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SOFÍA ARELLANO MOYA (49277901X)

ARTÍCULO Nº4
RESUMEN de Jorge José Ferrer, “La bioética como quehacer filosófico”.

Resulta claro que hay diversas orientaciones teóricas, así como diversos ámbitos
dentro del propio mundo de la bioética. Pero ello no quita que podamos y debamos
definirla con rigor. Según Warren Reich, al cual recoge nuestro autor, la bioética se perfila
como la investigación de los problemas morales concernientes concretamente a las
ciencias de la vida y las profesiones sanitarias. Debe su estatuto epistemológico, pues, al
saber ético, y en consecuencia también a la filosofía.

Como toda ciencia, la bioética requiere una justificación racional de sus métodos
y saberes, y dicha justificación se halla en su caso en una relación de dependencia con la
ética. Al contrario de lo que algunos han defendido, Ferrer sostiene, como vemos, la
identidad ética de la bioética. Siguiendo al filósofo Beauchamp, el concepto de éticas
aplicadas refiere no a la aplicación a ciegas de unos principios tradicionalmente
predeterminados a un campo concreto, sino simplemente al uso de los métodos de
razonamiento filosóficos para el examen de cuestiones morales, a fin de llegar a
conclusiones racionalmente justificadas en una sociedad pluralista. Si esto es así, la
bioética es entonces sin duda una ética aplicada.

A menudo, por la interdisciplinariedad de la bioética, muchos se han opuesto a


esta postura desde la cual se reconoce su identidad filosófica. Se dice que no es una simple
ética aplicada, sino que es mucho más, pues incorpora aportes de la biología, de las
ciencias sociales, del derecho… Pero lo cierto es que la pregunta fundamental de la
bioética es y será siempre de índole moral, y el carácter filosófico que ello le otorga no
obstaculiza su poder transformador, al contrario: la transformación de la realidad en orden
al bien moral no puede lograrse sin un filosofar previo.

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