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El alpinista vasco se anotaba la semana pasada su noveno ochomil por la ruta normal tras haber sufrido
un episodio polémico con la desaparición de una tienda cuando intentaba abrir una nueva ruta con
Mariano Galván. Nos lo cuenta todo.
Darío Rodríguez / Desnivel
Hablamos con Alberto para que nos cuente todos los detalles de una expedición con varios giros de guión y con un
desenlace inesperado.
hay que cruzar un glaciar y luego nos metíamos en una zona mixta –que luego ya era de nieve, por toda la nevada
que cayó, y un poco descompuesta– que te da acceso a un corredor. De ahí, vas un poco en diagonal hasta llegar a la
arista. Luego ya es arista, arista, arista... aunque hay un momento en el que, para dar acceso a una especie de
plateau, se pone más o menos vertical. Luego viene un circo de nieve y a partir de ahí llegas a una grieta muy amplia
por encima de un serac que no es peligroso. En ese punto hay una confluencia de rutas –un grupo de 15 japoneses
trataban también de abrir una ruta que se cruzaba allí–; es un glaciar bastante tieso que va subiendo al primer
pináculo. Nosotros veíamos una línea bastante estética que nos hacía pensar que podíamos subir por ahí. Además,
habíamos metido unos 300 metros de cuerda fija y estábamos muy contentos con el trabajo realizado.
"Creemos que Russell Brice llamó a los japoneses y les dijo que tiraran la tienda
abajo"
¿A qué altura estaba la tienda que desapareció?
A unos 6.250 m o 6.300 m.
¿Russell Brice no estaba de acuerdo con que estuvierais abriendo esta vía?
Exactamente, él nos denunció a la agencia. Por lo visto vino al campamento y se preocupó bastante de hacérnoslo
saber, pero sin que estuviésemos nosotros allá. Cuando llegamos al campo base nunca vinos a vernos. Yo creo que
se escondía porque hasta él mismo se debía avergonzar de las maneras. Y decía que teníamos que pagar otro
permiso si abríamos.
"Él decía que no podíamos ir por esa ruta y que teníamos que pagar más"
¿El problema cuál era? ¿No teníais permiso para esa ruta?
Parece ser que él también trabajaba con la agencia con la que trabajamos nosotros. El caso es que a nosotros nos
aparecía él como líder de grupo. Pero eso parece que era más como una casualidad. Y él decía que no podíamos ir
por esa ruta.
Nosotros nunca ocultamos que queríamos hacer algo diferente, pero es verdad que tampoco se lo dijimos a la
agencia, porque tampoco pensábamos que tuviéramos que hacerlo. Igual así hubiésemos acertado porque nos
hubiera puesto solos. Pero el otro estaba molesto porque le podíamos causar problemas si nos pasaba alguna cosa.
Igual tiene algo de razón, pero no ha venido a nosotros primero, sino que lo que ha hecho es denunciar.
¿Todo eso os causó problemas con alguien más, como los oficiales de enlace?
No, qué va, no vino nadie ni hay oficiales de enlace. Tienes que pagar el oficial de enlace y tres permisos: el oficial de
enlace son 2.500 dólares y los permisos 900 dólares cada uno. Pero eso no nos quitó el sueño. Quisimos hacer algo
que no es lo habitual y en el Manaslu, que es una montaña ya comercial y que está colapsada de tanta gente que hay,
con expediciones numerosas...
Pues igual habría 350 personas en el campo base. Como un pueblo, una pasada... Había una expedición de Seven
Summits con 70 chinos y 90 sherpas o más. Todos con oxígeno, claro. Luego había otras expediciones comerciales, y
suma y sigue.
La lástima para vosotros es no haber podido hacer vuestra ruta por la falta de la tienda. ¿Qué teníais allí?
Sí. Los sacos, cocina, comida, una cámara y otras cosas que habíamos subido. Menos mal que el mono de plumas no
estaba todavía allá... El caso es que al final también pudimos disfrutar de la normal, porque estábamos solos. Vivirla
de otra manera.
¿No os cruzasteis?
No, ni nos cruzamos. Yo también me perdí en un momento de niebla, cuando me subí a otra arista que luego tuve que
bajar. Fui subiendo, esperé un rato a que se despejara, entonces vi que tenía que bajar, emprender la parte del
pináculo y subirla. Y en ese momento miré abajo y vi que Mariano estaba llegando al C4.
Sí, sí. Él llegó a las 8:00 o a las 9:00 abajo. Y había que abrir huella, o sea que no era un non-stop aprovechando la
huella de todas las cumbres que se habían hecho los días antes. Hizo unas 27 horas.
¿Y qué te parece?
Me parece digno de un titán, sobre todo viniendo después de todo ese intento que hizo y sin descansar bien.
De hecho, tú fuiste a buscarle cuando él no volvía del intento de nueva ruta, ¿verdad?
Yo me fui del campo base al C4 (7.350 m). Estaba un poco nervioso porque no sabía nada y pensé que también me
iba a servir para aclimatar y ver si le veía. No le vi y me bajé al CB. Luego ya se despejaron las dudas porque unos
prismáticos –precisamente de Russell Brice– habían visto a alguien que se movía por la pared.
Guerreros alpinos
Guerreros alpinos nos descubre una fascinante era del alpinismo esloveno,
contemplada a través de la lente de Nejc Zaplotnik, uno de los más grandes
escaladores y escritores eslovenos, cuyo libro Pot –El camino–, continúa siendo un
clásico esloveno, no solo para alpinistas, sino para cualquier ciudadano.
Primada con el galardón BANFF.
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En este número: LA AVENTURA DE GLOWACZ, JASPER Y FENGLER Baffin ‘sin trampas’. INDIA.
ZANSKAR ‘Excursiones’ himaláyicas. ENTREVISTA Dani Andrada. LOS POU VUELVEN AL PICU Marejada
fuerza 6. DHAULAGIRI 1989, LA ÚLTIMA MONTAÑA DE Quico Dalmases.
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