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acceso 06-11-2014

SECTOR PÚBLICO

Economía del comportamiento:


¿Podría revolucionar las políticas
públicas en el Perú?
  22 AGOSTO 2014    4 COMENTARIOS

Entrevista. Sendhil Mullainathan, profesor de Harvard, estuvo en el Perú y dio


sugerencias para mejorar los programas sociales desde la aplicación de la
psicología en la economía. Si el gobierno da ‘servicios’, ¿por qué no entiende a
su ‘consumidor’?

POR JUAN MANUEL HURTADO

22 Agosto 2014

     

Alguna vez se preguntó ¿por qué, a pesar de todas las políticas públicas del


gobierno, muchos peruanos siguen siendo pobres? ¿O por qué las personas no
siempre siguen los tratamientos médicos a pesar de que el seguro les cubre todos los
costos médicos? ¿O por qué hay personas que van al gimnasio en su carro en vez de
ir en bicicleta? ¿O, finalmente, por qué las personas ocupadas son las que agregan más
pendientes? Todas esas preguntas son las que intenta responder la economía del
comportamiento, una de las disciplinas más jóvenes de esta ciencia, y que busca
aplicar técnicas y experimentos psicológicos para verificar el comportamiento
económico. Uno de sus principales exponentes, en la actualidad, es Sendhil
Mullainathan.
Mullainathan, economista y profesor de Harvard University, realizó una ponencia ayer
en el Hotel Hilton, gracias a Videnza Consultores, SAB Miller y la Universidad de
Piura. Allí dio tres recomendaciones para mejorar las políticas públicas: reconocer que
las personas no siempre se comportan como pretenden, que la gente no siempre
tiene los mismos patrones y que tiene un “ancho de banda limitado”. ¿Qué significa esto
último? Que su tendencia natural es enfocarse en lo urgente antes que en lo
importante. Por ello, unapersona pobre (por ejemplo) pide préstamos a tasas altas. Así,
elige algo urgente [obtener dinero] en lugar de otras opciones que tal vez se acomodan
mejor a su perfil de riesgo-rentabilidad.
La economía del comportamiento es una disciplina muy joven. ¿Qué
recomendación les diría a aquellos escépticos en aplicarla a las políticas
públicas?
Es engañoso pensar en ‘economía del comportamiento’ [como una ciencia]. La
manera más fácil de verlo es con el ejemplo de los sectores de servicios. Si estás en ese
sector, tu meta es enterarte de la psicología de la gente que compra tu producto. Si estás
en el gobierno, también das servicios. Como consecuencia, tu única meta debería
ser entender la psicología del consumidor.
Sin embargo, a veces el gobierno olvida eso, pese a que los políticos son proveedores
de servicios. La economía del comportamiento involucra a las políticas públicas, con el
fin de entregar servicios más orientados al consumidor. Me parece que hay un
movimiento hacia el empoderamiento del consumidor y del votante, y los políticos
deberían estar pendientes de ello.
Usted habla del concepto de “ancho de banda”. ¿Cuál es el significado que tiene
para usted y qué implicancias tiene para sus investigaciones?
El “ancho de banda” (bandwidth) es la capacidad que tenemos de pensar los
diversos conceptos con claridad, de tener autocontrol, tu capacidad primordial para
estar consciente. Esta capacidad es limitada.
Algunos ejemplos que tenemos de mis investigaciones propias y de otros son: tienes un
proyecto que entregar mañana, pero en la noche debes ir a ver a tu hijo, que tiene
un partido de fútbol. Deberías estar presente [mentalmente] compartiendo con tu hijo,
pero parte de tu mente está en el proyecto de mañana. La esencia del “ancho de
banda” es que no puedes controlar donde estará tu mente, y aunque es limitada, no
puedes controlar a donde irá. Otras cosas, como el proyecto aparte, pueden
determinar a dónde va tu “ancho de banda”.
En la conferencia de ayer dijo que existen diferencias entre lo que una persona
piensa hacer y lo que hace realmente. ¿Cómo resolverlo, para el caso de las
políticas públicas?
La distancia entre lo que pensamos hacer y lo que realmente hacemos es enorme. Por
ejemplo: a qué hora nos levantamos, comparado con a qué hora nos queríamos
levantar. A veces peleamos con nuestras parejas, y aunque tenemos la intención de
calmarnos la próxima vez que la situación se ponga complicada, igual solemos pelear
más. Es una característica básica de la vida humana.
Muchas veces hay tensiones por eso, y creo que las políticas públicas podrían ser
mejores si nos damos cuenta que muchos problemas relacionados están en este
dominio: mucha gente intenta comer sano y no lo hacen, las microempresas intentan
formalizarse, pero luego ven toda la papelería qué hay que hacer y el peso enorme
que significa, y no lo hacen.
En su último libro “Scarcity”, menciona dos frases: “la escasez es una trampa”
y “la escasez tiene una lógica detrás”. ¿A qué se refiere?
Hay algo que me parece sorprendente: ves a una persona con poco dinero, a una
persona a dieta [con falta de calorías] y a un CEO ocupado con falta de tiempo.
Podrías pensar que ellos no tienen nada en común entre sí, pero en realidad, la
psicología que ellos comparten es la misma. La escasez, cualquiera que tengas, parece
ser igual para todos. Eso significa que la escasez tiene una lógica detrás. Uno pensaría
que la pobreza depende la cultura, que el manejo del tiempo es diferente, pero todo ello
[cómo manejarte cuando tienes poco de algo] no parece ser así.
Por otro lado, aunque la psicología de la escasez tenga beneficios, estos son
socavados por nuestro propio comportamiento, que refuerzan la escasez. Por ello, las
personas ocupadas continúan ocupadas: el beneficio es que son más productivos
mientras se acercan a sus deadlines. Y así: los pobres continúan siendo pobres y la
gente en dieta no prospera. Esta lógica de la escasez —que perpetúa el
comportamiento— es una trampa. Esa es la esencia.
La economía del comportamiento ha tendido a refutar los supuestos de la
economía tradicional. ¿Conoce algún ejemplo donde los experimentos
confirmen la teoría?
Se me ocurre uno muy básico: en lo laboral, hay muchas motivaciones para dejar un
trabajo, pero —la verdad— una de las principales es la monetaria. La economía
tradicional te diría que los incentivos importan. La economía del comportamiento
también te diría lo mismo.
Hicimos un experimento con gente que recién ingresa a un trabajo.Todos tenían
problemas de autocontrol. Sentían que tenían que trabajar mucho, pero al final no lo
hacían. Otro hallazgo que encontramos fue que los incentivos importaban: a mayores
incentivos, la gente trabajaba más. La economía y otras ciencias se ajustan a eso. No
significa que la economía esté mal, sino que está incompleta. Los incentivos son un
ejemplo perfecto: en la realidad,no sólo los incentivos importan, pero eso no significa
que los incentivos no importen para nada.

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