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OPINIÓN PÚBLICA
CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN
2. SURGIMIENTO Y CRISIS DE LA NOCIÓN DE OPINIÓN PÚBLICA
3. PRINCIPALES CONCEPTUALIZACIONES CONTEMPORÁNEAS DE LA OPINIÓN
PÚBLICA
4. COMUNICACIÓN Y OPINIÓN PÚBLICA
5. FORMACIÓN DE LA OPINIÓN PÚBLICA
6. FACTORES COMPONENTES DE LA OPINIÓN PÚBLICA
7. PÚBLICO Y OPINIÓN PÚBLICA
8. ELEMENTOS DE FORMACIÓN DE LA OP
9. ARQUETIPOS
10. ESTEREOTIPOS
11. PREJUICIOS
12. IDENTIDAD
13. IDEOLOGÍA
14. GRUPOS DE OPINIÓN
15. LÍDERES DE OPINIÓN
16. ESTADO Y GOBIERNO
17. PROPAGANDA EMPRESARIAL
18. LA OPINIÓN TELEDIRIGIDA
19. MANIFESTACIONES DE LA OP
20. MEDICIÓN DE LA OPINIÓN PÚBLICA
21. EJEMPLO DE ANÁLISIS: LEGALIZACIÓN DEL ABORTO
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OPINIÓN PÚBLICA
Introducción
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OPINIÓN PÚBLICA
OPINIÓN
1
Young. K et al; La opinión pública y la propaganda, Paidós Studio no. 69, México, 1986, pág. 10.
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OPINIÓN PÚBLICA
PÚBLICO
El concepto de público es quizá aún más polisémico. El Diccionario lo define con las
siguientes acepciones: Del lat. publĭcus. 1. adj. Notorio, patente, manifiesto, visto o
sabido por todos. 2. adj. Vulgar, común y notado de todos. Ladrón público 3. adj. Se
dice de la potestad, jurisdicción y autoridad para hacer algo, como contrapuesto a
privado. 4. adj. Perteneciente o relativo a todo el pueblo. 5. m. Común del pueblo o
ciudad. 6. m. Conjunto de las personas que participan de unas mismas aficiones o con
preferencia concurren a determinado lugar. Cada escritor, cada teatro tiene su público
7. m. Conjunto de las personas reunidas en determinado lugar para asistir a un
espectáculo o con otro fin semejante.
Young define al público desde diversas perspectivas. Comienza señalando que
el público no se mantiene necesariamente unido. "Público significa gente, pero llegó a
significar el cuerpo general o la totalidad de los miembros de una comunidad. El término
ha sido empleada también con un sentido más limitado para significar una masa
transitoria de individuos que no se encuentra próximos unos de otros, con un interés
común o general... El público no se mantiene unido por medio de contacto cara a cara y
hombro a hombro; se trata de un número de personas dispersas en el espacio, que
reacciona ante un estímulo común, proporcionado por medios de comunicación
indirectos y mecánicos.
"Algunos autores definen público como un sustantivo colectivo, para denotar un
cuerpo de adultos o ciudadanos interesados en problemas políticos. Aun bien no todos
los públicos sólo se interesan por las cuestiones políticas y encontramos públicos como
los financieros, los culturales y algunos otros tópicos de interés general".2
2
Idem, pág. 7-8.
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OPINIÓN PÚBLICA
De acuerdo con Vincent Price, la opinión pública es un concepto que aparece durante la
Ilustración. "La idea está íntimamente ligada a las filosofías políticas de finales del siglo
XVII y del siglo XVIII (Locke, Rousseau) y sobre todo a las ideas democráticas del siglo
XIX (Bethams y Mill)".3
Sin embargo, muchos escritores anteriores establecieron aproximaciones a las
teorías modernas sobre la opinión pública, algunas de éstas se podrán apreciar en los
cuadros I y II.
"Si las variadas concepciones conviven y debaten académicamente, todas ellas
se han nutrido de diversas posturas teóricas construidas históricamente. Y es que la
expresión opinión pública que se usa actualmente, se remonta a mediados del siglo
XVIII. No obstante antes de aquel momento se manejaban términos parecidos como
opinión común, opinión popular, voluntad general, vox populi, etc. que hacen
referencias indirectas sobre la opinión pública".4
3
PRICE, Vincent; La Opinión Pública. Esfera pública y comunicación, Paidós Comunicación no. 63, Barcelona, 1994,
pág. 18.
4
TUESTA SOLDEVILLA, Fernando; Opinión Pública
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En el siglo XX, quienes se interesarán por la opinión pública serán los que
comparten las tesis de la sociología del conocimiento (Max Scheler, Karl Mannheim,
Robert K. Merton, P. Berger y T. Luckmann, entre otros), para quienes el individuo
aislado en pocas oportunidades crea, de manera individual, opiniones.
No obstante, otras relaciones sociales, distintas a las de clase (religión, grupo
étnico, nacionalidad, grupo político, etc.), pueden ser determinantes en la construcción
de las opiniones de los individuos.
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OPINIÓN PÚBLICA
SURGIMIENTO Y CRISIS
DE LA NOCIÓN DE OPINIÓN PÚBLICA*
Por GillO Germani
*
YOUNG, K. y otros; La opinión pública y la propaganda, Paidós, Col. Paidós Studio no. 69, México, 1986, capítulo 3
pags. 100-109.
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capacidad raciocinante y discursiva que le permitirá lograr, a través del uso de dichas
facultades, aquella verdad que otrora estaba reservada a la revelación o a la autoridad.
El reconocimiento de las funciones de la opinión pública en una sociedad,
juntamente con el requisito de las libertades públicas para el ejercicio de la libre
discusión, se funda sobre la idea del hombre como ser racional plenamente capaz de
alcanzar por sí mismo la verdad en el orden político y social. Al mismo tiempo, debe
suponerse que de este libre debate entre los individuos surgirán las orientaciones más
adecuadas para la sociedad en su totalidad. Debe re. gir aquí un supuesto acerca de
una natural armonía entre la razón y la voluntad de los individuos, análogo al que la
economía liberal propone en calidad de hipótesis con respecto a la actividad
económica. Del mismo modo que el Homo aeconomicu3, al perseguir sus intereses
particulares, según el principio hedonista, logra los máximos beneficios no sólo para sí,
sino también para la colectividad. Conforme a un mecanismo análogo, puede
suponerse que en la sociedad liberal el libre debate de las opiniones en el que cada
individuo defiende sus puntos de vista habrá de conducir a las formulaciones más
favorables para el Estado y la sociedad toda.
Detengámonos por un momento en este supuesto del hombre racional, capaz de
alcanzar por sus propios medios la verdad en el terreno político y social. Este hombre,
que es también el "soberano" dentro de un régimen de sufragio universal, sólo necesita.
ser "educado". La importancia trascendental de la educación, entendida sobre todo
como instrucción pública, universal y obligatoria, surge muy clara de estas
consideraciones. La lucha en contra de la ignorancia, en contra de las trabas que se
oponen al libre ejercicio de las facultades intelectuales, representa la garantía y el
medio más indubitable para asegurar ese libre debate de opiniones que constituye la
base de una sociedad liberal.
La insistencia sobre la necesidad de instrucción general obligatoria demuestra
aún mas el carácter racionalista de esta concepción, pues señala como principal
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En el siglo XIX, esta teoría de la opinión pública halló una crítica muy neta
(aunque expresada más implícita que explícitamente), en el marxismo. Éste adoptó, con
respecto a la concepción política liberal, una actitud nueva; no sólo dedicóse a criticar
su contenido, sino que se orientó hacia el "desenmascaramiento" de lo que podríamos
llamar el origen existencial de ese pensamiento. Cada clase social tendría su propia
perspectiva: una peculiar visión del mundo surgida tanto de su particular ubicación
dentro de la estructura social como de la situación que tiene con respecto a la dinámica
histórica. La ideología burguesa en sus diferentes aspectos, ya sea en el terreno
económico con la ciencia económica liberal, ya sea en el terreno jurídico, político y de
las doctrinas sociales en general, expresaría así la particular visión del mundo
formulable desde la perspectiva de la clase burguesa en ascenso que había destruido
la sociedad feudal y había sustituido los antiguos estamentos señoriales que la
dominaban.
De este modo, aquella opinión pública que, dentro de la concepción iluminista del
siglo. XVIII, era interpretada como la expresión de un proceso racional y reflexivo capaz
de alcanzar la verdad objetiva, se concibe por el marxismo como la expresión de una
particular visión del mundo cuya verdad no depende ya de la racionalidad del proceso
discursivo a través del cual fue alcanzada, sino de la particular posición en que se
encuentra, dentro de la dinámica histórica, el grupo social al que esa visión corresponde
como perspectiva, pues (y en esto hallamos una característica esencial del
pensamiento marxista a este respecto) no se elimina totalmente la posibilidad de lograr
objetividad en el campo del pensamiento político-social, sino que a esa objetividad se la
hace depender de la posición que ocupa cada grupo dentro del proceso histórico. Sólo
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las clases en ascenso logran tener una visión del mundo "verdadera", es decir,
correspondiente objetivamente a la realidad histórico-social.
Ocurre todo lo contrario con las clases en descenso cuyo "tiempo" ha concluido o
se halla próximo a concluir: su visión del mundo se vuelve "ideológica" y su
conciencia, "falsa", debido a esa misma posición de decadencia en que se hallan
colocadas.
De este modo, el pensamiento liberal logró coincidir con la realidad histórica
mientras la clase queera su portadora se hallaba, en su marcha ascendente, en plena
lucha con las clases del viejo orden, portadoras de ideologías "superadas". Pero tan
prontocomo la burguesía transforma la sociedad, imponiéndose y logrando la
hegemonía dentro de ella, pierde esa objetividad con respecto, esta vez, a la visión del
mundo de una nueva clase en ascenso, el proletariado.
Es a éste a quien corresponde ahora una perspectiva privilegiada. Su
pensamiento posee ese carácter de objetividad que le permite descubrir y
desenmascarar el carácter ideológico de las formas ideológicas correspondientes a
otras clases sociales.
La crítica marxista, tiende, por tanto, a destruir los fundamentos de la opinión
pública tal como la conciben la teoría y la sociedad liberales, escindiendo su contenido
en dos irreconciliables sectores: el sector "ideológico" correspondiente a la opinión
pública de la clase en descenso y el sector "objetivo" correspondiente a la opinión
pública de la clase en ascenso. Lo que es importante retener aquí es la afirmación de
que el carácter de objetividad y de verdad que puede alcanzar la opinión pública ya no
depende del proceso racional y reflexivo a través del cual se desarrolla el debate de las
ideas.
Desde las últimas décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX, la crítica a los
fundamentos racionales de la opinión pública se generaliza en diferentes sentidos. Por
un lado, se desarrolla la concepción marxista que desemboca por fin en la sociología
del conocimiento. Por el otro, surgen posiciones irracionalistas que, desde diferentes
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de origen probablemente emocional o instintivo, y otra parte -la "derivación" mucho más
variable, que. representa la explicación que los hombres se dan de sus propias
acciones. Las ideologías serían entonces -dentro de la terminología paretiana-
"derivaciones". Lo característico aquí es que su contenido no guarda ninguna relación
con el motivo o causa real de la acción. Tenemos así: por un lado, una conducta
movida por impulsos irracionales, y, por el otro, pseudo-explicaciones que los sujetos,
de plena buena fe, dan de sus propias acciones.
Una posición muy parecida la encontramos en el psicoanálisis. Aquí también se
considera a gran parte de las acciones humanas como expresión de impulsos
inconscientes acompañados por pseudo-explicaciones de orden racional, que los
sujetos les dan a los otros y se dan a sí mismos. Tales explicaciones son -según un
término que se ha popularizado- racionalizaciones. Una ideología -dentro de la
terminología psicoanalítica- es, pues, una racionalización, una explicación a posteriori
de las acciones cuyo verdadero motivo reside en el inconsciente. Esta posición,
extendida a la conducta política, origina aquella formulación de Lasswell según la cual
las acciones políticas deben explicarse de acuerdo con este esquema: a) motivos
privados, inscritos en la estructura del carácter a través de su formación en los primeros
años de su vida; b) desplazados al llegar a la etapa adulta sobre objetos de carácter
público, y c) racionalizados en términos de interés político.
A la imagen del hombre que nos presenta el iluminismo -al ser racional que
debate sus opiniones en el campo abierto de la libre polémica a través de un proceso
discursivo-- la sustituye un hombre cuyas opiniones no son sino la justificación de.
impulsos racionales que él mismo desconoce. No hay duda de que estas opuestas
concepciones acerca de la formación de las opiniones en el siglo XVIII y en nuestros
días obedece a una profunda modificación de la situación histórica. El hombre racional
del siglo XVIII corresponde al de una pequeña sociedad de hombres cultos, que es
como podía considerarse a la sociedad burguesa de aquel entonces. El ser que nos
describe la sociología paretiana o el psicoanálisis presenta, en cambio, un estrecho
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parentesco con el hombre masa de nuestro tiempo, movido por impulsos irracionales
cuyo origen y naturaleza le son ocultos y en nombre de ideologías que son meros clisés
o estereotipos, y que constituyen las antípodas mismas del fruto largamente madurado
de su raciocinio y reflexión.
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PRINCIPALES CONCEPTUALIZACIONES
CONTEMPORÁNEAS DE LA OPINIÓN PÚBLICA
Si bien hay un número importante de académicos contemporáneos que han
reflexionado sobre el tema de la opinión pública es el proveniente del mundo alemán el
que en los últimos tiempos ha aportado el liderazgo intelectual en esta materia. Las
grandes tendencias podrían clasificarse gruesamente en la perspectiva político
valorativa de Jürgen Habermas, la antropológico social de Elisabeth Noelle-Neumann y
la sociopolítica funcionalista de Niklas Luhmann. No siendo éstas las únicas, son las
que han marcado los estudios y las reflexiones más interesantes sobre el tema.
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Desde una perspectiva liberal-democrática, Hans Speier (1950) entiende: “por opinión
pública (...) las opiniones sobre cuestiones de interés para la nación expresada libre y
públicamente por gentes ajenas al gobierno, que pretenden tener el derecho de que sus
opiniones influyan o determinen las acciones, el personal o la estructura de su
gobierno”.
Desde una perspectiva de la ciencia política, Giovanni Sartori (1987) sostiene que la
opinión pública es ante todo y sobre todo un concepto político. Para el investigador
italiano la opinión pública es “un público, o multiplicidad de públicos, cuyos difusos
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OPINIÓN PÚBLICA
Teoría normativa
Empezaré en primer lugar por la teoría normativa, denominada así porque nos
indica cómo tiene que ser la comunicación pública desde el punto de vista político y
también ético para que pueda ser relacionada con los fenómenos de la opinión pública.
La teoría normativa parte de la existencia de personas privadas que se reúnen, directa
o indirectamente, en calidad de público, para discutir sobre temas de interés general.
Según lo dicho, esta corriente considerará que, en sentido estricto, no puede hablarse
de opinión pública si no es en un régimen de libertades y en un sistema político en el
que lo que piensa y quiere la gente condicionará tanto las leyes como las acciones del
ejecutivo, a través de vías institucionales como por ejemplo los parlamentos, las
elecciones o los vínculos informales que deben existir entre ciudadanos y gobierno. De
lo que hemos expuesto hasta ahora puede extraerse otra idea básica, y es que la
opinión pública debe ser expresada por personas ajenas al gobierno y al sistema
político en general, lo que, a su vez, supone la separación entre sociedad civil y Estado.
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Berrio, Jordi; La opinión pública; Portal de la Comunicación | Aula abierta, Departamento de Periodismo y de
Ciencias de la Comunicación. Universidad Autónoma de Barcelona
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Positivismo
Desde otra perspectiva teórica, desde la tercera década del siglo XX, y
fundamentalmente en Estados Unidos, se ha trabajado para construir una ciencia de la
opinión pública en el sentido positivista y conductista del término (Allport, 1937; Hyman,
1957; Berelson y Steiner, 1964), construyendo un edificio empírico para estudiar las
opiniones colectivas. Aquellos que defienden esta corriente rechazan las concepciones
abstractas que no tienen referente empírico. Parten de la evidencia de que las
opiniones son siempre individuales y de que sólo se pueden estudiar si se manifiestan.
Rechazan las abstracciones por considerarlas metafísicas. De acuerdo con lo anterior,
se rechazan conceptos como “público” si quiere decir algo que vaya más allá de
comportamientos individuales. Como se trata de estudiar las opiniones, debes ser
tenidas en cuenta cuando aparecen, y en caso contrario, provocarlas. Los referéndums
y las elecciones son actividades sociales a través de las cuales se manifiestan las
preferencias de los ciudadanos. Innumerables acciones sociales, como el consumo,
también sirven para expresar sus preferencias. Pero la forma más clara y directa de
hacerlo es preguntando a la gente; de aquí las encuestas para medir las opiniones y
actitudes de los individuos que forman las colectividades. Una entrevista demoscópica
estructurada se basa en un cuestionario que tiene por objeto convertir en tangible
aquello que, en principio, no lo es. Si las entrevistas se multiplican, entonces puede
tenerse una idea de las opiniones del universo estudiado, según las normas aportadas
por las teorías de los grandes números. De los estudios demoscópicos propugnados
por aquellos que mantienen una actitud empírica puede inducirse una definición de
opinión pública, que no es otra que la suma de las opiniones particulares. Siguiendo
esta línea de pensamiento, se cree que los medios llegan al conjunto o a la mayoría de
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individuos que forman las colectividades. Sin embargo, sus efectos deben estudiarse en
cada individuo particular: las influencias, así como las opiniones, sólo las
encontraremos en los comportamientos particulares.
La ciencia de la opinión pública se ha convertido en una verdadera ingeniería
social que proporciona información útil a aquél que desee poseer datos sobre ciertos
aspectos de la conducta de la gente. La confección de encuestas se convirtió en una
verdadera industria desde que George Gallup montó su empresa en la década de los
treinta del siglo pasado (Blondiaux, 1998) y empezó a medir opiniones y ofrecerlas a la
prensa de Estados Unidos. Más tarde esta actividad se extendió por Europa, de forma
evidente, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, los estudios de
las opiniones se han convertido en un instrumento insustituible para los partidos
políticos en la organización de campañas electorales, y para los gobiernos empeñados
en auscultar el sentir popular cotidianamente. También en el mundo de la publicidad
comercial y en el de los estudios de mercado el uso de las técnicas demoscópicas
resulta ya cotidiano.
Sin embargo, de forma objetiva, debemos aclarar que la pretendida ciencia de la
opinión pública no ha explicado la cuestión fundamental de cómo las opiniones
individuales se articulan en las opiniones colectivas para producir consecuencias
sociales y políticas. Sin resolver esta cuestión no puede hablarse de ciencia, sino sólo
de una práctica empírica más o menos útil. Según dicho argumento, las
técnicas desarrolladas no van más allá de una ingeniería social de corto alcance,
aunque útil para aquellos que sólo pretendan obtener visiones fotográficas de las
actitudes y opiniones de la gente.
A pesar de la universalidad que ha alcanzado actualmente la confección de
encuestas de todo tipo, no han faltado voces científicas que han criticado su uso en
general, y particularmente las destinadas a medir opiniones y actitudes. Una de las
críticas que ha tenido más impacto ha sido la realizada por Pierre Bourdieu. El
sociólogo francés argumenta que las preguntas de los cuestionarios inducen a
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Profesión periodística
Desde otra perspectiva completamente distinta, tenemos las aportaciones que
hizo Walter Lippmann al respecto. Este autor escribió un libro muy original, hace mucho
tiempo (Lippmann, 1922), en el que sitúa la opinión pública en un contexto diferente de
los expuestos anteriormente, lejos de las cuestiones éticas y políticas, así como
también de las medidas empíricas de las opiniones individuales. Centra el tema
fundamental de la opinión pública en los estereotipos con carga emocional que dominan
las opiniones de las personas. A través de su experiencia como periodista, sabía que
los medios crean o reflejan los estereotipos y los difunden en el ambiente social,
invadiendo las mentalidades de la gente. Los estereotipos son expresiones o frases que
expresan unas ideas preconcebidas que se aplican selectivamente a los temas,
buscando provocar las connotaciones adecuadas. Como ejemplo, diremos que las
expresiones “banda terrorista”, “lavado de cerebro” o “armas de destrucción masiva”
intentan evitar que los públicos analicen críticamente los temas controvertidos.
Lippmann cree que aquél que controle la creación y uso de estos símbolos podrá
dominar la notoriedad pública. Uno de los aspectos que debe tenerse en cuenta es que
los estereotipos son temporales; al variar las circunstancias, pierden su validez. La
verdad es que los profesionales de la información colaboran a ello porque el uso de
estereotipos les simplifica su labor diaria. Emplear sobreentendidos convierte sus
mensajes en simples y comprensibles.
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Hasta aquí hemos visto cómo la opinión pública es estudiada desde la más pura
racionalidad teórica en la teoría normativa y desde la perspectiva también racional que
la circunscribe al ámbito empírico; también la hemos analizado desde el punto de vista
de la profesión periodística. Ahora deberíamos contemplar la opinión pública como un
fenómeno surgido de las pulsiones instintivas y de los sentimientos profundos de
nuestra especie. Desde esta perspectiva, lo que es sustantivo en la opinión pública
sería el instinto de grupo. Se trata de la teoría de la espiral del silencio, desarrollada por
la investigadora alemana Elisabeth Noëlle-Neumann. Esta teoría se desarrolló en una
época en que el sistema comunicativo ya estaba dominado por la televisión; en una
época también en que ya no podía dudarse de la influencia de los medios en los
procesos cognitivos de las audiencias (Noëlle- Neumann, 1995). Esta autora recupera
las concepciones de autores como John Locke, David Hume y otros a partir de las
cuales se consideraba la opinión como reputación; es decir, aquello que los demás
piensan de uno mismo. La gente es muy sensible a este hecho. Nadie quiere sentirse
aislado; por lo tanto, tenderá a añadirse a las opiniones que se perciben como
mayoritarias. Noëlle-Neumann considera que todos tenemos una especie de capacidad,
o de sensibilidad casi estadística, que nos lleva a detectar cuáles son las tendencias,
opiniones y modas que avanzan, y cuáles las que retroceden. Por ello, ante un proceso
de manifestación de las opiniones colectivas, actúan los mecanismos psicosociales
descritos. En un proceso electoral, por ejemplo, siempre existen expectativas distintas
respecto a los partidos que participan en los comicios. Existen estados de opinión
decantados hacia una fuerza u otra que pueden aumentar en intensidad o que pueden
cambiar de sentido. Se trata de la noción denominada “clima de opinión”. Este clima es
apercibido por los individuos, lo que lleva a profundizar todavía más las tendencias.
Aquellos que creen que ganarán, actuarán con más seguridad y contundencia en sus
relaciones comunicativas interpersonales, mientras que a los que se creen en minoría
les pasará lo contrario. Entonces se originará un proceso denominado “espiral del
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CONCLUSIÓN
Tal y como se desprende de la presente exposición, la opinión pública es un
tema abierto. Se ha definido y vuelto a definir. Ha ido evolucionando a medida que
también lo hacían los sistemas político y comunicativo. Actualmente vivimos una época
de cambios muy y muy importantes. La introducción de las redes telemáticas sin duda
abrirá nuevas posibilidades a las relaciones sociales. Hay quien habla ya de una nueva
esfera pública. Los sistemas democráticos están cambiando, aunque no parezca, a
veces, que lo hagan demasiado positivamente. Por otro lado, la construcción de la
Europa unida puede abrir nuevas e insospechadas perspectivas a los sistemas políticos
de futuro. Por todo ello, no cabe la menor duda de que tendremos que seguir
trabajando teóricamente para dibujar los perfiles que adquirirán las relaciones
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comunicativas entre los ciudadanos y los caminos que seguirán los acuerdos colectivos
sobre opiniones y actitudes.
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COMUNICACIÓN Y
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quiere decir juicios sobre cuestiones de interés general. Las opiniones se mueven en un
terreno que podemos considerar que existe entre el conocimiento y la ignorancia, y se
articulan alrededor de temas respecto a los que no se pueden tener ideas definitivas;
son juicios que no son ni verdad ni mentira. Las opiniones se moverán, por lo tanto, en
el campo de la verosimilitud; de lo que es creíble o probable. No tiene sentido que
alguien diga que opina que la Tierra es redonda, porque es una cuestión de hecho. La
Tierra es o no es redonda. En cambio, sí se estará de acuerdo en que la pertinencia de
hacer la paz o la guerra es una cuestión sobre la que se pueden tener ideas varias, lo
que quiere decir que la opinión supone una posición personal; no diría compromiso,
pero sí el decantamiento de una persona hacia una explicación de las cosas que
permite más de una posibilidad. Por otro lado, las opiniones implican racionalidad e
información en grado variable, y siempre deben argumentarse de forma positiva o
negativa. Por otra parte, las cuestiones que son objeto de conocimiento son
impersonales; no dependen de nadie particularmente, y, en consecuencia, no requieren
ningún compromiso personal. No es necesario argumentarlas, sino, sencillamente,
demostrarlas.
Las opiniones siempre suponen juicios individuales, lo que hace que al hablar de
opiniones colectivas se corra el riesgo de crear abstracciones que carecen de cualquier
tipos de correspondencia con nada que tenga una realidad empírica. Sin embargo, y tal
y como enunciábamos anteriormente, estas abstracciones pueden ser útiles para
explicar unas determinadas situaciones que sí se dan en la sociedad.
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fenómeno moderno que está relacionado con la creación de las democracias que se
establecieron en algunos países a raíz de las revoluciones burguesas.
La opinión pública es fundamentalmente un conjunto de procesos de
comunicación que se realizan entre los ciudadanos, y entre éstos y el gobierno. Tales
procesos se llevan a cabo mediante contactos directos y también indirectos, a través de
los medios de comunicación. Esta realidad indiscutible ha llevado a considerar a los
medios de comunicación como los instrumentos indispensables para el ejercicio de la
razón pública en las sociedades complejas actuales. Pero a menudo se ha errado
cuando se han pretendido considerar los contenidos de los medios y la opinión pública
como una misma cosa. Es lo que Allport (1937) ha denominado el malentendido
periodístico de la opinión pública. Los medios de comunicación, si desempeñan bien su
función, vehiculan las opiniones de la gente o le procuran las informaciones oportunas
para que los públicos puedan formárselas. Pero si se convierten en instrumentos de
propaganda, entonces ya no está claro si van a favor o en contra de la opinión pública.
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Producto y no Suma
En principio esclarece que no es la suma de las opiniones individuales, sino el producto,
ya que un sistema no puede sumar o restar nada a sus elementos:
“Si no podemos explicar la totalidad del sistema por la suma de elementos que lo
constituyen, esto vale para la opinión pública: producto, fenómeno de existencia propia,
totalmente independiente de sus factores constitutivos, donde es inseparable, al mismo
tiempo, la interacción de sus factores”.
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El chisme
Esta aseveración informa de uno de los más poderosos elementos de formación de
opiniones individuales (son anteriores a la opinión colectiva): el chisme.
Opiniones personales
Su origen está en la comunicación y, consiguientemente, en la información que se
recibe a través de las formas comunicativas, en la percepción de hechos, recepción y
descifrado (decodificación) de significados. No hay opinión sin comunicación y dicho
axioma se extenderá del modo siguiente: no hay opinión sin información, cualquiera que
sea el mecanismo (medio) de trasmisión y recepción de mensajes que se utilice.
Mas no toda opinión individual es apta para la formación de opinión pública;
existen las opiniones personales que corresponden a la zona de la “mente pública”,
como Roberto E. Park llama a la opinión pública.
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Comunicación horizontal
La formación de opinión se da, primeramente, entre personas, dentro de grupos de
pertenencia individual: comunicación horizontal: contacto personal y directo de los
individuos.
Comunicación vertical
El segundo nivel de la formación de la OP es influida por los medios masivos, en línea
vertical, de arriba abajo, por canales unidireccionales.
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Etapas Formación de OP
Rivadeneira
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Fases de Formación de la OP
Price
1. Fase de Problema:
Consiste en la identificación del problema que vulnera el sistema establecido.
2. Fase de Propuesta:
Se propone una solución al problema.
3. Fase Política:
Es propiamente la fase de debate social que tiene por objeto lograr el consenso
que defina la solución aceptada por la mayoría. Es en esta etapa donde surgen
las encuestas, hablan los expertos y se disputa el liderazgo.
4. Fase Programática:
Plantea las pautas a seguir, paso a paso, para llevar a cabo la solución elegida.
5. Fase Evaluativa:
Se evalúa el resultado una vez que se desarrolló la solución. Esta podrá dar
pauta a un nuevo debate según los resultados obtenidos.
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La naturaleza del público. Hay muchos públicos volcados hacia diferentes focos de
interés. Cada tema genera su propio público, aunque en muchos casos algunos
individuos se sitúen en diversos públicos.
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Estos componentes son básicos para entender los complejos pasos que conforman la
estructuración y cambios en la opinión pública.
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El término público tiene también a varios sentidos. Ya se señaló, líneas arriba, que la
ambigüedad del término opinión pública, según algunos autores, deviene de estos
varios sentidos del público. Existe una acepción legal que se centra en la idea de
“apertura”, en el sentido de ámbito abierto a todos (plaza pública, lugar público, juicio
público, etc.), en contraste al de la esfera privada. Un segundo sentido, desarrollado por
el derecho y el poder público, es el otorgado por la relación con el Estado. Es decir, en
el sentido de los asuntos relacionados con el bienestar general. Por último un tercer
sentido, sociológico, coloca el énfasis en que el individuo no desarrolla su vida hacia
adentro, en su intimidad, sino hacia afuera dirigida no sólo a otras personas sino
también a la sociedad como un todo.
Los públicos están compuestos –dicen Gerth y Mills– por gente que no está en
relación cara a cara, pero que, sin embargo, manifiestan intereses similares, o está
expuesta a estímulos semejantes, aunque más o menos distantes”. Público es,
entonces, aquella pluralidad de personas que constituyen el soporte de la opinión
pública. A diferencia de otras pluralidades, como masa, muchedumbre o multitud, este
término incorpora implícitamente, valoraciones positivas14. Por lo tanto, sólo el público
es portador de opinión pública. Es por ello que, “cuando el público deja de ser crítico –
sentencia R.E.Park–, se disuelve o se transforma en multitud”15. Una característica, por
lo tanto, del público es el desacuerdo, la diferencia en los intereses similares. La
investigación de la opinión pública permite desprender que existe un contínuo que va de
masa a público, en las siguientes formulaciones colectivas:
ayudó a las prácticas de las encuestas. Existía detrás de esta concepción, la idea
democrática de la inclusión de todos los miembros de la sociedad. El problema es que
de este universo sólo un porcentaje –que varía en el tiempo y de una sociedad a otra–
está interesado e informado de las cuestiones públicas.
b) El público que vota. Es una de las más comunes operacionalizaciones del público,
siendo el resultado de las elecciones –para quienes la defienden– la mayor visibilidad
de la opinión pública en un sistema de democracia representativa. Pero, este colectivo
indiferenciado representa, en EEUU por ejemplo, sólo a la mitad de la población apta
para votar. Pero, muchas evidencias señalan que muchos electores, particularmente en
sistemas de voto obligatorio, realizan el acto de votar sin información e interés en la
campaña que los convoca.
d) El público activo. Es un grupo más pequeño, que sale del público atento. Su
compromiso con los asuntos públicos es intenso, incluyendo aspectos formales de
participación política, como informales pero de manera muy activa (debates y
discusiones públicas). Normalmente a este grupo se le denomina élite, e incluye gente
tan variada como líderes políticos, funcionarios gubernamentales, creadores de opinión,
entre otros. Todos ellos participan y compiten en una suerte de mercado de opinión en
donde buscarán conseguir seguidores y conversos.
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OPINIÓN PÚBLICA
Si bien este último grupo tiene una influencia mayor que el resto (algunos dirán
desproporcionada), merecen la atención de los medios y son los actores de la
comunicación política, no se debe dejar de lado a los espectadores de la misma, en la
medida en que en la interacción de ambos grupos se encuentra la formación y el
impacto de la opinión pública.
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OPINIÓN PÚBLICA
ELEMENTOS DE FORMACIÓN
DE LA OP
Recordemos que la opinión pública es un fenómeno psicosocial que, como señala la
teoría de los sistemas abiertos de Otto Baumhauer, es el producto del proceso
transformativo de información introducida en el sistema abierto de clima de opinión
pública.
De acuerdo con el esquema anterior, encontramos que un hecho convertido en
información se transforma (throug put) de acuerdo a una serie de elementos que le dan
un tinte determinado y al final sale de este sistema a manera de opinión.
Cierto mensaje es pasado por los engranajes de la mente del individuo o del
grupo social, por los medios de comunicación, etc. y ello influye en la formación de
nuestras opiniones, a partir de nuestra visión del mundo que esto nos genera.
¿Por qué la sociedad debate un tema y no otro? ¿Por qué un grupo dice lo que
dice y otro da otro argumento? ¿Por qué el debate social se mueve o cambia hacia uno
u otro lado? Pues son los elementos que determinan a la opinión pública las que van
dando estas pautas.
Los elementos que influyen en la formación de la opinión pública se encuentran
en diversos niveles, que de cualquier forma son un ciclo y se influyen unos a otros. Pero
para cuestiones prácticas dividiremos:
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OPINIÓN PÚBLICA
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OPINIÓN PÚBLICA
ARQUETIPOS
Teoría de los Arquetipos de Jung
Los contenidos del inconsciente colectivo son los arquetipos. Arquetipo significa
"modelo original o prototipo", pero la definición, desde la psicología junguiana no es tan
sencilla. Y menos cuando leemos al sabio suizo que indica que "el arquetipo es el
núcleo de un complejo1", con lo que aquellos adquieren renovada trascendencia. Los
complejos que -siguiendo la expresión junguiana- "mueven" al hombre tienen como
elemento básico a un arquetipo.
No uno en especial. Diversos arquetipos pueden originar diversos complejos. Y
se pueden tener varios complejos a la vez, unos más intensos que otros...
Ya no son entonces, estos, contenidos del inconsciente colectivo, algo lejano, oscuro y
profundo de rara presencia en los estratos superficiales de la psique. Ahora
comprendemos otro de los motivos por los que son ellos quienes rigen nuestra
existencia. Hall y Nordby indican que "es muy importante para la correcta comprensión
de la teoría junguiana sobre los arquetipos, que estos no sean considerados como
cuadros totalmente desarrollados en la mente, como imágenes de los recuerdos de las
experiencias pasadas de nuestra vida. El Arquetipo de la Madre, por ejemplo, no es
una fotografía de una madre o de una mujer. Más bien es como el negativo de lo que
debe ser desarrollado por la experiencia" (1).
"Lo que se hereda -dirá el profesor Rubino, aclarando términos- es la estructura
potencial de los arquetipos". Y agrega: "No percibimos a los arquetipos en sí mismos,
sino a sus manifestaciones simbólicas. Los arquetipos se manifiestan a través de
proyecciones, lo que nos permite inferir la presencia de ellos".
Para Jung, una imagen primordial determinada, es decir, un arquetipo, se
cumplimenta como tal, con respecto a su contenido, solamente cuando se hace
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OPINIÓN PÚBLICA
1
Complejo como nosotros conocemos: complejo de inferioridad, complejo de mujer falta, complejo de mártir, etc.
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(1) Hall, Calvin y Norby V.J., Conceptos fundamentales de la psicología de Jung, Ed.
Psique, 1975, página 40.
(2) Van der Post Laurens, Jung y la Historia de Nuestro Tiempo, Sudamérica, Bs.As,
1978, pággina318-319.
(3) Fordham Frieda, Introducción a la Psicología de Jung, Morata, Madrid, 1968,
páginas 27-28.
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OPINIÓN PÚBLICA
ESTEREOTIPOS
Estereotipo y clisé tienen el mismo sentido, que sirve para reproducir señales y
signos. Es el conjunto de imágenes que guarda cada persona acerca de diversidad de
objetos.
STEINBERG Y BLUEM
Ninguna expresión de opinión se encuentra completamente sola; su formación
exige: un hecho observable, una proyección imaginada y la aceptación de lo declarado
por otros. Nuestras percepciones son, en cierto grado, a priori: “escogemos aquello que
nuestra cultura ha definido ya para nosotros y tendemos a percibir lo que escogemos
en la forma en que nuestra cultura lo ha estereotipado para nosotros”.
El estereotipo sugiere la existencia de imágenes que conservamos por
experiencia anteriores y que han quedado almacenadas en nuestra memoria.
Qué tanto sabemos acerca de algo es la medida que puede señalar la cualidad de
modelos en confrontación con los cuales reaccionamos. Qué tanto se nos ha compelido
por la propaganda, a través de la tradición cultural, sutil o brutalmente a formar
nuestros estereotipos, nos dará la relativa cuantificación del proceso de manipulación.
Muchos estereotipos se fijan por la constante repetición de frases hechas,
estribillos, slogans de diversos contenidos: políticos, comerciales, extraídos de
discursos, de la moda, de textos literarios, porque suenan bonito, o porque los
pronunció un líder de opinión...
Llevada a la exageración, la aplicación de estereotipos es una forma indolente
de reaccionar al mundo que nos rodea. Tiende a resultar en la aceptación, sin crítica
alguna, de las apariencias como realidad.
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OPINIÓN PÚBLICA
Como indica Lippmann, los estereotipos como tales no son ni buenos ni malos; es el
conocimiento de que son simplemente estereotipos, lo que los hace capaces de
absorción y modificación.
Los estereotipos es un proceso perezoso y apócrifo en el mejor de los casos,
pues no sólo reduce al mínimo y produce cortos circuitos en el esfuerzo y en la acción
inteligentes, sino que tiende a dejarnos a merced de los aspectos más despreciables
de la propaganda.
Los estereotipos o clisés invaden todos los campos de nuestras experiencias, de
nuestro aprendizaje, del conocimiento racional, sensible e intuitivo del mundo exterior.
Esta formación de imágenes fijas, que bien pueden ser alimentadas o enriquecidas por
los marcos de referencia en constante aumento, se debe, en gran medida, a la
influencia de los medios de comunicación; a los sistemas de los códigos, patrones bajo
los cuales seleccionamos las informaciones; parámetros que permiten obtener
elementos de codificación y decodificación, en función de las intenciones comunicativas
de la fuente y agentes interventores en todas las fases del proceso comunicativo. Los
estereotipos tienen su base en cada lenguaje y están reforzados y divulgados por la
comunicación.
Nuestro mundo de estereotipos está, entre otros, compuesto por los siguientes
elementos:
• señales físicas que van desde las mismas palabras que integran un idioma,
hasta códigos de señales, signos y símbolos de que se ocupa la semiología;
• sentencias, adagios, refranes, terminología científica y técnica,
• creencias, dichos populares, frases literarias, versos, coplas anónimas,
• slogans, lemas, etc.,
que recibimos como herencia de generaciones anteriores, en unos casos; que nos
hemos acostumbrado a repetir desde la infancia, que imponen en la actualidad la
propaganda política, la publicidad comercial, el cine, las estaciones de radio, la
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OPINIÓN PÚBLICA
televisión, los diarios, las revistas y aun las actitudes sociales como la moda y los usos
de cada época.
Se trata de multitud de formas expresivas que no nos pertenecen
auténticamente, sino que forman parte de experiencias almacenadas a través de toda
la cultura; frases construidas en situaciones especiales.
Quizá resulta legítimo hablar de formas estereotipadas alienantes, cuando
nuestras imágenes concuerdan con apariencias de otras realidades, de otros pueblos,
de otras mentalidades y contrastan o son absolutamente ajenas a la realidad propia.
Nuestros juicios de valor, además de otras influencias, reciben las de
estereotipos cuya importancia ha sido estudiada dentro del marco de las “expectativas”
que tenemos acerca del comportamiento de los otros.
Lippmann reconocía en su tiempo que “la más sutil y la más general de todas las
influencias es aquella que crea y mantiene el repertorio de estereotipos. Nos hablan del
mundo antes de que lo hayamos visto. Nos imaginamos la mayor parte de las cosas
antes de haberlas experimentado. Y esas preconcepciones, a menos que la educación
nos haya hecho agudamente observadores, gobiernan profundamente el proceso total
de la percepción”.
Los estereotipos no confrontados, no comparados con la realidad, llevan a
cometer excesos (pues se trata de apariencias) en nuestros juicios de valor, en
nuestras opiniones, en conceptos que vertimos acerca de personas, situaciones,
grupos de personas, pueblos, naciones.
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OPINIÓN PÚBLICA
PREJUICIOS
IDENTIDAD
La identidad personal tienen que ver con la idea que tengo de mí mismos. A
nivel colectivo es la idea grupal que se tiene del nosotros. Lo que somos y lo que
queremos ser. Ésta se forma a partir de símbolos que todos reconocemos y a los que
nos sentimos pertenecer.
En contraposición al nosotros se encontrará siempre el otro o los otros (el que es
diferente), el extranjero.
Los símbolos del grupo pueden ser la bandera, el himno nacional, el escudo
nacional, los símbolos religiosos, los distintivos de un partido, el uniforme de un equipo,
etc.
Un ejemplo es cuando un mexicano sale al extranjero y se topa con alguien que
porta su bandera. Seguramente serán "carnales" durante el viaje, aunque uno sea de
Monterrey y el otro del DF, al finalizar el viaje seguramente nunca se volverán a ver...
pero el efecto de pertenencia al sentirse extranjero en otro país será evidente.
Aquí se refuerza la teoría de La espiral del Silencio de Nöel Neuman, el hombre
opina de acuerdo a su identidad o su sentimiento de pertenencia con un grupo, de ahí
la necesidad de estudiar los sistemas de identidad de los diversos grupos para saber
por qué un grupo opina como opina.
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OPINIÓN PÚBLICA
IDEOLOGÍA
leer un libro— debe tener algún sentido. Por supuesto, es posible que comencemos a
hacer algo que no tiene sentido y dejemos de hacerlo. Como sabréis, hay ocasiones en
que ponemos en duda nuestra ideología y pensamos que ha dejado de tener sentido
atenerse a ella de la misma forma en que veníamos haciéndolo. Claros ejemplos de
esto podrían ser el nacimiento de un hijo, la pérdida del trabajo o de un amor, o una
tragedia en nuestra comunidad. Si cambiamos entonces nuestro comportamiento,
habremos encontrado una nueva forma de acción social que vuelve a tener sentido;
habremos adoptado un nuevo conjunto de sentimientos, creencias y valores.
Esta definición se fija en el hecho de que la gente busca sentido al mundo
colectivamente. Para que una ideología tenga repercusión social debe ser compartida,
convenida entre un grupo numeroso de personas. Yo puedo creer que soy la
reencarnación de la Princesa Diana de Gales. Pero si nadie acepta esta creencia, me
encerrarán en una clínica psiquiátrica. Si la creencia comienza a ser compartida
extensamente, se abre ante mí un futuro de fama y fortuna. Éste es un ejemplo tonto y
trivial. Pero puede no serlo si una persona o personas deciden tener la "solución final"
al "problema Judío" o al de la convivencia interracial en la antigua Yugoslavia, etc.
Las dos definiciones comparten este mismo argumento: las ideologías son
conjuntos de ideas que explican cómo funciona la sociedad, aquello que da sentido al
mundo. Pero la segunda definición hace hincapié en que las creencias y los
sentimientos son importantes en cualquier ideología. Esta idea nos traslada fuera del
reino de lo puramente racional y consciente. Lo que estoy sugiriendo es que las
ideologías se conectan a nuestros corazones tanto como a nuestras cabezas y no
siempre somos conscientes de ellas.
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OPINIÓN PÚBLICA
IDEOLOGÍA DOMINANTE
Todo grupo social tiene su propia forma de pensar, sentir, creer y entender el
mundo. Existen múltiples ideologías; quiero considerar ahora la idea de ideología
dominante planteada por Louis Althusser.
Althusser, siguiendo a Marx, sugirió que todas las sociedades tienen una
ideología dominante. Esta ideología, compartida por la mayor parte de la sociedad, está
compuesta por un conjunto de creencias y valores coincidentes. La ideología es
dominante en dos sentidos. En primer lugar, en sentido numérico. En segundo lugar,
porque apoya los intereses de la clase dominante. Analizaré la manera en que las
creencias y valores dominantes, apoyados por grupos específicos de la sociedad,
llegan a ser aceptados y compartidos por muchos, y cómo los medios de comunicación
contribuyen a lograr esa aceptación.
Althusser sostiene que el concepto de ideología trasciende la conciencia.
Contempla la ideología como la fuerza inconsciente en que la gente vive más que
notarla. A modo de ejemplo, pensad en la forma nada problemática en que se acepta la
noción de propiedad privada en la cultura occidental. Damos por hecho que los
individuos pueden acceder a la propiedad exclusiva de toda clase de bienes y tierras.
La propiedad privada, sin embargo, ha evolucionado desde sociedades en las que el
derecho de propiedad se encontraba predominantemente en manos de una minoría. El
siete por ciento de la población de Gran Bretaña y Australia —el que se beneficiaba
realmente del sistema de propiedad privada: el sistema mantenido por la ley y regulado
por ella— poseía el 84% del total. No estoy diciendo que el derecho de propiedad
privada sea una equivocación. Sino, simplemente, que de esta ideología, compartida
de forma mayoritaria en Occidente, se benefician en realidad aquellos que
tradicionalmente disfrutan de mayores posesiones. La ideología dominante apoya los
grupos de poder dominantes. De aquí surge la pregunta: ¿por qué apoyamos algo que
no nos beneficia?
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LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN COMO PARTE DEL APARATO IDEOLÓGICO DEL ESTADO
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GRUPOS DE OPINIÓN
DEFINICIÓN DE GRUPO
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SISTEMA DE PAPELES
NEWCOMB: Consiste en dos o más personas que comparten normas con respecto
a ciertas cosas y cuyos papeles sociales están estrechamente vinculados: familia,
escuela, trabajo, partido político.
GRUPOS Y CUASIGRUPOS
BOTTOMORE: Un grupo social puede ser definido como un agregado de individuos
en el que existen relaciones definidas entre los individuos que lo componen y cada uno
de ellos es consciente del grupo y de sus símbolos.
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CLASIFICACIONES
LINDGREN: Consiste en dos o más personas que entablan alguna clase de relación
entre sí. Incluso los grupos informales y efímeros crean algunos elementos
estructurales en sentido de que sus miembros detentan rango, forman relaciones de
acuerdo con su posición y desempeñan papeles recíprocos.
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OPINIÓN PÚBLICA
REFERENCIA
Se entiende como el proceso de virtud del cual se producen efectos normativos en
nuestro comportamiento
PRESIONES OPUESTAS
Los círculos grupales pueden encontrar en su funcionalidad factores de
coparticipación intergrupal, de identidad de objetivos, de intereses recíprocos; pero
también contraposiciones e incompatibilidades que generan el fenómeno que
Lasswell ha denominado “presiones opuestas”.
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OPINIÓN PÚBLICA
CAMBIO DE CIRCUNSTANCIAS
El nivel de formación social de un individuo sufre alteraciones y modificaciones que
Dicey llama “circunstancias”, entre las que se mencionan en Young: noticia, cambio en
la experiencia real, cambio en la práctica y liderazgo.
DINÁMICA DE GRUPO
La preocupación de los investigadores se concentra en saber si las decisiones de
grupo (resultantes de todo el proceso ya mencionado al tratarse de formación de
opinión pública) están en coherente relación con las de los individuos que lo integran.
Al objeto de esa preocupación se le ha llamado dinámica de grupo.
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OPINIÓN PÚBLICA
LÍDERES DE OPINIÓN
LA FUERZA
En todas las especies se dan relaciones de liderazgo; asimismo en las comunidades
primitivas. Uno de los primeros efectos de la dominación es la fuerza.
SPROTT: CONDUCTOR
Cualquier persona que actúe como modelo para otros.
El término Líder implica un principio de aceptación por parte de los demás, aunque en
muchos casos ese consentimiento está viciado por la presión física, el soborno, la
usurpación y otros medios.
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OPINIÓN PÚBLICA
no importa su tamaño:
En el sector público: jefe, dirigente, conductor, caudillo o “demagogo”,
gobernante.
En el sector privado: empresario, director gerente y administrador.
LIDERAZGO Y PODER
El liderazgo está rodeado del atributo del poder, en el sentido de una facultad que el
líder inviste para tomar decisiones, impartir órdenes, en una palabra, actuar en nombre
de los demás, de sus seguidores y adeptos.
VIROUX
El líder es un jefe natural
el individuo que toma la dirección de un grupo
tanto por su valor personal
como en razón de la aceptación voluntaria de los demás.
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OPINIÓN PÚBLICA
Es una arrasador,
el que es capaz de influir sobre el comportamiento colectivo del grupo
y de orientar su conducta social.
ACEPTACIÓN ESPONTÁNEA
El verdadero líder será aquel cuya aceptación se produzca de forma espontánea y
libremente por parte de los demás.
La imposición es autoritarismo, pero de igual forma influye en la opinión pública.
La influencia del líder está en relación con el tipo de conducción que ejerza aquél
sobre sus seguidores.
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PRESTIGIO: relacionado con el rango, sea quien sea; o también de acuerdo al modo en
que los demás perciben su conducta.
RECOMPENSA INMEDIATA
“Un individuo a diferencia de un medio masivo, es capaz de presentar razonamientos y
argumentos de pertinencia personal inmediata al que escucha. Y finalmente, cuando
alguien cede a la influencia personal de otro para tomar una decisión, la recompensa
en aprobación es inmediata y personal”.
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OPINIÓN PÚBLICA
ESTADO Y GOBIERNO
época contemporánea, en particular del siglo XX, han subrayado las características que
distinguen a los gobiernos democráticos de las dictaduras. En una clasificación de
gobiernos, los gobiernos federales se diferencian de los estados unitarios. Los estados
federales, como Estados Unidos y Suiza, son uniones de estados en los que la
autoridad del Gobierno central o nacional está limitada constitucionalmente por los
poderes establecidos legalmente en las subdivisiones que los constituyen. En México,
república federal, se repite el esquema organizativo del gobierno central en los 31
estados del país: el poder ejecutivo lo ejerce el presidente (o el gobernador), el
legislativo reside en el Congreso (o Cámara de diputados), y el judicial la Suprema
Corte de Justicia (o Tribunales Superiores). En los estados unitarios, como Gran
Bretaña y España, las subdivisiones constituyentes del Estado están subordinadas a la
autoridad del gobierno nacional. El grado de subordinación varía de país en país.
Puede variar también dentro de un mismo país de una época a otra y según las
circunstancias; por ejemplo, la autoridad central del gobierno nacional en Italia creció
mucho de 1922 a 1945, durante el periodo de la dictadura fascista. En una clasificación
de naciones democráticas, los gobiernos parlamentarios o consejos de ministros
difieren de los sistemas presidencialistas. En los gobiernos parlamentarios, de los que
son ejemplo Gran Bretaña, India y Canadá, el poder ejecutivo está subordinado al
Parlamento. En gobiernos presidencialistas, como Francia, Estados Unidos y la mayoría
de los países de América Latina, el ejecutivo es independiente del legislativo, aunque
algunas de las acciones del ejecutivo se someten a una revisión del legislativo. Otras
clasificaciones dependen de las diversas formas gubernamentales y poderes entre las
naciones del mundo.
Los gobiernos a su vez pueden ser clasificados como democráticos o no
democráticos.
En el enunciado a mayor democracia, mayor libertad, por tanto mayor
participación, encontraremos por tanto mayor desarrollo de la opinión pública. Por el
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OPINIÓN PÚBLICA
SISTEMA ECONÓMICO
El marco del sistema económico de nuestro país es fundamental para la vida
política de éste, pues hoy en día el sistema económico global se sobrepone al gobierno
y éste define sus acciones de acuerdo a las necesidades del mercado mundial.
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OPINIÓN PÚBLICA
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OPINIÓN PÚBLICA
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OPINIÓN PÚBLICA
PROPAGANDA EMPRESARIAL
Chomsky
Rollback: el retorno del capitalismo depredador
Me refiero al campo de la publicidad empresarial, que es uno de los fenómenos
más importantes del mundo actual y apenas está investigado. Su ensayo más
importante, «Changing Public Opinión: The Corporate Offensive», que ha circulado a
través de canales alternativos durante años (yo mismo he hecho innumerables copias y
lo he hecho circular), nunca fue publicado en vida suya. Se incluye en esta nueva
recopilación. Este ensayo empieza señalando —él lo dice de una manera mucho
mejor— que en el siglo xx se han producido tres fenómenos muy importantes respecto
a la democracia. Uno es el de la ampliación del sufragio, que era muy reducido. El
segundo es el del crecimiento de la empresa. Y el tercero es el del crecimiento de la
propaganda empresarial para minar la democracia. Y tiene toda la razón. Este es el
motivo por el que existe una industria de relaciones públicas, que se estableció
aproximadamente al mismo tiempo en el que las empresas alcanzaron su forma actual
a principios de este siglo. Fue creada para «controlar la opinión pública», según dicen
ellos mismos, porque reconocían que la opinión pública podía constituir el mayor peligro
de los industriales, y que la democracia es una amenaza real a la tiranía privada, igual
que lo es de un estado tiránico. Ahora mismo, vivimos en un sistema de tiranía privada
establecido a principios de siglo de una manera muy consciente. De hecho se
estableció conscientemente para atacar a las libertades individuales. Forma parte de las
leyes empresariales y sólo se conoce en los círculos de expertos.
Parte de esta operación tenía como finalidad asegurar que la democracia no
pudiera funcionar. Y desde que existe cierto grado de violencia estatal, en un grado
limitado, especialmente gracias al incremento del voto y de la participación, se
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OPINIÓN PÚBLICA
comprendió en seguida que es necesario controlar a la opinión pública. Esta idea dio
lugar a una inmensa industria de relaciones públicas y a campañas publicitarias
masivas, en un esfuerzo por vender el americanismo y la armonía y también para
vender el capitalismo norteamericano. Se inunda a la población con esta publicidad a
través del Consejo Publicitario, la radio, la televisión y otros medios. Se trata de una
maniobra muy consciente. Carey es el primero que la ha estudiado seriamente, y casi el
único. Ahora mismo se están escribiendo algunas obras sobre el tema: en primer lugar
un excelente estudio titulado Selling Free Enterprise de Elizabeth FonesWolf publicado
por la Universidad de Illinois, centrado en el período posterior a la segunda guerra
mundial. PonesWolf aporta gran cantidad de material sobre el aumento extraordinario
de los esfuerzos publicitarios «para adoctrinar a la población acerca de la historia
capitalista» y de los esfuerzos conscientes de «la lucha interminable para conquistar la
opinión de la población». Es un tema de gran significación en el siglo xx y debería ganar
importancia. Estamos inmersos en él todo el tiempo. Explica muchas cosas. Los
Estados Unidos funcionan, en este sentido, de manera muy diferente a otros países.
Poseen una comunidad empresarial con una mayor conciencia de clase, por diversos
motivos históricos. No surgió del feudalismo y de la aristocracia, por eso en los Estados
Unidos no existen los factores de conflicto que sí existieron en otros lugares; es una
comunidad empresarial con una enorme conciencia de clase, de carácter muy marxista,
marxista vulgar, que lleva a cabo, conscientemente, una dura lucha de clases. Leer sus
publicaciones internas es la mitad del tiempo lo mismo que leer panfletos maoístas. No
gastan miles de millones de dólares al año en publicidad para divertirse. Lo hacen con
una finalidad. Durante mucho tiempo, esta finalidad fue la de contener y oponerse a los
derechos humanos, a la democracia, a la estructura entera del estado del bienestar y al
contrato social que se ha desarrollado a lo largo de los años. Querían contenerlo y
limitarlo. En la actualidad creen poder llevar a cabo una estrategia de rollback, de
dominio y vuelta atrás. Volverían a las fábricas satánicas, para matar a la población
pobre, volverían básicamente a la estructura social de principios del siglo XIX. Esta es
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OPINIÓN PÚBLICA
la situación que estamos viviendo ahora mismo. Estas ofensivas masivas de publicidad
forman parte de ella.
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OPINIÓN PÚBLICA
LA OPINIÓN TELEDIRIGIDA
Giovanni Sartori
Videopolítica
La televisión destaca por una cosa: entretiene, distrae, divierte. Cultiva el homo
ludens. Pero la televisión también impregna toda nuestra vida, se afirma incluso
como demiurgo. Tras formar a los niños, sigue formando, o influyendo, a los
adultos "informándoles". Informándoles, en primer lugar, de noticias (más que de
nociones), es decir, anunciando lo que sucede en el mundo, tanto cercano como
lejano. La mayor parte de estas noticias terminan por ser deportivas, de sucesos,
de crónica rosa (o lacrimógena) y de catástrofes. Lo que no quita que las noticias
de mayor repercusión, de mayor importancia objetiva, sean las informaciones
políticas, las informaciones sobre la polis (la nuestra y la de otros). Saber de
política es importante, aunque a muchas personas no les interese, porque la
política condiciona nuestro vivir y nuestro convivir. La ciudad cruel nos encarcela,
nos hace poco o nada libres; y la mala política —incluida la política económica—
nos empobrece (cfr. Sartori, 1993, pp. 313-316).
El término videopolítica (un término acuñado tal vez por mí)1 comprende sólo uno
de los múltiples aspectos del poder del video: su incidencia en los procesos
políticos mediante una transformación radical del "ser político" y de la
"administración de la política". La videopolítica no es una prerrogativa de la
democracia. El poder del video también está a disposición de las dictaduras. Pero
aquí sólo me ocuparé de la videopolítica en los sistemas liberaldemocráticos, es
decir, en los sistemas que se fundan en elecciones libres. La democracia ha sido
definida con frecuencia como un gobierno de opinión (Dicey, 1914, por ejemplo),
y esta definición deviene pertinente con el nacimiento de la videopolítica. Porque
es cierto que la televisión es una fuente importante de creación de opinión. En la
79
OPINIÓN PÚBLICA
actualidad, el pueblo soberano "opina" sobre todo de acuerdo con la forma con la
que la televisión le induce a opinar. El poder del video se convierte en el centro
de todos los procesos de la política contemporánea por su capacidad de orientar
la opinión.
La formación de la opinión
80
OPINIÓN PÚBLICA
Entonces, ¿cómo se forma una opinión pública autónoma que sea realmente del
público? Es claro que este proceso de opinar debe estar expuesto a flujos de
información sobre el estado de la cosa pública. Si fuera "sordo", demasiado
cerrado y demasiado preconcebido respecto a la situación de la res publica,
entonces no serviría. Pero, por otra parte, cuanto más se abre y expone la
opinión pública a flujos de informaciones exógenas (recibidas del poder político o
de los medios de información de masas), más riesgos corre de convertirse —
como decía Riesman— en opinión pública "heterodirigida". Cuando eran
fundamentalmente los periódicos los que plasmaban la opinión pública, el
equilibrio entre opinión autónoma y opiniones heterónomas (heterodirigidas)
estaba garantizado por la existencia de una prensa libre y múltiple, con muchas
voces. La llegada de la radio no alteró este equilibrio de forma sustancial. El
problema surge con la televisión y debido a su capacidad de suplantar la reflexión
por la imagen.
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OPINIÓN PÚBLICA
Menos información
Muchos habrán notado que en la televisión cada vez son más abundantes las
noticias locales-nacionales y más reducidas las noticias internacionales. Aún
peor, o peor que nunca, habrán notado que la televisión ha adoptado como
principio la obligación de "mostrar" visualmente, la exigencia de tener imágenes
de todas las noticias. Lo que se traduce en una inflación de imágenes vacías, de
imágenes de acontecimientos tan insignificantes como artificialmente hinchados.
Al final, sucede que terminan por contarnos las elecciones en Reino Unido o en
Alemania rápidamente, en 30 segundos, cuando tenemos suerte. Tras lo cual,
llegan unas imágenes de un pequeño pueblo que deben justificar su costo con
una retransmisión de dos o tres minutos; o unas imágenes de alguna historia
lacrimosa (la madre que ha perdido a su niña entre la multitud) o truculenta (de
algún asesinato), cuyo valor informativo y formativo de opinión es prácticamente
nulo. De la media hora que duran los telediarios actuales, dedican 20 minutos a
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OPINIÓN PÚBLICA
El hombre de la cultura escrita, de la era de los periódicos, leía al día unos quince
acontecimientos significativos (nacionales e internacionales) y digamos que cada
uno de esos acontecimientos estaba desarrollado, por lo general, en una columna
periodística. En los telediarios las noticias se reducen a la mitad y con tiempos de
retransmisión que a veces descienden a uno o dos minutos. La reducción-
restricción es gigantesca; y lo que desaparece en esa restricción es el enfoque
del problema al que se refieren las imágenes. Porque la imagen es enemiga de la
abstracción, y explicar es un discurso abstracto. Como he dicho más de una vez,
los problemas no son "visibles". Y la imagen que privilegia la televisión es la que
"conmueve" a nivel de sentimientos y emociones: asesinato, violencia,
86
OPINIÓN PÚBLICA
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OPINIÓN PÚBLICA
solo? Claro que no. Sin duda la prensa escrita alimentaba intereses y
curiosidades que la videopolítica ha apagado.
Más desinformación
Hasta ahora hemos analizado manipulaciones que son fruto de un mundo visto
parcialmente y que son, por lo tanto, manipulaciones de lo no visto. Pasemos a
otros tipos de desinformación. He hablado antes sobre la fabricación de
seudoacontecimientos. Pero respecto a otros tipos de desinformación es algo
nimio. Me referiré ahora a las manipulaciones informativas más relevantes, y
empezaré por las estadísticas falsas y por las entrevistas casuales. Por
estadísticas falsas entiendo resultados estadísticos que son "falsos" por la
interpretación que se les atribuye. Incluso la prensa se ejercita ahora en este
género de falsedades; pero es la televisión la que las ha impuesto a todos
(incluida la prensa) como dogmas. Porque para la televisión los cuadros
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OPINIÓN PÚBLICA
A las estadísticas falsas hay que añadir, como factor de distorsión, la entrevista
casual. El entrevistador al que se le manda rellenar un acontecimiento (e incluso
un no acontecimiento) con imágenes sale a la calle y entrevista a los transeúntes.
Así, finalmente, es la voz del pueblo la que se oye. Pero esto sí que es un
engaño. Dejemos aparte el hecho de que esas entrevistas están siempre
"cocinadas" con oportunas distribuciones de síes y noes. El problema es que el
"azar" de las entrevistas casuales no es una casualidad estadística, porque el
transeúnte no representa nada y a nadie: es sólo su punto de vista. En algunos
casos, las entrevistas casuales producen animación. Pero cuando se trata de
problemas serios, generalmente son formidables multiplicadores de estupidez.
Dichas en el video, las estupideces crean opinión: las dice un pobre hombre que
balbucea con dificultad, y al día siguiente las repiten decenas de miles de
personas.
Concluyo con esta pregunta: ¿valía la pena distinguir —como se ha hecho hasta
ahora— entre información, subinformación y desinformación? Para los videoniños
crecidos en el negropontismo,12 el problema está resuelto incluso antes de ser
planteado. Es más, los negropontinos ni siquiera entienden la pregunta. Para mí,
informar es comunicar un contenido, decir algo. Pero en la jerga de la melaza
mediática, información es sólo el bit, porque el bit es el contenido de sí mismo. Es
decir, todo lo que circula en la red es información. Por tanto, información,
desinformación, verdadero, falso, es todo lo mismo. Incluso un ruido, una vez que
está en la red, se convierte en información. El problema se resuelve vaporizando
la noción de información y diluyéndola sin residuo en un comunicar que es
únicamente "contacto". Quien se aventura en la red y se permite comentar que un
ruido no informa, o que una información falsa desinforma, es (para Negroponte y
los suyos) un probrecito que todavía no ha entendido, un residuo de una "cultura
pasada", muerta y enterrada. Cultura a la que yo estoy encantado de pertenecer.
91
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Notas
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1
Cfr. Sartori (1989). Cuando hablo de video me estoy refiriendo a la superficie del televisor en la
que aparecen las imágenes. Esta es también la acepción etimológica del término, puesto que
video es un derivado del latín videre, ver. La acepción técnica inglesa del término es diferente:
video es la película (o la cinta) sobre la que se graba y de la que se extraen las imágenes (como
en las expresiones videotape o videocasete). Pero no debemos someternos a la estupidez de
quien inventa las palabras sin ton ni son, por lo que insisto: video es la superficie en la que vemos.
2
Paradójicamente, cuanto más democrática es la elección de los candidatos, es decir, basada
como en EU en elecciones primarias, más decisiva (y distorsionadora) es la televisión (cfr. Orren y
Polsby, 1987). No hay que olvidar que también influye en las elecciones partitocráticas de los
candidatos.
3
Cfr. en contra de Habermas, el cual sostiene que Locke, Hume y Rousseau acuñaron el término
"opinión pública" falseando e interpretando la doxa platónica como juicio racional. La tesis no está
justificada puesto que todos los autores de la Ilustración conocían perfectamente el griego. Dijeron
"opinión" a pesar de que sabían que doxa era, en la tradición filosófica, lo contrario de verdad
objetiva.
4
Las opiniones de cada uno remiten a grupos de referencia, por lo que no derivan sólo de
mensajes informativos sino también de identificaciones (son opiniones sin información y poco
penetrables). También hay opiniones relacionadas con los gustos de cada uno; y como se sabe,
de gustibus non est disputandum (cfr. Berelson, et al, 1954).
5
Para profundizar sobre estos problemas remito a Sartori (Opinión pública, capítulo VIII, 1995).
6
El problema está reforzado por la idea de opinión pública "colectiva" (cfr. Page y Saphiro, 1993);
pero ni siquiera esta opinión agregada puede evitar la erosión que describo.
7
Cit. en Glisenti y Pesenti, p. 145, 1990.
8
La ley de Parkinson (Parkinson, 1957) prevé el crecimiento automático de las burocracias
independientemente de cualquier necesidad objetiva, sólo por mecanismos internos de
proliferación, algo que puede aplicarse al crecimiento del personal de la televisión.
9
De esta forma se alimentan los seudoacontecimientos en los que la televisión crea la protesta.
Quien quiere protestar por algo, primero va a la televisión para pedir que se le grabe. Lo han
admitido los productores de leche que han bloqueado durante mucho tiempo al aeropuerto
milanés de Linate: bloqueamos carreteras y aeropuertos para que "sea noticia". En casos como
éste, la televisión promueve ejemplos negativos y perjudica.
10
La creciente dificultad de la política (Sartori, pp. 157-165, 1996) se inscribe en este contexto.
Como ha notado Michael Robinson, "el desapego entre público y gobierno empezó a crecer
cuando los telediarios de la noche pasaron de durar 15 minutos a durar 30"; y "no es una mera
coincidencia, puesto que un noticiero televisivo que muestra instituciones sociales y políticas en
estado de conflicto permanente alimenta el cinismo, la desconfianza (…) el sentido de ineficacia,
la frustración" (cit. en Zukin, p. 379, 1981).
11
Lo curioso, o incluso peor, es que ni siquiera se explica la protesta. Recuerdo que cuando se
celebraban los Juegos Olímpicos en Corea todas las noches nos mostraban fornidos muchachos
habilísimos en el lanzamiento de cocteles molotov. ¿Qué estaban asaltando? Nunca lo he sabido
gracias al telediario: el acontecimiento era uno de los muchachos maltratado por la policía, o el
incendio del polideportivo a causa de uno de esos molotov.
12
Alusión a los discípulos de Nicholas Negroponte (N. del T.).
Bibliografía
Bernard Berelson, et al, Voiting: A Study of Opinion Formation, Chicago, University of Chicago
Press, 1954.
Karl Deutsch, The Analysis of International Affairs, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, 1968.
93
OPINIÓN PÚBLICA
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Paolo Glisenti y Roberto Pesenti, Persuasori e persuasi. I mass media negli Usa degli anni’90,
Roma-Bari, Laterza, 1990.
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Nomination Politics, N. J. Chatham House, Chatham, 1987.
Benjamin Page y Robert Y. Shapiro, en Marcus y Hanson The Rational Public and Democracy,
1993.
Cliff Zukin, "Mass communication and public opinion", en Dan D. Nimmo y Keith R. Sanders,
Handbook of Political Communication, pp. 359-390, Beverly Hills, Sage, 1981.
94
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MANIFESTACIONES
DE LA OP
La opinión pública se va conformando en la cabeza de los individuos, por tanto en el
interior de los grupos participantes del debate. Sin embargo, no es pública si no se
manifiesta. De acuerdo a la temática y al grupo que la emite las formas pueden variar.
Entre las formas de manifestación de la opinión pública encontramos:
• El sufragio-Voto
• La huelga
• Las marchas
• Los plantones
• Otras formas de la cultura popular:
Las consignas y pintas
Música
Caricatura
Chistes
Vestimenta (tribus urbanas)
Performance
Entre otras.
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OPINIÓN PÚBLICA
SUFRAGIO Y VOTO
El vocablo “voto” proviene del latín votum, y ello ya nos ilustra acerca del
significado religioso perdura2 , baste al efecto con atender a sus dos primeras
acepciones.
Comúnmente, se suelen utilizar como vocablos sinónimos los de “voto” y
“sufragio”. La voz “sufragio” proviene del latín sufragium y puede traducirse
inicialmente por ayuda, favor o socorro (Diccionario de la Lengua Española, op.
cit., tomo II, pág. 1269), acepción que no va del todo desencaminada pues,
96
OPINIÓN PÚBLICA
Por nuestro lado, creemos con Giménez Fernández6 que ambas posiciones
no son del todo inconciliables. Es claro que el sufragio, aun no siendo un
97
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refieren a la expresión material del voto y los que contemplan los efectos del
mismo.
99
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que acontece en los comités y entidades menores de todas clases en los países
occidentales, siendo, por ejemplo, procedimiento común de las Trade Unions
británicas, no tanto para las elecciones como para los acuerdos plebiscitarios a
favor o en contra de determinadas condiciones de trabajo, el carácter público
del voto.
En todo caso, como con razón afirma Nohlen9 , el principio del voto secreto
no es una norma jurídica obligatoria para el elector. Lo único que se requiere es
que se asegure, jurídica y organizativamente, la posibilidad del secreto en la
emisión del voto. Ello no obstante, la jurisprudencia alemana ha defendido el
criterio de que la emisión secreta del voto se configure como una obligación.
A lograr el secreto del voto se orientan una serie de regulaciones técnicas,
como la cabina electoral, las papeletas oficiales opacas, las urnas selladas, el
empleo –cual sucede en Suecia– de las máquinas elec-torales... etcétera.
100
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partido obtener todos los escaños de una circunscripción plurinominal por una
mayoría absoluta, e incluso por mayoría relativa. A ello se debe que los
sistemas de lista lleven casi siempre consigo fórmulas orientadas a distribuir los
escaños entre los partidos en proporción a los votos obtenidos por cada lista.
101
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residencia tras el último censo y para los que por razones de salud o de
transporte encuentren dificultades para desplazarse hasta la mesa electoral. En
Inglaterra el voto por correo se introdujo en 1918. Hoy lo encontramos bastante
generalizado en las legislaciones electorales.
En cuanto al voto por delegación, implica la posibilidad legal de conceder
autorización a otro para que vote en nombre del que delega por imposibilidad de
102
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llegado casi hasta nuestros días. Nohlen18 recuerda al efecto cómo los 52
diputados de la Cámara baja de Irlanda del Norte se elegían por medio de un
voto plural hasta el año 1968. Derecho a su segundo voto tenían: 1- Los
electores universitarios. 2- Los llamados “occupiers of business premises” ésto
es, los propietarios de casas, tierras o negocios, así como sus esposas.
Diremos por último que el tipo más frecuente de voto plural ha sido el llamado
“voto de capacidad” defendido por Stuart Mill, que favorecía a quienes se
hallaban en posesión de un determinado título, ejercían un cargo especial o
reunían cualquier requisito que suponía una formación cualificada.
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Es Rae20 quien utiliza esta terminología, que otros autores sustituyen por la
de “voto de aceptación” y “voto preferencial”.
Nos hallamos ante un voto absoluto o de aceptación, cuando el elector viene
obligado a pronunciarse por un partido en el Parlamento frente a los demás. Su
decisión no puede ser matizada, ya que el elector debe limitarse a un
pronunciamiento positivo o negativo por los candidatos que le presentan las
formaciones políticas.
Por el contrario, estamos ante un voto ordinal o preferencial, cuando el
elector puede matizar su voluntad, marcando sus preferencias acerca de los
candidatos que se someten a su juicio. Un ejemplo de voto absoluto nos puede
venir dado por el modelo británico, en el que el votante ha de inclinarse por uno
u otro de los candidatos en liza, pero también es absoluto el voto de lista vigente
en muchos sistemas europeos, pues no permite al elector sino escoger una de
las listas presentadas por las formaciones políticas que participan en la
contienda electoral; es el caso, por ejemplo, del modelo español de listas
108
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actualmente, como bien dicen Carreras y Vallés24, por la función esencial que
los partidos desarrollan en el proceso electoral, especialmente en lo que se
refiere a la selección de candidatos. Parece claro que conforme aumente el
margen decisorio del elector, disminuirá correlativamente el marco de maniobra
del partido en la selección de los candidatos llamados a intentar acceder a la
asamblea legislativa. En todo caso, quizá el ideal venga dado por la
conveniencia de compaginar el ejercicio del libre derecho de sufragio de todo
ciudadano, con el carácter social de todo proceso político, y por ello mismo, del
proceso electoral. Es evidente que con el voto absoluto el elector viene obligado
a realizar un acto terminante, entregando su mandato a un solo partido; desde
este punto de vista, en el microcosmos de la conducta del elector, el voto
absoluto implica el rechazo de toda solución de compromiso.
Con ello, como advierte Rae25 el voto absoluto encauza cada porción de
fuerza electoral hacia las manos de un solo partido, mientras que el voto ordinal
puede dispersarlas entre varios.
110
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111
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NOTAS
1 Diccionario de la Lengua Española. 20a ed., Madrid, 1984. Tomo II, pág. 1398.
2 En análogo sentido se pronuncia Daniel Moreno: Diccionario de Política, Editorial Porrúa,
México, 1980, pág. 240.
3 Lucas Verdú, Pablo: Curso de Derecho Político, vol. III, Editorial Tecnos, Madrid, 1976, págs. 207
y sigs.
4 Hauriou, Maurice: Principios de Derecho Público y Constitucional, Instituto Editorial Reus,
Madrid, 1927, pág. 496.
5 Pérez Serrano, Nicolás: Tratado de Derecho Político, Editorial Civitas, Madrid, 1976, pág. 337.
6 Giménez Fernández, Manuel: Estudios de Derecho Electoral contemporáneo, 2a ed., Sevilla,
1977, pág. 3-4.
7 Fayt, Carlos S.: Sufragio y representación política, Bibliográfica Omeba, Buenos Aires, 1963,
pág. 10.
8 Carreras, Frances De y Valles, Josep M.: Las Elecciones, Editorial Blume, Barcelona, 1977, págs.
88 y sigs.
9 Nohlen, Dieter: Sistemas electorales del mundo, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid,
1981, pág. 72.
10 Mackenzie, W. J. M.: Elecciones Libres, Editorial Tecnos, Madrid, 1962, pág. 83.
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EL DERECHO AL SUFRAGIO
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que se ejerza presión ni intervenga intermediario alguno y que tampoco pueda ser
transferible.
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HUELGAS
Las medidas de lucha usadas colectivamente por los trabajadores son sumamente
variadas y se encuentran en constante cambio, razón por la cual, toda enumeración
que se intente será irremediablemente incompleta.
Una primera forma de acción colectiva está constituida por los comunicados, murales,
carteles o el uso de carteleras, distintivos, brazaletes, vinchas, etc.
En segundo término, pueden mencionarse las declaraciones públicas y conferencias de
prensa.
En tercer lugar, las asambleas informativas, que ponen en juego importantes
cuestiones jurídicas, como son, por una parte, sus vinculaciones con el derecho de los
representantes de los trabajadores a ingresar al lugar de trabajo y con el derecho de
reunión y de asamblea en el mismo.
Una cuarta forma de manifestación del conflicto es el silencio o su contrario, el ruido,
ambos concertados y concentrados en un breve lapso.
En quinto término, las "sentadas", "serpientes" o "trencitos" (recorridos por el local de
trabajo en fIlas ondulantes formadas por trabajadores), mini-concentraciones internas,
etc.
Los piquetes externos, fuera de la fábrica, a sus puertas, son una forma muy tradicional
de conflicto colectivo en algunos países, especialmente anglosajones.
El "boicott" puede ser principal, inmediato o directo, cuando se dirige contra el
empleador o secundario, mediato o indirecto, cuando trata de afectar a otras empresas
suministradoras o compradoras. Un caso particular de combinación de huelga parcial y
"boicott" se da en aquellos casos en que el personal que no está en conflicto con su
empleador, detiene solamente aquellas actividades dirigidas a otra empresa que sí está
en conflicto (no se despacha mercadería para ella, por ejemplo).
El "laber' o etiquetado sindical forma parte, también, del amplio elenco de formas de
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acción sindical.
La no-colaboración, el trabajo a reglamento, la huelga de celo o "tortuguismo" (como se
le denomina en Brasil), además de constituir una muy frecuente modalidad de conflicto
colectivo, se relaciona con otras modalidades vecinas, como la negativa a trabajar
horas extras o a realizar prestaciones personales a clientes o directivos que, aún sin
ser obligatorias, normalmente se efectúan en el marco de la colaboración dimanante de
la relación laboral en momentos no conflictivos.
La denominada "huelga de brazos caídos ", "huelga blanca" o "trabajo a desgano"
podría diferenciarse de la anterior modalidad si supusiera una abstención o
enlentecimiento superior al resultante de trabajar con celoso apego a los reglamentos y
puede llegar a confundirse con la ocupación durante la jornada de trabajo.
En el extremo opuesto se da la denominada "huelga activa ", "hipertrabajo ", o "huelga
al revés ", que consiste en incentivar exageradamente el ritmo de trabajo.
La ocupación de los lugares de trabajo es, también, una modalidad de ejercicio del
derecho de huelga relativamente frecuente en situaciones de alta conflictividad, de
peligro de pérdida de la fuente de trabajo o para evitar el abastecimiento a otra
empresa en conflicto.
Particulannente actual, por las razones que se expondrán más adelante, es la "huelga
relámpago", de advertencia o simbólica: el mini-paro, de escasísima duración, por
ejemplo, un minuto, que en algún caso se ha llegado a proponer concretamente en
Italia, como mera virtualidad (sciopero virtuale).
Esta modalidad de huelga virtual, simbólica o relámpago, constituye el puente, el tres-
d'union, el punto de contacto entre las fonnas de huelga sin cesación del trabajo y
aquellas otras modalidades de ejercicio del derecho de huelga con cesación del
trabajo.
Además de la huelga tradicional o indefinida, con cesación del trabajo por tiempo
indeterminado, se da, también, el paro o huelga por tiempo determinado (un día, unas
horas, una hora, diez minutos).
123
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Cuando se alternan paros más o menos breves con lapsos de trabajo, se da la huelga
intermitente o como se la llama en Italia, "sciopero a singhiozzo" (huelga "con hipo").
En la huelga turnante, rotativa o articulad a, se suceden paralizaciones parciales que
no afectan simultáneamente a toda la empresa ni a todos los trabajadores, sino que se
concentran sucesivamente en diversos sectores. De tal fonna, se para sucesiva o
alternativamente en sectores del proceso productivo, de modo de obstaculizado con
menos horas de huelga y manteniendo la disponibilidad de una parte importante de los
trabajadores. Por ejemplo, en una empresa de transporte colectivo, paran primero las
boleterías, durante cuatro horas; luego, por otras cuatro horas, los conductores;
fmalmente por otro lapso sinú1ar, el personal de limpieza y mantenimiento. No está
demás destacar, como hace Sinay(H), que esta fonna de huelga fragmentada
constituye, de algún modo, la réplica del trabajo parcelado, característico de la
sociedad industrial contemporánea.
La huelga neurálgica o huelga-trombosis, no es otra cosa que una huelga parcial,
concentrada en un determinado sector, más o menos estratégico, cuya inactividad
paraliza a otros.
La huelga parcial afecta a un solo sector, actividad o tarea de las múltiples que fonnan
parte de la prestación laboral completa, que nonnalmente brindan los trabajadores. La
huelga parcial puede
paralizar una determinada sección o actividad de la empresa o de la rama afectada, o
puede recaer sólo sobre una de las actividades personales del trabajador. A este último
tipo, que es el más novedoso, pertenece la "huelga de bolígrafos" de los médicos
españoles, que consiste en brindar la atención médica completa, pero absteniéndose
de escribir los registros o fichas clínicas o de extender las recetas. De la misma clase
son las "huelgas de corrección de exámenes" de los docentes italianos, que realizan la
labor pedagógica en su plenitud, incluso tomando exámenes y absteniéndose,
solamente, de corregidos. Análoga es la huelga de cobro de pasajes, practicada en el
transporte colectivo portugués, y que consiste en la abstención del cobro del billete,
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MARCHAS,
PLANTONES Y CONSIGNAS
Marcha
Cualquier desplazamiento de un conjunto de personas que tienen, buscan o persiguen
un objetivo, un fin o una meta determinada, pero que es afin a las ideologías que ese
grupo maneja.
Plantón
Término puramente mexicano usado para denotar a aquel grupo de personas que se
congrega, amotina y permanece cierto tiempo en un lugar público, con el propósito de
obtener algo a cambio, de negociar algún asunto con el Estado, de protestar por algo o
para exigir un conjunto de demandas regularmente hechas con anterioridad por el
grupo inmiscuido en este movimiento de masas.
Consignas
Por Arturo Cano
El pueblo callado jamás será escuchado. ¿El pueblo gritón tendrá solución? Vaya usted
a saber, pero se consiga no la demanda anhelada, se derrote o no al adversario en las
urnas, se libere o no al pres-político-libertad, las consignas siguen en las calles y las
plazas, en las paredes o las cartulinas de veloces trazos. Aunque las campañas
electorales de a de veras tengan por escenario central la televisión, la consigna
callejera vive y la lucha por las bardas sigue, sigue.
126
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Las consignas riman o fallan. Son gritos pelones o cartulinas mal escritas para que las
vea, si se tiene suerte, el señor delegado. Corso de masas o masitas. Mantas
improvisadas, mandadas a hacer o elaboradas por militantes que se han hecho
profesionales a fuerza de marchas y mítines.
Las fuerzas de la izquierda han sido las principales creadoras de consignas. Marchistas
y mitineras, en algo tenían que invertir las horas en la calles.
Los gritos del PRI y la derecha son la mayor parte de las veces adaptaciones de las
consignas de izquierda. Lo que va de "El que no brinque es charro" de los sindicalistas
independientes a "El que no brinque es ateo" de las juventudes católicas. O "El pueblo
voto", Cárdenas ganó transformada por los priístas en "Cárdenas perdió, Salinas lo
jodió".
¿Sirven las consignas? ¿Alguien las recuerda? ¿Pegan todavía? Una certeza: tienen
momentos memorables.
Aquel día de 1988 cuando los diputados priístas bajaron a empellones a los de la
oposición y, dueños ya de la tribuna, se desgañitaron al grito de "¡Salinas, Salinas,
Salinas!, a falta de otra consigna que le diera el tono preciso a ese momento inolvidable
(sobre todo porque los opositores ya los tenían hartos con aquello de "Repudio total al
fraude electoral")
¿Sirven las consignas cuando no se emiten en la pantalla en horario triple A y
acompañadas de imágenes épicas?
El grito, en las bocas, las mantas o las paredes. De protesta o de apoyo. Del PRI, PAN
o PRD. De las consignas duras y bravuconas "al por favorcito vote por el PARM".
Claro, todo lo que grite o pinte podrá ser usado en su contra o en su favor, según sea
vea.
Así esta forma de expresión particular se ha convertido en la manifestación de la
opinión pública desde su cultura popular.
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MÉTODOS DE MEDICIÓN
En el estudio de los cambios de opinión han sido empleados dos métodos: uno es el
método cualitativo y de sentido común de la historia y el estudio del caso. El otro, el
método cuantitativo, emplea cuestionarios, tests, encuestas y otros procedimientos
estadísticos.
CUALITATIVO
El primer método no es considerado enteramente objetivo y confiable, pero proporciona
una imagen general del proceso de cambio. A partir de cierto número de historias de
casos pueden hacerse algunas generalizaciones y predicciones.
CUANTITATIVO
El método cuantitativo es considerado generalmente como más científico, pero también
está abierto a ciertas críticas.
Existen dos tipos de estudios cuantitativos sobre la formación y cambio de las
opiniones. En uno, que podría ser llamado el método cuasi-experiemental o de prueba,
127
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Escala de Actitud
Bogardus (1925) “Escala de Distancia Social”, también desarrollado por Thurstone.
Consiste en la comparación de la intensidad del grado de opinión de un individuo con
respecto a la de otro.
Se realiza utilizando una escala lógicamente construida por frases, afirmaciones o
proposiciones (ítemes); Newcomb denomina a esto escala de respuestas de actitud.
La escala se construye ubicando en los extremos los valores mínimo y máximo que
representan el más bajo y el más alto valor numérico, respectivamente, de la adhesión
y oposición a un objeto concreto que se desea investigar. Entre los valores mínimos y
máximos asciende la escala propiamente dicha.
La predisposición del individuo puede codificarse con un valor X. Ese resultado se
somete a la comparación con los items otorgados a otros individuos y, así
sucesivamente, hasta llegar a resultados promediales.
Con esta escala se puede detectar, por ejemplo, en qué condiciones, bajo qué
limitaciones es capaz un individuo o está dispuesto a aceptar a un candidato o a
defender una idea.
128
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El Panel
Con base en las encuestas, este método permite pulsar el rumbo que están tomando
las actitudes sociales. Las encuestas de opinión son compulsadas y sus resultados,
materia de comprobación en debate.
Participan en las reuniones de grupo de personas seleccionadas del universo de
aquellos sujetos a encuesta.
La selección de panelistas se ajusta a las reglas de representatividad. El grupo se
somete a sucesivas confrontaciones de actitudes, lo cual facilita localizar las
modificaciones producidas entre el momento de expresar la opinión (en la encuesta) y
el momento del debate. Se extraen, asimismo, constantes de variables y de
permanencia de criterios. Al mismo tiempo, un papel bien organizado sirve para
confrontar las relaciones de consonancia o disonancia entre actitudes y opiniones.
Observación de Masas
Es un método incontrolable y está más librado al azar. Fue elaborado por primera vez
en Inglaterra durante los últimos años de la década de 1930 y ha sido usado, con
modificaciones en los EU.
Como entrevistador se puede emplear tanto a entrevistadores entrenados como no
entrenados.
Los entrevistados escuchan conversaciones sobre cuestiones públicas o provocan
discusiones informales entre la gente; pueden, en realidad, orientar deliberadamente
una conversación hacia ciertos temas con el fin de poner de manifiesto puntos de vista
y reacciones emocionales. Los registros se hacen posteriormente y se los clasifica e
interpreta de modo rudimentario.
En este también se hacen pruebas repetidas pruebas repetidas con el fin de obtener las
líneas de tendencia. Se preserva el anónimo de los informantes. Aunque es más
130
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Técnica de Proyección
Es una técnica psicológica adaptada para la evaluación de actitudes.
Significa sustituir el interrogatorio de las entrevistas por un conjunto de imágenes que el
sujeto debe interpretar libremente, sin presiones ni interferencias de género alguno.
Se anotan las respuestas del entrevistado para someterlas luego a análisis de
deducción y asociación de datos. En la etapa de evaluación se obtienen rasgos
reveladores de actitudes y se comparan con los resultados de otros sujetos sometidos
al mismo experimento, para arribar al deseado índice de predisposiciones grupales.
Generalmente se utilizan fotografías, pinturas, diapositivas o películas cortas mudas.
Este método es el que mejores condiciones de espontaneidad y libertad ofrece al
entrevistado, pues toda encuesta a la que hay que responder por escrito o verbalmente
lleva consigo una interpretación dada por los investigadores, cuando no un punto de
vista deducible de la forma en que se plantea el interrogatorio.
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La Encuesta de Opinión
Toda investigación a través de encuestas presenta problemas que los especialistas
deben resolver. El método consta de una estructura fundamental que podemos resumir
así:
a) selección del área de interés,
b) ejecución y
c) evaluación.
132
OPINIÓN PÚBLICA
B) Ejecución
133
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2. La elaboración de cuestionarios
Corresponde a un equipo de trabajo que tiene prefijado el objetivo de la investigación y
se ha señalado las metas respectivas. El cuestionario puede contener una pregunta
básica o un conjunto de éstas, según la encuesta se refiera a un tema determinado o a
una unidad temática. Las preguntas pueden ser cerradas y merecen una respuesta
concreta: “Sí”, “No”, “No lo sé”; se llaman también “preguntas de opción forzosa”,
porque el entrevistado se enfrenta a dar una respuesta categórica sin posibilidades de
evasión.
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OPINIÓN PÚBLICA
C) FASE DE EVALUACIÓN
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OPINIÓN PÚBLICA
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OPINIÓN PÚBLICA
EJEMPLO
COMPONENTES DE LA OPINIÓN PÚBLICA: EL CASO DE LA
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OPINIÓN PÚBLICA
En lo que concierne a las entrevistas de fondo, se llevaron a cabo quince, para las que
se buscaron mujeres voluntarias. En la mayoría de los casos la entrevista fue el primer
contacto con las entrevistadas; en el caso de que existiera una relación previa se buscó
que no fuera tan estrecha que pudiera inhibir o sesgar la comunicación. Por otra parte,
vale la pena aclarar que éstas no pretenden constituir una muestra representativa de la
población. Todas las entrevistas se grabaron para ser transcritas posteriormente. Por
cuestiones éticas y con el fin de tener una mayor fluidez en la comunicación, se aclaró
que no se revelaría su identidad. En todos los casos, las mujeres estuvieron de acuerdo
en que se utilizara su primer nombre. Asimismo, se les explicó detalladamente el
objetivo de las entrevistas.
2. Marco teórico
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OPINIÓN PÚBLICA
Como lo hace notar Kinder (1983), si bien Converse y Lane trabajaron exhaustivamente
con el concepto de ideología y el impacto que ésta tiene sobre el sistema de creencias
políticas,[1] su trabajo metodológico y sus hallazgos conforman teorías rivales dentro de
la Opinión Pública.[2] A continuación se exponen las principales aportaciones de cada
autor y las divergencias entre sus trabajos.
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OPINIÓN PÚBLICA
Luego entonces, ante la poca familiaridad de las personas con los conceptos
ideológicos, la falta de asociación entre posturas ideológicas y los partidos y el fracaso
para usar conceptos ideológicos abstractos que establecen vínculos entre los diversos
temas, Converse concluye que los estadounidenses, quienes conforman su grupo de
estudio, vislumbran el mundo político bajo lo que él denomina “inocencia ideológica”.
Así pues, Converse encuentra que las personas que tienen coherencia y organización
en su sistema de creencias son quienes poseen un mayor nivel educativo. La
relevancia de la educación, menciona Converse, radica en que ésta brinda al individuo
la capacidad para abstraer información sobre las ideas, la gente, la sociedad y la
política. Aunque los individuos de mayores niveles de educación den por hecho esta
capacidad para abstraer, como si ésta fuera tan sólo una herramienta mental más, los
estudios demuestran que la capacidad de abstracción no es compartida por el grueso
de la sociedad (1964: 255). El trabajo de Converse es de gran importancia para
entender la manera en que la educación y la información influyen en la formulación de
la opinión de los individuos. El trabajo de Converse ayuda a entender la manera en que
la información y la educación le permiten a las élites edificar un sistema coherente de
creencias que pueda guiar la opinión sobre distintos temas.
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OPINIÓN PÚBLICA
La principal divergencia entre ambos autores radica en que, mientras para Converse los
ciudadanos son “ideológicamente inocentes”, Lane centra su atención en una suerte de
ideología latente o implícita que proviene de la vida en sociedad y se construye
mediante la generalización de la experiencia diaria, las premisas culturales, las
cualidades compartidas entre la población y los conflictos sociales, actuales e históricos
(1962: 11). A diferencia de Converse, Lane considera que aun cuando las personas no
saben ni los nombres de sus representantes ni el vínculo exacto entre los temas, sí
poseen una noción básica sobre lo que ocurre en el ámbito político. “Su juicio sobre
asuntos internacionales y nacionales, si bien con frecuencia puede ser errado, rara vez
está divorciado de la realidad” (1964: 380).
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OPINIÓN PÚBLICA
tiene una concepción más amplia de creencias políticas, misma que lo lleva a explorar
temas más generales como, por ejemplo, la política exterior, la libertad, la igualdad, la
equidad, los derechos de las personas y la democracia. Así, Lane encuentra que las
personas son ideológicas y que la asociación entre ideas y conceptos tiene su propia
coherencia en cada persona. Años después, Kinder menciona que Lane, a diferencia de
Converse, le da a las personas la oportunidad de expresar su propia organización de
ideas. “La idea de cohesión (en el sistema de creencias) pasa por lo tanto del analista al
sujeto” (1983: 398). Bajo esta perspectiva, la última palabra acerca de lo que es
“coherente” lo tiene cada individuo.
Aun cuando las investigaciones tienen enfoques totalmente diferentes entre sí, en
términos metolodógicos el trabajo de Lane, lejos de restarle valor a los hallazgos de
Converse, puede complementarlos. Tal es el caso del estudio de Kimberly Cook (1998),
Divided Passions, donde complementa los resultados de las encuestas sobre el aborto
y la pena de muerte con entrevistas de fondo.
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OPINIÓN PÚBLICA
En este mismo tono, Kinder explica cómo la noción de que las creencias políticas
provienen de principios ideológicos de carácter abstracto, que determinan la opinión
sobre la manera en que el gobierno y la sociedad deberían estar organizadas, se agotó
(1983: 399). Con ello, se dio pie a la identificación de una serie de nuevos elementos
teóricos —más específicos— que ayudan a entender el proceso de formación de la
opinión con mayor precisión.
Así, la forma como Kinder y Sanders entienden la opinión pública en Divided by Color
es un buen ejemplo de un trabajo hecho bajo ese espíritu, ya que estudian la opinión
desde elementos más concretos. Para ellos, la opinión pública es una expresión de
ingredientes primarios, como son los intereses materiales que se perciben en el tema —
lo que también se conoce como interés propio—, la simpatía o el resentimiento que se
muestra o posee por las partes involucradas en el conflicto, y los principios a los que el
tema hace referencia, como son la equidad, el individualismo económico y el gobierno
limitado, siendo estos últimos componentes del American Ethos.
Los ingredientes primarios van a ejercer una mayor o menor influencia sobre la opinión
en relación con el tema, pero también con la manera en que éste se plantee. Para
Kinder y Sanders, los marcos interpretativos o frames que se les da a los diversos
temas son cruciales en la formación de la opinión. Asimismo, la manera en que el tema
se plantea puede apelar a distintos componentes de la opinión, como podrían ser
algunos principios o la identificación con algún grupo.
En Divided by Color, Kinder y Sanders dividen los marcos interpretativos en dos: por
una parte, las estructuras internas que ayudan a ordenar las ideas y que le dan
significado a los eventos de la vida pública, y por otra, las estructuras interpretativas
143
OPINIÓN PÚBLICA
que, al ser utilizadas por las élites, cumplen con el fin de avanzar los intereses de éstas.
“Las elites bombardean constantemente a los individuos sobre la manera en que los
temas deben ser entendidos y como deben ser planteados” (1996: 10). De esta forma,
los grupos de interés, como pueden ser los partidos, sirven también como “atajos
informativos” al resumir o abreviar una postura frente a un tema determinado (Popkin,
1991).
A diferencia de autores como Converse, que consideran que los individuos no tienen
actitudes estables con respecto a las creencias políticas, Kinder y Sanders encuentran
que el tener actitudes firmes está relacionado con la relevancia de los temas y la
manera en la que se formulan las preguntas (1996: 164). Esto último matiza con creces
la afirmación de Converse cuando concluye que el grueso de la población no tiene un
sistema coherente de creencias ni opiniones estables en el tiempo.
Casi cuatro décadas después de que Converse llevara a cabo su ensayo seminal,
Kinder y Sanders nos ayudan a entender hacia dónde ha evolucionado el estudio de la
opinión pública, esclareciendo qué componentes de la opinión adquieren mayor o
menor peso en función del tema que se trata y de los elementos a los que éste apela.
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OPINIÓN PÚBLICA
A la luz del marco teórico ofrecido por estos autores y dada la evolución en el estudio
de la opinión pública, a continuación se hace un esfuerzo por esgrimir los elementos
que poseen una mayor relevancia en la formación de la opinión sobre la legalización del
aborto.
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OPINIÓN PÚBLICA
en el tema desde la opinión pública. De aquí que algunos trabajos ya existentes hayan
sido de gran utilidad para profundizar en la complejidad del tema. Por su metodología y
hallazgos, se tomaron en cuenta principalmente dos obras: la de Kristin Luker (1984),
quien, tras estudiar el perfil “pro-libre elección” y “pro-vida” de las activistas en Abortion
and the Politics of Motherhood, se convirtió en una de las principales exponentes del
tema, así como el trabajo de Kimberly Cook (1998), Divided Passions, donde, al llevar a
cabo encuestas y entrevistas a personas no activistas y trabajar de manera conjunta
con la pena de muerte, vislumbra el aborto y la legalización de éste desde una
perspectiva diferente a los trabajos previos que estudiaban únicamente al aborto.
Los hallazgos de Luker muestran que las mujeres construyen sus argumentos, a favor o
en contra del aborto, en función del tipo de vida que escogieron llevar, con la finalidad
de justificar las decisiones de vida que hicieron.[3] Así, dado que Luker considera que el
tema del aborto es secundario y que los temas centrales son los valores y las creencias
vinculados con el tema, existen pocas probabilidades de que haya cambios en la
opinión sobre el aborto y su legalización.
Si bien el trabajo de Luker sirve para definir dos cosmovisiones, el análisis de Cook se
enfoca en elementos más sutiles. En Divided Passions, Cook trabaja de manera
conjunta con el aborto y la pena de muerte, lo que la lleva a clasificar a las personas en
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OPINIÓN PÚBLICA
La pregunta que se llevó a cabo fue: está a favor o en contra (muy o algo) de que se
legalice el aborto en México. Con respecto a la pregunta, vale la pena remarcar que el
cuestionamiento gira en torno a si se está a favor o en contra de la legalización del
aborto, dejando a un lado el tema del aborto per se. El planteamiento de la pregunta es
el adecuado si se considera que ninguna mujer desea tener un aborto, aun si el
contexto y determinadas circunstancias, como son los embarazos no deseados y las
condiciones adversas para la crianza, llevan a algunas mujeres a optar por ese camino.
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OPINIÓN PÚBLICA
Si bien la pregunta sienta las bases para debatir los beneficios y perjuicios de la
legalización, el contenido de las opiniones gira en torno a la posición que se tiene con
respecto al aborto en sí mismo y a las aristas que presenta el tema, siendo la
legalización tan sólo una de ellas. Asimismo, dado que las personas esperan que el
sistema legal se apegue a sus valores y creencias, las opiniones sobre la legalización,
en la mayoría de los casos, son tan sólo una extensión de la postura con respecto al
aborto. Sin embargo, en las entrevistas que se llevaron a cabo se encuentran
excepciones, como el caso de Mirtha, mujer casada de clase media alta que es ama de
casa y madre de dos hijas. Ella lleva a cabo una reflexión sobre los beneficios de la
legalización, independientemente de que esto contradiga su postura original. “Yo estoy
en contra de que se legalice... Lo malo es que se llevan a cabo en malas condiciones.
La ventaja es que habría mejores abortos, pero más.” Sin embargo, esto no fue lo que
se encontró en la mayoría de los casos.
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“Si la vida de la madre está en peligro sí (se debe permitir el aborto). En caso de
violación, depende. Imagínate que tú hubieras sido ese producto y mereces vivir
también. Es cuestión de platicar con la persona y que se pusiera en lugar de ese bebé y
(preguntarle) qué sentiría.” Asimismo, está el caso de Jeanine, ama de casa de 55 años
de clase media alta y madre de dos hijas, que considera que el aborto es equivalente a
matar a una persona: “No estoy a favor de la legalización ni del aborto ni de nada que
sea matar; nadie tiene derecho a acabar con la vida de nadie y eso (el aborto) es
matar.” Si bien no se puede generalizar con base en dos entrevistas, resultó interesante
que, para ambas mujeres, la vida humana tiene un valor sagrado desde su concepción
hasta su fin, ya que ambas se oponen también a la pena de muerte. A la vez, las dos
tienen valores religiosos muy arraigados, además de asistir con frecuencia a servicios
religiosos, lo cual coincide con los hallazgos de Cook.
A diferencia de los casos anteriores, las mujeres que están a favor de la legalización del
aborto o que se oponen, pero de manera menos radical, muestran su preocupación por
la actitud irresponsable de las futuras madres, la falta de un ambiente propicio para la
crianza, así como el problema de salud pública derivado de los abortos clandestinos.
Por ejemplo, Norma, de 38 años, que estudió una carrera técnica y es madre soltera de
un niño, considera que ahora que hay más posibilidades de planificar cuántos hijos se
quiere tener, las mujeres deberían ser más responsables y no lo contrario, como ella
cree que ha ocurrido. “Yo estoy en contra. ¿Por qué ahora que estamos más liberadas
y que existen tantas cosas para que se cuiden debe existir eso (el aborto)?” Asimismo,
está el caso de Dolores, de 25 años y psicóloga de una primaria, quien está a favor del
aborto y mostró una gran preocupación por el sufrimiento en el que incurren los niños
que nacen en condiciones adversas. El argumento que sustenta su opinión tiene un
vínculo estrecho con las experiencias obtenidas en su profesión. “Se evitaría mucho
abandono y maltrato a menores; se evitarían problemas con los niños.”
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Otro elemento que vale la pena resaltar es que las entrevistas muestran que la gran
mayoría de las mujeres que están en contra de la legalización del aborto consideran
que debe haber, no obstante, excepciones. Al respecto, una encuesta llevada a cabo en
el Distrito Federal por el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) y la
Red por la Salud de las Mujeres confirma este hallazgo, al profundizar más sobre los
motivos que ameritan excepción. La encuesta muestra que el 42% estuvo a favor de
mantener la prohibición pero con excepciones; el 62% consideró necesario el aborto si
es producto de una violación; 59% si la vida de la madre está en peligro y 47% si el
producto presenta malformaciones.[4]
Con respecto a lo anterior, se puede decir que muchas de estas excepciones provienen
de experiencias personales o de situaciones en las que las mujeres prevén que ellas
mismas se podrían encontrar. Así, está el caso de Maricarmen, de 23 años, quien
estudió hasta secundaria y ahora trabaja en una fábrica. Ella estaba en contra del
aborto; sin embargo, a raíz de que tuvo una hija con síndrome de Down, cambió de
opinión. “Depende de la situación; si el producto viene mal es mejor el legrado. Tuve
una niña con síndrome de Down… me comunicaron después de 5 años. Era mejor
porque no estaría sufriendo porque todo mundo la rechaza; prefiero que Dios me la
recogiera en otra situación a que todo el mundo te la esté mal-viendo.” Así, además del
impacto que tiene la experiencia personal, se percibe que el interés propio puede influir
en los valores y las creencias.
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Como se ve, las entrevistas sirven para entender cuáles son, en un plano
argumentativo, los elementos que le dan sustento a las opiniones de las mujeres. A
continuación se exponen los resultados del análisis cuantitativo. Éste utiliza un modelo
de regresión logística que se lleva a cabo para sondear la relación entre variables —
principalmente sociodemográficas, como son la religión y la clase social— sobre la
postura frente a la legalización del aborto.
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OPINIÓN PÚBLICA
Se esperaba que a mayor edad hubiera una mayor oposición a la legalización del
aborto. Dado que los derechos de la mujer han ido adquiriendo una mayor relevancia,
esto se le adjudica a una cuestión generacional y no a una característica inherente al
ciclo de vida. La variable tiene un impacto significativo pero con un coeficiente bajo.
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El trabajo de Luker muestra que las mujeres que escogieron ser madres tienden a
mostrar valores de carácter más tradicional. Sin embargo, en nuestra muestra el tener
hijos no tiene un impacto significativo sobre la opinión.
Con respecto al vivir con la pareja, se esperaba que hubiera una relación positiva, es
decir, que el vivir con su pareja ejerciera una predisposición a estar en contra de la
legalización. Esto se debe a que las mujeres que viven con su pareja tienen un mayor
apoyo económico, lo cual les facilitaría la ayuda en la crianza de los hijos. Sin embargo,
esta variable no tiene un impacto significativo.
Dado que existe una alta correlación negativa entre el ser ama de casa y el tener un
empleo remunerado, solamente se puede utilizar una de las dos variables. En este caso
se utilizó el ser ama de casa, porque marginalmente dio mejores resultados. Se
esperaba que las amas de casa se opusieran a la legalización del aborto, debido a que,
como explican Cook y Luker, ellas optaron por un tipo de vida tradicional donde las
mujeres se encargan de las labores del hogar mientras los hombres se desarrollan en el
ámbito laboral. La variable sí tiene un impacto significativo.
La Iglesia católica en México ha tenido una gran penetración en las ideas de las
personas. De aquí se espera que entre mayor sea el nivel de religiosidad, mayor sea
también la oposición a la legalización del aborto. El que la variable religiosidad tenga un
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OPINIÓN PÚBLICA
Con respecto a la identificación partidista —misma que sirve como atajo informativo
para tomar posturas sobre diversos temas—, se esperaría que una mayor identificación
con el PRD estuviera acompañada de una postura más liberal, mientras que una
identificación con el PAN correspondiera a un perfil más conservador. Esto se debe a
los valores y principios perseguidos por ambos partidos, aun cuando el perfil de las
personas que se identifican con éstos no necesariamente refuerce estas tendencias. De
esta forma, si bien el PAN es más afín a una postura conservadora con respecto al rol
de la mujer, el perfil de las mujeres que se identifica con este partido (una clase con
mayor nivel de educación) es, por lo general, uno con ideas menos conservadoras.
Como se puede ver, el PRD se encuentra más hacia la izquierda, mientras que el PRI
se encuentra a la derecha. Sin embargo, únicamente la identificación partidista con el
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OPINIÓN PÚBLICA
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OPINIÓN PÚBLICA
4. Conclusiones
Las entrevistas de fondo permiten constatar que, aun cuando la pregunta hace
referencia a la legalización y no al aborto per se, el tema de la legalización es
secundario en la mayoría de los casos y la atención se centra en la opinión que se tiene
del aborto.
Por otra parte, la clase social tiene un impacto importante. Son las mujeres de estratos
sociales medios y altos las que poseen una mayor probabilidad de apoyar la
legalización del aborto. En las entrevistas, éstas muestran más capacidad para
diferenciar entre el aborto en sí y el tema de la legalización, a la vez que se mostraron
consternadas por las malas condiciones en las que se practican los abortos
clandestinos. A primera instancia esto parece sorprendente, ya que los abortos más
riesgosos son los que se practican en los estratos sociales más bajos. Sin embargo,
una de las explicaciones es que son las mujeres de un mayor estrato social las que
tiene una mayor capacidad para abstraer y contextualizar la información.
Las entrevistas muestran que las mujeres tienen posturas claras y preconcebidas con
respecto al aborto. A la vez, esto es coherente con la idea de Luker (1984) cuando
explica que la opinión con respecto al tema de aborto no cambia fácilmente, toda vez
que tiene un fuerte arraigo en las personas dado su vínculo con los valores y las
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OPINIÓN PÚBLICA
creencias. Aun cuando esto se confirma, las entrevistas muestran que en este tema las
experiencias personales sí pueden cambiar la opinión.
Los resultados sugieren que la opinión sobre este tema también tiene un vínculo con el
estilo de vida de las mujeres. Así, por ejemplo, las amas de casa se muestran mucho
más renuentes a aceptar la legalización del aborto. Esto refuerza la teoría de Luker, que
sugiere que la opinión sobre el aborto justifica el estilo de vida que se escogió llevar,
por lo que la opinión sobre el aborto es parte de una cosmovisión mucho más amplia.
Por último, resulta interesante que, aun cuando la identificación con el PRD tiene un
impacto negativo en favorecer la equidad en el mercado laboral, en este caso la
identificación con el partido impactó positivamente a favor de la legalización del aborto.
Esto refuerza la idea de que no existe un espectro que sea pro-derechos de la mujer,
sino que existen diversas vertientes dentro del tema de los roles de género. Además, el
tema del aborto implica muchos más elementos que simplemente el otorgarle a las
mujeres mayores derechos.
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