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Martha Chase: éxito y ocaso de una científica singular

Las mujeres científicas: «Martha Chase, Daisy Roulland-Dussoix y Esther Lederberg fueron mujeres que realizaron
descubrimientos cruciales para la ciencia. Martha Chase demostró que el material hereditario de los bacteriófagos es el
ADN y no las proteínas. Daisy Dussoix descubrió los enzimas de restricción y Esther Lederberg inventó la réplica en
placa. Cada uno de esos descubrimientos se han asignado a un miembro masculino del grupo de investigación (Alfred
Hershey, Werber Arber y Joshua Lederberg, respectivamente)».

La trascendencia de un experimento que hizo historia


Si bien la existencia del ADN era conocida desde 1869, la mayor parte de los expertos suponía que eran las proteínas las
portadoras de la información hereditaria. Los argumentos que apoyaban esta opción estaban principalmente basados en
las conclusiones a las que había llegado en 1910 el reconocido bioquímico Phoebus Levene, quien sostenía que la
molécula de ADN era demasiado simple como para ser capaz de transportar ningún tipo de información compleja. Las
moléculas proteicas, por el contrario, exhibían gran complejidad y por tanto podrían cumplir con tan destacada función.

En 1944, los investigadores Oswald Avery, Colin MacLeod y Maclyn McCarty publicaron un trabajo que señalaba con
notable claridad que el ADN era el material hereditario. No obstante, estos resultados no fueron ampliamente aceptados.
Según el criterio de los especialistas, aún faltaba alguna prueba definitiva. En realidad, los biólogos se mostraban reacios
a descartar la idea de que los genes estaban hechos de proteínas; muchos continuaban viendo al ADN como una
molécula demasiado simple, algunos incluso la consideraban «aburrida» y monótona.

No fue hasta 1952, cuando el equipo de investigación formado por el doctor Alfred Hershey y la joven graduada Martha
Chase publicó el artículo definitivo que lograba convencer a la comunidad de expertos que el ADN es la base del material
genético, y no las proteínas. A partir de entonces este trabajo pasó a valorarse como «uno de los experimentos más
simples y elegantes realizados en los primeros tiempos del emergente campo de la biología molecular». Veamos en qué
consistió.

El «experimento de la batidora»

En el año 1950 llegó al laboratorio de Cold Spring Harbor, en Nueva York, la recién licenciada Martha Chase, contratada
como ayudante de laboratorio del investigador Alfred Hershey. El Dr. Hershey estaba investigando con bacteriofágos
(también llamados fagos, esto es, los virus que infectan a las bacterias) y formaba parte, junto a otros prominentes
científicos como Salvador Luria y Max Delbruck, del llamado «Grupo del fago», cuyos trabajos contribuirían con el tiempo
a identificar los principios básicos de la biología celular y molecular.

Visión general estructural del fago T2


Para su investigación, Hershey y Chase utilizaron el llamado fago T2, cuya estructura consiste en una cubierta proteica,
formada por la cabeza o cápside con ADN en su interior, y una cola también de naturaleza proteica; químicamente, este
fago se compone de un 50% de proteínas y un 50% de ADN. En aquel momento, los biólogos no comprendían con
exactitud cómo se reproducen los fagos, aunque sí sabían, gracias a estudios con el microscopio electrónico, que para
lograrlo necesitaban adherirse a la pared celular de una bacteria e infectarla.

Una vez realizada la infección, la bacteria hospedadora se convierte en una «fábrica» productora de nuevos fagos. Como
la progenie portaba los mismos rasgos de infección, los investigadores deducían que los virus eran capaces de transmitir
algún tipo de información genética (es decir, de «instrucciones» para producir nuevos virus) a las bacterias que
contaminaban. Realmente, el mecanismo que permitía este comportamiento era en aquel entonces desconocido.

A partir de fotografías tomadas con el microscopio electrónico, los investigadores sabían, además, que los fagos no
entran por completo en la bacteria a la que invaden. Por lo tanto, suponían que le inyectaban «algo», usando su cola casi
como si fuera una aguja hipodérmica. Si los investigadores eran capaces de identificar qué inyectaban, sabrían que ese
«algo» debía ser el material genético.

Hershey y Chase aprovecharon que las proteínas y el ADN tienen una composición química diferente: el ADN contiene
átomos de fósforo (P) pero no de azufre (S), mientras que las proteínas, por su parte, no contienen fósforo (P), salvo en
ciertas ocasiones puntuales, pero sí contienen azufre (S).

Tanto el fósforo como el azufre presentan formas no-radioactivas y radiactivas, llamadas isótopos. El  P-32 y el S-
35 son isótopos radioactivos. Recordemos que éstos, los isótopos radiactivos, tienen un núcleo atómico inestable y
emiten energía cuando se transforman en un isótopo diferente más estable. La energía liberada puede detectarse con un
contador Geiger o con una película fotográfica. Esta propiedad no modifica el metabolismo celular, y por ello los isótopos
radiactivos son muy útiles como marcadores para identificar la ubicación de una molécula específica.

En el laboratorio es posible obtener fagos que tengan sus proteínas marcadas con S-35 y ADN normal, o bien el ADN
marcado con P-32 y proteínas normales. Hershey y Chase, en una ingeniosa serie de experimentos, infectaron bacterias
de Escherichi coli con los dos tipos de fagos. Una vez completada la infección, pusieron la mezcla de bacterias y virus en
una batidora para eliminar todo aquello que estuviera adherido al exterior bacteriano.

La batidora, cuyo diseño no era muy refinado, se volvió famosa como parte de este célebre experimento. Sin entrar en
demasiados detalles, señalemos que gracias a una adecuada agitación en la mencionada batidora, los investigadores
lograron aislar las bacterias y determinar qué tipo de radioactividad se había trasladado desde los fagos al interior de las
células bacterianas.

Encontraron entonces que los fagos marcados con P-32 habían transferido su radioactividad a las células, mientras que
aquellos marcados con S-35 no transferían radioactividad alguna. O sea, dentro de las bacterias había fósforo marcado
pero no azufre marcado. Estos resultados demostraban que durante la infección los fagos inyectaban su ADN, dejando
en el exterior al componente proteico. El resultado era magnífico, pues había proporcionado la tan buscada evidencia: el
material hereditario portador de las instrucciones para producir nuevos fagos era el ADN y no las proteínas.
Esquema del experimento Hershey-Chase
La simpleza y originalidad de este trabajo tuvo un impacto enorme en la comunidad científica de la época. Sus
implicaciones fueron mucho más allá de los estudios sobre virus. Proporcionaron los cimientos de la biología molecular e
inspiraron solo once meses más tarde el desarrollo del modelo de doble hélice para el ADN.

Un premio Nobel y un debate agitado


A pesar de que este impactante experimento llevaba su nombre, en 1969 Martha Chase tuvo que mantenerse en
segunda fila mientras observaba cómo Alfred Hershey recibía el premio Nobel por un descubrimiento que ambos habían
realizado.
ADN I: El material genético
Considérese a sí mismo. Usted es un adulto, o casi, compuesto de cientos diferentes tipos de células.
Cada uno de esos tipos de célula tiene una estructura y funciones diferentes y unidas lo forman a cada uno
como un individuo. Millones de reacciones químicas ocurren dentro de estas células, todas coordinadas y
sincronizadas cuidadosamente. Sin embargo, usted empezó su vida como una sola célula, un zigoto, el
resultado de la fusión de un esperma y un óvulo. ¿Cómo se formó toda esta extraordinaria complejidad?
¿Exactamente qué es lo que usted hereda para tener los ojos de su padre y el color de pelo de su madre?
Estas preguntas han dejado perplejos a los científicos y a los que no son científicos durante miles de años, y
han sido tratadas a través de series de experimentos muy astutos en la primera parte del siglo XX.
La base química de la herencia
A mediados del siglo XIX, Gregory Mendel completó sus ya clásicos experimentos sobre la genética (ver
nuestro módulo Genética I). Mendel propuso que los "caracteres" que controlan la herencia, exhibían patrones
de comportamiento. Específicamente, parecían operar en pares y separarse independientemente durante la
reproducción. El trabajo que hizo Mendel estableció algunas reglas y propiedades fidedignas sobre la genética
y la herencia, pero nadie tenía idea alguna de cómo eran los "caracteres" de Mendel, ni cómo se transmitían
las características de una generación a otra. Los científicos estaban convencidos de que la base de la genética
y la herencia se podía encontrar en algún lugar en la química de nuestras células.
A principios de los años 1900, los científicos empezaron a
enfocarse en la estructura de las células, que había sido
descubierta recientemente, llamada cromosoma (denominada por
Walther Flemming de las palabras griegas para denominar
"cuerpos de color" porque ellos absorbían selectivamente la tinta
roja que Flemming usaba para teñir las células). Curiosamente, los
cromosomas parecían comportarse de una manera similar a los
"caracteres" de Mendel. Específicamente, se alineaban al azar, se
separaban y luego se segregaban unos de los otros, justo antes de
la división de la célula, guardando semejanza con las leyes de la
selección y la segregación independientes de Mendel (Figura 1). Gradualmente, los científicos empezaron a
sospechar de la conexión entre cromosomas y herencia.

Figura 1: Visión microscópica de los cromosomas alineándose (círculos rojos arriba) y separándose (círculos
rojos abajo) durante la mitosis, en la punta de una raíz de cebolla.

¿ADN o proteína?
Mientras que los biólogos parecían más convencidos de que los cromosomas eran la sede física de la genética
y la herencia, los químicos se inclinaban hacia la idea de que estas estructuras estaban hechas de ambas,
de proteínas y de ADN. Por ende, ¿cuál era la molécula genética que contenía toda la información hereditaria?
Muchos científicos de la época, de hecho, creían que era la proteína, porque hay 20 aminoácidos diferentes
para construir una proteína polimérica, mientras que los ADN de polímeros están hecho de sólo
cuatro bases nucleótidas.
Considérelo así: la molécula genética funciona como un lenguaje que guarda información compuesta de
palabras que están formadas de "letras" individuales. El "lenguaje" del ADN polimérico sólo tendría cuatro
"letras" diferentes con las cuales trabajar (las cuatro bases nucleótidas), mientras que el "lenguaje de proteína"
tendría 20 letras posibles - los 20 amino ácidos diferentes. ¡Imagine formar un lenguaje con sólo cuatro letras!
Debido a que ofrece mucha más complejidad, la mayoría de los científicos a principios del siglo XX creía que
la proteína era el componente de los cromosomas que contenía la información genética. Respecto al ADN,
creían que tal vez, actuaba como apoyo estructural para el cromosoma, como el marco de una casa.

Griffith descubre la “transformación”


La aclaración se produjo durante la primera guerra mundial. Durante la guerra, cientos de miles de
militares murieron de neumonía, una infección pulmonar causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae.
A principios de los años 1920, un joven oficial médico militar británico llamado Frederick
Griffith empezó a estudiar la Streptococcus pneumoniae en su laboratorio esperando desarrollar
una vacuna contra la misma. Como pasa a menudo en la investigación científica, Griffith nunca encontró lo
que buscaba (todavía no hay una vacuna para la neumonía), pero en vez de eso, realizó uno de los
descubrimientos más importantes en el campo de la biología: un fenómeno que llamó la "transformación."
El Dr. Griffith aisló dos variedades de la S. pneumoniae, una de la cuales era patógena (es decir que
causa enfermedad o muerte, en este caso, neumonía), y otra que era inocua o inofensiva. Esta variedad
patogénica parecía suave o lisa debajo del microscopio debido a una capa protectora que rodea
la bacteria que Griffith llamó variedad S, por suave. La variedad inocua de la S. pneumoniae, no tenía la capa
protectora y parecía rugosa o áspera debajo del microscopio, así que la llamó R, por rugosa (Figura 2).

Figura 2: Representaciones de las variedades rugosa


(inocuo) y suave (patogénica) de la S. pneumoniae.

El Dr. Griffith observó que si inyectaba algunas de


las variedades S de la S. pneumoniae en ratones, estos se
enfermarían con los síntomas de la neumonía y morirían,
mientras que los ratones inyectados con la variedad R no
se enfermaban. Luego, Griffith notó que si aplicaba calor a
la variedad S de la bacteria, y después la inyectaba en los ratones, éstos no se enfermarían, pero morirían.
Por lo tanto, Griffith formuló la hipótesis de que el calor excesivo mata la bacteria, algo que otros científicos,
incluidos Louis Pasteur, ya habían demostrado con otros tipos de bacteria.
Sin embargo, el Dr. Griffith no se quedó ahí - decidió experimentar con algo: mezcló las bacterias R viviente
(que no son patogénicas) con las bacterias S que habían muerto con el calor. Después, inyectó la mezcla en
los ratones. Sorprendentemente, los ratones desarrollaron infecciones de neumonía y eventualmente murieron
(Figura 3).

Figura 3: Una ilustración del descubrimiento de F.


Griffith de la transformación en la S. pneumoniae,
usando ratones.

El Dr. Griffith examinó muestras de estos


ratones enfermos y vio las bacterias S vivientes. Esto
significaba que, o las bacterias S habían revivido, un
escenario poco probable, o que la variedad R se
había "transformado" de alguna manera en la
variedad S. Por consiguiente, después de repetir este
experimento muchas veces, el Dr. Griffith llamó este
fenómeno "trasformación." Este descubrimiento fue
significativo porque demostró que los organismos pueden ser de alguna manera "reprogramados"
genéticamente en una versión ligeramente diferente de ellos mismos. Una variedad de bacteria, en este caso
la variedad R de la S. pneumoniae, puede cambiarse en algo diferente, presumiblemente porque la
transferencia del material genético de un donante, en este caso la variedad S matada con el calor.
Los científicos alrededor del mundo empezaron a repetir este experimento, pero de maneras
ligeramente diferentes, tratando de descubrir exactamente qué ocurría. Se hizo claro que cuando
las bacterias S se mueren por el calor, se parten y se liberaran muchas sustancias. Algo en esta mezcla
puede ser absorbido por la bacteria viviente, desembocando en una transformación genética. Pero debido a
que la mezcla contiene proteínas, RNA, ADN, lípidos y carbohidratos, la pregunta seguía siendo -
¿qué molécula es el "agente transformativo"?

Punto De Comprensión

El encuentro mas importante del experimento de Griffith era que

 los organismos pueden ser reprogramados genéticamente

 el calor mata a la bacteria.

Avery, MacLeod y McCarty descubrió el agente transformativo


La pregunta fue examinada de varias maneras, la más famosa por tres científicos que trabajaban en el
Instituto Rockefeller (actualmente la Universidad de Rockefeller) en Nueva York: Oswald Avery, Colin
MacLeod y Maclyn McCarty. Estos científicos hicieron casi exactamente lo que Griffith había hecho en sus
experimentos pero con los siguientes cambios. Primero, después de matar con calor la variedad S de
las bacterias, separaron la mezcla en seis tubos de prueba. Por consiguiente, cada uno de los tubos de
prueba contendría el "agente transformacional" desconocido. Se añadió una enzima diferente a cada tubo,
excepto a uno 0 el de control - que no recibió nada. A los otros cinco tubos, una de las siguientes enzimas:
RNASe, una enzima que destruye RNA; proteasa, una enzima que destruye proteínas; DNase, una enzima
que destruye ADN; lipasa, una enzima que destruye lípidos; o una combinación de las enzimas que rompen
los carbohidratos.
La teoría detrás de este experimento era que si el "agente transformacional" era, por
ejemplo, proteína - el agente transformacional sería destruido en el tubo de prueba que contenía la proteasa,
pero no en los otros. Por lo tanto, independiente de lo que fuera el agente transformacional, el líquido en uno
de los tubos no podría transformar la variedad de la neumonía S. Cuando hicieron esto, el resultado fue
dramático y claro. El líquido de los tubos que recibió las enzimas RNase, proteasa, lipasa y las que digieren
los carbohidratos todavía podía transformar la variedad R de la neumonía en la variedad S. Sin embargo, el
líquido que fue tratado con DNase perdió completamente su habilidad para transformar las bacterias (Figura
4).

Figura 4: Una ilustración clásica del experimento


de Avery, MacLeod y McCarty que demuestra que
el ADN es capaz de transformar la variedad R de
la S. pneumoniae en la variedad S patógena.

Por lo tanto, era aparente que el "agente


transformativo" en el líquido era ADN. Para
demostrar esto más claramente, los científicos
extrajeron líquido de la S. pneumoniae matada
con calor (variedad S) y lo sometieron a una
preparación y purificación extensiva, aislando sólo
el ADN pura de la mezcla. Este ADN puro también
podía transformar la variedad R en la variedad S y
generar S. pneumoniae patógeno. Estos resultados
ofrecieron evidencia poderosa que el ADN y no
la proteína, eran de hecho el material genético
dentro de las células vivientes.

Punto De Comprensión

Cual agente transformó una ceba de bacteria en otra?


 ADN
 ARN

Hershey y Chase investigan ADN contra proteínas


A pesar de este resultado muy claro, algunos científicos permanecieron escépticos y continuaron
pensando que las proteínas eran probablemente la molécula genética. Ocho años después de que fuese
publicado el famoso experimento de Avery, MacLeod y McCarty, dos científicos, Alfred Hershey y Martha
Chase, realizaron un tipo de experimento genético totalmente diferente. Para su sistema experimental,
seleccionaron un virus extremadamente pequeño llamado una bacteria fágica (o solamente fágica), que
solamente infecta las células bacterianas. En ese momento, los científicos sabían que cuando estas fágicas
infectan una célula bacteriana, de alguna manera "reprograman" la bacteria para transformarse en una fábrica
para producir más fágicas. También sabían que la bacteria fágica en sí no penetra la bacteria durante la
infección. Al contrario, una pequeña cantidad del material es inyectado en las bacterias y este material debe
contener toda la información necesaria para construir más fágicas. Por lo tanto, esta sustancia inyectada es el
material genético de la fágica.
Heshey y Chase diseñaron un experimento muy simple para determinar qué molécula, ADN o proteína,
actuaba como el material genético en las fágicas. Para esto, usaron una técnica llamada etiquetado
radioactivo. En el etiquetado radioactivo, se usa un isótopo radioactivo de algún átomo y éste puede ser
seguido por su radioactividad (desde los años 1940, la radioactividad es detectada muy fácilmente con
instrumentos de laboratorio, sigue siendo un instrumento muy común en la investigación científica). De tal
manera, lo que hicieron Harshey y Chase fue hacer crecer dos grupos de fágicas en su laboratorio. Un grupo
creció con la presencia del fósforo radioactivo. El elemento fósforo está presente en grandes cantidades en el
ADN, pero no está presente en las proteínas de las bacterias y las fágicas. Por lo tanto, este grupo de fágicas
hubiese tenido el etiquetado del ADN radioactivo. El segundo grupo de fágicas creció con la presencia de
azufre radioactivo. El azufre es un elemento que se encuentra frecuentemente en las proteínas, pero nunca en
el ADN. Por lo tanto, este segundo grupo de fágicas hubiese tenido el etiquetado de la proteína radioactiva.
Después, Hershey y Chase usaron estos dos grupos de fágicas en forma separada, para infectar
las bacterias y después medir dónde terminaba la radioactividad. Lo que observaron fue que sólo estas
bacterias infectadas con fágicas con el etiquetado del ADN radioactivo se convirtieron en radioactivas, en
tanto que las bacterias infectadas con fágicas con el de la etiquetado proteína radioactiva, no se convirtieron
en radioactivas. Por lo tanto, Hershey y Chase concluyeron que es el ADN, y no la proteína, que es inyectado
en la bacteria durante la infección fágica y este ADN debe ser el material genético que reprograma las
bacterias.

Punto De Comprensión
Hershey y Chase utilizaron el fosforo radioactivo en su experimento debido a que
 el fosforo se encuentra en el ADN pero no en proteínas de bacteria y fago.

 el fosforo saldría en proteínas etiquetadas de radio de fagos.

El mapa genético de la vida


Tomados en su conjunto, estos experimentos representan una sólida evidencia que el ADN es un
material genético. Otros científicos confirmaron posteriormente que los resultados en muchos diferentes tipos
de experimentos, incluidas células eucarióticas, y hasta las células humanas, pueden ser "transformadas" con
la inyección del ADN. El resultado de estos descubrimientos fue el que convenció a las comunidades
científicas y profanas que la molécula de la herencia es efectivamente el ADN. Y resulta que los instintos
iniciales de muchos científicos estaban exactamente al revés: asumieron que la proteína era el material
genético de los cromosomas y que el ADN solamente ofrecía la estructura. Lo opuesto resultó ser verdad. La
molécula ADN contiene la información genética y las proteínas actúan como el marco estructural de los
cromosomas.
El descubrimiento que el ADN era el "agente trasformador" y el componente genético de
los cromosomas humanos fue uno de los mayores descubrimientos de la ciencia en el siglo XX. Sin embargo,
el mecanismo de cómo el ADN codifica la información genética fue inicialmente un completo misterio y se
convirtió en un enfoque de estudio científico muy intenso (ver nuestro módulo ADN II: La estructura del ADN).
Todavía hoy, el estudio del funcionamiento del ADN comprende una disciplina entera de la ciencia llamada
biología molecular. Aunque originalmente era una rama de la bioquímica, el campo de la biología molecular
reúne a biólogos, químicos, antropólogos, científicos forenses, genetistas, botánicos y muchos otros que están
trabajando para dar luz a la inmensa complejidad del ADN. Eso es lo que se llama el mapa genético de la
vida.
Resumen
Este módulo es el primero en una serie que discute el descubrimiento, la estructura y la función del
ADN. Experimentos clave son discutidos: desde el descubrimiento de Griffith de la “transformación“ Genética
hasta la determinación de Avery, MacLeoid y McCarty de un “agente de transformación” y hasta la
confirmación por Hershey y Chase de ADN en vez de una proteína con material genético.

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