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DÉJAME ESTAR CONTIGO...

Esa luz que frenética devora 


los más íntimos sueños, en que yace 
la mente enamorada, y que renace 
cada vez con más ansia vengadora. 

A decir verdad, 
nada ya ansía la palabra, 
mucho menos venganza 
como dicta la poesía. 

Es sólo, que por momentos, 


siento como el alma se marchita, 
como la voz se calla 
y como las palabras gritan... 

Sin embargo, cuando mi cuerpo 


se inunda de esa tristeza, 
yo, recurro al poeta, 
y ciertamente encuentro, 
lo que le falta al orgullo 
necio de mis proezas... 

... ¡Déjame estar contigo! 


Nada más en mis sueños, 
y con esa imagen reflejada 
junto a la ventana, 
en la sombra de mis cuadros 
o en la suavidad de mi almohada 
bajo esta tenue luz callada 
y entre las calidez de mi cama... 
¡Déjame estar contigo! 
En mis tiernas alboradas, 
en el sueño silencioso 
y la soledad de mi cama blanca... 

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