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»Número de Referencia: 73-2003
»Origen: SALAS
»Nombre del Tribunal: SALA DE LO PENAL
»Tipo de Proceso:
»Tipo de Resolución: Sentencias Definitivas
»Fecha de Resolución: 30/09/2003
»Hora de Resolución: 08:00:00

C 73-03

SALA DE LO PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a


las ocho horas del día treinta de Septiembre de dos mil tres.

El recurso de casación ha sido interpuesto por el Licenciado Mariano Rodríguez Ortíz,


en su calidad de Agente Auxiliar del Fiscal General de la República, contra la sentencia
absolutoria pronunciada por el Tribunal Segundo de Sentencia, de la ciudad de San
Miguel, a las doce horas del día treinta y uno de enero de dos mil tres, en el proceso
penal seguido contra los acusados JOSÉ AMILCAR HERNÁNDEZ GARCÍA Y
DELMY CECILIA SOLÓRZANO, por el delito de CONTRABANDO DE
MERCADERIAS, en perjuicio de la Hacienda Pública, descrito y sancionado en el
Artículo 15 de la Ley Especial para Sancionar Infracciones Aduaneras.

Interpuesto el recurso y conforme su análisis, ADMITASE por haber cumplido con los
requisitos y formalidades que indica el Art.423 C.Pr.Pn..

I.- HECHOS CONOCIDOS Y CONSIDERACIONES DEL TRIBUNAL DE


SENTENCIA.

"...El día ocho de agosto del dos mil dos a las quince horas con veinte minutos, fueron
detenidos los imputados José Amílcar Hernández García y Delmy Cecilia Solórzano por
elementos de la Policía Nacional Civil, porque en un lugar conocido como el Cantón
"Hato Nuevo", kilómetro 142 de la Carretera ruta Militar, en el que se realizaba un
control vehicular, se le hizo señal de parada al automotor placas 348200, marca Nissan
tipo pick-up, color gris, conducido por el señor José Amílcar Hernández, propietario,
quien era acompañado por Delmy Cecilia Solórzano, y que al proceder los agentes a
registrar el medio de transporte mencionado se encontraron, unas cajas que contenían la
mercadería consistente en cepillos para lustrar zapatos, las que resultaron ser cincuenta
docenas, mostrando en su viñeta el origen del producto fabricado en China,
solicitándole a los detenidos los documentos que legalizaran el ingreso de la mercadería
a nuestro país, es decir el correspondiente control aduanero o pago de impuesto de la
mercadería, los cuáles manifestaron no poseer tales documentos que amparen la
tenencia legal de la misma procediendo al decomiso y a su detención...".

El Tribunal de sentencia consideró que los anteriores hechos, constituyen el delito de


contrabando de mercaderías tipificado y sancionado en el Art.15 de la Ley Especial para
Sancionar Infracciones Aduaneras, por lo que su juzgamiento corresponde al Tribunal
del Jurado; competencia que existe de conformidad a lo establecido en los artículos
cincuenta y dos, cincuenta y tres inciso final literal "c" y trescientos setenta y dos del
Código Procesal Penal.
II.- MOTIVO ALEGADO.

El recurrente alega como único motivo la errónea aplicación de los Arts.52 y 53 Inc.3º
del C.Pr.Pn., por haber sometido a conocimiento del Tribunal del jurado, un hecho
delictivo que es competencia del Tribunal de Sentencia de conformidad al Art.53 Nº 9
de la citada Ley Adjetiva, porque según el impugnante, el delito de contrabando de
mercaderías se considera un hecho de crimen organizado, de conformidad al Art.22
Inc.2º del C.Pn.

Por lo que el veredicto emitido por el Tribunal del Jurado -alega el inconforme- es nulo
de acuerdo a lo prescrito en el Art.224 Nº 5 .

III.- CONSIDERACIONES DE ESTE TRIBUNAL.

Conforme a lo alegado por el impetrante, esta Sala considera lo siguiente:

a) El Art.22 "A" del Código Penal, prescribe una definición de Crimen Organizado y en
lista ciertos tipos penales los cuales considera de la entidad de la mencionada actividad
delincuencial, sobre este aspecto no sólo debe realizarse un esfuerzo interpretativo de la
norma penal que en este caso en particular es meramente descriptiva y flexible para su
aplicación concreta, sino también la visión en conjunto de las normas internacionales, y
de los aspectos doctrinarios sobre el tema en comento.

Sobre la forma de delincuencia organizada, se sostiene que es un fenómeno que requiere


mucha atención y esfuerzo por el Estado para combatirlo y es por ello que se
implementan muchos mecanismos y entre otros están la producción de gran cantidad de
leyes o reformas a las ya existentes como una especie como lo llama Javier Llobet
Rodríguez y otro en su libro "Principio de Oportunidad y Persecución de la
Criminalidad Organizada" "una edificación de un combate oficial a este tipo de
delincuencia, como una especie de política de prevención e inyectar éxito a través de
los instrumentos legales a la persecución de estos", insertando por ejemplo aumento y
agravación de sanciones, creación de tipos penales; procedimientos que garantizan
efectividad en la investigación, también existen otros instrumentos como limitaciones
de ciertos derechos fundamentales -como la propiedad, la información etc.-,
fortalecimiento de las instancias policiales para el combate de este tipo de delincuencia.

Estima este Tribunal, con razón se justifica la intervención estatal en el combate del
Crimen Organizado introduciendo las modificaciones necesarias, en este caso en la
norma penal sustantiva, por los temores que genera el advenimiento de nuevas formas
de criminalidad, que en mayor medida socavan la estabilidad económica, política y
social de un Estado. Así mismo la circunstancia de la lucha legislativa hacia la
criminalidad organizada no debe ser un cheque en blanco para ampliar intervenciones
de los órganos del proceso penal.

Conforme a lo planteado, se vuelve imperativo que esta Sala considere la definición


doctrinaria de Crimen Organizado, en la monografía de Juan Miranda sobre "Crimen
Transnacional Organizado, Globalización y Comercio Sexual", ..."se entiende que es
una actividad criminal que se comete de manera planificada con propósito de
ganancias, que involucra una continua actividad empresarial, con una división de
trabajo estructurada jerárquicamente que incluye sanciones y acciones disciplinarias;
en determinados casos requieren el uso de la violencia y la intimidación, el ejercicio de
la influencia, la corrupción de varios oficiales del gobierno o de la estructura social"...
De la definición podemos extraer algunos elementos que son claves para poder explicar
qué conductas o actos pueden llegar a constituir crimen organizado, por ejemplo,
estructuras jerárquicas, planificación anticipada para ejecutar sus actividades, división
de trabajo y capacidad de influir en los funcionarios estatales.

Entiende este Tribunal que esos elementos doctrinarios son comunes en muchas
definiciones; y que los efectos de esta forma de delincuencia, es distinta en muchos
lugares donde se trate de definir las actividades de hechos delictivos en forma
organizada, sin embargo la naturaleza flexible del Crimen Organizado, permite
adaptarse a las diferentes acciones que se articulan para combatirlo, fundamentalmente,
dependiendo del lugar o país donde se estén desenvolviendo, porque es muy probable
que esta forma de delincuencia adquiera formas diferentes de manifestarse o
implementarse nuevas, -vgr.- utilización de comunicaciones, manipulaciones genéticas,
sofisticados ilícitos electrónicos, tráfico de drogas, armas, lavado de dinero, etc.; no se
debe omitir que la naturaleza de este fenómeno presenta dificultades para establecer sus
dimensiones.

Aún así las Naciones Unidas han realizado los esfuerzos para positivar desde el punto
de vista internacional y con el consenso de varias naciones del mundo la "Convención
contra la Delincuencia Organizada Transnacional", que si bien es cierto no ha sido
ratificada aún por nuestro país y no constituye todavía ley de la República, podemos
extraer los insumos de la misma para los efectos de esta sentencia, puesto que de
conformidad al Art.2 Lit."a" de la citada Convención lo define como un "grupo
delictivo organizado, estructurado de tres o más personas que exista durante cierto
tiempo y que actúe concertadamente con el propósito de cometer uno o más delitos
graves o delitos tipificados con arreglo a la presente convención con miras de obtener
directamente o indirectamente un beneficio económico u otro beneficio material.", y en
la misma disposición regula también qué es lo que debe entenderse como grupo
estructurado, dado la característica de grupo formado no en forma fortuita, y en la que
no necesariamente se haya asignado a sus miembros funciones formalmente definidas ni
haya continuidad en la condición de miembro o exista una estructura desarrollada.

Observa este Tribunal de casación que de nuevo se reitera describir en este cuerpo
normativo internacional elementos de crimen organizado, como una estructura más o
menos estable aunque no desarrollada, división del trabajo, con un propósito común,
planificación de las actividades. Elementos que son comunes por una razón
fundamental, y es que las organizaciones criminales de este tipo debilitan el poder del
Estado, no buscando su reemplazo sino burlar su control o soslayar el mismo, para
aumentar los beneficios de sus actividades ilícitas.

Cualquier definición -como se reitera- obedece a circunstancias criminológicas de cada


país, sin embargo siempre resulta vaga y generosa para los efectos de una política de
seguridad y asegurar medios cualitativos previstos para su combate como ya lo
indicamos anteriormente. Además, que el Estado debe de responder con mayor fuerza
ante este tipo de criminalidad y por ende sacrificar algunos de los derechos
fundamentales, siempre que se realice dentro del marco de aplicación del principio de
proporcionalidad, entre la severidad de enfrentar esta delincuencia y la infracción de los
derechos del ciudadano. Esto no es nuevo ya Winfried Hassemer en su artículo
"Límites del Estado de Derecho para el combate Contra la Criminalidad Organizada"
Publicado en la Revista Justicia de Paz Nº11 dice ... " El establecimiento de límites
dentro del Estado de Derecho no es solamente un problema normativo o siquiera
jurídico. Se trata mucho más de una tarea de razón práctica, de una cuestión de
fantasía y de sensibilidad por ciertas constelaciones de problemas. Como última
medida en la hora de la necesidad nos hace faltar echar mano al derecho penal y de
policía de manera precipitada y ciega, a fin de producir nuevas prohibiciones y de
restringir derechos fundamentales".

Así como se han reformulado los instrumentos legales de carácter sustantivo sobre la
criminalidad organizada, también entiende este Tribunal que se han experimentado
cambios en los cuerpos normativos adjetivos para averiguar la verdad procesal,
reconociendo procedimientos que garanticen el resolver eficientemente, el problema de
la delincuencia organizada, con el objetivo de lograr mayor eficiencia y funcionalidad a
través de la administración de justicia.

El tratamiento de la delincuencia organizada es complejo y de ahí la hiperinflación


legislativa de carácter punitivo y que está en función de lograr no sólo la visión
simbólica del derecho penal y por ende el combate efectivo de esta criminalidad, pero
que al integrar los comportamientos de esa índole resultan difíciles y muy discutidos, y
no pueden deducirse de la cantidad de conductas que reiteradamente ocurren en el seno
de una sociedad y tampoco se debe confundir los actos que son producto del crimen
organizado y la criminalidad de masas, es decir que los primeros deben tener como
características de las que se han relacionado en esta sentencia y los segundos aquellos
que son realizados en forma frecuente y cotidiana, con pluralidad de sujetos
intervinientes en actos ilícitos, con un mínimo de organización pero carecen de la
capacidad de influencia en las esferas gubernamentales, no son empresas delictivas,
aunque puede existir división del trabajo, lo que es obvio en cualquier acto delictivo con
pluralidad de actores y no penetra o crea estructuras económicas desestabilizadoras para
el normal funcionamiento de un Estado.

Así es que la disposición normativa donde encontramos la definición de crimen


organizado en nuestra legislación punitiva sustantiva -Art.22 "A"-, lo hace también en
forma flexible y de acuerdo a nuestra realidad social y en forma extensiva a muchas
conductas delictivas, específicamente en el inciso segundo, las cuales deben
interpretarse en función de la descripción que hace la misma norma y no en forma
aislada o particularizada; además deben de tomarse en cuenta otros elementos que son
características de la delincuencia organizada. Los tipos penales que aparecen como
ejemplo en la mencionada norma son conductas que se pueden realizar en forma
ordinaria o con cualidades de delincuencia organizada, por lo que debe conocerse el
modo de ejecución de esos hechos delictivos para concluir si son o no de crimen
organizado, el cual debe quedar establecido dentro del proceso penal.

De interpretar lo contrario podríamos caer en lo absurdo, en la que delincuencia común


y corriente o de criminalidad de bandas sean consideradas siempre como de crimen
organizado.

b) Con lo expresado anteriormente podemos entrar en el análisis, de lo manifestado por


el impugnante en su recurso, al decir que el Tribunal del jurado no era el competente
para conocer del delito de Contrabando de Mercaderías de conformidad al Art.53 Nº9
C. Pr.Pn.,

De acuerdo a lo que se ha dispuesto en esta sentencia, el delito de contrabando de


mercaderías, sería de crimen organizado, si reúne características de las que se han
enunciado para este tipo de delincuencia y las cuales se deben establecer dentro del
proceso penal, y si no se establecen es un delito ordinario y no tendría esa especialidad
de tratamiento.

En el proceso de mérito sólo se ha establecido que la ejecución del delito de


contrabando de mercaderías ha sido ejecutado por dos personas, cincuenta docenas en
cepillos de lustrar zapatos y que no tenían documentos legalizados que ampararan el
ingreso de la mercadería, no existen otros elementos o indicios que evidencien que sean
de delincuencia organizada, como que el contrabando se haya planificado y ejecutado
por una agrupación que posea cualidades de permanencia, que los dos imputados
sometidos al proceso cumplieron una función determinada, con un estructura
jerarquizada, etc.

Por lo que el delito que conoció el Tribunal del jurado en este caso concreto, no tenía
esas características y lo que dispone el Art.53 Nº 9 C. Pr.Pn, se refiere a la competencia
del Tribunal de Sentencia para conocer de los delitos de crimen organizado y se le ha
concedido legalmente esta competencia siempre con la idea de eficiencia en el combate
de este tipo de delincuencia y no se podría someter a conocimiento del Tribunal del
Jurado precisamente por el peligro efectivo que correrían los ciudadanos al tener que
resolver un hecho que sea de naturaleza de delincuencia organizada, por la razón de ser
de esta actividad representa este tipo de criminalidad, no sólo por la violencia que
puedan ejercer, sino los grados de corrupción e influencia que ejecutan en todo el
aparato estatal.

Este Tribunal estima que la calificación jurídica de un hecho delictivo como de crimen
organizado, de los que aparecen en el Art.22 "A" C. Pn., aunque sea tautológico, es una
facultad exclusiva de los jueces que conocen del caso concreto y que posean los
elementos o indicios necesarios y acreditados dentro del proceso, para poder afirmar si
es o no de delincuencia organizada y de esta calificación surgirá obviamente la
competencia del Tribunal que conocerá de los hechos .

La Fiscalía en su libelo de acusación y el recursivo no ha establecido los elementos


necesarios para afirmar que el delito que se conoció en el Tribunal Segundo de
Sentencia de San Miguel y que ahora se impone esta Sala, sean de Crimen organizado y
se concretizó a señalar sólo en forma literalista las disposiciones legales que regulan el
asunto en comento, sin hacer esfuerzo interpretativo de la naturaleza la criminalidad
organizada, por lo que el motivo invocado debe ser desestimado.

POR TANTO: De conformidad a las razones expuestas y a los Arts.50 Inc.2º, Nº1, 357,
421, 422, 423 y 427 C. Pr. Pn., en nombre de la República de El Salvador, este Tribunal
FALLA:

1- NO HA LUGAR A CASAR LA SENTENCIA DE MERITO POR EL MOTIVO


INVOCADO.
2- Remítase el proceso al Tribunal de origen, para los efectos legales consiguientes.

-----------E. CIERRA-------F. LOPEZ ARGUETA---------J. N. CASTANEDA--------


PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO
SUSCRIBEN------ RUBRICADAS----------ILEGIBLE

 
 

»Número de Referencia: 49-COMP-2015


»Origen: CORTE SUPREMA DE JUSTICIA EN CORTE PLENA
»Nombre del Tribunal: CORTE PLENA
»Tipo de Proceso: CONFLICTOS DE COMPETENCIA EN DERECHO PENAL
»Tipo de Resolución:
»Fecha de Resolución: 11/08/2015
»Hora de Resolución: 10:57:00
49-COMP-2015
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las diez horas con cincuenta y
siete minutos del día once de agosto de dos mil quince.
El presente incidente se ha suscitado entre el Juzgado de Primera Instancia de
Jucuapa y el Juzgado Especializado de Instrucción de San Miguel en el proceso penal
instruido en contra de Carlos David S. I., Yesenia Saraí G. L., Meybi Isamari M. G,
Santos Alexander A. R. y Erika Karina A. B., por el delito de extorsión.
Analizadas las decisiones que dan origen a este incidente, se hacen las
siguientes consideraciones:
I.     El Juzgado Especializado de Instrucción de San Miguel, mediante resolución
de fecha cuatro de junio de dos mil quince, señaló que "(...) vale mencionar que con los
elementos recabados por la representación Fiscal hasta la etapa que transcurre, no se ha
logrado establecer que exista una estructura, o bien, que los hechos que han sido traídos
al conocimiento de este Juzgador sean parte de un proyecto criminal, es decir, los ahora
procesados si bien han manifestado no pertenecer a ninguna pandilla, tal aseveración no
es suficiente o tajante, mucho menos comprende que la declaración de competencia esté
supeditada únicamente a dicha afirmación, si fuese el caso contrario, por ende, al no
cumplirse con premisas básicas como la multiplicidad de personas, rangos dentro de la
organización, operaciones delictivas que hayan sido concretas planeadas y llevadas a
cabo con la mediación de mandos superiores o ejecutores de los hechos, no puede
establecerse que este Juzgados sean competente para seguir conociendo sobre el
presente caso, pues como se puede observar en el presente proceso nos encontramos
ante un delito de competencia común (...) el Suscrito Juez suplente, considera
procedente declararse incompetente para seguir conociendo del delito que se instruyó
como extorsión (...)" (Mayúsculas y resaltados suprimidos) (sic).
Por tanto se declaró incompetente para conocer el proceso penal y lo remitió al
Juzgado de Primera Instancia de Jucuapa.
II.     A través de resolución emitida el once de junio de dos mil quince, el
Juzgado de Primera Instancia de Jucuapa indicó, en lo pertinente, "(...) si bien es cierto
que los indiciados (...) manifestaron no pertenecer a pandillas, en la relación
circunstanciada de los hechos del dictamen de acusación presentado por el fiscal
acreditado (...) se establece (...) que la víctima clave "Ebem 32" (...) recibe llamadas a su
teléfono celular del sujeto desconocido que amenaza con matar a la víctima si no accede
a las exigencias de entregar ciertas cantidades de dinero de forma periódica, el sujeto se
identifica como miembro activo de la Mara Salvatrucha con el alias de […] (...) En
consecuencia, estamos ante la presencia de un grupo delictivo organizado, como es la
denominada "Jucuapenses Locos Salvatruchos (JLS)", quienes se agrupan no solo para
cometer un delito sino varios, ya que la víctima protegida (...) manifiesta que desde
tiempo atrás en su negocio le han tirado notas anónimas exigiéndole dinero producto de
extorsión, es decir que estamos ante la presencia del delito de Extorsión en la modalidad
continuada, con la participación de un grupo delictivo con carácter de permanencia, en
donde participan varios sujetos con funciones diferentes, bajo la dirección de los sujetos
denominados como los alias […]  y […] (...) por lo que el presente caso debe ser
ventilado en la jurisdicción especializada." (sic).
Con base en tales argumentos, se consideró incompetente para conocer el
aludido proceso penal y planteó el conflicto de competencia.
III. Esta Corte advierte que el Juzgado Especializado de Instrucción de San
Miguel se declaró incompetente en razón la materia, siendo lo correcto en razón de su
función, haciendo necesario realizar algunas consideraciones sobre la competencia
material y funcional de los jueces y tribunales penales.
La competencia en términos generales es la distribución de la potestad
jurisdiccional, que de acuerdo a parámetros objetivos se divide en material, territorial y
funcional. La primera se encuentra determinada por las diferentes áreas de conocimiento
del derecho: civil, mercantil, penal, laboral, entre otras; la segunda, por la
circunscripción a una específica área territorial de la República; y la tercera, atiende a
específicas atribuciones encomendadas legalmente a las autoridades judiciales.
En ese orden de ideas, los jueces y tribunales a quienes se les ha designado
legalmente conocer sobre las causas relativas a la comisión de acciones delictivas,
indistintamente de la gravedad, complejidad o sencillez de las mismas, tienen
competencia en materia penal; estos a su vez, tienen la potestad para conocer sobre
determinados procedimientos especiales en los que se dilucidan ese tipo de acciones, a
lo que se le denomina competencia funcional.
De modo que tanto jueces penales ordinarios como especializados de acuerdo al
Código Procesal Penal y a la Ley Contra el Crimen Organizado y Delitos de Realización
Compleja -en adelante LECODREC-, tienen competencia en materia penal; pero ambos
tienen designados distintas atribuciones legales en las que se distribuye su competencia
funcional, por tanto en este aspecto es en el que puede existir controversia entre ellos,
sin excluir aquellas que surjan en razón del territorio, de manera que tienen la potestad
de conocer en materia penal, más no en los procedimientos que no les han sido
designados legalmente; así, a los jueces y tribunales penales ordinarios les corresponde
la tramitación de los casos comunes no complejos, y a los especializados, los casos de
crimen organizados o delitos de realización compleja de acuerdo a la LECODREC.
IV. Ahora bien, la controversia surgida entre las autoridades judiciales
relacionadas se refiere, básicamente, a la postura de cada una de ellas respecto a la
existencia o no de la modalidad de crimen organizado en la actividad delictiva atribuida
a los imputados, en el proceso penal instruido en su contra.
Respecto a ello, este tribunal de manera consistente ha establecido en su
jurisprudencia -véase resoluciones 4-COMP-2010, de fecha 08/06/2010; 15-COMP-
2010, 16-COMP-2010 y 17-COMP-2010, todas del 03/06/2010; y 23-COMP-2010 del
26/08/2010-, las características que deben concurrir para considerar la existencia de un
delito cometido bajo la modalidad de crimen organizado, a partir de los parámetros
legales dispuestos en la Ley Contra el Crimen Organizado y Delitos de Realización
Compleja.
Así, se ha sostenido que, de conformidad con lo regulado en el artículo 1 inciso
2° de dicha normativa: "Se considera crimen organizado aquella forma de
delincuencia que se caracteriza por provenir de un grupo estructurado de dos o más
personas, que exista durante cierto tiempo y que actúe concertadamente con el propósito
de cometer uno o más delitos." Es decir, que para estimar que un hecho delictivo ha sido
cometido bajo la modalidad de crimen organizado, este debe reunir tales características
y solo así corresponderá su juzgamiento conforme al procedimiento y ante los tribunales
especializados a que se refiere dicha ley.
En ese orden de ideas, deben existir elementos de prueba que permitan afirmar
con probabilidad que se trata de un grupo estructurado por dos o más personas, con
carácter permanente y con la finalidad de cometer delitos, en los cuales han actuado
concertadamente, que permitan identificar que la competencia para conocer de los
mismos corresponde a la jurisdicción especializada como se ha expresado líneas arriba.
Asimismo, la Sala de lo Constitucional de esta corte también ha tenido
oportunidad de referirse al contenido del concepto de crimen organizado, al indicar:
"La LECODREC brinda un concepto de crimen organizado que pese a lo
escueto de su redacción, puede ser objetivamente delimitado interpretativamente en
orden a las características de generalidad y precisión semántica que debe tener la
formulación normativa para señalar la competencia. Tal delimitación debe comprender
los siguientes elementos: (a) grupo compuesto de dos o más personas; (b) estructurado;
(c) que exista durante cierto tiempo; y (d) actúe concertadamente con el propósito de
cometer uno o más delitos.
Si bien es cierto, que tal disposición hace referencia a la confabulación de dos o
más personas para la realización de un solo delito, gramaticalmente cuando se utiliza el
término `organización', ella requiere dentro de una concepción adecuada y estricta del
término, que los miembros de la misma actúen dentro de una estructura caracterizada
por un centro de decisiones y diversos niveles jerárquicos, con posibilidad de
sustitución de unos a otros mediante una red de reemplazos que aseguren la
supervivencia del proyecto criminal con cierta independencia de las personas
integrantes de la organización y que dificulten de manera extraordinaria la persecución
de los delitos cometidos, aumentando al mismo tiempo el daño posible causado.
En consonancia con lo anterior, es posible comprender la plenitud de tales
requisitos, en orden a evitar dificultades probatorias, tomando como base un concepto
de crimen organizado orientado a las consecuencias, en cuya esencia dos o más
personas programen un proyecto, un plan o propósito para el desarrollo de la acción
criminal, sin que sea precisa la existencia de una organización más o menos perfecta,
bastando únicamente un principio de organización de carácter permanente. En este
último sentido, ha de requerirse judicialmente una especial continuidad temporal o
durabilidad que vaya más allá del simple u ocasional consorcio para el delito.
Queda descartado entonces, dentro del programa normativo del inc. 2° del art. 1
de la LECODREC -pese a que una lectura fraccionada del texto lo señale-, la mera
confabulación aislada para cometer un solo delito o la mera coautoría en la ejecución de
un solo delito o aún de varios sin permanencia o continuidad de esa conjunción de
personas o sin al menos el principio de una composición organizacional estable, que se
proyecta más allá de sus miembros.
Por las consideraciones expuestas supra, cuando la referida ley especial
establece el actuar concertadamente con el propósito de cometer aunque sea un solo
delito, debe entenderse como condición ineludible la existencia de una estructura u
organización cuyo orden interno puede ser regularmente piramidal, de estructura
claramente jerárquica, dentro de la cual los órganos decisivos no son los mismos que los
ejecutivos.
En otros términos, los agentes encargados de ejecutar el delito no participan en
la conformación del objeto de la organización ni en la selección de los objetivos, son
sencillamente instrumentos reemplazables, sujetos a un código de comportamiento y
penalización en el caso que la infrinjan, sin poder alguno para entorpecer el plan o de
interrumpirlo, como acontece en la simple coautoría (...)" sentencia de
inconstitucionalidad con referencia 6-2009, de fecha 19/12/2012.
V. Determinado lo anterior, es preciso pronunciarse en relación con el
planteamiento expuesto por las autoridades judiciales relacionadas en este incidente,
respecto a la existencia o no de los elementos que permitan considerar que la acción
delictiva atribuida a los imputados puede definirse bajo la modalidad de crimen
organizado. Así el Juzgado Especializado de Instrucción de San Miguel aludió que con
los elementos presentados por la representación fiscal no se ha logrado establecer la
existencia de una estructura delincuencial, ni se cumplen las premisas básicas como la
multiplicidad de personas, rangos dentro de la organización, operaciones delictivas que
hayan sido planeadas y llevadas a cabo con la mediación de mandos superiores o
ejecutores de los hechos, para poder establecer la competencia especializada.
Por su parte el Juzgado de Primera Instancia de Jucuapa indicó que los
procesados manifestaron no pertenecer a pandillas, sin embargo en la relación
circunstanciada de los hechos del dictamen de acusación presentado consta que la
víctima clave "Ebem 32" recibió llamadas telefónicas por parte de un sujeto
desconocido quien le amenazó con quitarle la vida si no accedía a las exigencias de
entregar cantidades de dinero de forma periódica, dicho sujeto se identificó como
miembro activo de la mara salvatrucha con el alias de [...]; por ello, a criterio del juez de
primera instancia se está en presencia de un grupo delictivo organizado, con
permanencia en el tiempo, en el cual participan varias personas con diferentes funciones
bajo la dirección de los sujetos identificados como el [...] y [...].
De acuerdo con el dictamen de acusación fiscal, la víctima identificada con la
clave "Ebem 32" en el mes de mayo de dos mil doce recibió varias llamadas a su
teléfono celular, y al contestar una persona que se identificó como [...] le exigió cierta
cantidad de dinero, y de no entregarla le amenazó con atentar contra su vida, por ello, la
víctima interpuso la denuncia en la policía quienes asignaron a un negociador para
realizar la investigación en el caso. Así, consta en el dictamen que el día diez de junio
de dos mil trece "en horas del mediodía el agente negociador J O. M. R., quien se hacer
pasar por la víctima, recibe una llamada telefónica (...) al contestar escucho la voz de
una persona de sexo masculino quien se identifica con el alias [...], y le exige que le
entregue los cincuenta dólares (...) el sujeto extorsionista le exige que se lo depositara a
través de Tigo Money, proporcionando el número […] (...) la persona quien retiro el
dinero producto de la extorsión fue Carlos S. (...) El día diez de julio del año dos mil
trece, alrededor de las nueve horas y diez minutos el agente negociador J O. M. R. (...)
recibe una llamada (...) del número […] (...) una persona (...) quien se identifica con el
alias [...], y le exige que le entregue los cincuenta dólares (...) a las catorce horas, el
agente M. R. realiza el depósito a través de Tigo Money al número […] (...) la persona
quien retiro el dinero producto de la extorsión fue Yesenia Sarai G. (...) El día catorce
de agosto del año dos mil trece (...) el negociador recibió una llamada del número […],
al contestar escucho la voz de una persona de sexo masculino quien se identificó con el
alias de […], quien le exige la entrega de los cincuenta dólares (...) el deposito lo va
hacer a través de Tigo Money, al número telefónico […] (...) la persona quien retiro el
dinero producto de la extorsión fue Santos A. (...) El día diez de septiembre de dos mil
trece (...) el agente negociador (...) recibe llamada (...) proveniente del número […], al
contestar escucho la voz de una persona de que se identifica con el alias de […], quien
le exige la cantidad cincuenta dólares (...) el agente M. R. realiza el deposito al número
telefónico proporcionado (...) la persona quien retiro el dinero producto de la extorsión
fue Meybi M. (...) el día veintidós de enero de dos mil quince, se giran órdenes de
detención administrativa (...) Logrando detener los imputados Carlos David S. I.,
Yesenia Sarai G. L. y Meybi Isamari M. G (...)" (mayúsculas suprimidas) (sic).
Además se cuenta con: el acta de denuncia, el acta de nombramiento de
negociador, las actas de negociaciones, actas de incautaciones de los formularios de
prestación de servicios de Tigo Money, actas de seriados de dinero, actas de entrevistas
a los agentes investigadores, bitácoras de llamadas, análisis operativo de caso, análisis
de cruce de llamadas, entre otros.
De lo anterior debe indicarse que en el acta de denuncia de la víctima clave
"Ebem 32" del día diecisiete de mayo de dos mil doce, consta que "esta siendo víctima
por parte de sujetos desconocidos quienes se autodenominan de la mara salvatrucha, los
cuales por medio de llamadas telefónicas le exigen que les entregue la cantidad de
doscientos dólares (...) a finales del mes de abril del presente año [recibió] llamadas (...)
a su teléfono celular (...) al contestarlas escucho la voz de una persona del sexo
masculino quien le dijo ser el […] de la MS y le exigió que les diera doscientos dólares
mensuales si no se los daba atentarían en contra de su vida y de sus empleados (...) por
lo que la víctima negoci[ó] con dicho sujeto (...) cien dólares mensuales durante tres
meses (...)" (sic).
VI. Ante el conflicto referido, es importante señalar que jurisprudencialmente se
ha establecido en recientes resoluciones de esta Corte que para determinar si un caso
debe ser decidido por la jurisdicción penal especializada u ordinaria, el acto delictivo
atribuido a un imputado o a varios, debe encontrarse conectado con la actividad
delincuencial a la que se dedica la organización criminal a la cual se presume que los
sujetos pertenecen; es decir, deben tenerse datos que permitan sostener, a efectos de
establecer qué tribunal es competente, que el ilícito fue cometido por una organización
delictiva, en el que se hayan corroborado preliminarmente: las responsabilidades
asignadas a mandos medios y miembros, las relaciones entre integrantes de la cúpula
decisoria y los ejecutores, la operación delictiva concreta planeada y realizada como
parte de la misma organización -véase resolución 28-COMP-2015 de fecha
14/07/2015-.
En ese orden, según aparece en la documentación remitida a esta Corte en el
presente caso, la víctima con clave "Ebem 32" ha señalado que desde el mes de abril de
dos mil doce empezó a ser extorsionado mediante llamadas telefónicas efectuadas por
un sujeto quien se identificó como el […] y manifestó formar parte de una pandilla,
siendo que los actos de investigación y las entregas de dinero suceden en los meses de
junio, julio, agosto y septiembre de dos mil trece; además, se corroboró que las
indicaciones para hacer efectivas las entregas de dinero las realizó un sujeto que se
identificó como el […] y que dichas cantidades de dinero eran recibidas por distintas
personas mediante el sistema Tigo Money.
Al ser así, queda en evidencia que el grupo se encontraba medianamente
organizado, es decir, sujetos que participaban de manera levemente ordenada en el
reclamo y entrega del dinero exigido mediante amenazas. La organización a la que se
hace alusión, no requiere ningún grado de sofisticación, es decir, que se trate de un
grupo con altos estándares de jerarquización y composición, que atienda a un sentido
legalmente estricto del concepto, sino basta con que se refleje cierto grado de orden de
la agrupación, observable tanto de las circunstancias que rodearon la ejecución del
hecho delictivo como de la investigación realizada mediante los dispositivos policiales,
que evidencian la participación de sus miembros en las entregas y consecuentemente en
el hecho delictivo.
Esa acepción no estricta del concepto organizacional de una estructura delictiva
es la que sostuvo la referida sentencia de inconstitucionalidad 6-2009 del 19/12/2012, y
la que ha mantenido la jurisprudencia de esta Corte respecto a incidentes de conflictos
de competencia en los que se discute si en efecto se trata de crimen organizado o de
simple coautoría -véanse resoluciones 30-COMP-2014 del 1/7/2014, 34-COMP-2014
del 14/8/2014, 39-COMP-2014 del 19/8/2014, entre otras-.
Por otra parte, aunque la investigación no haya corroborado -documentalmente-
la pertenencia de los señores Carlos David S. I., Yesenia Saraí G. L., Meybi Isamari M.
G, Santos Alexander A. R. y Erika Karina A. B. a un grupo pandilleril, tal aspecto no es
determinante para concluir que no se trata de un grupo organizado, con las
características mencionadas; puesto que las estructuras criminales no únicamente se
encuentran vinculadas a pandillas si no también a grupos constituidos con fines
delictuales.
En ese orden, si bien la persona que realizaba llamadas telefónicas a la víctima
identificado como el […] se autodenominó como miembro de la pandilla "MS" -según
lo referido por la víctima en su denuncia-, no hay otros elementos que establezcan la
pertenencia de los procesados a la pandilla, lo cual no es relevante en este caso pues
como se refirió en el párrafo anterior, se trataba de una organización constituida para la
comisión de acciones ilícitas extorsivas de manera indefinida hasta el momento en que
fueron interceptados por la Policía Nacional Civil; no obstante ello, durante la
investigación podrían incorporarse elementos que determinen que la referida
organización pertenece a alguna pandilla.
En cuanto a la permanencia, es importante acotar que si bien el tiempo en que
transcurrió la investigación no es sinónimo de este elemento, permite corroborar
indiciariamente la operatividad temporal de la agrupación delictiva; de manera que es
posible inferir que el grupo se encontraba constituido para la comisión de acciones
ilícitas extorsivas de forma indefinida, hasta que su estructura fue desarticulada, luego
de aproximadamente cuatro meses de investigación con dispositivos policiales donde se
instalaron igual número de entregas controladas por medio de un sistema de remesas,
para lograr identificar a sus miembros.
En ese orden de ideas, es de considerar que todos los presupuestos no pueden
verse de manera aislada, y al comprenderse de forma complementaria, dan lugar a
concluir en este caso que los encartados forman parte de una agrupación con cierto nivel
no sofisticado de organización, cuya permanencia va más allá del simple consorcio para
cometer un delito.
De ahí que esta Corte considera que, aunque la víctima en su testimonio no
detalla la función de cada miembro dentro de la organización, de los elementos
remitidos se concluye que el acto delictivo de extorsión atribuido a los imputados se
encuentra relacionado con la actividad delincuencial a la que se dedica esta
organización criminal, habiéndose corroborado las responsabilidades asignadas a las
personas identificadas como el […] y […]-mandos medios- encargados de realizar las
comunicaciones con la víctima quienes al ser informados que el dinero exigido había
sido depositado en el sistema de remesas mencionado, enviaban a los procesados Carlos
David S. I., Yesenia Saraí G. L., Meybi Isamari M. G, Santos Alexander A. R. y Erika
Karina A. B., para recibir esos depósitos de dinero provenientes de la extorsión.
VII. Con base en lo anterior y de las actuaciones certificadas, esta Corte advierte
que, la manera de operar de los imputados cumple con los parámetros indicados en la
Sentencia de Inconstitucionalidad, con referencia 6-2009, así como también los
requisitos legales del Art. 1 inc. 2° de la LECODREC, es decir, que los mismos forman
parte de un grupo estructurado por dos o más personas, que tienen como propósito el
desarrollo de actividades delictivas, con carácter permanente, que va más allá del simple
u ocasional consorcio para la confabulación para cometer el delito de extorsión de
forma aislada, pues tal como consta en la denuncia, a la víctima a través del agente
negociador se le exigió por medio de varias llamadas telefónicas la entrega de diversas
cantidades de dinero a cambio de no atentar contra su vida, siendo que diferentes sujetos
se apersonaban a recibir las sumas de dinero que fueron depositadas mediante el sistema
Tigo Money.
De ahí que, esta Corte determina que la competencia para conocer de tales
hechos corresponde al Juzgado Especializado de Instrucción de San Miguel.
De conformidad con las razones precedentes y según lo establecido en los
artículos 182 atribución 2ª de la Constitución; y 1 de la Ley Contra el Crimen
Organizado y Delitos de Realización Compleja; esta Corte RESUELVE:
1.    DECLÁRASE COMPETENTE al Juzgado Especializado de Instrucción de
San Miguel, para que conozca del proceso penal instruido en contra de los imputados
Carlos David S. I., Yesenia Saraí G. L., Meybi Isamari M. G, Santos Alexander A. R. y
Erika Karina A. B., por el delito de extorsión.
2.       ENVÍESE certificación de esta resolución al Juzgado Especializado de
Instrucción de San Miguel y al Juzgado de Primera Instancia de Jucuapa, para los
efectos correspondientes.

E.  S. BLANCO R.---------------C. S. AVILES----------M. REGALADO ---------------O.


BON .F.---D. L. R.  GALINDO ---------- DUEÑAS--------- J. R. ARGUETA.------
JUAN M. BOLAÑOS S-------S. L. RIV. MARQUEZ----------R MENA G ----------R.
SUAREZ F. --------- RICARDO IGLESIAS ------- PRONUNCIADO POR LOS
MAGISTRADOS Y MAGISTRADAS QUE LO SUSCRIBEN.---------S. RIVAS
AVENDAÑO.-------------SRIA.-------RUBRICADAS.
 

 
 

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