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espacio, por cuanto las excavaciones y los planos demuestran una mayor
disponibilidad en el lugar.
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Esta es en realidad la primera excavación en una cueva funeraria de
aborígenes pescadores-recolectores que ofrece una información que
permite adentrarse en la problemática sobre bases más confiables,
aunque algunas de las respuestas a las que arribaron los autores
estuvieron en correspondencia al carácter especulativo del conocimiento
acumulado en este campo hasta esos momentos. La conclusión a la que
llegaron referente a que el sitio era un cementerio dedicado solamente a
la inhumaciones de los difuntos y no a habitación humana ofreció por
vez primera en la arqueología de Cuba la argumentación de conjuntos de
entierros en áreas no domésticas, cuestión que obligó a partir de
entonces a centrar el interés en un nuevo tipo de problemática.
Pero la existencia de 34 entierros, aunque algunos de ellos totalmente
alterados y desarticulados, hizo pensar en la existencia de un entierro
colectivo, o sea, producidos al mismo tiempo, por lo que se habló de un
“sacrificio múltiple” (Torres y Rivero de la Calle, 1970:37) y la cueva fue
también identificada como “”Cueva de los Sacrificios” (Acevedo,1966), y
se afirmó que “la deposición de los esqueletos en el entierro muestra que
se trata de un complejo rito mágico-religioso”(Torres y Rivero de la Calle,
1970:37), por lo cual se estimó confirmada la idea de la existencia de
sacrificios humanos en estas sociedades comunitarias.
A pesar de los presupuestos establecidos, tales como la definición de un
área sepulcral no doméstica, mejoramiento en las técnicas de excavación
y registro, con un plano en la que fueron dibujados los restos de los
adultos y la definición de que las orientaciones no guardaban relación
con los puntos cardinales, de este trabajo se tomarían y generalizarían
los aspectos más discutibles, tales como la existencia de sacrificios
humanos, entierros colectivos y una forma particular de acentuar la
importancia del sitio, a partir, fundamentalmente, del número de
entierros destapados, al decir: “Acababa de ser descubierto el mayor
cementerio aborigen hallado en una espelunca” (Torres y Rivero de la
Calle, 1970), con lo que se acentuó un presupuesto que estimularía casi
todos los trabajos posteriores de este tipo, los cuales se verían retados a
subrayar siempre que su cementerio era el más grande.
1
Según los últimos estudios realizados por la Lic. Dialvys Rodríguez, el total de individuos representados en
las muestras óseas exhumadas en esta excavación alcanzó la cifra de 162, de los cuales 7 eran fetos, 71
infantes, 22 niños, 9 adolescentes y 53 adultos (M. Pino, comun. pers., 1999). Otro dato que corrobora la
reutilización del lugar se tiene del hecho que los fechados arrojaron un uso del espacio entre el 40 A.N.E. al
600 D.N.E.
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2
Aunque esto no quiere decir que exista consenso en la arqueología de otros países en cuanto a la importancia
del reconocimiento de la reutilización del espacio fúnebre, por cuanto en investigaciones como la llevada a
cabo en el cementerio de Malmok, en Aruba, no fue posible definir arqueológicamente si las alteraciones de
los entierros observadas fueron producidas por los aborígenes o eran recientes (Versteeg, et al, 1990:13).
3
Posteriormente, en 1997, se efectuó una segunda campaña en este sitio con la exhumación de doce
individuos más contenidos en diez sepulturas. 3 Plano cortesía de J. Garcell.
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Así, cuando tres años después fui invitado por el arqueólogo Jorge
Garcell y tuve la oportunidad de compartir la dirección de la excavación
en el sitio funerario denominado Bacuranao 1, que se localiza en la
Cueva del Infierno, en San José de las Lajas, provincia de La Habana, me
propuse comprobar y clasificar “in situ” el grado de alteración de cada
uno de los entierros primarios como resultado de las inhumaciones de
los propios aborígenes.
Fig. 1. Área sepulcral de Marién 2 con los resultados de las excavaciones de 1992 y
1997.
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Plano cortesía de J. Garcell.
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5% 4%
7%
35%
65%
84%
Referencias
Acevedo, Manuel
1966 “Informe sobre las excavaciones arqueológicas realizadas por el Grupo de
Exploraciones Científicas durante el año 1961 en la Cueva de la Santa (inédito),
Departamento de Arqueología del Centro de Antropología, CITMA.
Alvarez Conde, J.
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Ortiz, F.
1935 Historia de la Arqueología Indocubana. Cultural S.A., La Habana.
Pino, Milton y Enrique Alonso
1973 Excavaciones en la Cueva del Perico I. Serie Espéleológica y Carsológica
N.45, Academia de ciencias de Cuba, La Habana.
Rodríguez Ferrer, M.
1876 Naturaleza y Civilización de la Grandiosa Isla de Cuba. Imprenta de J.
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Tabío, Ernesto y Estrella Rey
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1970 La Cueva de la Santa, Serie Espeleológica y Carsológica N. 13, Academia de
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Travieso, R.
1977 “Informe del estudio antropológico de los restos esqueletales del sitio
Bacuranao 1, Cueva del Infierno, San José de Las Lajas” (inédito), Facultad
de Biología, Universidad de La Habana, La Habana.
Vento, Ercilio y Carlos Roque
1990 ”Excavaciones en el sitio arqueológico Canímar abajo” (inédito), Departamento
de Arqueología del Centro de antropología, CITMA.
Versteeg, A. H., J. Tacoma y P. Van de Velde
19990 Archaeological Investigation on Araba: The Malmoe Cementery. Publication
of the Foundation for Scientific Research in the Caribbean Region, no.
126, Aruba.