Miller J. A. para Una Investigación Sobre El Goce Autoerótico

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Se ‘Técnica de Aquiles no podré con la l6gica de la tortuga. Siempre quedara esa infinitesimal diferencia donde se alojaré 1a queja de algunos particulares, Esta publicaci6n responde a estas coordenadas, Daniel Sillitti - Emesto Sinatra - Mauricio Tarrab Buenos Aires, Julio de 1993, 12 PARA UNA INVESTIGACIO! SOBRE EL GOCE AUTO-EROTICO Jacques A. Miller Me encuentro aqui, en posicién de agradecer a aquellos que han tenido a bien responder sin prejuzgar a la invitacion que les leg6 del Campo freudiano y del Departamento de psicoandlisis, porintermedio del GRETA.* Podrfa atenerme a lo ya dicho en esta jomada; y si digo algunas palabras més deberfan ser sometidas a discusién como todo lo que ha sido dicho hasta ahora. El falo en cuestion Es cierto que este momento de cierre no es de ninguna manera un momento de coneluir, que esta clausura no es una conclusi6n, que no es sino una puesta en suspenso, pues esta Jomada nos dejaen suspenso. * Este texto consiste en Ja clausura de las Jomadas del GRETA (1989) - Groupe de Recherche et d’Etudes sur la Toxicomanie et 1Alcoolisme - (“Cloture”; Le toxicomane et ses therapeutes -ANA- LYTICA N° 57 NAVARIN EDITEUR-) Las modificaciones cuentan con la autorizacién del autor. 13 JACQUES ALAIN MILLER Ahora bien. ¢quées lo que permite coneluir, de una manera general? Siempre una articulacién I6gica y esto vale también para la clinica psicoanalitica, en la medida en que ella se articula (si cs freudiana) con las funciones de una categorfa que nos viene indiscutiblemente de Freud -incluso si haesperado a Lacan para ser formalizada-a saber: el falo. Porque el psicoandlisis no s€ relaciona con esa categoria segiin modalidades diversas, Esta categorfa est claramente articulada en Freud, puesto que él distingue, aparte del registro del fin sexual, el del problema sexual, es decir del problema de la castracién en tanto concieme aun saber, un conocimiento (cl término es de Freud) sobre el sexo, Tratandose de ki toxicomanfa, esta categorfa freudiana de falo, ,aparece 0 no operatoria? - Hay allf una dificultad. Su signo es que cominmente, en la curade! toxicémano. se habla del destete ynodelacastraci6n. {Creemos poder cefectuar esta operacién de renuncia a la droga por la palabra, obien el destete de 1a -0 de las- sustancias tGxicas es la condicién, la condi previa a la cura por la palabra? La segunda opci6n es la que nos ha presentado M. Olievenstein. Desde el punto de vista del Campo freudiano gno podemos deciren- efecto, que el recurso a la sustancia (6xica es precisamente utilizado para cerrarle al sujeto cl acceso al problema sexual? Un real que insi: Es cierto que la toxicomania le impone la modestia al psicoanalis Y me parece que la mayor parte de los psicoanalistas que han asi esta Jomada vinieron para aprender de aquellos que mas regular- mente que ellos, han tratado toxicémanos. Si Lacan inyitaba a los psicoanalistas a no retroceder frente a las .s justamente porqucel psicdtico es demandante con respecto alpsicoanalisis. ;Perd loes eLioxicomano? Y silo fuera, gno serfamas bien el analista el que retrocederfa frente a la toxicomanfa? En efecto, 4 PARA UNA INVESTIGACION SOBRE EL GOCE AUTO-EROTICO la toxicomanfa presenta al analista un sintoma sobre el cual los efectos de verdad de la palabra pueden aparecer sin asidero, un sintoma pues, que obliga adesunirlasestructuras de ficciGn de la verdad y un real que siste 0 que insiste Nos queda que la droga da lugar a una autentica experiencia para el sujelo, que no podlrfamos poner en duda, y que incluso ha producido propio vocabulario, sus propiasexpresiones, Noes sinembargo ung, experiencia de lenguaje, sino por el conirano, lo que pemite un cortocircuito sin mediacién, una modificacién de los estados de conciencia, lapercepcidn de sensacionesnuevas, la perturbacién de las ignificaciones vividas del cuerpo y cel mundo. Por otra parte hemos visto con laexposicion de Michel Reynaud, que incluso existe una zona de indiferenciacién, de recubrimiento entre el t6xico y la terapéutica. Ha estudiado casos que podrfamos Hamar verdaderas terapéutico- ‘manfas, cuya referencia podria muy bien ser el pharmakon analizado por Davida, citado por Dugarin y que esté en el centro de la reciente obra de Sylvie Le Poulichet. Esta Jomada ha juntado al toxic6mano y al terapeuta. Ha dado la palabraa los terapeutas, que hablan més gustosamente que los toxics ‘manos; ha reunido a los hombres que estén en ese campo, pues son ellos quienes tienen derecho a la palabra, dado que son ellos quienes autorizan al Campo freu suse por la toxicomanta, El objeto droga Pero a partir de la experiencia analitica, zqué podemos decir de la toxicomanta? Hemox comenzado a verlo hoy: los psicoanalistas sub- rayan que algo obstaculiza la cntrada y el mantenimiento en andlisi del toxicémano. Se trata entonces de un saber negalivo.Mas (. articularlo en algunas preguntas que podrfamosencontrarlaocasién de retomar? La primera de estas preguntas se refiere al término mismo de 15 JACQUES ALAIN MILLER {Jen qué medida es un atributo clinicamente valido del 's aquel cl sujeto de la palabra? Con gusto, habrfa planteado al prof. Bergeret esta pregunta: jes la toxicomanfa una categorfa clinica bien formulada? ;Y en qué sentido? ;C6mo se articula con las estructuras freudianas? ,No habria que distinguirlatoxicomanfacomo categoria clinica y el objeto droga, para retomar una expresién usada aguf-el objeto drogaen tanto puede encontrarse inscripto endiferentes estructuras clinicas, neurosis, psicosis y perversi6n-? Quizds encuentre allf su lugar el dicho de Lacan, recordado por | Bemard Lecocury Hugo Freda: “la droga es lo que permite al sujeto Lescapar 0 romper-su.cai on el pequefio pipt”. | No es una definicién de 1a toxicomania, sino una tentativa de definiciGn de la droga en tanto tal Quiz4s hay que darle todo su valor esta distinci6n, quizds ena experiencia analitica, nos preguntemos ‘menos porla toxicomanfa que por la droga en su relacién concl sujeto. Por eso considero que no esté establecido que la toxicomanfa pueda entrar en tanto tal en el Campo freudiano, sino solamente bajo las especies -puede ser que tocamios all uno de los limites del psicoanali de la pregunta sobre el objeto droga en su relaci6n con el sujeto. Un objeto causa de goce A partir de allf, la droga aparece como un objeto-que concieme menos al sujeto de Ia palabra que-al sujeto-del-goce, en tanto clla pemnite obtener un goce sin pasar por el Ouro, Laexperiencia toxicomanfaca parece hecha en efecto para justificar el uso que hacen algunos de entre nosotros del término goce como distinto del de placer. El placeresta siempre coordinado a lanoci6n de luna ammonfa, de cierto buen uso, incluso de una sabidurfa -asf Michel Foucault pod/ahablardel uso de los placeres-. Ahora bien, hemos visto que hasta la psiquiatrfa soviética, de la que nos ha hablado Claudio Ingerflom, cuando trata de comprender la toxicomantfa, encuentra la paradoja de este curioso hedonismo, de este deseo hipertrofiado de obtener placer. En consecuencia, me parece que la experiencia toxico- 16 manfaca justifica que se introduzca el término de goce para calificar, Jo que eneste caso se situa mas alld del principio de placer, lo que no std ligado a una moderacién de la satisfaccin sino por el contrario, aunexceso, a una exacerbacién de la satisfaccién que contluye con la pulsi6n de muerte . De este modo, la f6rmula de Markos Zafiropoulos “El toxicmano no existe”, se justifica ciertamente si se designa asf, el hecho de que la categoria clinica de la toxicomanta no esté bien formada. Pero, no resulta menos por ello que con el nombre de toxicémano , se designa un sujeto que ha entrado en cierta relaci6n con la droga y que consiente endefinirse cada vez mas, en simplificarse a sf mismo, en esta relacién. con la droga. A partir de que no negamos 1a especificidad de los fenémenos toxicomanfacos, ;desde el punto de vista psicoanalitico, no habria que decir que la-droga se transforma en el verdadero partenaite esencial, \cluso exclusivo del sujeto, un partenaire que le permite hacer un mpasse con respecto al Otro y particularmente con respecto al Otro sexual? A partir de ahi, podrfamos estar tentados de decir que la droga Procura o produce un excedente de goce , un plus de gozar imposible de desconocer bajo su faz. del estado llamado de falta, de falta de goce. En consecuencia podriamos también estar tentados de hacer de 1a droga un objeto a en el sentido de Lacan. Pero estoy totaimente de acuerdo con él Dr. Magoudi en decir que no podemos en ningtin caso hacer de la droga.una causa del deseo, Como méximo podemos hacer deellaunacausade goce, un objeto de lamas imperiosademanda y que tiene en coméin con la pulsi6n anular al Otro -la droga como objeto da ‘acceso a un goce que no pasa por el Otro y en particular por el cuerpo del Otro como sexual. Insubordinacién al servicio sexual En la experiencia analftica, encontramos corrientemente el recurso «11a droga como salida de la angustia, como salida a la angustia frente 0 JACQUES ALAIN MILLER al deseo del Otro, cone fin de apartarse de ello, Decir que con adroga se trata de un goce que no pasa por el Otro, es pues un punto de referencia muy flojo, que habria quizas que ajustar comenzando por ‘oponer este goce con el goce homosexual. que moviliza el cuerpo del ‘oT0, pero con la condicién que sea el mismo, que entonces pasa por el Otro, pero con la condiciGn de reducirlo alo mismo, Agreguemos que esto s6lo vale para 1a homosexwalidad masculina, la que exige que el cuerpo del otro presente un rasgo particular, el de estar en posesién del Grgano. Desde alli podemos hablar de la renegacién de la castracién como principio de perversiGn, pero esto supone que el problema sexual hayasidoplanteado como tal porel sujeto yquelehaya encontrado esta soliicién. Entonces, endrfamos que contrastar primero el goce.que.no pasa por cl Otro y el goce homosexual. Segundo, existe otro tipo de ‘goce que no pasa por el cuerpo del Otro sinofpor el propio cuerpo que se inscribe bajo ta ribrica del autocrotismo) Digamos que es un goce cinigo, que rechaza al Otro, que rehtisa que el goce del cucrpo propio ‘sea metaforizado por el goce del euerpo del Otro = que queda en la istoria, ligado a la figura de Didgenes- que opera ese corto-circuito Hevado a cabo enel acto de lamasturbacign, que precisaménte asegura al sujeto su casamiento con el pequefio pipt. ora yf Por allf, sin duda, el-cinico-contraviene.ta. interdicciGn.querecae sobre el goce y.que ¢s ante todo interdiccién ciel. goce.autoerstico ~al punto que podemos decir que lainterdiccién del incesto como interdic- ciéndel cuerpo de lamadre no hace més que metaforizarlainterdiccién > primordial de! goce autoerético, Pero este goce, que pasa por el goce fflico, es compatible con -e incluso ocasional -mantenimiento del otro imaginario ene fantasma. ‘Asi, vemos quizds desprenderse la especificidad de! goce toxico- mapfaco,que en efecto nopasa parelOup, pero tampoco por el goce fiéligo. ‘ Par ae Entonces, Lacan esté justificado al caracterizarlo ante todo por el hecho que “fomp®el casamicnio con el pequefio pip” -permite no plantear el problema sexual. Por otra parte, un capitulo deberfa ser desarrollado “toxicomanfit y i exige- el 18 PARA UNA INVESTIGACION SOBRE EL GOCE AUTO-FROTICO psicosis”. Philippe Sopena evoe6 a los que han preferido la toxico- manfa ala psicosis. Es cierto que en la toxicomanfa no podemos hablar entanto tal de forelusién, dado que en la psi snhay forclusign dela castraci6n, ésta retoma desde lo real. en particularen la paranoia, al punto que Freud pudo decir que el Edipo esta demostrado en la paranoia. La toxicomania es menos una solucién al problema sexual que la huida ante el hecho de plantearse ese problema. Si quisiéramos encontrar una categorfa donde poner la toxicomanta en frente de la forclusin en 1a psicosis, podrfamos quizds apelar aa insubordinacién, -la insubordinacién dirfa yo, ya que Hugo Freda habl6 del servicio militar-, al servicio sexual. Unplus de goce particular Dando un paso mas que aquel que consiste en problemtizar la toxicomania a partirde la experiencia analitica, podrfamos interrogar- nos sobre lo que la toxicomanfa misma aclara acerca del sujeto de la. palabra. ‘ Nada, en efecto nos objetaria decir que aquellos que no son toxic6- manos (y aquellos que no se entregaron dos veces a esa experiencia, ‘como lo recomienda Olivenstein) no se “dlisparen”, no sean aplastados por la palabra, Es porque existe ur gooe de Ta palabra, al cual estamos enganchados, es precisamente por eso que hacemos tantos coloquios. Lo que llamamos dlstitucién desde entonces serfa tam- bienel destete del goce de la palabra-y el final del andlisis, porquéno, un “desenganche”. Pero evidentemente, [a droga, materializa.o sub s- lantiviza este goce que no es.un placer. este. goce que vale mis que la vida como funcin vital Por otra parte, sien el s un sujoto que juewa su partida en relacién con un saber sobie el sexo, y que la juga [a palabra, por el contratio, el que es llamado quiz4s abusivamente suijeto de la toxicomanta, es un einico extremo. ¥ se comprende que la biologia molecular se va tentada de abordarla toxicomantaanivel del 19 JACQUES ALAIN MILLER Grgano causa, es decir, del cerebro, haciendo un impasse sobre la relaci6n con el Otro -sin duda, la toxicomanfa se presta a esto. Sinembargo, desde el punto de vistade la experiencia analitica, ;no se puede mantener que en la droga, la posiciGn subjetiva esta no obstante implicada? Y allt, estarfa de acuerdo conelimperativo del Dr. Carpentier de una yuelta a la medicina del sentido -siendo todo el problema obtener del sujeto que dé sentido, y en particular sentido sexual, a su dependencia.. Ahora bien, Ia toxicomanfa, lo obstaculi: pues, en.el andlisis, el sujeto espera el objeto, del sujeto supuesto saber -y es lo que establece la transferencia- es decir que el objeto en cuestion, cl plus de gozar se sostiene esencialmente de 1a palabra, mientras que en la toxicomanfa, este plus de gozar est adherido a un producto de la industria, Enel fondo, el analista deberfaser un dealer de la drogade la palabra -esta problematica fue evo por cl Dr, Olivenstein, r Deshacer la identificacién Dejemos de lado el hecho de que en la realidad social, existe Otro de ladroga, al quese le pagay a quien se dirigelademanda, pueseste Otro de la droga, como lo recordaba el Prof. Bergeret, no tiene de ningén modo la solucién del problema. {El acceso al goce de la droga para un ‘Sujeto, no ha estado, siempre trazado por lo que le ha venido de la palabra? En su punto de origen, gla elecci6n de la droga no ha estado siempre condicionada por el significante?. Paraesta pregunta, hay s6lo respuestas particulares, caso por caso. Me parece que la exposicién realmente sensacional de Hugo Freda lo ha demostrado, indicando una salida y que se recort6 con la de Markos Zafiropoulos sobre ese punto: en todos los casos, la posibilidad del andlisis pasa por el esfuerzo de deshacer 1a identificacién bruta al “yo soy toxicémano”. En con- secuencia, desde el punto de vista de la experiencia analitica, todo lo que refuerce esa identificacién esta contraindicado es menester que ‘aparezca para el sujeto no como necesaria sino como contingente. Nohice aquimss que establecer una lista de preguntas, las cuales me 20 PARA UNA INVESTIGACION ‘SOBRE EL GOCE AUTO-EROTICO parece podrfan retomarse en una Jomada préxima para establecer un balance, después que haya transcurrido un cierto tiempo para com- prender. Traducci6n: Eleonora Tomei Correcci6n: Ana Ruth Najles a

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