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Unidad 7

Subsistemas de las instalaciones solares fotovoltaicas

Introducción

Las instalaciones de energía solar fotovoltaica se pueden clasificar como


instalaciones aisladas o autónomas e instalaciones puestas a red.

Las instalaciones fotovoltaicas aisladas tienen como objetivo asegurar el


suministro eléctrico en instalaciones receptoras no conectadas a ninguna red
de suministro eléctrico. Por el contrario, las puestas a red tienen un objetivo
muy diferente, rentabilizar económicamente la instalación al inyectar en una red
comercial la energía generada.

Ambos tipos de instalaciones tienen su punto inicial en el subsistema de


generación, constituido por los paneles o colectores fotovoltaicos, entregando
corriente continua al resto de la instalación.

Sin embargo, en función del tipo de instalación fotovoltaica, los restantes


componentes serán muy diferentes, estando formados por los siguientes
subsistemas:

· Instalación fotovoltaica aislada o autónoma:

§ Subsistema de Acumulación.
§ Subsistema de regulación.
§ Subsistema de acondicionamiento de potencia.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 1


· Instalación fotovoltaica puesta a red:

§ Subsistema de acondicionamiento de potencia.

Acumuladores electroquímicos

Un acumulador electroquímico, batería, es un dispositivo capaz de almacenar o


entregar carga eléctrica, manteniendo una diferencia de potencial
aproximadamente constante entre sus dos terminales de conexión externos.

Las baterías, tienen como unidad básica de acumulación a la celda


electroquímica.

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En esencia, una celda electroquímica está constituida por:

· Un par de electrodos, formados por material que interviene en las


reacciones electroquímicas y entre los que se establece una diferencia de
potencial capaz de generar corriente eléctrica a través de un circuito
externo.
· El electrolito es la sustancia acuosa que sirve como medio conductor de la
corriente eléctrica entre ambos electrodos, actuando también, en algunos
casos, como elemento reaccionante.

En general, las características eléctricas de una celda individual son


insuficientes para las demandas de las instalaciones, por lo que los
acumuladores electroquímicos contienen varias celdas unidas de forma
conveniente para conseguir una diferencia de potencial y una capacidad de
acumulación adecuadas para su uso práctico.

Capacidad nominal de los acumuladores

Los acumuladores electroquímicos poseen una serie de características que


determinan su funcionamiento y su vida media, siendo la capacidad el principal
parámetro que caracteriza el funcionamiento de un acumulador.

La capacidad de una batería se define como la cantidad de corriente que


puede proporcionar una batería completamente cargada, durante un tiempo
determinado.

Se mide en amperios-hora, A·h, y se interpreta como la cantidad de electricidad


(en A) que puede obtenerse durante una descarga completa del acumulador
plenamente cargado, para un determinado tiempo de descarga (en h). Es decir,
un acumulador de 280 Ah es capaz de suministrar 28 A en 10 horas o 2,8 A en
100 horas. Sin embargo, esto sólo es válido como concepto teórico, pues la
capacidad del acumulador disminuye si el tiempo de descarga es pequeño, y

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por el contrario, si el tiempo de descarga aumenta, la capacidad del
acumulador aumenta.

Para evitar la ambigüedad que acabamos de ver en la interpretación de la


capacidad de las baterías, a estas se las clasifica con un subíndice que indica
el tiempo de descarga al que corresponde la capacidad especificada. De este
modo, una capacidad C15 igual a 60 Ah especifica que durante un tiempo de
15 horas la batería puede proporcionar una corriente de:

60 A × h
=4 A
15 h

En concreto, para baterías de aplicaciones fotovoltaicas, la capacidad se suele


referenciar para un C100, puesto que las instalaciones se suelen dimensionar
para una autonomía de aproximadamente 5 días (120 horas).

La capacidad de una batería no es una magnitud lineal, es decir, para conocer


los amperios que puede entregar durante un tiempo distinto al indicado, no se
puede hacer una simple regla de tres, sino que hay que recurrir a los datos
facilitados por el fabricante.

También es frecuente indicar la corriente de carga (o descarga) de una


batería con el índice I. Así una referencia I50, se interpreta como la intensidad
necesaria para cargar la batería durante 50 horas. Por ejemplo cargar una
batería de capacidad C100 igual a 150 Ah, con una corriente I50, significa que
la corriente de carga vale:

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150 A × h
=3A
50 h

Otras características: Profundidad de descarga, Eficiencia y auto


descarga

La profundidad de descarga (Pdescarga) indica la relación en tanto por ciento


(%) entre los A·h extraídos de la batería (capacidad extraída) y los A·h
máximos que se pueden extraer (capacidad a plena carga).

Por ejemplo, si tenemos un acumulador de 100 A·h y lo sometemos a una


descarga de 20 A·h, esto representa una profundidad de descarga del 20 %
(Pdescarga= 20 %).

Las baterías utilizadas en el arranque de automóviles son de ciclo poco


profundo y con una Pdescarga=15 %, tienen una vida de entre 500 y 1000 ciclos.
Las baterías utilizadas en sistemas solares fotovoltaicas son de ciclo profundo
que soportan grandes descargas, Pdescarga=80 %, proporcionando del orden de
1500 ciclos. Si se tiene una Pdescarga=25 % pueden llegar a dar unos 4000
ciclos.

De manera inversa, se puede definir el estado de carga de una batería


(Ecarga) como la relación porcentual entre los A·h disponibles y los A·h máximos
que se pueden extraer, de modo que:

Ecarga = 100 - Pdescarga

Los acumuladores se dimensionan de tal forma que la profundidad de descarga


sea menor que la que viene especificada en las características, ya que de este
parámetro depende en gran medida la vida útil de la batería. La vida útil de la
batería se especifica como el número de ciclos de carga-descarga que puede
soportar hasta que su capacidad se vea reducida, permanentemente, a un 80
% de su valor nominal, momento en el que los fabricantes suelen recomendar
reemplazar la batería.

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Por otro lado, será el fabricante el responsable de concretar que es un ciclo de
carga-descarga para sus productos, es decir, el proceso de descarga de la
batería desde un 100 % de su capacidad hasta una profundidad determinada.

La eficiencia (o rendimiento) se define como el cociente entre la corriente (o


energía) extraída y la corriente (o energía) necesaria para restablecer el estado
de carga correspondiente.

Los acumuladores de plomo-ácido tienen un rendimiento comprendido entre


0,87 y 0,9, mientras que los de níquel-cadmio suelen tener un valor
aproximadamente de 0,71.

Que la eficiencia de los acumuladores no sea igual a 1 es debido a las pérdidas


por calor que se producen en las reacciones químicas que tienen lugar en los
procesos de carga y descarga de la batería.

La autodescarga se define como la pérdida lenta y continua de su capacidad,


incluso en condiciones de circuito abierto, o sea, cuando no hay ninguna carga
conectada al circuito de la batería. La autodescarga se produce debido a la
reacción química entre los elementos de la batería, depende del tipo de batería
y muy directamente de la temperatura, aumentando con esta.

A 25 °C, el valor de la autodescarga en las baterías suele encontrarse entre el


0,5 % y el 1 % de su capacidad nominal por día.

Influencia de la temperatura

La temperatura es un factor muy a tener en cuenta en los procesos


electroquímicos, por lo que será determinante en el funcionamiento y vida de
un acumulador fotovoltaico.

Los fabricantes especifican la capacidad y la tensión de carga de los


acumuladores para un valor estándar de la temperatura de 25 ºC.

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Los efectos provocados por la temperatura aparecerán cuando esta se desvíe
del valor estándar de 25 ºC, y afectarán principalmente, a la capacidad del
acumulador y a su tensión final de carga.

La capacidad de una batería podrá aumentar o disminuir en función de si está a


una temperatura ambiente por encima de 25 ºC o por debajo, respectivamente.
La capacidad, disminuye un 10 % por cada 10 °C que se reduce su
temperatura, o aumenta un 10 % por cada 10 °C de aumento de temperatura.

Por lo tanto, hay que tener en cuenta que la autodescarga de la batería se


acelera cuando la temperatura es superior a 35-40 ºC, por lo que los
fabricantes recomiendan instalarlas en locales con temperaturas entre 20-25
ºC.

Para un acumulador elemental (vaso) el voltaje de fin de carga debe estar


comprendido entre 2,2 y 2,3 voltios por vaso (acumulador elemental) a 25 ºC.
Así, una batería de 12 V nominales proporciona unos 11 V cuando está
descargada y unos 13 V cuando está totalmente cargada.

En la siguiente gráfica se observa que la tensión de carga del acumulador


disminuye a medida que aumenta la temperatura, o aumenta al disminuir la
temperatura.

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Este comportamiento dará lugar a que:

· Si aumenta la temperatura por encima de 25 ºC, la tensión necesaria


para cargar el acumulador disminuye y por tanto se producirán cargas
excesivas.
· Si disminuye la temperatura por debajo de 25 ºC, la tensión necesaria
para cargar el acumulador aumenta y por tanto se producirán cargas
incompletas.

Por último, es necesario concretar que la temperatura provoca efectos inversos


en la vida de las baterías que en la capacidad de estas. A -25 °C, la capacidad
se reduce en torno a un 50 % y la vida se alarga en un 60 %, mientras que por
cada 10 grados por encima de 25 °C, la vida de la batería se reduce en un 50
%.

Baterías para aplicaciones fotovoltaicas

Desde un punto de vista del funcionamiento, la batería se caracteriza sobre


todo por el número y tipo de ciclos de carga-descarga y su capacidad de
generar corriente eléctrica. Además, aspectos como la robustez, el tamaño, la
manejabilidad y la seguridad, pueden influir en la selección de uno u otro tipo
de acumulador para una aplicación concreta.

Las instalaciones fotovoltaicas tienen una serie de características comunes que


van a determinar el comportamiento de las baterías, siendo instalaciones con
un consumo eléctrico moderado, constante y continuado, con frecuentes ciclos
de carga-descarga y con profundidades de descarga en torno al 50%.

De esta forma, son las llamadas "baterías estacionarias", también


denominadas baterías de ciclo profundo, las que más se ajustan a las
características de la demanda de electricidad de la instalación solar, debido a
su larga vida y a su buen comportamiento en regímenes de carga y descarga
lentas.

Estas baterías las podemos encontrar en formato "monoblock", compactas con


una tensión de salida determinada, y como acumuladores elementales e
independientes, con tensión de salida de 2 voltios, y tensión en vacío (circuito
abierto) de 2,15 V, preparados para asociarse en la configuración serie
paralelo necesarias.

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Las principales ventajas de los acumuladores compuestos por elementos
independientes son la facilidad de sustitución de los mismos en caso de avería,
así como una mayor capacidad para el electrolito, lo que se traduce en la
necesidad de un bajo mantenimiento. Por su parte, los monoblock ocupan muy
poco espacio, se instalan rápidamente y, al mismo tiempo, son muy robustos y
compactos.

Prácticamente el 95% de las baterías utilizadas en instalaciones fotovoltaicas


autónomas son del tipo plomo-ácido (Pb-Ac), ya que este material se adapta
bien a los ciclos frecuentes de carga-descarga, sin una profundidad excesiva,
propios de las instalaciones fotovoltaicas.

Funcionamiento de las baterías estacionarias

El funcionamiento de un acumulador electroquímico está caracterizado por los


ciclos de carga y descarga que sufra a lo largo del tiempo.

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Así, durante la reacción electroquímica que se produce en el interior del
acumulador el ácido sulfúrico reacciona con el agua durante el funcionamiento
de la celda, variando la densidad del electrolito, aumentando durante el
proceso de carga y disminuyendo durante la descarga.

La diferencia de potencial existente en una celda de Plomo-ácido Pb-Ac


depende fuertemente de la densidad del electrolito. El valor de esta diferencia
de potencial variara durante los periodos de carga-descarga, siendo
aproximadamente 2 voltios el valor nominal estimado.

Durante los ciclos de carga, se produce un desgaste progresivo del material


activo del acumulador, especialmente en la placa positiva, disminuyendo su
capacidad.

Por otro lado, si una batería de Plomo-ácido se deja en un estado de descarga


profunda durante un período prolongado de tiempo, se producirá su sulfatación.
El ácido se combinará con plomo procedente de las placas para formar sulfato
de plomo.
Si la batería no se rellena con agua periódicamente, parte de las placas
quedarán expuestas al aire, y el proceso se verá acelerado. El sulfato de plomo
recubre las placas de forma que el electrolito no puede penetrar en ellas. Esto
supone una pérdida irreversible de capacidad en la batería, puesto que incluso
con la adición de agua, no se puede recuperar.

Cuando un acumulador está totalmente cargado, si se sigue suministrando


corriente, se produce un fenómeno denominado “gaseo” del agua del
electrolito, liberándose oxígeno e hidrógeno, provocando una disminución en
el volumen de electrolito que puede dejar al descubierto las placas,
oxidándolas, lo que las vuelve inactivas permanentemente.

El gaseo se puede reducir mediante un control adecuado del proceso de carga


y mediante una reposición del agua del electrolito. Únicamente se debe añadir
a la batería agua destilada.

Las baterías de Plomo-ácido abiertas son las únicas que se rellenan


periódicamente con agua destilada. Las baterías de ácido cerradas, estancas
o sin mantenimiento no necesitan rellenarse, pero tienen un ciclo de vida algo
más corto que las anteriores, puesto que la carga y la descarga electrolizan
una pequeña cantidad de agua (se descompone en oxígeno e hidrógeno) y la
batería, pasado un tiempo, se seca y queda inservible.

Un tipo de baterías de plomo-ácido más desarrollo son las baterías de gel. En


este tipo de baterías, se añaden aditivos al electrolito, lo que reduce la
tendencia a la corrosión y evita la formación de gases. Son baterías sin
mantenimiento, se pueden instalar en cualquier lugar y están selladas para
evitar la salida de ácido.

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Tipos de baterías estacionarias Pb-Ac

Baterías de electrolito líquido: Son baterías que contienen un electrolito en


estado líquido en el que están sumergidos los electrodos.

Este tipo de baterías permiten el rellenado periódico con agua destilada, pues
son abiertas y tienen las placas accesibles. Disponen de unas tapas para tal fin
a la vez que facilitan la evacuación natural del hidrógeno y del oxígeno
liberados durante el gaseo. Esta es la razón por la que estos acumuladores
exigen una ubicación adecuada y señalizada, pues la mezcla oxígeno-
hidrógeno puede llegar a ser explosiva. Su colocación debe ser tal que las
placas estén totalmente sumergidas en el electrolito y los orificios de
evacuación de gases despejados.

Podemos encontrar baterías de electrolito líquido tanto en elementos de 2 V


como en formato monoblock.

La envoltura exterior suele ser transparente, o traslúcida, lo que permite


observar el estado de las celdas y el nivel del electrolito.

Baterías de gel: Son también baterías estacionarias, pero en este caso el


electrolito está gelificado.

Este tipo de batería no precisa mantenimiento y puede funcionar colocada en


cualquier posición puesto que están selladas. Los gases que se producen
durante la carga vuelven a convertirse en agua dentro de la propia batería, lo
que las hace baterías extremadamente limpias y seguras de manejar pues no
hay escapes de ácido. Son baterías que tienen una larga vida útil, una baja
autodescarga y algunas soportan descargas profundas. Como inconveniente,
son muy sensibles a las sobrecargas.

Pueden ser del tipo elemental (módulo) o monobloc con cubierta exterior
opaca.

A Este tipo de baterías también se las conoce como baterías selladas,


herméticas, sin mantenimiento, o de electrolito inmovilizado.

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Baterías de tecnología AGM (Absortion Glass Mat): Son baterías de gel
evolucionadas tecnológicamente para mejorar sus características de capacidad
y entrega de corriente sin apenas disipar calor (tienen una resistencia eléctrica
interna muy baja).

Se conocen también como baterías secas o de electrolito absorbido.

Las podemos encontrar generalmente como monoblocks opacos, bajo una


cubierta sellada, y dispuestas de válvulas de regulación de presión.

Asociación de baterías

Puesto que un acumulador electroquímico elemental está compuesto por una


celda con tensión aproximada de 2 voltios y una capacidad en A·h pequeña, es
insuficiente para afrontar la demanda de una instalación fotovoltaica,
recurriéndose a su asociación con otras celdas.

Para satisfacer los requerimientos de tensión se recurre a la conexión en serie


de las placas de las celdas, de hecho las baterías monoblock con una tensión
típica en bornas de 12 voltios, son en realidad asociaciones de 6 elementos en
serie bajo una misma carcasa exterior.

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Para satisfacer los requerimientos de capacidad la asociación requerida es la
conexión en paralelo de elementos (módulos), que suministran 2 V cada uno.

Al igual que los elementos, las baterías tipo monoblock deben conectarse en
serie y en paralelo para obtener la tensión y la capacidad necesarias.

En las conexiones serie-paralelo se debe hacer entre baterías idénticas entre sí


y en el mismo estado de carga, para evitar desequilibrios y problemas en el
funcionamiento global del subsistema de acumulación.

Subsistema de regulación

Tal y como ya se ha analizado, si los acumuladores electroquímicos sufren


descargas muy profundas o totales y sobrecargas frecuentes aparecerán
fenómenos nocivos permanentes como la sulfatación y el gaseo, que influirán
negativamente en el funcionamiento de la batería disminuyendo su capacidad y
a su tiempo de vida, causando su envejecimiento prematuro.

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De esta manera, en instalaciones fotovoltaicas autónomas con un subsistema
acumulador, los ciclos de carga y descarga de este deben ser controlados y
ajustados a sus características, y para ello, es necesaria la incorporación de un
equipo regulador.

El regulador de carga

El regulador es el dispositivo encargado de controlar los procesos de carga y


descarga de las baterías de modo que los ciclos se mantengan dentro de los
rangos establecidos.

Actualmente, los reguladores de carga permiten cierta programación o


configuración de los parámetros a controlar, como la capacidad de la batería,
umbrales de tensión para iniciar y finalizar la carga, estado de carga, etc,.

A la hora del control, el regulador limitará la sobredescarga, siempre perjudicial,


lanzando una señal de alarma de aviso previa, para posteriormente
desconectar la carga del equipo acumulador si no ha cesado la demanda de
energía. En la mayoría de los reguladores se establece un nivel mínimo de
carga entre el 20% (Pdesc arg a = 80 % ) y el 30% (Pdesc arg a = 70 % ) de la capacidad
nominal de la batería. Cuando se recarga la batería y se alcanza una tensión
mínima, se vuelve a conectar automáticamente la salida del circuito de
utilización.

En cuanto a la sobrecarga, hay que tener en cuenta que una sobrecarga


controlada y periódica resulta beneficiosa para minimizar los problemas de
sulfatación en los electrodos, eliminando el sulfato de estas placas, por lo que
se podrá programar tal evento en el regulador. Ante una sobrecarga accidental

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no prevista el regulador desconecta el sistema generador fotovoltaico de las
baterías, evitando el gaseo del electrolito.

El voltaje de fin de carga debe estar comprendido entre 2,2 y 2,3 voltios por
vaso (acumulador elemental) a 25 ºC.

Tras una desconexión hecha por el regulador, por la descarga de la batería de


acumuladores, la conexión para una nueva carga deberá producirse a un
voltaje superior al que se produjo la desconexión, exactamente:

· Para un vaso (acumulador elemental) debe ser de 0,08 V mayor.


· Para una batería monoblock (12 V) debe ser de 0,5 V mayor.

En los reguladores de más alta gama se permite compensar por temperatura


los umbrales de carga-descarga establecidos, mediante sensores internos y/o
externos.

Los eventos de sobredescarga y sobrecarga, junto con otros estados


importantes, son señalizados mediante led's luminosos y, si se dispone de
ellos, registrados en displays.

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Los reguladores suelen contar con protecciones propias contra:

· Sobretensiones. A la entrada del regulador proveniente de las placas


fotovoltaicas.
· Sobreintensidades. Si aparece una sobreintensidad en el circuito que va del
generador fotovoltaico a la batería, el regulador interrumpe el proceso de
carga. Si la sobrecarga se produce en el circuito que va de la batería al
circuito de utilización, el regulador interrumpe dicho circuito.
· Cortocircuitos. Igual que en el caso de las sobreintensidades pero para
intensidades de cortocircuito.
· Protecciones contra errores de instalación como, por ejemplo, inversión de
polaridad.

Además, permiten la selección del tipo de batería, ya sean de electrolito líquido


o gel y la configuración de la tensión de estos acumuladores, siendo los más
normales 12 V, 24 V o 48 V.

Por otro lado, conviene reflejar que el propio regulador, aunque muy reducido,
tiene un consumo que debe ser aportado por el grupo fotovoltaico generador o
por el subsistema acumulador en horas de ausencia de radiación solar, que
típicamente oscila entre un mínimo 0,1 W para una tensión de sistema de 12 V
y un máximo de unos 1,4 W para 48 V.

Etapas de funcionamiento

Los reguladores basan su funcionamiento en el control por etapas de la carga y


descarga del subsistema de acumulación.

En la actualidad los reguladores tipo PWM (modulación por anchura de


pulsos) realizan su función variando gradualmente la corriente de carga en
función de las condiciones de la batería y sus necesidades de recarga,
originando tres etapas en el control del ciclo de carga-descarga del
acumulador:

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· Fase de carga: Fase de carga rápida inicial, en la que se suministra toda la
corriente generada en los módulos fotovoltaicos a la batería, hasta alcanzar
el punto de tensión final de carga, donde la batería alcanza un nivel de
carga próximo al 95% de su capacidad total. Para baterías de acumuladores
de 12 V el punto de tensión final está prefijada en torno a los 13,5 V. Tras
alcanzar este valor de la tensión cesa la carga.
· Fase de absorción: Consistente en una sobrecarga controlada,
permitiendo el paso de corriente de carga hacia la batería ya cargada
durante un tiempo adicional, con el objetivo de minimizar la posible
sulfatación de los electrodos al producirse el gaseo del electrolito.
· Fase de flotación: Después de la fase de absorción, la autodescarga va
disminuyendo la tensión de la batería hasta que cuando llega a un valor de
unos 13,5 V, el regulador interviene para mantener constante, en la medida
de lo posible, esta tensión, constituyendo la etapa, denominada de flotación.
En esta etapa se inyecta una pequeña corriente de mantenimiento para
compensar el efecto de autodescarga.

La tensión de flotación es la tensión a la que se somete a la batería


cuando no está trabajando para evitar la autodescarga. Para un acumulador
elemental (un módulo) la tensión de flotación es unos 0,2 V superior a la
tensión en vacío, siendo para el caso de un acumulador elemental de
Plomo-ácido del orden de 2,35V.

Si a un acumulador descargado le aplicamos la tensión de flotación


conseguiremos cargarlo completamente pero en un tiempo muy largo. Para
optimizar este proceso se necesita un mayor valor de la tensión, que
complete el proceso de carga en un tiempo relativamente corto no superior
a 3 horas, y que nos asegure un gaseo y homogeneización del electrolito en
todos los elementos de la batería.

Existen reguladores tipo PWM que, además de poder realizar una fase de
absorción como la anterior, permiten fases de sobrecarga adicional,
denominada fase de ecualización, que consiste en aumentar la tensión
máxima de carga de la batería, permitiendo una mayor recuperación de
electrodos sulfatados.

En acumuladores de Plomo-ácido (electrolito líquido), el regulador aplica de


forma automática una fase de ecualización cada vez que transcurren 30 días
sin que se haya realizado una carga profunda, o cada vez que el
microprocesador que controla el regulador determine que sea necesario para
compensar situaciones de descarga excesiva del acumulador. Esta fase de
carga no se realiza en los acumuladores de tipo Gel.

Además, los reguladores pueden contar con un modo noche. Con este modo el
regulador detecta que está anocheciendo, midiendo la tensión procedente de
los módulos fotovoltaicos, y desconecta la entrada que viene de dichos
módulos para evitar la circulación de corriente desde la batería hacia los
módulos fotovoltaicos. Esta función evita la utilización de un diodo de
bloqueo.

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Con reguladores tipo PWM, se consiguen estados de carga promedio cercanos
al 95% y un alto aprovechamiento de la energía procedente del generador
fotovoltaico, a la vez que se aumenta la fiabilidad del subsistema acumulador y
su vida media.

Reguladores tipo serie y tipo paralelo

El regulador controla el estado de carga de la batería de acumuladores


midiendo la tensión en bornes de dicha batería. A partir de la tensión medida se
desarrolla la estrategia de control de la carga, de ahí la importancia de efectuar
una medida correcta evitando las caídas de tensión que se producen en los
cables de conexión entre la batería de acumuladores y el regulador.

La figura anterior representa el esquema de conexiones entre el regulador y la


batería de acumuladores donde se ve que la tensión en el regulador Ur es
menor que la tensión en la batería Ub debido a la caída de tensión Rc·Ic que se

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produce en la resistencia Rc de los cables de conexión, al circular por ellos la
corriente Ic de la carga (consumo de la instalación). Para realizar la medida
correctamente, muchos reguladores disponen de un circuito de medida
independiente, representado en la figura por el voltímetro, que mide la tensión
directamente en bornes de la batería. Como la corriente Iv del circuito de
medida es prácticamente cero, la tensión medida corresponde a la real de la
batería de acumuladores.

Los valores de tensión que se deben utilizar como referencia en los procesos
de carga y descarga de una batería de acumuladores varían sensiblemente con
la temperatura y el tipo de batería. La mayoría de los reguladores disponen de
un sensor interno que mide la temperatura pero esto obliga a colocar el
regulador cerca de la batería. Otros reguladores permiten la conexión de un
sensor de temperatura adosado a la batería de acumuladores.

Los reguladores se pueden clasificar en dos grandes grupos, serie y paralelos,


en función del sistema empleado para la interrupción del paso de corriente
hacia la batería.

En los reguladores tipo serie, esta interrupción consiste en abrir la línea del
circuito que une el generador FV y la batería, mediante la actuación de un relé
situado en serie con estos elementos.

Los reguladores tipo serie cuentan como principal ventaja su pequeña


disipación de energía, lo que permite su uso en sistemas con mucha potencia
(con corrientes superiores a la centena de amperios). Al quedar el sistema en
circuito abierto, el regulador no debe disipar la energía proveniente de los
paneles. Sin embargo, presentan el inconveniente de generar una pequeña
caída de tensión en el relé de conmutación, al estar conectado en serie en el
circuito, lo que conlleva un pequeño consumo adicional.

Los reguladores tipo paralelo, actúan cortocircuitando el generador


fotovoltaico mediante la actuación de un relé situado en paralelo entre éste y la
batería. En estos reguladores, el relé de conmutación al cortocircuitar el
sistema generador soporta a través de él, el paso de la intensidad fotovoltaica
de cortocircuito transformándose en calor la potencia disipada por el efecto
Joule. Es por esto que estos reguladores deben estar dotados de un eficiente
sistema de evacuación de calor. Además deben estar dotados de un diodo de
bloqueo, de modo que no permita la circulación de corriente inversa batería-
panel en los momentos en que la tensión de panel sea inferior a la de batería.

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También este diodo cumple la función de evitar que se cortocircuite la batería
cada vez que se cierra el relé de conmutación.

Los reguladores tipo paralelo, como ventajas, cuentan con la ausencia de caída
de voltaje en el relé de conmutación, al estar este conectado en paralelo, y su
despreciable consumo cuando no está regulando. Además, los reguladores
paralelo tienen un precio inferior respecto a los serie. Su principal
inconveniente, tal y como se ha especificado anteriormente, reside en la
elevada disipación de energía en forma de calor, lo que limita la potencia total
que pueden manejar (se utilizan en sistemas con corrientes inferiores a unos
20 A).

Por otra parte, el regulador paralelo puede funcionar sin necesidad de batería,
actuando como limitador del voltaje ofrecido por el panel, manteniéndolo
constante aunque la irradiancia varíe.

Características y dimensionado de los reguladores

· Tensión nominal (UR). Es la tensión para la que se diseña el regulador, y


por lo tanto determina el valor de la tensión del sistema fotovoltaico.
Además, esta tensión coincide con la tensión nominal del sistema de
acumulación. Los valores más habituales son 12, 24 y 48 V, aunque hay
muchos reguladores que son capaces de trabajar con diferentes tensiones
que se pueden seleccionar de forma manual o automática.

· Intensidad nominal (IR). Es el valor de la intensidad del generador


fotovoltaico que tiene que controlar el regulador. Suele tener el mismo valor
tanto para la entrada del generador fotovoltaico como para la salida hacia el
circuito de utilización. Se selecciona en función de la corriente de
cortocircuito, Icc, del generador fotovoltaico en condiciones estándar de
medida (STC: irradiancia de 1000 W/m2, temperatura del módulo de 25 °C,
incidencia normal de los rayos solares y factor de masa del aire AM 1,5). Se
debe aplicar un factor de seguridad que aumente el valor de la intensidad
en un factor 1,25 para tener en cuenta aquellos días con sol y nubes en los
que la irradiancia puede sobrepasar los 1000 W/m2.

· Tensión máxima en la entrada del regulador. Esta tensión no debe ser


sobrepasada por la tensión de circuito abierto del generador fotovoltaico V0
(límite máximo de tensión generada por los paneles).

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· Corriente de consumo propio del regulador. Puesto que el regulador se
alimenta del propio sistema fotovoltaico, esta intensidad debe de ser
mínima.

Instalación y mantenimiento de los reguladores

El regulador se debe montar en un lugar protegido de la humedad y el polvo y


no debe exponerse a la irradiación directa del sol y a otras fuentes de calor.

El montaje debe realizarse en posición vertical, en una pared y sobre una


superficie no inflamable, manteniendo las distancias recomendadas por el
fabricante alrededor del regulador para permitir la libre circulación de aire
favoreciendo la convección natural.

El regulador de carga debe estar lo más cerca posible de la batería para reducir
al máximo la caída de tensión en los conductores de conexión.

Siempre se conecta primero la batería de acumuladores. Si existe un fusible


externo de protección del circuito de la batería se debe abrir para desconectar
el circuito.

Los cables de conexión de la batería deben marcarse para identificar el positivo


y el negativo. La identificación puede hacerse por el color de la cubierta, roja
para el positivo y negra para el negativo, o utilizando bandas de identificación.

Hay que conectar el cable de conexión del positivo de la batería al positivo del
regulador destinado a la batería y el cable de conexión del negativo de la
batería al negativo del regulador. Finalmente se cierra el circuito reponiendo el
fusible externo si lo hubiere.

En segundo lugar se conecta el generador fotovoltaico, asegurándose antes


siempre que está protegido contra la incidencia de luz.

Como en el caso de la batería de acumuladores se deben identificar lo cables


de conexión siguiendo los mismos criterios para el positivo y el negativo. Hay
que conectar el cable de conexión del positivo del generador fotovoltaico al
positivo del regulador destinado para ello y el cable de conexión del negativo
del generador fotovoltaico al negativo del regulador. Se termina retirando la
cubierta que protege de la luz al generador fotovoltaico.

En tercer lugar se conecta el circuito de utilización. Antes se debe asegurar la


desconexión de los receptores abriendo los dispositivos de protección
generales del circuito de utilización. Al igual que en la batería y el generador
fotovoltaico se deben identificar los cables de conexión positivo y negativo y
conectar correctamente dichos cables.

Los reguladores de carga requieren muy poco mantenimiento y únicamente se


debe realizar una revisión anual para asegurar que no se obstruyen las
entradas de aire de ventilación en los disipadores de calor y que las conexiones
están correctamente realizadas comprobando el apriete de los tornillos.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 21


Subsistema de acondicionamiento de potencia

Los sistemas de generación y acumulación de energía fotovoltaica trabajan con


una tensión continua de valor relativamente bajo, típicamente 12 V, 24 V o 48
V.

En la mayoría de las aplicaciones, estos parámetros no son los adecuados


para el consumo y se hace necesaria la inclusión de un nuevo subsistema,
cuya función es adaptar las características eléctricas de las potencias generada
y consumida.

Cuando los receptores de la instalación fotovoltaicas tengan alimentación en


corriente continua con un valor de tensión diferente a la del sistema, generador
fotovoltaico y baterías, debe utilizarse un elemento que adapte ambos
tensiones, llamado convertidor CC-CC (continua-continua).

Por otro lado, cuando los receptores requieran alimentación en corriente


alterna, se requerirá un convertidor CC-CA (continua-alterna), también
llamado inversor.

El convertidor CC-CC

Un convertidor CC-CC es un dispositivo que modifica el valor de la tensión de


corriente continua de su entrada.

Una situación muy frecuente, en instalaciones fotovoltaicas autónomas, se da


cuando la tensión nominal del sistema y la tensión de consumo de algún
receptor no coinciden, debiéndose utilizar en estos casos un convertidor CC-
CC.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 22


En instalaciones donde el consumo es elevado y las distancias de cableado
entre los distintos elementos son grandes, pueden existir fuertes caídas de
tensión en los conductores a no ser que se instalen con secciones muy
grandes.

Así, resulta muy recomendable elevar la tensión del sistema, por ejemplo a 24
ó 48 V para receptores a 12 V, disminuyendo la intensidad de corriente que
deben soportar los cableados, pudiéndose reducir su sección
considerablemente y, con ella, el coste total de la instalación. Los convertidores
CC-CC que reducen nuevamente la tensión a 12 V, deben colocarse lo más
cerca posible de la instalación receptora.

Cuando se da el caso de que la tensión de CC en la instalación deba ser


mayor que la generada por los paneles se colocará el convertidor cerca del
subsistema acumulador, aunque esta situación es rara en instalaciones
fotovoltaicas.

Un convertidor CC-CC viene especificado por:

· Su tensión nominal de entrada (o rango de tensión de entrada).


· Su tensión nominal de salida (o rango de tensión de salida).
· Su potencia nominal de salida.
· Su eficiencia, dada como porcentaje de pérdida de potencia debida a su
funcionamiento interno.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 23


Supóngase, por ejemplo, un convertidor de 24 a 12 V, con una potencia útil de
150 W y una eficiencia del 0,9. La potencia absorbida por el convertidor será de
167 W dada por la relación:

Putil Putil 150


eficiencia = ® Pabs = = » 167 W
Pabs eficiencia 0,9

La diferencia entre ambas potencias, 17 W, es la potencia perdida por el


funcionamiento del convertidor y se disipa en el dispositivo en forma de calor,
de modo que, cuanto menor sea la eficiencia, mayor será el calentamiento del
convertidor, siendo necesario en muchas ocasiones el uso de radiadores
(disipadores de calor) externos.

Seguidor del punto de máxima potencia

Un seguidor del punto de máxima potencia o seguidor MPP es un adaptador


eléctrico que hace trabajar al generador fotovoltaico en la zona de su curva
característica donde entrega la máxima potencia, independientemente de la
carga conectada al generador.

Ya sabemos que la potencia entregada por un generador fotovoltaico depende


del punto de trabajo sobre su curva característica, existiendo un punto en el
que el generador entrega la máxima potencia. También vimos que el punto de
trabajo depende de la temperatura de la célula fotovoltaica, la irradiancia y la
resistencia eléctrica del circuito conectado al generador fotovoltaico.

Es evidente que las variaciones de la temperatura de la célula fotovoltaica y de


la irradiancia son inevitables al estar a la intemperie, pero la resistencia que ve
el generador fotovoltaico se puede variar a voluntad utilizando un convertidor
CC/CC que va a funcionar como adaptador de resistencias entre el generador y
el resto del circuito del sistema fotovoltaico.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 24


Un seguidor MPP es un convertidor CC/CC que se sitúa entre la salida del
generador fotovoltaico y el resto del sistema que actúa como carga, teniéndose
que:
Ue: tensión a la entrada del seguidor MPP (V).
Us: tensión a la salida del seguidor MPP (V).
Ie: intensidad a la entrada del seguidor MPP (A).
Is: intensidad a la salida del seguidor MPP (A).

En un convertidor CC/CC genérico se cumple que:

Ue Is
d= =
U s Ie

Donde d es la relación de conversión, que el sistema de control del seguidor


MPP puede variar durante el funcionamiento.

En el seguidor MPP, la resistencia de entrada Re del convertidor CC/CC es la


resistencia que ve el generador fotovoltaico y por lo tanto la que fija el punto de
funcionamiento en su curva característica.

Esta resistencia tiene como valor:

Ue
Re =
Ie

y por tanto puede ser determinada conociendo los valores de Ue e Ie.

La resistencia Rs que ve el convertidor CC/CC es la resistencia de la carga,


formada por el resto del sistema fotovoltaico, que tiene como valor:

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 25


Us
Rs =
Is

que también puede ser determinada al conocer los valores de Us e Is.

Se puede demostrar que para la resistencia de entrada Re se tiene también la


expresión:

Re = d 2 × Rs

La expresión anterior demuestra que variando el valor de d se puede adaptar la


resistencia Re que ve el generador fotovoltaico, para que coincida con la que
extrae la máxima potencia de dicho generador.

El sistema de control del seguidor MPP (ver figura anterior) mide


continuamente las intensidades de entrada Ie y de salida Is y las tensiones de
entrada Ue y de salida Us. A partir de esas medidas modifica la relación de
conversión d (variando Is) para conseguir que la tensión Ue y la corriente Ie se
aproximen a los valores de VMP e IMP del generador fotovoltaico,
correspondientes a las condiciones atmosféricas de cada momento. De este
modo, el conjunto paneles-seguidor MPP se comporta como una fuente de
intensidad que inyecta corriente en una red con tensión fija.

En la siguiente figura se representa la curva característica i-u y p-u de un


generador fotovoltaico, donde se puede ver que al aproximarse al punto de
máxima potencia A por la izquierda, los aumentos de tensión producen un
aumento de la potencia, y al alejarse del punto de máxima potencia A por la
derecha, los aumentos de tensión producen una disminución de la potencia.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 26


Los seguidores MPP se incluyen como parte integrante de los inversores para
sistemas fotovoltaicos conectados a la red.

La mayor parte de los reguladores (exceptuando los modelos muy pequeños)


también incluyen seguidores MPP tratando de garantizar que los paneles
operen en el punto de máxima potencia.

El inversor

Un inversor es un dispositivo cuya función principal consiste en convertir la


corriente continua de entrada en corriente alterna de salida junto con una
elevación de la tensión de esta.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 27


Hemos visto que un generador fotovoltaico produce energía eléctrica en forma
de corriente continua que se puede usar para aportar la energía generada a la
red de distribución eléctrica o para alimentar un sistema autónomo.

Si el generador fotovoltaico se quiere utilizar para conectarlo a la red de


distribución eléctrica hay que convertir la corriente continua que genera en
corriente alterna con la tensión y la frecuencia (230 V - monofásica -, 400 V -
trifásica -, 50 Hz) demandadas por las compañías eléctricas.

Si el generador fotovoltaico se quiere utilizar en un sistema autónomo, donde


se pretende utilizar la energía eléctrica producida por el generador en los
receptores eléctricos habituales como lámparas, televisión, etc. se pueden
utilizar aparatos receptores que funcionen con corriente continua. Sin embargo,
este tipo de aparatos suelen ser más caros y más difíciles de encontrar que sus
equivalentes que funcionan con corriente alterna.

Por otro lado, las tensiones habituales (12 V o 24 V) que se utilizan en los
sistemas fotovoltaicos autónomos, limitan su uso a sistemas de poca potencia,
de algunas centenas de vatios, para evitar que las corrientes transportadas
sean elevadas. Por lo tanto, si se quieren utilizar aparatos que funcionan con
corriente alterna o la potencia del sistema es superior a 1 kW, es imprescindible
disponer de algún sistema que convierta la corriente continua en corriente
alterna.

Un inversor es un dispositivo capaz de convertir la corriente continua


producida por el generador fotovoltaico en corriente alterna con los parámetros
adecuados de tensión y frecuencia. Según el destino que se vaya a dar a la
corriente alterna producida, los inversores pueden ser de dos tipos:
· Inversores para sistemas fotovoltaicos autónomos.
· Inversores para sistemas fotovoltaicos conectados a la red.

En España no está permitida la combinación de funcionamiento autónomo y


conexión a la red de un sistema fotovoltaico.

Los inversores para sistemas fotovoltaicos autónomos pueden ir conec-


tados a la salida del regulador de carga (ver la figura siguiente) o en bornes del
acumulador. En este último caso tienen que tolerar el rango de variación de la
tensión de entrada proporcionado por la batería de acumuladores. La mayoría

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 28


son inversores con salida monofásica. Pueden tener funciones de regulación
de carga de la batería (funciones de regulador), y también, cada vez es más
frecuente que dispongan de seguidor MPP.

Los inversores para sistemas fotovoltaicos conectados a la red van co-


nectados directamente al generador fotovoltaico (ver la figura siguiente) y
tienen que soportar el rango de variación de la tensión proporcionada por dicho
generador en todas las condiciones de trabajo. Son inversores con salida mo-
nofásica o trifásica, y es necesario que dispongan de seguidor MPP. Al ir
conectados a la red eléctrica utilizan como referencia de control la intensidad
de la corriente alterna que se suministra a la red.

Cuando la instalación fotovoltaica conectada a red es de


potencia inferior a 5 kW, se suele utilizar un único inversor
monofásico conectado a la red de baja tensión (230 V). Si la
instalación tiene una potencia superior a 5 kW y hasta 100
kW, la conexión a la red debe ser trifásica en baja tensión.
Una configuración habitual es conectar un inversor
monofásico a cada una de las tres fases, quedando la
potencia de la instalación repartida de forma equilibrada
entre todos los inversores, cada uno de los cuales tiene una
salida monofásica de 230 V. En realidad, pueden conectarse
inversores en múltiplos de tres (seis, nueve, etcétera), de
forma que siempre se conecte el mismo número de
inversores en cada fase y la carga quede repartida de forma
uniforme entre ellos.

En líneas generales, el inversor viene especificado por su


tensión nominal de entrada, su potencia nominal, su
eficiencia y el tipo de señal que genera.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 29


Es importante saber distinguir los conceptos de potencia pico de una
instalación y potencia nominal:
· La potencia pico de una instalación (o potencia pico del generador
fotovoltaico) es la suma de las potencias pico individuales de los módulos
fotovoltaicos.
· La potencia nominal de una instalación es la potencia del inversor. Si
existen varios inversores, se trata de la suma de sus potencias.

Características técnicas de un inversor

La característica más importante de un inversor es su rendimiento que se


define como la relación entre la potencia de salida y la potencia de entrada del
inversor. En muchas hojas de características se denomina eficiencia al
rendimiento.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 30


El rendimiento es un indicador de las pérdidas que se producen en un inversor,
y depende de la carga a la que este esté sometido. Hay unas pérdidas
constantes, que son las pérdidas en vacío (consumo propio del inversor), a las
que hay que sumar las pérdidas producidas al circular la corriente, que produce
caídas de tensión en los semiconductores y pérdidas por efecto Joule, estas
últimas debidas a la resistencia eléctrica de los componentes del inversor.

La figura anterior muestra el rendimiento de un inversor para diferentes


regímenes de carga. Se puede ver que el rendimiento del inversor disminuye
cuando trabaja con baja potencia de carga.

El trabajo de un inversor, desde el punto de vista de la potencia que tiene que


convertir, es distinto según se use como autónomo o conectado a la red.
· En los inversores para sistemas autónomos la potencia variable está en la
salida y esta depende de los receptores que se conectan, disponiendo en la
entrada de la potencia máxima proporcionada por el conjunto de la batería
de acumuladores y el generador fotovoltaico.
· En los inversores para sistemas conectados a la red, la potencia de salida
tiene que ser siempre la máxima posible y es la potencia de entrada la
magnitud variable que depende de la irradiancia recibida en el generador
fotovoltaico.

Puesto que la potencia de entrada al inversor es variable al depender de la


irradiancia recibida en el generador fotovoltaico, para los inversores de
sistemas conectados a la red, se utiliza una definición de rendimiento
normalizada, para permitir la comparación de especificaciones entre diferentes
fabricantes, que tiene en cuenta que el generador fotovoltaico trabaja la mayor
parte del tiempo con irradiancias que van de 200 a 800 W/m2 y que el inversor
recibirá una potencia de entrada variable que lo va a hacer trabajar con
diferentes regímenes de carga. Se denomina rendimiento europeo:

ηEUR = 0,03•η5 + 0,06•η10 + 0,13•η20 + 0,1•η30 + 0,48•η50 + 0,2•η100

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 31


donde η5 es el rendimiento con la potencia de salida al 5%, η10 es el
rendimiento con la potencia de salida al 10%, η20 es el rendimiento con la
potencia de salida al 20%, etc.

En la figura anterior también se muestra la dependencia del rendimiento con la


tensión de entrada del inversor. Según la tecnología usada en el inversor para
la modificación del voltaje de entrada, el rendimiento puede aumentar o
disminuir al aumentar la tensión de entrada.

Se denomina capacidad de sobrecarga de un inversor a la capacidad


temporal de este dispositivo para suministrar una potencia varias veces
superior a la nominal durante breves períodos de tiempo, para permitir puntas
de corriente originadas en la instalación.

Por ejemplo, la capacidad de sobrecarga es importante para poder soportar las


demandas de potencia en los arranque de máquinas eléctricas con una
potencia nominal aproximada a la potencia nominal del inversor en una red
aislada, ya que en esta operación pueden llegar a requerir hasta seis veces
más de corriente (en relación a la corriente nominal). Algunos fabricantes
ofrecen datos de sobrecargas, como por ejemplo:

· 200 % de la potencia nominal durante algunos segundos.


· 160 % de la potencia nominal durante un minuto.
· 140 % de la potencia nominal durante tres minutos.

La forma de onda generada es otra característica propia de un inversor,


siendo las dos más usuales la onda senoidal pura (como la de la red) y la que
el fabricante suele denominar onda senoidal modificada, o trapezoidal.

Los inversores de conexión a red necesariamente deben generar una onda


senoidal pura y bajo unas condiciones muy exigentes. Sin embargo, inversores
para instalaciones autónomas, pueden relajar la forma de onda, generando un
tipo de onda trapezoidal, e incluso cuadrada para receptores resistivos.

La onda generada por un inversor va a determinar su tipo, condicionando otras


características del dispositivo, como su rendimiento, coste o aplicaciones.

Otra de las características a valorar en un inversor es el rango de factor de


potencia que puede soportar.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 32


Los aparatos reactivos, ya sean de carácter inductivo o capacitivo, como
motores, lámparas de descarga, etc., se caracterizan por poseer un factor de
potencia inferior a 0,9. Es importante que el fabricante proporcione el rango del
factor de potencia que puede soportar el inversor, es decir, qué tipos de
aparatos puede alimentar.

Dimensionado del inversor

Inversores autónomos

En inversores autónomos los parámetros que se utilizan para realizar el


dimensionado son la tensión nominal de entrada y la potencia nominal.

La tensión nominal de entrada del inversor debe coincidir con la tensión


nominal de la batería de acumuladores (por ejemplo: 12, 24 o 48 V).

Para la potencia nominal del inversor se aplica el criterio de que la suma de


todas las potencias de los receptores que puedan funcionar de forma
simultánea no sobrepase dicha potencia nominal.

Para determinar la potencia nominal del inversor se debe trabajar con los
valores de potencia aparente de los receptores y no con su potencia activa,
puesto que la potencia nominal del inversor se especifica para un factor de
potencia unidad, o sea, su potencia nominal, que viene especificada en W
(potencia activa P), coincide con su potencia aparente (S=P/cosφ).

Normalmente, en todos los receptores resistivos y de alumbrado (estos últimos


están obligados a llevar corregido individualmente su factor de potencia a
prácticamente la unidad) la potencia activa coincide con la aparente, al tener un
factor de potencia unidad. En los receptores que disponen de motores se
puede obtener la intensidad que absorben de sus hojas de datos o de su placa
de características para calcular la potencia aparente.

Si hay algún receptor que necesite una corriente de arranque se debe


comprobar que la potencia máxima durante el tiempo necesario para el
arranque es admisible en el inversor. Normalmente, los receptores eléctricos
domésticos tienen tiempos de arranque muy reducidos, inferiores a 0,5
segundos.

Inversores para conexión a red

En inversores para conexión a red los parámetros que se utilizan para realizar
el dimensionado son:

· Potencia nominal. Debe estar en torno al 80% de la potencia del


generador fotovoltaico. La potencia nominal de los generadores
fotovoltaicos está calculada en condiciones STC (temperatura de célula 25
°C e irradiancia 1000 W/m2 con una masa de aire AM 1,5) que rara vez se

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 33


dan en condiciones reales. Si se calculase el inversor para el 100% de esta
potencia nominal, la mayoría del tiempo el inversor estaría trabajando en
condiciones de baja potencia de salida y con bajo rendimiento. Si se elige el
inversor con una potencia inferior a la potencia del generador fotovoltaico,
trabajará la mayor parte del tiempo en condiciones de alta potencia de
salida y con rendimiento alto. Si se produce una situación de alta irradiancia
y la potencia del generador sobrepasa a la del inversor, su seguidor MPP se
sitúa fuera del punto de máxima potencia para proteger al inversor, sin dejar
de producir energía eléctrica. La pérdida de energía que se produce con
este hecho es mínima comparada con la ventaja de trabajar la mayor parte
del tiempo con un rendimiento alto del inversor.

Por lo tanto, para la elección del inversor, necesitamos conocer la potencia


pico del campo solar (Pp(campo)), en función de la potencia pico de panel,
(Pmáx.(STC)) y el número de paneles Nmáx.:

Pp ( campo) = N máx. × Pmáx.( STC ) × 0,8

· Rango de tensiones de entrada del seguidor MPP (VMPP mín. – VMPP máx.).
Estará comprendido entre los valores máximo y mínimo que puede
suministrar el generador fotovoltaico en el punto de máxima potencia.

- El valor máximo corresponde a la tensión del generador fotovoltaico en


el punto de máxima potencia en condiciones ambientales de
temperatura mínima (invierno), NS·Vmáx.(panel) (NS: número de paneles
conectados en serie). Este valor se puede calcular a partir de las
características del panel (en las condiciones STC) dadas por el
fabricante.
- El valor mínimo corresponde a la tensión del generador fotovoltaico en el
punto de máxima potencia en condiciones ambientales de temperatura
máxima (verano), NS·Vmin.(panel) (NS: número de paneles conectados en
serie). Este valor se puede calcular a partir de las características del
panel (en las condiciones STC) dadas por el fabricante.

NS ×Vmáx. ( panel ) £ VMPP máx.


NS ×Vmin . ( panel ) ³ VMPP min .

· Tensión máxima del inversor (Vinv. máx.). El inversor debe soportar la


tensión máxima que puede producir el generador fotovoltaico. Esta tensión
corresponde con la que produce el generador fotovoltaico en circuito abierto
en invierno con una temperatura mínima.

NS·Vmáx. (panel) ≤ Vinv. máx.

donde NS es el número de paneles en serie.

· Tensión mínima del inversor (Vinv. min.). El inversor debe poder funcionar
correctamente con el valor mínimo de la tensión producida por el generador

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 34


fotovoltaico. Este valor mínimo de la tensión se corresponde con la que
produce el generador fotovoltaico en circuito abierto en verano con una
temperatura máxima.

NS·Vmín. (panel) ≥ Vinv. mín.

donde NS es el número de paneles en serie.

· Intensidad máxima del inversor (Iinv. máx.). El inversor debe soportar la


corriente máxima que puede producir el generador fotovoltaico. Esta
intensidad corresponde con la intensidad de cortocircuito del generador en
verano con una temperatura máxima.

NPserie·Imáx. (panel) ≤ Iinv. máx.

donde NPserie es el número de agrupaciones de paneles en serie (NS)


conectadas en paralelo.

Una vez elegido un inversor comercial, diseñamos la conexión serie-paralelo


del campo solar haciendo uso de las condiciones que se acaban de ver.

En función del rango de tensiones que ofrezca el inversor (Vinv. min. - Vinv. máx.),
o el seguidor MPP si este es más restrictivo, determinamos el número mínimo y
máximo de paneles que podemos conectar en serie. Para ello, realizamos el
siguiente análisis:

1. Número mínimo de paneles en serie. De la condición para la tensión mínima


del inversor:

Vinv. mín.
NS min ×Vmin .( panel ) ³ Vinv . mín. ® NS min ³
Vmin .( panel )

Como el número de paneles NSmín. tiene que ser un valor entero, se elige
el entero superior.

2. Número máximo de paneles en serie. De la condición de la tensión máxima


del inversor:

Vinv. máx.
NS máx ×Vmáx.( panel ) £ Vinv. máx. ® NS máx. £
Vmáx.( panel )

Como el número de paneles NSmáx. tiene que ser un valor entero, se elige
el entero inferior.

En función de los valores obtenidos se concreta el número de paneles en serie


elegido, NS. Generando las siguientes tensiones:

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 35


Vmáx. ( campo) = Vmáx. ( panel ) × NS
Vmín. ( campo) = Vmín. ( panel ) × NS

Ahora ya podemos determinar cuántas agrupaciones de paneles en serie (NS)


podemos conectar en paralelo, NPserie, sin superar el número máximo de
paneles, Nmax, calculado para la superficie disponible en la instalación:

N máx.
NS × NPserie £ N máx. ® NPserie £
NS

Como NPserie tiene que tener un valor entero, se elige el entero inferior.

En función del valor obtenido, puede ser conveniente elegir un número


diferente de paneles en serie, dentro del rango admisible calculado
previamente, con el objetivo de optimizar el número máximo de paneles en la
conexión serie-paralelo (Nmax).

Finalmente, verificamos que la corriente generada en el campo, Icampo, en


función de la intensidad máxima generada por cada panel, Imáx. (panel), está por
debajo de la corriente de entrada máxima que permite el inversor:

I campo = NPserie × I máx. ( panel )

I campo £ I inv . máx.

Si esta Icampo fuese superior a la admitida por el inversor, se debería bajar el


número de agrupaciones de paneles en serie que se han conectado en
paralelo, perdiendo potencia y rentabilidad, o cambiar de inversor y repetir el
proceso de selección.

Conexionado del inversor

Para el conexionado del inversor es imprescindible utilizar los esquemas


proporcionados por el fabricante en el manual de instrucciones.

El inversor dispondrá de dos bornes de entrada de corriente continua para


conectar la batería de acumuladores o el regulador (sistemas fotovoltaicos
autónomos), o el generador fotovoltaico (sistemas fotovoltaicos conectados a la
red). Se debe prestar mucha atención a la polaridad del circuito de corriente
continua. También dispondrá de bornes para la salida de corriente alterna, que
puede ser monofásica (fase y neutro) o trifásica (tres fases y neutro) según la
potencia del inversor.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 36


Tanto en el conexionado del circuito de corriente continua como en el de
alterna, se deben utilizar terminales adecuados para la sección del conductor y
el tipo de borne sobre el que se conecta.

También se deben identificar los extremos de los cables con anillas de


señalización.
· En el caso del circuito de corriente continua se utilizarán cables con cubierta
de color rojo para el positivo y negro para el negativo, si las secciones lo
permiten. En el caso de cables de gran sección, que solo se comercializan
con cubierta de color negro, se recurrirá a anillas o bandas de señalización
que identifiquen de forma inequívoca la polaridad.
· En el circuito de corriente alterna se utilizará cable con cubierta azul para el
neutro y negra para la fase si la salida es monofásica, y marrón y gris, para
el resto de fases si la salida es trifásica.

Configuraciones de los inversores

En la oferta comercial de los inversores podemos encontrar diversas


configuraciones y funciones.

En la configuración básica de un inversor, para una instalación fotovoltaica


autónoma, el inversor se conecta directamente a la batería y alimenta sólo al
consumo en alterna.

Otros inversores incorporan un módulo regulador de carga del subsistema


acumulador, controlando los ciclos de carga-descarga de las baterías. Estos
dispositivos disponen, como no podía ser de otra forma, de bornas de conexión
para el subsistema generador.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 37


En las instalaciones fotovoltaicas puestas a red, cuya única misión es la de
inyectar corriente a la compañía eléctrica generando una rentabilidad
económica, los inversores deben tener una salida senoidal pura y contar con la
lógica electrónica necesaria para el sincronizado con la corriente de la red de
distribución en el punto de conexión.

Dentro de los inversores para puesta a red, existen dispositivos avanzados que
permiten la conexión y control de un subsistema acumulador, e incluso la
conexión de un subsistema generador auxiliar, como por ejemplo un
aerogenerador, dando lugar a los sistemas híbridos, con dos modos de
funcionamiento, autónomo y conectado.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 38


Este tipo de inversores es el más completo y versátil del mercado, sin embargo,
en España, actualmente no está permitida esta combinación entre
funcionamiento autónomo y con conexión a la red.

Unidad 7 – Configuración de instalaciones eléctricas 39

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