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Facultad de Ingeniería
Ingeniería Ambiental
Presenta:
4° Semestre “A”
Materia:
Biología
Virus
En 1892, Ivanowsky demostró la existencia de unos organismos infecciosos tan pequeños que
atravesaban filtros de porcelana con poros menores de un micrómetro. Estos microorganismos
son los virus, que ocupan el nivel inferior de organización de los seres vivos. Los virus no son
propiamente células. Se ha discutido si realmente son seres vivos, pues dependen de otras
células para su reproducción, así como para la síntesis de macromoléc ulas y otras muchas
actividades.
Se conocen muchos virus diferentes, desde el tamaño de un ribosoma (30 nm) hasta
100-300 nm. Esencialmente constan de un nucleoide envuelto por una cápsula proteica
(cápside) que lo protege (Fig. 1.14).
El nucleoide es un ácido nucleico que puede ser DNA o RNA, pero nunca ambos. Tanto
en los virus DNA como en los RNA, el ácido nucleico forma una hélice doble o simple, con
disposición lineal o, más rara vez, circular (T abla 1.2). La capacidad del ácido nucleico vírico
es muy variable. Algunos virus, como el del mosaico del tabaco, poseen más de 6000 bases
(unos 2 µm de longitud) en un solo filamento de RNA, que únicamente pueden fabricar tres o
cuatro proteínas diferentes. Otros virus, como el bacteriófago T 4, llegan a tener hasta 200 000
pares de bases (unos 65 µm) de doble helicoide de DNA y pueden producir unas 300 proteínas
diferentes.
Los componentes de la cápsula son proteínas específicas que sólo se producen bajo la
influencia del genoma del virus. Algunos virus tienen una estructura más compleja, como el
bacteriófago T 4, con cabeza (DNA más envuelta proteica), pieza intermedia, cola y fibras
(Paniagua, R. 2007)
caudales. La cola está provista de una placa terminal con la que el virus se fija a la superficie
de la bacteria. En ella hay enzimas que lisan esta superficie para inyectar el ácido nucleico en
la bacteria. El resto del bacteriófago queda fuera (Fig. 1.14).
Los virus penetran también en la célula por vesiculación (endocitosis). La liberación del
virus puede ocurrir al romperse la célula infectada cuando es muy grande el número de virus,
o por exocitosis
La replicación vírica depende del tipo de nucleoide. Los virus DNA (Fig. 1.15) pierden la
cápsula al entrar en la célula, donde el DNA se replica originando muchas copias que formarán
los nucleoides de los descendientes del virus original. Para formar la cápsula de esos
nucleoides, el DNA vírico se transcribe (utilizando las enzimas de la célula) en el RNA
mensajero que codifica la síntesis de las proteínas capsulares. Esta síntesis se realiza también
utilizando enzimas y ribosomas de la célula. El último paso es el montaje de cada cápsula con
su nucleoide y así los nuevos virus quedan finalizados.
Algunos virus RNA replican su RNA a expensas de la célula, pero utilizando como
modelo su propio RNA vírico, ya que carecen de DNA (Fig. 1.16). Éste es el caso del virus de
la gripe y del virus de la estomatitis vesicular, que constituyen un sistema extraordinario en
Biología, pues en ningún otro ser se puede sintetizar RNA a partir de RNA. Ello implica la
inducción de nuevas enzimas, como las capaces de emplear moldes de RNA.
Los ribosomas y otros componentes de la célula se utilizan para las funciones víricas.
Lo primero que hace el RNA vírico es actuar como mensajero y emplear los ribosomas para
fabricar la enzima RNA replicasa y otras proteínas. Esto permite que el RNA vírico forme
múltiples copias de sí mismo, las cuales servirán de modelos para obtener aún más copias de
ese RNA. El RNA vírico actúa también como RNA mensajero para la síntesis de las proteínas
capsulares que se ensamblarán con las múltiples copias obtenidas del RNA.
Otros virus RNA utilizan un mecanismo diferente para su replicación (Fig. 1.17). Son los
retrovirus, que parasitan células animales y pueden ser oncogénicos. Poseen la enzima
transcriptasa inversa, que también penetra en la célula junto con el nucleoide vírico. Esta
enzima permite copiar el RNA vírico, pero no en RNA sino en DNA, el cual se incorpora al DNA
de la célula (transducción del DNA) y se transcribe en múltiples copias de RNA, que formarán
los nucleoides de los nuevos virus. Además, como en el c aso anterior, el RNA vírico actúa
como mensajero para la síntesis de las proteínas capsulares.
(Paniagua, R. 2007)
Hay estructuras constituidas por un ácido nucleico que son aún más simples que los
virus. Se trata de los viroides, que consisten en una molécula desnuda de RNA de entre 240 y
600 nucleótidos (de 80 a 200 nm de longitud) e infectan diversas plantas como patatas,
cocoteros y crisantemos. No se ha demostrado que este RNA codifique proteína alguna.
Cualquier actividad bioquímica en la que esté implicado el viroide requiere las proteínas
enzimáticas celulares. Parece que para la propia duplicación del viroide se utiliza la enzima
RNA polimerasa II de la célula huésped (que normalmente transcribe el DNA celular en RNA
mensajero).
(Paniagua, R. 2007)
Fig. 1.14. Representación esquemática de diversos virus. Los tamaños con los que han sido
dibujados no guardan proporción entre sí.
(Paniagua, R. 2007)
Fig. 1.15. Esquema del
comportamiento de un virus
DNA de doble helicoide.
(Paniagua, R. 2007)
Referencias