YUYANAPAQ La trama es fantásticamente simple, un
joven cuya ocupación es ser poeta y vago,
(PARA RECORDAR)
Por Liz Tacuri Pariona
Las costumbres andinas poseen diversidad,
variedad y riqueza única, describen el
pensamiento y sentimiento, pero esta
riqueza se ha ido perdiendo en el
transcurso del tiempo. A días de celebrarse
el día de las costumbres andinas, se debe
conmemorar al gran escritor dotado de
espíritu andino, Juan José Flores, quien
nos llevará al mundo de la cultura mágica
andina con su majestuosa novela breve
escrita en quechua y castellano: Huámbar
Poetrastro Acacau Tinaja (1933).
Pero ¿quién era este Juan José Flores?
¿Cómo es posible que desde una alejada
hacienda andahuaylina se escribiera un
texto tan innovador, tan único y diferente a
los que se hacían desde los indigenismos
regionales? Lo interesante de esta edición
es que traduce el sentido de las
deslumbrantes traducciones literales
quechua-español, además es algo caótico y
real.
Huámbar representa la primera expresión
literaria del pueblo de Ocobamba
(Apurímac), en donde se resalta un aspecto
poético y la curiosa traducción del
Quechua al Castellano. Huámbar transmite
absoluta libertad, como lo hacen los ríos,
los pájaros y el viento a lo largo y ancho
del Perú.
Huámbar nos engancha desde el inicio de
sus páginas, nos narra la tragicómica vida
de Sardaniel Huámbar Lordigo, personaje
jocoso, pícaro, con aires de poeta, que
atravesará mil y un aventuras en difunto
rincón (Ayacucho), viviendo un idílico
romance con Aledaida Pitorrez, una
muchacha simpática, ambos son fustigados
en todo momento por el cura Yayala.
le cuenta a Burdoloza Tuertone, su
compañero de copas, la historia de sus
amoríos. Huámbar asiste a una boda
celebrada por el cura Asnovil Yayala al
cual le roba la amante, Aledaida Pitorrez.
Huámbar Poetastro Acacau Tinaja es un
verdadero retablo de las hablas y culturas
subalternas y hegemónicas del sur andino.
La historia comienza con el diálogo entre
el narrador oral Huámbar y el tinterillo
Tuertone que se encargará de transcribir
las historias absurdas de traducciones del
quechua oral al español escrito.
Flores construye estrategias artísticas
para representar la realidad sociocultural
del mundo andino, realidad que se
representa novelísticamente mediante la
escritura bilingüe, que es el castellano y
quechua, estos elementos que se usan son
para configurar ambiguamente la realidad
cultural y al mismo tiempo para provocar
risa e interés.
Lo que más llama la atención de la trama
es que los individuos de pocas letras
piensan en Quechua y hablan en
Castellano”. Y eso es lo que ocurre en
Huámbar, ya que Huámbar es un mestizo
semiletrado, piensa en Quechua y habla en
Castellano, en el que se da un nuevo
dialecto bárbaro y pícaro, dialecto que solo
pueden entender los quechua hablantes. Es
ahí donde se refleja la emoción andina, la
magia de la vida serrana se evidencia, en el
que se encuentra el alma única del
indígena.
Asnovil persigue a Huámbar y Aledaida en
breves sucesos absurdos y divertidos por
diferentes localidades del sur, pero la
trama esconde una novísima visión de la
narrativa, sí bien la novela es contada en
castellano estándar, no sucede lo mismo en
los diálogos. En los diálogos ocurre la
ambigüedad del quechua, para lograr un
efecto cómico.
Lo primero que me sorprendió
en Huámbar, es que el mundo andino e
indígena no era trágico, sino humorístico,
su lenguaje fulguraba ese humor, donde el
lenguaje se daba mediante juegos
lingüísticos del quechua y el español, el
cual me hicieron alucinar que me
encontraba ante una novela de origen
marginado, pero ello me hacía confirmar y
admirar su fantástica originalidad.
Un fragmento de literatura popular que era
tan gozosa, fresca y nada vergonzosa. A
pesar de mi poco conocimiento del
Quechua, pude disfrutar las aventuras de
este pícaro poetastro bilingüe, fanfarrón y
delirante que jodía al cura del lugar,
fugaba por territorio Chanka burlándose de
las autoridades, celebrando la belleza,
humorismo y vitalidad de la cultura india y
mestiza.
Huámbar muestra con mayor veracidad el
mundo indígena sin vergüenza alguna,
muestra la importancia que tiene el mundo
andino y lo que representa cada palabra o
acción.
Más allá de la sátira, el mundo y las
costumbres andinas se manifiestan de
manera cotidiana, como si no hubiera
ruptura de la representación del mundo
enigmático y real. Huámbar muestra la
vida real, pero sin ocultar los elementos
mágicos, ya que estas no están en un
mundo aparte u opuesto a lo diario y lo
racional. Huámbar en un momento de la
novela es miraneado por el wamani de un
cerro que lo enferma y le despoja de sus
genitales y es curado con medicina natural,
pero también en otro momento cura a
Aledaida con medicinas modernas, sin
recurrir a médicos.
En Huámbar se dan las dualidades de lo
mítico y racional, de lo tradicional y
moderno y eso no ocurre en ninguna otra
novela indigenista. Pero más allá de todo
esto, el logro más sorprendente
de Huámbar es el lenguaje, el placer y el
goce de sus textos, que trascienden
significativamente.
Flores toma las formas orales y populares
de su época escribiéndolas y
transformándolas en arte de literatura. Los
huaynos están presentes constantemente en
la novela y son enunciados por Huámbar,
también las deliciosas cartas en verso y
prosa que le envía a Huámbar la indígena
voluble Aledaida, además de diversas
expresiones onomatopéyicas, refranes y
jergas andinas que el novelista entremezcla
con lenguajes aparentemente cultos y
refinados como cuando hace burlescas
divagaciones etimológicas. De esta
manera, considero que, si hay una gran
riqueza cultural en Huámbar y esa riqueza
y variedad está en la armonía de un lugar,
de una manifestación y expresión,
Huámbar es un universo plural donde
sobreviven distintas lenguas y hablas.
Deben vivir novelas como Huámbar que
no menosprecien las diversas hablas
populares y regionales, que hablen y nos
encanten con las múltiples melodías que
tiene el Perú. Todo esto me hace sentir,
que las luchas del lenguaje tarde o
temprano se volverán políticas y que se
dará el triunfo de los subordinados, de los
pueblos y de los sin esperanza.
El legado más significativo de Huámbar a
la actual efervescencia de las poéticas
indígenas y mestizas, es que ya es
momento de crear y escribir más allá de lo
tradicional, de la hegemonía y la
traducción cultural, se debe explorar
nuevas formas atrayentes con recursos
expresivos que transmitan la realidad,
como lo hizo Juan José Flores en su
momento con Huámbar, en donde se
mostraba con más claridad las ricas vetas
artísticas y expresivas del contacto
horizontal entre el Quechua y el
Castellano. Siempre he pensado que
novelas como Huámbar con su
desenvoltura y armonía son más originales
que las novelas modernas, que aparentan y
no reflejan la realidad.