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Clase 4: Sujeto, poder y educación

Introducción1
Esta clase tiene como propósito presentar de forma general las principales derivaciones
para el campo de la educación del enfoque posestructuralista de Michel FOUCAULT.
Los aportes de este reconocido pensador francés permitieron, entre otras cosas, revisar
las relaciones entre poder, lenguaje y sujeto:

Mi proyecto es ayudar en la medida de lo posible a que se resquebrajen algunas


“evidencias” o “tópicos (lugares comunes) acerca de la locura, de la normalidad,
de la enfermedad, de la delincuencia y del castigo, contribuir junto con tantos
otros, a que determinadas frases ya no puedan ser dichas con la misma facilidad y
determinados gestos ya no pueden realizarse si no es con algún titubeo, colaborar
a que ciertas cosas cambien en las maneras de percibir y los modos de hacer,
participar en este difícil desplazamiento de las formas de sensibilidad y de los
umbrales de tolerancia, etc. (Foucault, 1962: 7).

Imagen 1: Michel Foucault, con megáfono, y Jean-Paul Sartre, hablando con periodistas, durante
una manifestación, en 1972, frente a la fábrica de Renault en protesta contra el asesinato de Pierre
Overney

1
Esta clase fue elaborada a partir de los núcleos centrales que se presentan en la conferencia de
Stephen J. Ball (Institute of Education/UCL, UK), ¿Es la educación imposible? Foucault como
Educador, Nápoles (Italia), 2016. [Texto completo disponible en: http://www.susees.eu/lecture-
1-is-education-impossible-foucault-as-educator/ ]. Se agregan otras referencias y citas de obras
de Michel Foucault que se consideran centrales para quienes deseen profundizar.

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1. Foucault como educador: ¿Es la educación imposible?
Para Ball (2016), gran parte de los trabajos que refieren a M. FOUCAULT ignoran su
estilo y la naturaleza de su proyecto intelectual, tal como él mismo lo expresó: "No creo
que sea necesario saber exactamente lo que soy. El principal interés en la vida y el
trabajo es convertirse en una persona distinta de la que usted no era al principio”
(Martin et al 1988, p. 9).
Esta afirmación es importante porque presagia el esbozo de una estética del yo que
Foucault comenzó en sus obras posteriores, como una forma de autoeducación o auto
formación: la posibilidad de "convertirse en otra persona que usted no era". En efecto,
quería desarrollar y explorar un espíritu de transgresión y autoestima estética: "¿No
podría la vida de todos convertirse en una obra de arte?", declaró en una entrevista de
1983 con Hubert Dreyfus. Esto supone abordar el problema de cómo vivir, cómo
relacionarse con uno mismo y con los demás.
Siguiendo al mismo Ball, el análisis del trabajo intelectual de las primeras etapas de
Foucault, conduce a entender la educación como una historia de dominaciones, una
historia del sujeto dócil, y, si se lo desea, considerar a la educación como imposible.
Esto se sostiene de manera constante, utilizando inclusive algunos de los trabajos
posteriores de Foucault, donde se considera a la educación como el cuidado de uno
mismo y la auto formación. Es decir, hacer de la producción de subjetividad la práctica
central y la preocupación de una nueva forma de acción política y organización
(Lazzarato, 2014). Como lo expresó Foucault en su primera conferencia en el Darmouth
College en 1980: "El objetivo no es excavar la realidad oculta del yo sino cómo podría
ser posible elaborar nuevos tipos de relaciones con nosotros mismos” (Ball, 2016). Esto
lleva a pensar la subjetividad como espacio de lucha.

2. Foucault como teórico: un defensor de la libertad


Foucault es uno de los eruditos más citados en la historia de la práctica intelectual
occidental pero hay “muchos Foucault”. En cada período hay un énfasis diferente en
relación con los grandes temas de su trabajo, la verdad, el poder y la subjetividad. En
los primeros trabajos sobre el discurso, La arqueología del saber y El orden de las
cosas, su principal preocupación era con los problemas acerca de nuestra verdad. En el
período medio, en Vigilar y castigar y La historia de la sexualidad Parte I,

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principalmente centrados en la cuestión del poder y, los últimos trabajos, desde El
nacimiento de la biopolítica hasta las últimas conferencias, tratan principalmente sobre
el cuidado de uno mismo, sobre la subjetividad. Pero en todos esos períodos existe una
relación clave y fundamental entre la verdad, el poder y la subjetividad que proporciona
una base para su trabajo analítico (Ball, 2016).

La educación, por más que sea de derecho, el


instrumento gracias al cual todo individuo en una
sociedad como la nuestra puede acceder a no
importa qué tipo de discurso, se sabe que sigue en
su distribución, en lo que permite y en lo que
impide las líneas que le vienen marcadas por las
distancias, las oposiciones y las luchas sociales.
Todo sistema de educación es una forma política
de mantener o de modificar la adecuación de los
discursos con los saberes y los poderes que
implican. (Foucault, M.: El orden del discurso,

Imagen 2 Michel Foucault 1970).

En el cuerpo de los trabajos de educación en relación con Foucault, la mayoría de ellos


se concentran en el período medio y el texto más influyente es Vigilar y castigar, que se
usa en numerosos artículos para pensar en la educación como una práctica opresiva.
Esto ha llevado a ver a Foucault como un teórico de la opresión. Pero, desde otras
perspectivas, la posición teórica de Foucault puede ser considerada como exactamente
lo contrario: su trabajo es sobre la libertad.
¿Qué entiende Foucault por “libertad”? Volvemos aquí a la percepción que el sujeto
tiene de sí mismo: la libertad descansa en nuestra relación con nosotros mismos y la
lucha por ser diferentes de lo que somos. Muchos problemas en la lectura de Foucault se
originan porque llegamos a Foucault con todo el marco de la ciencia social moderna, y
queremos saber dónde encaja, pero gastó mucha energía evitando la adaptación. Esto
lleva a otro problema fundamental en la lectura de Foucault, porque él es

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estudiadamente anti-moderno y estudiadamente anti-humanista. No está dispuesto a
aceptar ninguno de los principios básicos de la filosofía modernista, de la teoría social
modernista (Ball, 2016).
Si bien Foucault trata acerca de la libertad, de ser libre, también le preocupan los
peligros de la libertad. Su papel "es mostrar a las personas que son mucho más libres de
lo que sienten" (Martin et al. 1988: 10). Pero el objetivo de su trabajo también es ser
útil, hacer algo útil, hacer algo práctico en el mundo. A este respecto, él no es un teórico
en un sentido tradicional, su trabajo se trata de actuar en el mundo intentando cambiar
las posibilidades de cómo podría ser el mundo.
Sus obras están relacionadas con la forma en que construimos la política de nosotros
mismos, construimos la relación con nosotros mismos y con los demás. En este sentido
se distancia del interés moderno por uno mismo. Para Foucault, el self es una
construcción modernista, inventada en el siglo XIX, como producto de las ciencias
humanas, y lo que necesitamos es renunciar a las intenciones del self. Para Foucault no
hay self, no hay un nosotros esencial, no hay nada que descubrir, no hay nada que
podamos encontrar a través del psicoanálisis, la reflexión o el consejo. No hay un yo
real. Somos científicos sociales y somos producidos a través de relaciones de poder:
Me parece que la Filosofía Moderna, acaso desde que Kant se planteó la pregunta
Was ist Aufklärung intentó responder al “¿qué es la actualidad”, es decir, trató de
interrogarse sobre qué es presente. Con ello, el pensamiento adquiere una
dimensión o se propone un objetivo que no existía anteriormente. Empieza a
cuestionarse sobre quiénes somos, qué es nuestro presente y qué supone el hoy en
día (Berten, A., 1981).

Para Foucault, el yo es un problema, un prejuicio antropológico. Somos creados por el


poder, somos producidos por el poder. "Ya no es posible pensar en nuestros días más
que en el vacío dejado por la desaparición del hombre" (Foucault, 1970, p. 34). Imaginó
así la posibilidad de que nosotros, como sujetos modernistas, en algún momento
podamos desaparecer. El vacío que queda es "nada más, nada menos, que el espacio
desplegado en el que una vez más es posible pensar" (Foucault, 1970, p. 34). En efecto,
aquí hay mucho más que ser libre, pero no libre del poder, nunca estamos libres del
poder. Es la posibilidad de algún tipo diferente de relaciones de poder. (Ball, 2016)

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El poder no es una cosa, el poder
significa relaciones. Relaciones entre
los individuos de tal manera que uno
puede determinar voluntariamente la
conducta de otro. Es un ejercicio y
como tal remite al “gobierno”, en un
sentido muy amplio (Berten, A., 1981).
Imagen 3: Michel Foucault

3. Foucault como metodólogo: Crítica y método de genealogía


El objetivo de las genealogías es desestabilizar la verdad, todas esas cosas que damos
por sentado, lo que es natural, lo que tiene sentido común, lo que se hereda, lo que es
necesario. El trabajo genealógico parte de las preguntas que se plantean en el presente.
Hacer genealogías significa mirar esas cosas como problemas, para tomarlas no como
herramientas que podemos usar para pensar sobre el mundo, sino como objetos de
análisis que debemos deconstruir, para comenzar a crear algo para pensar de manera
diferente. Pero sin ninguna visión, ninguna anticipación, de lo que podría ser ese
pensamiento diferente o hacia dónde podría conducir o para qué podría ser. Estamos
hablando de espacios abiertos y no predecimos qué podría haber en esos espacios (Ball,
2016):
Yo planteo la historia de ciertas problematizaciones, es decir, la historia de la
manera en que las cosas constituyen un problema. Por ejemplo, cómo, por qué y
de qué modo particular la lectura se ha convertido en un problema importante en
el mundo moderno. O cómo el psicoanálisis se ha extendido ampliamente en
nuestra cultura ya sea entendido como un problema interno, o por sus relaciones
con la locura. Lo mismo puedo decir de la enfermedad, que era bien conocida sin
duda antes pero que tiene otro cariz cuando se la problematiza desde el siglo XIX.
Por lo tanto no se trata ni de una historia de la teoría ni de una historia de las
ideologías, ni tampoco una historia de las mentalidades. Lo que interesa es la
historia de los problemas, o si se prefiere, es la genealogía de los problemas, el

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por qué cierto tipo de interrogantes o cierto modo de problematizaciones aparecen
en un momento determinado (Berten, A, 1981)

En términos de Foucault, esto nos hace contingentes y tenemos que reconocer nuestra
contingencia, tenemos que reconocer las formas en que somos producidos como sujetos,
subjetivizados. Al hacer esto, tenemos que abandonar la mayoría de los principios
básicos y el vocabulario que usamos para hablar sobre lo que somos, como
sentimientos, emociones, conciencia, instinto. Tenemos que reconocer todas estas cosas
como contingentes. El punto sobre la genealogía es hacer historias sobre cosas que
normalmente pensamos que no tienen historia, que normalmente pensamos como
naturales (Ball, 2016).
El objetivo de la crítica, como ya dije, no es producir una explicación que sea más veraz
que otra, no es la creación de verdades y ponerlas en competencia con otras verdades.
En realidad, es un intento de explorar las posibilidades de la verdad, abordar y
comprender los motivos, la posibilidad de reclamar la verdad y perturbarla. La
genealogía es el negocio de destruir verdades, de hacer que las verdades sean
contingentes, de insertar la verdad nuevamente en las relaciones de poder, de
comprender la interpenetración de la verdad y el poder (Ball, 2016).

4. ¿Es imposible la educación?


¿Cómo se puede relacionar Foucault con la educación? La mayoría de los trabajos que
utilizan Foucault se basan, en particular, en Vigilar y castigar y exploran a las escuelas
como centros de poder, como un aparato que funciona a través de mecanismos de
disciplina, mecanismos de visibilidad, vigilancia y la formación correcta. En Vigilar y
castigar, Foucault mismo contribuye a esta visión de la escuela como una maquinaria
de disciplina en la que el poder se hace literalmente visible e invisible, se escribe en los
cuerpos. El poder está representado y ejecutado en la arquitectura y en el espacio, y en
las múltiples prácticas de división y exclusión que en realidad constituyen la escuela
moderna. El poder juega un papel en la organización de la escuela como un espacio
analítico, un espacio celular que nos rodea, un "espacio terapéutico" en términos de las
formas en que los maestros actúan sobre los estudiantes, un espacio de precisión, un

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espacio de exclusión, un espacio de división. Esto ha sido muy atractivo para los
investigadores.
La idea misma de la escuela, su materialidad, su imaginario, su articulación dentro de la
política y la práctica llegó a centrarse y promulgarse en términos de una maquinaria de
diferenciación y clasificación, y concomitantemente de exclusión. El poder se hizo
literalmente visible y visceral como arquitectura y espacio, y como prácticas de división
y exclusión. El poder de la disciplina es “uno de análisis” (Fouculat, 1979: 197) para
ubicar y separar, es decir, “el poder organiza un espacio analítico, un espacio celular y
un espacio terapéutico, un espacio de precisión y distribución. Aquí el poder produce la
realidad como un dominio de objetos articulados en rituales específicos de la verdad.
Foucault dice que la escuela se convirtió en el siglo XIX en un “aparato de examen
ininterrumpido”.
Mientras el alumno se hace visible, el poder se vuelve invisible, y el alumno solo ve las
tareas y las pruebas que debe realizar como sujeto en el "ojo del poder" (Foucault,
1980). Esto es muy diferente del ejercicio de poder "soberano" y "episódico". Aquí el
poder es un fenómeno cotidiano, socializado y encarnado y esto proporciona la base de
lo que Michael Gallagher llama "lecturas orwellianas de Foucault".
Esto vuelve a caer en otro tipo de tradiciones de análisis que los sociólogos usan para
pensar sobre la escuela. Reproduce este lenguaje vibrante, poderoso y exhaustivo a
través del cual podemos entender cómo funciona la escuela. En particular, poner en
juego el papel de las puertas y la representación de las puertas, en particular en Vigilar y
castigar a través de la forma del panóptico, como las puertas del poder, dentro de las
cuales el alumno se hace visible y el poder mismo se vuelve invisible, donde los
alumnos solo ven las tareas y las pruebas que deben realizar a medida que se convierten
en sujetos del `ojo del poder´, se hacen visibles para el profesor. Aquí el poder es un
fenómeno cotidiano, socializado y encarnado y esto proporciona la base de lo que
Michel Gallagher llama “lecturas orwellianas de Foucault”. Pero eso no es todo lo que
Foucault tiene que decir sobre el mundo, sobre la escuela y sobre las relaciones sociales
(Ball, 2016).

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Hay que admitir que el poder produce
saber; que poder y saber se implican
directamente uno al otro; que no existe
relación de poder sin constitución
correlativa de un campo de saber ni de
saber que no suponga y no construya al
mismo tiempo relaciones de poder.

Imagen 4: Michel Foucault


Vigilar y castigar

Foucault ha articulado dos formas de poder: la disciplina y la regulación, también


conocida como biopoder. Mientras que la disciplina opera en el individuo, como
micro-política, la regulación opera en la población. Foucault sugiere que la biopolítica,
como forma de poder, en realidad pone en juego lo que llamamos concepción moderna
de población y esta última aparece como el fin último del gobierno. En Vigilar y
castigar y en Territorio, seguridad y población, Foucault articula las relaciones entre el
gobierno y lo que él llama población. La población es el recurso que se puede obtener y
nutrir dentro de los objetivos de los ministerios y estados para garantizar cosas como la
prosperidad económica y el bienestar social. Lo que llamamos el estado de bienestar se
define por estas relaciones entre disciplina y regulación. De acuerdo a Ball (2016) ha
habido, en la traducción de los trabajos foucaultianos, un descuido de la educación
como regulación y un énfasis en la educación como disciplina.
Otro aspecto del trabajo de Foucault que ha sido descuidado es el del papel de la verdad
en relación con la educación. De alguna manera esto resulta paradójico: en el modelo
occidental de educación, el objetivo es la transmisión de verdades y la adquisición por
parte de los alumnos de dichas verdades. En un sentido diferente, Foucault propone
abordar la relación entre conocimiento y experiencia. Los límites de la educación
moderna se plantean en la siguiente pregunta: ¿es el caso que cada vez que, sin importar
cómo nos eduquemos, estamos siempre e inevitablemente sujetados y sujetos como
sujeto? Esto concuerda con el antihumanismo de Foucault, su anti-Ilustración y, por
supuesto, la educación es uno de los componentes esenciales de la Ilustración.

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5. La educación como auto formación
En El Sujeto y el Poder, obra de su última etapa, Foucault describe un cambio en la idea
del poder: pasa de entenderlo como una relación entre el estado y una racionalidad
política particular, es decir, el poder como un arte abstracto de gobierno, a entenderlo
como un arte práctico del gobierno, como algo que ordena nuestra vida cotidiana, que es
parte de nuestra relación con nosotros mismos y con los demás, y que se encuentra
dentro de los "puntos de contacto" entre las tecnologías de dominación y las tecnologías
del yo. Sugiere que el poder es parte de nuestras relaciones inmediatas e íntimas, de
nuestra relación con nosotros mismos. En lugar de centrarnos en el poder como tener 'un
solo centro' y buscar 'mecanismos generales' o 'efectos generales', si queremos entender
el poder, deberíamos 'mirar sus extremidades, sus límites exteriores en el punto donde
se convierte en capilar' (Foucault, 2003, p. 27). El poder, entonces, se vuelve accesible.
El poder se convierte en algo a lo que nos enfrentamos, resistimos y participamos, y es
parte de nuestras prácticas y nuestras vidas cotidianas. El poder es algo fundamental
para la forma en que nos presentamos, en cómo nos relacionamos con nosotros mismos
y con los demás (Ball, 2016).
Al hacer ese tipo de cambio en relación con el poder, entonces ya no nos posicionamos
como oprimidos y abrimos la posibilidad de resistencia, rechazo y libertad. La crítica
ahora se convierte en algo que apunta no a la generalidad del poder sino a puntos
específicos del poder y entornos institucionales inmediatos. La resistencia se convierte
en algo que está inmediatamente disponible para nosotros a modo de un compromiso de
transgresión para rechazar las prácticas de poder. Al hacerlo, nos comprometemos con
nuestra propia creación, asumiendo la responsabilidad y tomando el control de nuestra
propia subjetividad (Ball, 2016).
Se puede decir que lo que sugiere Foucault en el Nacimiento de la biopolítica es que la
política del yo, como la llamó, es la forma más inmediata y fundamental de la política:
las luchas contra las formas de sujeción "se están volviendo cada vez más importantes, a
pesar de que las luchas contra las formas de dominación y explotación no han
desaparecido" (Foucault, 1982, p. 782). En otras palabras, dentro de la lectura del
neoliberalismo que articula, la subjetividad y el yo se convierten en los sitios clave de la
lucha. Ese es el punto en el que encuentra el poder en su forma más inmediata: sobre la
base de nuestra propia subjetividad. La lucha que viene, el rechazo de lo que somos, no
significa, dice Foucault, renunciar a nosotros mismos, sin embargo, la subjetividad se
convierte en el sitio clave de la actividad crítica dentro del neoliberalismo, la lucha

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sobre qué es lo que tenemos que ser y qué somos para que podamos ser. A través de esa
lucha, posiblemente podamos crear el espacio de libertad concreto, que es una
transformación posible. Si luchamos en el sitio de subjetividad, existe la posibilidad de
que podamos llegar a ser algo diferente, de que podamos cambiar la forma en que nos
relacionamos con nosotros mismos y con los demás. Una vez más: no se trata de
descubrir nuestro verdadero ser ya que no hay un verdadero ser. Se trata más bien de
asumir la responsabilidad de nuestra propia formación, de producirnos, no descubrirnos,
no comprendernos, sino formarnos, siempre, por supuesto, en relación con otros. La
lucha es la lucha de nuestra propia experiencia.

Gobernar una sociedad, un grupo, una


comunidad, una familia o a cualquiera,
supone determinar la conducta en función
de estrategias o de ciertas tácticas. La
gobernamentalidad es el conjunto de
relaciones técnicas que permiten ejercer
las relaciones de poder. Me ha interesado
Imagen 5: Miche Foucault en la manifestación cómo se gobierna a los locos o a los
por el asesinato de M. Diab (1972)
enfermos –un ´gobierno´, en sentido
amplio de nuevo, qué estatuto se les ha
dado, en qué sistema de tratamiento se les
ha incluido, sea este bienvenido,
filantrópico o económico (Berten, A.,
1981).

Es en este punto donde la educación se vuelve auto formación. Una educación


foucaultiana esencialmente no sería una institución sino una relación. No se refiere a un
espacio, una arquitectura, un conjunto de organizaciones y arreglos, sino a una relación
con nosotros mismos y con los demás. Lo que se convierte en educación es el proceso
de auto-formación, y la auto-formación se convierte en el proceso y el punto de ser

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educado. Decir esto también significa que no hay un punto final, la auto formación
nunca comienza, nunca termina, no hay un producto terminado sobre uno mismo. Y, de
hecho, nunca sabemos en qué nos podemos convertir: el punto es la lucha, el
escepticismo, la crítica y la incomodidad. De modo que la educación no se convierte en
un sitio de seguridad, se convierte en un sitio de incomodidad, se convierte en un sitio
donde se plantean preguntas, pero también se convierte en un sitio de cuidado
personal. Se convierte en un lugar donde asumimos la responsabilidad de crearnos,
convirtiéndonos en lo que Nietzsche llamó un ser admirable.
La educación es un proceso estético. Pero en la estética griega no significa un sentido
abstracto de valor artístico o de trabajo, en realidad significa una especie de artesanía, es
una especie de oficio, el trabajo de crear el yo. Entonces, este esteticismo no está
eligiendo algún tipo de versión artística de quiénes somos sino que es una elaboración,
una versión artesanal de quiénes somos. Implica manos en nosotros mismos, esfuerzos,
cuidados, práctica, tensión al deseo. Supone lo que Charles Taylor (1989) llama una
reflexividad radical y también, crucialmente, involucra audacia, atreverse a
molestarnos, a desestabilizarnos, y algunas veces, a deleitarse en uno mismo, una
askesis, un yo-masterio, un arte práctico de vivir. Por último y fundamentalmente, esta
es también una educación ética y política. Lo ético es siempre político y viceversa, en
la formación de quiénes somos y en la formación de nuestra relación con nosotros
mismos y con los demás, ambos estamos produciendo una ética práctica, quienes
estamos tratando de ser y resistiendo a lo que no queremos ser, y eso tiene
implicaciones para nuestras relaciones inmediatas con los demás (Ball, 2016).
Entonces, el cuidado de nosotros mismos se relaciona con cómo tratamos a los demás
ya que no es algo que uno hace solipsísticamente, individualmente. Este proceso de auto
formación siempre se realiza en relación con los demás y siempre en relación con un
sentido de ética práctica sobre cómo nos gobernamos. No es un ejercicio intelectual,
sino la producción de un tipo particular de experiencia, una reconfiguración de la
experiencia misma (Barry, Osborne y Rose, 1996: p. 6), y nuestra experiencia es
imposible de pensar fuera de las relaciones sociales.
Al final, esta versión foucaultiana de la educación es un compromiso permanente con la
incertidumbre, que nuevamente es la antítesis de la educación moderna. Este es el punto
en el que mi pensamiento ha llegado tan lejos, y espero que sea útil. Es una
provocación, es una interrupción, es una interrupción y puede haber cosas relacionadas

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con lo que está experimentando en su propia investigación. Pero igualmente no puede
(Ball, 2016).

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Como citar este texto:

Martínez, M. E (2020). Clase 4. [Seminario Sociología de la cultura y educación].


Maestría en Educación. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la
Universidad Nacional de La Plata. Argentina.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-


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Internacional.

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Imágenes
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https://elpais.com/cultura/2017/04/29/actualidad/1493486222_329449.html
Imagen 2: La Biopolítica de Foucault: Un concepto esencial para comprender la
sociedad contemporánea. Cristóbal Cornejo. 2012. Disponible el 30/5/2020 en:
https://www.elciudadano.com/politica/la-biopolitica-de-foucault-un-concepto-esencial-
para-comprender-la-sociedad-contemporanea/11/11/
Imagen 3: Entrevista a Michel Foucault: El poder, los valores morales y el Intelectual
Diario History of the Present Nº 4 (Primavera de 1988), 1-2,11-13. Disponible el
30/05/2020 en: http://xn--ensearlapatagonia-ixb.com.ar/sitio/2016/10/28/entrevista-a-
michel-foucault-el-poder-los-valores-morales-y-el-intelectual/
Imagen 4: Microfísica del poder. Miche Foucalt por sí mismo. Nota de Felipe Ojeda.
Disponible el 30/05/2020 en: https://www.latercera.com/culto/2019/06/25/microfisica-
del-poder-foucault/
Imagen 5: Miche Foucault en la manifestación por el asesinato de M. Diab (1972).
Disponible el 30/05/2020 en: https://www.thenation.com/article/archive/the-other-
foucault/

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