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INTRODUCCIÓN
La oratoria, es y siempre será de las mejores y, más seguras armas para
cualquier líder, solo un verdadero líder es capaz de hacer que lo escuchen, es capaz
de mover grandes masas y que las misas apoyen sus ideales. Se vuelvan
espectadores fieles y seguidores. Todos pueden liderar, pero no todos nacen con la
capacidad de hacerlo, de formar sus criterios en propuestas para pasar a ser leyes.
Evidentemente, esta fue la situación de José María Velasco Ibarra, líder
moralista por naturaleza, capaz de mover a pueblos enteros a través de sus discursos
que trascendían al país. Como ejemplo, se podría mencionar el audaz discurso emitido
a seis meses de su quinta y última presidencia, con el fin de probar de manera crítica y
exacta cómo las ideologías y políticas de aquel entonces dirigían al país a la desgracia.
En su intento de despertar a la población ante la burocracia y corrupción en la que se
estaba sumergiendo al país.
Velasco Ibarra, hombre de constante lucha, considerado como alternativa de
cambio frente a un país de crisis, que se fue abriendo paso a paso por sí mismo en la
vida política, detrás de él grandes grupos de sectores populares del Ecuador de aquel
entonces. Es electo como presidente en cinco ocasione. En 1952-1956 terminó su
mandato, en otras ocasiones, fue por derrocamiento influenciado por repetidos golpes
de Estado dirigidos por militares aliados a distintos sectores conformados por grupos
de oposición. Se mantuvo perenne en la política ecuatoriana 40 años, permitiéndonos
alegar que el Velasquismo fue un fenómeno político y social importante para la historia
de nuestro país.
CUERPO
José María Velasco Ibarra, figura relevante para la historia del Ecuador, nace en
Quito el 19 de marzo de 1893. El inicio de sus estudios los recibe en el hogar, la
educación básica la recibió en el Seminario Menor de San Luis, San Gabriel y concluye
el bachillerato en el colegio Mejía de Quito. Posteriormente, ingresa a la Facultad de
Jurisprudencia en la Universidad Central de la misma ciudad en donde obtiene el título
como Abogado.
Logra su primera presidencia duró solo un año, iniciando en 1934 y finaliza en
1935. Al inicio de su mandato tiene que asumir una seria crisis económica, por tal
motivo su gobierno se ve inverso teniendo que tomar un nuevo rumbo en su gobierno al
recabar sobregiros del Banco Central. Tal acontecimiento fue producto de la falta de
coherencia del equipo de gobierno impidiendo así, que se tome las decisiones
correctas a modo de poder cumplir con las promesas que se había ofrecido en
campaña. Consecuentemente, el país se torna inmanejable por lo que el pueblo
ecuatoriano incita a provocar disturbios. Por otra parte, las negociaciones con Texaco-
Gulf se cierran de manera exitosa para iniciar las exportaciones petroleras del país,
concluyendo su primer mandato. Siendo parte de las grandes ambiciones políticas y
como patriota, de integrar al Ecuador en el ámbito internacional.
Cabe tener en cuenta que, en Ecuador durante la década de los veinte, que
tener en cuenta que la agricultura costeña del país se desarrolló una economía más
fluida en comparación a la sierra, gracias a la retribución salarial, inversión de capital y
el alto rendimiento de producción para el mercado. Por lo cual generan grandes
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CONCLUSIÓN
Al conceptualizar el velasquismo, da origen establecido en las grandes ciudades:
Quito y Guayaquil, las mismas que cooperaron al caudillo durante las elecciones
presidenciales en 1933. Los partidos políticos; Conservador, Liberal y Socialista, fueron
parte esencial y determinante para que Velasco pudiera llegar a la presidencia
convirtiéndose en el primer gobierno en cambiar el régimen en la historia ecuatoriana.
Tras un análisis sobre el origen de sus pensamientos y en consecuencia el origen del
velasquismo se concluye en el oportuno aprovechamiento de Velasco Ibarra en la
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severa crisis económica, inestabilidad política y disturbios sociales que pasaba Ecuador
para gobernar y por medio de su oratoria convencer a diversos grupos sociales las
cuales apoyaron e hicieron parte de su camino a la presidencia. En otras palabras, el
ambicioso caudillo sabía utilizar las palabras perfectamente para decir lo que el pueblo
quería y deseaba escuchar. Una de sus grandes facultades era el carisma y su
magistral oratoria, punto clave para agradar a diferentes grupos y clases sociales que
le apoyaban. Para finalizar y dar solidez a lo anteriormente mencionado es la célebre
frase por la que muchos lo recuerdan “Denme un balcón en cada pueblo, y seré
presidente”.
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REFERENCIAS