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Las mujeres científicas: «Martha Chase, Daisy Roulland-Dussoix y Esther Lederberg fueron mujeres que realizaron
descubrimientos cruciales para la ciencia. Martha Chase demostró que el material hereditario de los bacteriófagos es el
ADN y no las proteínas. Daisy Dussoix descubrió los enzimas de restricción y Esther Lederberg inventó la réplica en
placa. Cada uno de esos descubrimientos se han asignado a un miembro masculino del grupo de investigación (Alfred
Hershey, Werber Arber y Joshua Lederberg, respectivamente)».
En 1944, los investigadores Oswald Avery, Colin MacLeod y Maclyn McCarty publicaron un trabajo que señalaba con
notable claridad que el ADN era el material hereditario. No obstante, estos resultados no fueron ampliamente aceptados.
Según el criterio de los especialistas, aún faltaba alguna prueba definitiva. En realidad, los biólogos se mostraban reacios
a descartar la idea de que los genes estaban hechos de proteínas; muchos continuaban viendo al ADN como una
molécula demasiado simple, algunos incluso la consideraban «aburrida» y monótona.
No fue hasta 1952, cuando el equipo de investigación formado por el doctor Alfred Hershey y la joven graduada Martha
Chase publicó el artículo definitivo que lograba convencer a la comunidad de expertos que el ADN es la base del material
genético, y no las proteínas. A partir de entonces este trabajo pasó a valorarse como «uno de los experimentos más
simples y elegantes realizados en los primeros tiempos del emergente campo de la biología molecular». Veamos en qué
consistió.
El «experimento de la batidora»
En el año 1950 llegó al laboratorio de Cold Spring Harbor, en Nueva York, la recién licenciada Martha Chase, contratada
como ayudante de laboratorio del investigador Alfred Hershey. El Dr. Hershey estaba investigando con bacteriofágos
(también llamados fagos, esto es, los virus que infectan a las bacterias) y formaba parte, junto a otros prominentes
científicos como Salvador Luria y Max Delbruck, del llamado «Grupo del fago», cuyos trabajos contribuirían con el tiempo
a identificar los principios básicos de la biología celular y molecular.
Una vez realizada la infección, la bacteria hospedadora se convierte en una «fábrica» productora de nuevos fagos. Como
la progenie portaba los mismos rasgos de infección, los investigadores deducían que los virus eran capaces de transmitir
algún tipo de información genética (es decir, de «instrucciones» para producir nuevos virus) a las bacterias que
contaminaban. Realmente, el mecanismo que permitía este comportamiento era en aquel entonces desconocido.
A partir de fotografías tomadas con el microscopio electrónico, los investigadores sabían, además, que los fagos no
entran por completo en la bacteria a la que invaden. Por lo tanto, suponían que le inyectaban «algo», usando su cola casi
como si fuera una aguja hipodérmica. Si los investigadores eran capaces de identificar qué inyectaban, sabrían que ese
«algo» debía ser el material genético.
Hershey y Chase aprovecharon que las proteínas y el ADN tienen una composición química diferente: el ADN contiene
átomos de fósforo (P) pero no de azufre (S), mientras que las proteínas, por su parte, no contienen fósforo (P), salvo en
ciertas ocasiones puntuales, pero sí contienen azufre (S).
Tanto el fósforo como el azufre presentan formas no-radioactivas y radiactivas, llamadas isótopos. El P-32 y el S-
35 son isótopos radioactivos. Recordemos que éstos, los isótopos radiactivos, tienen un núcleo atómico inestable y
emiten energía cuando se transforman en un isótopo diferente más estable. La energía liberada puede detectarse con un
contador Geiger o con una película fotográfica. Esta propiedad no modifica el metabolismo celular, y por ello los isótopos
radiactivos son muy útiles como marcadores para identificar la ubicación de una molécula específica.
En el laboratorio es posible obtener fagos que tengan sus proteínas marcadas con S-35 y ADN normal, o bien el ADN
marcado con P-32 y proteínas normales. Hershey y Chase, en una ingeniosa serie de experimentos, infectaron bacterias
de Escherichi coli con los dos tipos de fagos. Una vez completada la infección, pusieron la mezcla de bacterias y virus en
una batidora para eliminar todo aquello que estuviera adherido al exterior bacteriano.
La batidora, cuyo diseño no era muy refinado, se volvió famosa como parte de este célebre experimento. Sin entrar en
demasiados detalles, señalemos que gracias a una adecuada agitación en la mencionada batidora, los investigadores
lograron aislar las bacterias y determinar qué tipo de radioactividad se había trasladado desde los fagos al interior de las
células bacterianas.
Encontraron entonces que los fagos marcados con P-32 habían transferido su radioactividad a las células, mientras que
aquellos marcados con S-35 no transferían radioactividad alguna. O sea, dentro de las bacterias había fósforo marcado
pero no azufre marcado. Estos resultados demostraban que durante la infección los fagos inyectaban su ADN, dejando
en el exterior al componente proteico. El resultado era magnífico, pues había proporcionado la tan buscada evidencia: el
material hereditario portador de las instrucciones para producir nuevos fagos era el ADN y no las proteínas.
Esquema del experimento Hershey-Chase
La simpleza y originalidad de este trabajo tuvo un impacto enorme en la comunidad científica de la época. Sus
implicaciones fueron mucho más allá de los estudios sobre virus. Proporcionaron los cimientos de la biología molecular e
inspiraron solo once meses más tarde el desarrollo del modelo de doble hélice para el ADN.
Figura 1: Visión microscópica de los cromosomas alineándose (círculos rojos arriba) y separándose (círculos
rojos abajo) durante la mitosis, en la punta de una raíz de cebolla.
¿ADN o proteína?
Mientras que los biólogos parecían más convencidos de que los cromosomas eran la sede física de la genética
y la herencia, los químicos se inclinaban hacia la idea de que estas estructuras estaban hechas de ambas,
de proteínas y de ADN. Por ende, ¿cuál era la molécula genética que contenía toda la información hereditaria?
Muchos científicos de la época, de hecho, creían que era la proteína, porque hay 20 aminoácidos diferentes
para construir una proteína polimérica, mientras que los ADN de polímeros están hecho de sólo
cuatro bases nucleótidas.
Considérelo así: la molécula genética funciona como un lenguaje que guarda información compuesta de
palabras que están formadas de "letras" individuales. El "lenguaje" del ADN polimérico sólo tendría cuatro
"letras" diferentes con las cuales trabajar (las cuatro bases nucleótidas), mientras que el "lenguaje de proteína"
tendría 20 letras posibles - los 20 amino ácidos diferentes. ¡Imagine formar un lenguaje con sólo cuatro letras!
Debido a que ofrece mucha más complejidad, la mayoría de los científicos a principios del siglo XX creía que
la proteína era el componente de los cromosomas que contenía la información genética. Respecto al ADN,
creían que tal vez, actuaba como apoyo estructural para el cromosoma, como el marco de una casa.
Punto De Comprensión
Punto De Comprensión
Punto De Comprensión
Hershey y Chase utilizaron el fosforo radioactivo en su experimento debido a que
el fosforo se encuentra en el ADN pero no en proteínas de bacteria y fago.