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195) y
la Ley de Educació n Nacional (26.206)
¿Compartiendo ADN?
Vanesa Carril, Laura Marrone, Soledad Tejera
EL presente trabajo realiza un estudio comparativo entre la Ley Federal de Educación (LFE) – 1992 y la Ley de
Educación Nacional (LEN)-2006. La primera fue la norma central que expresó la Reforma Educativa de la
década neoliberal en nuestro país. Acompañó la Reforma del Estado propiciada por el gobierno de Menem en
acuerdo con los organismos internacionales. La segunda, sancionada durante el gobierno de Kichner, derogó
la anterior 16 años después. Fue presentada como alternativa para responder al descontento frente a la
crisis del sistema educativo luego de la aplicación de la mencionada Reforma. El presente trabajo sostiene
que la LEN, sin embargo, no significó una ruptura con la Reforma de los 90 y que mantuvo sus líneas centrales.
1. La Ley Federal de Educación: La Reforma del Estado en educación
1.2. Contexto socio- histórico
En la década del 90 se consolida un proceso de reestructuració n del capitalismo, caracterizado principalmente por
un cambio en el modelo de acumulació n, proceso que se inicia en la década del 70, a partir del agotamiento del
modelo de acumulació n fordista. Este nuevo modelo al que se podría denominar de acumulació n flexible tiene entre
sus características principales: el crecimiento de la hegemonía del capital financiero internacional, ante los cuales
los Estados-Nació n pierden poder y soberanía, el crecimiento de un mercado global altamente competitivo y una
revolució n en las tecnologías de la comunicació n y producció n para la que se necesitan cada vez menos cantidad de
mano de obra.
En este marco los Estados- Nació n deben generar condiciones para lograr la competitividad en el mercado global,
que implican apertura comercial y financiera desregulació n econó mica, flexibilizació n de los mercados laborales, lo
que se tradujo en un aumento de la desocupació n y precarizació n laboral.
En nuestro país, condicionado por la deuda externa, los organismos de crédito internacional tuvieron un importante
papel ejerciendo presió n para la aplicació n de las políticas neoliberales durante esta década. Las mismas implicaron
un cambio en el papel del estado que, lejos de achicarse o reducirse, tuvieron un rol activo en el direccionamiento
macro político y econó mico. Los principales lineamientos de estas políticas fueron el ajuste fiscal, las privatizaciones
de servicios pú blicos, la desregulació n econó mica, la acentuació n de una política fiscal regresiva, entre otras
medidas.
Por otro lado, estas políticas neoliberales se combinaron con tendencias neoconservadoras en lo político,
reduciéndose la democracia só lo a un aspecto formal, sin participació n real de los diversos actores sociales, y el
ejercicio de la ciudadanía se reduce al acto electoral. Así, el Estado no só lo sienta las bases institucionales para el
funcionamiento del mercado, sino que pasa a ser instrumental a éste. Asimismo, se transfieren ló gicas mercantiles al
interior del estado, que es satanizado como ineficiente, mientras el mercado es exaltado como símbolo de la eficacia
y racionalidad. En Argentina la década de los 90 fue gobernada mediante dos presidencias por el presidente Dr.
Carlos Saú l Menem.
1.2 La Reforma educativa, entre el ajuste y la gobernabilidad
La Reforma del Estado impulsada por los organismos internacionales se expresó en educació n en la llamada
Reforma Educativa consistente en un paquete de leyes y medidas. En el añ o 1992 se sancionó la Ley de
Transferencia (Nº 24.049) por la cual se transfirieron las escuelas preprimarias, medias y terciarias de la nació n a
provincia (la primaria y escuelas de adultos ya habían sido transferidas en 1978 durante la ú ltima dictadura
militar Argentina).
La transferencia de establecimientos educativos fue una política de los organismos internacionales que obedecía a
una doble ló gica. Por un lado financiera y por otro política. La ló gica financiera tuvo un discurso expreso. A fin de
que Argentina garantizara el pago de la deuda externa, la firma del Plan Brady con el FMI en el añ o 91, exigía la
reducció n de gastos mediante la transferencia de servicios educativos y de salud a las provincias. Desde la
segunda, se pretendía desarticular las luchas docentes de la década anterior en el mundo y en nuestro país que
habían puesto en evidencia la inconveniencia para el mantenimiento de la gobernabilidad, de sostener la
centralidad nacional de los sistemas educativos. Los reclamos docentes y estudiantiles por má s presupuesto,
salarios, etc., se traducían en enfrentamientos directamente políticos contra los estados nacionales. La
descentralizació n aparecía así como una forma de descomprimir estos enfrentamientos.[1]
Los gobiernos provinciales debieron afrontar una difícil situació n ya que carecían de fondos suficientes para
sostener los niveles educativos transferidos llegá ndose a casos donde no pagaban los sueldos hasta 5 meses y los
días de sin clase por los reclamos salariales llegaron a ser de hasta 100 días al añ o. Para responder a esta nueva
situació n, hubo también una reorganizació n del financiamiento educativo a través de la Ley de coparticipación
federal.
La coparticipació n federal de los recursos nacionales establece que existe una masa no coparticipable y otra
coparticipable, por la cual se realiza una distribució n primaria: se destina 40% para el gobierno nacional y 60%
para los gobiernos provinciales. Luego se realiza una distribució n secundaria, es decir, se dividen los ingresos por
cada provincia.
Pero los fondos coparticipables no compensaron los gastos que supuso la transferencia. Se pasó de una relació n de
inversió n del presupuesto consolidado nacional del 34.5% de Nació n y 65,5% en las provincias durante el 88 a
17,3% y 82,7% respectivamente en el 2002.[2]
Esto condujo a una brutal desigualdad educativa con provincias que oscilaban de 1 a 4 en su nivel de gastos por
alumnos: 688$ por alumno en Salta contra 2799$ en Santa Cruz para el promedio del período 94-2000. Si bien esta
relació n es menor si se atiende a la diferencia de costo de vida entre estas provincias, la comparació n entre Capital
Federal y provincia de Bs As que tienen un costo de vida similar resultan elocuentes: 1527 $ contra $ 926 por
alumno respectivamente para el mismo período.[3]
1.3 Lo estatal y lo privado en un pie de igualdad
La Ley Federal de Educació n (LFE) establece que el sistema nacional de educació n está constituido tanto por las
instituciones particulares como por las estatales siendo la ú nica diferencia la gestió n[4]. Las escuelas privadas tienen
derecho a formular planes y programas de estudio, otorgar títulos reconocidos (Artículo 36 inc. a) y a recibir aportes
monetarios provenientes de fondos pú blicos (Artículo 37) y se establece el derecho de libertad de enseñ anza
(Artículo 5 inc. e). Así, queda definido un rol subsidiario del Estado.
Señ alemos que ésta es la primera ley que legisla al sistema educativo nacional en su integridad, en todos los niveles
del sistema, por lo que su reconocimiento en un pie de igualdad de la educació n privada y estatal resulta altamente
significativo. Cabe destacar que la hasta entonces ú nica ley reconocida como inspiradora del sistema, la ley 1420 de
1884 referida a la educació n primaria, hablaba de escuelas pú blicas por un lado y particulares por otro, en sus
artículos 4 y 5. Tal definició n no se reducía a una cuestió n de gestió n sino a un tipo de escuela y de educació n. Y esa
escuela pú blica tenía una gestió n oficial. Lo pú blico supone una matrícula sin restricciones, abierta a todos, y por
ende gratuita. La LFE en cambio borra el término. Lo pú blico no existe en su texto. El sistema es uno só lo con dos
tipos de gestiones diferentes, la estatal y la privada.
Si bien en los hechos durante el gobierno de Peró n en 1947 la ley de Educació n particular Nº 13.047 ya había
avanzado en el reconocimiento de la educació n privada mediante la instauració n del régimen de subsidios a las
mismas[5], lo establece como aspecto marginal al sistema y con el fin de garantizar el derecho de los trabajadores de
la educació n a recibir su salario. La LFE la relegitimó dejando expresa menció n de la existencia de las mismas,
incluyendo su derecho a recibir subsidios y estableciendo su razó n a partir del derecho de los padres a elegir la
institució n educativa para sus hijos. (Artículo 44 inc. C)
La LFE fue punto de apoyo para una avanzada de las escuelas privadas. El estado pasó de destinar $ 0,47 por alumno
privado en relació n a un alumno del estado durante el añ o 1994 a $ 0,59 en el 2000, un incremento real de 30%.[6]
Este sistema de subsidios puede ser considerado una avanzada del má s reciente sistema de bauchers o charters
(subsidios por alumno a la matrícula de las escuelas privadas, entre otras modalidades de financiamiento de la
“demanda”) que en las ú ltimas décadas los organismos internacionales han promocionado en los países centrales y
se está n aplicando en Chile y Colombia, entre otros. En EEUU y en estos países no existía el subsidio a la educació n
privada que ya teníamos desde hace 50 añ os.
1.4 Sobre el tipo de educación, estructura y gobierno
La LFE se estructura alrededor de los conceptos de calidad, eficiencia y equidad. La calidad es entendida como el
rendimiento o resultado obtenidos por los alumnos en torno a una serie de denominados conocimientos
socialmente vá lidos que son medidos por sistemas de evaluació n de los resultados a los que quedan reducidos los
aprendizajes.
A su vez, el concepto de eficiencia se relaciona a un uso apropiado de los insumos para la obtenció n de resultados
educativos. La equidad se reduce a las políticas focalizadas hacia sectores má s desfavorecidos en base a criterios
meritocrá ticos. Este concepto está en estrecha relació n con el abandono de criterios universales y la concepció n que
de esta ley que considera a la educació n como un bien social y no como derecho. De esta manera se deja abierta la
posibilidad de su comercializació n y trato en base a criterios comerciales, como no debería suceder en su cará cter de
derecho. Se pasa a una ló gica pro-mercado donde la educació n es puesta en un lugar de “compra y venta”, tal como
es planteado por una ló gica mercantilista en lugar de ser concebido como “derecho”.
A nivel del Estado Nacional existe una tendencia de concebir al estado nacional no como “docente” sino “evaluador”.
Desde la transferencia el estado nacional no tiene escuelas a su cargo, ni es responsable de la provisió n de “los
servicios educativos”, ni de la gestió n directa de las instituciones educativas, pero tiene un rol protagó nico en la
definició n de las políticas educativas. Entonces podemos decir que el Estado má s que “achicarse” ha redefinido su
rol. La forma de distribució n del financiamiento y la evaluació n le permiten ejercer el control político del sistema.
Mediante el Consejo Federal de Cultura y Educació n toma una de las tareas má s importantes, el dictado de los
contenidos bá sicos comunes- CBC-. La LFE establece tres niveles de especificació n curricular (Arts, 53 y 59) a saber:
Nivel Nacional: se establecen los Contenidos Bá sicos Comunes (CBC) que deben ser abiertos
Nivel Provincial: se elaboran los diseñ os curriculares provinciales, que contextualiza los CBC de acuerdo a
la realidad regional.
Nivel Institucional: comprende la elaboració n de los Proyectos Educativos Institucionales (PEI), que deben
tomar y enriquecer lo establecido a nivel nacional y provincial.
Si bien no prescribe de forma directa los contenidos curriculares de ningú n nivel educativo, regula los mecanismos
por los cuales éstos se van a definir.
Por otro lado, establece un cambio en la estructura del sistema y se expande el período de escolaridad obligatoria
(Art. 10). Esta queda conformada por:
Educació n Inicial: de tres a cinco añ os, siendo el ú ltimo obligatorio.
Educació n General Bá sica: de 9 añ os obligatorios, organizada en ciclos.
Educació n Polimodal: de tres añ os de educació n como mínimo.
Educació n Superior: comprende universitaria y no-universitaria
Educació n Cuaternaria.
Por otro lado, en el Consejo Econó mico Social incluye a organizaciones de trabajadores que no quedan reducidos a la
CGT como en la Ley Federal, a la vez que tiene en cuenta otros actores como organizaciones no gubernamentales y
organizaciones socio productivas de reconocida trayectoria internacional. Otra diferencia con respecto a la LFE es
que la LEN prescribe cuales será n las funciones para cada ó rgano, que tipo de propuestas podrá n hacer y en que
discusiones participar
2.6 Sobre los actores:
A partir de la propuesta del Ministerio de cultura y Educació n de la Nació n de debatir el proyecto de ley, los
diversos actores de la sociedad expresaron sus opiniones sobre diferentes temas: el papel o rol que debería cumplir
el Estado, los fines que debería tener la educació n, la concepció n de educació n, entre otras.
Un actor que participó de este debate fue el Consejo Superior de Educació n Cató lica -CONSUDEC-, para quien la
familia es el agente primario de la educació n, teniendo derecho a una libre elecció n del tipo de educació n recibida,
má s acorde a sus convicciones filosó ficas, éticas o religiosas. Desde este punto de vista, para que este principio de
libre elecció n sea respetado es necesario, por un lado, el aporte estatal a los establecimientos de gestió n privada y,
por otro, un régimen laboral especial para los docentes de estos establecimientos.
Postula que la educació n es un hecho individual y personal, cuyo fin es el desarrollo integral de los sujetos
incluyendo las dimensiones individuales, física, político-sociales, culturales, estéticas éticas, espirituales y religiosas,
para llevar a cabo su proyecto de vida. Por eso la definició n del cará cter integral de la educació n en la LEN satisfizo a
la iglesia. (Art. 8)
Por otro lado, podemos considerar el Aporte Empresarial al Documento Oficial titulado “Bases para una Nueva
Ley de Educació n Nacional” realizado por la Asociació n de Bancos Privados de Capital Argentino, la Bolsa de
Comercio de Buenos Aires, la Cá mara Argentina de Comercio , la Cá mara Argentina de la Construcció n, la Sociedad
Rural Argentina, la Asociació n Empresaria Argentina y la Unió n Industrial Argentina, considerando lineamientos
para la Ley de Educació n Nacional y al mismo tiempo realizando aportes desde su postura a la misma.
El documento define la educació n como bien social y de responsabilidad comú n, se define a la familia como agente
natural y primario de la educació n y al Estado Nacional como responsable principal. En materia de fines de la
educació n reclamó , al igual que el CONSUDEC, la formació n integral y permanente del hombre y la mujer en las
dimensiones cultural, social, estética, ética y religiosa, reivindicando lo establecido ya en la LFE.
Ademá s se fija como principio de política educativa la libertad de enseñ ar y aprender, la participació n de la familia,
la comunidad, las asociaciones docentes legalmente reconocidas y las organizaciones sociales, etc. Se establecen
como integrantes del sistema educativo los servicios educativos de las jurisdicciones nacional, provincial y
municipal, incluyendo los de las entidades de gestió n privada reconocidas.
Considera que se debe avanzar en un sistema centrado en las escuelas, a partir de darles a éstas una mayor
autonomía y de la obligatoriedad de formular y desarrollar un Proyecto Educativo Institucional y de informar a los
padres, al menos dos veces por añ o los logros y problemas encontrados en su desarrollo y los medios para lograr
una mejora continua. Ademá s se considera necesario ampliar la participació n de la comunidad educativa a través de
la creació n de Consejos de Escuelas integrado por padres de alumnos y otros miembros de la comunidad que
supervisen el acuerdo entre el funcionamiento de las escuelas y lo establecido en las leyes en cuanto a inclusió n
social, infraestructura, calidad de aprendizajes, sin embargo señ ala que estos no deben interferir en la gestió n
pedagó gica de las escuelas.
Ademá s considera de suma importancia las evaluaciones nacionales e internacionales de la calidad de los
aprendizajes. Destacan la articulació n de la escuela y trabajo, consideran que es necesario, entonces, diseñ ar una
nueva escuela media, en la que la capacitació n para el trabajo y la efectiva adquisició n de competencias laborales
sean ejes centrales. Para ello, este nivel debe estructurarse de modo tal que todos los estudiantes accedan a
competencias laborales específicas. El primer paso es desarrollar un modelo factible de TTPs, cuyas limitaciones de
carga horaria hasta hoy podrá n superarse en el marco de la extensió n de la doble jornada, sumado a esto seria
importante establecer pasantías y prá cticas laborales.
En palabras de este actor, proponen una nueva carrera docente, formació n docente, reclamando que el Instituto de
Formació n Docente Inicial y Continua, no sea de naturaleza “partidaria”, y que sea “representativo de distintas
tendencias de pensamiento”. También reclama revisar los criterios de designació n de docentes y directivos.
Al mismo tiempo de estos actores, participó del debate la Confederació n de Trabajadores de la Educació n Repú blica
Argentina,CTERA. Desde su discurso establece que el Estado tiene una responsabilidad indelegable en materia
educativa, aunque no cuestiona la existencia de diferentes tipos de gestió n, como lo establece la LEN ya vista
(privada, estatal, social, cooperativa). No cuestiona el sistema de subsidios a las escuelas privadas. Sostiene su
validez para aquellos que cumplan “funció n social”.
Su propuesta para la cuestió n del financiamiento es que el Estado Nacional ayude a las provincias pobres mediante
su aporte financiero. Pero su propuesta no cuestiona la desigualdad que dejó instalada la Ley de Transferencia. La
Ley de Financiamiento que defendió , es un mecanismo compensatorio de las desigualdades má s grandes, sobre la
base de establecer un “piso” nacional.
Propone cambiar la ló gica de la evaluació n educativa, concebida en la actualidad desde una visió n mercantilista que
busca clasificar a personas e instituciones segú n un orden de mercado, generando un “ranking” de escuelas,
favoreciendo los mecanismos de financiamiento a la demanda y minimizando el derecho de la educació n a la
libertad de elecció n (derecho propio de relaciones mercantiles).
Propone que ésta sea un proceso intrínseco de las escuelas, no realizado por los tecnó cratas sino por la comunidad
educativa, siendo objeto de esta evaluació n el sistema escolar en conjunto y no las instituciones educativas.
Proponen mecanismos má s democrá ticos y participativos para la planificació n y formulació n de estrategias
pedagó gicas como para la evaluació n del sistema escolar, rompiendo con la ló gica vertical del sistema.
Para CTERA la educació n es, ante todo, un hecho social y debe tener un fin emancipador, que sirva para comprender
el orden injusto en el que vivimos, naturalizado por las clases dominantes, para modificarlo. Desde esta visió n, el
modelo de desarrollo no depende de la educació n, sino de políticas estructurales, pero esta debería contribuir a su
comprensió n para la transformació n. Así la educació n debe tener como fin la formació n de una ciudadanía donde los
actores tengan una participació n social plena. En el marco de este discurso, sin embargo CTERA aprobó y defendió
la LEN.
Desde los sindicatos docentes opositores a la conducció n de CTERA, nucleados en el Congreso de Educació n[16], la
postura fue, en cambio de rechazo la LEN por considerar que no rompía con la ló gica de fragmentació n y
desigualdad educativa que habría instalado la reforma neoliberal de los 90. El Manifiesto de convocatoria,
documentos de discusió n y conclusiones señ alaron las líneas de continuidad entre la LFE y el proyecto que culminó
con la sanció n de la LEN: la vigencia de desigualdad en la inversió n entre provincias al mantenerse la herencia de la
Transferencia, la privatizació n-fragmentació n a través de las diferentes tipos de escuelas, los subsidios a las escuelas
privadas, la privatizació n del conocimiento y condicionamiento a las imposiciones de las empresas privadas al
permitirse el financiamiento directo de empresas a determinadas cá tedras universitarias, rama técnica y otras, la
falta de democratizació n de las formas de gobierno educativo, la mayor centralidad y control político del estado y de
las exigencias empresarias al establecerse mecanismos y formas de evaluació n externas y el disciplinamiento a las
exigencias de los organismos internacionales.
Respecto a los fines de la educació n planteó la necesidad de “promover la educació n como prá ctica de la libertad,
para la formació n de seres humanos autó nomos, capaces de contribuir a un proyecto colectivo de transformació n de
la sociedad para cambiar las condiciones econó micas, políticas, sociales y culturales que sostengan formas de
explotació n o exclusió n provocadas por las relaciones sociales capitalistas así como cualquier forma de opresió n de
género, nacionalidad o religió n.” [17]
La sanció n definitiva de la ley logró el consenso de casi todos los actores mencionados, con excepció n de las
entidades docentes nucleadas en el Congreso de Educació n mencionado.
4 Conclusión
El aná lisis comparativo de la LFE y la LEN nos llevó a la conclusió n de que esta ú ltima se enmarca en la Reforma
Educativa iniciada una década atrá s, de la cual la LFE fue su expresió n legislativa má s destacada. Lo hace
asentá ndose en los cambios estructurales que había establecido la LFE y realizando cambios y ajustes sobre algunos
aspectos donde evidenció má s vulnerabilidad.
Esta continuidad, sin embargo, no aparece a simple vista ya que la ley está imbuida de un discurso que en
apariencia satisface las demandas de los diferentes actores, lo que le ha permitido revitalizar la propia reforma en
curso. Esto se puede observar en el texto de la ley donde se incluyen principios diversos y hasta contradictorios
como definir en un mismo artículo al Estado como responsable principal de las acciones educativas y a la familia
como agente principal.
Los cambios estructurales referidos son los que establecieron que la educació n es responsabilidad efectiva y directa
de los estados provinciales mientras que el Estado Nacional define las políticas educativas, controla su
implementació n y evalú a sus resultados. La Ley de Financiamiento, sobre la que se asienta la LEN, estableció los
lineamientos centrales de ajustes a la “transferencia” para generar mecanismos de ayuda financiera a las provincias
má s pobres y al mismo tiempo de mayor control sobre los estados provinciales. Pero no dejó de ser una ley
compensatoria y no de garantía de derecho igualitario para todo ciudadano o ciudadana del país cualquiera sea su
lugar de nacimiento.
La LEN avanza aú n má s en el diseñ o de autonomizació n del sistema escolar de modo de satisfacer “la libertad de
elecció n” que se hizo carne en las políticas educativas de los 90 de la mano del neoliberalismo de los Friedman y
Hayeck en economía.
Por eso la palabra educació n pú blica desapareció en los textos de las dos leyes. En cambio se habla de gestiones
diversas. Mientras la Ley 1420 de Educació n primaria, cuyo diseñ o impregnó nuestro sistema educativo durante
casi un siglo, señ ala con precisió n (Artículos 4 y 5) la distinció n entre escuelas pú blicas y particulares o privadas, las
nuevas leyes hacen desaparecer el término[18]. En cambio, ambas hablan de un só lo sistema educativo con gestiones
diferentes: estatal y privada. La segunda avanza aú n má s incorporando las gestiones sociales y cooperativas. La
desaparició n del término no es semá ntica. Obedece a la política que impusieron las reformas de los 90 que alentó la
“comunitarizació n” de las escuelas. Esto trajo aparejado un fortalecimiento creciente de los sectores privados en
educació n y alentó la demanda creciente por subsidios a emprendimientos sectoriales en educació n.
La estructura de niveles diferenciada por provincias que ha traído verdaderos problemas de segmentació n
interprovincial no se ha resuelta quedando abierta su consideració n a futuro. Esta situació n se mantiene en el marco
de un discurso en el que unos de sus ejes principales es la unidad nacional. Sin embargo, como ya se mencionó , esto
no llevó a modificar las políticas que acentuaron la desigualdad inter-jurisdiccional como la transferencia. Por el
contrario, se pretende lograr esta unidad a partir de un proceso de centralizació n de las decisiones en el Estado
Nacional, que son implementadas por las jurisdicciones. De esta manera continua la ló gica de separació n entre lo
técnico y lo político operada durante los 90s.
Segú n esto, las políticas se definen desde un centro, en este caso el Ministerio Nacional, presentadas como las má s
ló gicas, legitimadas por un conocimiento técnico. A su vez, son gestionadas, por las provincias, que deben resolver
los conflictos generados por esta implementació n, gestió n con la que se identifica lo político (Terigi; 2005) Ademá s,
en este proceso se observa lo que creemos que es otra característica de la LEN: la contradicció n o no
correspondencia entre su discurso y lo que efectivamente dispone o establece.
Otro ajuste refiere a la cuestió n del gobierno de la educació n. La nueva ley se presenta como nacional en contraste
con la anterior, federal. Este cambio se evidencia en el cará cter vinculante que se pretende dar a las resoluciones del
Consejo Federal así como al cará cter nacional de la Formació n Docente. Estas medidas se suman al cará cter
contradictoriamente centralista que ya tenía la LFE donde el Estado Nacional oficia de agente controlador de las
acciones educativas de las provincias y evaluador de sus resultados.
En cuanto al sentido mismo de la Educació n, tanto la Ley Federal de la Educació n como la Ley de Educació n Nacional
dan importancia a la formació n para alcanzar un alto nivel de productividad. Este tipo de formació n en un país como
el nuestro, con una economía organizada en funció n del mercado, condiciona las trayectorias escolares, el fracaso, la
exclusió n, como así también la “inclusió n excluyente” y atiende a demandas sectoriales y no sociales.
La Reforma planteaba también la necesidad de modificar la carrera docente. Este aspecto ha quedado suspendido
debido a la fuerte resistencia de los sindicatos docentes a la pérdida de lo que denominan conquistas del Estatuto
Docente. Sin embargo, forma parte de lo que los organismos de gobierno e internacionales llaman “la agenda
pendiente de la Reforma”.
Digamos pues, los cambios han ido en el sentido de garantizar la mejor gobernabilidad de la Reforma en curso.
Bs. As. 2008
Bibliografía: http://www.docentesdeizquierda.com.ar/analisis_ley.htm