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María Camila Ramos Arroyo

Comunicación Oral y Escrita AH

Docente: Mayra Velazco

COMO UNA NOVELA- DANIEL PENNAC.

Técnica Profesional en Procesos


Administrativos
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Aporte: Como una Novela- Daniel Pennac

A partir del texto como una novela es importante conocer, para mejor entendimiento, la
biografía de Pennac. Daniel Pennac nació en 1944 en Casablanca (Marruecos). Es un escritor
francés cuyo nombre real es Daniel Pennacchioni. Pennac compagina su trabajo como docente
de literatura con su carrera de escritor. Este autor fue criado en África y el sudeste asiático y
pasó su juventud en Niza, ciudad donde estudió letras y se dedicó a la enseñanza. Los
primeros libros que escribió iban dirigidos al público infantil y su saga de novela negra sobre
los Malaussène, donde cuenta con gran sentido del humor la vida de una típica familia
parisina que reside en el barrio marginal de Belleville, adquirió una fama notable. También es
autor de otras novelas y de ensayos, entre los que destaca "Como una novela", que escribió
basándose en su propia experiencia como docente. Este ensayo sobre literatura recoge lo que
Pennac denomina los derechos del lector.

Como primera instancia el texto como una novela es una reflexión novelada sobre el placer
de leer en libertad sobre el acto de leer y, muy especialmente, sobre cómo animar a los
jóvenes a reconciliarse con la lectura. David Pennac analiza con palabras cotidianas y frases
cortas el camino de la lectura. Primero nos introduce en cómo los niños pequeños descubren
la lectura, sus primeros pasos para descifrar letras. En segundo lugar examina cómo los
adultos tratan de convencer a los niños a leer y esto se convierte en una tarea aburrida e
incluso una pesadilla. En tercer lugar, a través de un grupo de adolescentes, redescubrimos los
placeres de la lectura. Como una novela comienza planteando el problema del adolescente que
no quiere leer. Para Pennac, quien se plantea el problema del “tiempo para leer”, lo que no
tiene son ganas; el tiempo para leer, como el tiempo para amar, siempre aparece cuando de
verdad se busca, porque el tiempo dedicado a la lectura, o al amor, “dilata el tiempo de vivir”.
No es que se niegue, no es un acto de rebeldía; sencillamente no le gusta, se aburre. Los
libros, que tanto le gustaban cuando era un niño, se han convertido en unos tostones
interminables que hablan de asuntos que no le interesan lo más mínimo.

Cabe mencionar que el lector se llevará una grata experiencia de lectura y varias ideas
prácticas y novedosas sobre cómo contagiar a otras personas el amor por los libros. Pennac se
dirige al lector como si también fuese un padre de familia y le recuerda cuando se leían
cuentos a los niños antes de dormir. Pennac destaca este hecho como un ritual donde el libro,
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el niño y los padres son cómplices de un auténtico acto de lectura. A diferencia del
adolescente, aquí el niño pedía más y más libros.

Pennac demuestra que es casi unánime ver la lectura como un ‘problema’ mientras se
olvida que primero apareció en nosotros como un acto de placer: “Por inhibida que sea,
cualquier lectura está presidida por el placer de leer; y, por su misma naturaleza -este goce de
alquimista-, el placer de leer no teme a la imagen, ni siquiera a la televisiva, aun cuando se
presente bajo forma de avalancha diaria.”

Exigir resultados de una lectura muchas veces juega en contra del lector. Para algunos es
muy difícil adaptarse a los cuestionarios respecto a una novela que, muchas veces, solo busca
contar una historia Tanto jóvenes como adultos, muchas veces no pueden explicar los
cambios profundos que les deja un libro. Incluso en los círculos intelectuales, este vicio por el
‘comentario’ puede reducir la novela a una herramienta de la vanidad.

Pennac nos recuerda en la segunda parte de su libro que hay que leer para aprender, para
sacar adelante nuestros estudios, para informarnos, para saber de dónde venimos, para saber
quiénes somos, para conocer mejor a los demás, para saber adónde vamos, para conservar la
memoria del pasado, para iluminar nuestro presente, para aprovechar las experiencias
anteriores, para no repetir las tonterías de nuestros antepasados, para ganar tiempo, para
evadirnos, para buscar un sentido a la vida, para comprender los fundamentos de nuestra
civilización, para satisfacer nuestra curiosidad, para distraernos, para informarnos, para
cultivarnos, para comunicar, para ejercer nuestro espíritu crítico.

Como lectores, tenemos derecho a todo eso y mucho más. Porque somos libres para elegir
nuestras lecturas, para leer lo que queremos, cuando queremos, donde queremos y, lo más
importante, porque queremos. Porque para nosotros la lectura es una afición, una pasión, algo
que nos hace felices, que nos hace disfrutar, algo placentero. Algo que nos hace vivir. Todos
tenemos claro por qué leemos. Porque nuestras razones para leer son tan extrañas, tan propias,
tan íntimas, tan personales como nuestras razones para vivir.

Daniel Pennac pone fin a Como una novela con algo realmente audaz, algo inimaginable y
sacrílego para el adepto del culto al libro. El derecho, en definitiva, a leer en libertad y por
placer. Como una novela no dice nada que no supiéramos ya. El problema es que
comúnmente nos comportamos de una manera distinta. Somos amantes del libro y actuamos
como sacerdotes e inquisidores de su creencia, repitiendo la letanía: “hay que leer, se debe
leer”.
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Bibliografía

Mitris. (08 de 06 de 2012). Como una Novela . Obtenido de https://www.clubensayos.com/

Moll, S. (06 de 10 de 2013). Bibliografia y referencia de Daniel Pennac. Obtenido de

https://justificaturespuesta.com/

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