan, desestabilizan y
tltwtt ¡url dar una inflexión al objeto. Declarar que algo ¿¡ una ima-
,lü i[lu D]ctáfora, una historia o lb que se quiera -,es deci¡ utilizar
lot conc.¡rto. p"r" etiquetar- no sirve de gran cosa. El lenguaie de la
tlu$lón '.«cs,- tampoco consigue oculta¡ las opciones interpretati-
Vtt quc lc han tomado. De hecho, los concepros son, o mejor dicho
¡lr¡r¡, nlr¡cho más. Si pensamos lo süficiente sobre ellos, nos ofrecen
Lolfr¡ cn rniniatura ¡ de esta guisa, facilitan el análisis de objetos,
dl ¡ltttuckrncs, de estados y d€ otras teo¡ías.
I lhu tlcfinición y todas las que aparecen al principio de cada capítulo son frag-
iltttxr flr l¡¡r (fcfjn¡cio res del Longman Diaionary oftbe Englbh Laryuage (1991i.
34 Conceptos viajeros
I
Pero, dado que los conceptos son ñrndamcntales para el entendi- ticula¡- es plantear la idea de que la extendicla predominancia dcl
miento intcrsubjetivo, necesitan ser sobre todo explícitos, claros y defi- intencionalismo -la equiparación del significado con la i¡rtención del
nidos. l)e estc modo todo el mundo podrii adoptarlos y utilizarlos. auaor o el artista , con todos los problemas que éste conlleva, se debe
Esto ¡ro es tan fácil como parcce, Fa que los conceptos son flexibles: a esta equiparación irrcflcxiva dc las palabras con los conceptos.
cada uno de ellos forma parte dc un marco, de un conjunto sistemáti, Decir que los conceptos pueden Íirncionar como csqucmas de teo-
co de distinciones, zo de oposiciones, (1uc a vcccs podemos poner entre rí¿u aca¡r'ea va¡ias consecuencias. Los conceptos no son palabras comu-
paréntcsis o incluso ignora¡ pero que nunca podcmos transgrcdir o nes, por mucho que para hablar (de) etlos (se) utilicen palabras co¡nu-
co¡rtradeci¡ sin causar scrios problemas al análisis eu cuesrión. Los ncs, I-as pcrsonas que odian la jerga deberían sentirse al€io reconfórta-
conceptos, y a menudo justo esas palabras que los que no son exper- claspor este hecho. Los conceptos tampoco son etiquetas. Los concep-
tos conside¡an jerigonza, pueden ser enormemenre productivos. Si ¡os que se utilizan (mal) así pierden su fueza operativa! se someren a
son explícitos, claros y definidos, pueden a1.-udar a articular un cier- la moda y no tardan mucho en perder su significado. Pero cuando se
to entendimiento, a expresar una interpretación, a controlar una Ios utiliza como yo creo que deben ser utilizados -el resto cle esre libro
imaginación desenfrenada y a p¡omover un debate basado en térmi, tmtará de explicar, demostrar y justificar cuál es este uso- los concep-
nos comunes y en la conciencia de sus ausencias y exclusiones. tos pueden convertirse en una tercera parte en la interacción entre c¡í-
Entendidos de este modo, los conceptos no son meras eriquera.: que ri(o y obiero, que por lo demás permanece totalmenre indemostrable
se puedan reemplazar sin más por palabras más comunes. y sinrl¡iótica. Esto es particularmente úril cuando el c¡ítico no tiene
Todo Io dicho hasta ahora refleja la opinión convencional sobre nirrgrrna tladición disciplinar en la que apoyarse y cuando el objero no
el estatus metodológico de los conceptos. Pelo los concepros no esrán postt ningún estatus canónico o histórico.
fijos ni exentos de ambigüedad. Aunque comparro los principios que I'cro los conceptos sólo pueden cumplir esta función, la función
acabo de detalla¡ el resto de este capítulo t¡atará sobre lo que sucede rrrctotlokigica que anteriorrnente se confiaba a las tradiciones discipli-
en Ios n.rárgenes de esra opinión estandarizada. En otras palabras, se r.r( s, (()n una condición: que se someran a escrutinio no sólo median-
ocupará del concepto de concepto en sl misno no como si se üar¿ra tl rrr .rplictción a los objetos culturales que examinan, sino a t¡avés de
de una legislación metodológica clara, sino como si fuera un terriro- l.¡ r.¡rliontució¡r con ellos, ya que los objetos mismos son sensibles aI
rio por el que se ha de viajar con espíritu aventurero. , ,rrrrl'i, y silven ¡rara revelar dilerencias históricas y culturales. El cam-
En primer lugar, los conceptos se parecen a las palabras. Tal como Irr, rll rrrctotlología que propongo se basa en una ¡elación particular
Deleuz,e y (luattari apunraron en su introducci ón a ¿Qué es la J)kso- r hll( \úi( r() y objero, rura rclación que Íro se conforma en función de
fid?, algwtos requieren adornos ctimológicos, resonancias arcaicas o l,r ,,¡'ori, ir'rrr vt rt icel y binulia cntre lo.s dos, sino quc ricnc como modc-
caprichos jdiosinc¡ásicos para funcionar; (,rros nc.cs¡ran Lomp¡rtir 1,, I r rr rtcr.rr r irir. co cl scnLido tlue tiene el término en «inte¡actividad,.
I
un aire dc familia wittgensteiniano con sus parienresj y aún existen | ,r.r( r.r\ .r L \r.r ¡xrrr'nriul iDtcr¿crividad y no a ninguna obsesión por el
otros que son la viva imagen de palabras comunes (1994, p.3; ed. ll,.r, ,,¡llrr\l()" ,l. lls ¡ral¡blas, t()l¡ilrse en serio los conceptos resulta
cast., 1993, p. 13). El nsignificado, es uno de esros casos de conccp,
¡,r,,r , , 1r,,.., r l', ,r lo(k)s los r rrDrpos rrclclónticos v es¡lecialmente para las
to-palabra cornún, que oscila como si tal cosa entrc lr scnrirrtica y la r l,rr (()n r¡ll¡y P()cls rr¡cliciolrcs aglutitradoras.
r,
Irrrrr ¡,¡ rr r , | . r , |, t
lr( ( u(
in¡cnción. f)uda csr¡ flcxibilidlrl, rltrc hacc t¡rrc lrr sr.rrr,irrri,.r ¡rrrczc:r li r,, 1,,,, , , 'rr, r.¡,r,,r rrrr r.sr.irr lijos, siro r¡rrt. vi:rjrrn, cntrc disci¡rlinas,
irrtcrrtirin, t¡t¡r, rl. los objr'tivos rlt tstc libr,, v,l, I ,,rl,rrrl,, ', rr l,.rr ,r,tr, ,,.rrr,Ir,,,,.r., rrr,lrti,lrr,rl, r, (r¡t( lrrí{xL)\ lristri¡'icos y cnt¡e co,r)u-
2 Young (1990), comie¡rza con csrc xrgumerrro. Rctic¡¡rc¡r¡r.rrrr., Sl)¡vll( (l()()9) I lr lrlstrrlil y lrr t iltlit irtn, n¡is continttr¡s intcrloctrtorcs en el ripo de obra sobre
ha ofrccitlo u¡r¡ crític¡ cn p«lirndiclucl. [Jrr brcvc rccru nro irlr.rrc, r' crr Arlrr rrli ¿r ¿l rl qttc l',ttu..tr lll,rr,, *,¡r cl rcnrl .,r[,r'c cl qrrc rcllcxi¡rn.r nri ¿rntcrior libro (1999a)
(1991'l,
l,p. I l¡l l2l). y rl r,r¡,lrrrl,,
"
rr,,,lcl Ir(\(rrrc v()hrrrr.rr.
ta¡ t¡emendamente estimulantes si se someten a un utrabajo elabora- utilización despreocupada, ahora como palabra, ahora como concep-
tivo,. Si no es así, estas disputas y controversias pueden dar origen a to, tiene dos inconvenientes fundamentales. Uuo de los inconvenien-
malentendidos o, lo que es peor, ptomover Ia peor clase de paltidis- tcs de utilizarlo a la ligera como palabra es la resistencia a hablar del
mo, incluyendo el conservadurismo disciplinar. Por ejemplo, hay *significado» como un problema académico. El otro es que su uso
muchas razones para referirse a las imágenes o a las películas como cstri demasiado extendido. Por lo general, cuando los académicos y
«tcxros». Esta referencia implica varias premisas, entre ellas la idea de lrs cstudiantes hablan de ,,significado,, ni siquiera especifican si la
que las imágenes poseen -o producen significado y que promr-reven ¡'rrlabra significa (slr) intenciírn,,origen, contexto o contenido semán-
acrividades ran analíticas como leer F.n rcsumcn, poctemos decir que tico. l'lsto es normal, inevitable. Justo ahora, no pude evitar utilizar
la ventaja de hablar de utextos visuales, es que nos sirve para recor- cl vt rbo «significar», porque me fue imposible decidir entre oquerer
dar al analista quc las líneas, los m<¡tivos, los colores y las superficies rllr ir', ), urcfe¡i¡». Pero esta confüsión es, en gran medida, responsa-
-al igual que las palabras contribuyen a producir significado; por l'lc tk un grave problena para todas las humanidades. Como resul-
tanto, la forma y el significado no pueden separarsc. Ni los textos, ni ¡.rrl¡r tlt cll:r, los estudiantes aprenclen a decir que nel significado de
las imágenes, proclucen su significado dc forma inmediata..L,n la r¡n r r¡rtlrou cs itléntico a la intención del artista, o a lo que sus moti-
medida en que no sor'r trasparcntcs, las imágenes, al igual que los tex- vr rs r orrst it trt ivr¡s sigrr ificaron cn un principio, o a la forma en que Ios
tos, requieren una labor dc lectura. , rrti, n,lc rrr:r .¡rrtlicrciu co n rcnr por:ínea, o al sinónimo que propor-
Hay muchos que temen que hablar de las imágenes conrr si f'rtc-
r¡n tcxtos l¡s convicltc cn un fla¡lrrrcnto dc lcngtrlic. ll r,, ,rl rI s¡rrc
ci:u' lu utrtkrgíu liDgiiísticrr (Ilgo t¡uc ctt tir'rtrr lrr,ul,, ,1, l','rr'rrrr,,. I \, r., (,,,t1 rr r Nr,l (.'o(rl) r(\t¡!r,,.r ,\r,§.r\|,,,r,),,I(I ,,rrrcrpro pullLll
el «paradigma» (kuhniano), aunque este último también está en ¡ies- , or( cl)ros viajeros. Stengers anuncia que su libro se pregunta cómo las
go de adquirir categoría de palabra cuando se udliza con demasiada , [,rr, i.rs lrueden wita¡ la Escila de una falsa pureza y desinteres, así como
ligereza. La «tradición, nos habla de nla forma en la que siempre hemos l,r ( lrrlilxlis de la arbitrariedad y l¿ l:afta de interés, cosas que a menudo
hecho las cosas» como si esto ñre¡a un valor en sí. El uparadigma, lr.rr((cr lmenazar cuando las ideas tradicionales son desenmascaradas
explicita aquellas tesis y métodos que han adquirido una categoría r or¡rr¡ vrrcí¡s pretensiones. Su libro, continúa Stengers, ofrece conceptos
a-xiomática, para poder utilizarlas sin someterlas constantemente a esc¡u- r orrro lr. rncdio para el dolor ante la pérdida de la inocencia (así como de
tinio. E"sta rigidez es estratégica y reflexionada. Pero la ut¡adición, no l.r rrcrrtlalidad y el desinterés). No a modo de glosario, sino como pro-
cuestiona sus cimientos; por tanto, esos cimientos se vuelven dogmáti, l,lnrrrrs tc<iricos, acaloradamente debatidos y suscepdbles ta¡to de ser
cos. Las tradiciones cambia¡r lentamente; los paradigmas, de forma rrr,rlc¡ r r< ¡¡.lidos como de promover el avance de la ciencia. l-os concep-
repentina. las tradiciones cambian sin que sus habitantes se den cuenta; los onro tcma de debate. En nuestra cultura, las ciencias se toman m&
t
los paradigmas, a pesa¡ de su resistencia. Ent¡e ellos existe la misma dife- r,n sclio <1ue las humanidades. Esto merece una cierta atención, ya que
rencia que hay entre el cambio subliminal y la revolución. ¡'rrrrk t¡rrc esa diferencia no esté grabada en piedra.
los conceptos aarnpoco son nunca simples. Sus varios aspectos pue- I r¡r ticncias se toma¡ en serio por Io menos en dos sentidos diferen-
den ser descubiertos, las ramificaciones, tradiciones e historias que con- t cr. lr.l plimero es /e jure opor derecho», o upor leyr: ocientífico» es aque-
vergen en su uso actual pueden ser evaluadas una a una. Los conceptos ll,, r¡rrc obcclece las leyes del procedimiento científico. Los conceptos
casi nunca se utilizan exactamente de la misma manera. Po¡ ta¡to, es ,r( r¡xn un lugar clave en Ia evaluación de la
"legalidad,
de las ciencias.
posible debatir sobre el modo en que se urilizan haciendo referencia a las I,r ronceptos son legítimos siempre que eviren Ia categoría de nmera
tradiciones y escuelas de las que surgieron, lo que permite valorar la vali- rrr. t.ilirrrr, o ideología y siempre que se djan Por las normas de Ia cienti-
dez de sus connotaciones. Esro facilitaría enormemente el debare entre li, i,l.¡tl, cr¡ rérminos de la demarcación de, y la aplicación a, un camPo
Ias disciplinas participantes. f,os conceptos no son sólo her¡amientas, r[ olrjcros. A cste respecto la epistemología es normativa.
plantean problemas subyacentes de instrumentalismo, ¡ealismo y nomi- l¡rr csrudios de huma¡idades convencionales funcionan de forma
naüismo, así como la posibilidad de interacción enrre el a¡alista y el obje- trrr¡rli, it;r corr u¡r apoyo consensuado a esta normativid¿d. Es necesario
to. Precisamente porque viajan entre las palabras ordinari:u y las teorías ,rrr,ri.rr l,r lrrz rlc las humanidades sobre esta normatividad, ya que esta
condensadas, los conceptos pueden provocar y facilitar la reflexión y el rr.rrrr,¡rivirl¡rl rienc un problema de lógica temporal. l¡ normatividad
debare a rodos los nive{es metodológicos en las humanidades. L1,,.rli.r.r tk t lrrr:r con rntelación qué es lo que requiere de una explicación
t, lrr ,rrr,ilisis. Ir,rr cstc scrrtido, encarna la figura retírica, del ?rotetofi bt-
E[ viaje entre la ciencia y [a cuttura tt t¡ut, tl\r'cst;i litclulnrcnrc 2rz7 osterado*, si¡ua¡do primero lo que en
Permítanme, pues, trazar la primera ruta de nuestro viaje. El trabajo r,,rli,l,r,l v.r ,.1.s¡rrrús, crr t¿'rnr¡nos tanto de tempolalidad como de
con conceptos en absoluto se limita aI campo cultural. Aunque los con-
ccptos funcionan cle forma diferente en las ciencias naturlles y cn las
' ll r,,r",,¡, 'rq'.n.tl L' ¡n1""rutu. Lrryr lepcirir nrás conrún cn inglés es
lrt¡t¡uttridutlcs, lt¡s viljcs tlc krs corccptr)s c!T lls ( i( n( ii¡s
),r'rrr( ( Il.rs lnr(. r,lr,rl,,,,..rl'.r¡,1,'" lsr.r,l,rrrirrr¡lr.r si,L, rl*,rr ¡,ll,rrl,, ¡or la,rrrtorir en su libro
rlr'¡¡ nsrtlt;tr ilustrrrtivos. li.rr tl ¡rlclurio LL srr lil¡,rt l)tttt, ttn, t ,t l)ttt¡. t ., ri t t :1¡,¡t\t.t,t\t, t ¡¡ttt(n¡lrt,tt t' lt t l\4o'ttnn l lithry \l¡ l, I')')()l) (N. tlc l.r
lr
temológico es la fusión actancia.l, el doble papel de los actores socia- tcr, tlc «implicarnos y obligarnos a tomar una postura' (p. 11). Una
ll
les -es decir, de los cientificos en activo- como objetos y sujetos de vr/ (lr¡c llos hemos librado de la ffcción de neut¡alidad, aún ha¡á falta
la evaluación. Muchos otros problemas se derivan de éste. r,nriril ciertos iuicios. El único campo de anfisis que nos permite emitir
es el campo
A menudo las comunidades científlcas t¡atan de anular los inte- Irririos sobrc los conceptos como claves de la cientificidad
reses que cada uno de los actores o partes implicadas tiene en el resul- ¡,x i, r. rrltt¡r'al de la actividad científica. l,a epistemología legal y normati-
tado de la evaluación, dando prioridad a [a epistemología normativa. v,r r,r'rlr sc subo¡dinar a esa actividad ¡ como la hisoria de la cien-
¡ruede
Para hacerlo, (deben) pasar por alto los problemas inherentes a ésta, r ll tlcr¡rucstr,r sobradamente, sus normas cambian con§Entemente'
atribuyendo una especie de permanencia atemporal a sus c¡iterios l'irrir crrtcnder el papel de los conceptos en la actividad científica, cuya
bajo la guisa del universalismo. Pero precisamente es esta retórica del hrlirlltl sobrc la epistemología normativa acabamos de defender., debe-
¡rr
universalismo la que choca de pleno con todo Io que la historia de la tolos cxrrr¡¡inar las siguientes cancterísticas de los conceptos cientificos.
11 Véase Alcoff y Poncr (1993) para obtencr una revisión de varias cpisrcrnolo , rr.n,rr,l», lo r¡rrt lcstrlta trr,is prcocupante.
gias, incluyendo una crítica dc la episrernoiogia posicionada.
12 Me desrgrrdr la rnoda actu¡l de rorn.rnrizar el rérrnino «nonr¡Llisr¡ro,, yr (t,,(
Irr lrtr' ¡rrrrto,lig,, "¡rirlirl)fit, y no «concePto» Porque, en estos
uivi:rli¿r la siru,rcirin dr ;ri¡rrIl[,s quc no ticn(n c;rsrr y l,r cxisrcrrr i.r ,1,,r¡,.rrri.rrl,, , r,.,,,,, l.r ,lilr¡, rirr,lts¡xrj.r.rl (()nc(l)l() rlc stt ltterz:t conceprualizado-
l\rr rrrrro, ¡,rLlirrrr rrriliz,rr h ¡r¡L.r.ili,,.r <ltl .vi.ric,r torr h,¡rr.11.rrr,,,l . r,r',1,,,1, .,11", r.r ,l( \ r ( | ( , , I ,l.' ,li'r irrlirr ir v, lx)r'lrrrt(),,l. h.rcc¡'el otricto cont
r . r , . r i I . r
13 Vé.rsc V¡n dcr Harr y Van de Kolh en Caruth (ed.) (1995) y V,rrr Al¡rlrcn
(l¡)97), quc ofi«cn un conrcnr:uio rc<ir.ico dcl t¡.irunu. 1,1 l.r ((.r¡r¡rxD, xurxlr¡c rro srr sigrrilicutlrr, vicnt dc Stcn6crs (p. 30). l
¡r,rl.rhr.r
ceptos son diferenres, pero guardan una cierra filiación. Con frecuencia tkr l¿caniano (Silverman, 1996) es ciertamente difelente, o incluso
se los aglutina, lo que resulta nefasto, o, alternativamente, se los separa, (,1)ucsto, a su uso más habitual como el equivalente de nvisión' o de
Io que resulta empobrecedor El siguiente reportaje describe los viajes que rrrm versión de ésta"'. Por decirlo de forma más t¡t',¡6¡i7¿d¿, la umira-
han realizado. En este diario de viaje, aportaré mi visión de lo que ha ,lrr, l¿rcaniana es el orden visual (equivalente al orden simbólico, o a
pasado con esros conceptos en el campo cultural, desplazándome entre l,r ¡rlrte visual de ese orden) en el que el sujeto está uatrapado'. En
esre desarrollo general y mi propio itinera¡io intelectual. ( slc scntido, se ¡¡ata de un concepto fundamental para entender los
La «mi¡ada, es un concepto clave de los estudios visuales, sobre el que ,,rrrr1,,rs culturales, incluidos aquéllos que se basan en el texto''' La
me parece importante ser algo puntillosa si se quiere evitar la impreci- ,,rrilutlrr, consiste en el mundo que mira (de vuelta) al sujeto'
sión. Se utiliza con frecuencia en campos cuyos miembros participan de l'lrr su uso más habitual -quizás situado entre la palabra y el con-
Ios estudios cultu¡ales. El anfisis que Norman Bryson ofrece de la vida ,.¡rr,r ll nmirada, es el .mirar, que el sujeto lanza a otras personas
de este concepto, inicialmente en la histo¡ia del arte y después en los y r,rsrrs. Fue el Gminismo el que comenzó a examinar el impulso
estudios leministas y de género, demuesrra por qué se rrata de un con, ,,,rili, rtk¡r dc la mirada. sot¡re todo en los esrudios de cine, donde el
cepro sobre el que vale la pena reflexionarr5. Bryson insiste acertadamen- Iacaniano continúa siendo importante'
',rrrirlo cspecíficamente
te en quc el feminismo ha renido un impacto decisivo sobre los estudios Itc, it rrtcnrcrttc los críticos culturale incluidos los antropólogos- se
visuales; los csrudios de cine no esta¡ían donde están hoy si no firera por
este. A su vez, los cstudios de cine, sobrc rodo entendidos de la lro¡ma
l(, \i.,! lt,1\,)i¡ ( I')S.l). ¡,,rr.r .ntcrrLlet la rlifirencia cnrre Ia "rnir'tda' y el 'vis-
rLs vc,si¡,ncs ,ltl rlir.r' t']cqucíras modificaciones aptrecen cn Bal
I5 Vóasc la i¡rroducción deRrysLrt ct Loohíngin: t he Art ofVeüínr, De fuc|\l i l'r') l.r)
..re,.r.o l.r¡ r,n,,.1c 1,,. rrr",i.". p,,r 1o, que,.,,i,, ,,,,,, ir,., i.¡,,, r , , i ., , , , , .t.
, , , , , , , l'll.r,.rl,s,r,Il,^.*,ir,^,lc(]l¡.r,[,rre l)tlh¡rt]c tsrrrsr van Alphen se titula,
I<is conccprrx. Algrrnos rli l,,s pcnsrnricn«,s clc csrc crrpitulo son ct i1r,.,,,,,1t,,,i, ,,,i\ ,,rr,!,1,1,,,(,,r( ,\rr.,¡,.r,lr¡,,, l.r' ilr.ir1.rrrs" t) ry|,r l,v l»t,tgLt, n¡l'secuclr(crnc¡tc
nlr.rserrhsrn,r;rst¡rreLi.r,r,cs(lihr(,.llilv.,¡¡,irr(t.),)6)otl(\,,,,,, ¡,,,1,1r, ,,1,,,,,r,r,, t,t ,t ,\lt¡¡,t. ltüt'( u¡tttttl't't¡t
ltn,tg' \l',t¡L l'lnwlt,2005 lN'
lr¡¡r,,,1, lr« lr,'. rrr,li'1r.rrr.rl,l., \.1,,,. 1., ,,¡ri,,r.t.r,,,,, t.¡ r,.,r.r t,, ,,,,,,,, ,t,t.,rrl
I
,?
han inte¡esado por el uso de Ia fotografia en la investigación históri- habitual frente a estos tres conceptos es quó efecto tiene el mi¡ar de
ca y etnográfica. En un sentido más gcncral, sc han rcc<¡nocido los unir figura representada (narrada o figuracla) sobre la imaginación del
efectos productorcs dc sentido de la imagen, incluid<¡s sus efectos Iector o sobre la visión dcl cspectaclor. Pe¡mítanme aclarar b¡evcmcn-
texrual-¡etó¡icos. Descle luego, la umirada, taml¡ién es fundamental te lo que está en jucgo en est¿ pregunta como prueba dc que los con-
en este tipo de análisis'*. La cosificación y Ia debilitante exotización ceptos pucden ganar en precisión y alcance gracias a sus viajes, y no
de los «otros» desar¡ollan aún más el problema de la desigualdad de a pcsar de ellos, siempre que la multidisciplinaridad udifusora, se
poder que este concepto ayuda a revelar. De hecho, los conceptos afi- rinda a la interdisciplinaridad upropagadora'',.
liados dc cl otro y la alteridad han sido someticlos a escrutinio por su La nfocalización, fue el objeto de mi primera pasión acad¿mica
complicidacl cr¡n las fuerzas imperialistas que «poseen» la «mi¡ada» cuando mc convertí en narratóloga en los años setenta.
en este material fotográfico y cinematográfico. Este colcepto, que Retrospectivamente, me doy cuenta de que mi interés por des¿rrolla¡
permite analizar material no-canónico, como las fotogratias familia- un concepto más fructífero que reemplazara a<luello que los c¡íticos
¡es, ta¡rbién ayuda a superar las frontc¡as cntrc la cultura de élitc v literarios llamaban uperspectiva» o «punto de vista, provenía de mi
la cultura en general. Entre todos esros usos, es neces¿rio examinrrr el creencia en la importancia cultural de la visión, incluso para aquellas
concepto en sí mismo. No se t¡ata de reglamentarlo o de prescribir fo¡mas de a¡te más textuales. Pe¡o la visión no debe entenderse sólo
un uso purificado de éste, sino de valorar su potencial y de delimitar cn el sentido técnico-visual. En un sentido algo metafórico, pero
o asocia¡ los objetos a los que se les ha aplicado. indispensable de lo imaginario -parecido, pero no idéntico a la ima-
A medida que se ha ido desarrollado en la comunidad cr.rltural, el ginación-, Ia visión implica tanto mirar como el interpretar, y ambos
concepro de umirada, ha demostrado su flexibilidad e inclinación participan en la lectu¡a lite¡aria. Érta ar rr, recomen-
"tg,,-attto Para
hacia Ia c¡ítica social. Pero rambién riene un¿ imporrancia más prác- .lar elve¡bo nlee¡, en el análisis de las imágenes visuales, aunque tam-
rica para el problema de la mctodología interdisciplinar. Aunque no lrión es una razón para no exclulu lo visual del concepto de focaliza-
es idón¡ico a é1, el concepto de mirada mantiene una cierta afiliación ci<in. Aquí, el pcligro de clilución debe sopesarse cuidadosamente en
con el concepto de localización de Ia teoría narrativa. Fue de ahí de rcllción con el empobrecimiento que podría causar un excesivo esen-
donde surgió mi interés por é1. Mis primeras obras trataban de ajus- « ialismo conceptual.
tar este concepto. De hecho, aunquc su origcn cs cvidcnrcmcntc l,ll rérmino nfocalización, tamtrién ha ayudado a superar las limi-
visual, en la ¡eoría nar¡ativa el concepto de fcrcalización se ha utiliza- rrciones impuestas por herramientas lingiiísticas heredadas del
do para superar ciertas delimitaciones visu¿les, así como los proble- ( sl rucrr¡ralismo. Ésr^r .. b"saban e¡r la est¡uctura de la oración y no
mas metaló¡icos de conceptos como «perspectiva» y «punto de vistar. r¡r« silvicron para explicar qué es Io que sucedc cnt¡e los personaies
El concepto de focalización puede ayudar a aclarar un problema r'r lrr rarrrrtiva, las fi¡1uras en la imagcn, y los lectores de ambos. El
tan complejo como la relación cn¡rc cl mirar y cl lcnguajc, cntrc la ,1r¡l,rsis clc ll scmántica estructuralista en el contenido expresablc y
hi'rori¿ del artc y los csrudio' lit.rari,,.'. preri.amcntc pr,rqur n,, \c r,rlizlblc diflcul¡aba ¡ris intentos por e¡rtendet cómo se expresa-
¡',,.rrt
trata dc un concepto icléntico al de la umirada, o el umirar, (aunque lr,rrr rli,.lros cor¡lcniclos t¡tré clcctos y qué objetivos tcnían- a través
tenga una filiación confusa pero persistente con ésros). La pregunta
sea como figura o como espectador. En lugar de ello, lo que se vuel- sacar algo más de jugo punto, sin llegar al tipo de concreción deta-
a este
ve visible es e[ mouirniento de lavisión. En este movimiento, la visión llada que se ofrece en los siguient€s capíülos, permítanme señalar un
se encuenúa con las limitaciones que impone [a mirada, el o¡den elemento particular del viaje del concepto de focalización que nos per-
visua.l, La mirada establece los límites de las posiciones respectivas de mirirá comprenderlo mejor. Se trata de su oviaie a traves del tiemPo», §u
las figuras, la que ejerce una forma de ye¡ cosificadora y colonizado- recoffido a través de la histo¡ia no-lineal que forma parte integral de la
ra y la que se convierte en objeto desa¡mado de esa fo¡ma de ve¡. El movilidad concepnral. En ot¡as palabras, la historia del concepto tal y
verdade¡o objeto de análisis es la tensión ent¡e e[ movimiento del como la he vivido en los primeros años de mi üda académica. Una de
focalizador y estas limitaciones. Es aquí donde los aspectos estructu- las razones por las que la movilidad de los conceptos (sus viajes a traves
y formales del objeto adquieren significado y se urelven diná-
rales del espacio, el tiempo y las disciplinas) es imponante, son los beneffcios
micos y culturalmente operadvos, mediante el efecto temporal y de entender las affliaciones, herencias y recuerdos parciales que partici-
cambiante de la cultu¡a en la que se enmarcan. pan de su desarrollo y aplicación. Esto es algo que 1a he sugerido a tra-
Áte es un ejemplo de un concepto que ha viajado desde una disci- vés del concepto de hibridación. Cuando estaba desar¡ollando el con-
plina a otra y de r.uelta a la primera. Este itinerario debe llamarse inw- cepto de focalización, pero también más adelante, cuando estudiaba los
disciplinar en un sentido específfco. Llama¡lo «t¡ansdisciplinan» sería problemas de la mi¡ada, la relación con la lingiiistica se hizo necesaria.
presuponer la rigidez inmutable del concepto, que hubiera viajado sin [,os estudios literarios no pueden pasar sin ella, 1a que una de las ca¡ac-
tra¡rsfo¡marse; Ilamarlo «multidisciplinar» sería somete¡ a ambos cam- terísticas delobjeto de los estudios litera¡ios es Ia de ser lingüístico.
pos disciplinares a una misma herramienta de análisis. ñnguna de estas En un momento dado, quien me proporcionó esta inspiración lin-
opciones sería viable. En lugar de ello, lo que se requiere es una nego- güstica fue una ffgura marginal dentro del movimiento estructuralista
ciación, transformación y re-laloración a cada paso. El concepto de que janirís habló abiertamente sobre Ia visualidad: Emile Benveniste. A
focalización, gracias a sus raíces narratológicas, imponó una movilidad pesar de que los subsecuentes de¡roteros de la lingüstica hicieron que
sobre el ter¡eno visual que sirvió para complementar de forma produc- algunas de sus primeras fo¡mulaciones quedaran «obsoleta§,, hay que
tiva y útil el potencial para estructurar la visualización que en Ia prime- reconocer la importancia de la obra de Benveniste Para el Problema
ra fase se había exportado desde lo visual hasta lo na¡rativo'4. específfco de cómo organizar la superPosición parcial de los conceptos".
Su teoría lingüística se presta a la er<ploración interdisciplinar en formas
E[ üaje entre et concepto y et objeto que promueven la creación de nuevos conceptos e ideas. Est¿ diserta-
Todo esto suena ter¡iblemente abstracto. De hecho, este üabajo ción sobre la mirada y Ia focalización se beneficia de ideas inspiradas en
en el concepto depetJinnance. Anticipándome al capitulo 5, resumi- menudo en los estudios literarios; en realidad ambos son totalmente
¡é brevemente cómo el concepto popular de performarividad y el irreconciliables.
concepto más idiosincrásico de focalización confluyeron en orla Esro es algo que ui yo misma sabía cuando comencé a escribir sobre
especifi cación de la coml¡inación mi¡ada/visión. cl tema. Cuando me puse a escribir una valoración crítica de sus dife-
Corno es sabido, la ¡eferencia que es tanto un nomb¡e como un rcr¡cias y sus diferentes marcos metodológicos y Políricos, entendí Por
verbo- es secunda¡ia a la deixis, la interacción «yo-tú» que constitu- ¡rrilnera vez las formidables consecuencias de lo que había parecido ser
ye un tiovivo leférencial'-. Sin embargo, la influencia decisiva de lx\luciras modificaciones. En apariencia no €ran más que Punüaliza-
Benvenisre no se debe ¿r uno de sus ¿once?toJ, sino a una dc sus l/r¿¡ . iones en los márgcnes cle un término, sólo un poco de jerga. Pero estas
básicas: la idea de que lo esencial del lenguaje no es la refereflcia, sino lili rcncias diminutas (en el sentido fi2rmal) estaban asociadas a prolrlc-
r
la subjctividad que se produce a través de un inre¡cambio entre e] nrirs co¡ro la aceptación ciega dc las estructuras de poder idcológicas
.yo, y el (lonrinua¡é con cl ejemplo de la sección previa urili- l¡c¡rt« al un¿ilisis crítico de óstas. l)esde emonces, ha habido una dispu-
"tú».
zando el debate alrededor de la focalización en el que yo misma he t.r (onlinuada sobre cstc punto que resumiré a continuación. Para
participado. Invoco este debate para clemosrrar las consccucncias de ( irrcrrt, un¡ narrativa puede estar desenfocada, es cleciq puede ser
"ll(r¡l|rrl». I)rl¡a mí, esto no es posiblc y fingir que lo es solo sirvc para
rrrirrilicul cl incvitrble impulso idcolírgico del texto. Vale la pcna tener
r,rl ( r¡(r)l:¡ ,1uc csta dil'crcncia, inclusc¡ de¡rtro de un sólo tcxto literario,
26 Véasc cl capitLrlo de Spivak .More on Power/T(norvlcrlgc, cn 1993b, sob¡e
csle concepto, que mb1-xce en mi inrerés por la intersubjctividad ¡¡ás all¿i dc un¡ r.r irr,li,.r rrrrr tlilcrencil disciplinar lirndamental cntrc cl interés lite¡a-
nrctodol,gia lormalista a la I'opper. rtr) (l((;cn(ll( v nri ProPio intcrés en el análisis cultural.
27 Los escli«rs tlc Ucnveniste son «rralnrcnre cl¡ros c ilr¡r¡¡ir¡ikl(,r.s. l,¡ irr,tl¡\ v
hrn rcLrnitl¡r cn llc¡vo,isrc. l()71 . K.ri,r Silvcrnrrr ( s rn,r rlc l.r' 1,, .'. , .r ,
A l,r lr,,r.r rk tlistirgrril cnttc los Posibles focalizadores resPonsa-
'r,lr, ^.r. ¡Lrr
h¡ r0rrr¡tI,, err r.ri¡, cl leq.rl,' rle ln,¡rc,risrr \ir.rrr sr \ay'¡,r,y' \,/,i,,/,,,11')¡1) r lrl,.,,l, l.r rltstri¡r,.irirr ,1,. 1'lrilú¡s lirqg crr /./ uucltu al mundt' en
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ochenta días de J,tlio Verne, la diferencia entre [a ofocalización cero, vidual y sus varias versiones en los textos culrurales. Para examina¡ las
de Genette y mi insisrencia sobre el «sujeto de la focalización» ¡esul- desigualdades y autoridades que sin duda estructuran esos textos, Ia
ta esta¡ relacionada con la posibilidad de superar la ffrme oposición base de esas posiciones y distribuciones no debe buscarseni en el sig-
sujeto/objeto. Esta diferencia reveló la exclusión del anlisis formal o nificado como producto de la ¡efe¡encia ni en la intención del autor.
est¡uctu¡al de problemas políticos como la clase, facilitando así su En lugar de ello, el significado es producido por las presiones del
reinse¡ción. Quizás lo más importante fuera que mi versión de la *yo, y del «tú», que continuamente cambian de lugar respecto a los
focalizaciín daba la posibilidad de analiza¡ un rexto) en lugar de significados que son capaces de generar. Estas presiones no parten de
parafrasearlo y categorizarlo a grandes rasgos'u. Esto parece poca cosa, los sujetos -<uya posición lingüística los sitúa precisamente como
a¡mar mucho ruido por un pequeño pasaje. Pero, de hecho, esta idea ucíos de significado, al margen de la situación de la comunicación-,
fue tota.lmente contingente a la defensa de una noción performativa sino que llegan hasta ellos y los llenaz de significado. Este relleno les
de la producción de significado en la subjedvidad y a través de ella, llega desde fuera, desde el marco cultural, cuya presión es lo que les
una idea que Benveniste ya había iniciado sin jamás preocuparse por permite inreracruar en primera insra¡cia.
el concepto de performatividad. Esto no sólo decidió la interpreta- Por tanto, la estrecha relación que existe entre la, focalizaciín y Ia
ción del concepto de focalización que después desarrollaría, sino mirada es importante debido a la ambigüedad de esta última --es
también la importancia dentro de ese concepto de lo que posterior- decir, la dife¡encia entre la mirada lacaniana y el uso ordina¡io de la
mente entende¡ía como rnarco. palabra, sinónimo de Ia visión lacaniana- y no a pesar de ella. El con-
En el capítulo cuarto habla¡é del marco y d.emostraré su utilidad. cepto de mirada nos ayrrda a valorar la carga ideológica de una posi-
Lo que nos ocupa aquí es que el ataque de Benveniste a [a prioridad ción-de-sujeto como focalizador. En Ia novela de Verne,
de la refe¡encia en favor d,e la dtixis ¡iene consecuencias que van más Passerpartout, que es el que ve lbearer of tbe hokl, es el focalizador.
allá de su propia disciplina, alcanzando las esfe¡as de la interacción Passerpartout es un sirviente deslumbrado por su amo, Philéas Fogg,
social y la práctica culrural, los varios campos a los que se dedican las ya que es incapaz de librarse de la presión de la esructura social, de
humanidades. Si la dist¡ibución de posiciones de sujetos entre la pri- la mirada; esto es.iustamente lo que refleja la descripción. Por tanto,
mera y la segunda persona (lingüísticas) constituye la base de la pro- este concepto nos ayuda a compre+der cómo Ia estructura *la posi-
ducción de significado -como yo y muchos ot¡os creemos,, no exis- ción de sujeto de Philéas- revela una ideología -el confinamiento a
tirá ningún apoyo lingüístico para ninguna fo¡ma de desigualdad, una clase social- sin hacer que el sujeto sea individualmente respon-
supresión o predominancia de una cierta categoría de sujetos en la sable de ésta.
representación. Ésta es también la forma en que la mirada-como-visión y la mira-
En contraposición a la oposición entre objeto/sujeto que promue- da lacaniana como patte visual del orden simbólico y cultural pue-
ve la referencia, Benveniste ataca con un solo gesto la autoridad indi- den confluir. Mientras que la mirada lacaniana proporciona el marco
que posibilita la producción de significado, el tenedor inestable de la
visión, el focalizador se convie¡te ahora en nyor, ahora en otú», y debe
28 Cürios¿mente, esta rlltima diferencia también deffne la diferencia enrre el
rrc¡;ociar su posición dentro de estos confines. Por tanto, el sujeto de
anlisis literario y la tipología, quizás se trate de una analogía úril de l¡ rlilcrer¡cia
entre el análisis cultural y los esttrdios culturales. Gercrre res¡ronrlir! rr nris srr¡¡clcn- la scnriosis vive en una situación dinámica que no queda totalmente
cias (198.1) en una firrrra r¡uc errconrró tlc lo nrcnos plovctlrosr. lrsrt r[.[;rrc l¡rlrc, st¡lurdinlch ¡r h mirada, como ciertas interpretaciones algo paranoicas
cc cn ll,rl ( l99lb).i
ütu1
a¡ Lon(aplo¡ vroltÍo¡ (.onc.pto al
I
de Lacan proponen, pero tampoco es totalmente libre para dictaminar nio pueden resultar ser más problemáticos que los demás. Hay algu-
el significado, como si ñrera el amo de la referencia, una cualidad que nos concep¡os que damos por sentado, cuyo signiffcado está tan
a menudo se atribuye al sujeto. Esto me llwa al ultimo aspecto del viaje generalizado que no aportan nada a la práctica analítica. Es en este
de los conceptos en relación a los objetos: el hecho de que se rraslada¡ punto donde inrerviene el a¡álisis.
constanremente entre la teoría y el anlisis. Las tres prioridades metodológicas sugeridas hasta ahora -proce-
A través de mi mabajo sobre los conceptos de nfocalización,, usub- sos culturales por encima de objetos, intersubjetividad más que obje-
jetivación» y «mirada,, me di cuenta, en primer lugar, de que el aná- tividad y conceptos por encima de teorías- confluyen en la actividad
lisis jamás puede consistir simplemente en la aplicación de un apara- que he propuesto llamar nanálisis cultural,. Como teórica profesio-
to teórico, como me habían enseñado, La teoría es tan móvil y sus- nal, creo que, en el campo del estudio de la cultura, la teoría tiene
ceptible aI cambio, está tan enraizada en diferentes contextos histó- sentido sólo cuando se utiliza en estr€cha interacción con los objetos
ricos y culturales, como los objetos a los que se aplica. Ésta es la razón de estudio a los que se tefiere, es decir, cuando los ob.ietos son consi-
por la que la teoría -cualquier teoría específica rodeada por el cintu- derados y tratados como «segundas personas». Es en este punto
rón protector de la ausencia de duda y dotada, por tanto, de catego- donde los problemas metodológicos que se plantean ahededor de los
ría dogmática- no ¡eúne los requisitos necesarios para sewir como conceptos pueden se¡ a¡bitrados sobre una base que no es ni dogmá-
guía metodológica en la práctica analítica. Pero, en segundo lugar, tica ni totalmente libre. Cuando ponemos a prueba los conceptos
mmbién me di cuenta de que la teoría es indispensable. A pesar de mediante un análisis cercano y detallado, pueden servir para estable-
ello, en tercer lugar, me percaté de que la teoría nunca t¡abaja en soli- cer una intersubjetividad muy necesaria, no sólo entre el analista y la
tario; nunca está «suelta». Por tanto, la pregunta clave para funda- audiencia, sino también entre el analisa y el nobjeto». Para hacer
mentar un argumento a favor del análisis cultural es la
siguiente: ¿no hincapié en este punto, sugiero reconffgurar y reconcebir los «estu-
son la teoría y el anlisis detallado los únicos carnpos de pruebas de dios cultu¡alá, como nanfisis cultural,.
juega aquí
una actividad que requiere tanto metodología como relevancia? Lo ¿Qué tiene que ver el análisis con todo esto y qué papel
que intento proponer es que realizar un análisis detallado desde una la teoría (en este caso lingüística)? Cualquier actividad académica
perspectiva teórica hace que evitemos tanto las generalizaciones y el vive a base de limitaciones, pero también requiere libertad para ser
partidismo como la clasificación reducto¡a en pos de una supuesta innoyadora. [,a negociación entre éstas es delicada. La norma por la
objetividad. que yo me rijo, por la que hago que se guíen mis alumnos y que ha
Un análisis detallado, info¡mado por la teoría, pero no sobrede- sido la limitación más productiva que me he impuesto en toda mi
te¡minado por ésta, en e[ que los conceptos consriruyen el principal carrera académica, es Ia de jamás limitarme a reorizar, sino permitir
campo de pruebas, puede witar estas enfermedades fatales que afec- además que el objeto nme responda,. Generalizar sob¡e los obietos o
tan tanto a los estudios culturales como a las disciplinas tradiciona- citarlos como ejemplos los vuelve mudos. El análisis detallado -en el
les. Parecería que cuestionar ciertos conceptos que a todas luces pare- <¡uc ninguna cita podrá servir como ilustración, sino que será siem-
I
cen ser correctos o, al contrario, demasiado cuestionables para conti- prc sometida a un profundo y detallado escrutinio, suspendiendo las
nuar utilizá¡rdolos sin más, que rwisar estos concepros en lugar de ccrtitudes* se resiste a la reducción. Aunque es widente que los obje-
rechaza¡los es una actividad de Io más responsable parl un rc<irico, tos no pueden hablar, se les puede t¡atar con suficiente respeto hacia
Curiosamenre, aquellos concepros quc p¿r(\ cn sol)rln.¡r (.src cs(.ruti- csc silcncio ilreduciblemente complejo e improductivo, que sin
t' '
35 Véase la oportuna crítica que hace Eco cle los signos rnorivarhs ir,¡¡r, c írdi-
rc- ( l'176), que Jcflnc l.r crr rcn¡i¡os ¡ris ,¡rr r¡¡l,i¡1it , x ,[. 1,, r¡rn. yo r «.o .i(r Vi'lsc Nccl (2(X)0), r¡rrc oli'ccc un rccr¡crr«r teorizantc de este aspecto de la
'crnci.rn¿¡
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¡rrc ¡rrcrlc.rrrihrrírtli.r l,cir. c. [ ¡,¡n itl,rl.
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?0 ('on.rplo,¡ vt¡tlnroq Concopto rl /
visión en el uso de los objetos. lJna novela que no sea
leída, sigue ron al principio de este capítulo serían utilizadas cuando fueran nece-
siendo un objeto mudo; una imagen que no sea leída,
sigue también sa¡ias.
siendo un objeto mudo. pa¡a volverse semióticamente
activas, ambas La segunda mitad de la sesión consistiría en dar un paso atrás y pre-
requieren tiempo subjetividad. por tanto, la mejor manera de
y guntar qué son los conceptos y qué es lo que hacen, casi del mismo
afronar la cuestión de lo visual dent¡o de lo litera¡io _de la
poética modo que una clase sobre una teoría en particular acabaría consideran-
visuaf- no es a t¡avés de la deffnición y la delimitación
de ,r, _odo do la teoría en general. Por tanto, empezzría con una confrontación.
de clasific¿ción que convierte la diferencia en oposición
y el aire de Despues de viajar por la ruta traz¿da hasra ahora, el conjunto de con-
ñmilia en polarización jerárquica. La cuestión no es ¡l los textos
lite- ceptos que forman la visualidad, la imagen, Ia mirada, la focalización y
rarios pueden rener una dimensión visual, sino aímo
lo visud se la iconicidad, podría contrastarse con el primer capí:u:/Lo de ¿Ql et lz
escribe a sí mismo y de qué forma un escrito¡ o una
escritora litera_
ria pueden utilizar lo visual en su proyecto aftístico. filnsofia?, de Deleuze y Guattari. De este texto se sac ían los siguien-
Un análisis que tes «comienzos» o sugerencias, sobre cómo pensar los conceptos.
no invoque los conceptos semióticos para definir, sino precisamente
l,os conceptos:
para superar definiciones delimi¡adora y que
siga el entretejido de los están ffrmados y fechados (por tanto, tienen una historia);
t¡es modos de producción de significado que jamiis -
son «puros»,
puede ayudarnos a entende¡ mejor una poética que - son palabras (arcaísmos, neologismos, se implican en ejercicios
p.r". da ,a, etimológicos casi dementes, esbozan un «gusto» ñlosóffco);
"
i¡¡educiblemente lingüística no puede reducirse a una esrructura
lin- - son sintácticos (de una lengua, dentro de un lenguaje);
güística.
- estlín cambiando constantemente;
( r)¡( oplo 77
,4 (orxr6plo,. vr¡r¡oror
ll:r '
/
sino aprender á. EI conocimiento no es una sustancia o un conteni- ({plican» y los movilizan, haciéndolos interactuar con un objeto, en
do que se encuentra nahí fuera, esperando a ser aprehendida sino husca de un conocimiento especializado. Pe¡o, en el mejor de los
que, como indica el ncómo» del subtítulo de este libro, afecta a ese división del trabajo no implica una división rígida de la
c¡rsos, esta
aprendiz.aje desde la práctica del análísis cultural interdisciplinar. gcntc o los grupos de gente por disciplinas o departamentos. Tal
Dentro del marco de este libro y de la descripción que hace dlvisión despoja a todos los participantes de la clave: ut andlisis cul'
Felman de la enseñanza como la facili¡acíón dela condición del cono- tarul auténtico: una sensibilid¿d hacia h naturalem prouisional de los
cimiento (1982, p.31), el cambio, aparentemente pequeño, que runceptos. Sin afirmar saberlo todo, cada participante aprende a
Code establece desde e[ amante al amigo constituye, por lo menos moverse, a viajar entre estas áreas de actividad, En nuestro viaje por
provisionalmente, una forma de escapar del desencuent¡o entre la c¡tc [ibro, negocialemos constantemente estas diferencias.
filosofía y las humanidades. La amistad es el paradigma de la produc- §clcccionaremos una ruta y pondremos otras entte paréntesis, sin
ción de conocimiento, la tarea tradicional de las humanidades, pero climinar ninguna. En esto se basa el trabajo interdisciplinar.
se trata de la producción entendida como un proceso interminable,
no como el prefacio a un producto- En contraposición a la pasión del
amante, Code enume¡a las siguientes características de la amistad,
como analogías de la producción de conocimiento:
- este conocimiento no se consigue de una sola vez, sino que se
va desar¡ollando;
está abierto a la interpretación a va¡ios niveles;