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DECADENCIA DEL PORFIRIATO Y MOVIMIENTOS SOCIALES DE FINALES DEL RÉGIMEN

Los progresos materiales alcanzados durante el porfiriato beneficiaron solamente a una minoría
conformada por extranjeros y grandes terratenientes, quienes amasaron su riqueza gracias a la
explotación que hicieron de campesinos, obreros, indígenas y otros grupos despojados. En 1906, un
grupo de mineros de la fundición de cobre que trabajaba en Cananea se levantó, pues los dueños de
la Cananea Consolidated Cooper Company daban trato preferencial a los mineros extranjeros,
mientras que los mexicanos padecían condiciones infrahumanas de trabajo y tampoco se les retribuía
como a los extranjeros. Los mineros demandaban una jornada laboral de ocho horas, salario mínimo
y trato no discriminatorio. La compañía rechazó la demanda y reprimió la protesta con brutalidad,
valiéndose del apoyo de empleados estadounidenses y de soldados para someter a trabajadores
mexicanos.
El movimiento obrero iba tomando auge, de modo que los dueños del centro industrial de puebla
pretendieron prohibir todo tipo de organización obrera. Esta decisión de los capitalistas provocó que
los obreros de Atlixco y Puebla se declararan en huelga, contando con el apoyo de los trabajadores de
Santa Rosa y Río Blanco, Veracruz. Los huelguistas demandaban mejores condiciones de trabajo, la
desaparición de las tiendas de raya y un trato digno. Díaz dispuso que el conflicto se resolviera en un
arbitraje que resultó favorable para los empresarios. Ante esta resolución, los obreros de Río Banco
se dirigieron a la fábrica, donde un empleado esquirol disparó, provocando el enojo de los
manifestantes quienes prendieron fuego a la tienda de raya. El gobierno de Díaz envió al ejército, que
abrió fuego contra los trabajadores y dejo un saldo de decenas de muertos.
La huelga ferrocarrilera de 1908 se extendió desde San Luis Potosí hasta la frontera con Estados
unidos y paró el sistema ferrocarrilero durante seis días. Esta huelga fue promovida por los
ferrocarrileros sindicalizados que sufrían discriminación en el trato. El gobierno de Díaz intervino para
apoyar a la compañía y reactivar el servicio, pero no hubo una respuesta positiva y las condiciones
quedaron igual.
En 1876 tuvo lugar una huelga en una fábrica textil de Tizapán que duró un mes. En ella el principal
reclamo era la reducción de la jornada de trabajo y una mejora en las condiciones de trabajo, además
de que se terminara con la explotación y las vejaciones de que eran objetos los trabajadores. Los
propietarios se negaron a negociar y cerraron la fábrica, muchos de los que protestaban, murieron de
hambre ante la indiferencia del gobierno.
En Tomóchic, Chihuahua, tuvo lugar en 1892 una de las muestras mas claras de crueldad y represión
del Porfiriato. Esta rebelión tuvo tintes religiosos, pero también hubo un trasfondo de inconformidad
con la política de favoritismo que tenía Díaz hacia los extranjeros. El pretexto del conflicto sirvió para
que el ejército federal masacrara a la población de ese pueblo.

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