Está en la página 1de 10

Reflexión: la responsabilidad profesional del

psicólogo
Semana: _4_

Nombre del estudiante:


Ligia Marcela Canales

Número de cuenta:
31141614

Sede de estudio:
virtual

Docente:
Luis Lopez

Sección:
482

Fecha de entrega:
2-9-2022
INTRODUCCION
El código ético es un instrumento que garantiza la protección para quienes
recurren a los servicios de estos profesionales, el cual ofrece un apoyo al
psicólogo tanto en la toma de decisiones como en los casos en que se enfrenta
a dilemas éticos.

Los principios éticos en el desarrollo profesional del psicólogo se refieren a que la


práctica profesional de esta rama es una actividad que los coloca en situaciones
en las que, en ocasiones, se ven comprometidos a tomar decisiones sin tener toda
la información necesaria, circunstancias por las que se debe plantear si se actúa
de manera correcta y cuáles podrían ser las consecuencias de sus decisiones
sobre las personas.

Es importante hablar sobre la responsabilidad de un psicólogo en cuanto al


desempeño de su profesión, ya que de ello se desencadenan muchas opiniones
en cuanto a la carrera en general, por lo tanto, en este resumen se destacan
muchos puntos importantes que un psicólogo tiene que aplicar en su carrera
profesional, para que no llegue a tener inconvenientes o problemas.
MARCO TEORICO
El código ético es un instrumento que garantiza la protección para quienes
recurren a los servicios de estos profesionales, el cual ofrece un apoyo al
psicólogo tanto en la toma de decisiones como en los casos en que se enfrenta
a dilemas éticos.

Principios básicos del comportamiento ético del psicólogo son:

1. El respeto a la dignidad de las personas. Es en este principio en donde


el psicólogo reconoce que toda persona tiene derecho al aprecio de los
demás.
2. Cuidado responsable. El profesionista muestra preocupación por el
bienestar o evita daños a cualquier individuo, familia, grupo o comunidad.
3. Integridad en las relaciones. En la cual se demuestra precisión y
honestidad; apertura y sinceridad; máxima objetividad y mínimo prejuicio,
evitando conflictos de interés.
4. Responsabilidad hacia la sociedad. En la cual el psicólogo,
profesionalmente y como ciudadano, tiene responsabilidades ante la
sociedad en la que vive.

Siendo una obligación del psicólogo el prestar sus servicios a los individuos, debe
caracterizarse por un comportamiento responsable, digno, trascendente y
honorable, ya que ayudar representa un acto de moralidad; por tanto, aquellas
personas que se dedican a procurar la salud en los demás deben actuar con una
ética impecable.

El psicólogo, al conocer los campos en los que aplicará sus conocimientos


teóricos, debe estar consciente de sus recursos, limitaciones y principios éticos
que conlleva dicha profesión, así como la necesidad de una continua capacitación;
de ahí la necesidad de plantearse una serie de cuestionamientos éticos y
filosóficos, puesto que la actitud que asuma dicho profesionista dependerá de su
eficiencia profesional y realización personal.

El Código de Ética Profesional es el instrumento diseñado para facilitar el


cumplimiento y la puesta en práctica del mandato de los Estatutos del Colegio de
Psicólogo/as, en el que se enfatiza la ética como valor central de la profesión y su
ejercicio. Su objetivo general es regular el quehacer profesional con acento en la
propuesta de criterios de acción y conducta. El alto nivel de desarrollo,
consolidación y prestigio alcanzado por nuestra profesión con el aporte de muchas
generaciones de psicólogos/as en más de 50 años, así como el desarrollo de
diversas especialidades en respuesta a las demandas de la sociedad, nos abre
puertas y posibilidades, y genera por lo mismo mayores exigencias y
responsabilidades. Por ello la imperiosa necesidad de formular un nuevo Código
que responda de manera más precisa a dichos requerimientos y a las implicancias
que éstos tienen en el ejercicio profesional. Por ser la psicología una disciplina
cuya práctica nos pone directamente en relación con las personas, es condición
ineludible que todo acto profesional deba realizarse de forma tal que no lesione la
dignidad, la libertad ni la vida de los demás ni la propia, en tanto derechos
inalienables e inviolables del ser humano.

Esto supone que su práctica habrá de sustentarse en conocimientos válidos para


el nivel de desarrollo actual de la psicología y en principios éticos que resguarden
tales derechos. Estos dos aspectos constituyen una totalidad claramente integrada
al momento de asumir que el ejercicio de la práctica profesional es un quehacer
destinado a favorecer el desarrollo humano individual y colectivo.

En ninguna circunstancia se puede descuidar u omitir actuar en tal sentido.


Aunque es de propia responsabilidad del psicólogo/a la actualización de
conocimientos y el acrecentar su capacidad para evaluar moralmente sus
acciones y las condiciones en que se desempeña, constituye un valioso aporte
para sí mismo y la comunidad profesional el vincularse y asociarse con sus pares
a fin de optimizar su desempeño en dichos aspectos; también lo es procurar
trascender con tales intereses en todos los ámbitos en que se desempeña. Un
Código de Ética profesional es un conjunto de normas de conducta profesional
respaldadas por principios que constituyen su marco teórico - ético.
Necesariamente tiene un carácter no exhaustivo, no pudiendo abarcar todas las
conductas y sus matices y deja un margen razonable de interpretación.

APLICACIONES

La Historia Clínica Psicológica


Llevar una adecuada documentación tanto en las instituciones como en los
consultorios privados no es opcional. La historia clínica es necesaria como
instrumento científico y jurídico, además de ser de utilidad en la investigación, la
estadística, la docencia y la administración. La historia clínica es la principal
herramienta con la que cuentan los psicólogos para demostrar su actuar diligente,
prudente y perito ante una eventual demanda por mala praxis.
Las historias clínicas ambulatorias de salud mental debieran documentar
mínimamente:
1. Fecha de Admisión
2. Datos de identificación del terapeuta y del paciente
3. Motivo de consulta
4. Antecedentes personales clínicos y psiquiátricos (tratamientos
5. anteriores, medicación)
6. Estado actual: breve descripción
7. Diagnóstico presuntivo: utilización de criterios diagnósticos unificados
desde códigos internacionales CIE 10 o DSM IV.

Las aplicaciones de los principios generales de la conducta de investigación nos


llevan a considerar los siguientes requisitos: consentimiento informado, evaluación
de riesgo/beneficio y la selección de sujetos de investigación.

1. Consentimiento Informado El respeto a las personas requiere que se dé a los


sujetos, en la medida en que sean capaces, la oportunidad de elegir lo que les
sucederá. Esta oportunidad se proporciona cuando se satisfacen las normas
adecuadas para obtener un consentimiento informado. Mientras la importancia del
consentimiento informado es indiscutible, la controversia persiste sobre la
naturaleza y la posibilidad de un consentimiento informado. Aún así, existe un
acuerdo general de que el proceso de consentimiento informado puede ser
analizado comprendiendo tres elementos: información, comprensión y voluntad.

Información La mayoría de los códigos de investigación establecen puntos


específicos de declaración que tienen por objeto asegurar que se proporcione
suficiente información a los sujetos. Estos puntos generalmente incluyen: el
procedimiento de la investigación, sus propósitos, riesgos y beneficios anticipados,
procedimientos alternos (cuando se incluye terapia) y una declaración ofreciendo
al sujeto la oportunidad de hacer preguntas y retirarse en cualquier momento de la
investigación.

Se han propuesto otros puntos incluyendo cómo seleccionar sujetos, la persona


responsable de la investigación, etc. Sin embargo, el simple hecho de mencionar
los puntos no responde la pregunta de cuál deberá ser la norma para juzgar qué
cantidad y qué clase de información se debe proporcionar. Una norma que
frecuentemente se invoca en la práctica médica, específicamente la información
proporcionada comúnmente por médicos en el campo o en la oficina, es
inadecuada, ya que la investigación se realiza precisamente cuando no existe un
entendimiento común. Otra norma, actualmente popular en casos de negligencia
profesional, requiere que el médico revele la información que personas razonables
desearían saber para hacer una decisión con relación a su tratamiento.

Esto también parece insuficiente ya que el sujeto de investigación, siendo en


esencia voluntario, puede desear saber considerablemente más acerca de los
riesgos que tomará que los pacientes que se ponen en las manos de un médico
para un tratamiento necesario. Pudiera ser que la norma del "voluntario razonable"
se debiera proponer de la siguiente manera: la amplitud y naturaleza de la
información deberá ser tal que las personas, sabiendo que el procedimiento no es
necesario para su tratamiento o tal vez tampoco comprendido completamente,
puedan decidir si desean participar en el avance del conocimiento. Aún cuando se
anticipe algún beneficio directo para ellos, los sujetos deberán entender
claramente el rango del riesgo y la naturaleza voluntaria de su participación. Un
problema especial de consentimiento se plantea cuando el informar a los sujetos
de algún aspecto pertinente a la investigación puede invalidar la investigación. En
9 muchos casos, es suficiente indicar a los sujetos que se les invita a participar en
un proyecto de investigación del cual no se revelarán algunos puntos hasta que la
investigación haya concluido.

En todos los casos de investigación que involucren declaración incompleta, la


investigación es justificada sólo si es claro que la declaración incompleta es
realmente necesaria para lograr los objetivos de la investigación, dentro de la
información retenida no existen riesgos que no sean mínimos para los sujetos y
existe un plan adecuado para informar a los sujetos, cuando sea apropiado, y para
participar a los sujetos los resultados de la investigación. Nunca debe retenerse la
información sobre riesgos con el propósito de facilitar la cooperación de los sujetos
y siempre se deben dar respuestas verdaderas a preguntas directas sobre la
investigación. Se debe tener cuidado en distinguir casos en los cuales la
investigación se invalidaría con una declaración completa, de los casos en los
cuales la declaración completa simplemente incomodaría al investigador.

Comprensión La manera y el contexto en que se comunica la información son tan


importantes como la información misma. Por ejemplo, presentar la información de
manera desorganizada y rápida, dejando poco tiempo para consideraciones o
reduciendo las oportunidades para hacer preguntas, puede afectar adversamente
la habilidad del sujeto para hacer una elección informado. Como la habilidad del
sujeto para entender es una función de inteligencia, razonamiento, madurez y
lenguaje, es necesario adaptar la presentación de la información a las
capacidades del sujeto.

Es responsabilidad de los investigadores asegurarse que el sujeto ha


comprendido la información. Aún cuando siempre existe una obligación de
asegurarse que la información sobre riesgo a sujetos sea comprendida completa y
adecuadamente, cuando los riesgos son más serios, la obligación es mayor. En
ocasiones puede ser adecuado hacer una prueba de comprensión ya sea oral o
escrita. Puede ser necesario hacer arreglos especiales cuando la comprensión es
severamente limitada --por ejemplo, por causas de inmadurez o incapacidad
mental. Cada clase de sujetos que pudiera ser considerada como incompetente
(bebés y niños menores, pacientes incapacitados mentalmente, los desahuciados
y los comatosos) deberá ser considerada de acuerdo a sus propias condiciones.

Sin embargo, aún para estas personas el respeto exige que se les dé la
oportunidad de elegir, en la medida en que sean capaces, su participación en la
investigación. La oposición de estos sujetos a participar deberá respetarse, a
menos que la investigación signifique recibir una terapia que no estaría a su
alcance de otra forma. El respeto a las personas también exige que se solicite el
permiso de otras personas para proteger a los sujetos contra daños. De esta
manera se respeta a las personas reconociendo sus deseos y mediante el uso de
terceras personas para protegerlos de daños. Las terceras personas escogidas
deberán ser aquellas que estén en las mejores condiciones de entender la
situación del sujeto incompetente y actúen en el mejor interés de esa persona. La
persona autorizada para actuar en nombre del sujeto debe tener la 10 oportunidad
de observar la investigación cuando se lleve a cabo para tener ocasión de retirar al
sujeto de la investigación si considera que tal acto es en el mejor interés del
sujeto. Calidad de Voluntario La aceptación de participar en una investigación
constituye un consentimiento válido sólo si se ha hecho voluntariamente. Este
elemento del consentimiento informado exige condiciones libres de coerción y de
influencia indebida.

La coerción ocurre cuando una persona presenta intencionalmente a otra una


amenaza evidente de daño para lograr su consentimiento. En contraste, la
influencia indebida ocurre a través de una oferta de recompensa excesiva,
injustificada, inapropiada o deshonesta u otra proposición, para obtener el
consentimiento.

También, persuasiones que ordinariamente serían aceptables pueden ser


influencias indebidas si el sujeto es especialmente vulnerable. Las presiones
injustificables ocurren usualmente cuando personas en posiciones de autoridad o
que ejercen influencia --especialmente donde existe la posibilidad de sanciones--
insisten en un curso de acción de parte de un sujeto. Sin embargo, existe un
continuo de factores con influencia y es imposible establecer con precisión donde
termina la persuasión justificable y comienza la influencia indebida. Pero puede
decirse que la influencia indebida incluye acciones como manipulación de la
elección de una persona a través de una influencia controladora de un familiar
cercano y la amenaza de retirar servicios médicos a los cuales el individuo no
tendría derecho de otra manera.

2. Evaluación de Riesgos y Beneficios La evaluación de riesgos y beneficios


requiere una serie de datos relevantes, incluyendo, en algunos casos, medios
alternos de obtener los beneficios que se buscan en la investigación. Así, la
evaluación presenta una oportunidad y una responsabilidad de reunir información
sistemática y amplia acerca de la investigación propuesta. Para el investigador
significa examinar si la investigación propuesta está diseñada de manera
adecuada. Para el comité de inspección, es un método de determinar si los
riesgos que presentará a los sujetos son justificados. Para los presuntos sujetos,
la evaluación les ayudará a determinar si desean participar.

Naturaleza y Gama de Riesgos y Beneficios La exigencia de que la investigación


se justifique en base a una evaluación favorable de riesgos y beneficios está
íntimamente relacionada con el principio de beneficencia, del mismo modo que la
exigencia moral de que se obtenga consentimiento informado se deriva
primordialmente del principio de respeto a las personas. El término "riesgo" se
refiere a la posibilidad de que ocurra daño. Sin embargo cuando se usan
expresiones como "bajo riesgo" o "alto riesgo", como regla general se refieren
(también ambiguamente) a la probabilidad de sufrir un daño y la severidad
(magnitud) del daño previsto.

ANÁLISIS

En 1978 se publicó el resultado del trabajo de la National Commission, conocido


como el Informe Belmont, por el nombre de la ciudad del Estado de Maryland que
fue la sede de la comisión. Se trata de un texto breve, de poco más de una docena
de páginas, dividido en tres partes. En la primera, se reflexiona sobre los límites
entre práctica e investigación. En la segunda, se formulan los principios éticos
básicos y en la tercera, se describen los procedimientos para aplicar dichos
principios en la práctica.

La credibilidad del breve documento se debe, en gran parte, a que fue percibido
como el resultado de la consulta a aquellos cuya actividad se pretendía regular y
no como el fruto de una mera especulación teórica. El resultado es un documento
sistemático y bien estructurado en los tres apartados ya citados, con una
introducción que anticipa los objetivos del mismo y un contenido que pone de
manifiesto la diferencia que hay entre los principios éticos incuestionables y los
procedimientos o reglas, inspirados por ellos y que pueden ser criticados e
interpretados. Ayuda a su divulgación el lenguaje claro y comprensible que hace
asequible cuestiones filosóficas no sólo a los investigadores, de formación
universitaria, sino también al ciudadano medio.

Esta voluntad de proporcionar un instrumento a todo aquel que quiera ser crítico
con los aspectos éticos surgidos en la investigación con sujetos, es impactante
saber el hecho que se experimenta con personas y que son bases de
experimentos, estoy muy a favor de que se haya llevado a cabo esta reuinion en
pro de salvar los derechos de las personas con las que se experimentaban
enfermedades como sífilis en un grupo de hombres afroamericanos de la localidad
de Tuskegee, Alabama, originó un gran escándalo en Estados Unidos.
Previamente ya se habían denunciado otros abusos cometidos con personas
vulnerables, como la inoculación del virus de la hepatitis B a niños ingresados en
centros para discapacitados mentales.

El Congreso americano respondió a la alarma social causada por tales escándalos


creando una comisión encargada de identificar unos principios éticos que
orientaran la investigación con personas en el campo de la biomedicina y de las
ciencias de la conducta. Así se constituyó, en 1974, The National Commissión for
the Protection of Human Subjects of Biomedical and Behavioral Research
(Comisión Nacional para la Protección de Personas objeto de la Experimentación
Biomédica y de la Conducta). Presidida por el Dr. K.J. Ryan, 7 director médico del
Boston Hospital for Women, entre sus 10 miembros había juristas, psicólogos,
filósofos. Las primeras reuniones de la comisión pusieron de manifiesto la
dificultad de conciliar los fundamentos y los argumentos aportados por los
partidarios de dos de las escuela filosóficas tradicionales, con concepciones
opuestas sobre el pensamiento moral. Por un lado, los “deontologistas”, discípulos
de Kant, convencidos de que la razón humana puede identificar “a priori” lo que
está bien y lo que está mal. Por otra parte, los partidarios del pensamiento ético de
tipo “consecuencialista”, como los utilitaristas, convencidos de que las acciones
deben considerarse como buenas o malas según la bondad o no de sus
consecuencias. Pero las dificultades que encontraban los miembros de la comisión
en sus razonamientos y argumentaciones teóricas, desaparecían cuando
analizaban un caso concreto.

Fácilmente se ponían de acuerdo sobre lo que era correcto y lo que parecía


incorrecto. Fue así como decidieron emprender un extenso trabajo de campo,
entrevistando a científicos e investigadores, a personas que habían participado
como sujetos en experimentos anteriores, a los directores de centros donde se
llevaba a cabo la investigación y a los responsables de entidades que la
financiaban, en definitiva, a toda persona relacionada con la investigación
biomédica. Los miembros de la comisión se desplazaron de costa a costa,
realizando miles de entrevistas sistematizadas a las personas implicadas, de las
que dejaron constancia documentada. Fue así como se pudo identificar la
coincidencia de los investigadores y los sujetos de investigación, así como de los
otros agentes implicados, en definir la manera correcta de obtener el
consentimiento y su diferencia con los procedimientos considerados como
inadecuados.

También coincidieron en identificar cuándo la selección de los sujetos de la


investigación se llevaba a cabo de una manera justa o no. Según Toulmin, se
fueron analizando los diferentes tipos de experimentos llevados a cabo; se
valoraron los objetivos científicos de la investigación o la manera de obtener el
consentimiento en el proceso y, asimismo, se tuvo en cuenta cómo se
establecieron las diferencias entre aquellos proyectos de investigación
considerados como moralmente aceptables y todos los que habían sido calificados
de inaceptables.

CONCLUSION
Los psicólogos/as deberán tener presente que el Código de Ética hace propios los
principios establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y que su
actuación profesional debe mantenerse dentro de los marcos de esta Declaración. En su
ejercicio profesional debe considerar como principios rectores los contenidos en los
artículos Primero, Cuarto y Sexto de este Código y velar por el cumplimiento de ellos en
cuanto su relación con la Declaración de los Derechos Humanos.

Es obligación del psicólogo/a ejercer su profesión en dirección a evitar el sufrimiento


psicológico y el dolor, que no tengan un objetivo psicoterapéutico, así como promover el
desarrollo personal y el mejor ejercicio de las potencialidades de cada individuo con quien
se relaciona profesionalmente.

Bibliografía
de, R. d. (07 de 2008). UNIVESIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO. Obtenido de
https://uis.com.mx/assets/belmont.pdf

También podría gustarte