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La controversia sobre la

transexualidad dentro del

feminismo (1970/2015)

Kalinda Marín v1.0 enero 2022


El origen de la controversia sobre la transexualidad
dentro del feminismo (1970/1991)

Es necesario conocer el origen


histórico de la controversia sobre la
transexualidad dentro del feminismo
para mantener un debate informado.
Conocer el origen y la genealogía de
ideas y prácticas suele ser muy
revelador para el presente.

La disputa comenzó dentro del movimiento feminista y

lésbico anglosajón, hace cincuenta años, en 1970 durante


el apogeo del de la segunda ola. Ha tenido y tiene una

gran influencia en todos los territorios donde los debates

y argumentos del feminismo anglosajón marcan la

agenda dentro del feminismo más mediático. En otros

territorios de Latinoamérica y el Caribe, y otros

continentes, la influencia de estos debates ha sido

diferente porque esta disputa no ha tenido un carácter

universal, aunque sí ha tenido y tiene una gran

repercusión en Norteamérica, Australia y Europa,

extendiéndose a otros lugares, especialmente tras la

aparición de las redes sociales.

La polémica en Estados Unidos comenzó en 1970 en la

prensa feminista de la época, con un artículo firmado con

el seudónimo de Varda One, So You Would Rather

Switch Than Fight?, Everywoman (29 May, 1970), que

dio lugar al inicio de la larga controversia sobre la

inclusión o no de mujeres transexuales en el movimiento

feminista y en el movimiento lésbico. En una de las

primeras escaramuzas cara a cara, la Conferencia


Feminista de Lesbianas de la Costa Oeste, celebrada en

Los Ángeles en 1973, se dividió por una actuación

programada de la cantante de folk Beth Elliott, una mujer

transexual.

Los precedentes comenzaron en diciembre de 1972

cuando Beth Elliott fue expulsada de las Hijas de Bilitis

(la primera asociación defensora de los derechos de las

lesbianas en EEUU, formada en 1955), porque una

mayoría (35 vs. 28 votos) alegó que Beth no era

“realmente” una mujer. Varias integrantes de las Hijas de

Bilitis dimitieron en protesta por esa decisión, como todo

el equipo de la revista lésbica Sisters. Mientras tanto,

Beth Elliott formaba parte del comité organizador de la

Conferencia Feminista de Lesbianas de la Costa Oeste,

prevista para abril de 1973 en Los Ángeles, y sus

compañeras le habían pedido que actuara como cantante

en el programa musical de la conferencia.


The Gutter Dykes distribuyó folletos en la conferencia

para protestar por la presencia allí de un “hombre”

(refiriéndose a Beth Elliott), y la oradora principal Robin

Morgan, recién llegada de la costa este, amplió

apresuradamente su discurso para incorporar elementos

propios en la controversia que se estaba gestando. El

discurso de Morgan, titulado Lesbianismo y feminismo:

¿sinónimos o contradicciones? posteriormente se publicó

en sus memorias Going Too Far: The Personal Chronicle

of a Feminist, y también fue ampliamente antologizado.

Más de mil doscientas mujeres, en la que resultó ser la

reunión de lesbianas más grande hasta la fecha,

escucharon el discurso de primera mano. Para muchas

asistentes, la controversia sobre la participación de Beth

Elliott en el la Conferencia Feminista de Lesbianas de la

Costa Oeste fue su primer encuentro con la cuestión de la

transexualidad. Lo que sucedió allí informaría las

opiniones en todo el país a lo largo de los años siguientes.


Robin Morgan

Robin Morgan, la oradora principal, dijo:

“No llamaré “ella” a un varón. Treinta y dos años de

sufrimiento en esta sociedad androcéntrica, y de

sobrevivir, me han valido el título de “mujer”; uno

camina por la calle como un travesti, es molestado cinco

minutos (lo que puede disfrutar), y luego se atreve a

pensar que comprende nuestro dolor. No, en nombre de

nuestras madres y en el nuestro, no debemos llamarlo

hermana”.
(Robin Morgan. “Lesbianism and Feminism: Synonyms

or Contradictions?” The Lesbian Tide, May-Jun. 1973,

pag. 32)

En este discurso Robin Morgan se refirió a Beth Elliott

como un “hombre transexual” y utilizó pronombres

masculinos en todo momento, acusándola de ser “un

oportunista, un infiltrado y un destructor con la

mentalidad de un violador”.

Beth Elliott
Al final de su discurso, Morgan pidió una votación sobre

la expulsión de Elliott, más de dos tercios votaron a favor

de permitir que se quedara. Sin embargo, la minoría

amenazó con interrumpir la conferencia y Beth Elliott

decidió irse después de su actuación para evitarlo. Es

importante tener en cuenta que Robin Morgan no

pertenecía ni conocía esa comunidad, porque había

llegado recientemente desde la costa este de Estados

Unidos.

El evento demostró la alta tensión que rodeaba la

participación de las mujeres transexuales en el

movimiento de mujeres de la década de 1970. A partir de

la intervención de Robin Morgan aumenta el tono

beligerante de la discusión y se produce ya de manera

abierta una gran división dentro del movimiento

feminista, que llega hasta hoy.

Otras feministas también hablaron sobre transexualidad

en esa época. Andrea Dworkin en 1974 publica su libro


Woman hating, donde escribe sobre transexualidad y

emergencia primaria:

“No hay duda de que en la cultura de separación entre

masculino/femenino, la transexualidad es un desastre

para el individuo transexual. Toda persona transexual,

blanca, negra, hombre, mujer, rica, pobre, se encuentra

en un estado

primario de emergencia (ver p. 185**) como transexual.

Hay 3 puntos cruciales aquí. Uno, cada transexual tiene

derecho a sobrevivir en sus propios términos.


Esto significa que cada transexual tiene derecho a una

operación de cambio de sexo, y le debe ser procurada

por la comunidad como una de sus funciones. Es una

medida de emergencia para una condición de

emergencia. Dos, al cambiar nuestras premisas sobre

hombres y mujeres, roles y polaridad, la condición

social de los transexuales se transformará y las

personas transexuales se integrarán a la comunidad, y

no serán perseguidos ni despreciados. Tres, la

comunidad construida sobre identidades andróginas

significará el fin de la transexualidad tal como la

conocemos. O bien la persona transexual podrá

expandir su sexualidad en una androginia fluida, o tan

pronto como desaparezcan los roles, el fenómeno de la

transexualidad desaparecerá y esa energía se

transformará en nuevos patrones de identidades y

comportamientos sexuales”.
**”El análisis en este libro se aplica a las situaciones de

la vida de todas las mujeres, pero no todas las mujeres

se encuentran

necesariamente en un estado de emergencia primaria

como mujeres. Lo que quiero decir con esto es simple.

Como judía en la Alemania nazi, yo sería oprimida

como mujer, pero cazada, asesinada como judía. Como

nativa americana, sería oprimida como una [mujer],

pero cazada, asesinada como nativa americana. Esa

primera identidad, la que trae consigo como parte de su

definición la muerte, es la identidad de emergencia

primaria. Este es un reconocimiento importante porque

nos libera de una seria confusión. El hecho, por ejemplo,

de que muchas mujeres negras (de ninguna manera

todas) experimenten una emergencia primaria como

negras, de ninguna manera disminuye la

responsabilidad de la comunidad negra de asimilar este

y otros análisis del sexismo y aplicarlo a su propio

trabajo revolucionario”.
Otras conocidas feministas de la época, como Kate

Millett o Catharine MacKinnon (Sex Equality), también

se pronunciaron en términos empáticos con las personas

transexuales, como hizo Andrea Dworkin. En sentido

contrario, se posicionaron feministas como la teóloga

Mary Daly, que caracterizó a las mujeres transexuales

como frankensteinianas, y Germaine Greer, que comparó

explícitamente a las mujeres transexuales con Norman

Bates en Psycho.

El rechazo a la participación de las personas transexuales

dentro del feminismo con más repercusiones fue el de

Janice Raymond, una ex-monja católica de The Religious

Sisters of Mercy que había dejado el convento, estudiado

el doctorado de la teóloga feminista radical Mary Daly, y

pasado a nombrarse lesbiana y feminista. En 1979

Raymond realizó un ataque ad hominem contra Sandy

Stone, una mujer transexual, en su libro The Transsexual

Empire: The Making of the She-Male. Raymond acusó a

Sandy Stone, citando su nombre, de conspirar para


destruir el colectivo de Olivia Records, y la feminidad en

general, con su “energía masculina”.

Sandy Stone cuando trabajaba para Olivia Records

Janice G. Raymond
El Imperio contraataca. Un manifiesto post-transexual

de Sandy Stone, publicado en 1991, fue la respuesta al

libro El Imperio Transexual de Janyce Raymond.

Olivia Records. De izquierda a derecha: Jennifer Woodul, Meg Christian (con gafas), Ginny
Berson (abajo), Kate Winter (arriba) y Judy Dlugacz.

Olivia Records fue un sello discográfico de música para

mujeres fundado en 1973 por feministas lesbianas


radicales del colectivo de Washington DC, The Furies, y

de Radicalesbians. Fue fundado por Cris Williamson,

Meg Christian, Judy Dlugacz y otras siete mujeres. Olivia

Records fue la primera compañía discográfica propiedad

de mujeres y centrada en mujeres. En 1988, Olivia

Records fundó la compañía Lesbian Travel. Olivia

Records vendió más de un millón de discos y produjo

más de 40 álbumes durante sus veinte años de

funcionamiento.

En 1976, antes de la publicación de El Imperio

Transexual, Raymond había enviado un borrador del

capítulo en el que atacaba a Stone al colectivo Olivia

“para comentarios”, exigiendo que Stone fuera despedida

de Olivia Records donde trabajaba de ingeniera de

sonido. Raymond parecía ignorar que Stone había

informado al colectivo de su condición de mujer

transexual antes que trabajar en el sello y todas sus

integrantes la habían aceptado. El colectivo respondió a

Raymond, afirmando que su descripción de las mujeres


transexuales y del lugar y efecto de Stone en el colectivo

no concordaba con la realidad de la interacción colectiva

con Stone.

Raymond no aceptó la realidad que le transmitió el

mismo colectivo Olivia. No solo no rectificó su texto, sino

que respondió aumentando la virulencia de su ataque a

Stone en la versión publicada del manuscrito, el libro

titulado The Transsexual Empire: The Making of the

She-Male:

“El comportamiento masculino es notablemente

molesto. Es significativo que las feministas lesbianas

construidas transexualmente se hayan insertado en

posiciones de importancia y/o desempeño en la

comunidad feminista. Sandy Stone, la ingeniera

transexual de Olivia Records, una compañía

discográfica “exclusivamente femenina”, lo ilustra bien.

Stone no solo es crucial para la empresa Olivia, sino que

juega un papel muy dominante allí. La visibilidad que


logró tras la controversia de Olivia sólo sirve para

realzar su papel previamente dominante y para dividir

a las mujeres, como suelen hacer los hombres, cuando

hacen que su presencia sea necesaria y vital para mujer.

Como escribió una mujer: “Me siento violada cuando

Olivia se hace pasar por Sandy… como una mujer real.

Después de todo su privilegio masculino, ¿él [sic]

también va a sacar provecho de la cultura feminista

lesbiana?”

El colectivo Olivia respondió a su vez defendiendo

públicamente a Stone en diversas publicaciones

feministas de la época. “Cuando salió el libro, nos inundó

el correo de odio”, dice Sandy Stone.

Llama la atención que Raymond creara la controversia, y

más tarde acusara en su libro a Stone de utilizar la

visibilidad que le dio la controversia.


Janice Raymond no solo atacó en su libro a Sandy Stone,

sino a todas las mujeres transexuales, de quienes habla

siempre en masculino. Escribió: “Todos los transexuales

violan el cuerpo de las mujeres mediante la reducción de

la forma femenina real a un artefacto, apropiándose de

este cuerpo para sí mismos”.

“Los ‘lesbianos-feministas’ transexualmente construidos

muestran la otra cara del patriarcado. Así como el

hombre construido como un transexual femenino exhibe

la tentativa de posesión de las mujeres en un sentido

corporal mientras que realiza una actuación de las

imágenes con que los hombres han moldeado a las

mujeres, el hombre construido como mujer que dice ser

una lesbiana feminista intenta poseer las mujeres en un

nivel más profundo, esta vez bajo la apariencia de un

desafío en lugar de ajustarse a la función y al

comportamiento de la feminidad estereotipada”.


En el apéndice de The Transsexual Empire: The Making

of the She-Male, Janice Raymond concluía:

“He argumentado que el problema del transexualismo

es una cuestión ética que tiene profundas ramificaciones

políticas y morales; el transexualismo en sí mismo es un

cuestión profundamente moral en lugar de una

respuesta médico-técnica. Sostengo que el problema del

transexualismo sería mejor servido mandándolo

moralmente fuera de la existencia”. (pag. 178)


Muchas de las frases de El Imperio Transexual y esta

afirmación final de Raymond elevaron la controversia a

niveles de tensión nunca vistos antes dentro del

movimiento feminista.

Sandy Stone

Sandy Stone continuó siendo parte del colectivo y

grabando artistas de Olivia Records hasta que la

disensión política sobre su condición transexual,

exacerbada por la publicación del libro de Raymond,

culminó en 1979 con la amenaza de un boicot organizado


por las simpatizantes de Raymond a los discos de Olivia

Records.

Olivia Records

Raymond no cesó en su hostigamiento contra Stone

hasta que después de una serie de ataques verbales y

físicos de grupos de autonombradas ‘lesbianas radicales’,

Sandy Stone se viera obligada a renunciar para salvar el

sello, a pesar de la defensa que sus compañeras lesbianas

feministas radicales hicieron a su favor. “Hasta ese

momento, éramos bastante felices, haciendo nuestra

música y haciendo nuestro trabajo político”, dijeron


desde Olimpia Records. Sandy Stone recibió amenazas de

muerte, pero finalmente fue la amenaza de un boicot lo

que la sacó del colectivo. Después de un largo y doloroso

debate, Stone dejó Olivia Records, perdiendo así su

trabajo, y regresó a Santa Cruz, donde reanudó sus

estudios y perfeccionó sus conocimientos informáticos. A

principios de la década de 1980, Stone construyó una

pequeña computadora, aprendió a programar por sí

misma y se convirtió en una programadora

independiente. De 1987 a 1993, Stone fue alumna de

Donna Haraway.

Ese es el contexto en el que Sandy Stone escribe en 1987

y publica en 1991 el siguiente texto: El Imperio

contraataca. Un manifiesto post-transexual


Sandy Stone en la actualidad

Sandy Stone (1936) es una mujer transexual, teórica de los

medios, autora y artista. Se la considera una las pioneras de

los estudios sobre transexualidad. Desde los hechos narrados

Stone ha trabajado y escrito sobre cine, música, escritura,

ingeniería y programación informática. Finalmente llegó a

ser una reconocida experta en informática. Actualmente es

profesora asociada y directora fundadora del Laboratorio de

Tecnologías de Comunicación Avanzadas (ACTLab).

Un análisis crítico sobre los posicionamientos de Janice

Raymond desde los años 70 al presente:

¿Activismo feminista radical en el siglo XXI o colaboración con el


fascismo?
La controversia sobre la transexualidad dentro del
feminismo (1991/2015)

La decisiva influencia del Festival de Música Womyn de Michigan


En 1991 algunas feministas se encuentran

experimentando, sobre todo en Estados Unidos, Canadá

y Europa, un shock personal y político respecto a la

transexualidad que dura hasta nuestros días. Los

territorios donde el feminismo anglosajón ha tenido y

tiene una gran influencia han sido los más marcados por

los hechos que describiré en este artículo. Aunque quizás

no sean muy conocidos, muchos de los argumentos

usados hoy día podréis comprobar que surgen al calor del

Michfest. A menudo conocido como MWMF o Michfest,

el Festival de Música Womyn de Michigan fue un festival

de música de mujeres solo para mujeres que se celebró


anualmente desde 1976 hasta 2015 en el condado de

Ocean, Michigan.

A partir de los años 90 la polémica sobre la

transexualidad dentro del movimiento feminista y lésbico

anglosajón se concentró en torno al Michfest. Sara St.

Martin Lynne, una cineasta y productora de videos de


Oakland de cuarenta años, declaró en 2014: “Cuando

vienes de un trasfondo izquierdista de liberación,

quieres estar en el lado correcto de la historia”, y el

“debate te pone a prueba”. Habla de su participación en

el Michigan Womyn’s Music Festival, que se anunciaba a

sí mismo como un evento solamente para “womyn-born

womyn” (mujeres-nacidas-mujeres), y de las

consecuencias que tuvo para ella y muchas otras mujeres.


La palabra Womyn fue creada en 1976 por las organizadoras

del Michfest y se usaba entre algunas feministas de la época

en lugar de Women, porque no les gustaba la palabra

Mujeres por su significado tradicional y querían usar una

palabra nueva. Ese término trajo muchísimas discusiones,

incluso dentro de los diferentes grupos feministas, al ser

asociado a mujeres-nacidas-mujeres, siendo utilizado con ese

significado a lo largo de los años en el Festival.

El Michfest fue siempre organizado, provisto de personal,

dirigido y asistido exclusivamente por mujeres, y solo se

permitía la entrada a mujeres, niñas y a niños varones de

cuatro años o menos. Se proporcionaba cuidado infantil

para niñas y niños menores de cinco años. Un

campamento de verano, Brother Sun Boys Camp, estaba

disponible para niños de 5 a 10 años. Había un equipo

para ayudar a las mujeres discapacitadas que

normalmente no pueden ir de campamento.


Los primeros festivales de música para mujeres en los

Estados Unidos se fundaron a principios de la década de

1970, comenzando con festivales diurnos en los campus

de Sacramento State y San Diego State University , el

Midwest Women’s Festival en Missouri, el Boston

Women’s Music Festival y el National Women’s Music

Festival, en la Universidad de Illinois. Estos primeros

eventos regionales exclusivos para mujeres expusieron al

público a artistas feministas y abiertamente lesbianas, la

mayoría de las cuales actuaba independientemente de la

industria discográfica convencional. Los festivales

ofrecían una alternativa a los bares urbanos, cafés y

marchas de protesta, que fueron algunas de las pocas

oportunidades para que las lesbianas fueran conocidas a

principios de la década de 1970. El separatismo feminista

de los espacios fue una consecuencia directa de la

solidaridad con el activismo creado por el poder negro y

otros movimientos antirracistas.


En 1976, Lisa Vogel, junto con su hermana Kristie Vogel

y su amiga Mary Kindig, fundaron el Michigan Womyn’s

Music Festival después de asistir a un festival de música

de mujeres en el interior en Boston el año anterior. A

ellas se unió la empresaria local Susan Alborell. Cuando

se rechazó su solicitud para formar un colectivo sin fines

de lucro, We Want the Music Corporation se estructuró

como la empresa matriz del MWMF. Michfest se

conceptualizó inicialmente como un evento al que

asistían mujeres y hombres feministas; sin embargo, se

convirtió en un festival solo para mujeres cuando se

tomaron en consideración las características de un

campamento al aire libre. A partir de entonces, el MWMF

se estableció como “un evento para lesbianas”. Años más

tarde, la autora y académica feminista Bonnie Morris

describiría Michfest como “Una ciudad entera dirigida

por y para feministas lesbianas. Utopía revelada. Un

Edén construido por Evas”.


En 1982, Michfest se mudó a lo que se convertiría en su

ubicación a largo plazo en un bosque de propiedad

privada cerca de Hart Township conocido como The

Land (La Tierra) por las organizadoras y asistentes al

Festival. En años posteriores agregaría un escenario

acústico y un escenario de micrófono abierto, además de

la programación del escenario diurno y nocturno. Se

agregaron pasarelas pavimentadas con cemento para

facilitar el acceso de mujeres con problemas de movilidad

y cochecitos de bebé . Barbara “Boo” Price se convirtió en

socia comercial de Vogel después del festival de 1985 y

estuvo cada vez más involucrada con la producción hasta

que las dos se separaron en 1994.

En 1985 se produjo un álbum doble del décimo

aniversario y en 1986, el festival se amplió a cinco días. El

festival se vio obstaculizado por un brote de la bacteria

shigella en 1988. En la década de 1990, Michfest agregó

una pista al Night Stage y un mosh pit (la zona en la parte

delantera donde la audiencia baila con energía y las


personas chocan entre ellas). Las artistas destacadas

invitadas al evento durante esta época incluyeron a

Indigo Girls y Tribe 8.


Michfest, como se conocía coloquialmente el festival,

tenía lugar cada agosto, en 270 hectáreas de tierra de los


bosques al este del lago Michigan. Lisa Vogel lo fundó en

1976, cuando era una estudiante de diecinueve años de la

Universidad Central de Michigan, y lo dirigió hasta el

final, en 2015.

Lisa Vogel

La música, dice Vogel, es solo una parte de lo que hacía

que Michfest fuera importante. Cada año, varios miles de

mujeres acampaban allí y se encontraban, durante una

semana. Las comidas se cocinaban en carpas de cocina y

se comen en comunidad. Había talleres y clases. Algunas

mujeres vestían trajes extravagantes, otras no usaban

ropa en absoluto. Vogel describía el espíritu de gobierno


de Michfest así: “¿cómo se vería una ciudad si realmente

pudiéramos decidir qué es importante?”

Lisa Vogel dijo en esa época: “Hay algo que experimento

en la tierra cuando camino de noche sin linterna por el

bosque y reconozco que en ese momento me siento

completamente segura. Y no hay ningún otro lugar

donde pueda hacer eso. Si mañana dijéramos que todos

son bienvenidos, estoy segura de que aún sería un

evento realmente genial, pero esa pieza que permite a


las mujeres bajar la guardia y sentir que el sentido

realmente profundo de liberación personal sería

diferente, y de eso se trata”.

Para las personas activistas transgénero, la postura de

Vogel estaba cargada de suposiciones ofensivas: que las

mujeres transexuales son diferentes de manera esencial a

otras mujeres y que son peligrosas. “El viejo tópico de

que las mujeres trans constituyen una amenaza para los

espacios de las mujeres ha de ser eliminado para

siempre”, dijo Julia Serano.


Julia Serano

Para Serano, ese rechazo es similar a las personas

heterosexuales que se niegan a compartir un vestuario

con gays o lesbianas.

Serano, con más de cincuenta años, es bióloga de formación

y ahora pasa la mayor parte de su tiempo escribiendo y

hablando sobre cuestiones transgénero y feminismo. Ha

dado conferencias en escuelas como Brown, Stanford, Smith

y Cornell. Otras feministas han mostrado puntos de vista

antagónicos con Julia Serano. Sheila Jeffreys, como Janice


Raymond hizo décadas antes con Sandy Stone, la ataca en

Gender Hurts, utilizando detalles autobiográficos del primer

libro de Serano, Whipping Girl: A Transsexual Woman on

Sexism and the Scapegoating of Femininity (2007).

En el verano de 2003, Serano se unió a unas cien

personas en Camp Trans, un campamento de protesta

cerca del sitio de Michfest, que se ha desarrollado de

forma intermitente desde 1994 hasta 2010.


Las críticas argumentaron que el mismo planteamiento

de un festival solo para las mujeres-nacidas-mujeres

constituía una discriminación contra las mujeres

transexuales y, en 1994, se lanzó Camp Trans un evento

de protesta anual que se realizó simultáneamente con el

Michfest junto al lugar del festival. Fue restaurado en

1999 y duró hasta 2010, cuando el Servicio Forestal de

los Estados Unidos revocó su permiso de campamento

debido a “acusaciones de violencia y vandalismo en el

Festival, y … un enfrentamiento … cerca de las puertas

del MichFest”. Sí hubo tensiones y conflictos durante los

festivales de 2010. Un artículo publicado tanto en

Anarchist News como en el zine queer Pink and Black

describió una confrontación con un conductor de grúa. El

conductor supuestamente amenazó con matar a los

miembros de Camp Trans con un cable de remolque

cuando le pidieron que apagara el motor durante un

discurso.
Pink and Black confirmó que hubo vandalismo durante

el festival, diciendo que, en un incidente, alguien pintó

las palabras “Real Womyn Have Cocks” (Las mujeres

reales tienen pollas) en una cocina de MichFest. El zine

también dijo que se distribuyó un volante que decía:

“‘Feministas’ de la segunda ola,/Una carga caliente de

mi monstruosa polla transexual encarna la feminidad

más que las piezas de arte menstrual que tus coños

transfóbicos podrían esperar crear./Con amor,

monstruos nacidos en Womyn”.

Lisa Vogel, también habla de “actos de vandalismo:

robar cables eléctricos, cortar tuberías de agua,

manipular automóviles en el estacionamiento y pintar

con aerosol un pene de unos dos metros, junto a las

palabras “Las mujeres reales tienen pollas” en el costado

de la carpa de la cocina principal”. Las mujeres

transexuales responden que en festivales donde acudían

decenas de miles de mujeres, esos incidentes fueron

hechos aislados que fueron usados por las organizadoras


para excluirlas, sin tener en cuenta que también se

produjeron incidentes desagradables aislados donde no

participaron mujeres transexuales.

Serano ha declarado que a pesar de esos incidentes las

relaciones con los asistentes al Michfest a menudo eran

inesperadamente cordiales.
Desde 2011, cuando no se permitió celebrar más el Camp

Trans, como en el caso de Olivia Records, las

manifestaciones en contra fueron sustituidas por una

campaña de boicot. En 2013, Indigo Girls, asiduas desde

hace mucho tiempo en Michfest, anunciaron que no

volverían a aparecer hasta que el evento se volviera

inclusivo para las mujeres trans. En 2014 las cabezas del

cartel programado, Hunter Valentine, se retiraron por la

misma razón. Las artistas intérpretes o ejecutantes que

aparecen se enfrentan a sus propias protestas y boicots.

La cantante de funk Shelley Nicole dice que su banda,

blaKbüshe, fue retirada de un show en Brooklyn por

tocar en el Michfest.

Antes de que se le pidiera a Sara St. Martin Lynne que

dejara la junta del Bay Area Girls Rock Camp, Sara no se

había identificado de cerca con el feminismo radical. Sin

embargo, a medida que la campaña contra Michfest, y

contra el feminismo radical en su conjunto, fue creciendo

y llegó a sentirse muy convencida de mantener el evento


para mujeres-nacidas-mujeres. Declaró en 2014: “Este

momento en el que estamos perdiendo la capacidad de

decir la palabra ‘mujer’ o de reconocer el hecho de que

por nacer mujer has vivido las consecuencias y su

significado es algo intenso para mí”.

Una de las mujeres trans que se presentó en la

conferencia de Radfems Respond de 2014, una ingeniera

de software de treinta y cinco años de California, con un

pequeño pendiente en la nariz y cabello largo y castaño,

se mostró de acuerdo. Ella comprende porqué las

mujeres trans se ven afectadas por su exclusión del

Michfest y otros eventos e instalaciones exclusivos para

mujeres-nacidas-mujeres, y dice: “Realmente no es

querer invadir el espacio. Es un deseo de pertenencia

profundamente arraigado”. Y agrega, “si te identificas

con las mujeres, ¿no deberías sentir empatía por ellas?”

Sandy Stone comparte este punto de vista, hasta cierto

punto. Sobre la posición de algunas feministas radicales,


dice: “Es mi creencia personal, por hablar con algunas

de estas personas extensamente, que su rechazo

proviene de haber sido objeto de un trauma grave a

manos de algún hombre, o de varios hombres”. Agrega:

“Tienes que respetar eso. Esa es su experiencia del

mundo”. Pero el dolor de esas feministas radicales,

añade, no puede triunfar sobre los derechos de las

mujeres trans. “Si fuera un mundo perfecto,

encontraríamos formas de acercarnos y encontrar

formas de sanación mutua”, continúa Sandy. “Pero, tal

como están las cosas, voy a tener que decir, si sientes

así, debes mantenerte alejada de los espacios a los que

van las personas transgénero de hombre a mujer. No es

nuestro trabajo evitarte”.

La intención declarada de Michfest de admitir sólo a

mujeres-nacidas-mujeres y excluir a las mujeres

transgénero llevó al grupo de defensa LGBT Equality de

Michigan a boicotear el evento en 2014. El Michfesdt

también generó críticas de la Campaña de Derechos


Humanos GLAAD, el Centro Nacional para los Derechos

de las Lesbianas y el Grupo de Trabajo Nacional LGBTQ.

Michfest acusó al boicot de estar “basado en

tergiversaciones, omisiones intencionales y edición

selectiva de declaraciones anteriores del Festival sobre

este tema”, y Vogel se refirió al boicot como “ tácticas de

lista negra de la era McCarthy”. El NCLR y el Grupo de

Trabajo Nacional LGBTQ luego retirarían su apoyo al

boicot.

La intención womyn-born-womyn

(mujeres-nacidas-mujeres), como la nombró Vogel,

atrajo controversia por primera vez en 1991 cuando se le

pidió a Nancy Jean Burkholder, una mujer transexual,

que abandonara el festival. En 1992, Burkholder hizo

circular una encuesta en el Michfest que preguntaba:

“¿Crees que las transexuales de hombre a mujer

deberían ser bienvenidas en Michigan?” Aunque la

muestra no fue seleccionada al azar, los resultados se

interpretaron como un indicio de que el mayor número


de las mujeres que asistieron a MWMF estaría en contra

de la exclusión de las mujeres transexuales, y “sugirió

fuertemente que la mayoría de las participantes en el

Festival apoyarían un ‘no pene’ político que permitiría a

transexuales de hombre a mujer en el posoperatorio

asistir a Michfest”.

La cantautora Cris Williamson en el Michfest de 2012

En una entrevista de 2005 con Amy Ray, Vogel defendió

la intención del festival, afirmando que “tener un espacio


para que las mujeres que nacen mujeres se reúnan

durante una semana es tener un espacio saludable,

completo y amoroso para las mujeres que tienen esa

experiencia. Calificar eso como transfóbico es, para mí

tan equivocado como decir que la tienda de mujeres de

color es racista, o decir que un espacio solo para

transexuales, una reunión de personas de mujeres que

nacen hombres, es misógino. Siempre en mi corazón creí

en la política y la cultura del tiempo y el espacio

separados”. En un comunicado de prensa de 2006, Vogel

declaró que “afirmamos firmemente que no hay nada

transfóbico en elegir pasar una semana con mujeres que

nacieron y han vivido sus vidas como mujeres”.

En 2013, la activista transgénero Red Durkin lanzó una

petición en Change.org pidiendo a las artistas que

boicotearan a Michfest hasta que se aboliera la intención

de mujeres nacidas de mujeres. En respuesta, Vogel

declaró que “rechazo la afirmación de que crear un

tiempo y un lugar para que WBW se reúna es


intrínsecamente transfóbico. Esta es una dicotomía

falsa que impide el progreso y la comprensión”.

Las protestas contra los planes de Vogel dieron lugar a

críticas a las artistas que habían actuado o habían sido

invitados al Michfest. Bitch, de la banda Bitch and

Animal, atrajo críticas por elegir tocar en el MWMF, lo

que provocó que la Boston Dyke March cancelara una

aparición de ella en 2007, y también fue retirada o

expulsada de otros festivales de música. Las miembros de

The Butchies y Le Tigre afirmaron haber sido “atacados

verbalmente, acosados ​sin cesar y amenazados

físicamente” por decidir tocar en el festival. En octubre

de 2013 fue cuando se le pidió a la cineasta Sara St.

Martin Lynne que renunciara a la junta del Bay Area

Girls Rock Camp por asistir al Michfest.

Sin embargo, muchas asistentes al festival manifestaron

que la presencia de mujeres transgénero en Michfest era

de conocimiento público. De hecho, decían que el


objetivo de Lisa Vogel era garantizar que nadie en The

Land fuera interrogado sobre su sexo o género, en gran

parte para proteger a las muchas mujeres butch que

asistían al festival.

Después de que dos grandes nombres más (Andrea

Gibson y el grupo Hunter Valentine) se retiraran del

Michfest, la fundadora del Michigan Womyn’s Music

Festival pidió a sus seguidoras que se unieran a cualquier

artista que se adhiera al festival.

“Apoye a los artistas del Festival de todas las formas

que pueda”, escribió Lisa Vogel en un correo electrónico

a sus seguidoras enviado esa semana. “Tómate un

momento para comprar una grabación, apoyar una

campaña de Kickstarter, hacer clic en “Me gusta” en

cada página de Facebook de todos los artistas de la lista

de Michigan y dar Me gusta en sus publicaciones

cuando las hagan. Cada vez que te gusta algo en la

página de Facebook de un artista o evento, ayuda”.


A pesar de las críticas por el hecho de que Michfest

excluía a las mujeres trans de asistir al festival de

mujeres, Vogel imploró a sus seguidoras que siguieran

viniendo y dijo que “en estos tiempos difíciles, su

asistencia este verano es crucial”.

En 2014 los grupos que finalmente se dan de baja del

Michfest incluyen The Indigo Girls y Hunter Valentine,

además de las artistas Andrea Gibson y Lea DeLaria. El

festival de 2013 fue el último para The Indigo Girls,

quienes pidieron a los organizadores que cambiaran la

política o no regresarían.

Vogel recurrió a internet para defender el festival de las

críticas, argumentando que las mujeres trans no están

prohibidas universalmente, simplemente no son

buscadas en el festival. “Hemos dicho que este espacio,

para esta semana, está destinado a mujeres que

nacieron mujeres, fueron criadas como niñas y que

continúan identificándose como mujeres”, escribió Vogel


en mayo de 2014. “Esta es una intención para el espíritu

de nuestro encuentro, más que el enfoque del festival. No

es una política o una prohibición para nadie”.

Vogel dice que se supone que las asistentes deben

autocontrolarse. “No restringimos la asistencia al

festival a las mujeres cisgénero, prohibiendo a las

mujeres trans’, como se afirmó recientemente en varios

artículos de Advocate”, escribió Vogel. “No cuestionamos

ni cuestionaremos el género de nadie. Más bien,

confiamos en que la comunidad queer respetará esta

intención, dejando la responsabilidad de cada persona

para elegir si la respeta o cómo”.


Las mujeres transexuales que eran críticas con el festival

veían esto como una distinción que realmente no

significa ninguna diferencia, porque se sentían excluidas

igualmente. Mientras tanto, Vogel detalló lo que en su

opinión hace que las mujeres trans sean diferentes de

ella. “Nacer mujer en esta cultura tiene un significado”,

escribió. “Es una experiencia auténtica, que tiene

consecuencias reales vividas. Estas experiencias

proporcionan un contexto importante al tejido de

nuestras vidas, contexto que está crónicamente ausente

de la conversación sobre los pocos espacios autónomos

creados para las mujeres”.

Argumentos como este —que hay una “niñez

compartida” universal entre las mujeres llamadas

cisgénero por las mujeres trans— han sido criticados

como transfóbicos porque sostienen que las mujeres

trans son “socializadas como hombres” y, por lo tanto,

son inmunes a gran parte del trauma provocado por una

sociedad patriarcal.
“Eso es una falacia”, escribió el periodista trans Cristan

Williams en 2013 en respuesta a un artículo de opinión

de The Advocate.. “La verdad es que la experiencia de

aculturación de ser trans difiere de la experiencia de ser

un hombre [cisgénero] al que [se le asigna un varón al

nacer]. No tengo idea de lo que es ser un [hombre

cisgénero]. Sé lo que es ser un niño trans: temeroso,

avergonzado y disfórico de género todo el tiempo.

¿Estar en el armario sobre la orientación de género de

uno es la experiencia del hombre cis? ¿Orar para no

despertarme por la mañana si Dios no arregla mi

cuerpo en sólo 5 años la experiencia del hombre cis?

¿Ser parte de una población en la que uno de cada dos es

violado es la experiencia del hombre cis? La narrativa

[mujer asignada al nacer versus hombre asignado al

nacer] para apoyar un argumento de exclusión es

deliberadamente obtusa y cruel”.

Michfest nunca anunció un cambio en sus reglas, y la

línea entre una prohibición y una “intención” de no


aceptar a las mujeres trans fue siempre difusa. Según el

relato de Nancy Burkholder de su experiencia al tratar de

asistir al festival en 1991, no solo se desanimó para asistir

una vez que se destacó como mujer transexual, sino que

fue activamente retirada del festival. Burkholder le dijo a

TransAdvocate que una mujer en las puertas le dijo que

este “era un evento solo para mujeres y que quería saber

si yo era un hombre por la seguridad de las mujeres que

asisten al festival. Cuando le señalé que había otros

transexuales en The Land, ella reconoció que eso era

cierto”. Luego agregó: “No los hemos atrapado todavía,

pero sí te atrapamos a ti”. Nancy Burkholder continuó

describiendo la experiencia humillante de recibir un

reembolso por su boleto y ser expulsada de los terrenos

de Michfest. Burkholder manifestó: “En su mente, por

escrito o no, esto era una política del Michfest”.


Michfest celebró su 40 aniversario en 2015. El 21 de

abril, Lisa Vogel anunció a través de Facebook que

también sería el último festival. Un artículo de opinión

publicado en The Advocate especuló que la decisión

había sido provocada por la controversia en curso sobre

la decisión del festival de no admitir mujeres

transgénero. Vogel escribió en su declaración:

Ha habido luchas. No hay duda sobre eso. Esto es parte de

nuestra verdad, pero no es, y nunca lo ha sido, nuestra


historia definitoria. El Festival ha sido el crisol de casi todos

los problemas culturales y políticos críticos que la comunidad

feminista lesbiana ha enfrentado durante cuatro décadas.

Esas luchas han sido una parte hermosa de nuestra fuerza

colectiva; nunca han sido una debilidad.

(Michigan Womyn’s Music Festival, Lisa Vogel (April 21,

2015). “Dear Sisters, Amazon, Festival family”)

El festival celebró su último evento en agosto de 2015. La

asistencia al Michfest osciló, según el año, entre 3.000 y

10.000 mujeres. Las mujeres construyeron los

escenarios, manejaron los sistemas de iluminación y

sonido, hicieron rondas de recolección de basura,

sirvieron como electricistas, mecánicas, seguridad, apoyo

médico y psicológico, cocinaron comidas para miles de

mujeres en fogatas abiertas, brindaron el cuidado de

niñas y niños y facilitaron talleres que cubrían varios

temas de interés para las asistentes, a los que se

denominó “fiestas”. Se dedicó hasta un mes a construir


los terrenos del festival y desmantelarlos al final del

evento.

Las decisiones de gestión se tomaron a través de

reuniones de la comunidad de trabajadoras. El apoyo de

servicio comunitario incluyó interpretación de ASL en

presentaciones, atención de salud física y mental,

reuniones de Alcohólicas Anónimas, campamentos para

mujeres discapacitadas, así como una carpa

exclusivamente para mujeres de color.

Escribiendo desde una perspectiva personal para The

Village Voice en el otoño de 1994, la música y

trabajadora de cocina del Festival Gretchen Phillips

(cofundadora de la banda Two Nice Girls) dijo: “Nunca

había visto tantos pechos, tantos traseros desnudos,

tanto maldita piel en un terreno tan vasto. Decidí

dedicar ese fin de semana a estudiar los problemas de

mi cuerpo “y” siempre he usado a Mich como un lugar

para cargar mis baterías durante el resto del año,


planeando mi vida en torno a estar allí en agosto y

aprender mis lecciones, tanto divertidas como difíciles”.

Artistas de varios estilos de música actuaron en Michfest,

incluyendo música clásica, jazz, folk, hard rock, acústica,

bluegrass y gospel. El Festival creó una producción de

alta tecnología con tres escenarios en un lugar rural al

aire libre. Entre las artistas más destacadas se

encuentran Sarah Bettens, Laura Nyro, Hattie Gossett,

Sweet Honey in the Rock, Tracy Chapman, Holly Near,

Team Dresch, Kathleen Hanna, Tribe 8, Sia y Staceyann

Chin.
La propiedad en la que tuvo lugar Michfest está

actualmente bajo contrato de compra por parte de una

organización sin fines de lucro conocida como We Want

the Land Coalition. La organización tiene la intención de

hacer que la tierra sea accesible para las mujeres que

quieran organizar eventos en ella. Se planeaban eventos

más pequeños para el verano cuando estalló la pandemia.

En 2005, la asistente al Michfest Lisa A. Snyder creó el

Michfest Half-Way Soirée en la ciudad de Nueva York


para apoyar a la comunidad local del Michigan Womyn’s

Music Festival y a las músicas y negocios propiedad de

mujeres. Posteriormente se llevaron a cabo en Chicago

las fiestas a mitad de camino en Chicago, el Área de la

Bahía de San Francisco; Portland, Oregon; Boston; Ann

Arbor, Michigan; Santa Cruz, California; Syracuse, Nueva

York; Long Beach, California; Massachusetts occidental;

Tampa, Florida; Yellow Springs, Ohio y Bellingham,

Washington.

Todos los sucesos narrados en en este artículo, antes,

durante y después del Michfest, tuvieron una influencia

más allá de Michigan o Estados Unidos. Han tenido una

gran influencia en muchos territorios en los que los

argumentos de parte del feminismo anglosajón han

tenido y tienen una gran influencia, como ocurre en

Europa. En el Caribe y Latinoamérica la controversia

sobre la transexualidad siguió y sigue otros derroteros de

los que hablan en muchas de las obras de feministas

autónomas, decoloniales, comunitarias o lesbofeministas.


A partir de 2015, y hasta hoy, la controversia ha

continuado en gran parte en las redes sociales y en los

medios, y tendría que ser objeto de un artículo específico.

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