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Prólogo

 El análisis psicológico de la señorita Samay indica psicopatía, también que no es empática. Y


según anteriores psicólogos, sabemos que Samay vivió en un ambiente cien por ciento
desestructurado, por lo que ella no distingue mucho entre lo bueno y lo malo  Dijo el psiquiatra.
 ¿Es una amenaza para la sociedad?  Preguntó el chico, el señor negó.
 Parece adaptarse bien a su carrera de cardióloga, por lo que, no, en estos momentos no es una
amenaza.  Afirmó.  Aún así, vigílala de lejos.  El castaño asintió.  ¡Ah! Y Vico, por nada
del mundo trates de enlazarte mucho con ella.  Advirtió el psiquiatra.
 Si, padre.  Respondió y se retiró de aquella sala.
Samay Winchester, la chica prodigio de cardiología. Siempre con su rostro cubierto de neutralidad,
su atuendo blanco impecable, apuntes perfectamente ordenados y siempre a tiempo a clase,
calificaciones no menores de 9.5.
De toda la universidad de BealWell, la mejor. Es por ello, que siempre habrá envidiosos que
quieran hacerla sentir inferior con rumores o bromas pesadas.
Con 16 años, Samay había ingresado en primer puesto a la prestigiosa universidad de BealWell,
era excelente en cualquier ámbito, tanto que el gran municipio decidió rentarle un departamento
para ella sola y darle alimento, pues la chica era de bajos recursos y sus padres la habían
abandonado en una casa apenas habitable.

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