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el profanador de textos

Esopo

Fábulas

índice
índice de fábulas i
estruct a 45ura de las fábulas iv
fábulas 1-52
elprofanador
el profanador de
de textos textos primera pedeeficación:
noviembre 5, 2013
confesiones de invierno con respecto a este libro
(¡siempre charly garcía debe estar presente!) actualizaciones:
Título: ‘Fábulas‘
quiero a los libros —esos seres impresos en árboles muertos Autor: Esopo
(o debería decir ‘asesinados’)— con ‘sagrado’ respeto,
profanador, ra. pero resulta que muchas veces son inhallables… o hallables
(Del lat. profanãtor, -ōris).
1. adj. Que profana. U. t. c. s. a un precio inalcanzable. Archivo encontrado en internet sin información:
profanar. por eso me convierto en ‘profanador’: ‘deshonro,’ ‘prostitu- Título original:
(Del lat. profanãre). yo’ la belleza del papel y transfiero la sabiduría a este nuevo ISBN:
1. tr. Tratar algo sagrado sin ser electrónico. Editorial:
el debido respeto, o aplicarlo
a usos profanos. Fecha de impresión:
2. tr. Deslucir, desdorar, des- es verdad: Dejo sin pan a quien lo creó. pero completo su
honrar, prostituir, hacer uso más profundo deseo: Difundir su conocimiento. para colaborar
indigno de cosas respetables. (a mi tampoco me convencen estas ‘razones,’ son puro bla,
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cc’ del GA ‘nnn.’ [bm011s].
Esopo II Fabulas
el profanador de textos
índice de las fábulas 020 La zorra que nunca había 048 El león y el asno
visto un león 4 presuntuoso 10
021 La zorra y la careta vacía 4 049 El león y el ratón 10
022 La zorra y el hombre labrador 4 050 El león, la zorra y el asno 10
023 La zorra y el cangrejo de mar 5 051 El león, Prometeo y el
024 La zorra y el cuervo elefante 10
hambriento 5 052 El león y el toro 10
025 La zorra y el cuervo gritón 5 053 El león y el ciervo 11
026 Las zorras, las águilas y las 054 El león, la zorra y el ratón 11
liebres 5 055 Los lobos y los perros
027 La zorra y la liebre 5 alistándose a luchar 11
001 El águila, el cuervo y el pastor 1 028 La zorra y la leona 6 056 Los lobos reconciliándose
002 El águila, la liebre y el 29 La zorra y el león anciano 6 con los perros 11
escarabajo 1 030 La zorra, el oso y el león 6 057 Los lobos y los carneros 11
003 El águila de ala cortada y la 031 Las ranas y el pantano seco 6 058 Los lobos, los carneros y el
zorra 1 032 La rana del pantano y la carnero mayor 12
004 El águila y la zorra 1 rana del camino 6 059 El lobo orgulloso de su
005 El águila y la flecha 2 033 Las ranas pidiendo rey 6 sombra, y el león 12
006 El águila y los gallos 2 034 La rana que decía ser 060 El lobo y el cordero en
007 Las zorras a orillas del río médico y la zorra 7 el arroyo 12
Meandro 2 035 La rana gritona y el león 7 061 El lobo y el cordero en
008 La zorra a la que se le llenó 036 El león y el boyero 7 el templo 12
su vientre 2 037 El león y los tres bueyes 7 062 El lobo y la cabra 12
009 La zorra y el espino 2 038 El león y el mosquito volador 7 063 El lobo, la nana y el niño 12
010 La zorra y el leñador 2 039 El buen rey león 7 064 El lobo y la grulla 13
011 La zorra y la serpiente 3 040 El león apresado por el 065 El lobo y el caballo 13
012 La zorra y los racimos de uvas 3 labrador 7 066 El lobo y el asno 13
013 La zorra y el cocodrilo 3 041 El león enamorado de la 067 El lobo y el león 13
014 La zorra y la pantera 3 hija del labrador 8 068 El lobo y el perro 13
015 La zorra y el mono 042 El león, la zorra y el ciervo 8 069 El lobo y el pastor 13
coronado rey 3 043 El león y la liebre 9 070 El lobo harto y la oveja 14
016 La zorra y el perro 3 044 El león y el jabalí 9 071 El lobo herido y la oveja 14
017 La zorra y el mono discuten 045 El león y el delfín 9 072 El lobo y el labrador 14
sobre su nobleza 4 046 El león, la zorra y el lobo 9 073 El lobo y el perro dormido 14
018 La zorra y el chivo en el pozo 4 047 El león y el asno ingenuo 9 074 El lobo y el cabrito encerrado 14
019 La zorra con el rabo cortado 4 075 El lobo flautista y el cabrito 14
Esopo i Fabulas
el profanador de textos
076 Los dos perros 15 107 El caballo, el buey, el perro 134 El milano y la gaviota 24
077 Los perros hambrientos 15 y el hombre 20 135 El martín pescador 24
078 El hombre al que mordió un 108 El caballo y el palafrenero 20 136 El tordo 25
perro 15 109 El caballo y el asno 20 137 La paloma y la hormiga 25
079 El perro y el cocinero 15 110 El caballo y el soldado 20 138 La golondrina y el hijo
080 El perro de pelea y los perros 111 La mula 20 pródigo 25
sencillos 15 112 El camello que estercoló 139 La gaviota, el espino y el
081 El perro, el gallo y la zorra 16 en el río 21 murciélago 25
082 El perro y la almeja 16 113 El camello, el elefante y 140 El murciélago y las
083 El perro y la liebre 16 el mono 21 comadrejas 25
084 El perro y su reflejo en el río 16 114 El camello visto por 141 El murciélago y el jilguero 25
085 El perro y el carnicero 16 primera vez 21 142 El asno y la perrita faldera 26
086 El perro con campanilla 16 115 El camello bailarín 21 143 El oso y la zorra 26
087 El perro que perseguía 116 El camello y Zeus 21 144 La alondra moñuda 26
al león 16 117 La cabra y el cabrero 21 145 Los caracoles 26
088 El perro y la corneja 16 118 La cabra y el asno 21 146 Las liebres y las ranas 26
089 La corneja y el cuervo 17 119 Las cabras monteses y 147 La comadreja y la lima 26
090 La corneja con los cuervos 17 el cabrero 22 148 El cerdo y los carneros 27
091 La corneja y las aves 17 120 El buey y la becerra 22 149 El atún y el delfín 27
092 La corneja y los pichones 17 121 Los bueyes y el eje de 150 La mosca 27
093 La corneja fugitiva 17 la carreta 22 151 Las moscas 27
094 El cuervo y la culebra 18 122 El buey y el mosquito 22 152 La hormiga 27
095 El cuervo y Hermes 18 123 La víbora y la zorra 22 153 La hormiga y el escarabajo 27
096 El cuervo enfermo 18 124 La víbora y la lima 22 154 Los dos escarabajos 27
097 El ruiseñor y el gavilán 18 125 La víbora y la culebra 155 Los delfines, la ballena y la
098 El ruiseñor y la golondrina 18 de agua 22 caballa 28
099 El gallo y la comadreja 18 126 El cisne tomado por ganso 23 156 La langosta de mar y
100 Los gallos y la perdiz 19 127 El cisne y su dueño 23 su madre 28
101 El ciervo, el manantial y 128 El gato y las ratas 23 157 El tordo 28
el león 19 129 Los ratones y las comadrejas 23 158 El castor 28
102 La cierva y la viña 19 130 El ratón campesino y el ratón 159 El sol y las ranas 28
103 La cierva en la gruta del león 19 cortesano 23 160 Los árboles que querían rey 28
104 La cierva tuerta 19 131 El ratón y la rana 24 161 El nogal 29
105 El ciervo y el cervatillo 19 132 El milano que quiso 162 El abeto y el espino 29
106 El caballo viejo 20 relinchar 24 163 La lámpara 29
133 El milano y la culebra 24 164 La bruja 29
Esopo ii Fabulas
el profanador de textos
165 La esclava fea y Afrodita 29 195 El pescador y el pececito 34 230 Zeus y las abejas 40
166 La mujer y la gallina 29 196 El pescador flautista 34 231 Zeus y los hombres 40
167 La mujer y el marido 197 El pescador y el río revuelto 34 232 Zeus y los robles 40
borracho 29 198 El tocador de cítara 35 233 Zeus, Prometeo, Atenea
168 La vieja y el médico 30 199 El orador Demades 35 y Momo 40
169 La viuda y las criadas 30 200 Bóreas y el sol 35 234 Afrodita y la gata 40
170 El adivino 30 201 Los viandantes y el cuervo 35 235 Los bienes y los males 41
171 El apicultor 30 202 Los viandantes y el hacha 35 236 El canoso y sus dos
172 El astrónomo 30 203 Los viandantes y el oso 35 pretendientes 41
173 El semidiós 30 204 Los sacerdotes de Cibeles 36 237 El batanero y el carbonero 41
174 Los dos enemigos 31 205 El jardinero y el perro 36 238 El guerrero y los cuervos 41
175 El anciano y la muerte 31 206 El jardinero y las hortalizas 36 239 Las gallinas y la comadreja 41
176 El bandido y la morera 31 207 Diógenes de viaje 36 240 El deudor ateniense 41
177 El cazador miedoso y 208 Diógenes y el calvo 36 241 Dos hombres disputando
el leñador 31 209 El labrador y el águila 36 acerca de los dioses 42
178 El cazador de pájaros y 210 El labrador y el árbol 36 242 El ciego 42
el aspid 31 211 El labrador y la fortuna 37 243 El homicida 42
179 El enfermo y su doctor 31 212 El labrador y la serpiente 37 244 El embustero 42
180 El médico ignorante 32 213 El labrador y la víbora 37 245 El hombre negro 42
181 El eunuco y el sacerdote 32 214 El labrador y los perros 37 246 El pícaro 42
182 El hombre y el león de oro 32 215 El labrador y sus hijos 37 247 El fanfarrón 42
183 El hombre y el león viajeros 32 216 Hércules y Atenea 37 248 Hércules y el boyero 43
184 El hombre y el sátiro 32 217 Hércules y Plutón 38 249 El hombre y la hormiga 43
185 El hombre y la estatua 33 218 Hermes y el leñador 38 250 Zeus, los animales y
186 El estómago y los pies 33 219 La carreta de Hermes y los los hombres 43
187 El médico y el paciente que malvados 38 251 El mercader de estatuas 43
murió 33 220 Hermes y el escultor 38 252 La mujer intratable 43
188 El náufrago y el mar 33 221 Hermes y la tierra 38 253 El náufrago 43
189 Los ladrones y el gallo 33 222 Hermes y Tiresias 39 254 Los pescadores y el atún 44
190 Los leñadores y el pino 33 223 Zeus juez 39 255 Prometer lo imposible 44
191 Los hijos desunidos 224 Zeus y Apolo 39 256 La liebre y la tortuga 44
del labrador 33 225 Zeus y el pudor 39 257 El viajero y su perro 44
192 El carnicero y los dos jóvenes 34 226 Zeus y el tonel de los bienes 39 258 El niño ciego y su madre 44
193 Los pescadores y las piedras 34 227 Zeus y la serpiente 39 259 La granada, el manzano y el
194 El pescador y los peces 228 Zeus y la tortuga 39 espino 45
pequeños y grandes 34 229 Zeus y la zorra 40 260 El labrador y la cigüeña 45
Esopo iii Fabulas
el profanador de textos
261 El joven y el escorpión 45 289 El ciervo en el pesebre estructura de las fábulas
262 El plumaje de la de los bueyes 50 una nota de el profanador de textos
golondrina y el cuervo 45 290 Las palomas, el milano y el
263 El asno y la zorra halcón 50
encuentran al león 45 291 La viuda y su oveja 50
264 La tortuga y el águila 45 292 El pastor y el mar 50
265 El labrador y las grullas 46 293 El asno, el gallo y el león 51
266 El perro en el pajar 46 294 Los ríos y el mar 51
267 La paloma sedienta 46 295 El asno juguetón 51
268 El avaro y el oro 46 296 Los tres protectores 51
269 El niño y los dulces 46 297 El lobo y los pastores
270 El lobo con piel de oveja 46 cenando 51
271 Los jóvenes y las ranas 46 298 El asno que cargaba La estructura de las fábulas de Esopo ha sido defini-
272 El ciervo enfermo y sus una imagen 51 da por varios autores. Nojgaard distingue en la na-
acompañantes 47 299 El viejo perro cazador 52 rración tres elementos o momentos imprescindibles:
273 El mercader de sal y el asno 47 300 Las liebres y los leones 52 1 La situación de partida en que se plantea un
274 Los bueyes contra los determinado conflicto, entre dos figuras, general-
carniceros 47 mente animales.
275 El niño y el gusano de ortiga 47 2 La actuación de los personajes, que procede de la
276 La lecherita 47 libre decisión de los mismos entre las posibilida-
277 Los ratones poniendo el des de la situación dada.
cascabel al gato 48 3 La evaluación del comportamiento elegido, que
278 La viña y la cabra 48 se evidencia en el resultado pragmático —el éxito
279 Zeus y la mona madre 48 o el fracaso— producido por tal elección.
280 El joven pastor Las fábulas de Esopo fueron adaptadas por
anunciando al lobo 48 autores como Fedro y Babrio, en época romana;
281 Androcles y el león 48 Jean de La Fontaine, en el siglo XVII; y Félix María
282 El pastor y el joven lobo 49 Samaniego, en el siglo XVIII. ♣
283 El padre y sus dos hijas 49
284 La golondrina, la serpiente
y la Corte 49
285 El ladrón y su madre 49
286 Los dos recipientes 49
287 El cazador y el pescador 49
288 La anciana y el recipiente
de vino 50
Esopo iv Fabulas
el profanador de textos
001 El águila, el cuervo y el pastor Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el 004 El águila y la zorra
escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una
Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un bolita de estiércol, voló y la dejó caer sobre el regazo Un águila y una zorra que eran muy amigas decidie-
corderito. de Zeus. ron vivir juntas con la idea de que eso afianzaría su
La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella amistad.
se lanzó sobre un carnero, pero con tan mal conoci- suciedad, y tiró por tierra los huevos sin darse cuen- El águila escogió un árbol muy elevado para po-
miento en el arte que sus garras se enredaron en la ta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen hue- ner allí sus huevos, mientras que la zorra soltó a sus
lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse. vos en la época en que salen a volar los escarabajos. hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo
Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, Nunca desprecies lo que parece insignificante, árbol.
y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus pues no hay ser tan débil que no pueda Un día que la zorra salió a buscar su comida, el
niños. alcanzarte. águila, que estaba hambrienta cayó sobre las zarzas,
Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de se llevó a los zorruelos, y entonces ella y sus crías se
ave era aquella, y él les dijo: regocijaron con un banquete.
—Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree 003 El águila de ala cortada y la Regresó la zorra y más le dolió el no poder
águila. zorra vengarse, que saber de la muerte de sus pequeños;
Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que ¿Cómo podría ella, siendo un animal terrestre, sin
realmente estás preparado, no en lo que no te Cierto día un hombre capturó a un águila, le cortó poder volar, perseguir a uno que vuela? Tuvo que
corresponde. sus alas y la soltó en el corral junto con todas sus conformarse con el usual consuelo de los débiles e
gallinas. Apenada, el águila, quien fuera poderosa, impotentes: maldecir desde lo lejos a su enemigo.
bajaba la cabeza y pasaba sin comer: se sentía como Mas no pasó mucho tiempo para que el águila
002 El águila, la liebre y el una reina encarcelada. recibiera el pago de su traición contra la amistad. Se
escarabajo Pasó otro hombre que la vio, le gustó y decidió encontraban en el campo unos pastores sacrificando
comprarla. Le arrancó las plumas cortadas y se las una cabra; cayó el águila sobre ella y se llevó una
Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y hizo crecer de nuevo. Repuesta el águila de sus alas, víscera que aún conservaba fuego, colocándola en su
viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo, supli- alzó vuelo, apresó a una liebre para llevársela en nido.
cándole que le ayudara. agradecimiento a su liberador. Vino un fuerte viento y transmitió el fuego a las
Le pidió el escarabajo al águila que perdonara La vio una zorra y maliciosamente la mal aconse- pajas, ardiendo también sus pequeños aguiluchos,
a su amiga. Pero el águila, despreciando la insig- jaba diciéndole: que por pequeños aún no sabían volar, los cuales se
nificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su —No le lleves la liebre al que te liberó, sino al vinieron al suelo. Corrió entonces la zorra, y tran-
presencia. que te capturó; pues el que te liberó ya es bueno sin quilamente devoró a todos los aguiluchos ante los
Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo más estímulo. ojos de su enemiga.
observaba los lugares donde el águila ponía sus hue- Procura más bien ablandar al otro, no vaya a atra- Nunca traiciones la amistad sincera, pues si
vos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose parte de nuevo y te arranque completamente las alas. lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegará el
el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, Siempre corresponde generosamente con tus castigo.
recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para bienhechores, y por prudencia mantente alejado
depositar sus huevos. de los malvados que insinúan hacer lo incorrecto.

Esopo 1 Fabulas
el profanador de textos
005 El águila y la flecha unas a otras, ninguna se atrevía a ingresar al río de Con paciencia se resuelven muchas
primera. dificultades.
Estaba asentada un águila en el pico de un peñasco Al fin una de ellas habló, y queriendo humillar
esperando por la llegada de las liebres. a las demás, se burlaba de su cobardía presumiendo
Mas la vio un cazador, y lanzándole una flecha le ser ella la más valiente. Así que saltó al agua atrevida 009 La zorra y el espino
atravesó su cuerpo. e imprudentemente. Pero la fuerte corriente la arras-
Viendo el águila entonces que la flecha estaba tró al centro del río, y las compañeras, siguiéndola Una zorra saltaba sobre unos montículos, y estuvo
construida con plumas de su propia especie exclamó: desde la orilla le gritaban: de pronto a punto de caerse. Y para evitar la caída,
—¡Qué tristeza, terminar mis días por causa de —¡No nos dejes compañera, vuelve y dinos cómo se agarró a un espino, pero sus púas le hirieron las
las plumas de mi especie! podremos beber agua sin peligro! patas, y sintiendo el dolor que ellas le producían, le
Más profundo es nuestro dolor cuando nos Pero la imprudente, arrastrada sin remedio dijo al espino
vencen con nuestras propias armas. alguno, y tratando de ocultar su cercana muerte, —¡Acudí a ti por tu ayuda, y más bien me has
contestó: herido!
—Ahora llevo un mensaje para Mileto; cuando A lo que respondió el espino:
006 El águila y los gallos vuelva les enseñaré cómo pueden hacerlo. —¡Tú tienes la culpa, amiga, por agarrarte a mí,
Por lo general, los fanfarrones siempre están al bien sabes lo bueno que soy para enganchar y herir a
Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y alcance del peligro. todo el mundo, y tú no eres la excepción!
al fin uno puso en fuga al otro. Nunca pidas ayuda a quien acostumbra a
Resignadamente se retiró el vencido a un mato- hacer el daño.
rral, ocultándose allí. En cambio el vencedor orgu- 008 La zorra a la que se le llenó su
lloso se subió a una tapia alta dándose a cantar con vientre
gran estruendo. 010 La zorra y el leñador
Mas no tardó un águila en caerle y raptarlo. Una zorra hambrienta encontró en el tronco de una
Desde entonces el gallo que había perdido la riña se encina unos pedazos de carne y de pan que unos Una zorra estaba siendo perseguida por unos caza-
quedó con todo el gallinero. pastores habían dejado escondidos en una cavidad. Y dores cuando llegó al sitio de un leñador y le suplicó
A quien hace alarde de sus propios éxitos, no entrando en dicha cavidad, se los comió todos. que la escondiera. El hombre le aconsejó que ingre-
tarda en aparecerle quien se los arrebate. Pero tanto comió y se le agrandó tanto el vientre sara a su cabaña.
que no pudo salir. Empezó a gemir y a lamentarse Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le
del problema en que había caído. preguntaron al leñador si había visto a la zorra.
007 Las zorras a orillas del río Por casualidad pasó por allí otra zorra, y oyendo El leñador, con la voz les dijo que no, pero con su
Meandro sus quejidos se le acercó y le preguntó que le ocurría. mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se
Cuando se enteró de lo acaecido, le dijo: había escondido.
Se reunieron un día las zorras a orillas del río —¡Pues quédate tranquila hermana hasta que Los cazadores no comprendieron las señas de la
Meandro con el fin de calmar su sed; pero el río vuelvas a tener la forma en que estabas, entonces de mano y se confiaron únicamente en lo dicho con la
estaba muy turbulento, y aunque se estimulaban seguro podrás salir fácilmente sin problema! palabra.

Esopo 2 Fabulas
el profanador de textos
La zorra al verlos marcharse, salió silenciosa, sin 013 La zorra y el cocodrilo Celosa la zorra por no haber sido ella la elegida,
decirle nada al leñador. vio un trozo de comida en un cepo y llevó allí al
Le reprochó el leñador por qué a pesar de haber- Discutían un día la zorra y el cocodrilo sobre la mono, diciéndole que había encontrado un tesoro
la salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra nobleza de sus antepasados. digno de reyes, pero que en lugar de tomarlo para
respondió: Por largo rato habló el cocodrilo acerca de la llevárselo a él, lo había guardado para que fuera
—Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu alcurnia de sus ancestros, y terminó por decir que él personalmente quien lo cogiera, ya que era una
boca hubieran dicho lo mismo. sus padres habían llegado a ser los guardianes del prerrogativa real.
No niegues con tus actos, lo que pregonas con gimnasio. El mono se acercó sin más reflexión, y quedó
tus palabras. —No es necesario que me lo digas —replicó la prensado en el cepo.
zorra —; las cualidades de tu piel demuestran muy Entonces la zorra, a quien el mono acusaba de
bien que desde hace muchos años te dedicas a los tenderle aquella trampa, repuso:
011 La zorra y la serpiente ejercicios de gimnasia. —¡Eres muy tonto, mono, y todavía pretendes
Recuerda siempre que lo que bien se ve, no se reinar entre todos los animales!
Se encontraba una higuera a la orilla de un camino, puede ocultar con la mentira. No te lances a una empresa, si antes no has
y una zorra vio junto a ella una serpiente dormida. reflexionado sobre sus posibles éxitos o peligros.
Envidiando aquel cuerpo tan largo, y pensando
en que podría igualarlo, se echó la zorra a tierra al 014 La zorra y la pantera
lado de la serpiente e intentó estirarse cuanto pudo. 016 La zorra y el perro
Tanto esfuerzo hizo, hasta que al fin, por vanidosa, Disputaban otro día la zorra y la pantera acerca de
se reventó. su belleza. Penetró una zorra en un rebaño de corderos, y arri-
No imites a los más grandes, si aún no tienes La pantera alababa muy especialmente los espe- mando a su pecho a un pequeño corderillo, fingió
las condiciones para hacerlo. ciales pintados de su piel. acariciarle.
Replicó entonces la zorra diciendo: Llegó un perro de los que cuidaban el rebaño y le
—¡Mucho más hermosa me considero yo, no por preguntó:
012 La zorra y los racimos de uvas las apariencias de mi cuerpo, sino más bien por mi —¿Qué estás haciendo?
espíritu! —Le acaricio y juego con él —contestó con cara
Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver col- Las cualidades del espíritu son preferibles a de inocencia.
gando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, las del cuerpo. —¡Pues suéltalo enseguida, si no quieres conocer
quiso atraparlos con su boca. mis mejores caricias!
Mas no pudiendo alcanzarlos, a pesar de sus Al impreparado lo delatan sus actos. Estudia y
esfuerzos, se alejó diciéndose: 015 La zorra y el mono coronado aprende con gusto y tendrás éxito en tu vida.
—¡Ni me agradan, están tan verdes! rey
Nunca traslades la culpa a los demás de lo
que no eres capaz de alcanzar. En una junta de animales, bailó tan bonito el mono,
que ganándose la simpatía de los espectadores, fue
elegido rey.

Esopo 3 Fabulas
el profanador de textos
017 La zorra y el mono discuten —Hay un modo, que sin duda es nuestra mutua 020 La zorra que nunca había visto
sobre su nobleza salvación. Apoya tus patas delanteras contra la pared un león
y alza bien arriba tus cuernos; luego yo subiré por tu
Viajaban juntos por esta tierra una zorra y un mono, cuerpo y una vez afuera, tiraré de ti. Había una zorra que nunca había visto un león.
comentando a la vez cada uno sobre su nobleza. Le creyó el chivo y así lo hizo con buen gusto, La puso el destino un día delante de la real fiera.
Mientras cada cual detallaba ampliamente sus y la zorra trepando hábilmente por la espalda y los Y como era la primera vez que le veía, sintió un mie-
títulos, llegaron a cierto lugar. Volvió el mono su cuernos de su compañero, alcanzó a salir del pozo, do espantoso y se alejó tan rápido como pudo.
mirada hacia un cementerio y rompió a llorar. alejándose de la orilla al instante, sin cumplir con lo Al encontrar al león por segunda vez, aún sin-
Preguntó la zorra que le ocurría, y el mono, mos- prometido. tió miedo, pero menos que antes, y lo observó con
trándoles unas tumbas le dijo: Cuando el chivo le reclamó la violación de su calma por un rato.
—¡Oh, cómo no voy a llorar cuando veo las convenio, se volvió la zorra y le dijo: En fin, al verlo por tercera vez, se envalentonó lo
lápidas funerarias de esos grandes héroes, mis —¡Oye socio, si tuvieras tanta inteligencia como suficiente hasta llegar a acercarse a él para entablar
antepasados! pelos en tu barba, no hubieras bajado sin pensar conversación.
—¡Puedes mentir cuanto quieras —contestó la antes en cómo salir después! En la medida que vayas conociendo algo, así
zorra —; pues ninguno de ellos se levantará para Antes de comprometerte en algo, piensa le irás perdiendo el temor. Pero mantén siempre
contradecirte! primero si podrías salir de aquello, sin tomar en la distancia y prudencia adecuada.
Sé siempre honesto en tu vida. Nunca sabrás cuenta lo que te ofrezcan tus vecinos.
si el vecino que te escucha sabe la verdad y
corroborará o desmentirá tus palabras. 021 La zorra y la careta vacía
019 La zorra con el rabo cortado
Entró un día una zorra en la casa de un actor,
018 La zorra y el chivo en el pozo Una zorra a la cual un cepo le había cortado la cola, y después de revisar sus utensilios, encontró entre
estaba tan avergonzada, que consideraba su vida muchas otras cosas una máscara artísticamente
Cayó una zorra en un profundo pozo, viéndose horrorosa y humillante, por lo cual decidió que la trabajada.
obligada a quedar adentro por no poder alcanzar la solución sería aconsejar a las demás hermanas cortar- La tomó entre sus patas, la observó y se dijo:
orilla. se también la cola, para así disimular con la igualdad —¡Hermosa cabeza! Pero qué lástima que no tiene
Llegó más tarde al mismo pozo un chivo sedien- general, su defecto personal. sesos.
to, y viendo a la zorra le preguntó si el agua era Reunió entonces a todas sus compañeras, dicién- No te llenes de apariencias vacías. Llénate
buena. Ella, ocultando su verdadero problema, se doles que la cola no sólo era un feo agregado, sino mejor siempre de buen juicio.
deshizo en elogios para el agua, afirmando que era además una carga sin razón.
excelente, e invitó al chivo a descender y probarla Pero una de ellas tomó la palabra y dijo:
donde ella estaba. —Oye hermana, si no fuera por tu conveniencia 022 La zorra y el hombre labrador
Sin más pensarlo saltó el chivo al pozo, y después de ahora, ¿nos darías en realidad este consejo?
de saciar su sed, le preguntó a la zorra cómo harían Cuídate de los que dan consejo en busca de Había un hombre que odiaba a una zorra porque le
para salir allí su propio beneficio, y no por hacer realmente un ocasionaba algunos daños ocasionalmente.
Dijo entonces la zorra: bien.

Esopo 4 Fabulas
el profanador de textos
Después de mucho intentarlo, pudo al fin coger- 024 La zorra y el cuervo Cuando te adulen, es cuando con más razón
la, y buscando vengarse de ella, le ató a la cola una hambriento debes cuidar de tus bienes.
mecha empapada en aceite y le prendió fuego.
Pero un dios llevó a la zorra a los campos que Un flaco y hambriento cuervo se posó en una hi-
cultivaba aquel hombre. guera, y viendo que los higos aún estaban verdes, se 026 Las zorras, las águilas y las
Era la época en que ya se estaba listo para la quedó en el sitio a esperar a que maduraran. liebres
recolección del producto y el labrador siguiendo a la Vio una zorra al hambriento cuervo eternizado
raposa, contempló llorando, cómo al pasar ella por en la higuera, y le preguntó qué hacía. Una vez que Cierto día las águilas se declararon en guerra contra
sus campos, se quemaba toda su producción. lo supo, le dijo: las liebres.
Procura ser comprensivo e indulgente, pues —Haces muy mal perdiendo el tiempo confiado Fueron entonces éstas a pedirle ayuda a las zorras.
siempre sucede que el mal que generamos, tarde o a una lejana esperanza; la esperanza se llena de bellas Pero ellas les contestaron:
temprano se regresa en contra nuestra. ilusiones, mas no de comida. —Las hubiéramos ayudado si no supiéramos
Si tienes una necesidad inmediata, de quienes son ustedes y si tampoco supiéramos contra
nada te servirá pensar satisfacerla con cosas quienes luchan.
023 La zorra y el cangrejo de mar inalcanzables. Antes de decidir unirte a una campaña, mide
primero la capacidad de los posibles adversarios.
Queriendo mantener su vida solitaria, pero un poco
diferente a la ya acostumbrada, salió un cangrejo del 025 La zorra y el cuervo gritón
mar y se fue a vivir a la playa. 027 La zorra y la liebre
Lo vio una zorra hambrienta, y como no encon- Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne
traba nada mejor para comer, corrió hacia él y lo y se retiró a un árbol. Dijo un día una liebre a una zorra:
capturó. Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aque- —¿Podrías decirme si realmente es cierto que
Entonces el cangrejo, ya listo para ser devorado lla carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus tienes muchas ganancias, y por qué te llaman la
exclamó: elegantes proporciones y su gran belleza, agregando ‘ganadora’?
—¡Merezco todo esto, porque siendo yo animal además que no había encontrado a nadie mejor —Si quieres saberlo —contestó la zorra —, te
del mar, he querido comportarme como si fuera de dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo invito a cenar conmigo.
la tierra! afectaba el hecho de que no tuviera voz. Aceptó la liebre y la siguió; pero al llegar a casa de
Si intentas entrar a terrenos desconocidos, El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le doña zorra vio que no había más cena que la misma
toma primero las precauciones debidas, no vayas faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo liebre. Entonces dijo la liebre:
a ser derrotado por lo que no conoces. fuertes gritos. —¡Al fin comprendo para mi desgracia de donde
La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la viene tu nombre: no es de tus trabajos, sino de tus
carne y le dijo: engaños!
—Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues
entendimiento, nada más te faltaría realmente para tú mismo serás el tema de la lección.
ser el rey de las aves.

Esopo 5 Fabulas
el profanador de textos
028 La zorra y la leona Una zorra que por allí pasaba, viéndolos exte- Pero no se dejó convencer, diciendo que le era
nuados por la lucha y con el cervatillo al medio, se muy difícil abandonar una morada donde ya estaba
Reprochaba una zorra a una leona el hecho de que apoderó de éste y corrió pasando tranquilamente establecida y satisfecha.
siempre sólo pariese a un pequeñuelo. entre ellos. Y sucedió que un día pasó por el camino, sobre la
Y le contestó la leona: Y tanto el oso como el león, agotados y sin fuer- charca, un carretón, y aplastó a la pobre rana que no
—Sí, uno solo, tienes razón, ¡pero un señor león! zas para levantarse, murmuraron: quiso aceptar el mudarse.
No midas el valor de las cosas por su —¡Desdichados nosotros! ¡Tanto esfuerzo y tanta Si tienes la oportunidad de mejorar tu
cantidad, sino por su virtud. lucha hicimos para que todo quedara para la zorra! posición, no la rechaces.
Por empeñarnos en no querer compartir,
podemos perderlo todo.
29 La zorra y el león anciano 033 Las ranas pidiendo rey

Un anciano león, incapaz ya de obtener por su 031 Las ranas y el pantano seco Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía
propia fuerza la comida, decidió hacerlo usando la en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para
astucia. Para ello se dirigió a una cueva y se tendió Vivían dos ranas en un bello pantano, pero llegó que les enviara un rey.
en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba en- el verano y se secó, por lo cual lo abandonaron para Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso
fermo. De este modo, cuando los otros animales buscar otro con agua. Hallaron en su camino un leño a su charca.
pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente profundo pozo repleto de agua, y al verlo, dijo una Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño
para su comida. rana a la otra: al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por
Habían llegado y perecido ya bastantes animales, —Amiga, bajemos las dos a este pozo. fin, viendo que el leño no se movía más, fueron sa-
cuando la zorra, adivinando cuál era su ardid, se —Pero, y si también se secara el agua de este liendo a la superficie y dada la quietud que predomi-
presentó también, y deteniéndose a prudente distan- pozo, —repuso la compañera —, ¿Cómo crees que naba, empezaron a sentir tan grande desprecio por
cia de la caverna, preguntó al león cómo le iba con subiremos entonces? el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban
su salud. Al tratar de emprender una acción, analiza encima, burlándose sin descanso.
—Claro que hubiera entrado —le dijo la zorra primero las consecuencias de ella. Y así, sintiéndose humilladas por tener de mo-
—si no viera que todas las huellas entran, pero no narca a un simple madero, volvieron donde Zeus,
hay ninguna que llegara a salir. pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era
Siempre advierte a tiempo los indicios del 032 La rana del pantano y la rana demasiado tranquilo.
peligro, y así evitarás que te dañe. del camino Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente
de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas
Vivía una rana felizmente en un pantano profundo, sin compasión.
030 La zorra, el oso y el león alejado del camino, mientras su vecina vivía muy A la hora de elegir los gobernantes, es mejor
orgullosa en una charca al centro del camino. escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno
Habiendo encontrado un león y un oso al mismo La del pantano le insistía a su amiga que se fuera muy emprendedor pero malvado o corrupto.
tiempo a un cervatillo, se retaron en combate a ver a vivir al lado de ella, alejada del camino; que allí
cual de los dos se quedaba con la presa. estaría mejor y más segura.

Esopo 6 Fabulas
el profanador de textos
034 La rana que decía ser médico y —¡Oh grandioso Zeus, antes te prometí inmolar- El león empezó a arañarse con sus propias garras,
la zorra te un cabrito si encontraba al ladrón; pero ahora te hasta que renunció al combate. El mosquito victo-
prometo sacrificar un toro si consigo no caer en las rioso hizo sonar de nuevo su zumbido; y sin darse
Gritaba un día una rana desde su pantano a los garras del ladrón! cuenta, de tanta alegría, fue a enredarse en una tela
demás animales: Cuando busques una solución, ten presente de araña.
—¡Soy médico y conozco muy bien todos los que al encontrarla, ésta a su vez puede Al tiempo que era devorado por la araña, se la-
remedios para todos los males! convertirse en el siguiente problema. mentaba que él, que luchaba contra los más pode-
La oyó una zorra y le reclamó: rosos venciéndolos, fuese a perecer a manos de un
—¿Cómo te atreves a anunciar ayudar a los de- insignificante animal, la araña.
más, cuando tú misma cojeas y no te sabes curar? 037 El león y los tres bueyes No importa que tan grandes sean los éxitos
Nunca proclames ser lo que no puedes en tu vida, cuida siempre que la dicha por haber
demostrar con el ejemplo. Pastaban juntos siempre tres bueyes. obtenido uno de ellos, no lo arruine todo.
Un león quería devorarlos, pero el estar juntos los
tres bueyes le impedía hacerlo, pues el luchar contra
035 La rana gritona y el león los tres a la vez lo ponía en desventaja. 039 El buen rey león
Entonces con astucia recurrió a enojarlos entre
Oyó una vez un león el croar de una rana, y se vol- sí con pérfidas patrañas, separándolos a unos de los Había un león que no era enojoso, ni cruel, ni vio-
vió hacia donde venía el sonido, pensando que era otros. lento, sino tratable y justo como una buena criatura,
de algún animal muy importante. Y así, al no estar ya unidos, los devoró tranquila- que llegó a ser el rey.
Esperó y observó con atención un tiempo, y mente, uno a uno. La tímida liebre dijo entonces:
cuando vio a la rana que salía del pantano, se le acer- Si permites que deshagan tu unidad con los —He anhelado ardorosamente ver llegar este día,
có y la aplastó diciendo: tuyos, más fácil será que te dañen. a fin de que los débiles seamos respetados con justi-
—¡Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos cia por los más fuertes.
gritos! E inmediatamente corrió lo mejor que pudo.
Quien mucho habla, poco es lo que dice. 038 El león y el mosquito volador Cuando en un Estado se practica la justicia,
los humildes pueden vivir tranquilos…, pero no
Un mosquito se acercó a un león y le dijo: deben atenerse.
036 El león y el boyero —No te temo, y además, no eres más fuerte que
yo. Si crees lo contrario, demuéstramelo. ¿Que ara-
Un boyero que apacentaba un hato de bueyes perdió ñas con tus garras y muerdes con tus dientes? 040 El león apresado por el
un ternero. Lo buscó, recorriendo los alrededores sin ¡Eso también lo hace una mujer defendiéndose labrador
encontrarlo. Entonces prometió a Zeus sacrificarle de un ladrón! Yo soy más fuerte que tú, y si quieres,
un cabrito si descubría quien se lo había robado. ahora mismo te desafío a combate. Entró un león en la cuadra de un labrador, y éste,
Entró de inmediato al bosque y vio a un león Y haciendo sonar su zumbido, cayó el mosquito queriendo cogerlo, cerró la puerta. El león, al ver
comiéndose al ternero. sobre el león, picándole repetidamente alrededor de que no podía salir, empezó a devorar primero a los
Levantó aterrado las manos al cielo gritando: la nariz, donde no tiene pelo. carneros, y luego a los bueyes.

Esopo 7 Fabulas
el profanador de textos
Entonces el labrador, temiendo por su propia 042 El león, la zorra y el ciervo Salió de la cueva y siguió las huellas del ciervo
vida, abrió la puerta. hasta encontrarlo reponiendo sus fuerzas.
Se fue el león, y la esposa del labrador, al oírlo Habiéndose enfermado el león, se tumbó en una Viéndola el ciervo, encolerizado y listo para ata-
quejarse le dijo: cueva, diciéndole a la zorra, a la que estimaba mu- carla, le dijo:
—Tienes lo que buscaste, pues ¿por qué has tra- cho y con quien tenía muy buena amistad: ¡Zorra miserable, no vengas a engañarme! ¡Si das
tado de encerrar a una fiera que más bien debías de —Si quieres ayudarme a curarme y que siga vivo, un paso más, cuéntate como muerta! Busca a otros
mantener alejada? seduce con tu astucia al ciervo y tráelo acá, pues que no sepan de ti, háblales bonito y súbeles los hu-
Si te metes a competir con los más poderosos, estoy antojado de sus carnes. mos prometiéndoles el trono, pero ya no más a mí.
prepárate antes muy bien. De lo contrario saldrás —Vengo a darte una excelente noticia. Como Mas la astuta zorra le replicó:
malherido de la contienda. sabes, el león, nuestro rey, es mi vecino; pero resulta —Pero señor ciervo, no seas tan flojo y cobarde.
que ha enfermado y está muy grave. Me preguntaba No desconfíes de nosotros que somos tus amigos. El
qué animal podría sustituirlo como rey después de león, al tomar tu oreja, sólo quería decirte en secreto
041 El león enamorado de la hija su muerte. sus consejos e instrucciones de cómo gobernar, y tú
del labrador Y me comentaba: “el jabalí no, pues no es muy ni siquiera tienes paciencia para un simple arañazo
inteligente; el oso es muy torpe; la pantera muy de un viejo enfermo. Ahora está furioso contra ti y
Se había enamorado un león de la hija de un labra- temperamental; el tigre es un fanfarrón; creo que está pensando en hacer rey al intrépido lobo. ¡Pobre!,
dor y la pidió en matrimonio. el ciervo es el más digno de reinar, pues es esbelto, ¡todo lo que sufre por ser el amo! Ven conmigo, que
Y no podía el labrador decidirse a dar su hija a de larga vida, y temido por las serpientes por sus nada tienes que temer, pero eso sí, sé humilde como
tan feroz animal, ni negársela por el temor que le cuernos.” Pero para qué te cuento más, está decidido un cordero. Te juro por toda esta selva que no debes
inspiraba. que serás el rey. temer nada del león. Y en cuanto a mí, sólo preten-
Entonces ideó lo siguiente: como el león no deja- ¿Y que me darás por habértelo anunciado de do servirte.
ba de insistirle, le dijo que le parecía digno para ser primero? Contéstame, que tengo prisa y temo que Y engañado de nuevo, salió el ciervo hacia la cue-
esposo de su hija, pero que al menos debería cum- me llame, pues yo soy su consejero. Pero si quieres va. No había más que entrado, cuando ya el león vio
plir con la siguiente condición: que se arrancara los oír a un experimentado, te aconsejo que me sigas y plenamente saciado su antojo, procurando no dejar
dientes y se cortara sus uñas, porque eso era lo que acompañes fielmente al león hasta su muerte. ni recuerdo del ciervo. Sin embargo cayó el corazón
atemorizaba a su hija. Terminó de hablar la zorra, y el ciervo, lleno de al suelo, y lo tomó la zorra a escondidas, como pago
El león aceptó los sacrificios porque en verdad la vanidad con aquellas palabras, caminó decidido a la a sus gestiones. Y el león buscando el faltante cora-
amaba. cueva sin sospechar lo que ocurriría. zón preguntó a la zorra por él. Le contestó la zorra:
Una vez que el león cumplió lo solicitado, cuan- Al verlo, el león se le abalanzó, pero sólo logró —Ese ciervo ingenuo no tenía corazón, ni lo bus-
do volvió a presentarse ya sin sus poderes, el labra- rasparle las orejas. El ciervo, asustado, huyó veloz- ques. ¿Qué clase de corazón podría tener un ciervo
dor lleno de desprecio por él, lo despidió sin piedad mente hacia el bosque. que vino dos veces a la casa y a las garras del león?
a golpes. La zorra se golpeaba sus patas al ver perdida su Nunca permitas que el ansia de honores
Nunca te fíes demasiado como para despojarte partida. Y el león lanzaba fuertes gritos, estimulado perturbe tu buen juicio, para que no seas
de tus propias defensas, pues fácilmente serás por su hambre y la pena. Suplicó a la zorra que lo atrapado por el peligro.
vencido por los que antes te respetaban. intentara de nuevo. Y dijo la zorra:
—Es algo penoso y difícil, pero lo intentaré.

Esopo 8 Fabulas
el profanador de textos
043 El león y la liebre Las luchas inútiles sólo sirven para enriquecer En ese preciso instante llegó la zorra, justo a
y alimentar a sus espectadores. tiempo para oír lo dicho por el lobo. Entonces el
Sorprendió un león a una liebre que dormía tranqui- león, furioso al verla, lanzó un feroz grito contra la
lamente. Pero cuando estaba a punto de devorarla, zorra; pero ella, pidió la palabra para justificarse, y
vio pasar a un ciervo. Dejó entonces a la liebre por 045 El león y el delfín dijo:
perseguir al ciervo. —Dime, de entre todas las visitas que aquí tenéis,
Despertó la liebre ante los ruidos de la persecu- Paseaba un león por una playa y vio a un delfín ¿quién te ha dado tan especial servicio como el que
ción, y no esperando más, emprendió su huida. asomar su cabeza fuera del agua. he hecho yo, que busqué por todas partes médicos
Mientras tanto el león, que no pudo dar alcance Le propuso entonces una alianza: que con su sabiduría te recetaran un remedio ideal
al ciervo, ya cansado, regresó a tomar la liebre y se —Nos conviene unirnos a ambos, siendo tú el para curarte, encontrándolo por fin?
encontró con que también había buscado su camino rey de los animales del mar y yo el de los terrestres— —¿Y cuál es ese remedio?, dímelo inmediatamen-
a salvo. le dijo. te. —Ordenó el león.
Entonces se dijo el león: Aceptó gustoso el delfín. Y el león, quien desde —Debes sacrificar a un lobo y ponerte su piel
—Bien me lo merezco, pues teniendo ya una hacía tiempo se hallaba en guerra contra un loro como abrigo —respondió la zorra.
presa en mis manos, la dejé para ir tras la esperanza salvaje, llamó al delfín a que le ayudara. Intentó el Inmediatamente el lobo fue condenado a muerte,
de obtener una mayor. delfín salir del agua, mas no lo consiguió, por lo que y la zorra, riéndose exclamó:
Si tienes en tus manos un pequeño beneficio, el león lo acusó de traidor. —Al patrón no hay que llevarlo hacia el rencor,
cuando busques uno mayor, no abandones el —¡No soy yo el culpable ni a quien debes acusar, sino hacia la benevolencia.
pequeño que ya tienes, hasta tanto no tengas sino a la Naturaleza —respondió el delfín —, por- Quien tiende trampas para los inocentes, es el
realmente en tus manos el mayor. que ella es quien me hizo acuático y no me permite primero en caer en ellas.
pasar a la tierra!
Cuando busques alianzas, fíjate que tus
044 El león y el jabalí aliados estén en verdad capacitados de unirte a ti 047 El león y el asno ingenuo
en lo pactado.
Durante el verano, cuando con el calor aumenta la Se juntaron el león y el asno para cazar animales
sed, acudieron a beber a una misma fuente un león y salvajes. El león utilizaba su fuerza y el asno las coces
un jabalí. 046 El león, la zorra y el lobo de sus patas. Una vez que acumularon cierto número
Discutieron sobre quien debería ser el primero en de piezas, el león las dividió en tres partes y le dijo al
beber, y de la discusión pasaron a una feroz lucha a Cansado y viejo el rey león, se quedó enfermo en asno:
muerte. su cueva, y los demás animales, excepto la zorra, lo —La primera me pertenece por ser el rey; la
Pero, en un momento de descanso, vieron una fueron a visitar. segunda también es mía por ser tu socio, y sobre la
nube de aves rapaces en espera de algún vencido Aprovechando la ocasión de la visita, acusó el tercera, mejor te vas largando si no quieres que te
para devorarlo. lobo a la zorra expresando lo siguiente: vaya como a las presas.
Entonces, recapacitando, se dijeron: —Ella no tiene por nuestra alteza ningún respe- Para que no te pase las del asno, cuando te
—¡Más vale que seamos amigos y no pasto de los to, y por eso ni siquiera se ha acercado a saludar o asocies, hazlo con socios de igual poder que tú, no
buitres y cuervos! preguntar por su salud. con otros todopoderosos.

Esopo 9 Fabulas
el profanador de textos
048 El león y el asno presuntuoso miento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños animales. Sin embargo le tengo un gran temor al
ratones somos agradecidos y cumplidos. gallo.
De nuevo se hicieron amigos el ingenuo asno y el Nunca desprecies las promesas de los pequeños —¿Por qué me acusas tan a la ligera? ¿No estás sa-
león para salir de caza. Llegaron a una cueva don- honestos. Cuando llegue el momento las tisfecho con todas las ventajas físicas que te he dado?
de se refugiaban unas cabras monteses, y el león se cumplirán. Lo que flaquea es tu espíritu —replicó Prometeo.
quedó a guardar la salida, mientras el asno ingresaba Siguió el león deplorando su situación, juzgán-
a la cueva coceando y rebuznando, para hacer salir a dose de pusilánime. Decidió entonces poner fin a su
las cabras. 050 El león, la zorra y el asno vida.
Una vez terminada la acción, salió el asno de la Se encontraba en esta situación cuando llegó
cueva y le preguntó si no le había parecido excelente El león, la zorra y el siempre ingenuo asno se asocia- el elefante, se saludaron y comenzaron a charlar.
su actuación al haber luchado con tanta bravura para ron para ir de caza. Observó el león que el elefante movía constante-
expulsar a las cabras. Cuando ya tuvieron bastante, dijo el león al asno mente sus orejas, por lo que le preguntó la causa.
—¡Oh sí, soberbia —repuso el león, que hasta yo que repartiera entre los tres el botín. Hizo el asno —¿Ves ese minúsculo insecto que zumba a mi
mismo me hubiera asustado si no supiera de quien tres partes iguales y le pidió al león que escogiera alrededor? —respondió el elefante—, pues si logra
se trataba! la suya. Indignado por haber hecho las tres partes ingresar dentro de mi oído, estoy perdido.
Si te alabas a ti mismo, serás simplemente iguales, saltó sobre él y lo devoró. Entonces se dijo el león: ¿No sería insensato
objeto de la burla, sobre todo de los que mejor te Entonces pidió a la zorra que fuera ella quien dejarme morir, siendo yo mucho más fuerte y pode-
conocen. repartiera. roso que el elefante, así como mucho más fuerte y
La zorra hizo un montón de casi todo, dejando poderoso es el gallo con el mosquito?
en el otro grupo sólo unas piltrafas. Llamó al león Muchas veces, muy pequeñas molestias nos
049 El león y el ratón para que escogiera de nuevo. hacen olvidar las grandezas que poseemos.
Al ver aquello, le preguntó el león que quien le
Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón había enseñado a repartir tan bien.
empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó —¡Pues el asno, señor, el asno! 052 El león y el toro
el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de Siempre es bueno no despreciar el error ajeno
ser devorado, le pidió éste que le perdonara, prome- y más bien aprender de él. Pensando el león como capturar un toro muy cor-
tiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento pulento, decidió utilizar la astucia. Le dijo al toro
oportuno. El león echó a reír y lo dejó marchar. que había sacrificado un carnero y que lo invitaba a
Pocos días después unos cazadores apresaron al 051 El león, Prometeo y el elefante compartirlo. Su plan era atacarlo cuando se hubiera
rey de la selva y le ataron con una cuerda a un fron- echado junto a la mesa.
doso árbol. Pasó por ahí el ratoncito, quien al oír los No dejaba un león de quejarse ante Prometeo Llegó al sitio el toro, pero viendo sólo grandes
lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, diciéndole: fuentes y asadores, y ni asomo de carnero, se largó
dejándolo libre. —Tu me hiciste bien fuerte y hermoso, dotado sin decir una palabra.
—Días atrás —le dijo —, te burlaste de mí de mandíbulas con buenos colmillos y poderosas Le reclamó el león que por qué se marchaba así,
pensando que nada podría hacer por ti en agradeci- garras en las patas, y soy el más dominante de los pues nada le había hecho.

Esopo 10 Fabulas
el profanador de textos
—Sí que hay motivo —respondió el toro—, pues tuviera el valor de pisotear el cuerpo de un león en vez de pelearnos? Lo único que tenemos dife-
todos los preparativos que has hecho no son para el dormido. rente es cómo vivimos. Nosotros somos libres; en
cuerpo de un carnero, sino para el de un toro. Nunca dejes de cuidarte ni aún de las más cambio ustedes sumisos y sometidos en todo a los
Observa y analiza siempre con cuidado tu pequeñas cosas, por ínfimas que sean. hombres: aguantan sus golpes, soportan los collares
alrededor, y así estarás mejor protegido de los y les guardan los rebaños. Cuando sus amos comen,
peligros. a ustedes sólo les dejan los huesos. Les proponemos
055 Los lobos y los perros lo siguiente: dennos los rebaños y los pondremos en
alistándose a luchar común para hartarnos.
053 El león y el ciervo Creyeron los perros las palabras de los lobos
Se alistaban los lobos y los perros a luchar. Eligieron traicionando a sus amos, y los lobos, ingresando en
Estaba un león muy furioso, rugiendo y gritando sin los perros como general a un perro griego. Pero éste los corrales, lo primero que hicieron fue matar a los
ninguna razón. Lo vió un ciervo a prudente distan- parecía no tener prisa en iniciar la batalla y por ello perros.
cia y exclamó: le reclamaron. Nunca des la espalda o traiciones a quien
—¡Desdichados de nosotros, los demás animales ¿Saben —contestó— por qué doy tiempo? verdaderamente te brinda ayuda y confía en ti.
del bosque, si cuando el león estaba sosegado nos era Porque antes de actuar siempre es bueno deliberar.
tan insoportable, ¿de qué no será capaz estando en la Los lobos todos son de la misma raza, talla y color,
forma que está ahora? pero nosotros somos de costumbres muy diferen- 057 Los lobos y los carneros
Cuidémonos de no dar nunca poder a los tes, y procedemos de diversas regiones de las cuales
irascibles y dañinos, pues si ya sin motivo nos cada uno está orgulloso. Nuestros uniformes no son Intentaban los lobos sorprender a un rebaño de
dañan, más lo harán si por cualquier causa se parejos como los de ellos, tenemos rubios, negros, carneros. Pero gracias a los perros guardianes, no
sienten inconformes. blancos y cenicientos. podían conseguirlo. Entonces decidieron emplear su
¿Cómo voy a empezar una guerra con soldados astucia. Enviaron unos delegados a los carneros para
tan disparejos? Primero debo idear cómo nivelar a pedirles que les entregaran a sus perros diciéndoles:
054 El león, la zorra y el ratón mi gente. —Los perros son los causantes de que haya
Cuando de asociarse se trata, entre más enemistad entre ustedes y nosotros. Sólo tienen que
Dormía tranquilamente un león, cuando un ratonci- equilibrada sea la unidad de voluntad y de entregárnoslos y la paz reinará entre nosotros.
to se puso a correr sobre su cuerpo. pensamiento entre los miembros, mayor garantía Y los ingenuos carneros, sin sospechar lo que
Se despertó el león, y se movió en todas direc- habrá de éxito. sucedería, les entregaron los perros, y los lobos, ya
ciones buscando a ver quien era el intruso que le libres de los perros, se apoderaron sin problemas del
molestaba. rebaño.
Lo observaba una zorra, y le criticó por creer que 056 Los lobos reconciliándose con Nunca le entregues a los enemigos, a los que te
tenía miedo de un simple ratoncito, siendo él todo los perros dan el apoyo y protección.
un señor león.
—No es miedo del ratoncito —dijo el león—, Llamaron los lobos a los perros y les dijeron:
sino que me sorprendió que hubiera un animal que —Oigan, siendo ustedes y nosotros tan semejan-
tes, ¿por qué no nos entendemos como hermanos,

Esopo 11 Fabulas
el profanador de textos
058 Los lobos, los carneros y el 060 El lobo y el cordero en el 062 El lobo y la cabra
carnero mayor arroyo
Encontró un lobo a una cabra que pastaba a la orilla
Enviaron los lobos una representación a un rebaño Miraba un lobo a un cordero que bebía en un arro- de un precipicio. Como no podía llegar a donde
de carneros, prometiéndoles hacer una paz perma- yo, e imaginó un simple pretexto a fin de devorarlo. estaba ella le dijo:
nente si les entregaban a los perros. Los carneros Así, aún estando él más arriba en el curso del arroyo, —Oye amiga, mejor baja pues ahí te puedes caer.
aceptaron hacerlo, exceptuando a un viejo carnero le acusó de enturbiarle el agua, impidiéndole beber. Además, mira este prado donde estoy yo, está bien
padre que les reclamó a los lobos: Y le respondió el cordero: verde y crecido.
—¿Cómo les voy a creer y vivir con ustedes, si —Pero si sólo bebo con la punta de los labios, y Pero la cabra le dijo:
ahora mismo, aún con el cuidado de los perros no además estoy más abajo y por eso no te puedo entur- —Bien sé que no me invitas a comer a mí, sino a
puedo pacer con tranquilidad? biar el agua que tienes allá arriba. tí mismo, siendo yo tu plato.
Nunca te desprendas de lo que es primordial Viéndose el lobo burlado, insistió: —El año pasa- Conoce siempre a los malvados, para que no
para tu propia seguridad. do injuriaste a mis padres. te atrapen con sus engaños.
—¡Pero en ese entonces ni siquiera había nacido
yo! —contestó el cordero.
059 El lobo orgulloso de su Dijo entonces el lobo: 063 El lobo, la nana y el niño
sombra, y el león —Ya veo que te justificas muy bien, mas no por
eso te dejaré ir, y siempre serás mi cena. Se hallaba hambriento un lobo, y vagaba en busca
Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios, a la Para quien hacer el mal es su profesión, de de su comida. Llegó a una choza y oyó a un niño
hora en que el sol se ponía en el horizonte. Y viendo nada valen argumentos para no hacerlo. No te que lloraba y a su nana que le decía:
su sombra bellamente alargada exclamó: acerques nunca donde los malvados. —No llores, mi niño, porque te llevo donde el
—¿Cómo me va a asustar el león con semejante lobo.
talla que tengo? ¡Con treinta metros de largo, bien Creyendo el lobo aquellas palabras, se quedo
fácil me será convertirme en rey de los animales! 061 El lobo y el cordero en el esperando por mucho tiempo. Y llegada la noche, la
Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso templo nana, cuando arrullaba al niño le cantaba:
león le cayó encima y empezó a devorarlo. Entonces —Si viene el lobo, lo mataremos.
el lobo, cambiando de opinión se dijo: Dándose cuenta de que era perseguido por un Al oír el lobo las nuevas palabras, siguió su cami-
—La presunción es causa de mi desgracia. lobo, un pequeño corderito decidió refugiarse en un no meditando:
Nunca valores tus virtudes por la apariencia templo cercano. —En esta casa dicen primero una cosa, y después
con que las ven tus ojos, pues fácilmente te Lo llamó el lobo y le dijo que si el sacrificador lo quieren hacer otra muy diferente.
engañarás. encontraba allí dentro, lo inmolaría a su dios. Más importante que las palabras, son los actos
—¡Mejor así! —replicó el cordero— prefiero de amor verdadero.
ser víctima para un dios a tener que perecer en tus
colmillos.
Si sin remedio vamos a ser sacrificados, más
nos vale que sea con el mayor honor.

Esopo 12 Fabulas
el profanador de textos
064 El lobo y la grulla 066 El lobo y el asno 068 El lobo y el perro

A un lobo que comía un hueso, se le atragantó el Un lobo fue elegido rey entre sus congéneres y Se encontró un lobo con un corpulento perro sujeto
hueso en la garganta, y corría por todas partes en decretó una ley ordenando que lo que cada uno cap- por un collar, y le preguntó:
busca de auxilio. turase en la caza, lo pusiera en común y lo repartiese —¿Quién te ha encadenado y quién te ha alimen-
Encontró en su correr a una grulla y le pidió que por partes iguales entre todos; de esta manera ya tado de esa forma?
le salvara de aquella situación, y que enseguida le pa- no tendrían los lobos que devorarse unos a otros en —Mi amo, el cazador —respondió el perro.
garía por ello. Aceptó la grulla e introdujo su cabeza épocas de hambre. —¡Que los dioses nos libren a los lobos de seme-
en la boca del lobo, sacando de la garganta el hueso Pero en eso lo escuchó un asno que estaba por ahí jante destino! Prefiero morir de hambre a tener que
atravesado. Pidió entonces la cancelación de la paga cerca, y moviendo sus orejas le dijo: cargar tan pesado collar.
convenida. —Magnífica idea ha brotado de tu corazón, pero Vale más el duro trabajo en libertad, que el
—Oye amiga —dijo el lobo— ¿No crees que es ¿Por qué has escondido todo tu botín en tu cueva? placer en esclavitud.
suficiente paga con haber sacado tu cabeza sana y Llévalo a tu comunidad y repártelo también, como
salva de mi boca? lo has decretado.
Nunca hagas favores a malvados, traficantes El lobo, descubierto y confundido, derogó su ley. 069 El lobo y el pastor
o corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan Si alguna vez llegas a tener poder de legislar,
sano y salvo. sé el primero en cumplir tus propias leyes. Acompañaba un lobo a un rebaño de ovejas pero sin
hacerles daño. Al principio el pastor lo observaba y
tenía cuidado de él como un enemigo. Pero como el
065 El lobo y el caballo 067 El lobo y el león lobo le seguía y en ningún momento intentó robo
alguno, llegó a pensar el pastor que más bien tenía
Pasaba un lobo por un sembrado de cebada, pero Cierta vez un lobo, después de capturar a un carnero un guardián de aliado.
como no era comida de su gusto, la dejó y siguió su en un rebaño, lo arrastraba a su guarida. Cierto día, teniendo el pastor necesidad de ir al
camino. Encontró al rato a un caballo y le llevó al Pero un león que lo observaba, salió a su paso y se pueblo, dejó sus ovejas confiadamente junto al lobo
campo, comentándole la gran cantidad de cebada lo arrebató. Molesto el lobo, y guardando prudente y se marchó.
que había hallado, pero que en vez de comérsela él, distancia le reclamó: El lobo, al ver llegado el momento oportuno, se
mejor se la había dejado porque le agradaba más oír —¡Injustamente me arrebatas lo que es mío! lanzó sobre el rebaño y devoró casi todo.
el ruido de sus dientes al masticarla. Pero el caballo El león, riéndose, le dijo: Cuando regresó el pastor y vio todo lo sucedido
le repuso: —Ajá; me vas a decir seguro que tú lo recibiste exclamó:
—¡Amigo, si los lobos comieran cebada, no buenamente de un amigo. —Bien merecido lo tengo; porque ¿De dónde
hubieras preferido complacer a tus oídos sino a tu Lo que ha sido mal habido, de alguna forma saqué confiar las ovejas a un lobo?
estómago! llegará a ser perdido. Nunca dejes tus valores al alcance de los
A todo malvado, aunque parezca actuar como codiciosos, no importa su inocente apariencia.
bueno, no debe de creérsele.

Esopo 13 Fabulas
el profanador de textos
070 El lobo harto y la oveja 072 El lobo y el labrador —¡Ah lobo, si otro día de nuevo me ves dormir
en el portal de la casa, no te preocupes por esperar
Un lobo hartado de comida y ya sin hambre, vio a Llevó un labrador su yunta de bueyes al abrevadero. las bodas!
una oveja tendida en el suelo. Dándose cuenta que Caminaba por ahí cerca un lobo hambriento en Si una acción te lleva a caer en un peligro, y
se había desplomado simplemente de terror, se le busca de comida. luego te logras salvar de él, recuerda cual fue esa
acercó, y tranquilizándola le prometió dejarla ir si le Encontró el lobo el arado y empezó a lamer los acción y evita repetirla para no volver a ser su
decía tres verdades. bordes del yugo, y enseguida y sin darse cuenta víctima.
Le dijo entonces la oveja que la primera es que terminó por meter su cabeza adentro. Agitándose
preferiría no haberle encontrado; la segunda, que como mejor podía para soltarse, arrastraba el arado a
como ya lo encontró, hubiera querido encontrarlo lo largo del surco. 074 El lobo y el cabrito encerrado
ciego; y por tercera verdad le dijo: Al regresar el labrador, y viéndolo en esta activi-
—¡Ojalá, todos los lobos malvados, murieran de dad le dijo: Protegido por la seguridad del corral de una casa, un
mala muerte, ya que, sin haber recibido mal alguno —¡Ah, lobo ladrón, que felicidad si fuera cierto cabrito vio pasar a un lobo y comenzó a insultarle,
de nosotras, nos dan una guerra cruel! que renunciaste a tu oficio y te has unido a trabajar burlándose ampliamente de él. El lobo, serenamente
Reconoció el lobo la realidad de aquellas verdades honradamente la tierra! le replicó:
y dejó marchar a la oveja. A veces, por casualidad o no, los malvados —¡Infeliz! Sé que no eres tú quien me está insul-
Camina siempre soportado en la verdad, y parecieran actuar bien, mas su naturaleza tando, sino el sitio en que te encuentras.
ella te abrirá los caminos del éxito, aún entre siempre los delata. Muy a menudo, no es el valor, sino la ocasión
adversarios. y el lugar, quienes proveen el enfrentamiento
arrogante ante los poderosos.
073 El lobo y el perro dormido
071 El lobo herido y la oveja
Dormía plácidamente un perro en el portal de una 075 El lobo flautista y el cabrito
Un lobo que había sido mordido por unos perros casa. Un lobo se abalanzó sobre él, dispuesto a darse
yacía en el suelo todo malherido. Viendo la imposi- un banquete, cuando en eso el perro le rogó que no Un cabrito se rezagó en el rebaño y fue alcanzado
bilidad de procurarse comida en esa situación, pidió lo sacrificara todavía. por un lobo que lo perseguía. Se volvió hacia éste y
a una oveja que pasaba por allí que le llevara un —Mírame, ahora estoy en los huesos —le dijo le dijo:
poco de agua del cercano río. —; espera un poco de tiempo, ya que mis amos —Ya sé, señor lobo, que estoy condenado a ser
—Si me traes agua para beber —le dijo —, yo pronto van a celebrar sus bodas y como yo también tu almuerzo. Pero para no morir sin honor, toca la
mismo me encargaré de mi comida. me daré mis buenos atracones, me engordaré y de flauta y yo bailaré por última vez.
—Si te llevo agua para beber —respondió la ove- seguro seré un mucho mejor manjar para tu gusto. Y así lo hicieron, pero los perros, que no estaban
ja —, yo misma asistiré a tu cena. Le creyó el lobo y se marchó. Al cabo de algún lejos, oyeron el ruido y salieron a perseguir al lobo.
Prevé siempre el verdadero fondo de las tiempo volvió. Pero esta vez encontró al perro dur- Viendo la mala pasada, se dijo el lobo:
aparentemente inocentes propuestas de los miendo en una pieza elevada de la casa. Se detuvo al —Con sobrada razón me ha sucedido esto, por-
malhechores. frente y le recordó al perro lo que habían convenido. que siendo yo cazador, no debí meterme a flautista.
Entonces el perro repuso:

Esopo 14 Fabulas
el profanador de textos
Cuando vayas a efectuar una nueva Ten siempre cuidado con los caminos rápidos, El perro se volvió lanzando grandes alaridos, y
actividad, antes ten en cuenta tus capacidades pues no siempre son los más seguros. encontrándose en el camino con otros perros, estos
y las circunstancias, para valorar si puedes salir le preguntaron:
adelante. —¿Cuánto has comido en la fiesta, amigo?
078 El hombre al que mordió un —De tanto beber, —contestó— tanto me he em-
perro briagado, que ya ni siquiera sé por donde he salido.
076 Los dos perros No te confíes de la generosidad que otros
Un perro mordió a un hombre, y éste corría por prodigan con lo que no les pertenece.
Un hombre tenía dos perros. Uno era para la caza y todo lado buscando quien le curara.
otro para cuidar. Cuando salía de cacería iba con el Un vecino le dijo que mojara un pedazo de pan
de caza, y si cogía alguna presa, al regresar, el amo le con la sangre de su herida y se lo arrojase al perro 080 El perro de pelea y los perros
regalaba un pedazo al perro guardián. Descontento que lo mordió. Pero el hombre herido respondió: sencillos
por esto, el perro de caza lanzó a su compañero —¡Si así premiara al perro, todos los perros del
algunos reproches: que sólo era él quien salía y sufría pueblo vendrían a morderme! Un perro había sido muy bien alimentado en una
en todo momento, mientras que el otro perro, el Grave error es halagar la maldad, pues la casa y fue adiestrado para luchar contra las fieras.
cuidador, sin hacer nada, disfrutaba de su trabajo de incitas a hacer más daño todavía. Un día, al ver un gran número de ellas colocadas
caza. en fila, rompió el collar que le sujetaba y rápidamen-
El perro guardián le contestó: te echó a correr por las calles del pueblo. Lo vieron
—¡No es a mí a quien debes de reclamar, sino a 079 El perro y el cocinero pasar otros perros, y viendo que era fuerte como un
nuestro amo, ya que en lugar de enseñarme a traba- toro, le preguntaron:
jar como a tí, me ha enseñado a vivir tranquilamente Preparó un hombre una cena en honor de uno de —¿Por qué corres de esa manera?
del trabajo ajeno! sus amigos y de sus familiares. Y su perro invitó tam- —Sé que vivo en la abundancia, sin hambres,
Pide siempre a tus mayores que te enseñen bién a otro perro amigo. con mi estómago siempre satisfecho, pero también
una preparación y trabajo digno para afrontar tu —Ven a cenar a mi casa conmigo —le dijo. siempre estoy cerca de la muerte combatiendo a esos
futuro, y esfuérzate en aprenderlo correctamente. Y llegó el perro invitado lleno de alegría. Se osos y leones —respondió.
detuvo a contemplar el gran festín, diciéndose a sí Entonces los otros perros comentaron:
mismo: —Nuestra vida es en verdad pobre, pero más
077 Los perros hambrientos —¡Qué suerte tan inesperada! Tendré comida bella, sin tener que pensar en combatir con leones ni
para hartarme y no pasaré hambre por varios días. osos.
Vieron unos perros hambrientos en el fondo de un Estando en estos pensamientos, meneaba el rabo Las grandes ganancias, siempre van
arroyo unas pieles que estaban puestas para limpiar- como gran viejo amigo de confianza. acompañadas de grandes riesgos.
las; pero como debido al agua que se interponía no Pero al verlo el cocinero moviéndose alegremente
podían alcanzarlas decidieron beberse primero el de allá para acá, lo cogió de las patas y sin pensarlo
agua para así llegar fácilmente a las pieles. más, lo arrojó por la ventana.
Pero sucedió que de tanto beber y beber, reventa-
ron antes de llegar a las pieles.

Esopo 15 Fabulas
el profanador de textos
081 El perro, el gallo y la zorra 083 El perro y la liebre No esperes a que suceda un accidente para
pensar en cómo evitarlo.
Cierta vez un perro y un gallo se unieron en so- Un perro de caza atrapó un día a una liebre, y a ratos
ciedad para recorrer el mundo. Llegada una noche, la mordía y a ratos le lamía el hocico. Cansada la
el gallo subió a un árbol y el perro se recostó al pie liebre de esa cambiante actitud le dijo: 086 El perro con campanilla
del tronco. —¡Deja ya de morderme o de besarme, para
Y como era su costumbre, cantó el gallo antes del saber yo si eres mi amigo o si eres mi enemigo! Había un perro que acostumbraba morder sin razón.
amanecer. Sé siempre consistente en tus principios. Le puso su amo una campanilla para advertirle a la
Oyó su canto una zorra y corrió hacia el sitio, gente de su presencia cercana. Y el can, sonando la
parándose al pie del árbol. Le rogó que descendiera, campanilla, se fue a la plaza pública a presumir. Mas
pues deseaba besar a un animal que tenía tan exqui- 084 El perro y su reflejo en el río una sabia perra, ya avanzada de años le dijo:
sita voz. —¿De qué presumes tanto, amigo? Sé que no
Le replicó entonces el gallo que por favor, prime- Vadeaba un perro un río llevando en su hocico un llevas esa campanilla por tus grandes virtudes, sino
ro despertara al portero que estaba durmiendo al pie sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el para anunciar tu maldad oculta.
del árbol. agua del río y creyó que aquel reflejo era en realidad Los halagos que se hacen a sí mismos los
Y entonces el perro, cuando la zorra buscaba otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que fanfarrones, sólo delatan sus mayores defectos.
como establecer conversación con el portero, le saltó el suyo.
encima descuartizándola. Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el
Es inteligente actitud, cuando encontramos suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre. 087 El perro que perseguía al león
un enemigo poderoso, encaminarlo a que busque Pero el resultado fue que se quedó sin el propio
a otros más fuertes que nosotros. y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un Un perro de caza se encontró con un león y partió
reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la en su persecución. Pero el león se volvió rugiendo, y
corriente. el perro, todo atemorizado, retrocedió rápidamente
082 El perro y la almeja Nunca codicies el bien ajeno, pues puedes por el mismo camino. Le vio una zorra y le dijo:
perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo. —¡Perro infeliz! ¡Primero perseguías al león y ya
Un perro de esos acostumbrados a comer huevos, al ni siquiera soportas sus rugidos!
ver una almeja, no lo pensó dos veces, y creyendo Cuando entres a una empresa, mantente
que se trataba de un huevo, se la tragó inmediata- 085 El perro y el carnicero siempre listo a afrontar imprevistos que no te
mente. Desgarradas luego sus entrañas, se sintió imaginabas.
muy mal y se dijo: Penetró un perro en una carnicería, y notando que
—Bien merecido lo tengo, por creer que todo lo el carnicero estaba muy ocupado con sus clientes,
que veo redondo son huevos. cogió un trozo de carne y salió corriendo. Se volvió 088 El perro y la corneja
Nunca tomes un asunto sin antes reflexionar, el carnicero, y viéndole huir, y sin poder hacer ya
para no entrar luego en extrañas dificultades. nada, exclamó: Una corneja que ofrecía en sacrificio una víctima a
—¡Oye amigo! allí donde te encuentre, no dejaré Atenea invitó a un perro al banquete.
de mirarte! Le dijo el perro:

Esopo 16 Fabulas
el profanador de textos
—¿Por qué dilapidas tus bienes en inútiles sacrifi- Pero los cuervos, a quienes su figura y voz les eran Nunca hagas alarde de los bienes ajenos
cios? Pues deberías de saber que la diosa te desprecia desconocidas, sin pensarlo mucho la golpearon y la como si fueran propios, pues tarde o temprano se
hasta el punto de quitar todo crédito a tus presagios. arrojaron de su grupo. descubre el engaño.
Entonces replicó la corneja: Y la corneja, expulsada por los cuervos, volvió de
—Es por eso que le hago estos sacrificios, porque nuevo donde las demás cornejas. Pero éstas, heridas
sé muy bien su indisposición conmigo y deseo su por el ultraje que les había hecho, se negaron a reci- 092 La corneja y los pichones
reconciliación. birla otra vez. Así, quedó esta corneja excluida de la
Si deseas que los más alejados te escuchen, sociedad de unos y de otros. Conoció una corneja un palomar que habitaban
debes llamarlos con mayor intensidad. Cuando pienses cambiar de sociedad, unos pichones muy bien alimentados, y queriendo
domicilio o amistades, no lo hagas nunca disfrutar de tan buena comida blanqueó sus plumas
despreciando a la anterior, no sea que más tarde y se unió a ellos.
089 La corneja y el cuervo tengas que regresar allá. Mientras la corneja estuvo en silencio, los picho-
nes, creyéndola como uno de los suyos, la admitie-
Sentía una corneja celos contra los cuervos porque ron sin reclamo. Pero olvidándose de su actuación,
éstos dan presagios a los hombres, prediciéndoles el 091 La corneja y las aves en un descuido la corneja lanzó un grito. Entonces
futuro, y por esta razón los toman como testigos. los pichones, que no le reconocieron su voz, la echa-
Quiso la corneja poseer las mismas cualidades. Quería una vez Zeus proclamar un rey entre las aves, ron de su nido.
Viendo pasar a unos viajeros se posó en un árbol, y les señaló un día para que comparecieran delante Y la corneja, viendo que se le escapaba la comida
lanzándoles espantosos gritos. Al oír aquel estruen- de él, pues iba a elegir a la que encontrara más her- de los pichones, volvió a buscar a sus semejantes.
do, los viajeros retrocedieron espantados, excepto mosa para que reinara entre ellas. Mas por haber perdido su color original, las
uno de ellos, que dijo a los demás: Todas las aves se dirigieron a la orilla de un río otras cornejas tampoco la recibieron en su sociedad;
—Eh, amigos, tranquilos; esa ave es solamente para limpiarse. Entonces la corneja, viéndose más de manera que por haber querido disfrutar de dos
una corneja. Sus gritos no son de presagios. fea que las demás, se dedicó a recoger las plumas comidas, se quedó sin ninguna.
Cuando vanidosamente y sin tener que abandonaban los otros pájaros, ajustándolas a su Contentémonos con nuestros bienes, pues
capacidades, se quiere rivalizar con los más cuerpo. Así, compuesta con ropajes ajenos, resultó la tratar de tomar sin derecho los ajenos, sólo nos
preparados, no sólo no se les iguala, sino que más hermosa de las aves. conduce a perderlo todo.
además se queda en ridículo. Llegó el momento de la selección, y todos los pá-
jaros se presentaron ante Zeus, sin faltar por supues-
to, la corneja con su esplendoroso plumaje. 093 La corneja fugitiva
090 La corneja con los cuervos Y cuando ya estaba Zeus a punto de concederle
la realeza a causa de tanta hermosura, los demás pá- Un hombre cazó a una corneja, le ató un hilo a una
Una corneja que por esas cosas del destino era más jaros, indignados por el engaño, le arrancaron cada pata y se la entregó a su hijo. Mas la corneja, no pu-
grande que sus compañeras, despreciando y burlán- uno la pluma que le correspondía. Al fin, despluma- diendo resignarse a vivir prisionera en aquel hogar,
dose de sus congéneres, se fue a vivir entre los cuer- da de lo ajeno, la corneja, simplemente corneja se aprovechó un instante de libertad en un descuido
vos pidiéndoles que aceptaran compartir su vida. quedó. para huir y tratar de volver a su nido.

Esopo 17 Fabulas
el profanador de textos
Pero el hilo se le enredó en las ramas de un árbol 096 El cuervo enfermo los hombres, y a vivir con ellos como ya lo hacía ella.
y el ave no pudo volar más, quedando apresada. Pero el ruiseñor repuso:
Viendo cercana su muerte, se dijo: Un cuervo que se encontraba muy enfermo dijo a su —No quiero revivir el recuerdo de mis anti-
—¡Hecho está! Por no haber sabido soportar la madre: —Madre, ruega a los dioses por mí y ya no guos males, y por eso prefiero alojarme en lugares
esclavitud entre los hombres, ahora me veo privada llores más. apartados.
de la vida. La madre contestó: Los bienes y los males recibidos, siempre
En cuanto mayor son los valores que se —¿Y cuál de todos, hijo mío, tendrá piedad de tí? quedan atados a las circunstancias que los
buscan, mayores son los riesgos. ¿Quedará alguno a quien aún no le hayas robado la rodearon.
carne?
No te llenes innecesariamente de enemigos,
094 El cuervo y la culebra pues en momentos de necesidad no encontrarás 099 El gallo y la comadreja
un solo amigo.
Andaba un cuervo escaso de comida y vio en el Una comadreja atrapó a un gallo y quiso tener una
prado a una culebra dormida al sol; cayó veloz sobre razón plausible para comérselo.
ella y la raptó. Mas la culebra, despertando de su 097 El ruiseñor y el gavilán La primera acusación fue la de importunar a los
sueño, se volvió y lo mordió. hombres y de impedirles dormir con sus molestos
El cuervo viéndose morir dijo: Subido en un alto roble, un ruiseñor cantaba como cantos por la noche. Se defendió el gallo diciendo
—¡Desdichado de mí, que encontré un tesoro de costumbre. Lo vio un gavilán hambriento, y que lo hacía para servirles, pues despertándolos, les
pero a costa de mi vida! lanzándose inmediatamente sobre él, lo apresó en recordaba que debían comenzar sus trabajos diarios.
Antes de querer poseer algún bien, primero sus garras. Entonces la comadreja buscó una segunda acu-
hay que valorar si su costo vale la pena. Seguro de su próxima muerte, el ruiseñor le rogó sación: que maltrataba a la Naturaleza por buscar
que le soltara, diciéndole que con sólo él no basta- como novias incluso a su madre y a sus hermanas.
ría para llenar su vientre, y que si en verdad tenía Repuso el gallo que con ello también favorecía a sus
095 El cuervo y Hermes hambre, debería de apresar a otros más grandes. El dueños, porque así las gallinas ponían más huevos.
gavilán le repuso: Para el malvado decidido a agredir, no lo
Un cuervo que había caído en un cepo prometió a —Necio sería si te oyera y dejara escapar la presa para ninguna clase de razones.
Apolo que le quemaría incienso si lo salvaba; pero que tengo, por ir a buscar a la que ni siquiera he
una vez liberado de la trampa olvidó su promesa. visto.
Capturado de nuevo en otro cepo, dejó a Apolo No dejemos los bienes que ya tenemos, por 100 Los gallos y la perdiz
para dirigirse a Hermes, prometiéndole también un ilusiones que ni siquiera divisamos.
sacrificio. Mas el dios le dijo: Un hombre que tenía dos gallos, compró una perdiz
—¿Cómo voy a creerte ahora, miserable, si ya doméstica y la llevo al corral junto con ellos para
engañaste y renegaste de tu primer señor? 098 El ruiseñor y la golondrina alimentarla. Pero estos la atacaban y la perseguían, y
Si por nuestra voluntad faltamos a nuestra la perdiz, pensando que lo hacían por ser de distinta
primera promesa, no tendremos oportunidad de Invitó la golondrina a un ruiseñor a construir su especie, se sentía humillada.
que nos crean una segunda. nido como lo hacía ella, bajo el techo de las casas de

Esopo 18 Fabulas
el profanador de textos
Pero días más tarde vio cómo los gallos se pe- 102 La cierva y la viña Pero resulta que una gente navegaba por este
leaban entre ellos, y que cada vez que se separaban, lugar, y al ver a la cierva la abatieron con sus dardos.
estaban cubiertos de sangre. Entonces se dijo a sí Una cierva era perseguida por unos cazadores y se Y la cierva agonizando, se dijo para sí:
misma: refugio bajo una viña. Pasaron cerca los cazadores, y —¡Pobre de mí! Vigilaba la tierra, que creía llena
—Ya no me quejo de que los gallos me maltraten, la cierva, creyéndose muy bien escondida, empezó a de peligros, y el mar, al que consideraba un refugio,
pues he visto que ni aun entre ellos mismos están en saborear las hojas de la viña que la cubría. me ha sido mucho más funesto.
paz. Viendo los cazadores que las hojas se movían, Nunca excedas la valoración de las cosas.
Si llegas a una comunidad donde los vecinos pensaron muy acertadamente, que allí adentro había Procura ver siempre sus ventajas y desventajas en
no viven en paz, ten por seguro que tampoco te un animal oculto, y disparando sus flechas hirieron forma balanceada.
dejaran vivir en paz a tí. mortalmente a la cierva. Ésta, viéndose morir, pro-
nunció estas palabras:
—¡Me lo he merecido, pues no debí haber mal- 105 El ciervo y el cervatillo
101 El ciervo, el manantial y el tratado a quien me estaba salvando¡
león Sé siempre agradecido con quien Díjole un día un cervatillo al ciervo:
generosamente te da la ayuda para salir adelante. —Padre: eres mayor y más veloz que los perros y
Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un manantial. tienes además unos cuernos magníficos para defen-
Después de beber, vio su reflejo en el agua. Al con- derte; ¿por qué huyes delante de ellos?
templar su hermosa cornamenta, sintióse orgulloso, 103 La cierva en la gruta del león El ciervo respondió riendo:
pero quedó descontento por sus piernas débiles y fi- —Justo es lo que me dices, hijo mío; mas no sé
nas. Sumido aún en estos pensamientos, apareció un Una cierva que huía de unos cazadores, llegó a una lo que me sucede, pero cuando oigo el ladrido de un
león que comenzó a perseguirle. Echó a correr y le gruta donde no sabía que moraba un león. Entrando perro, inmediatamente me doy a la fuga.
ganó una gran distancia, pues la fuerza de los ciervos en ella para esconderse, cayó en las garras del león. Cuando se tiene un ánimo temeroso, no hay
está en sus piernas y la del león en su corazón. Viéndose sin remedio perdida, exclamó: razón que pueda cambiarlo.
Mientras el campo fue llano, el ciervo guardó la —¡Desdichada de mí! Huyendo de los hombres,
distancia que le salvaba; pero al entrar en el bosque caí en las garras de un feroz animal.
sus cuernos se engancharon a las ramas y, no pudien- Si tratas de salir de un problema, busca que 106 El caballo viejo
do escapar, fue atrapado por el león. la salida no sea caer en otro peor.
A punto de morir, exclamó para sí mismo: Un caballo viejo fue vendido para darle vueltas a
—¡Desdichado soy! Mis pies, que pensaba que la piedra de un molino. Al verse atado a la piedra,
me traicionaban, eran los que me salvaban, y mis 104 La cierva tuerta exclamó sollozando:
cuernos, en los que ponía toda mi confianza, son los —¡Después de las vueltas de las carreras, he aquí
que me pierden. Una cierva a la que le faltaba un ojo pacía a orillas a que vueltas me he reducido!
Muchas veces, a quienes creemos más del mar, volviendo su ojo intacto hacia la tierra para No presumas de la fortaleza de la juventud.
indiferentes, son quienes nos dan la mano en las observar la posible llegada de cazadores, y dando al Para muchos, la vejez es un trabajo muy penoso.
congojas, mientras que los que nos adulan, ni mar el lado que carecía del ojo, pues de allí no espe-
siquiera se asoman. raba ningún peligro.

Esopo 19 Fabulas
el profanador de textos
107 El caballo, el buey, el perro y 108 El caballo y el palafrenero 110 El caballo y el soldado
el hombre
Había un palafrenero que robaba y llevaba a vender Un soldado, durante una guerra, alimentó con
Cuando Zeus creó al hombre, sólo le concedió unos la cebada de su caballo; pero en cambio, se pasaba el cebada a su caballo, su compañero de esfuerzos y
pocos años de vida. Pero el hombre, poniendo a día entero limpiándole y peinándole para lucirlo de peligros. Pero, acabada la guerra, el caballo fue em-
funcionar su inteligencia, al llegar el invierno edificó lo mejor. pleado en trabajos serviles y para transportar pesados
una casa y habitó en ella. Un día el caballo le dijo: bultos, siendo alimentado únicamente con paja.
Cierto día en que el frío era muy crudo, y la llu- —Si realmente quieres que me vea hermoso, no Al anunciarse una nueva guerra, y al son de la
via empezó a caer, no pudiendo el caballo aguantarse robes la cebada que es para mi alimento. trompeta, el dueño del caballo lo aparejó, se armó
más, llegó corriendo a donde el hombre y le pidió Ten cuidado de quien mucho te adule o y montó encima. Pero el caballo exhausto se caía a
que le diera abrigo. alabe, pues algo busca quitarte a cambio. cada momento. Por fin dijo a su amo:
Le dijo el hombre que sólo lo haría con una —Vete mejor entre los infantes, puesto que de
condición: que le cediera una parte de los años que caballo que era me has convertido en asno. ¿Cómo
le correspondían. El caballo aceptó. 109 El caballo y el asno quieres hacer ahora de un asno un caballo?
Poco después se presentó el buey que tampoco En los tiempos de bienestar, es cuando
podía sufrir el mal tiempo. Le contestó el hombre lo Un hombre tenía un caballo y un asno. Un día que debemos prepararnos para las épocas críticas.
mismo: que lo admitiría si le daba cierto número de ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose
sus años. El buey cedió una parte y quedó admitido. cansado, le dijo al caballo:
Por fin, llegó el perro, también muriéndose de —Toma una parte de mi carga si te interesa mi 111 La mula
frío, y cediendo una parte de su tiempo de vida, vida.
obtuvo su refugio. El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el Henchida de cebada, una mula (producto del cruce
Y he aquí el resultado: cuando los hombres asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo. de asno y yegua) se puso a saltar, diciéndose a sí
cumplen el tiempo que Zeus les dio, son puros y Entonces el dueño echó toda la carga encima del misma:
buenos; cuando llegan a los años pedidos al caballo, caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspi- —Mi padre es un caballo veloz en la carretera, y
son intrépidos y orgullosos; cuando están en los del rando dijo: yo me parezco en todo a él.
buey, se dedican a mandar; y cuando llegan a usar el —¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido Pero llegó la ocasión en que la mula se vio obliga-
tiempo del perro, al final de su existencia, se vuelven cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar da a correr. Terminada la carrera, muy contrariada,
irascibles y malhumorados. con todo, y hasta con la piel del asno encima! se acordó de pronto de su verdadero padre: el sereno
Describe esta fábula las etapas del hombre: Cada vez que no tiendes tu mano para asno.
inocente niñez, vigorosa juventud, poderosa ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, Siempre debemos reconocer nuestras raíces,
madurez y sensible vejez. sin que lo notes en ese momento, en realidad te respetando nuestras herencias y las ajenas.
estás perjudicando a ti mismo.

Esopo 20 Fabulas
el profanador de textos
112 El camello que estercoló en el 114 El camello visto por primera cuernos, sino que además le cortó una parte de las
río vez orejas.
La envidia no es buena consejera. Cuando
Atravesaba un camello un río de aguas rápidas. Cuando los humanos vieron por primera vez al quieras mejorar en algo, hazlo con tu esfuerzo y
Sintió la necesidad de estercolar, y viendo enseguida camello, se asustaron, y atemorizados por su gran por tu deseo de progresar, no porque tu vecino lo
que pasaba delante de él su excremento, arrastrado tamaño emprendieron la huida. tenga.
por el río, exclamó: Pero pasado el tiempo y viendo que era inofensi-
—¿Cómo sucede esto? ¡Lo que estaba detrás de vo, se envalentonaron y se acercaron a él.
mí, ahora lo veo pasar adelante! Luego viendo poco a poco que el animal no 117 La cabra y el cabrero
Es como en algunos estados o empresas, donde conocía la cólera, llegaron a domesticarle hasta el
los incapaces y los corruptos pasan a ocupar los punto de colocarle una brida, dándoselo a los niños Llamaba un cabrero a sus cabras para llevarlas al
primeros lugares, en lugar de los más sensatos, para conducirlo. establo.
honestos y capaces. Si llegas a tener puestos de Es natural que lo desconocido lo tratemos Una de ellas, al pasar por un rico pasto se detuvo,
mando, promueve siempre a los mejores. siempre con recelo y prudencia. Después de varias y el cabrero le lanzó una piedra, pero con tan mala
observaciones podremos tener un juicio mejor. suerte que le rompió un cuerno. Entonces el cabrero
le suplicó a la cabra que no se lo contara al patrón, a
113 El camello, el elefante y el lo que la cabra respondió:
mono 115 El camello bailarín —¡Quisiera yo quedarme callada, mas no podría!
¡Bien claro está a la vista mi cuerno roto!
Votaban los animales para elegir un rey. El camello y Obligado por su dueño a bailar, un camello Nunca niegues lo que bien se ve.
el elefante se pusieron en fila disputándose los sufra- comentó:
gios, ya que esperaban ser preferidos sobre los demás —¡Que cosa! No sólo carezco de gracia andando,
gracias a su tamaño y su fuerza. sino que bailando soy peor aun. 118 La cabra y el asno
Pero llegó el mono y los declaró a los dos incapa- Usa siempre cada cosa para el propósito con el
citados para reinar. que fue creado. Una cabra y un asno comían al mismo tiempo en el
—El camello no sirve —dijo—, porque no se en- establo.
coleriza contra los malhechores, y el elefante tampo- La cabra empezó a envidiar al asno porque creía
co nos sirve porque tendremos que estar temerosos 116 El camello y Zeus que él estaba mejor alimentado, y le dijo:
de que nos ataque un marrano, animal a quien teme —Entre la noria y la carga, tu vida sí que es un
el elefante. Sentía el camello envidia por los cuernos del toro, y tormento inacabable. Finge un ataque y déjate caer
La fortaleza más grande, siempre se mide en quiso obtener los suyos propios. en un foso para que te den unas vacaciones.
el punto más débil. Para esto fue a ver a Zeus, pidiéndole le regalara a Tomó el asno el consejo, y dejándose caer se
él unos semejantes. lastimó todo el cuerpo. Viéndolo el amo, llamó
Pero Zeus, indignado de que no se contentara de al veterinario y le pidió un remedio para el pobre.
su gran tamaño y fuerza, no sólo le negó el darle los Prescribió el curandero que necesitaba una infusión
con el pulmón de una cabra, pues era muy efectivo

Esopo 21 Fabulas
el profanador de textos
para devolver el vigor. Para ello entonces degollaron 120 El buey y la becerra Pasar por la vida, sin darle nada a la vida, es
a la cabra y así curar al asno. ser insignificante.
En todo plan de maldad, la víctima principal Viendo a un buey trabajando, una becerra que sólo
siempre es su propio creador. descansaba y comía, se condolió de su suerte, ale-
grándose de la de ella. 123 La víbora y la zorra
Pero llegó el día de una solemnidad religiosa, y
119 Las cabras monteses y el mientras al buey se le hacía a un lado, cogieron a la Arrastraba la corriente de un río a una víbora enros-
cabrero becerra para sacrificarla. cada en una maraña de espinas.
Viendo lo sucedido, el buey sonriendo dijo: La vio pasar una zorra que descansaba y exclamó:
Llevó un cabrero a pastar a sus cabras y de pronto —Mira becerra, ya sabes por qué tú no tenías que —¡Para tal clase de barco, tal piloto!
vio que las acompañaban unas cabras monteses. trabajar: ¡es que estabas reservada para el sacrificio! Personas perversas siempre conectan con
Llegada la noche, llevó a todas a su gruta. No te ufanes de la ociosidad, pues nunca sabes situaciones perversas.
A la mañana siguiente estalló una fuerte tormen- que mal trae oculto.
ta y no pudiendo llevarlas a los pastos, las cuidó
dentro. Pero mientras a sus propias cabras sólo les 124 La víbora y la lima
daba un puñado de forraje, a las monteses les servía 121 Los bueyes y el eje de la
mucho más, con el propósito de quedarse con ellas. carreta A un taller de un herrero entró una víbora, pidién-
Terminó al fin el mal tiempo y salieron todas al cam- dole caridad a las herramientas. Después de recibir
po, pero las cabras monteses escaparon a la monta- Arrastraban unos bueyes una carreta cuyo eje chi- algo de todas, faltando sólo la lima, se le acercó y le
ña. Las acusó el pastor de ingratas, por abandonarle rriaba ruidosamente. Se volvieron aquellos a la suplicó que le diera alguna cosa.
después de haberlas atendido tan bien; mas ellas le carreta diciendo: —¡Bien engañada estás —repuso la lima— si
respondieron: —Oye amiga, somos nosotros quienes llevamos crees que te daré algo. Yo que tengo la costumbre,
—Mayor razón para desconfiar de ti, porque si a la carga ¿y eres tú quien se queja? no de dar, sino de tomar algo de todos!
nosotras recién llegadas, nos has tratado mejor que a En la vida encontrarás a muchos que se fingen Nunca debes esperar obtener algo de quien
tus viejas y leales esclavas, significa esto que si luego cansados de ver trabajar a otros. sólo ha vivido de quitarle a los demás.
vinieran otras cabras, nos despreciarías a nosotras
por ellas.
Nunca confíes en quien pretende tu nueva 122 El buey y el mosquito 125 La víbora y la culebra de agua
amistad a cambio de abandonar a las que ya
tenía. En el cuerno de un buey se posó un mosquito. Una víbora acostumbraba a beber agua de un ma-
Luego de permanecer allí largo rato, al irse a su nantial, y una culebra de agua que habitaba en él
vuelo preguntó al buey si se alegraba que por fin se trataba de impedirlo, indignada porque la víbora, no
marchase. contenta de reinar en su campo, también llegase a
El buey le respondió: molestar su dominio.
—Ni supe que habías venido. Tampoco notaré
cuando te vayas.

Esopo 22 Fabulas
el profanador de textos
A tanto llegó el enojo que convinieron en librar 127 El cisne y su dueño 129 Los ratones y las comadrejas
un combate: la que consiguiera la victoria entraría
en posesión de todo. Se dice que los cisnes cantan justo antes de morir. Se hallaban en continua guerra los ratones y las co-
Fijaron el día, y las ranas, que no querían a la cu- Un hombre vio en venta a un cisne, y habiendo oído madrejas. Los ratones, que siempre eran vencidos, se
lebra, fueron donde la víbora, excitándola y prome- que era un animal muy melodioso, lo compró. reunieron en asamblea, y pensando que era por falta
tiéndole que la ayudarían a su lado. Un día que el hombre daba una cena, trajo al de jefes que siempre perdían, nombraron a varios
Empezó el combate y las ranas, no pudiendo cisne y le rogó que cantara durante el festín. Mas el estrategas. Los nuevos jefes recién elegidos, querien-
hacer otra cosa, sólo lanzaban gritos. cisne mantuvo el silencio. do deslumbrar y distinguirse de los soldados rasos,
Ganó la víbora y llenó de reproches a las ranas, Pero un día, pensando el cisne que ya iba a morir, se hicieron una especie de cuernos y se los sujetaron
pues en vez de ayudarle en la lucha, no habían hecho forzosamente lloró de antemano su melodía. Al firmemente.
más que dar gritos. Respondieron las ranas: oírle, el dueño dijo: Vino la siguiente gran batalla, y como siempre, el
—Pero compañera, nuestra ayuda no está en —Si sólo cantas cuando vas a morir, fui un tonto ejército de los ratones llevó las de perder. Entonces
nuestros brazos, sino en las voces. rogándote que cantaras en lugar de inmolarte. todos los ratones huyeron a sus agujeros, y los jefes,
En la lucha diaria tan importante es el Muchas veces sucede que tenemos que hacer a no pudiendo entrar a causa de sus cuernos, fueron
estímulo como la acción. la fuerza lo que no quisimos hacer de voluntad. apresados y devorados.
Cuando adquieras puestos de alto nivel, no te
vanaglories, pues mucho mayor que la apariencia
126 El cisne tomado por ganso 128 El gato y las ratas del puesto, es la responsabilidad de cumplir lo
encomendado.
Un hombre muy rico alimentaba a un ganso y a un Había una casa invadida de ratas. Lo supo un gato y
cisne juntos, aunque con diferente fin a cada uno: se fue a ella, y poco a poco iba devorando las ratas.
uno era para el canto y el otro para la mesa. Pero ellas, viendo que rápidamente eran cazadas, 130 El ratón campesino y el ratón
Cuando llegó la hora para la cual era alimentado decidieron guardarse en sus agujeros. cortesano
el ganso, era de noche, y la oscuridad no permitía No pudiendo el gato alcanzarlas, ideó una trampa
distinguir entre las dos aves. para que salieran. Trepó a lo alto de una viga, y col- Un ratón campesino tenía por amigo a otro de la
Capturado el cisne en lugar del ganso, entonó su gado de ella se hizo el muerto. Pero una de las ratas corte, y lo invitó a que fuese a comer a la campiña.
bello canto preludio de muerte. Al oír su voz, el amo se asomó, lo vio y le dijo: Mas como sólo podía ofrecerle trigo y yerbajos, el
lo reconoció y su canto lo salvó de la muerte. —¡Oye amiguito, aunque fueras un saco de hari- ratón cortesano le dijo:
Antes de tomar una acción sobre alguien na, no me acercaría a ti! —¿Sabes amigo que llevas una vida de hormiga?
o algo, ya sea que le beneficie o perjudique, Los malvados, cuando no pueden dañar a En cambio yo poseo bienes en abundancia. Ven
primero debemos asegurarnos de su verdadera sus víctimas directamente, buscan un atrayente conmigo y a tu disposición los tendrás.
identidad. truco para lograrlo. Cuídate siempre de lo que te Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón
ofrecen como muy lindo y atrayente. ciudadano a su amigo trigo y legumbres, higos y
queso, frutas y miel. Maravillado el ratón campesi-
no, bendecía a su amigo de todo corazón y renegaba

Esopo 23 Fabulas
el profanador de textos
de su mala suerte. Dispuestos ya a darse un festín, Toda acción que se hace con intenciones de 134 El milano y la gaviota
un hombre abrió de pronto la puerta. maldad, siempre termina en contra del mismo
Espantados por el ruido los dos ratones se lan- que la comete. Tragó una gaviota un pez demasiado grande y le
zaron temerosos a los agujeros. Volvieron luego a estalló la garganta, quedando muerta a la orilla de la
buscar higos secos, pero otra persona incursionó playa. La vio un milano y dijo:
en el lugar, y al verla, los dos amigos se precipita- 132 El milano que quiso relinchar —Tienes tu merecido, porque sabiendo de tu
ron nuevamente en una rendija para esconderse. capacidad, abusaste de lo que te estaba permitido.
Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su Tuvo antiguamente el milano otra voz, una voz Sabiendo cuales son tus capacidades, nunca
hambre, suspiró y dijo al ratón cortesano: penetrante. intentes sobrepasarlas si no te has preparado para
—Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y Pero oyó un día a un caballo relinchar admirable- ello.
que estás muy satisfecho; pero es al precio de mil mente, y lo quiso imitar. Pero a pesar de todos sus
peligros y constantes temores. Yo, en cambio, soy un intentos, no logró adoptar exactamente la voz del
pobrete y vivo mordisqueando la cebada y el trigo, caballo y perdió además su propia voz. 135 El martín pescador
mas sin congojas ni temores hacia nadie. Así, quedó sin la voz del caballo y sin su voz
Es tu decisión escoger el disponer de ciertos antigua. Este pájaro gusta de la soledad y vive siempre a
lujos y ventajas que siempre van unidos a Nunca te dispongas a imitar las cualidades orillas y sobre el mar. Se dice que para huir de los
congojas y zozobras, o vivir un poco más ajenas si no tienes la preparación y condiciones hombres que le dan caza, hace su nido en las rocas
austeramente pero con más serenidad. adecuadas para hacerlo, so pena de quedar como de la orilla.
un vulgar y fracasado envidioso. Un día un martín pescador que iba a poner, se
encaramó a un montículo, y divisando un peñasco
131 El ratón y la rana erecto dentro del mar, hizo en él su nido. Al otro día
133 El milano y la culebra que salió en busca de comida, se levantó el mar por
Un ratón de tierra se hizo amigo de una rana, para una borrasca, alcanzó al nido y ahogó a los pajaritos.
desgracia suya. Raptó un milano a una culebra, elevándose por los Al regresar el martín pescador y ver lo sucedido,
La rana, obedeciendo a desviadas intenciones aires. La culebra se volvió y le mordió, cayendo am- exclamó:
de burla, ató la pata del ratón a su propia pata. bos desde lo alto a un precipicio, y el milano murió. —¡Desdichado de mí, huyendo de los peligros
Marcharon entonces primero por tierra para comer Dijo entonces la culebra: conocidos de la tierra, me refugié dentro del mar y
trigo, luego se acercaron a la orilla del pantano. La —¡Insensato! ¿Por qué has querido hacer mal a me fue peor!
rana, dando un salto arrastró hasta el fondo al ratón, quien no te lo hacía? En justicia has sido castigado Si tienes que adentrarte en lo desconocido,
mientras que retozaba en el agua lanzando sus cono- por haberme raptado sin razón. ten en cuenta la llegada de sorpresas agradables y
cidos gritos. Nunca busques dañar a tu prójimo, no vaya desagradables.
El desdichado ratón, hinchado de agua, se ahogó, a ser que sin que lo notes, sea más fuerte que tú, Nunca te confíes a ciegas de lo que no conoces.
quedando a flote atado a la pata de la rana. Los vio y te haga pagar tus injusticias. En terrenos nuevos anda con paso sereno y ojos
un milano que por ahí volaba y apresó al ratón con bien abiertos.
sus garras, arrastrando con él a la rana encadenada,
quien también sirvió de cena al milano.

Esopo 24 Fabulas
el profanador de textos
136 El tordo 138 La golondrina y el hijo Siempre volvemos a lo que es de nuestro
pródigo verdadero interés.
Picoteaba un tordo los granos de un bosquecillo de
mirlos, y complacido por el placer de sus pepitas no Un hijo pródigo, habiendo derrochado su patrimo-
se decidía a abandonarlo. nio, sólo le quedaba un manto. 140 El murciélago y las comadrejas
Un cazador de pájaros observó que el tordo se De repente vio a una golondrina que se había
acostumbraba al lugar y lo cazó. adelantado a la estación. Creyendo que ya llegaba la Cayó un murciélago a tierra y fue apresado por una
Viendo el tordo su próximo fin, dijo: primavera, y que por lo tanto no necesitaría más del comadreja. Viéndose próximo a morir, imploró el
—¡Oh desgraciado!, ¡por el placer de comer, me manto, fue también a venderlo. murciélago por su vida. Le dijo la comadreja que
he privado de la vida! Pero regresó el mal tiempo y el aire se puso más no podía soltarle porque de nacimiento era enemiga
Nunca te excedas de lo que encuentres frío. Entonces, mientras se paseaba, halló a la golon- de los pájaros. El murciélago replicó que no era un
placentero, no vaya a ser causa de tu desgracia. drina muerta de frío. pájaro sino un ratón, librándose con esta astucia.
—¡Desgraciada! —le dijo— nos has dañado a los Algún tiempo después volvió a caer de nuevo
dos al mismo tiempo. en las garras de otra comadreja, y le suplicó que no
137 La paloma y la hormiga Toma nota de si es la hora correcta antes de lo devorara. Contesto esta comadreja que odiaba a
ejecutar una decisión. Una acción a destiempo todos los ratones. El murciélago le afirmó que no era
Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manan- puede ser desastrosa. ratón sino pájaro. Y se libró así por segunda vez.
tial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de Sepamos siempre adaptarnos a las
ahogarse. circunstancias del momento si deseamos
Viéndola en esta emergencia una paloma, des- 139 La gaviota, el espino y el sobrevivir, en cualquier rama de la vida que
prendió de un árbol una ramita y la arrojó a la murciélago actuemos.
corriente, montó encima la hormiga, salvándola.
Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó Se asociaron una gaviota, un murciélago y un espino
con su arma preparada para cazar a la paloma. Le vio para dedicarse juntos al comercio. 141 El murciélago y el jilguero
la hormiga y le picó en el talón, haciendo soltar al El murciélago buscó dinero, el espino unas telas,
cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma y la gaviota, una cantidad de cobre. Hecho lo cual Un jilguero encerrado en una jaula colgada en una
para alzar el vuelo. aparejaron un barco. ventana cantaba de noche. Oyó un murciélago desde
Siempre corresponde en la mejor forma a Pero surgió una tremenda borrasca hundiéndose lejos su voz, y acercándosele, le preguntó por qué
los favores que recibas. Debemos ser siempre la barca y perdiéndose la carga; sólo salvaron sus cantaba sólo de noche.
agradecidos. vidas. —No es sin razón —repuso— porque de día
Por eso desde entonces la gaviota revolotea siem- cantaba cuando me atraparon, pero desde entonces
pre al acecho en las orillas para ver si el mar arroja aprendí a ser prudente.
en alguna playa su cobre; el murciélago, huyendo de —¡Pues no es ahora cuando debías serlo, pues ya
sus acreedores, sólo sale de noche para alimentarse; y estás bien enjaulado, sino debió haber sido antes de
el espino, en fin, apresa la ropa de los viajeros tratan- que te capturaran! —replicó el murciélago.
do de reconocer sus telas.

Esopo 25 Fabulas
el profanador de textos
La prudencia es para vivirla antes de caer en 143 El oso y la zorra 146 Las liebres y las ranas
el error, no para después de la desgracia.
Se jactaba un oso de amar a los hombres vivos por la Se reunieron un día las liebres y se lamentaban entre
razón de que no le gustaban los cadáveres. La zorra sí de llevar una vida tan precaria y temerosa, pues,
142 El asno y la perrita faldera le replicó: en efecto, ¿no eran víctimas de los hombres, de los
—¡Quisieran los dioses que destrozaras a los perros, de las águilas, y otros muchos animales? ¡Más
Un granjero fue un día a sus establos a revisar sus muertos y no a los vivos! valía morir de una vez que vivir en el terror!
bestias de carga: entre ellas se encontraba su asno Nunca pienses en destruir lo que es útil. Si Tomada esta resolución, se lanzaron todas al mis-
favorito, el cual siempre estaba bien alimentado y quieres mejorar algo que funciona, tómalo como mo tiempo a un estanque para morir en él ahogadas.
era quien cargaba a su amo. base inicial, sin dañarlo, y no como material de Pero las ranas, que estaban sentadas alrededor del
Junto con el granjero venía también su perrita desecho. estanque, en cuanto oyeron el ruido de su carre-
faldera, la cual bailaba a su alrededor, lamía su mano ra, saltaron asustadas al agua. Entonces una de las
y saltaba alegremente lo mejor que podía. El gran- liebres, la que parecía más inteligente que las demás,
jero revisó su bolso y dio a su perrita un delicioso 144 La alondra moñuda dijo:
bocado, y se sentó a dar ordenes a sus empleados. La —¡Alto compañeras! ¡No hay que apurarse tanto,
perrita entonces saltó al regazo de su amo y se quedó Una alondra moñuda cayó en una trampa y se dijo pues ya veis que aún hay otros más miedosos que
ahí, parpadeando sus ojos mientras el amo le acari- suspirando: nosotras!
ciaba sus orejas. —¡Desgraciada alondra! A nadie has robado ni El consuelo de los desgraciados es encontrar y
El asno celoso de ver aquello, se soltó de su já- oro ni plata, ni cosa valiosa alguna; pero llevarse un ver a otros en peores condiciones.
quima y comenzó a pararse en dos patas tratando de insignificante granito de trigo ajeno será la causa de
imitar el baile de la perrita. El amo no podía aguan- tu muerte.
tar la risa, y el asno arrimándose a él, puso sus patas Nunca te expongas a un gran peligro por un 147 La comadreja y la lima
sobre los hombros del granjero intentando subirse a mezquino beneficio.
su regazo. Se introdujo una comadreja en el taller de un herre-
Los empleados del granjero corrieron inmediata- ro y se puso a lamer una lima que ahí se encontraba.
mente con palos y horcas, enseñándole al asno que 145 Los caracoles Al cabo de un rato su lengua arrojaba sangre en
las toscas actuaciones no son cosa de broma. abundancia, y la comadreja se puso muy feliz pen-
No nos dejemos llevar del mal consejo que El hijo de un labrador se hallaba tostando unos cara- sando que había arrancado algo al hierro, hasta que
siempre dan los injustificados celos. coles. Oyéndoles crepitar dijo: acabó por perder su propia lengua.
Sepamos apreciar los valores de los demás. —¡Ah miserables animalejos, están sus casas Piensa siempre que si haces un daño, tarde o
ardiendo, y aún cantan! temprano éste regresará contra ti.
Hacer las cosas fuera del tiempo o lugar que
les corresponde, no es nada inteligente.

Esopo 26 Fabulas
el profanador de textos
148 El cerdo y los carneros Al irresponsable no le importa el fracaso si su 153 La hormiga y el escarabajo
llegada a él le depara buenos momentos.
Se metió un cerdo dentro de un rebaño de carneros, Llegado el verano, una hormiga que rondaba por el
y pacía con ellos. Pero un día lo capturó el pastor y campo recogía los granos de trigo y cebada, guar-
el cerdo se puso a gruñir y forcejear. 151 Las moscas dándolos para alimentarse durante el invierno.
Los carneros lo regañaban por gritón diciéndole: La vio un escarabajo y se asombró de verla tan
—A nosotros también nos echa mano constante- De un panal se derramó su deliciosa miel, y las ocupada en una época en que todos los animales,
mente y nunca nos quejamos. moscas acudieron ansiosas a devorarla. Y era tan descuidando sus trabajos, se abandonan a la buena
—Ah sí —replicó el cerdo—, pero no es con el dulce que no podían dejarla. Pero sus patas se fueron vida. Nada respondió la hormiga por el momento;
mismo fin. A ustedes les echan mano por la lana, prendiendo en la miel y no pudieron alzar el vue- pero más tarde, cuando llegó el invierno y la llu-
pero a mí es por mi carne. lo de nuevo. Ya a punto de ahogarse en su tesoro, via deshacía los boñigos, el escarabajo hambriento
Perder lo recuperable no nos debe preocupar, exclamaron: fue a pedirle a la hormiga una limosna de comida.
pero sí el perder lo que es irreparable. —¡Nos morimos, desgraciadas nosotras, por que- Entonces sí respondió la hormiga:
rerlo tomar todo en un instante de placer! —Mira escarabajo, si hubieras trabajado en la
Toma siempre las cosas más bellas de tu vida época en que yo lo hacía y tú te burlabas de mí,
149 El atún y el delfín con serenidad, poco a poco, para que las disfrutes ahora no te faltaría el alimento.
plenamente. No te vayas a ahogar dentro de Cuando te queden excedentes de lo que recibes
Viéndose un atún perseguido por un delfín, huía ellas. con tu trabajo, guarda una porción para cuando
con gran estrépito. A punto de ser cogido, la fuerza vengan los tiempos de escasez.
de su salto le arrojó sin darse cuenta, sobre la orilla.
Llevado por el mismo impulso, el delfín también 152 La hormiga
terminó en el mismo sitio. Se volvió el atún y vio al 154 Los dos escarabajos
delfín exhalando el último suspiro. Dice una leyenda que la hormiga actual era en otros
—No me importa morir —dijo—, porque veo tiempos un hombre que, consagrado a los trabajos Pacía un toro en una pequeña isla, y dos escarabajos
morir conmigo al causante de mi muerte. de la agricultura, no se contentaba con el producto se alimentaban de su boñigo. Llegado el invierno,
Sufrimos con menos dolor las desgracias que de su propio esfuerzo, sino que miraba con envidia uno de ellos dijo al otro que iba a cruzar el mar a
nos hacen padecer, cuando las vemos compartidas el producto ajeno y robaba los frutos a sus vecinos. fin de que su compañero tuviera suficiente alimen-
con quienes nos las causan. Indignado Zeus por la avaricia de este hombre, le to, mientras él pasaría el invierno en tierra firme.
transformó en hormiga. Agregó que si encontraba comida en abundancia le
Pero aunque cambió de forma, no le cambió el traería a él también.
150 La mosca carácter, pues aún hoy día recorre los campos, recoge Cuando el escarabajo llegó al continente, en-
el trigo y la cebada ajenas y los guarda para su uso. contró en él muchos boñigos frescos, por lo que se
Cayó una mosca en una olla llena de carne. A punto Aunque a los malvados se les castigue estableció allí y se alimentó abundantemente. Pasó
de ahogarse en la salsa, exclamó para sí misma: severamente, difícilmente cambian su naturaleza el invierno y volvió a la isla. Al verle su compañero
—Comí, bebí y me bañé; puede venir la muerte, desviada. gordo y saludable, le reprochó que no le hubiera
no me importa ahora. llevado nada de lo prometido.

Esopo 27 Fabulas
el profanador de textos
—No me culpes a mí —repuso —, sino a la 157 El tordo Se regocijaban todos los animales de aquel
naturaleza del lugar, porque se puede encontrar con acontecimiento, faltando poco para que también las
qué vivir en él, pero es imposible alzar vuelo con Un tordo picoteaba los granos de un bosquecillo de ranas fueran de la partida; pero una de ellas exclamó:
tanta carga. mirlos y, complacido por la dulzura de sus pepitas, —¡Insensatas! ¿Qué motivo tenéis para regocija-
Siempre encontrarás supuestos amigos muy no se decidía a abandonarlo. ros? Ahora que es él solo, seca todos los pantanos; si
buenos para adular y prometer, pero no pasan de Un cazador de pájaros observó que el tordo se toma mujer y tiene un hijo como él ¿qué nos queda-
ahí, negándose a la hora real, de hacer un favor. acostumbraba al lugar y lo cazó con liga.1 rá por sufrir?
Entonces el tordo, viendo próximo su fin, dijo: Antes de celebrar un acontecimiento, primero
—¡Desgraciado! ¡Por el placer de comer me he ve sus futuras posibles consecuencias.
155 Los delfines, la ballena y la privado de la vida!
caballa Nunca dejes que un momentáneo placer te
cierre las puertas de por vida. 160 Los árboles que querían rey
Delfines y ballenas libraban entre sí una batalla.
Como la lucha se prolongaba con encarnizamien- Decididos un día los árboles a elegir un rey que los
to, una caballa (que es un pez pequeño) salió a la 158 El castor gobernara, dijeron al olivo:
superficie y quiso reconciliarlos. Pero un delfín tomó —Reina en nosotros.
la palabra y dijo: El castor es un animal que vive en los pantanos. Y el olivo contestó:
—Nos humilla menos combatirnos y morir los Ciertas de sus partes sirven, según dicen, para curar —¿Renunciar yo al líquido aceite que tanto apre-
unos por los otros, que tenerte a tí por mediador. algunas enfermedades. cian en mí los dioses y los hombres, para ir a reinar
Hay personas sin valor alguno, que en épocas Por eso cuando se ve descubierto y perseguido entre los árboles?
de confusión, se llegan a creer grandiosas. para cortarle las partes, sabiendo por qué le persi- Y los árboles buscaron a la higuera pidiéndole:
guen, huye hasta alguna distancia, sirviéndose de —Ven a reinar entre nosotros.
la rapidez de sus pies para conservarse intacto; pero Y la higuera respondió igualmente:
156 La langosta de mar y su madre cuando se ve perdido, él mismo corta sus partes, las —¿Renunciar yo a la dulzura de mis frutos para
arroja y salva de este modo su vida. ir a reinar entre vosotros?
—No andes atravesada y no roces tus costados con- A veces deshacerse de algunas fortunas puede Entonces los árboles dijeron al espino:
tra la roca mojada,—decía una langosta marina a su significar evitarse una tragedia. —Ven a reinar en nosotros.
hija. Y el espino respondió a los árboles:
—Madre, —repuso ésta, —tú, que quieres ins- —Si en verdad queréis ungirme para reinar entre
truirme, camina derecha y yo te miraré y te imitaré. 159 El sol y las ranas vosotros, venid a poneros bajo mi amparo, o si no
Antes de dar un consejo con tu palabra, que surja el fuego de la espina y devore los cedros
primero dalo con tu ejemplo. Llegó el verano y se celebraban las bodas del Sol. del Líbano!
Quien no tiene buenos frutos que dar, lo malo
1 liga. (De or. inc.). 1. f. muérdago. 2. f. Masa hecha con que dé será para sufrimiento de los que le rodean.
zumo del muérdago para cazar pájaros. Diccionario
RAEL. [N. del Pr.]

Esopo 28 Fabulas
el profanador de textos
161 El nogal —Ilumina, lámpara, pero cállate: el resplandor No te ciegues por lo crees tu tesoro, no vaya a
de los astros nunca se eclipsa tan fácilmente como el ser que sólo sea una carencia en tus vecinos.
Un nogal que había crecido al pie de un camino y al tuyo.
cual los caminantes herían a pedradas para tomar sus Nunca nos jactemos como si nos perteneciera,
frutos, dijo para sí suspirando: de aquello que no depende de nosotros. 166 La mujer y la gallina
—¡Infeliz de mí que por mi bondad todos los
años me atraigo injurias y dolores! Una mujer viuda tenía una gallina que le ponía un
Hay quienes pagan con mal hasta los mejores 164 La bruja huevo todos los días.
bienes recibidos. Seamos siempre agradecidos y no Pensó que si le daba más cebada pondría dos
causemos daño. Una bruja tenía como profesión vender encanta- huevos, y aumentó su ración.
mientos y fórmulas para aplacar la cólera de los dio- Pero la gallina engordó y ya no pudo poner ni
ses; no le faltaban clientes y se ganaba de este modo una vez al día.
162 El abeto y el espino ampliamente la vida. Pero fue acusada por ello de Si sin control ni sabiduría forzás lo que ya te
violar la ley, y, llevada ante los jueces, sus acusadores está sirviendo para que te dé más, sólo perderás lo
Disputaban entre sí el abeto y el espino. Se jactaba el la hicieron condenar a muerte. que ya tienes.
abeto diciendo: Viéndola salir del tribunal, un observador le dijo:
—Soy hermoso, esbelto y alto, y sirvo para cons- —Tú, bruja, que decías poder desviar la cólera
truir las naves y los techos de los templos. ¿Cómo de los dioses, ¿cómo no has podido persuadir a los 167 La mujer y el marido borracho
tienes la osadía de compararte a mí? hombres?
—¡Si recordaras —replicó el espino— las hachas Nunca creas en los que prometen hacer Tenía una mujer un marido borracho. Para librarle
y las sierras que te cortan, preferirías la suerte del maravillas en lo que no se ve, pero son incapaces de este vicio imaginó la siguiente treta.
espino! de hacer cosas ordinarias. Esperando el momento en que su marido se
Busca siempre la buena reputación pues es quedaba insensible como un muerto a causa de la
una gran honra, pero sin jactarte por ello, y embriaguez, cargó con él sobre sus espaldas, lo llevó
también cuídate de los que quieren aprovecharse 165 La esclava fea y Afrodita al cementerio y allí lo dejó. Cuando juzgó que ya se
de ella para su propio provecho. le había pasado la mona, volvió y llamó a la puerta
Una esclava fea y mala gozaba del amor de su amo. del cementerio.
Con el dinero que éste le daba, la esclava se embelle- —¿Quién llama ahí? —dijo el borracho.
163 La lámpara cía con brillantes adornos, rivalizando con su propia —Soy yo, que traigo la comida a los muertos —
señora. contestó la mujer.
Borracha de aceite una lámpara y lanzando una luz Para agradecer a Afrodita que la hiciera bella, le —No me traigas comida; prefiero que me traigas
poderosa, se jactaba de ser más brillante que el sol. hacía frecuentes sacrificios; pero la diosa se le apare- de beber —replicó el borracho.
Pero en eso sopló un fuerte viento y se apagó ense- ció en sueños y dijo a la esclava: Y la mujer, golpeándose el pecho, exclamó:
guida. Alguien volvió a encenderla y le dijo: —No me agradezcas el hacerte bella, si lo hago —¡Qué desdichada soy! Ni siquiera mi treta ha
es porque estoy furiosa contra ese hombre a quien hecho sobre ti el menor efecto, marido mío, pues no
pareces hermosa.

Esopo 29 Fabulas
el profanador de textos
sólo no te has corregido, sino que te has agravado, teniendo el gallo que le indicaba la hora, las hacía regreso, el apicultor, viendo vacías las colmenas, se
convirtiéndose tu vicio en una segunda naturaleza. levantar antes para ir al trabajo. detuvo a examinarlas.
No dejes que una conducta equivocada Nunca creas que la causa de tus problemas es En esto, las abejas, volviendo de libar y encon-
domine tu vida. Pon tu razón sobre la lo que primero se atraviesa ante tus ojos. Piensa trándole allí, le picaron con sus aguijones y le mal-
equivocación. en qué sucedería si eliminas lo que estás viendo trataron horriblemente.
como posible causa. —¡Malditos bichos —les dijo el apicultor—, de-
jaron marchar sin castigo al que les había robado los
168 La vieja y el médico panales, y a mí que les cuido con cariño, me hieren
170 El adivino de un modo implacable!
Una vieja enferma de la vista llamó, con la promesa Muchas veces sucede que vemos con
de pagarle, a un médico. Este se presentó en su casa, Instalado en la plaza pública, un adivino se entrega- desconfianza a nuestros amigos, pero por
y cada vez que le aplicaba el ungüento no dejaba, ba a su oficio. De repente se le acercó un quídam,2 ignorancia le tendemos la mano a quien es
mientras la vieja tenía los ojos cerrados, de robarle anunciándole que las puertas de su casa estaban nuestro enemigo.
los muebles poco a poco. abiertas y que habían robado todo lo que había en
Cuando ya no quedaba nada, terminó también su interior.
la cura, y el médico reclamó el salario convenido. Se Se levantó de un salto y corrió, desencajado y 172 El astrónomo
negó a pagar la vieja, y aquél la llevó ante los jueces. suspirando, para ver lo que había sucedido. Uno de
La vieja declaró que, en efecto, le había prometido el los que allí se encontraban, viéndole correr, le dijo: Tenía un astrónomo la costumbre de pasear todas las
pago si le curaba la vista, pero que su estado, des- —Oye, amigo: tú que te picas de prever lo que noches estudiando los astros. Un día que vagaba por
pués de la cura del médico, había empeorado. ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo que las afueras de la ciudad, absorto en la contemplación
—Porque antes —dijo— veía todos los muebles te sucedería a tí? del cielo, cayó inopinadamente en un pozo.
que había en mi casa, y ahora no veo ninguno. Siempre hay personas que pretenden dirigir lo Estando lamentándose y dando voces, acertó a
A los malvados, sus mismos actos los delatan. que no les corresponde, pero no pueden manejar pasar un hombre, que oyendo sus lamentos se le
sus propios asuntos. acercó para saber su motivo; enterado de lo sucedi-
do, dijo:
169 La viuda y las criadas —¡Amigo mío! ¿Quieres ver lo que hay en el cielo
171 El apicultor y no ves lo que hay en la tierra?
Una viuda muy laboriosa tenía unas jóvenes criadas Está bien mirar y conocer a nuestro alrededor,
a las que despertaba por la noche al canto del gallo Un ladrón se introdujo en casa de un apicultor pero antes hay que saber donde se está parado.
para empezar el trabajo. Ellas, extenuadas siempre durante su ausencia, robando miel y panales. A su
de fatiga, resolvieron matar el gallo de la casa por ser
él, a sus ojos, el causante de su desgracia, puesto que 2 quídam. (Del lat. quidam, uno, alguno). 1. m. coloq. 173 El semidiós
despertaba a su señora antes de que abriese el día. Sujeto a quien se designa indeterminadamente. 2. m.
Mas ejecutado el propósito se encontraron con coloq. Sujeto despreciable y de poco valer, cuyo nombre Un hombre tenía en su casa un semidiós, al que
que habían agravado su mal, porque su señora, no se ignora o se quiere omitir. Diccionario RAEL. [N. del ofrecía ricos sacrificios.
Pr.]

Esopo 30 Fabulas
el profanador de textos
Como no cesaba de gastar en estos sacrificios —Para que me ayudes a cargar la leña… Si quieres ser atrevido en las palabras, con
sumas considerables, el semidiós se le apareció por la Por lo general, el impulso por la vida es más más razón debes ser valiente con los actos.
noche y le dijo: fuerte que su propio dolor.
—Amigo mío, deja ya de dilapidar tu riqueza,
porque si te gastas todo y luego te ves pobre, me 178 El cazador de pájaros y el
echarás a mí la culpa. 176 El bandido y la morera aspid
Si gastas tus riquezas en cosas innecesarias, no
le eches luego la culpa de tus problemas a nadie Un bandido que había asesinado a un hombre en Un cazador de pájaros cogió la liga y las ramitas
más. un camino, al verse perseguido por los que allí se untadas y partió para la caza. En el camino vio a un
encontraban, abandonó a su víctima ensangrentada tordo encaramado en un árbol elevado y se propuso
y huyó. cazarlo, para lo cual ajustó las varitas como suelen
174 Los dos enemigos Pero viéndole unos viajeros que venían en sen- hacerlo y, mirando fijamente, concentró en el aire
tido contrario, le preguntaron por qué llevaba las toda su atención.
Dos hombres que se odiaban entre sí navegaban en manos manchadas; a lo que respondió que acababa Mientras alzaba la cabeza, no advirtió que pisaba
la misma nave, uno sentado en la proa y otro en la de descender de una morera. Entretanto llegaron sus un áspid dormido, el cual, revolviéndose, le mordió.
popa. perseguidores, se apoderaron de él y le colgaron en la Y el cazador, sintiéndose morir, exclamó para sí:
Surgió una tempestad, y hallándose el barco a morera. Y el árbol dijo: —¡Desdichado! Quise atrapar una presa, y no
punto de hundirse, el hombre que estaba en la popa —No me molesta servir para tu suplicio, puesto advertí que yo mismo me convertía en presa de la
preguntó al piloto que cuál era la parte de la nave que eres tú quien ha cometido el crimen, limpiando muerte.
que se hundiría primero. en mí la sangre. Cuando pensamos en dañar a nuestro
—La proa —dijo el piloto. A menudo ocurre que personas bondadosas, prójimo, no nos damos cuenta de nuestra propia
—Entonces —repuso este hombre— no espero la al verse denigrados por los malvados, no tienen desgracia.
muerte con tristeza, porque veré a mi enemigo morir duda en mostrarse también malvados contra
antes que yo. ellos.
Muy mezquina actitud es preferir ver sufrir 179 El enfermo y su doctor
a los enemigos que inquietarse por el daño que
irremediablemente se está a punto de recibir. 177 El cazador miedoso y el Habiéndole preguntado un médico a un enfermo
leñador por su estado, contestó el enfermo que había sudado
más que de costumbre.
175 El anciano y la muerte Buscando un cazador la pista de un león, preguntó a —Eso va bien dijo el médico.
un leñador si había visto los pasos de la fiera y dónde Interrogado una segunda vez sobre su salud,
Un día un anciano, después de cortar leña, la cargó a tenía su cubil. contestó el enfermo que temblaba y sentía fuertes
su espalda. Largo era el camino que le quedaba. —Te señalaré el león mismo —dijo el leñador. escalofríos.
Fatigado por la marcha, soltó la carga y llamó a —No, no busco el león, sino sólo la pista —re- —Eso va bien —dijo el médico.
la Muerte. Esta se presentó y le preguntó por qué la puso el cazador, pálido de miedo y castañeteando los
llamaba; contestó el viejo: dientes.

Esopo 31 Fabulas
el profanador de textos
Vino a verle el médico por tercera vez y le pre- 181 El eunuco y el sacerdote 183 El hombre y el león viajeros
guntó por su enfermedad. Contestó el enfermo que
había tenido diarrea. Un eunuco fue en busca de un sacerdote y le pidió En cierta ocasión viajaban juntos un hombre y un
—Eso va bien —dijo el médico, y se marchó. que hiciera un sacrificio en su favor a fin de que león. Iban disputando quién era más, cuando al pie
Vino un pariente a ver al enfermo y le preguntó pudiera ser padre. del camino encontraron una estela de piedra que
que cómo iba. Y el sacrificador le dijo: representaba a un hombre estrangulando a un león.
—Me muero —contesto— a fuerza de ir bien. —Observando el sacrificio, pido que tú seas pa- —Ahí ves cómo somos más fuertes que vosotros
Por lo general, quienes nos rodean nos juzgan dre; pero viendo tu persona, ni siquiera me pareces —dijo el hombre, enseñándosela al león.
por las apariencias y nos consideran felices por un hombre. —Si los leones supieran esculpir —respondió el
cosas que en realidad nos producen profundo No debemos pretender lo que bien sabemos león con una sonrisa—, verías a muchos más hom-
dolor. que no estamos en condiciones de obtener. bres entre las garras del león.
No nos jactemos con palabras vanas de lo que
la experiencia desmiente con claridad.
180 El médico ignorante 182 El hombre y el león de oro

Un médico ignorante trataba a un enfermo; los Un avaro que también era de ánimo apocado encon- 184 El hombre y el sátiro
demás médicos habían asegurado que, aunque no tró un león de oro, y púsose a decir:
estaba en peligro, su mal sería de larga duración; —¿Qué hacer en este trance? El espanto paraliza Se dice que en otro tiempo un hombre concertó un
únicamente el médico ignorante le dijo que tomara mi razón; el ansia de riqueza por un lado y el miedo pacto de amistad con un sátiro. Llegó el invierno
todas sus disposiciones porque no pasaría del día por otro me desgarran. ¿Qué azar o qué dios ha he- y con él el frío; el hombre arrimaba las manos a la
siguiente. cho un león de oro? Lo que me sucede llena mi alma boca y soplaba en ellas. Le preguntó el sátiro por qué
Al cabo de algún tiempo, el enfermo se levantó de turbación; quiero el oro, y temo la obra hecha lo hacía. Repuso que se calentaba la mano a causa
y salió, pálido y caminando con dificultad. Nuestro con oro; el deseo me empuja a cogerlo, y mi natural del frío
médico le encontró y le dijo: a dejarlo. Se sirvieron luego la comida y los alimentos
—¿Cómo están, amigos, los habitantes del ¡Oh fortuna que ofrece y que no permite tomar! estaban muy calientes, y el hombre, cogiéndolos a
infierno? ¡Oh tesoro que no da placer! ¡Oh favor de un dios trocitos, los acercaba a la boca y soplaba en ellos.
—Tranquilos —contestó—, porque han bebi- que es un suplicio! ¿Qué haré para que venga a mis Le preguntó otra vez el sátiro por qué lo hacia.
do el agua del Lecteo. Pero últimamente Hades y manos? Volveré con mis esclavos para coger el león Contestó que enfriaba la comida porque estaba muy
la Muerte proferían terribles amenazas contra los con esta tropa de amigos, mientras yo miro desde caliente.
médicos porque no dejan morir a los enfermos, y a lejos. —¡Pues escucha —exclamó el sátiro— renuncio
todos los apuntaban en su libro. Iban a apuntarte a No es correcto acaparar riquezas para no a tu amistad porque lo mismo soplas con la boca lo
ti también, pero yo me arrojé a sus pies jurándoles usarlas nosotros ni dejarlas usar a los demás. que está frío que lo que está caliente!
que no eras un verdadero médico y diciendo que te Aprovechémoslas para ponerlas al servicio de No nos confundamos con aquellos que nos
habían acusado sin motivo. todos, incluidos nosotros mismos. presentan o aparentan incertidumbre en sus
Ten cuidado con los que pretenden arreglar actos.
tus problemas sin tener preparación para ello.

Esopo 32 Fabulas
el profanador de textos
185 El hombre y la estatua —Si este hombre se hubiera abstenido del vino y Nada hay que aterrorice más a los malvados
se hubiese puesto lavativas, no hubiera muerto. que todo aquello que es útil para los honrados.
Un pobre tenía una estatuita de un dios, al que su- Las correcciones debemos hacerlas siempre
plicaba que le diera la fortuna; pero como su miseria en el momento oportuno y no dejarlas sólo para
no hacía más que aumentar, se enojó, y cogiendo al mencionarlas cuando ya es tarde. 190 Los leñadores y el pino
dios por un pie, le golpeó contra la pared. Rompióse
la cabeza del dios, desparramando monedas de oro. Cortaban unos hacheros un pino y lo hacían con
El hombre las recogió y exclamó: 188 El náufrago y el mar gran facilidad gracias a las cuñas que habían fabrica-
—Por lo que veo, tienes las ideas al revés, además do con su propia madera.
de ser un ingrato, porque cuando te adoraba no me Arrojado un náufrago en la orilla, se durmió de Y el pino les dijo:
has ayudado, y ahora que acabo de tirarte, me con- fatiga; mas no tardó en despertarse, y al ver al mar, le —No odio tanto al hacha que me corta como a
testas colmándome de riqueza. recriminó por seducir a los hombres con su aparien- las cuñas nacidas de mí mismo.
Nada ganamos elogiando a los ingratos o cia tranquila para luego, una vez que los ha embar- Es más duro el sufrimiento del daño que nace
malvados, más se consigue castigándolos. cado sobre sus aguas, enfurecerse y hacerles perecer. de uno mismo que del que proviene de afuera.
Tomó el mar la forma de una mujer y le dijo:
—No es a mí sino a los vientos a quienes debes
186 El estómago y los pies dirigir tus reproches, amigo mío; porque yo soy tal 191 Los hijos desunidos del
como me ves ahora y son los vientos los que, lanzán- labrador
El estómago y los pies discutían sobre su fuerza. dose sobre mí de repente, me encrespan y enfurecen.
Los pies repetían a cada momento que su fuerza Nunca hagamos responsable de una injusticia Los hijos de un labrador vivían en discordia y des-
era de tal modo superior, que incluso llevaban al a su ejecutor cuando actúa por orden de otros, unión. Sus exhortaciones eran inútiles para hacerles
estómago. sino a quienes tienen autoridad sobre él. mudar de sentimientos, por lo cual resolvió darles
A lo que éste respondió: —Amigos míos, si yo no una lección con la experiencia.
les diera el alimento, no me podrían llevar. Les llamó y les dijo que le llevaran una gavilla de
Veamos siempre con atención dónde se inicia 189 Los ladrones y el gallo varas. Cumplida la orden, les dio las varas en haz y
realmente la cadena de sucesos. Demos el mérito les dijo que las rompieran; mas a pesar de todos sus
a quien realmente es la base de lo que juzgamos. Entraron unos ladrones en una casa y sólo encontra- esfuerzos, no lo consiguieron. Entonces deshizo el
ron un gallo; se apoderaron de él y se marcharon. haz y les dio las varas una a una; los hijos las rompie-
A punto de ser inmolado por los ladrones, les ron fácilmente.
187 El médico y el paciente que rogó el gallo que le perdonaran alegando que era útil —¡Ahí tienen! —les dijo el padre—. Si también
murió a los hombres, despertándolos por la noche para ir a ustedes, hijos míos, permanecen unidos, serán in-
sus trabajos. vencibles ante sus enemigos; pero estando divididos
Un médico tenía en tratamiento a un enfermo. —Mayor razón para matarte —exclamaron los serán vencidos uno a uno con facilidad.
Este murió, y el médico decía a las personas del ladrones—, puesto que despertando a los hombres Nunca olvides que en la unión se encuentra la
acompañamiento: nos impides robar. fortaleza.

Esopo 33 Fabulas
el profanador de textos
192 El carnicero y los dos jóvenes suceden otros buenos. Estemos siempre preparados la flauta, esperando que los peces, atraídos por sus
a estos inesperados cambios. dulces sones, saltarían del agua para ir hacia él.
Hallábanse dos jóvenes comprando carne en el mis- Mas cansado al cabo de su esfuerzo en vano,
mo establecimiento. Viendo ocupado al carnicero en dejó la flauta a su lado, lanzó la red al agua y cogió
otro sitio, uno de los muchachos robó unos restos y 194 El pescador y los peces buen número de peces. Viéndoles brincar en la orilla
los arrojó en el bolsillo del otro. pequeños y grandes después de sacarlos de la red, exclamó el pescador
Al volverse el carnicero y notar la falta de los flautista:
trozos, acusó a los dos muchachos. Un pescador al tirar de la red sacó a tierra los peces —¡Malditos animales: cuando tocaba la flauta no
Pero el que los había cogido juró que no los grandes, pero no a los pequeños que se le escaparon tenían ganas de bailar, y ahora que no lo hago parece
tenía, y el que los tenía juró que no los había cogido. al mar escurriéndose entre las mallas. que les dan cuerda!
Comprendiendo su argucia, les dijo el carnicero: Las personas de poca importancia pueden Muchas veces no actuamos de acuerdo a las
—Podéis escapar de mí por un falso juramento, pasar desapercibidas sin problema, pero las de circunstancias que nos rodean, sino a destiempo
pero no escaparéis ante los dioses. mucha fama no se escapan del juicio de sus o desubicados. Procuremos siempre estar bien
Los falsos juramentos no dejan de serlo semejantes. situados.
aunque se disfracen de verdad.

195 El pescador y el pececito 197 El pescador y el río revuelto


193 Los pescadores y las piedras
Un pescador, después de lanzar al mar su red, sólo Pescaba un pescador en un río, atravesándolo con su
Tiraban unos pescadores de una red y como la cogió un pececito. Suplicó éste al pescador que le red de una a otra orilla; luego, con una piedra atada
sentían muy cargada, bailaban y gritaban de con- dejara por el momento en gracia de su pequeñez. al extremo de una cuerda de lino, agitaba el agua
tento, creyendo que habían hecho una buena pesca. —Cuando sea mayor, podrás pescarme de nuevo, para que los peces, aturdidos, al huir cayeran entre
Arrastrada la red a la playa, en lugar de peces sólo y entonces seré para ti de más provecho —terminó las mallas de la red.
encontraron piedras y otros objetos, con lo que su el pececito. Lo vio proceder así un vecino y le reprochó el
contrariedad fue muy grande, no tanto por la rabia —¡Hombre —replicó el pescador—, bien tonto revolver el río, obligándoles a beber el agua turbia;
de su chasco, como por haber esperado otra cosa. sería soltando la presa que tengo en la mano para más él respondió:
Uno de los pescadores, el más viejo, dijo a sus contar con la presa futura, por grande que sea! —¡Si no revuelvo el río, tendré que morirme de
compañeros: Más vale una moneda en la mano, que un hambre!
—Basta de afligirse, muchachos, puesto que tesoro en el fondo del mar. Igual sucede con las naciones: entre más
según parece la alegría tiene por hermana la tris- discordia siembren los agitadores entre la gente,
teza; después de habernos alegrado tanto antes de mayor será el provecho que obtendrán. Forma
tiempo, era natural que tropezásemos con alguna 196 El pescador flautista siempre tu propia opinión y no vayas a donde te
contrariedad. quieran empujar otros sin que lo hayas razonado.
Es rutina de la vida que a buenos tiempos Un pescador que también tocaba hábilmente la
siguen unos malos y a los malos tiempos le flauta, cogió juntas sus flautas y sus redes para ir al
mar; y sentado en una roca saliente, púsose a tocar

Esopo 34 Fabulas
el profanador de textos
198 El tocador de cítara 200 Bóreas y el sol 202 Los viandantes y el hacha

Un tocador de cítara sin talento cantaba desde la Bóreas y el Sol disputaban sobre sus poderes, y Caminaban dos hombres en compañía. Habiendo
mañana a la noche en una casa con las paredes muy decidieron conceder la palma al que despojara a un encontrado uno de ellos un hacha, el otro dijo:
bien estucadas. viajero de sus vestidos. —Hemos encontrado un hacha.
Como las paredes le devolvían el eco, se imaginó Bóreas empezó de primero, soplando con violen- —No digas —repuso el primero—“hemos en-
que tenía una voz magnífica, y tanto se lo creyó, que cia; y apretó el hombre contra sí sus ropas, Bóreas contrado”, sino: “has encontrado un hacha.”
resolvió presentarse en el teatro; pero una vez en la asaltó entonces con más fuerza; pero el hombre, Instantes después fueron alcanzados por el hom-
escena cantó tan mal, que lo arrojaron a pedradas. molesto por el frío, se colocó otro vestido. Bóreas, bre que había perdido el hacha; y el que la llevaba, al
No seamos nosotros jueces de nosotros mismos, vencido, se lo entregó al Sol. verse perdido, dijo a su compañero:
no vaya a ser que nuestra parcialidad nos Este empezó a iluminar suavemente, y el hombre —Estamos perdidos.
arruine. se despojó de su segundo vestido; luego lentamente —No digas —replicó éste—“estamos perdidos,”
le envió el Sol sus rayos más ardientes, hasta que el sino: “estoy perdido,” porque cuando encontraste el
hombre, no pudiendo resistir más el calor, se quitó hacha no me admitiste como parte en tu hallazgo.
199 El orador Demades sus ropas para ir a bañarse en el río vecino. Si no estamos dispuestos a compartir nuestros
Es mucho más poderosa una suave persuasión éxitos, tampoco esperemos que nos soporten en la
El orador Demades hablaba un día a los ciudadanos que un acto de violencia. desgracia.
de Atenas, mas como no prestaban mucha atención
a su discurso, pidió que le permitieran contar una
fábula de Esopo. Concedida la demanda, empezó de 201 Los viandantes y el cuervo 203 Los viandantes y el oso
este modo:
—Demeter, la golondrina y la anguila viajaban Viajaban unas gentes para cierto asunto, cuando Marchaban dos amigos por el mismo camino. De
juntas un día; llegaron a la orilla de un río; la golon- encontraron a un cuervo que había perdido un ojo. repente se les apareció un oso.
drina se elevó en el aire, la anguila desapareció en las Volvieron hacia el cuervo sus miradas, y uno de Uno se subió rápidamente a un árbol ocultándo-
aguas… —y aquí se detuvo el orador. los viandantes aconsejó el regreso, pues en su opi- se en él; el otro, a punto de ser atrapado, se tiró al
—¿Y qué hizo Demeter…? —le gritaron. nión hacerlo era lo que aconsejaba el presagio. Pero suelo, fingiéndose muerto.
—Demeter montó en cólera contra vosotros — otro de los caminantes tomó la palabra y dijo: Acercó el oso su hocico, oliéndole por todas par-
replicó­— porque descuidáis los asuntos de Estado —¿Cómo podría este cuervo predecirnos el futu- tes, pero el hombre contenía su respiración, porque
para entreteneros con las fábulas de Esopo. ro si él mismo no ha podido prever, para evitarlo, la se dice que el oso no toca a un cadáver.
Eso sucede entre la gente: prefieren darle pérdida de su ojo? Cuando se hubo alejado el oso, el hombre escon-
atención únicamente al placer dejando de lado Quien no puede cuidar de sí mismo, menos dido en el árbol bajó de éste y preguntó a su compa-
las cosas realmente necesarias. Cuidémonos indicado está para aconsejar al prójimo. ñero qué le había dicho el oso al oído.
de no caer en ese error. Compartamos —Que no viaje en el futuro con amigos que
equilibradamente el deber y el placer. huyen ante el peligro —le respondió.
La verdadera amistad se comprueba en los
momentos de peligro.

Esopo 35 Fabulas
el profanador de textos
204 Los sacerdotes de Cibeles —Porque la tierra —repuso el jardinero— para —¡Los dioses me libren de responderte con insul-
unos es dedicada madre y para otros descuidada tos! ¡Al contrario, alabo los cabellos que han abando-
Unos sacerdotes de Cibeles tenían un asno al que madrastra. nado ese cráneo pelado!
cargaban con sus bultos cuando se ponían en viaje. Del interés que se ponga en un asunto, así se Si regalamos un insulto, no esperemos de
Un día por fatiga se murió el asno, y desollándo- desarrollará y así será el fruto que se recoja. regreso un regalo menor.
lo, hicieron con su piel unos tambores, de los cuales
se sirvieron.
Habiéndoles encontrado otros sacerdotes de 207 Diógenes de viaje 209 El labrador y el águila
Cibeles, les preguntaron que dónde estaba su asno.
—Muerto —les dijeron—; pero recibe más gol- Yendo de viaje, Diógenes el cínico llegó a la orilla Encontró un labrador un águila presa en su cepo y,
pes ahora que los que recibió en su vida. de un río torrencial y se detuvo perplejo. Un hom- seducido por su belleza, la soltó y le dio la libertad.
Mucha gente dice haberse retirado de su bre acostumbrado a hacer atravesar el río a la gente, El águila, que no fue ingrata con su bienhechor,
hábito, pero no se da cuenta de que su hábito no viéndole indeciso, se acercó a Diógenes, lo subió viéndole sentado al pie de un muro que amenaza-
se retiró nunca de él. sobre sus hombros y lo pasó complaciente a la otra ba derrumbarse, voló hasta él y le arrebató con sus
orilla. garras la cinta con que se ceñía su cabeza.
Quedó allí Diógenes, reprochándose su pobreza Se levantó el hombre para perseguirla. El águila
205 El jardinero y el perro que le impedía pagar a su bienhechor. Y estando dejó caer la cinta; la tomó el labriego, y al volver
pensando en ello advirtió que el hombre, viendo sobre sus pasos halló desplomado el muro en el lugar
El perro de un jardinero había caído en un pozo. a otro viajero que tampoco podía pasar el río, fue donde antes estaba sentado, quedando muy sorpren-
El jardinero, por salvarle, descendió también. a buscarlo y lo transportó igualmente. Entonces dido y agradecido de haber sido pagado así por el
Creyendo el perro que bajaba para hundirlo más Diógenes se acercó al hombre y le dijo: águila.
todavía, se volvió y le mordió. —No tengo que agradecerte ya tu servicio, pues Siempre debemos ser agradecidos con nuestros
El jardinero, sufriendo con la herida, volvió a veo que no lo haces por razonamiento, sino por bienhechores y agradecer un favor con otro.
salir del pozo, diciendo: manía.
—Me está muy bien empleado; ¿quién me llama- Cuando servimos por igual a personas de
ba para salvar a un animal que quería suicidarse? buen agradecimiento, así como a personas 210 El labrador y el árbol
Cuando te veas en peligro o necesidad, no desagradecidas, sin duda que nos calificarán, no
maltrates la mano de quien viene en tu ayuda. como buena gente, sino como ingenuos o tontos. En el campo de un labriego había un árbol estéril
Pero no debemos desanimarnos por ello, tarde o que únicamente servía de refugio a los gorriones y a
temprano, el bien paga siempre con creces. las cigarras ruidosas.
206 El jardinero y las hortalizas El labrador, viendo su esterilidad, se dispuso a
abatirlo y descargó contra él su hacha.
Un hombre se detuvo cerca de un jardinero que 208 Diógenes y el calvo Suplicáronle los gorriones y las cigarras que no
trabajaba con sus legumbres, preguntándole por qué abatiera pues era su asilo, para que en él pudieran
las legumbres silvestres crecían lozanas y vigorosas, y Diógenes, el filósofo cínico, insultado por un hom- cantar y agradarle a él mismo. Más sin hacerles caso,
las cultivadas flojas y desnutridas. bre que era calvo, replicó: le asestó un segundo golpe, luego un tercero.

Esopo 36 Fabulas
el profanador de textos
Rajado el árbol, el labrador vio un panal de abejas Temiendo después la venganza de la serpiente, 215 El labrador y sus hijos
y probó y gustó su miel, con lo que arrojó el hacha, dispúsose a reconciliarse con ella; más ésta repuso:
honrando y cuidando desde entonces el árbol con —Ni yo puedo alimentar hacia ti buenos senti- A punto de acabar su vida, quiso un labrador dejar
gran esmero, como si fuera sagrado. mientos viendo el hachazo de la piedra, ni tú hacia experimentados a sus hijos en la agricultura.
Mucha gente hay que hace un bien sólo si de mí contemplando la tumba de tu hijo. Así, les llamó y les dijo:
él recoge beneficio, no por amor y respeto a lo No es tarea fácil deshacer grandes odios. —Hijos míos: voy a dejar este mundo; buscad lo
que es justo. Haz el bien por el bien mismo, no que he escondido en la viña, y lo hallaréis todo.
porque de él vayas a sacar provecho. Creyendo sus descendientes que había enterrado
213 El labrador y la víbora un tesoro, después de la muerte de su padre, con
gran afán removieron profundamente el suelo de la
211 El labrador y la fortuna Llegado el invierno, un labrador encontró una viña.
víbora helada de frío. Apiadado de ella, la recogió Tesoro no hallaron ninguno, pero la viña, tan
Removiendo un labrador con su pala el suelo, y la guardó en su pecho. Reanimada por el calor, la bien removida quedó, que multiplicó su fruto.
encontró un paquete de oro. Todos los días, pues, víbora, recobró sus sentidos y mató a su bienhechor, El mejor tesoro siempre lo encontrarás en el
ofrendaba a la Tierra un presente, creyendo que era a el cual, sintiéndose morir, exclamó: trabajo adecuado.
ésta a quien le debía tan gran favor. —¡Bien me lo merezco por haberme compadeci-
Pero se le apareció la Fortuna y le dijo: do de un ser malvado!
—Oye, amigo: ¿por qué agradeces a la Tierra los No te confíes del malvado, creyendo que 216 Hércules y Atenea
dones que yo te he dado para enriquecerte? Si los haciéndole un favor vas a cambiarle su
tiempos cambian y el oro pasa a otras manos, enton- naturaleza. Avanzaba Hércules a lo largo de un estrecho camino.
ces echarás la culpa a la Fortuna. Vio por tierra un objeto parecido a una manzana
Cuando recibamos un beneficio, veamos e intentó aplastarlo. El objeto duplicó su volumen.
bien de donde proviene antes de juzgar 214 El labrador y los perros Al ver esto, Hércules lo pisó con más violencia toda-
indebidamente. vía, golpeándole además con su maza. Pero el objeto
Aprisionó el mal tiempo a un labrador en su cuadra. siguió creciendo, cerrando con su gran volumen el
No pudiendo salir para buscar comida, empe- camino. El héroe lanzó entonces su maza, y quedó
212 El labrador y la serpiente zó por devorar a sus carneros; luego, como el mal plantado presa del mayor asombro.
tiempo seguía, comió también a las cabras; y en fin, En esto se le apareció Atenea y de dijo:
Una serpiente se acercó arrastrándose a donde estaba como no paraba el temporal, acabó con sus propios —Escucha, hermano; este objeto es el espíritu de
el hijo de un labrador, y lo mató. bueyes. Viendo entonces los perros lo que pasaba se la disputa y de la discordia; si se le deja tranquilo,
Sintió el labrador un dolor terrible y, cogiendo dijeron entre ellos: permanece como estaba al principio; pero si se le
un hacha, se puso al acecho junto al nido de la ser- —Larguémonos de aquí, pues, si el amo ha toca, ¡mira cómo crece!
piente, dispuesto a matarla tan pronto como saliera. sacrificado los bueyes que trabajan con él, ¿cómo nos La disputa y la discordia son causa de grandes
Asomó la serpiente la cabeza y el labrador abatió perdonaría a nosotros? males a la humanidad. Nunca las estimules.
su hacha, pero falló el golpe, partiendo en dos a la Cuídate muy en especial de aquellos que no
vecina piedra. temen en maltratar a sus mejores amigos.

Esopo 37 Fabulas
el profanador de textos
217 Hércules y Plutón otro tanto. Dirigióse a la orilla del río y lanzó su 220 Hermes y el escultor
hacha en la corriente, sentándose luego a llorar.
Recibido Hércules entre los dioses y admitido a la Entonces Hermes se le apareció también y, Quiso Hermes saber hasta dónde le estimaban los
mesa de Zeus, saludaba con mucha cortesía a cada sabiendo el motivo de su llanto, se arrojó al río y le hombres, y, tomando la figura de un mortal, se pre-
uno de los dioses. presentó igualmente un hacha de oro, preguntándo- sentó en el taller de un escultor.
Llegó Plutón de último, y Hércules, bajando la le si era la que había perdido. Viendo una estatua de Zeus, preguntó cuánto
vista al suelo, se alejó de él. El bribón, muy contento exclamó: valía.
Sorprendido Zeus por su actitud, le preguntó por —¡Sí, ésa es! —Una dracma3 —le respondieron.
qué apartaba los ojos de Plutón después de haber Pero el dios horrorizado por su desvergüenza, no Sonrió y volvió a preguntar: ¿Y la estatua de Hera
saludado tan amablemente a todos los otros dioses. sólo se quedó con el hacha de oro, sino que tampoco cuánto?
—Porque —contestó Hércules— en los tiempos le devolvió la suya. —Vale más —le dijeron.
en que yo me encontraba entre los hombres, casi La divinidad no sólo ayuda a quien es Viendo luego una estatua que le representaba a él
siempre le veía en compañía de los bribones; por eso honrado, sino que castiga a los deshonestos. mismo, pensó que, siendo al propio tiempo el men-
aparto la mirada de él. sajero de Zeus y el dios de las ganancias, estaría muy
No hagas amistad con quien conoces que no considerado entre los hombres; por lo que preguntó
ha actuado correctamente. 219 La carreta de Hermes y los su precio. El escultor contestó:
malvados —No te costará nada. Si compras las otras dos, te
regalaré ésta.
218 Hermes y el leñador Conducía Hermes un día por toda la Tierra una Nuestra propia vanidad siempre nos lleva a
carreta cargada de mentiras, engaños y malas artes, pasar por terribles desilusiones.
Un leñador que a la orilla de un río cortaba leña, distribuyendo en cada país una pequeña cantidad de
perdió su hacha. Sin saber qué hacer, se sentó lloran- su cargamento.
do a la orilla. Más al llegar al país de los malvados, los astutos 221 Hermes y la tierra
Compadecido Hermes de su tristeza, se arrojó y los aprovechados, la carreta, según dicen, se atascó
al río y volvió con un hacha de oro, preguntando si de pronto, y los habitantes del país, como si se tra- Modeló Zeus al hombre y a la mujer y encargó a
era esa la que había perdido. Le contestó el leñador tara de una carga preciosa, saquearon el contenido Hermes que los bajara a la Tierra para enseñarles
que no, y volvió Hermes a sumergirse, regresando de la carreta, sin dejar a Hermes seguir a los otros dónde tenían que cavar el suelo a fin de procurarse
con una de plata. El leñador otra vez dijo que no pueblos, dejándose para ellos todo su contenido. alimentos.
era suya, por lo que Hermes se sumergió de nuevo, Por eso los malvados, los astutos y los Cumplió Hermes el encargo; la Tierra, al princi-
volviendo con el hacha perdida. Entonces el hombre aprovechados son los mayores mentirosos de la pio, se resistió; pero Hermes insistió, diciendo que
le dijo que sí era esa la de él. Tierra. era una orden de Zeus.
Hermes, seducido por su honradez, le dio las tres
hachas.
Al volver con sus compañeros, les contó el leña- 3 dracma. 1. amb. Unidad monetaria griega. 2. amb.
dor su aventura. Uno de ellos se propuso conseguir Antigua moneda griega de plata. Diccionario RAEL. [N.
del Pr.]

Esopo 38 Fabulas
el profanador de textos
—Esta bien —dijo la Tierra—, que caven todo Pero las conchas se mezclaron unas con otras, y 226 Zeus y el tonel de los bienes
lo que quieran. ¡Ya me lo pagarán con sus lágrimas y unas que llegaron después que otras, pasaron antes
lamentos! por manos de Zeus para sufrir sus justas sentencias. Encerró Zeus todos los bienes en un tonel, dejándo-
No hay frutos ni recompensa si no hay Por eso no nos incomodemos cuando los lo entre las manos de un hombre.
sacrificio y esfuerzo. malhechores no reciben pronto su merecido Este hombre, que era curioso, levantó la tapa del
castigo. Tarde o temprano les llegará su turno. tonel porque quería saber lo que había dentro y, al
hacerlo, todos los bienes volaron hacia los dioses,
222 Hermes y Tiresias menos la Esperanza.
224 Zeus y Apolo De ahí que la esperanza sea la satisfacción
Hermes quiso comprobar si el arte adivinatorio de de los humanos, que les promete el regreso de los
Tiresias era verdadero; para lo cual le robó sus bue- Disputaban Zeus y Apolo sobre el tiro al arco. bienes desaparecidos.
yes en el campo y luego, bajo la figura de un mortal, Tendió Apolo el suyo y disparó su flecha; pero
se fue a la ciudad y entró en la casa de Tiresias. Zeus extendió la pierna tan lejos como había Apolo
Cuando supo la pérdida de su yunta, Tiresias se lanzado su flecha, haciendo ver que no llegó más allá 227 Zeus y la serpiente
trasladó a las afueras con Hermes para observar un de donde se encontraba él.
augurio en el vuelo de las aves, rogando a Hermes le Cuando competimos con rivales mucho más Anunciadas las bodas de Zeus, todos los animales le
dijera el pájaro que apareciese. poderosos, no sólo no le ganaremos, sino que honraron con presentes, cada uno según sus medios.
Hermes vio un águila que pasaba volando de además se burlarán de nosotros. La serpiente subió hasta Zeus arrastrándose, con
izquierda a derecha y se lo dijo. Respondió Tiresias una rosa en la boca. Más al verla dijo Zeus:
que ese pájaro no les importaba. —De todos acepto sus presentes, pero no los
A la segunda vez, vio el dios una corneja encara- 225 Zeus y el pudor quiero de tu boca.
mada en un árbol que ora alzaba los ojos al cielo, ora No debemos confiarnos de las aparentes
se inclinaba hacia la Tierra, y así se lo dijo. Entonces Cuando Zeus modeló al hombre, le dotó en el acto bondades de los malvados.
el adivino contestó: de todas las inclinaciones pero olvidó dotarle del
—¡Esa corneja jura por el cielo y por la tierra que pudor.
depende de tí que vuelva a encontrar mis bueyes! No sabiendo por dónde introducirlo, le ordenó 228 Zeus y la tortuga
El ladrón gusta volver a visitar el lugar de su que entrara sin que se notara su llegada. El pudor se
robo. revolvió contra la orden de Zeus, mas al fin, ante sus Para celebrar sus bodas, Zeus invitó a todos los ani-
ruegos apremiantes, dijo: males. Sólo faltó la tortuga.
—Está bien, entraré; pero a condición de que Intrigado por su ausencia, le preguntó al día
223 Zeus juez Eros no entre donde yo esté; si entra él, yo saldré siguiente:
enseguida. —¿Cómo solamente tú entre todos los animales
Decidió Zeus en pasados tiempos que Hermes Desde entonces a Eros y el pudor no se les no viniste a mi festín?
grabase en conchas las faltas de los hombres, deposi- volvió a ver juntos. —¡Hogar familiar, hogar ideal! —respondió la
tando estas conchas a su lado en un cofre para hacer tortuga.
justicia a cada uno.

Esopo 39 Fabulas
el profanador de textos
Zeus, indignado contra ella, la condenó a llevar La envidia no es buena consejera, más bien 233 Zeus, Prometeo, Atenea y
eternamente la casa a cuestas. nos puede llevar a perder lo que ya poseemos. Momo
No nos encerremos en nuestro pequeño
mundo. Ampliemos nuestro horizonte Zeus hizo un toro, Prometeo un hombre, Atenea
compartiendo sanamente con nuestro alrededor. 231 Zeus y los hombres una casa, y llamaron a Momo como juez.
Momo, celoso de sus obras, empezó a decir que
Zeus, después de modelar a los hombres, encargó a Zeus había cometido un error al no colocar los ojos
229 Zeus y la zorra Hermes que les distribuyera la inteligencia. del toro en los cuernos, a fin de que pudiera ver
Hermes partió la inteligencia en partes iguales dónde hería, y Prometeo otro al no suspender el
Admirado Zeus de la inteligencia y finura de la zo- para todos y vertió a cada uno la suya. corazón del hombre fuera de su pecho para que la
rra, le confirió el reinado sobre los animales. Sucedió con esto que los hombres de poca esta- maldad no estuviera escondida y todos pudieran ver
Quiso, no obstante, saber si al cambiar de fortuna tura, llenos por su porción, fueron hombres sesudos, lo que hay en el espíritu.
había mudado también de inclinaciones, y, hallán- mientras que a los hombres de gran talla, debido En cuanto a Atenea, que debía haber colocado su
dose el nuevo rey de paseo en su litera, dejó Zeus a que la porción no llegaba a todas las partes de su casa sobre ruedas, con objeto de que si un malvado
caer un escarabajo ante sus ojos. cuerpo, les correspondió menos inteligencia que a se instalaba en la vecindad, sus moradores pudieran
Entonces la zorra, incapaz de contenerse, viendo los otros. trasladarse fácilmente.
al escarabajo revolotear alrededor de su litera, saltó No es la apariencia de grandeza lo que Zeus, enojado por su envidia, arrojó a Momo del
fuera de ésta y, despreciando las conveniencias, in- confiere grandeza, es lo que está por dentro y no Olimpo.
tentó atrapar al escarabajo. se aparenta lo que nos hace ser lo que realmente Cualquier obra que se haga, por más perfecta
Molesto Zeus por su conducta, volvió a la zorra a somos. que parezca, siempre alguien encontrará alguna
su antiguo estado. razón para criticarla. Así que nunca nos
La naturaleza, o modo de ser de las personas desanimemos por lo que juzguen de nuestras
no se cambian al cambiar de título. 232 Zeus y los robles obras; nunca faltará quien le encuentre defectos.

Quejábanse los robles a Zeus en estos términos:


230 Zeus y las abejas —En vano vemos la luz, pues estamos expuestos, 234 Afrodita y la gata
más que todos los demás árboles, a los golpes bruta-
Envidiosas las abejas a causa de la miel que les arre- les del hacha. Se había enamorado una gata de un hermoso joven,
bataban los hombres, fueron en busca de Zeus y le —Vosotros mismos sois los autores de vuestra y rogó a Afrodita que la hiciera mujer. La diosa,
suplicaron que les diera fuerza bastante para matar desgracia —respondió Zeus—; si no dierais la made- compadecida de su deseo, la transformó en una bella
con las punzadas de su aguijón a los que se acercaran ra para fabricar los mangos, las vigas y los arados, el doncella, y entonces el joven, prendado de ella, la
a sus panales. hacha os respetaría. invitó a su casa.
Zeus, indignado al verlas envidiosas, las condenó Antes de culpar a otros de nuestros males, Estando ambos descansando en la alcoba nupcial,
a perder su dardo cuantas veces hirieran a alguno y a veamos antes si no los causamos nosotros mismos. quiso saber Afrodita si al cambiar de ser a la gata
morir ellas mismas después. había mudado también de carácter, por lo que soltó
un ratón en el centro de la alcoba.

Esopo 40 Fabulas
el profanador de textos
Olvidándose la gata de su condición presente, se A su vez la más joven, no queriendo tener por —¡Pueden gritar cuanto les venga en gana, pero
levantó del lecho y persiguió al ratón para comér- amante a un hombre viejo, le arrancaba los cabellos no tendrán un banquete con mi carne!
selo. Entonces la diosa, indignada, la volvió a su canos. Cuando no se tiene determinación en las
original estado. Con esto sucedió que el hombre, pelado alterna- acciones, éstas nunca se llegan a realizar.
El cambio de estado de una persona, no la tivamente por una y por la otra, se quedó completa-
hace cambiar de sus instintos. mente calvo.
Lo que mal se distribuye, mal se retribuye. 239 Las gallinas y la comadreja

235 Los bienes y los males Supo una comadreja de que en un corral había unas
237 El batanero4 y el carbonero gallinas enfermas, y disfrazándose de médico, cogió
Prevaliéndose de la debilidad de los Bienes, los los instrumentos del oficio y se acercó al gallinero.
Males los expulsaron de la Tierra, y los Bienes en- Un carbonero que hacía su trabajo en cierta casa Ya en la puerta, preguntó a las gallinas que cómo les
tonces subieron a los Cielos. visitó a un batanero que trabajaba no muy lejos de iba con su salud.
Una vez estando allí preguntaron a Zeus cuál de- él, invitándole a trabajar en un mismo local, pues —¡Mucho mejor si tú te largas! —le
bía ser su conducta con respecto a los hombres. Les de este modo, además de mayor amistad vivirían respondieron.
respondió el dios que no se presentaran a los morta- con menos gastos al usar solamente una casa. Pero le Si somos precavidos, podremos descubrir las
les todos en conjunto, sino uno tras otro. respondió el batanero: falsas poses de los malvados.
Esta es la razón por la que los Males, que viven —Eso para mí es imposible, pues todo lo que yo
continuamente entre los hombres, los asedian sin blanqueara, tú lo ennegrecerías de hollín al instante.
descanso, mientras que los Bienes, como descienden No debemos asociar actividades de 240 El deudor ateniense
de los cielos, sólo se les acercan de vez en cuando. naturalezas contradictorias.
Tengamos siempre presente que estamos Un ateniense endeudado, apremiado por su acree-
continuamente acechados por los males para su dor para que le pagara su deuda, le pidió a éste que
acción inmediata, mientras que para recibir los 238 El guerrero y los cuervos le concediera un corto plazo con el pretexto de que
bienes, debemos tener paciencia. se hallaba en apuro; mas no logrando convencerle,
Partió un hombre para la guerra, pero en el camino, trajo la única marrana que poseía, disponiéndose a
oyendo graznar a los cuervos, tiró sus armas al suelo venderla en presencia de su acreedor.
236 El canoso y sus dos y se detuvo. Llegó un comprador preguntando si la marrana
pretendientes Las tomó al rato nuevamente y prosiguió su mar- era fecunda.
cha; más otra vez graznaron los cuervos. De nuevo se —Tan fecunda es —respondió el deudor— que
Un hombre ya canoso tenía dos pretendientes, una detuvo y entonces les dijo: hasta es extraordinaria: en los Misterios pare hem-
joven y otra más vieja. bras y en las Panateneas pare machos.
Apenada la de mayor edad de tratar con un hom- 4 batanero. 1. m. Hombre que cuida de los batanes o —¡No te asombres tanto aún, porque esta marra-
bre más joven que ella, cada vez que él la visitaba le trabaja en ellos. batán. 1. m. Máquina para golpear, des- na, además, te dará cabritos en las Dionisíacas!
quitaba los cabellos negros. engrasar y enfurtir los paños. Diccionario RAEL. [N. del La desesperación es causa de grandes mentiras.
Pr.]

Esopo 41 Fabulas
el profanador de textos
241 Dos hombres disputando trepaba hacia él, por lo que optó por tirarse al río, color y terminó poniendo enfermo al negro a fuerza
acerca de los dioses donde terminó en la boca de un cocodrilo. de tantos intentos.
La naturaleza es enemiga de los malvados. Lo que la naturaleza diseña, se mantiene
Se encontraban disputando dos hombres sobre cuál firme.
de los dioses, Hércules o Teseo era el más grande.
Pero los dioses, irritados contra ellos, se vengaron 244 El embustero
cada uno en el país del otro. 246 El pícaro
Cuando los inferiores disputan sobre sus Un hombre enfermo y de escasos recursos prometió
superiores, no tardarán éstos en reaccionar contra a los dioses sacrificarles cien bueyes si le salvaban de Un pícaro se comprometió a demostrar que el orá-
ellos. la muerte. culo de Delfos mentía.
Queriendo probar al enfermo, los dioses le ayu- Llegó el día señalado y el pícaro tomó un pajari-
daron a recobrar rápidamente la salud, y el hombre to y, escondiéndolo bajo de su manto, se dirigió al
242 El ciego se levantó del lecho. Mas como no poseía los cien templo.
bueyes comprometidos, los modeló con sebo y los Encarándose ante el oráculo preguntó si lo que
Érase una vez un ciego muy hábil para reconocer llevó a sacrificar a un altar, diciendo: tenía en la mano era un ser vivo o era inanimado.
al tacto cualquier animal al alcance de su mano, —¡Aquí tienen, oh dioses, mi ofrenda! Si el dios decía ‘inanimado,’ el hombre mostraría
diciendo de qué especie era. Le presentaron un día Los dioses decidieron también burlarse entonces al pajarito vivo; si decía ‘vivo,’ lo enseñaría muerto,
un lobezno, lo palpó y quedó indeciso. a su vez del embustero, y le enviaron un sueño que después de haberlo matado.
—No acierto —dijo, si es hijo de una loba, de le instaba a dirigirse a la orilla del mar, donde inme- Pero el dios, viendo de lo que se trataba con esa
una zorra o de otro animal de su misma cualidad; diatamente encontraría mil monedas de plata. malvada intención, respondió:
pero lo que sí sé es que no ha nacido para vivir en No pudiendo contener su alegría, el hombre co- —Deja tu engaño, pícaro, pues bien sabes que de
un rebaño de corderos. rrió a la playa, pero allí cayó en manos de unos pira- ti depende que lo que tienes en la mano se muestre
La naturaleza de la maldad se puede notar en tas que luego lo vendieron. Y fue así como encontró muerto o vivo.
una sola de sus características. las mil monedas de plata. El poder divino no es para llevarle al engaño.
Quien trata de engañar, al final termina
engañado.
243 El homicida 247 El fanfarrón

Un hombre que había cometido un homicidio era 245 El hombre negro Un atleta, que era muy conocido de sus conciuda-
perseguido por los familiares de la víctima. danos por su debilidad, partió un día para tierras
Despertó la liebre ante los ruidos de la persecu- Cierto patrón llevó a trabajar a su propiedad a un lejanas.
ción, y no esperando más, emprendió su huida. hombre negro, pensando que su color provenía a Volvió después de algún tiempo, anunciando que
Pero llegando a orillas de un río, tropezó con un causa de un descuido de su anterior propietario. había llevado a cabo grandes proezas en distintos
lobo, y huyéndole, se subió a un árbol de la orilla; Una vez en su casa, probó todas las jabonadas países; contaba con especial esmero haber hecho
y cuando estaba allí subido vió una serpiente que posibles, intentó toda clase de trucos para blan- en Rodas un salto que nunca antes ninguno de los
quearlo, pero de ninguna manera pudo cambiar su atletas coronados en los juegos olímpicos había sido

Esopo 42 Fabulas
el profanador de textos
capaz de realizar, agregando además que presentaría Se le apareció al momento Hermes, y golpeándo- Como nadie llegaba a comprarla, se le ocurrió lla-
los testigos de su hazaña si algunos de los que allí se le con su caduceo, le dijo: mar la atención anunciando que vendía un dios que
hallaban presentes venían alguna vez a su tierra. —¿Aceptarás ahora que nosotros juzgamos a obsequiaba bondades y beneficios. Entonces uno de
Uno de los oyentes tomó la palabra y dijo: los hombres del mismo modo que tu juzgas a las los curiosos le dijo:
—Oye, amigo: si eso es cierto, no necesitamos hormigas? —Oye, si tan bueno es, ¿por qué la vendes y no
testigos; esto es Rodas, da el salto y muéstralo. Antes de juzgar el actuar ajeno, juzga te aprovechas de su ayuda?
Si no puedes probar con los hechos lo que primero el tuyo. —Porque yo —contestó aquél— necesito la ayu-
dices, no estás diciendo nada. da inmediatamente, y él nunca se apura en conceder
sus beneficios.
250 Zeus, los animales y los Nunca dejes que el interés material
248 Hércules y el boyero hombres momentáneo predomine sobre el espíritu.

Conducía un boyero una carreta hacia una aldea, y Dicen que Zeus modeló a los animales primero y
la carreta se despeñó a un barranco profundo. que les concedió la fuerza a uno, a otro la rapidez, al 252 La mujer intratable
El boyero, en lugar de ayudar a los bueyes a salir de más allá las alas; pero al hombre lo dejó desnudo
de aquel trance, se quedó allí cruzado de brazos, y éste dijo: Tenía un hombre una esposa siempre malhumorada
invocando entre todos los dioses a Hércules, que era —¡Sólo a mí me has dejado sin ningún favor! con todas las gentes de su casa. Queriendo saber si
el de su mayor devoción. Llegó entonces Hércules y —No te das cuenta del regalo que te he hecho sería de igual humor con los criados de su padre, la
le dijo: —repuso Zeus—, y es el más importante, pues has envió a casa de éste con un pretexto cualquiera.
—¡Toma una rueda, hostiga a los bueyes y no recibido la razón, poderosa entre los dioses y los De regreso después de unos días, le preguntó el
invoques a los dioses si no hay esfuerzo de tu parte! hombres, más poderosa que los animales más pode- marido cómo la habían tratado los criados en casa de
—Si no lo haces así, nos invocarás en vano. rosos, más veloz que las aves más veloces. su padre, y ella respondió:
La oración debe acompañarse siempre Entonces el hombre, reconociendo el regalo —Los pastores y los boyeros sólo me miraban de
previamente de la acción. recibido de Zeus se alejó adorando y dando gracias reojo.
al dios. —Pues si tan mal te miraban, los que salen con
Que las grandezas que observamos en las los rebaños al despuntar el día y no vuelven hasta el
249 El hombre y la hormiga criaturas de la naturaleza, no nos hagan olvidar empezar la noche, ¿cómo te mirarían todos aquellos
que fuimos obsequiados con la mayor de todas con quienes pasabas el día entero?
Un navío se fue a pique un día con todo y sus pasa- ellas. Pequeños signos nos señalan grandes cosas, y
jeros, y un hombre, testigo del naufragio, decía que débiles luces nos muestran secretos ocultos.
no eran correctas las decisiones de los dioses, puesto
que, por castigar a un solo impío, habían condenado 251 El mercader de estatuas
también a muchos otros inocentes. 253 El náufrago
Mientras seguía su discurso, sentado en un sitio Un hombre hizo una estatuilla de un Hermes en
plagado de hormigas, una de ellas lo mordió, y en- madera y la llevó a la plaza para su venta. Navegaba un rico ateniense en una nave junto con
tonces, para vengarse, las aplastó a todas. otros pasajeros. De pronto, a causa de una súbita y

Esopo 43 Fabulas
el profanador de textos
violenta tempestad, el navío empezó rápidamente a catombe5 y consagrarles múltiples exvotos6 si lograba Cuando despertó, y moviéndose lo más veloz que
hacer agua. restablecerse. pudo, vio como la tortuga había llegado primero al
Y mientras los demás pasajeros, con su esfuerzo, Le oyó su mujer, que lo acompañaba a su lado, y final y obtenido la victoria.
trataban de salvarse a nado, el rico ateniense, invo- le preguntó: Con seguridad, constancia y paciencia,
cando a cada instante a la diosa Atenea, le prometía —¿Y de dónde sacarás tanto dinero para cubrir aunque a veces parezcamos lentos, obtendremos
efusivamente toda clase de ofrendas si por su medio todo eso? siempre el éxito.
lograba salvarse. —¿Y crees tú que los dioses me lo van a reclamar
Uno de los náufragos que lo oía a su lado le dijo: si me restableciera? —repuso el enfermo.
—¡Pide a Atenea, pero también a tus brazos! Nunca hagas promesas que de antemano ya 257 El viajero y su perro
Cuando pidas ayuda en tus problemas, sabes que será imposible cumplirlas.
primero demuestra que ya estás trabajando para Un viajero listo para salir de gira, vio a su perro en
solucionarlos. el portal de su casa estirándose y bostezando. Le
256 La liebre y la tortuga preguntó con energía:
—¿Por qué estás ahí vagabundeando?, todo está
254 Los pescadores y el atún Cierto día una liebre se burlaba de las cortas patas y listo menos tú, así que ven conmigo al instante.
lentitud al caminar de una tortuga. Pero ésta, rién- El perro, meneando su cola replicó:
Salieron a pescar al mar unos pescadores y luego de dose, le replicó: —Oh patrón, yo ya estoy listo, más bien es a ti a
largo rato sin coger nada, se sentaron en su barca, —Puede que seas veloz como el viento, pero yo te quien yo estoy esperando.
entregándose a la desesperación. ganaría en una competencia. El perezoso siempre culpa de los retrasos a sus
De pronto, un atún perseguido y que huía Y la liebre, totalmente segura de que aquello era seres más cercanos.
ruidosamente, saltó y cayó por error a su barca; lo imposible, aceptó el reto, y propusieron a la zorra
tomaron entonces los pescadores y lo vendieron en que señalara el camino y la meta.
la plaza de la ciudad. Llegado el día de la carrera, arrancaron ambas al 258 El niño ciego y su madre
Existen extraños momentos en que por mismo tiempo. La tortuga nunca dejó de caminar y
circunstancias del azar, obtenemos lo que no se a su lento paso pero constante, avanzaba tranquila Un niño ciego de nacimiento, dijo una vez a su
pudo con el arte. hacia la meta. En cambio, la liebre, que a ratos se madre:
echaba a descansar en el camino, se quedó dormida. —¡Yo estoy seguro de que puedo ver!
Con el deseo de probarle su error, su madre puso
255 Prometer lo imposible 5 hecatombe. 3. f. Sacrificio de 100 reses vacunas u otras delante de él unos granos de aromático incienso y le
víctimas, que hacían los antiguos a sus dioses. 4. f. preguntó:
Un hombre pobre se hallaba gravemente enfermo. Sacrificio solemne en que es grande el número de vícti- —¿Qué es eso?
Viendo que los médicos no podrían salvarle, se mas. Diccionario RAEL. [N. del Pr.] El niño contestó:
dirigió a los dioses, prometiendo ofrendarles una he- 6 exvoto. 1. m. Don u ofrenda, como una muleta, una —Una piedra.
mortaja, etc., que los fieles dedican a Dios, a la Virgen o A lo que su madre exclamó:
a los santos en señal y recuerdo de un beneficio recibidos. —Oh, hijo mío, temo que no sólo estás ciego,
Diccionario RAEL. [N. del Pr.] sino que tampoco tienes olfato.

Esopo 44 Fabulas
el profanador de textos
No nos engañemos creyendo que nuestras —Será todo como lo dices, pero yo sólo sé esto: No anduvieron mucho cuando encontraron un
ilusiones son realidades, pues podríamos luego Te capturé junto con estas ladronas, las grullas, y por león.
encontrar que nuestra situación era peor de lo lo tanto te corresponde morir junto con ellas. La zorra, segura del inmediato peligro, se acercó
supuesto. Quien se asocia con el malvado, con él perece. al león y le prometió ayudar a capturar al asno si le
daba su palabra de no dañarla a ella.
Entonces, afirmándole al asno que no sería mal-
259 La granada, el manzano y el 261 El joven y el escorpión tratado, lo llevó a un profundo foso diciéndole que
espino se guareciera allí.
Un joven andaba cazando saltamontes. Ya había El león, viendo que ya el asno estaba asegurado,
La granada y el manzano disputaban sobre quien de capturado un buen número cuando trató de tomar a inmediatamente agarró a la zorra, y luego atacó al
ellos era el máximo. un escorpión equivocadamente. asno a su antojo.
Cuando la discusión estaba en lo más ardiente, Y el escorpión, mostrándole su ponzoña le dijo: Nunca traiciones a tu amigo por temor
un espino, desde su vecindad alzó su voz diciendo —Si me hubieras tocado, me hubieras perdido, al enemigo, pues al final, tú también saldrás
severamente: pero también a todos tus saltamontes. traicionado.
—Por favor, mis amigos, en mi presencia, al me- Cuando hayas hecho un capital con tu
nos déjense de esas vanas discusiones. trabajo, cuida de no perderlo por tratar de tomar
Quien tiene el poder de castigar, termina lo que no debes. 264 La tortuga y el águila
siendo el máximo.
Una tortuga que se recreaba al sol, se quejaba a las
262 El plumaje de la golondrina y aves marinas de su triste destino, y de que nadie le
260 El labrador y la cigüeña el cuervo había querido enseñar a volar.
Un águila que paseaba a la deriva por ahí, oyó su
Un labrador colocó trampas en su terreno recién La golondrina y el cuervo discutían acerca de su lamento y le preguntó con qué le pagaba si ella la
sembrado y capturó un número de grullas que ve- plumaje. El cuervo terminó la discusión alegando: alzaba y la llevaba por los aires.
nían a comerse las semillas. Pero entre ellas se encon- —Tus plumas serán muy bonitas en el verano, —Te daré —dijo— todas las riquezas del Mar
traba una cigüeña, la cual se había fracturado una pero las mías me cobijan contra el invierno. Rojo.
pata en la trampa y que insistentemente le rogaba al Lo que sólo sirve para presumir, no es valioso —Entonces te enseñaré al volar —replicó el
labrador le conservara la vida: en realidad. águila.
—Te ruego me liberes, amo —decía— sólo por Y tomándola por los pies la llevó casi hasta las
esta vez. Mi quebradura exaltará tu piedad, y ade- nubes, y soltándola de pronto, la dejó ir, cayendo la
más, yo no soy grulla, soy una cigüeña, un ave de ex- 263 El asno y la zorra encuentran pobre tortuga en una soberbia montaña, haciéndo-
celente carácter, y soy muy buena hija. Mira también al león se añicos su coraza. Al verse moribunda, la tortuga
mis plumas, que no son como las de esas grullas. exclamó:
El labrador riéndose dijo: El asno y la zorra, habiéndose unido para su mutua —Renegué de mi suerte natural. ¿Qué tengo yo
protección, salieron un día de caza. que ver con vientos y nubes, cuando con dificultad
apenas me muevo sobre la tierra?

Esopo 45 Fabulas
el profanador de textos
Si fácilmente adquiriéramos todo lo que 267 La paloma sedienta 269 El niño y los dulces
deseamos, fácilmente llegaríamos a la desgracia.
Una paloma, incómoda por la molesta sed, vio una Un niño metió su mano en un recipiente lleno de
charca de agua pintada sobre un rótulo. dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató
265 El labrador y las grullas Pero sin darse cuenta de que sólo era un dibujo, de sacar la mano, el cuello del recipiente no le per-
voló hacia ella a toda velocidad e inevitablemente mitió hacerlo.
Algunas grullas escarbaban sobre terrenos recién chocó contra el rótulo, hiriéndose lastimosamente. Como tampoco quería perder aquellos dulces,
sembrados con trigo. Durante algún tiempo el labra- Habiéndose quebrado las alas por el golpe, lloraba amargamente su desilusión.
dor blandía una honda vacía, ahuyentándolas por el cayó a tierra donde fue capturada por uno de los Un amigo que estaba cerca le dijo:—Confórmate
pánico que les producía. transeúntes. solamente con la mitad y podrás sacar la mano con
Pero cuando las aves se dieron cuenta del truco, No dejes que el fervor, entusiasmo o necesidad los dulces—.
ya no se alejaban de su comida. El labrador, viendo nublen tu discreción. Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te
esto, cargó su honda con piedras y mató muchas de frenarás.
las grullas.
Las supervivientes inmediatamente abandonaron 268 El avaro y el oro
el lugar, lamentándose diciendo unas a otras: 270 El lobo con piel de oveja
—Mejor nos vamos de aquí, pues este hombre ya Un avaro vendió todo lo que tenía de más y com-
no contento con asustarnos, ha empezado a mostrar- pró una pieza de oro, la cual enterró en la tierra a la Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así
nos lo que realmente puede hacer. orilla de una vieja pared y todos los días iba a mirar facilitar la obtención de su comida. Se metió en-
Cuando las palabras no dan a entender, la el sitio. tonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el
acción sí lo hará. Uno de sus vecinos observó sus frecuentes visi- rebaño, despistando totalmente al pastor.
tas al lugar y decidió averiguar que pasaba. Pronto Al atardecer, para su protección, fue llevado junto
descubrió lo del tesoro escondido, y cavando, tomó con todo el rebaño a un encierro, quedando la puer-
266 El perro en el pajar la pieza de oro, robándosela. ta asegurada.
El avaro, a su siguiente visita encontró el hue- Pero en la noche, buscando el pastor su provisión
Un perro metido en un pajar gruñía y ladraba impi- co vacío y jalándose sus cabellos se lamentaba de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo
diendo a los bueyes comerse la paja que había sido amargamente. que era un cordero y lo sacrificó al instante.
colocada para ellos. Entonces otro vecino, enterándose del motivo de Según hagamos el engaño, así recibiremos el
– ¡Que egoísta perro! —dijo un buey a sus su queja, lo consoló diciéndole: daño.
compañeros. —Da gracias de que el asunto no es tan grave. Ve
—Él no come de esa paja, y todavía pretende que y trae una piedra y colócala en el hueco. Imagínate
los que sí comemos, no lo hagamos. entonces que el oro aún está allí. Para ti será lo mis- 271 Los jóvenes y las ranas
Respeta siempre los derechos ajenos, para que mo el que aquello sea o no sea oro, ya que de por sí
así puedas exigir el respeto a los tuyos. no harías nunca ningún uso de él. Varios jóvenes, jugando cerca de un estanque, vie-
Valora las cosas por lo que sirven, no por lo ron un grupo de ranas en el agua y comenzaron a
que aparentan. apedrearlas.

Esopo 46 Fabulas
el profanador de textos
Habían matado a varias, cuando una de las ranas, peso, se enorgullecía triunfantemente de haber obte- 275 El niño y el gusano de ortiga
sacando su cabeza gritó: nido lo que buscó.
—Por favor, paren muchachos, que lo que es Notó el comerciante el truco del asno, y por Un niño fue herido por un gusano de ortiga. Corrió
diversión para ustedes, es muerte y tristeza para tercera vez regreso a la costa, donde esta vez compró a su casa y dijo a su madre:
nosotras. una carga de esponjas en vez de sal. —Me ortigó fuertemente, pero yo solamente lo
Antes de tomar una acción que creas te Y el asno, tratando de jugar de nuevo a lo mismo, toqué con suavidad.
beneficia, ve primero que no perjudique a otros. se tiro en el hueco del río, pero esta vez las esponjas —Por eso te ortigó —dijo la madre—, la próxi-
se llenaron de agua y aumentaron terriblemente su ma vez que te acerques a un gusano de esos, agárralo
peso. con decisión, sin caricias, y entonces será tan suave
272 El ciervo enfermo y sus Y así el truco le jugó en contra al asno, teniendo como seda, y no te maltratará de nuevo.
acompañantes que cargar ahora en su espalda más del doble de Al insolente, irrespetuoso, o delincuente, debe
peso. demostrársele siempre que la autoridad prevalece
Yacía un ciervo enfermo en una esquina de su terre- Tratar de evitar el deber haciendo trucos, sólo sobre él.
no de pastos. nos dañara a nosotros mismos.
Llegaron entonces sus amigos en gran número a
preguntar por su salud, y mientras hablaban, cada 276 La lecherita
visitante mordisqueaba parte del pasto del ciervo. 274 Los bueyes contra los
Al final, el pobre ciervo murió, no por su enfer- carniceros La hija de un granjero llevaba un recipiente lleno de
medad sino porque no ya no tenía de donde comer. leche a vender al pueblo, y empezó a hacer planes
Más vale estar solo que mal acompañado. Decidieron un día los bueyes destruir a los carnice- futuros:
ros, quienes, decían los bueyes, estaban acabando —Cuando venda esta leche, compraré trescientos
con su gremio. huevos.
273 El mercader de sal y el asno Se reunieron entonces para llevar a cabo su obje- Los huevos, descartando los que no nazcan, me
tivo, y afilaron finamente sus cuernos. darán al menos doscientos pollos. Los pollos estarán
Llevó un mercader a su asno a la costa para comprar Pero uno de ellos, el más viejo, un experimentado listos para mercadearlos cuando los precios de ellos
sal. arador de tierras, les dijo: estén en lo más alto, de modo que para fin de año
En el camino de regreso a su pueblo pasaban —Esos carniceros, es cierto, nos matan y des- tendré suficiente dinero para comprarme el me-
por un río, el asno resbaló en un hueco mojando trozan, pero lo hacen con manos preparadas, y sin jor vestido para asistir a las fiestas donde todos los
su carga. Cuando se levantó sintió aliviado su peso causarnos dolor. Si nos deshacemos de ellos, caere- muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno a
considerablemente, pues bastante de la sal se había mos en manos de gente inexperta y entonces sí que uno.
diluido. sufriríamos una doble muerte. Y les aseguro, que Pero en ese momento tropezó con una piedra,
Retornó el mercader de nuevo a la costa y cargó aunque ya no haya ni un solo carnicero, los huma- cayendo junto con la vasija de leche al suelo, regan-
más sal que la vez anterior. nos seguirán buscando nuestra carne. do su contenido. Y así todos sus planes acabaron en
Cuando llegaron otra vez al río y el asno se tiró Nunca trates de cambiar un mal por otro un instante.
de propósito en el mismo hoyo en que había caído peor. No te ilusiones con lo que aún no tienes.
antes, y levantándose de nuevo con mucho menos

Esopo 47 Fabulas
el profanador de textos
277 Los ratones poniendo el —¿Por qué me maltratas sin causa y comes mis —¡El lobo, el lobo!
cascabel al gato hojas? ¿No ves que hay pasto suficiente? Pero no Pero cuando los vecinos llegaban a ayudarle, se
tendré que esperar demasiado por mi venganza, pues reía viendo sus preocupaciones.
Un hábil gato hacía tal matanza de ratones que ape- si sigues comiendo mis hojas y me maltratas hasta la Mas el lobo, un día de tantos, llegó de verdad. El
nas veía uno, era cena servida. Los pocos que queda- raíz, yo proveeré el vino que echarán sobre ti cuando joven pastor, ahora alarmado él mismo, gritaba lleno
ban, sin valor para salir de su agujero, se conforma- seas la víctima del sacrificio. de terror:
ban con su hambre. Para ellos, ese no era un gato, Los maltratos hechos con intención, tarde o —Por favor, vengan y ayúdenme; el lobo está
era un diablo carnicero. temprano regresan a quien los hizo, muchas veces matando a las ovejas.
Una noche en que el gato partió a los tejados en bajo otra vestidura. Pero ya nadie puso atención a sus gritos, y mucho
busca de su amor, los ratones hicieron una junta menos pensar en acudir a auxiliarlo. Y el lobo, vien-
sobre su problema más urgente. do que no había razón para temer mal alguno, hirió
Desde el principio, el ratón más anciano, sabio 279 Zeus y la mona madre y destrozó a su antojo todo el rebaño.
y prudente, sostuvo que de alguna manera, tarde Al mentiroso nunca se le cree, aun cuando
o temprano, había que idear un medio de modo Hizo Zeus una proclama a todos los animales diga la verdad.
que siempre avisara la presencia del gato y pudieran prometiendo una recompensa a quien su hijo sea
ellos esconderse a tiempo. Efectivamente, ese era el juzgado como el más guapo.
remedio y no había otro. Todos fueron de la misma Vino entonces la señora mona junto con los 281 Androcles y el león
opinión, y nada les pareció más indicado. demás animales y presentó, con toda la ternura de
Uno de los asistentes propuso ponerle un cascabel madre, un monito con nariz chata, sin pelo, y enfer- Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad
al cuello del gato, lo que les entusiasmó muchísimo mizo, como su candidato para ganar el premio. de escapar un día y corrió hacia el bosque. Y mien-
y decían sería una excelente solución. Sólo se presen- Una gran risa fue el saludo general en su presen- tras caminaba sin rumbo llegó a donde yacía un
tó una dificultad: ¿quién le ponía el cascabel al gato? tación. Y ella orgullosamente dijo: león, que gimiendo le suplicó:
—¡Yo no, no soy tonto, no voy! —Yo no sé si Zeus pondrá su premio sobre mi —Por favor, te ruego que me ayudes, pues trope-
—¡Ah, yo no sé cómo hacerlo! hijo, pero sí sé muy bien, de que al menos en mis cé con un espino y una púa se me enterró en la garra
En fin, terminó la reunión sin adoptar ningún ojos, los de su madre, él es el más querido, el más y me tiene sangrando y adolorido.
acuerdo. guapo y bello de todos. Androcles lo examinó y gentilmente extrajo la
Nunca busques soluciones imposibles de Debemos estar siempre orgullosos de lo que espina, lavó y curó la herida. El león lo invitó a su
realizar. amamos, y no tener pena en publicarlo. cueva donde compartió con él el alimento.
Pero días después, Androcles y el león fueron en-
contrados por sus buscadores. Llevado Androcles al
278 La viña y la cabra 280 El joven pastor anunciando al emperador fue condenado a luchar contra los leones.
lobo Una vez en la arena, fue suelto un león, y éste
Una viña se encontraba exuberante en los días de la empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a
cosecha con hojas y uvas. Una cabra que pasaba por Un joven pastor, que cuidaba un rebaño de ovejas medida que se acercaba reconoció a su benefactor y
ahí mordisqueó sus zarcillos y tiernas hojas. La viña cerca de una villa alarmó a los habitantes tres o cua- se lanzó sobre él pero para lamerlo cariñosamente y
le reclamó: tro veces gritando_ posarse en su regazo como una mascota fiel.

Esopo 48 Fabulas
el profanador de textos
Sorprendido el emperador por lo sucedido supo El padre meditó: si una desea lluvia, y la otra en el acto, y con las manos atadas fue conducido al
al final la historia y perdonó al esclavo y liberó en el tiempo seco, ¿a cual de las dos le adjunto mis deseos? cadalso para su ejecución pública.
bosque al león. No trates nunca de complacer y quedar bien Su madre lo siguió entre la multitud y se golpea-
Los buenos actos siempre son recompensados. con todo el mundo. Te será imposible. ba violentamente su pecho de tristeza. Al verla el
ladrón dijo:
—Deseo decirle algo a mi madre en su oído.
282 El pastor y el joven lobo 284 La golondrina, la serpiente y Ella acercó su oído a él, y éste rápidamente mor-
la Corte dió su oreja cortándosela. Su madre le reclamó que
Encontró un pastor un joven lobo y se lo llevó. era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó:
Enseguida le enseñó como robar ovejas de los reba- Una golondrina que retornaba de su largo viaje, —¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer
ños vecinos. Y el lobo, ya crecido y demostrándose se encontraba feliz de convivir de nuevo entre los robo del libro aquel, nunca hubiera llegado a esto y
como un excelente alumno, dijo al pastor: hombres. ser condenado a una ingrata muerte.
—Puesto que me has enseñado muy bien a robar, Construyó entonces su nido sobre el alero de Al nuevo árbol se le endereza tierno para que
pon buena atención en tu vigilancia, o perderás una pared de una Corte de Justicia y allí incubó y crezca derecho.
parte de tu rebaño también. cuidaba a sus polluelos. Pasó un día por ahí una ser-
Quien enseña a hacer el mal tiene que piente, y acercándose al nido devoró a los indefensos
cuidarse de sus propios discípulos. polluelos. La golondrina al encontrar su nido vacío 286 Los dos recipientes
se lamentó:
—Desdichada de mí, que en este lugar donde Arrastraba un río en sus aguas a dos recipientes, uno
283 El padre y sus dos hijas protegen los derechos de los demás, yo soy la única de barro cocido y otro de bronce. El de barro le dijo
que debo sufrir equivocadamente. al de bronce:
Un padre tenía dos hijas. Una casó con un hortelano No todo lo que beneficia a otros lo beneficia a —Por favor mantente a distancia de mí, pues si
y la otra con un fabricante de ladrillos. Al cabo de uno. me tocas aunque sea suavemente, me haré pedazos.
un tiempo fue a visitar a la casada con el hortelano, Y además, de ninguna manera deseo estar cerca de
y le preguntó sobre su situación. Ella dijo: ti.
—Todo está de maravilla conmigo, pero sí tengo 285 El ladrón y su madre La amistad no se consolida fácilmente entre
un deseo especial: que llueva todos los días con disímiles.
abundancia para que así las plantas tengan siempre Un joven adolescente robó un libro a uno de sus
suficiente agua. compañeros de escuela y se lo mostró a su madre.
Pocos días después visitó a su otra hija, también Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino más 287 El cazador y el pescador
preguntándole sobre su estado. Y ella le dijo: bien lo estimuló. A la siguiente oportunidad se robó
—No tengo quejas, solamente un deseo especial: una capa y se la llevó a su madre quien de nuevo lo Regresaba un cazador con sus perros y su producto,
que los días se mantengan secos, sin lluvia, con sol alabó. cuando topó con un pescador que también regresaba
brillante, para que así los ladrillos sequen y endurez- El joven creció y ya adulto fue robando cada vez de su pesca, ambos con sus cestas llenas.
can muy bien. cosas de más valor hasta que un día fue capturado Deseó el cazador tener los peces, y el dueño de
los peces, las carnes. Pronto convinieron en inter-

Esopo 49 Fabulas
el profanador de textos
cambiarse las cestas. Los dos quedaron tan com- Y replicó el ciervo: estragos y matanzas en un día, que lo que haría un
placidos de su trato que durante mucho tiempo lo —Permíteme amigo, quedarme donde estoy, y yo milano en un año.
siguieron haciendo día a día. esperaré la mejor oportunidad para escapar. Evita los remedios que son peores que la
Finalmente un vecino les aconsejó: Al final de la tarde llegó el arriero a alimentar enfermedad.
—Si siguen así, llegará el momento en por tan el ganado, pero no vio al ciervo. Y aún el adminis-
frecuente intercambio, arruinarán el placer de ello, trador de la finca pasó con varios de sus empleados
y cada uno deseará quedarse solamente con lo que sin notar su presencia. El ciervo, felicitándose a sí 291 La viuda y su oveja
obtuvo. mismo por su seguridad, comenzó a agradecer a los
Varía y alterna tus actividades para disfrutar bueyes su gentileza por la ayuda en los momentos de Una pobre viuda tenía una única oveja. Al tiempo
mejor. necesidad. Uno de los bueyes de nuevo le advirtió: de la trasquila, y deseando tomar su lana en forma
—Realmente deseamos tu bienestar, pero el peli- económica, la trasquiló ella misma, pero usaba la he-
gro no ha terminado. Todavía falta que otro hombre rramienta en tan mala forma que junto con la lana le
288 La anciana y el recipiente de revise el establo, que parece que tiene cien ojos, y cortaba también la carne. La oveja acongojada y con
vino hasta tanto, no puedes estar seguro. dolor, le dijo:
Al momento ingresó el dueño, y quejándose de —¿Por qué me maltratas así, ama? ¿En que te
Una anciana encontró un recipiente vacío que había que no habían alimentado bien a los bueyes fue al puede beneficiar el agregar mi sangre a la lana? Si
sido llenado con el mejor de los vinos y que aún pajar y exclamó: quieres mi carne, llama al carnicero quien me matará
retenía la fragancia de su antiguo contenido. —¿Por qué falta paja aquí? ¡Ni siquiera hay para al instante sin sufrimiento, pero si lo que deseas es
Ella insaciablemente lo llevaba su nariz, y acer- que se echen! ¡Y esos vagos ni siquiera limpiaron las mi lana, ahí está el esquilador, quien me esquilará
cándolo y alejándolo decía: telarañas! sin herirme.
—¡Que delicioso aroma! ¡Qué maravilloso debió Y mientras seguía examinando todo, vio sobre- Antes de ejercer una actividad, prepárate y
haber sido el vino que dejó en su vasija tan encanta- salir de entre la paja las puntas de una cornamenta. entrénate adecuadamente para ejecutarla bien.
dor perfume”! Entonces llamando a sus empleados, ordenó la
La memoria de todo lo bueno es perdurable. captura del ciervo y su posterior sacrificio.
Nunca te refugies en los terrenos del enemigo. 292 El pastor y el mar

289 El ciervo en el pesebre de los Un pastor que cuidaba su rebaño en las costas, veía
bueyes 290 Las palomas, el milano y el al mar muy calmado y suave, y planeaba con hacer
halcón un viaje de comercio.
Un ciervo perseguido por la jauría y ciego por el Entonces vendió todo su rebaño y lo invirtió en
terror del peligro en que se encontraba llegó a una Unas palomas, aterrorizadas por la presencia de un un cargamento de dátiles, y se echó a la mar. Pero
granja y se escondió entre unas pajas en un cobertizo milano, llamaron al halcón para que las defendiera. vino una fuerte tempestad, y estando en peligro de
para bueyes. Un buey amablemente le dijo: Inmediatamente él aceptó. hundirse la nave, tiro por la borda toda la mercan-
—¡Oh, pobre criatura! ¿Por qué has decidido Cuando ya ellas lo habían admitido dentro de cía, y escasamente escapó con vida en la barca vacía.
arruinarte de esta forma y venir a confiarte a la casa su palomar, se dieron cuenta que hacía mucho más
de tu enemigo?

Esopo 50 Fabulas
el profanador de textos
No mucho tiempo después cuando alguien Antes de culpar a otros, fíjate primero si no sólo su punto de vista, aunque no tengan el
pasaba y observaba la ordenada calma del mar, él le eres el verdadero culpable. menor conocimiento del tema, sin importarles las
interrumpía y le decía: consecuencias del momento o del futuro.
—De nuevo está el mar deseando dátiles y por
eso luce calmado. 295 El asno juguetón
Nunca generalices conclusiones basándote en 297 El lobo y los pastores cenando
un solo suceso. Un asno se subió al techo de una casa y brincando
allá arriba, resquebrajó el techado. Corrió el dueño Un lobo que pasaba cerca de un palenque, vio allí a
tras de él y lo bajó de inmediato, castigándolo seve- unos pastores que cenaban las carnes de un cordero.
293 El asno, el gallo y el león ramente con un leño. Dijo entonces el asno: Acercándoseles, les dijo:
—¿Por qué me castigan, si yo vi ayer al mono ha- —¡Qué escándalo habría ya si fuera yo quien
Estaban un gallo y un asno en un pastizal cuando cer exactamente lo mismo y todos reían felizmente, estuviera haciendo lo que ustedes hacen!
llegó un león hambriento. Y ya iba el león a tirarse como si les estuviera dando un gran espectáculo? Una cosa es lo que el dueño con todo derecho
encima del asno, cuando el gallo, cuyo cantar se dice Trabaja siempre para lo que te has preparado, decida sobre su propiedad, y otra lo que haga el
que aterroriza a los leones, gritó fuertemente, ha- no hagas lo que no es de tu campo. ladrón con lo que no le pertenece.
ciendo salir corriendo al león tan rápido como pudo.
El asno al ver el impacto que un simple canto del
gallo realizaba, se llenó de coraje para atacar al león, 296 Los tres protectores 298 El asno que cargaba una
y corrió tras de él con ese propósito. imagen
No había recorrido mayor distancia cuando el Una gran ciudad estaba siendo sitiada, y sus habitan-
león se volvió, lo atrapó y lo seccionó en pedazos. tes se reunieron para considerar el mejor medio de Una vez le correspondió a un asno cargar una
Ten siempre presente que las cualidades de tu protegerse. imagen de un dios por las calles de una ciudad para
prójimo no son necesariamente las tuyas. Un ladrillero recomendaba acaloradamente a ser llevada a un templo. Y por donde él pasaba, la
los ladrillos como la mejor adquisición para la más multitud se postraba ante la imagen.
efectiva resistencia. El asno, pensando que se postraban en respeto
294 Los ríos y el mar Un carpintero, con igual entusiasmo, proponía la hacia él, se erguía orgullosamente, dándose aires y
madera como un método preferible para la defensa. negándose a dar un paso más.
Se juntaron los ríos para quejarse ante el mar En eso un curtidor de cueros se levantó y dijo: El conductor, viendo su decidida parada, lanzó su
diciéndole: —Compañeros, yo difiero de todos ustedes, y látigo sobre sus espaldas y le dijo:
—¿Por qué si nosotros te entregamos agua dulce advierto que por nada cambiaré de opinión. Les —¡Oh, cabeza hueca, todavía no ha llegado la
y potable, haces tal trabajo que conviertes nuestras afirmo que están muy equivocados: para resistir, no hora en que los hombres adoren a los asnos!
aguas en saladas e imposibles de beber? existe nada mejor que el cubrirse con pieles, y para Nunca tomes como tuyos los méritos ajenos.
El mar, percibiendo que querían echarle la culpa eso nada tan bueno como los cueros.
del asunto, dijo: Los irresponsables, los ignorantes, y los
—Por favor, dejen de darme agua y entonces ya agitadores, nunca aceptan que otros puedan tener
no volverán a salarse sus aguas. la razón, y defienden siempre intransigentemente

Esopo 51 Fabulas
el profanador de textos
299 El viejo perro cazador

Un viejo perro cazador, que en sus días de juventud


y fortaleza jamás se rindió ante ninguna bestia del
bosque, encontró en sus ancianos días a un jabalí en
una cacería. Y lo agarró por la oreja, pero no pudo
retenerlo por la debilidad de sus dientes, de modo
que el jabalí escapó.
Su amo, llegando rápidamente, se mostró muy
disgustado, y groseramente reprendió al perro.
El perro lo miró lastimosamente y le dijo:
—Mi amo, mi espíritu está tan bueno como
siempre, pero no puedo sobreponerme a mis flaque-
zas del cuerpo. Yo prefiero que me alabes por lo que
he sido, y no que me maltrates por lo que ahora soy.
Respeta siempre a tus ancianos, que aunque
ya no puedan hacer de todo, dieron lo mejor de
su vida para tu beneficio.

300 Las liebres y los leones

Las liebres arengaban en la asamblea y argüían que


todos deberían ser iguales. Los leones entonces
replicaron:
—Sus palabras, señoras liebres, son buenas, pero
carecen de garras y colmillos como los que tenemos
nosotros.
Acepta que todos tenemos diferentes
cualidades para diferentes circunstancias.

Esopo 52 Fabulas

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