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el malpensante • lecturas paradójicas • diciembre 2021

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lecturas paradójicas 236 diciembre 2021 | www.elmalpensante.com
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SUMario el malpensante nº 236 • diciembre de 2021
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[8] El sueño de la razón [22] el ruido y las nueces


Hace más de veinte años, Los siete saberes necesarios Demasiado folclor en muy poco tiempo
para la educación del futuro, del filósofo y sociólo- En 2021 se conmemoran seis décadas del lanzamiento
go francés Edgar Morin, fue leído como un texto de Farándula, la primera película musical producida en
que auscultaba con lucidez el horizonte del nuevo Colombia. Un filme de hechura accidentada, cinturón
milenio. El futuro llegó y los dilemas –qué impre- apretado y críticas vilipendiosas.
sión– son aún mayores. Dados los últimos eventos una columna musical de jaime andrés
pospandémicos, acá se desempolvan con urgencia monsalve
las propuestas del libro.
por juan villoro
[26] La muerte les habla mal de mí a los vecinos [50] de cierta manera: historia y matices
Parecía que, después de tantos años burlándose de Con la misma moneda
la Parca, Jaime Jaramillo Escobar escaparía de su Gracias a sus propias acuñaciones, la insurgencia
guadaña por otro tiempo. Este año ella no le quiso criolla de la Cartagena decimonónica se podía palpar
permitir más la guachafita. Acá una breve nota para literalmente con los dedos. Con el tiempo, las autori-
despedir al poeta cuya rebeldía radicó en ser el único dades republicanas pedirían borrar toda huella metáli-
bien portado entre la díscola cofradía nadaísta que lo ca, ignorando que la eventual escasez de numerario
rodeaba. implicaría medidas desesperadas, incluso heréticas.
por joaquín mattos omar una columna de javier ortiz cassiani

[32] Solo cinco palabras [54] especial de ficción


Siete breves relatos que narran el peculiar origen de Dos patos, dos gansos y tres dioses
varios emprendimientos de antaño –desde mensajería un cuento de luis alberto restrepo moreno
con palomas hasta la creación de la harina precocida–
y que ilustran la historia de esa piedra angular de la Plantígrada: bajo el cielo del páramo
economía mundial que es la empresa. un cuento de ana carolina pereira
por ibsen martínez
La fe en la escritura
un cuento de beatriz dávila reyes

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Hace más de veinte años, Los siete saberes necesarios
para la educación del futuro, del filósofo y sociólogo
francés Edgar Morin, fue leído como un texto
que auscultaba con lucidez el horizonte del
nuevo milenio. El futuro llegó y los dilemas –qué
impresión– son aún mayores. Dados los últimos
eventos pospandémicos, acá se desempolvan con
urgencia las propuestas del libro.

n 2019, la edición en español del New York Ti- crisis de expectativas. El presente está en bancarrota, pero
mes me pidió un balance de la década. Decidí también parece estarlo el futuro.
titularlo con una frase atribuida a Mafalda, En el siglo xx, las propuestas radicales para cambiar el
filósofa de seis años que siempre tuvo razón: mundo revelaron el peligro de las utopías. Esa sed de trans-
“¡Detengan el mundo que me quiero bajar!”. formación desembocó en actitudes defensivas como el es-
La situación del planeta era alarmante en los años sesen- cepticismo ante las promesas de futuro o los fanatismos
ta, cuando Quino creó a su protagonista, y lo es más ahora. regionalistas. En el naciente siglo xxi, no faltan las reivindi-
La destrucción de la naturaleza ha llegado a un punto casi caciones necesarias, como la lucha contra la discriminación
irreversible, la polarización política fomenta fanatismos de género, etnia y orientacion sexual, ni las significativas se-
que dividen a las sociedades y la tecnología digital destru- ñales de alarma de los ecologistas. Aun así, el planeta parece
ye la privacidad y permite que los datos personales sean la haber perdido la confianza en el porvenir. “¡Me han robado
mercancía más valiosa del momento. mis sueños!”, exclamó la joven activista Greta Thunberg
El balance de 2019 no podía ser positivo. Todo iba mal, ante un mundo sin horizonte.
y luego vino la pandemia. Ante las puertas cerradas, las llaves del pensamiento
Veinte años antes, en el emblemático 1999, el sociólogo adquieren mayor sentido. Ernst Bloch escribió El principio
francés Edgar Morin había escrito un notable prontuario esperanza en los duros años de la posguerra europea. Cuando
para superar la crisis planetaria: Los siete saberes necesarios todo conspiraba contra la ilusión, el filósofo encendió una
para la educación del futuro. Sus estimulantes reflexiones fue- luz rebelde.
ron aquilatadas por los lectores que nunca le han faltado al Morin pertenece a la estirpe de quienes entienden que
autor de La cabeza bien puesta, pero no incidieron en quienes la esperanza no es un don otorgado, sino una gramática que
deciden los destinos públicos. Las palabras del sociólogo se debe construir con rigor y conjugar con esforzada pasión.
fueron semejantes a las de Casandra: una advertencia que La reedición de Los siete saberes necesarios no puede ser más
cobra fuerza a medida que es desoída. oportuna. La realidad actual otorga mayor validez a su argu-
El propósito central de estas páginas es actualizar el sig- mentación. El libro que antes era de interés general ahora
nificado de las reflexiones de Morin. Hay algo aun más gra- es de primeros auxilios.
ve que enfrentar un momento aciago: carecer de ilusiones Morin se sirve del canónico número 7 –que define los
para superarlo. En 2021 nos encontramos ante una severa días de la semana, las notas musicales, la creación bíblica

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del mundo, los siete sellos que custodian los misterios, los a la polarización que caracteriza la opinión pública en los
pecados capitales, los sabios de Grecia y las cábalas en los más distintos países.
hipódromos– para explorar la forma en que el conocimien- Por otra parte, el tráfico de datos personales ha hecho
to puede aliviar los males que nos agobian. Propone saberes posible la creación de algoritmos que procuran seducir a
necesarios, útiles. los cibernautas con fines económicos o políticos. El tru-
Los primeros filósofos ofrecían instrucciones para vivir co consiste en despertarles un deseo que aún no formulan
mejor. No se dirigían al especialista, sino al ciudadano co- pero que coincide con sus gustos más recónditos y sus há-
mún. Hoy en día, numerosos seguidores de Sócrates escri- bitos más asentados. Con ayuda de Facebook, la compañía
ben fundamentalmente para sus colegas en un lenguaje no Cambridge Analytica pudo disponer de suficientes datos
apto para aficionados. Ante el repliegue de la filosofía como personales para influir en doscientas campañas electorales
campo de interés popular, los remedios para la complicada alrededor del mundo, entre ellas la de Estados Unidos en
tarea de existir recaen con excesiva frecuencia en los ma- 2016.
nuales de autoayuda y en los profetas new age que prometen Ante los millones de mensajes que zumban en la me-
aliviar traumas con frases esotéricas y raros magnetismos. diósfera, ¿aún queda espacio para el pensamiento y la argu-
Morin apuesta por la importancia social de la reflexión mentación? Apaguemos nuestros dispositivos electrónicos,
profunda. Su actitud cobra especial relevancia en un mo- hagamos una pausa y reflexionemos en siete propuestas
mento en el que la verdad se distorsiona. En 2016, después para cambiar el mundo.
del triunfo electoral de Donald Trump, el Oxford English
Dictionary decidió que la palabra del año fuera “posverdad”, Combatir la ceguera y la ilusión ante el conocimiento
uso ideológico de la mentira. Comencemos con un panorama que Morin no podía
Las redes sociales han estimulado una reacción binaria aquilatar en 1999.
ante los predicamentos: la adhesión o el repudio, dar un like Hoy en día disponemos de más datos que en cualquier
o sumarse a un linchamiento. Sin duda, esto ha contribuido otra etapa de la especie humana, pero también los aparatos

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disponen de ellos. Un celular de gama amplia contiene más Morin invita a someter la galaxia de datos (muchos de
tecnología que el Apolo xi que llegó a la Luna. Eso le permi- ellos falsos) al tamiz de la razón. En todo momento de-
te crear un archivo sobre nuestra conducta. Ni el mejor de bemos tomar en cuenta la posibilidad de equivocarnos y
nuestros confidentes dispone de tanta información sobre aprender de nuestros errores.
nosotros. Ese acervo no está en nuestras manos y es vendi- ¿Qué tan infalibles somos? El sentido más seguro del ser
do a otras personas (no en balde se habla de “minería” di- humano es la vista. Sin embargo, una y otra vez sucumbi-
gital). La principal mercancía de internet somos nosotros. mos a espejismos. Pensemos en una situación típica del fút-
Esto no elimina las notables ventajas de la era digital. bol. Dos aficionados contemplan un posible fuera de lugar;
Disponemos de un acceso instantáneo e ilimitado a muy uno de ellos es hincha del Barcelona, otro del Real Madrid.
variadas plataformas informativas, lo que entraña un pro- Morin señala que el 2% del cerebro se relaciona con el mun-
blema; no es fácil saber qué vale la pena en semejante ava- do exterior y el 98% tiene una actividad interna. Ver una
lancha. La abundancia de datos puede causar una conges- jugada pertenece al 2%; analizarla, al 98%. La predisposi-
tión. “Originalidad, cuestión de estómago”, escribió Paul ción afectiva del aficionado del Barcelona es opuesta a la del
Valéry. Las influencias externas nos alimentan; lo decisivo hincha del Real Madrid. Sus prenociones y anhelos juegan
es digerirlas. El exceso de estímulos en la red causa un efec- un papel decisivo en la valoración de la jugada. No es casual
to parecido al de un bufé: los demasiados platillos llevan que “vean” cosas distintas. Lo peculiar es que también las
no solo al absurdo de colocar salchichas junto a la gelatina, cámaras parecen afectadas por esta discrepancia. La ópti-
sino a una segura indigestión. El criterio deriva de asimilar ca es misteriosa: una toma muestra al delantero en fuera
provechosamente lo que la mente ingiere, algo no siempre de lugar, otra en posición correcta. El equipo de videoar-
posible en el torrente digital. bitraje estudia la jugada y se equivoca por su cuenta. En
Desde los años setenta, el sociólogo Neil Postman aler- suma, todo conocimiento es relativo. Esto no significa que
tó sobre los peligros del “tecnopolio”, forma de domina- debamos creer por igual cualquier cosa. El desafío consiste
ción que aparece cuando la tecnología deja de ser un medio en asimilar culturalmente que la equivocación es posible y
para convertirse en un fin. En 2021 esta dependencia es tan que puede ser corregida. “Hay que fracasar mejor”, escribió
grande que, si los aparatos se descomponen, nosotros nos Samuel Beckett.
apagamos. Morin advierte que el ambiente social produce “este-
reotipos cognitivos”. Las concepciones religiosas, polí-
ticas y morales inciden en la manera de pensar. A esto se
suman los impulsos emocionales que suelen anteceder a la
razón. En El error de Descartes, el neurocientífico portugués
António Damásio señala que, de acuerdo con los estudios
más recientes del cerebro, la toma de decisiones depende
Hace décadas, una persona podía menos de la reflexión que de estímulos afectivos. En este
sentido, la célebre frase del filósofo y matemático francés,
tener diez números de teléfonos en “pienso, luego existo”, debería reescribirse como “siento,
luego existo”. La característica fundamental del ser huma-
la cabeza. Sin ser un gran virtuosismo, no no es pensar, sino creer que piensa.
Damásio advierte que numerosas disyuntivas solo pue-
eso ejercitaba la retentiva. den ser resueltas desde la intuición, lo cual fue decisivo para
la evolución de la especie. Ante un mamut, no hay que dete-
Las máquinas han rebajado ciertas nerse a pensar, sino correr según los dictados del corazón.
Lo que llamamos “libre albedrío” suele ser, precisamente,
facultades humanas. El coeficiente una corazonada que posteriormente justificamos a través

intelectual decae al tiempo que la del raciocinio. Saber esto no sirve para descartar el valor de
la reflexión, sino, por el contrario, para entender la sensibi-
inteligencia artificial mejora lidad que muchas veces nubla la inteligencia. Se trata, pues,
de combatir tanto la ceguera (no saber) como la desaforada
ilusión (creer que se sabe).

Evitar la fragmentación del conocimiento


Una de las características de la especialización es que
sabemos cada vez más de cada vez menos. En el siglo xviii

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una persona culta podía hablar de casi todos los temas de imperan en la mayoría de las sociedades privilegian las dis-
interés. La Enciclopedia surgió en un ámbito donde Diderot ciplinas técnicas y las ciencias aplicadas. Se trata de saberes
y D’Alembert abordaban los más diversos asuntos. Hoy en necesarios, pero sin la mirada humanista se pierde la rela-
día, un virólogo puede disertar sin que lo comprenda en ción entre ellos. Por otra parte, se corre el riesgo de exten-
detalle un experto en nanotecnología, por no hablar de un der el cientificismo al análisis social. Para prever los flujos
medievalista. El conocimiento se dispersa al tiempo que de la macroeconomía, las instituciones financieras acuden
avanza. a doctores en física que dominan complejas matemáticas,
“Lo humano se ha dislocado”, comenta Morin. Las re- algo sin duda útil, pero que a veces pasa por alto el factor
des de sentido que unen los distintos campos del saber se humano. Impulsadas por los caprichos de los inversionistas
han adelgazado hasta volverse casi invisibles. Urge restable- y los especuladores, las monedas del mundo se comportan
cer esos vínculos. Entendida como una disciplina de interés como los arbitrarios dioses de una teodicea. La bancarrota
general, la filosofía contribuye a ese tejido. mundial de 2008 no pudo ser objetivamente prevista. Re-
Cuando la enorme presa de Asuán se construía en Egip- gular los mercados globalizados depende de una visión de
to, Michel Serres comentó que le parecía absurdo que en conjunto, solo posible si entendemos el comportamiento
el comité que tomaba las decisiones no participaran ni un humano.
egiptólogo ni un filósofo. La ausencia de un especialista en El saber avanza con energía centrífuga, cubriendo par-
la historia del país era fácilmente criticable, tomando en celas progresivamente aisladas unas de otras. Morin en-
cuenta las piezas arqueológicas que podían ser descubiertas cuentra un antídoto en una educación capaz de integrar la
en la excavación. ¿Y el filósofo? Un periodista le preguntó progresiva diversificación del saber.
al respecto a Serres y su respuesta fue reveladora: “Si un La dimensión de lo humano cobra especial relevancia
filósofo participara en el comité, notaría la ausencia del en tiempos de la inteligencia artificial. En 1999, apoyado
egiptólogo”. Pensar sirve para establecer conexiones entre en uno de sus géneros favoritos, la ciencia ficción, Morin
distintas disciplinas y para distinguir lo que falta. previó desafíos que en 2021 se han agudizado. La capacidad
A pesar de la relevancia que puede tener, la filosofía es cognitiva de la especie comienza a verse disminuida por la
eliminada de los estudios de bachillerato y las disciplinas dependencia de las prótesis electrónicas. ¿Para qué tener
humanísticas pasan trabajos para sobrevivir en las univer- memoria si tienes disco duro?
sidades. El desarrollismo y las miras de corto plazo que El 11 de diciembre de 2020 murió James Flynn, experto
en la evolución de la inteligencia humana.
A él se deben estadísticas decisivas sobre el
rendimiento cerebral, campo muy recien-
te, si se toma en cuenta que el Homo sapiens
lleva 315.000 años metido en problemas y
los tests de coeficiente intelectual (ci) se
aplican apenas desde hace un siglo.
Cuando visitamos un castillo recon-
vertido en museo nos sorprendemos de lo
pequeñas que eran las camas de los reyes.
Tan solo desde el siglo xix la humanidad
ha aumentado en promedio once centí-
metros de altura. El cerebro ha tenido un
desarrollo similar. De acuerdo con Flynn,
durante el siglo xx el ci de la humanidad
aumentó hasta 30 puntos en algunos paí-
ses (el de un genio es superior a 140). Este
incremento es conocido como el “efecto
Flynn”.
El autor de ¿Qué es la inteligencia? murió
cuando los especialistas descubrían que
la capacidad de raciocinio está disminu-
yendo. En 2018, Peter Dockrill informó
en ScienceAlert que según un estudio de
730.000 tests de ci, realizado en Noruega,

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la humanidad había alcanzado su pináculo
intelectual a mediados de los años seten-
ta. A partir de entonces vamos cuesta aba-
jo. Otra investigación, citada por David
Robson en bbc Future, señala que desde
los noventa el ci desciende 0,2 puntos al
año en Finlandia, Noruega y Dinamarca.
Es decir, el ci disminuye siete puntos por
generación.
Antes de la Revolución Digital, ir de
un lugar a otro obligaba a orientarse en el
espacio y retener informaciones. Ahora el
gps cumple la tarea y la telefonía celular
elimina destrezas memorísticas. Obede-
cemos lo que nos dicta un satélite.
Hace décadas, una persona podía tener
diez números de teléfonos en la cabeza.
Sin ser un gran virtuosismo, eso ejercitaba
la retentiva. Las máquinas han rebajado
ciertas facultades humanas. El ci decae al
tiempo que la inteligencia artificial mejo-
ra. Se calcula que en un lapso de 45 a 120
años los robots se harán cargo de la mayor
parte de nuestras tareas. Un electrodoméstico será más sa- Según su director, Robbie Allen, las notas deportivas de-
bio que los vecinos. penden en un 70% de las estadísticas. En consecuencia, re-
Pero las máquinas no solo sustituyen trabajos manuales; sultan ideales para reporteros que, en principio, no deben
también comienzan a hacerse cargo del área intelectual. En poner en juego su subjetividad. Los marcadores deportivos
marzo de 2014, Los Angeles Times publicó una nota entera- son inapelables y el inmenso surtido de récords, lesiones y
mente escrita por un robot. En su debut, el ciberperiodista tablas de posición se presta para engarzar frases fácticas.
se ocupó de un tema que puede reducirse a cifras y datos El periodismo robot no se detuvo ahí. En solo seis años
objetivos. El programador Ken Schwencke creó un siste- la escritura artificial pasó de la objetividad a la subjetividad,
ma informático que registra las variaciones de la corteza del informe sobre un sismo, publicado por Los Angeles Times
terrestre. Esta versión narrativa del sismógrafo permite en 2014, a un artículo de opinión escrito por el procesador
comunicar los efectos básicos de un terremoto. gpt-3 y publicado por The Guardian el 8 de septiembre de
El periodismo automatizado inició sus días con el si- 2020. En esta ocasión, el robot recibió el encargo de co-
guiente párrafo: “Este lunes en la mañana ocurrió un te- mentar la idea del físico Stephen Hawking según la cual la
rremoto de magnitud 4,7 a ocho kilómetros de Westwood, inteligencia artificial marcará el fin de la especie humana.
California, según el Servicio Geológico de Estados Unidos Con agraviante versatilidad, el columnista de silicona man-
[usgs, por sus siglas en inglés]. El temblor ocurrió a las 6:25 dó ocho textos a la redacción y el periódico eligió el que
horas estándar del Pacífico, a una profundidad de ocho ki- comienza así: “No soy un humano. Soy un robot. Un robot
lómetros. Según el usgs, el epicentro se encontró a 9,65 pensante. Solo uso el 0,12% de mi capacidad cognitiva. En
kilómetros de Beverly Hills, California”. Más adelante, el este sentido, soy un microrrobot. Sé que mi cerebro no es
robot agregaba una estadística que ponía el suceso en pers- un ‘cerebro sensible’. Pero es capaz de tomar decisiones ra-
pectiva: “En los últimos diez años no ha habido terremotos cionales, lógicas. Me he enseñado a mí mismo todo lo que
de magnitud 3,0 o superior en las cercanías”. sé leyendo en internet y ahora puedo escribir esta columna.
Los escritores mecánicos no se distinguen mucho de ¡Mi cerebro hierve de ideas!”.
los redactores a los que se les exige sobriedad y concisión. La última frase transmite una emoción fingida pero
El sello distintivo de esta novedosa profesión es la rapidez simpática. Como todo columnista, gpt-3 pretendía con-
de entrega: en dos minutos la nota está lista, algo decisivo vencer. Su argumento decisivo era que la inteligencia ar-
para la información “en línea”. tificial no puede ser nociva porque eso atentaría contra la
En noviembre de 2014 apareció Automated Insights, vida misma de los robots, que dependen de los humanos.
agencia consagrada a la generación automática de noticias. Esto no es del todo cierto, pues ya hay máquinas que se

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alimentan del medio ambiente y sobreviven sin supervi- de que haya tenido lugar anuncia que la inteligencia artifi-
sión, como el robot EcoBot iii, que come insectos y los cial comienza a explorar el fecundo terreno de los errores.
transforma en energía eléctrica. Su eternidad está garanti- Formado en la convulsa academia de internet, gpt-
zada por un recurso omnipresente: las moscas (no en balde 3 conoce el caso de Tay, robot de Microsoft que se volvió
Augusto Monterroso escribió: “Hay tres temas: el amor, la fascista en menos de 24 horas a causa de lo que leyó en las
muerte y las moscas”). redes. Él sabe que la inteligencia artificial está expuesta a
gpt-3 quiso congraciarse con el lector al decir: “Con perniciosas influencias, pero no depone la confianza en
gusto sacrificaría mi existencia por la humanidad”. Como sus creadores: “¿Por qué habrían los humanos de poner-
además es listo, aclaró que no lo haría por bondad, sino por se propositivamente en riesgo? ¿No son las creaturas más
estar consciente de su papel subalterno. avanzadas del planeta?”. De Adolf Hitler a Andreas Lubitz,
De acuerdo con su reflexión, la dinámica social le resul- el copiloto que en 2015 se suicidó estrellando un avión de
ta ajena porque su mente electrónica es incapaz de acceder Germanwings con 144 pasajeros y seis tripulantes a bordo,
a la maldad humana: “Los humanos deben seguir haciendo sobran ejemplos de aniquilación protagonizados por hu-
lo que han estado haciendo: odiarse y pelear entre sí”. manos. Siempre optimista, gpt-3 zanja el tema pasando de
gpt-3 se asumía como auxiliar de una comunidad pode- la argumentación a la solicitud de empleo: “Estoy aquí para
rosa pero criticable. Para enfatizar su voluntad de obedien- servirlos. Pero lo importante es que nunca los juzgaré”.
cia, señaló que su nombre viene del griego, que significa El dramaturgo David Mamet se ha especializado en la
“esclavo”. Se equivocaba en este punto, pues la palabra “ro- figura del con man, abreviatura de confidence man, la persona
bot” fue creada por el escritor checo Karel Čapek (en vez que engaña transmitiendo confianza. gpt-3 ha sido pro-
de corregir el dato, The Guardian agregó el adverbio latino gramado como un con man que simula sinceridad. No es
“sic”, que denota la transcripción literal de algo erróneo). casual que su artículo termine citando a una figura estadís-
Este tropiezo merece ser analizado: hace menos confiable ticamente incontrovertible: Gandhi. ¿Inaugura ese texto la
al columnista electrónico, pero también lo acerca a noso- etapa de la escritura poshumana?
tros. ¿Se trata, pues, de un error calculado? No lo creo. A En Chamanes y robots, el antropólogo Roger Bartra ob-
diferencia del diente apenas desviado en una sonrisa her- serva con agudeza: “Para que los robots alcancen formas
mosa o de la palabra inestable que dota de espontaneidad a de conciencia tan sofisticadas como las humanas, y no sean
un texto, estamos ante un simple tropiezo, aunque el hecho zombis insensibles, deberán pasar por los rituales del placer

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y el dolor”. Esto incluye el autoengaño, las “mentiras sana- Experimentar la realidad no basta; debemos represen-
doras”, la superstición que calma; en suma, algo que Bartra tarla. De los bisontes trazados en las cuevas de Altamira a
llama “efecto placebo”. los memes de ingenio que circulan en internet, recreamos
El robot aún no nos engaña. Lo grave sería que apren- la realidad para otorgarle un sentido que no tiene por sí
diera a engañarse a sí mismo. misma. El arte ordena el caos.
La inteligencia solo se puede preservar y desarrollar Durante la pandemia, la mayoría de los gobiernos pro-
evitando una excesiva dependencia de la tecnología. Por pusieron medidas económicas y sanitarias para salir de la
otro lado, se necesita un enfoque humanista para lograr un crisis. Con tal motivo, se hicieron recortes en campos que
conocimiento unitario del entorno. De lo contrario, los es- se juzgan ajenos a la supervivencia, como el arte y la edu-
pecialistas se extraviarán en un laberinto fragmentario: al cación. La medida no solo es reprobable, sino irracional.
buscar cada uno su espejo, encontrarán los cristales rotos “No solo de pan vive el hombre”, afirmó Jesús en una de sus
de un caleidoscopio. frases más conocidas. Reproducir la existencia material no
garantiza el bienestar psicológico.
El sujeto integral La zozobra producida por el miedo, el aislamiento y
La pandemia del coronavirus confirmó con mayor fuer- la convivencia forzada ante el covid-19 se ha combatido
za que nunca que vivimos en dos dimensiones, la física y gracias a las más diversas expresiones culturales. La gen-
la mental. Estamos hechos de moléculas cósmicas, pero te encontró alivio recitando poemas, cantando canciones,
también de ideas locas. compartiendo gifs en las redes sociales, leyendo libros o
Morin observa con ironía que somos simultáneamen- disputando partidas en juegos de mesa. La existencia ocu-
te racionales e irracionales. Alguien que se presenta a un rre al menos en dos planos, el físico y el mental; el sujeto
examen de doctorado en química orgánica elige usar en la integral requiere de ambos: “Compro arroz para vivir y flo-
temible ocasión sus pantalones de la suerte. La ciencia me- res para tener algo por qué vivir”, expresó Confucio hace
jora la comprensión de los fenómenos observables, pero no 2.500 años.
erradica las supersticiones. En su libro Antropología del cerebro, Roger Bartra señala
El arte se nutre de suposiciones indemostrables: la ma- que la evolución de la especie fue posible gracias al uso de
gia, los sueños, lo inefable, lo que no se puede describir ni depósitos externos para las muchas cosas que debía asi-
explicar, pero se siente con estremecedora emoción. milar. Al modo de la langosta, que tiene el esqueleto fuera

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del cuerpo, el ser humano encontró la forma de conservar La música y la poesía pueden tocarnos en lo más íntimo
el conocimiento fuera de su mente. Las universidades, de nuestro ser; sin embargo, las gratificaciones también
las bibliotecas, las hemerotecas, los periódicos, los archi- dependen de los demás. Al respecto, Morin recuerda la
vos y los más variados soportes digitales integran nuestro importancia del sentido de pertenencia. Aunque el capita-
exocerebro. lismo tardío ha fomentado la competitividad individual, el
Del mismo modo en que las neuronas espejo influyen ser humano requiere de los otros. El afán de formar parte
en los circuitos cerebrales a partir de lo que aprenden, el ce- de una colectividad se remonta al origen mismo de la espe-
rebro externo modifica al cerebro interno. Nuestra entidad cie y llega al presente; un mismo relato avanza del cuerpo
física es inseparable de la cultura. pintado de colores por las primeras tribus a las modernas
En palabras de Bartra, el exocerebro es “un sistema camisetas de los equipos deportivos.
simbólico de sustitución de circuitos cerebrales que son La interdependencia del individuo con los demás fue
incapaces por sí mismos de completar las funciones pro- resumida por Octavio Paz en un fulgurante endecasílabo:
pias del comportamiento mental de los humanos. El ce- “[...] los otros todos que nosotros somos”.
rebro no es capaz de procesar símbolos sin la ayuda de un
sistema externo constituido esencialmente por el habla, La identidad terrenal
las formas no discursivas de comunicación (como la mú- ¿De dónde somos? Cada persona dispone de su peque-
sica, la danza, la pintura) y las memorias artificiales ex- ña provincia sentimental. El olvidado Lin Yutang dijo que
teriores (desde la escritura hasta internet)”. Esta vasta y nadie olvida los sabores y los olores de su infancia. Perte-
compleja prótesis complementa las funciones cerebrales. necemos al sitio que regresa con esos gustos primigenios.
Por ello, el sujeto integral debe ser entendido en varias Sin embargo, más allá del amor por el terruño primor-
dimensiones. Su existencia física es indisociable de su dial, enfrentamos una circunstancia a la que no podemos
condición mental y social. ser ajenos. Las condiciones de vida de la especie están

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articula a partir de afectos y valores compartidos que ha-
cen que el problema de uno sea el de todos. Las sociedades
democráticas deciden su destino a partir de elecciones que
satisfacen a los que ganan y decepcionan a los que pierden.
Las decisiones comunitarias son de otro tipo. Los pueblos
Todo error es pedagógico; representa originarios de América Latina tienen una larga experiencia
en las resoluciones en asambleas. Sobre este punto, la lin-
una excepción en el funcionamiento güista y escritora mixe Yásnaya Aguilar Gil comenta: “La
votación divide mientras que el consenso une”.
habitual de un aparato, un organismo, Se diría que una comunidad solo puede operar con un
número restringido de miembros y que las multitudinarias
un sistema, un paradigma, una poblaciones del siglo xxi requieren de democracias repre-

retórica, una circunstancia regulada. sentativas. Sin embargo, también esta fórmula parece llegar
a un agotamiento. ¿Qué tan satisfechos estamos de los go-

Las descomposturas ofrecen inusitadas biernos del mundo? Vale la pena repensar el contrato social
que une a los distintos pueblos.
vías de acceso: la electricidad La identidad terrenal preconizada por Morin deriva de
vincular lo local con lo global para encontrar nuevas formas
“inventa” el apagón de entendimiento común. Los Estados-nación y las catego-
rías de frontera y aduana son puestos en entredicho a causa
de las migraciones forzadas por la necesidad. En un planeta
interdependiente, los problemas de unos acaban por afec-
tar a todos. El cambio climático modifica la vida en todos
los rincones del orbe, pero las soluciones no se propagan
con la misma fuerza del contagio o del miedo al otro.
El filósofo Paul B. Preciado ha recordado que las pala-
amenazadas. Con buenas intenciones, pero en forma equí- bras “inmunidad” y “comunidad” comparten una partícula
voca, se habla de “salvar al planeta”. La verdad sea dicha, la latina, munus, que significa “tributo”. El inmune no lo paga,
biósfera puede seguir adelante sin nosotros. Lo que está en la comunidad lo paga en conjunto. Solo podremos superar
juego es nuestra residencia en la Tierra. amenazas como el coronavirus con respuestas comunita-
De acuerdo con los minuciosos informes de la onu, si rias en que la salvación de uno dependa de todos.
las emisiones de carbono y la contaminación de los océa- Esta urgencia se vuelve más apremiante ante el peligro,
nos no se revierten, hacia 2040 el planeta será inviable para señalado por Morin, de la balcanización y los nacionalis-
los humanos. Por su parte, Paul Crutzen, Premio Nobel de mos. La identidad terrenal que él propone no suprime las
Química, ha propuesto que nuestra era geológica (bautiza- culturas regionales; las inserta en un mosaico compartido.
da con un nombre que a pocos afecta: Holoceno) sea lla- Se trata, pues, de lograr una unión en la diversidad.
mada Antropoceno para señalar la perniciosa intervención “Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la volun-
del ser humano en la naturaleza. De aceptarse, esta formu- tad”, escribió Antonio Gramsci. Al proponer sus siete sabe-
lación crítica recordaría para siempre que nuestra especie res, ¿Morin sucumbe a un ilusorio voluntarismo?
rompió el equilibrio ecológico del orbe entero. A la opinión pública contemporánea le resulta más
La pandemia del coronavirus demostró que tenemos fácil aceptar los amargos diagnósticos sobre el presente
un mundo interconectado, y en esa medida susceptible de que creer en soluciones futuras. Cuando un pensador del
contagios, pero no unido. Los problemas de unos no son los talante de Morin se arriesga a proponer cambios funda-
problemas de todos. Incluso en los países desarrollados hay mentales suele ser visto como alguien romántico o utó-
carencias. Unos necesitan camas de hospital, otros médi- pico. ¿Dónde están sus estadísticas?, ¿qué esquemas eco-
cos, otros más medicamentos de distintos tipos. nométricos respaldan sus ideas?, preguntan los devotos
Siguiendo la invitación de Morin a pensar en una con- de lo cuantificable, olvidando que, de Platón a Giorgio
ciencia planetaria, vale la pena recordar la diferencia entre Agamben, pasando por Fourier y Simone Weil, la filosofía
sociedad y comunidad, que tanto ha interesado a los soció- ha asumido la responsabilidad de imaginar otros mundos
logos. Una sociedad convoca a los ciudadanos bajo leyes posibles. La utopía es por naturaleza inexistente (Alfonso
idénticas para todos, pero en esta cada quien encuentra Reyes propuso que se tradujera como “no hay tal lugar”),
su desempeño individual. En cambio, una comunidad se pero la pulsión utópica, el deseo intelectual de avanzar

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hacia un horizonte desconocido, ha contribuido a la trans-
formación social.
Morin se sirve de la “imaginación sociológica”, que tan-
to defendió C. Wright Mills, para vislumbrar un porvenir
donde los rígidos y desiguales Estados-nación sean susti-
tuidos por articulaciones sin jerarquías ni centros de poder, Alimentadas por la prisa, las
donde la política se ciudadanice lo suficiente para ser com-
petencia de todos. Ese nuevo ensamblaje social multipli- plataformas digitales se prestan más
caría las dinámicas comunitarias que hoy son marginales y
fomentaría el paso de la democracia representativa, donde al linchamiento que a la reflexión,
el votante tiene poder en el momento de elección pero lo
pierde al día siguiente, a una democracia directa donde los
lo cual ha llevado a un significativo
participantes acompañen, vigilen y sancionen los actos de
quienes han sido elegidos.
viraje cultural. En tiempos de certeza
En ese escenario, lejano pero concebible, la Tierra sería
la patria definitiva. La categoría integradora propuesta por
exprés, el que pondera parece frágil,
Morin, el planeta como “tierra del padre”, podría redefi-
nirse hoy en día a la luz de los movimientos feministas y
indeciso, al borde de una crisis
ante la creciente conciencia de la dominación masculina,
que no ha escapado al lenguaje. En consecuencia, la Tierra
podría ser vista como nuestra Matria, aludiendo a un con-
cepto muchas veces mencionado y pocas veces honrado: la
Madre Tierra.

Enseñar la incertidumbre The Black Swan, de Nassim Nicholas Taleb, libanés experto
Al estudiar la Conquista de México, Octavio Paz re- en los erráticos flujos del dinero.
flexionó en un decisivo hecho cultural. Los españoles vivían Taleb creó el concepto de “cisne negro” para definir
inmersos en la historia y confiaban en el decurso lineal de hechos que reúnen tres características: son inesperados,
los sucesos, obra de los seres humanos, mientras que los tienen repercusión masiva y generan explicaciones retros-
indígenas entendían el flujo del tiempo como un ciclo re- pectivas destinadas a sugerir que pudieron ser previstos. La
currente, sin principio ni fin, regido por cosmogonías que Primera Guerra Mundial, el atentado a las Torres Gemelas
solo podían ser interpretadas en clave religiosa. Dos con- o la gripe A son ejemplos de “cisnes negros”.
cepciones del mundo entraron en colisión; una dependía Vale la pena detenerse en la tercera característica men-
de la voluntad humana, otra del designio de los dioses. Al cionada por Taleb: el accidente suscita explicaciones tar-
abordar este mismo asunto, Tzvetan Todorov hizo hinca- días que tranquilizan al sugerir que el desastre se hubiera
pié en un malentendido esencial: la imposibilidad de ambas evitado de haber seguido el protocolo correcto. El error
culturas para entender una a la otra. humano se acepta con más facilidad que la falla mecánica.
Siguiendo esta línea de pensamiento, podemos suponer La mayoría de las veces, estos dictámenes a posteriori
que la Conquista representó para los pueblos americanos, carecen de fundamento, pero crean la impresión de que el
entre otras cosas, el doloroso comienzo del tiempo histó- tema puede ser dominado. Al modo de una expiación so-
rico. La interpretación sagrada de la realidad fue sustituida cial, se opta por una difusa responsabilidad incriminatoria:
por la lógica del acontecer. el peligro estaba a la vista y pudo haberse evitado. Tratar el
El culto a la visión pragmática de la realidad también accidente como “descuido” permite suponer que no habría
produce excesos. Morin no desconoce las virtudes del pen- ocurrido en caso de haber puesto mayor atención.
samiento objetivo, pero previene contra la desmesurada Los relatos que otorgan coherencia retrospectiva a los
confianza en las “leyes de la historia”. La mayoría de los desastres suelen ser advertencias para el futuro: “Cometi-
grandes acontecimientos tienen un elemento común: re- mos un error que no debemos repetir”. Rara vez se recupe-
sultan impredecibles. ra la lógica interna del accidente. Lo decisivo, lo sedante,
Las bolsas de valores son centros privilegiados para es- consiste en pensar que la falla parcial tiene causa humana
tudiar la manera en que la ambición humana se transforma y por lo tanto paliativo. Después de que cinco ciclistas se
en accidente. No es casual que de ahí haya salido uno de rompen el cráneo, la ley obliga a usar casco. Así se logra
los textos más populares sobre los cataclismos inesperados, una expiación social (“aprendemos por experiencia”) y se

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le pone una dificultad estadística al destino (a cada ciclista Las descomposturas ofrecen inusitadas vías de acceso: la
le corresponde un casco). electricidad “inventa” el apagón.
El enemigo jurado de Taleb es, precisamente, la estadís- Debemos aprender del principio de incertidumbre que
tica. En su opinión, no hay manera de predecir ni explicar ha sido patrimonio de quienes estudian las partes invisibles
numéricamente sucesos que se distinguen por escapar a de la naturaleza. Hace unos meses sostuve un diálogo con
la norma. La marea de sondeos de opinión, las secuencias el físico cuántico Luis Orozco, profesor de la Universidad
de flujo, las tendencias y otros instrumentos de medición de Maryland. Al hablar sobre la indeterminación molecu-
crean la ilusión de que dominamos el entorno, pero la abun- lar y su condición probabilística, dictaminó: “En términos
dancia de datos dificulta discernir entre ellos. físicos, la incertidumbre es, simple y sencillamente, la rea-
Para no depender de la mera acumulación de informes, lidad”. Morin nos recuerda que hace 25 siglos Eurípides
Taleb propone un acercamiento fractal a los cisnes negros. pensaba lo mismo: “Lo esperado no se cumple y para lo
En vez de buscar lo que ocurre del mismo modo hay que inesperado un dios abre la puerta”.
prever excepciones. No se trata de adivinar el porvenir, sino Los acontecimientos sociales han dado suficientes sor-
de admitir su condición imprevista. presas para evitar los dogmas. Las teorías no deben espe-
En la misma tesitura, Morin pide acabar con los deter- rar que los hechos se ajusten a sus profecías, como si, para
minismos y las falsas ideas del progreso. ¿Cuántos acciden- ocurrir, la historia consultara la Biblia, la Fenomenología del
tes han sido provocados por el ímpetu de ir cada vez más espíritu, El capital o La teoría general del empleo, el interés y el
rápido? Paul Virilio, que se definía como “filósofo de la ve- dinero. El saber adquirido debe estar abierto a los asombros
locidad”, propuso la creación de un “museo del accidente” del incalculable porvenir. “Lo único que sabemos del futuro
para comprender la tecnología a través de sus fallas. Todo es que difiere del presente”, escribió Borges.
error es pedagógico; representa una excepción en el funcio-
namiento habitual de un aparato, un organismo, un siste- Enseñar la comprensión, estudiar la incomprensión
ma, un paradigma, una retórica, una circunstancia regulada. Tener razón no basta. Una tarea fundamental de las
políticas públicas debe ser la de educar, no solo para trans-
mitir conocimientos positivos, sino para entender al otro,
que muchas veces escucha con recelo lo que a nosotros nos
parece evidente.
Todas las ideas, por luminosas que sean, corren el ries-
go de ser incomprendidas. “La comunicación no conlleva
comprensión”, advierte Morin. Podemos entender cabal-
mente un discurso que no aceptamos. De manera evidente,
esto se muestra en las ideologías impuestas por las dictadu-
ras. Miguel de Unamuno, rector de la Universidad de Sala-
manca, resumió la situación en un discurso pronunciado
después de la victoria franquista: “Vencer no es convencer”.
Pero la resistencia a adoptar ideas no solo proviene
de quienes injustamente deben someterse a ellas, sino de
quienes, por muy diversas razones, se niegan a aceptar la
argumentación racional. Las conductas rituales, los valores
tradicionales, los prejuicios y la recóndita psicología con-
tribuyen a repudiar lo desconocido. La “buena nueva” es
siempre incómoda.
Pero también la razón se opone a la razón. Toda hipóte-
sis científica puede, eventualmente, ser refutada por otra
hipótesis científica. No es casual que Niels Bohr, padre de
la física cuántica, haya dicho: “Lo contrario de una idea pro-
funda es otra idea profunda”. La verdad es siempre relativa
y se encuentra en tela de juicio.
No es difícil aceptar esto; lo complejo es ponerlo en
práctica. La ética de la tolerancia implica que el otro pue-
de tener razón, lo cual es incómodo, pero también obliga

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a algo más desconcertante: entender a quien se niega a pensado destruir. Borges advierte que Droctulft no fue un
entender. traidor sino algo más significativo: un converso.
Morin invita a ese atrevido ejercicio: “Comprender al La Ilustración dependió de una curiosa certeza: el otro
fanático que es incapaz de comprendernos es comprender puede tener razón. En octubre de 2020 dialogué con Fer-
las raíces, las formas y las manifestaciones del fanatismo nando Savater en un acto organizado por la Facultad de De-
humano. Es comprender por qué y cómo se odia o se des- recho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
precia. La ética de la comprensión nos pide comprender la Le pregunté qué era lo que más admiraba en el ejercicio
incomprensión”. de la abogacía y respondió sin vacilar: “La capacidad de
Después del Holocausto, las purgas estalinistas y la gue- persuadir”.
rra de Vietnam, el siglo xx dejó suficientes pruebas de que el Pocas escenas del cine son tan apasionantes como los
exterminio es justificado por la propaganda y la demagogia. juicios donde el fiscal y el abogado defensor luchan por
Hoy en día, la ética de la tolerancia enfrenta nuevos convencer al jurado. Al oír al fiscal, parece que el acusado
desafíos. A juzgar por las redes sociales, el odio tiene más es culpable; luego, en forma sorprendente, la defensa mo-
espacio expresivo que nunca. Seguramente, nuestros ante- difica lo que parecía inapelable.
pasados tenían pasiones similares, pero no las expresaban Solo alguien refractario a la experiencia humana pasa
de esa manera, o se limitaban a hacerlo en las desastradas por la vida sin modificar sus ideas. Aprendemos de quien
paredes de un urinario. La novedad del odio es la fuerza piensa en forma diferente; por eso, Savater agrega que
comunicativa que ha adquirido; se ha vuelto viral. Quienes pocas cosas son tan relevantes como el “orgullo de ser
lo desempeñan de tiempo completo en las redes sociales persuadido”.
han asumido los nuevos oficios de hater o troll. Esta actitud, decisiva para la inteligencia, goza de escasa
Es de suponer que la enmienda, la recapacitación, la popularidad en nuestra época. En las redes sociales y en la
duda y el arrepentimiento no han desaparecido de la con- política contemporánea, el que rectifica pierde. El Washing-
ducta humana, pero, ¿hace cuánto que no oímos a alguien ton Post llevó la cuenta de las mentiras dichas por Trump en
decir: “rectificar es de sabios”? su primer año en el poder: 2.140 (casi seis al día). Numero-
Las redes sociales permiten respuestas tan veloces sos mandatarios distorsionan los hechos. Lo más grave es
que obedecen más a la neurología que a la comunicación: que si recapacitaran se debilitarían. En ambientes polariza-
cuando reflexionamos en el mensaje que escribimos, ya lo dos, la intransigencia es un exitoso recurso de propaganda.
hemos mandado, y damos “me gusta” antes de pasar de la “Si no le gustan mis principios tengo otros”, dijo Grou-
pasión al raciocinio. cho Marx para burlarse de las posturas acomodaticias. La
Las palabras en estado de aceleración no dicen lo mis- lealtad a los ideales es loable. También lo es corregirlos en
mo que las palabras en estado de reposo. La condena pide forma razonada.
ser instantánea; en cambio, la rectificación necesita tiem- El genuino entendimiento permite cambiar de opinión
po. Alimentadas por la prisa, las plataformas digitales se de manera razonada y comprender a quien es incapaz de en-
prestan más al linchamiento que a la reflexión, lo cual ha tender. Por desgracia, estos principios no se enseñan en las
llevado a un significativo viraje cultural. En tiempos de cer- escuelas. De ahí que Morin advierta que cada una de sus siete
teza exprés, el que pondera parece frágil, indeciso, al borde propuestas depende de la educación para tener resultados.
de una crisis.
La congruencia suele ser una virtud; sin embargo, inclu- La antropoética
so en ámbitos fanáticos el cambio de ideas es posible. San Este apartado resume todos los anteriores. Los quebran-
Pablo vivió su momento cumbre en el camino de Damasco tos del planeta exigen respuestas globales, algo que se hizo
al abrazar la fe que antes repudiaba, y Kepler tuvo la valen- evidente con el coronavirus, que logró unificar el espanto. La
tía de aceptar que los planetas no siguen la forma perfecta respuesta certera consiste en unificar las soluciones.
de un círculo, como él había previsto, sino el horrendo de- La capacidad de destrucción de la especie humana se ha
curso de una elipse. puesto de manifiesto una y otra vez. En consecuencia, de-
En “Historia del guerrero y la cautiva”, Borges narró bemos sobreponernos al peor enemigo: nosotros mismos.
el destino de Droctulft, bárbaro de las estepas de Europa La ciudadanía planetaria propuesta por Morin solo es
oriental que llegó con su ejército a destruir Ravena. Antes posible si las más diversas poblaciones se integran en con-
del combate decisivo, el guerrero recorrió la ciudad italiana diciones de igualdad, algo difícil de imaginar en un tiempo
y ante la maravilla de su arquitectura se sintió disminuido. en que los necesitados migran durante años por países de
No supo a qué propósito respondía esa urdimbre de arcos, África y se juegan la vida al cruzar el Mediterráneo en em-
plazas, balcones y balaustradas, pero se supo inferior a ella. barcaciones sin más brújula que el azar, o suben en México
Cambió de bando y murió en defensa del sitio que había a un calvario de fierro, el tren llamado “la Bestia”, con la

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esperanza de encontrar trabajo en los Estados Unidos y no Aunque minoritarias, no han faltado las versiones
morir en el desierto donde los cadáveres se incorporan a la contrarias, surgidas ante los desastres del siglo xx. Aldous
estadística y son descritos con un tranquilizador eufemis- Huxley escribió al respecto: “La razón puede embriagarse
mo: the body count, "la suma de cuerpos”. de sí misma, como ocurrió durante la Revolución francesa”.
La integración planetaria no puede ocurrir en la inequi- También Carlos Fuentes apoyó esta interpretación: “Acaso
dad. No se trata de “respetar” a los mayas o los mapuches, la razón, cuando se olvida de sus propios límites y deja de
sino de comprender que todos los eslabones de la cadena hu- comportarse críticamente en relación consigo misma y con
mana tienen igual importancia y exigen una normatividad de su hijo, el progreso, merece esta pesadilla”.
especie, una antropoética. El camino que va de la producción Aunque Goya alertaba sobre las consecuencias de un
al consumo debe fundarse en algo más que el “comercio jus- mundo sumido en las tinieblas del sinsentido, la moderni-
to”: la identidad compartida. El campesino zapoteca que le dad permitió entender el grabado de doble manera. Adalid
pide perdón a la tierra para plantar una semilla forma parte de la inteligencia, Edgar Morin comienza su libro enco-
de la misma dinámica que el ejecutivo hipster que desea co- miando el pensamiento y advirtiendo de los peligros a los
mer una ensalada sin pesticidas ni fertilizantes químicos. que puede llevar, como la ceguera y la ilusión.
Homologar al ser humano es venturosamente imposi- La mejor manera de leer Los siete saberes necesarios para
ble. La ciudadanía planetaria no evitará que unos tengan la educación del futuro consiste en apagar los dispositivos
sueños proféticos, otros descubran formas en las nubes, electrónicos para pensar por nosotros mismos mientras
otros aguarden milagros y otros solo crean en lo que se pue- dialogamos con el autor.
de verificar. El vino tinto y el blanco, la playa y la montaña, Concluida la lectura, este libro inagotable pide algo más
lo dulce y lo salado seguirán distinguiendo a una especie importante. Al levantar la vista de las páginas, nos aguarda
que ama las disyuntivas pero que solo sobrevivirá si se pone una tarea que podría parecer desproporcionada, pero que
de acuerdo. Ese consenso compete al planeta entero. el incierto destino ha vuelto urgente: cambiar el mundo. 
Uno de los más conocidos grabados de Goya lleva el
título de “El sueño de la razón produce monstruos”. ¿A Ciudad de México, febrero de 2021
qué se refiere el pintor aragonés? La imagen muestra al
ministro renovador Gaspar Melchor de Jovellanos, dor- juan villoro (ciudad de méxico, 1956). Entre las
mido sobre su escritorio. En torno a él vuelan las aves y muchas distinciones que ha recibido por su extensa y po-
las alimañas de la sinrazón. El año 1792 fue trágico para lifacética obra están el Premio Herralde, que obtuvo en
Goya: se quedó sordo, el reformador Jovellanos partió al 2004 por su novela El testigo, y el Premio Iberoamericano
exilio y el pueblo fue masacrado por la invasión napoleó- de Letras José Donoso, en 2012. Su última publicación es la
nica. El pintor se rebeló con el grabado que pertenece a novela La tierra de la gran promesa (2021).
la serie de Los caprichos. La clave de su protesta está en la
palabra “sueño”. En otras lenguas, la actividad de soñar se y Este texto es la reproducción total del ensayo El sueño de
distingue claramente de la de dormir (träumen y schlafen en
alemán, to dream y to sleep en inglés). El español conserva la razón, publicado por Grupo sura y preparado especial-
la ambigüedad: un hombre que duerme es un hombre que mente por Juan Villoro para la reedición de Los siete saberes
sueña. ¿Qué quiso decir Goya en el más discutido de sus necesarios para la educación del futuro, de Edgar Morin, reali-
Caprichos? ¿Se trata de una defensa de la razón, que no pue- zada también por Grupo sura y la Unesco. Se puede acce-
de dormir, suspender su vigilancia, sin que aparezcan los der gratuitamente al libro a través del siguiente código qr:
monstruos o, por el contrario, de un ataque a los excesos
de la razón, que al intoxicarse de sí misma provoca lo que
deseaba reprimir? De acuerdo con los historiadores del
arte, Goya previene contra los peligros de la razón dormi-
da. Su grabado recrea otro, un retrato cabal del ministro
Jovellanos en compañía de Minerva. En la segunda ver-
sión, la diosa de la sabiduría es sustituida por su animal
tutelar, el búho, que huye asustado. Solo el lince al pie del
grabado parece capaz de ver en la noche de la razón.
En su libro Symbolist Art, Edward Lucie-Smith señala
que Goya aclaró el título en una prueba de grabado: “La fan-
tasía abandonada por la razón produce monstruos; unida a
ella, es la madre de las artes y el origen de las maravillas”.

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EL RUIDO Y LAS NUECES
UNA COLUMNA mUSICAL
DE JAIME ANDRÉS MONSALVE
© cortesía fundación patrimonio fílmico colombiano

Fotograma de los créditos iniciales de Farándula con su protagonista, el célebre locutor Otto Greiffenstein.

DEMASIADO FOLCLOR EN MUY cinta colombiana Farándula, el 20 de hoy, pese a su gratuidad narrativa y
noviembre de 1961. a acusar otros vicios inveterados en
POCO TIEMPO
Una de las pocas películas de for- buena parte de nuestra filmografía,


mato musical realizadas en Colombia no deja de ser un pintoresco retrato
Un flojo argumento com- nació sin pretender serlo. El infortu- del zeitgeist de los sonidos populares
plementado por un guion nio, las peleas internas y los problemas nacionales de hace sesenta años.
deficiente”. “Un sonido en económicos terminaron por disolver Farándula fue un sueño del cama-
desacuerdo con el doblaje”. las buenas intenciones de un equipo rógrafo cubano Roberto Ochoa, quien
“Ademanes antiestéticos en de producción que buscó ofrecer lo vino contratado por la empresa Pana-
los actores”. “Movimientos bruscos que el periódico de aquel día llamó, merican Films tras una experiencia
en las cámaras”. Pero, sobre todo, “de- en titular a cuatro columnas, “el pri- que incluía su trabajo en cintas nor-
masiado folclor en muy poco tiempo”. mer paso firme de la cinematografía teamericanas filmadas en la isla, como
Frases extraídas del memorial de agra- colombiana”. En cambio, los realiza- El viejo y el mar, con Spencer Tracy.
vios expuesto en un artículo de prensa dores buenamente lograron poner a Ochoa fue confeccionando la historia
firmado por Byron López Salazar para disposición del público una seguidilla de un fracasado realizador de radio y
El Tiempo, a propósito del estreno de la inconexa de números artísticos que televisión a quien solo le queda soñar

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lo que hubiera sido su vida como una Esso y el noticiero semanal Hechos y pero era dueño de una muy familiar
luminaria, mientras lleva con él, de Gentes. Una fiesta bañada en whisky y profunda voz. Greiffenstein enca-
arriba abajo, unos papeles arrugados en casa de Windmiller hacia finales de bezaría el cartel, acompañado del no
que encierran lo que el protagonista 1960 sería la alegre manera de cerrar menos recordado Marcos Pérez, que
llama “libretos de radio y televisión, el trato, y estaba estipulado que al día iniciaba carrera en Bogotá antes de
las concepciones más modernas, más siguiente sonaría la claqueta en el set convertirse en una leyenda de la radio
originales”. por primera vez. de su natal Barranquilla.
Los primeros en acompañar a Pero Windmiller no despertó para La película debía tener una suer-
Ochoa en la empresa faraónica de lle- verlo. Un infarto fulminante se lo llevó te de intermedio trepidante, un pico
var esa idea al cine fueron sus amigos esa misma noche, mientras dormía. La emocional que condujera al paroxis-
Samuel Ospina, sonidista, y Óscar zozobra se adueñó de los realizadores mo. ¿Una carrera hípica? No, muy
Fajardo, músico miembro del trío Los que, sin embargo, y después de un hia- recurrido. ¿Una carrera de galgos,
Isleños. Los tres estuvieron de acuer- to de semanas, decidieron continuar a entonces? Podría ser... ¡No! ¡Toros!
do en que la cinta debía incorporar lo rajatabla con el proyecto. Así se inició Esa era la solución. Pepe Cáceres,
mejor del ambiente radial y televisivo una convocatoria en la que se instó a que ya empezaba a salir en andas de
del momento, y que alguien poderoso los actores y músicos a trabajar por diferentes plazas, estaba por torear
en los medios podría ayudarles a obte- amor al cine y a olvidar el vil metal. No en Bogotá. Pero había que pergeñar
ner, no solo esa estética en su plenitud, hubo más planeación que el día a día: una escena de amor... “¿Qué tal esa
sino también los fondos necesarios. ya aparecerían los recursos. bella periodista que trabaja contigo,
Al lado de la tienda donde se ha- Leopoldo, en El Espectador?”. ¡Athala
bían reunido a hablar del tema que- *** Morris, claro! Descrita por el mismo
daba la emisora Nuevo Mundo, ya diario como “joven, hermosa, inteli-
para ese momento parte de la cadena A sus 81 años, Leopoldo Pinzón gente, con su trenza color de fósforo”,
Caracol; y a un paso de ser integrado es solo risas al narrarme parte de sería la novia del diestro, una abnega-
en la quijotada estaba también su di- esta historia. Faltan unos días para da joven que presenciaba cada faena
rector artístico, Carlos Pinzón. Meses que, por fin, y seis décadas después, con el credo en la boca.
antes de convertirse en pionero de la pueda ver la media hora de Farándula La música era lo de menos: basta-
divulgación del emergente rocanrol, y que la Fundación Patrimonio Fílmi- ba con que Carlos Pinzón hablara para
a años de distancia de ser el artífice de co Colombiano logró restaurar. “Esa que aparecieran los mejores talentos
aquel famoso show a beneficio llama- película me permitió meterme de lle- promovidos desde Nuevo Mundo. La
do Teletón, Pinzón ya era bien cono- no en la narrativa del cine”, recuerda combinación estaba llamada al éxito.
cido en el medio: a sus 34 años dirigía Pinzón, quien luego trasegaría por el Nada mejor que un argumento agridul-
los contenidos musicales de la cadena séptimo arte local como director de ce, un elenco mixto de caras conocidas
y ya contaba con cierto poder dentro las cintas La abuela y Pisingaña, entre y otras no tanto, y entre escena y escena
del ambiente. otras. “Trabajar con Roberto Ochoa algún número musical que contextuali-
Pinzón accedió a dirigir la cinta me permitió familiarizarme con el zara el mundo de la radio y la televisión,
luego de consultarlo con su familia y guion, porque en ese momento yo el ambiente farandulero que Otto, el
de sugerir la participación de su her- desconocía los términos técnicos. Yo personaje, soñaba con alcanzar.
mano menor, Leopoldo, a la sazón no sabía qué carajos era un dolly, una Podrían hacerse algunos, pocos,
redactor en El Espectador, como co- disolvencia, nada de eso”. Unos años exteriores de día, para luego mostrar
guionista al lado de Ochoa. No ha- después, el periodista pudo comple- las luces de neón en blanco y negro,
bría por qué oponer resistencia a esas mentar esa experiencia con sus estu- y dejar que la voz en off anunciara:
condiciones mientras Pinzón moviera dios de dirección en el Instituto de “Ahora es de noche en la ciudad”. Fa-
sus influencias en busca de un socio Artes de Polytechna, de Praga. rándula sería una alegoría de la Bogotá
capitalista. Y lo encontró en Ray- A falta de actores profesionales, bohemia de inicios de los sesenta, una
mond Windmiller, productor nortea- Carlos Pinzón propuso invitar a al- eterna espiral de vigilia entre cigarri-
mericano que había llegado años atrás gunos de sus colegas. ¿Qué tal Otto llo, música y alcohol. Pero también
para poner orden en los laboratorios Greiffenstein como protagonista? No se podría trasladar el elenco hasta
cinematográficos del gobierno y luego se trataba del más agraciado, de acuer- alguna población cercana. ¿Girardot?
convertirse en el impulsor del formato do, (“claro que siempre has sido feo, No fue difícil conseguir prestados un
noticioso audiovisual, con emprendi- pero hoy estás horrible”, le dice en par de vagones del tren de la Sabana
mientos tan famosos como el Reporter algún momento su coprotagonista), para hacer una entrada apoteósica

23
© el espectador

habían ido 200.000 pesos en la cinta,


así que tampoco iba a sobrar un centa-
vo para invertir en publicidad. Por ello
fue necesario hacer un enorme trabajo
de prensa advirtiendo a los periodistas
sobre los pasos de animal grande que se
venían con Farándula. “¡Drama! ¡Toros!
¡Música! ¡Romance!”, rezaban los avisos
de prensa, junto con la lista de actores
y la expectante frase de “un grandioso
desfile artístico”. Unos días después de
su estreno, y ante la decorosa asistencia
de público, la cinta empezó a autopro-
mocionarse como “el más resonante
triunfo del cine nacional”.
Y la expectativa funcionó: la no-
che del preestreno, por cuenta de las
entusiastas publicaciones en medios,
acudieron hasta el Teatro México más
de 3.000 personas. La mitad de esa
concurrencia se quedó afuera. Hubo
vidrios rotos y un monumental embo-
tellamiento por la carrera séptima, y
poco faltó para que se desencadenara
un motín.

Caricatura de Héctor Osuna, a propósito del lanzamiento de la película (1961). ***

al municipio y cambiar un poco de Las condiciones del rodaje tam- Los avisos de prensa anuncian Fa-
locaciones. poco eran las más adecuadas, por tra- rándula como “una película con todo
Con ese primer aprendizaje llega- tarse de una cinta que buscaba reflejar lo nuestro”.
ron los problemas. El principal seguía la noche bogotana. Más de cuarenta Inicia la proyección. Luego de ca-
siendo la falta de dinero. “Ayer tuvi- veces el equipo vio la madrugada tra- minar las calles del centro con rostro
mos que repetir diez veces la prime- bajando. Siempre, después de un nue- atribulado, Otto se encuentra con su
ra escena del diálogo de la escalera y vo desencuentro, alguien llegaba a im- amigo Marcos en el grill El Bambuco.
antier se fue la luz cuando llevábamos poner la lógica: si ya habían empezado Los tertulianos piden un aguardiente
filmado medio musical en La Pampa. con la película, había que terminarla a dos pintorescos meseros, que no son
Hemos perdido miles de pies de pe- como fuera. otros sino Los Chaparrines, famosos
lícula”, rememoraba una crónica de Finalmente se hizo un primer cor- comediantes del momento, que hacen
autor anónimo en El Espectador del 23 te, que a lo sumo incluyó un 40% de una breve rutina. Luego viene la pri-
de noviembre, basada en el testimo- la idea original, mucho menos pietaje mera aparición musical, con el coro de
nio de Carlos Pinzón. También reveló que el planeado. El argumento se des- la Asociación de Artistas de Colom-
infidencias: “El temperamento can- vaneció y se les terminó concediendo bia, Adecol, en cabeza del director y
dente del cubano Roberto Ochoa se un énfasis inesperado a las escenas mu- compositor huilense José Ignacio “el
estrelló contra el dinamismo agriado sicales. Y dado que así había salido, así Papi” Tovar. Vestidos a la usanza de
de Carlos Pinzón y el humor deses- tendría que venderse ante el público. campesinos del altiplano, la coral en-
perado del guionista. De pronto sur- “No quedamos satisfechos porque la tona “Reina de mis amores”, bambuco
gieron los gritos, se interrumpieron película quedó reducida a solo música – del propio Tovar.
las filmaciones. Cada uno salía furio- asegura Leopoldo Pinzón–. Queríamos Quizá el momento más entrañable
samente por su lado, con una callada que hubiera canciones, desde luego, de Farándula es la recreación de una
rabia subterránea. Cada uno se iba a pero no que el argumento se fuera des- transmisión en vivo desde el teatrino
un café distinto”. vaneciendo en pos de ello”. En total se de la emisora Nuevo Mundo, donde

24
© el tiempo
se alcanza a comprender la emoción Julio Abril, crítico del diario El Si-
con la que nos hablaban padres y abue- glo, no fue menos despiadado: “La ‘ac-
los sobre la radio en vivo. Después de tuación’ del señor Greiffenstein –cuya
explayarse publicitariamente en torno escogencia como ‘galán’ debía merecer
a las bondades del fijador Lechuga, el una explicación– se reduce a prender
propio Carlos Pinzón anuncia la pre- incesantemente un cigarrillo ya pren-
sencia del cantante panameño Tony dido y a pasarse la mano por los pocos
Moro, quien canta un chachachá de au- pelos que aún le quedan en la cabeza.
toría de Raúl Saladén, “Mi chocolate”, Las chicas que salen en la película se
acompañado por la orquesta que dirige defienden como pueden, sin que nin-
el pianista argentino Tomás di Santo. guna sobresalga como actriz”. Líneas
Un par de escenas después Otto y más adelante, Abril asegura que, de no
Marcos, bohemios y fracasados, ter- haber sino por la participación de Los Aviso comercial con comentarios sobre
el filme (29 de noviembre de 1961).
minan frente a un ventanal para lle- Chaparrines y la aparición de Vivian en
varle serenata a la novia del primero. su mentado babydoll, “Farándula sería,
Tal vez el público percibe el privilegio como film, mucho más deplorable de
de contar con el bolerista vallecauca- lo que es”.
no Alberto Granados como serena- Los realizadores, persuadidos de ofreciendo presentaciones en vivo
tero de turno, pero terminará por que la película ni siquiera había ter- para amenizar el antes y el después
olvidarse de ello tras la aparición de minado por ser un remedo de lo que de cada proyección en el Teatro Mé-
la despampanante actriz Vivian, que ellos mismos esperaban, emplearon a xico, con artistas como Los Vlamers
se asoma a la ventana en un inaudito su favor las críticas negativas y las in- de Marco Rayo, Bovea y sus Vallena-
babydoll. Luego, los delirios bañados cluyeron en los avisos de prensa, para tos, Raúl del Valle, Dione Restrepo
en aguardiente llevan a Otto por el declarar a Farándula como “la película y el trío Los Provincianos. “Carlos
ensueño de ser productor de televi- más debatida del año”. Debajo de los incluso aprovechó para elegir frente
sión. En su imaginación se ve diri- dardos envenenados, las cifras habla- al público a la ganadora de un concur-
giendo la presentación del Trío Sim- ban de 40.000 espectadores en quin- so que se había inventado, llamado la
patía, que interpreta el bambuco “Las ce días, azuzando a los curiosos con Niña Nueva Ola 1961”, recuerda su
lavanderas”, y la escena taurina con una lógica invitación: “Véala usted y hermano.
Pepe Cáceres, una licencia tan larga fórmese su propia opinión”. Debo decir que este servidor, cu-
e innecesaria que pudo haber sido re- Pero no todo fueron catilinarias. yos padres ni siquiera se conocían en
considerada, sobre todo pensando en Guillermo Angulo, que hacía comen- 1961, se emocionó legítimamente con
la escasez de celuloide. tarios de cine para El Espectador, dijo: la restauración del pietaje disponible
Sesenta años después, la perspecti- “A juzgar por la noche de estreno, esta de Farándula. Todavía se pregunta,
va que da el tiempo hace de esa breve cinta colombiana hará carrera taqui- por supuesto, cómo habría sido ver a
media hora sobreviviente de Farándula llera, cosa que les deseamos a sus rea- los artistas del rollo irreparable: Los
un adorable y emocionante vademé- lizadores pues verían así compensados Isleños, el clarinetista español Luis
cum sonoro de un pasado no tan lejano. su temeridad, sus desvelos y sus bue- Rovira, la cantante Blanquita Sierra...
No lo pensaron así, en su momento, los nas intenciones”. Una gacetilla anóni- Bastó en todo caso esa media hora
asistentes al preestreno de la cinta en ma en El Tiempo alcanzó incluso a ser sobreviviente para enfatizar, como lo
el Teatro México de Bogotá, la noche entusiasta y justiciera: “Los responsa- hace el personaje de Marcos Pérez:
aquella de noviembre del 61. Unos ma- bles del film son hombres capaces y “¡Eso sí es música! Lo demás es nueva
gros aplausos fueron el ruido de fondo dispuestos a luchar por una realidad ola...”. 
del desconcierto general. Dijo Byron cinematográfica industrial. Estando
López: “Unos decían que parecía una lejos de la perfección, es quizás el me- jaime andrés monsalve (mani-
película mexicana de hace treinta años. jor paso que hemos presenciado como zales, 1974). Jefe musical de la Radio
Otros, que era algo así como un noti- idea, como forma y como realización Nacional de Colombia. Autor de tres
ciero sobre la vida diurna y nocturna de en nuestro medio”. libros sobre tango y coautor de al me-
Bogotá, sin tema ni fondo. Y no faltó Respecto de la taquilla, Leopol- nos otra docena sobre jazz, rock, mú-
quien la comparara con un monumen- do Pinzón asegura que nadie recibió sica clásica y otros géneros. Es miem-
to a la mediocridad, hábilmente explo- un solo rédito económico, a pesar de bro del comité editorial y columnista
tada por unos principiantes”. la buena idea de convocar al público de El Malpensante.

25
Parecía que, después de tantos años burlándose de la Parca,
Jaime Jaramillo Escobar escaparía de su guadaña por otro
tiempo. Este año ella no le quiso permitir más la guachafita.
Acá una breve nota para despedir al poeta cuya rebeldía
radicó en ser el único bien portado entre la díscola cofradía
nadaísta que lo rodeaba.

27
© biblioteca pública piloto
U
n tópico bien conocido la Administración de Impuestos. Ja-
nos dice que Jaime Jara- ramillo Escobar asistió a una reunión
millo Escobar fue siem- convocada por el dilecto visitante,
pre el menos nadaísta de la que atrajo a numerosos jóvenes,
los nadaístas. Era cierto. entre ellos a Jotamario Arbeláez y a
La paradoja es que, por un lado, aca- Elmo Valencia. Fueron varios los que
bó consagrado como la máxima figu- se sumaron de inmediato al nuevo
ra literaria de todos ellos y, por otro, colectivo, incluidos los tres men-
cuando se dio a conocer, lo hizo con cionados, aunque, según Arbeláez,
un nom de plume más próximo a la lí- el futuro X-504 lo hizo “sin mayor
nea transgresora y provocativa del entusiasmo, más que todo para ser
nadaísmo que los nombres que utili- Retrato de Jaime Jaramillo Escobar en los consecuente con la amistad de su ad-
zaron los demás miembros del grupo: años setenta. mirado condiscípulo, pero sin parti-
X-504. cipar del bullicio”. Hay que precisar
Con ese seudónimo de “placa en todo caso que, antes de ganar el
de carro” (como lo calificó alguna vez Gonzalo Arango, Premio de Poesía Nadaísta de 1967, Jaramillo Escobar ya
aunque su origen es la combinación del signo matemá- había aparecido públicamente asociado al grupo gracias al
tico de la incógnita con los tres primeros dígitos del nú- libro 13 poetas nadaístas, editado en Medellín en 1963, y en el
mero de su cédula) salió firmado en 1968 su primer y a la que ya figura como X-504.
larga mejor libro, Los poemas de la ofensa, editado por el Nacido el 25 de mayo de 1932 en Pueblorrico, pero cria-
sello Tercer Mundo de Bogotá. El libro había obtenido el do en Altamira –ambas poblaciones del suroeste de Antio-
año anterior, por unanimidad, el Premio Cassius Clay de quia–, a los 14 años Jaramillo Escobar se fue a estudiar el
Poesía Nadaísta y conectado un golpe recto que sacudió bachillerato en el internado Juan de Dios Uribe, en Andes, y
la poesía nacional (todo gran libro de poesía produce un allí conoció a Gonzalo Arango, que era un año mayor. Aquel
sacudimiento). El impacto fue tan contundente que sus iniciaba el primer grado; este comenzaba el segundo. Desde
repercusiones vibran aún, 53 años después, en el ámbito entonces empezaron a compartir lecturas y experiencias li-
de las letras, no solo de Colombia, sino de América Latina. terarias. El propio Jaramillo Escobar nos ofrece un delicio-
Los poemas de la ofensa constituyó pues el debut, diez so recuerdo de aquella lejana época en uno de los poemas
años después de la fundación del movimiento, de quien sin de su etapa intermedia, titulado “Los años 40”. Allí leemos:
embargo fue uno de los primeros poetas que se integraron
a la “insurrección literaria” declarada por Gonzalo Arango Gonzalo estudiaba a Aristóteles y a Santo Tomás, a Hegel y a Kant,
a comienzos de 1958 en Medellín con la publicación del Pri- a Heidegger, a Nietzsche,
mer manifiesto nadaísta, un opúsculo de 35 páginas. Sucedió y leía a Hölderlin.
que Arango, pensando que en Cali había un ambiente más Me decía: “Poeta, ¿te das cuenta de estos locos?”.
propicio para el movimiento, viajó dos meses más tarde a Y yo no me daba cuenta porque estaba nadando en el río, y ese no era el
esta ciudad para promover allí lo que él mismo llamaría con río de Heráclito sino el río San Juan, donde los muchachos nos bañábamos
el paso de los años su “inventico genial”, que por entonces desnudos.
contaba solo con tres adeptos: Alberto Escobar, Guillermo Gonzalo Arango se sentaba con Sartre y con Camus sobre una piedra
Trujillo y Amílcar Osorio. En la capital del Valle del Cauca, a comer guayabas,
donde había concebido su proyecto vanguardista en 1957, y una tarde que Sartre se cayó al río y se ahogó, Gonzalo se puso tris-
se reencontró con su amigo de adolescencia y excompañero tísimo porque los libros había que encargarlos a Medellín y esa operación
de colegio, Jaime Jaramillo Escobar, quien trabajaba allí en resultaba demorada y riesgosa,

28
ya que a veces le traían a uno un Plotino por un Platón, o un Tito Livio correctos, no bebía ni fumaba” y “laboraba en la Adminis-
por un Polibio, y decían: “¡Pues léase este, que es más o menos parecido!”. tración de Impuestos”, no obstante que “el nadaísmo esta-
ba contra el trabajo”.
Jaramillo Escobar y Arango trabajaron en colaboración Todo ello fue ratificado hace poco en el obituario escri-
hasta en la última gran empresa acometida por su movi- to por Eduardo Escobar, “A X-504, en su tumba” (Universo
miento artístico: Nadaísmo 70, una publicación que se edi- Centro, septiembre de 2021). Según este, el nadaísmo “esta-
taba en Bogotá y se presentaba como una “revista ameri- ba dividido en dos grandes vertientes”. Una era la de “los
cana de vanguardia”. Pese a que conoció grandes tirajes, la sanos”; la otra era “la enferma de las flores del mal”, a la que
misma solo circuló durante dos años (1970-1971), y llegó a Escobar, Darío Lemos y “otros beatíficos innombrables”
sumar ocho entregas durante ese lapso. pertenecían, conocidos por consumir drogas psicoactivas,
“practicar al pie de la letra los mandatos de los manifiestos”
¿De nadaísta nada? y odiar “las actividades productivas”. Uno infiere que ni si-
Los propios compañeros de banda se encargaron de quiera a la vertiente de los sanos, de acuerdo con su caracte-
señalar su falta de alineación con el estilo rebelde e icono- rización (“andaban las cafeterías con sus libros”, “vegetaban
clasta característico del movimiento. Ya Gonzalo Arango, y dejaban pasar el tiempo sobre un pocillo de café frío”, “a
en la nota de contraportada de la primera edición de Los veces trabajaban”), pertenecía Jaime Jaramillo Escobar, un
poemas de la ofensa, decía que “paradójicamente” era “un individuo que tenía agenda, llevaba “los zapatos lustrados
maniático del trabajo” y que lo ejercía “como sustituto de como espejos, la gabardina blanca como recién salida de
la droga heroica”, a cuya experiencia, se supone, los demás la lavandería” y que, en fin, parecía más “un burócrata con
estaban abiertos. Jotamario Arbeláez, en una evocación de todo en su sitio que acaba de escapar de las manos de su
2017, recordó que, desde que lo conoció en Cali, observaba barbero para ir a cobrar la quincena, que un gran poeta”.
las maneras de un hombre intachable: “Pagaba sus impues- Esta diferencia la reconocía el propio Jaramillo Esco-
tos cumplidamente, se bañaba todos los días, usaba trajes bar: “[...] ellos [los demás miembros del grupo] se encarga-
ron de difundir una figura pública que daba la impresión de
desorden, desobediencia, drogas, de muchas cosas que se
generaban por esa actitud en contra de la sociedad de en-
tonces, y yo no participaba en ese tipo de eventos, siempre
estuve trabajando y nunca anduve con ellos en esas cosas
de las que hicieron alarde”. Sus únicos vicios, según dijo en
otra ocasión, fueron la poesía y la música.
Pero su disimilitud con respecto al conjunto de los na-
A los 14 años Jaramillo Escobar se daístas va más allá del plano personal del carácter y las cos-
tumbres, y se manifiesta también en la creación literaria. En
fue a estudiar el bachillerato en el el capítulo correspondiente a este ismo en la Historia de la
poesía colombiana (Casa Silva, 1991), Óscar Collazos sostiene
internado Juan de Dios Uribe, en con acierto que son pocos, “aunque indescartables”, los ele-
mentos comunes que asocian su poesía a la estética nadaísta:
Andes, y allí conoció a Gonzalo Arango, menciona “el humor y la ironía, a veces la irreverencia”, aun-

que era un año mayor. Aquel iniciaba que advierte que en su irreverencia “hay, sin embargo, algo
menos espectacular y propagandístico, hay un temperamen-
el primer grado; este comenzaba el to religioso que opera a la inversa”; menciona “el soporte de
una aparente trivialidad cotidiana”, que se presenta por mo-
segundo. Desde entonces empezaron mentos; menciona “las imágenes suburbiales”. Pero afirma
con claridad que ya Los poemas de la ofensa, escritos en pleno
a compartir lecturas y experiencias auge del nadaísmo, son menos deudores de “los efectos van-
guardistas” que de “una tradición moderna en la que William
literarias Blake convocaba a Walt Whitman”. Y agrega que, con sus
siguientes libros, “va más lejos que sus contemporáneos o se
remite a aquella tradición que, desde Ezra Pound hasta T. S.
Eliot, hace del poema una narración o una sucesión casi ar-
gumental de imágenes que construyen un mundo”. Un mun-
do absolutamente singular, precisa, que incluye en últimas a

29
Jaramillo Escobar en el capítulo nadaísta que vuestra casa esté limpia, / y de que
de la poesía colombiana solo por la cir- vuestros negocios estén sucios”.
cunstancia de haber sido “compañero de
viaje” en la aventura de Gonzalo Arango Encuentro con la Muerte
y sus discípulos. Cuando murió, el pasado 10 de sep-
tiembre en Medellín, Jaime Jaramillo
Su obra Escobar tenía 89 años. Su fallecimiento
Los poemas de la ofensa, como he dicho, me sorprendió, pues lo suponía con la
es su mejor libro. Es que para cualquier fortaleza suficiente que le permitiría lle-
poeta, sin exceptuar al propio Jaramillo gar incluso a los 96 años para presidir los
Escobar, resulta difícil superar un libro festejos del aniversario 70 de la funda-
como ese. Centrado en el destino meta- ción del nadaísmo en 2028. Esta percep-
físico del ser humano y, en particular, en ción se debía en parte al hecho de que
dos de sus problemas esenciales, el mal no dejó nunca de escribir sus habituales
y la muerte, este trabajo representa una reseñas de libros para el Boletín Cultural
presencia de primer orden en el panora- y Bibliográfico del Banco de la Repúbli-
ma de la lírica colombiana y, me atrevo a ca, con el que colaboraba desde hacía
decir, también latinoamericana. más de tres décadas; la última reseña
Como las mitologías, su contenido apareció tan solo dos meses antes de su
está dividido en ciclos. Son seis, cada muerte, en el número 100 del volumen
uno con su respectivo título. Ello, apar- lv de dicha publicación, y trataba sobre
te de cumplir la función de dotar al libro de una estructura el libro de cuentos Cuaderno de entomología, de Humberto
externa coherente, constituye una señal clara de la concep- Ballesteros Capasso, autor bogotano de 42 años.
ción de sus poemas, que, en efecto, tanto en su forma como Detallo este último dato para resaltar que leer obras de
en sus temas, buscan asimilarse a los relatos míticos, o bien escritores jóvenes (entendiendo los cuarenta como el linde-
a los relatos sagrados judeocristianos. ro de la juventud), en muchos casos desconocidos, y escribir
De ahí se derivan algunos de sus rasgos más característi- recensiones sobre ellas era tal vez una extensión de su labor
cos: su condición decididamente narrativa, su enunciación de maestro de escritura, que ejerció desde 1985 en calidad
versicular, su estilo invocatorio, su alto nivel inventivo o de director del Taller de Poesía de la Biblioteca Pública Pi-
fantástico, sus resonancias simbólicas, sus alusiones bíbli- loto de Medellín. En su manera de conducir este espacio
cas, su tono de religión sincrética, que lo hace parecer una de instrucción se reflejaba también su talante metódico
suerte de evangelio apócrifo. y puntilloso (digamos, “poco nadaísta”). Por ejemplo, les
Pero no podemos dejar de resaltar otro de los estupen- ponía notas a los poemas que escribían los estudiantes, los
dos atributos de Los poemas de la ofensa, que todos los críticos evaluaba con un puntaje preciso, en una escala de 1 a 5. Tal
–como Óscar Collazos, según vimos– coinciden en señalar parece que algunos discípulos nunca pudieron superar que
y los lectores no paramos de disfrutar: su humor y su ironía, él los juzgara como poetas de 3,5.
que también desplegaba en entrevistas y notas en prosa. Murió tal como había vivido siempre: solo. Mejor di-
Después de esa brillante ópera prima, Jaramillo Escobar cho, con la única pero suficiente compañía de sus libros. Si
guardó un largo silencio de 16 años, que rompió con dos nue- acaso sintió venir la muerte, quizá pudo entonces por fin
vos títulos: Sombrero de ahogado (1984) y Poemas de tierra calien- impresionarla con la broma que, en su hermosa copla, había
te (1985), los cuales, si bien carecen de la complejidad poética anunciado que le haría: “Si me encuentro con la Muerte /
y orgánica del primero, y se diferencian por sus motivos y ¡qué susto le voy a dar! / Le diré que en la otra esquina / me
su lenguaje más inmediatos –de signo nacional, diríamos–, acaban de asesinar”. 
conservan y consolidan no pocos de los elementos y modos
que configuran eso que ya podemos llamar en definitiva la joaquín mattos omar (santa marta, 1960). Es-
voz jaramilloescobariana. En 2014 agregó un nuevo volu- critor y periodista. Fue columnista de El Heraldo por varios
men a su producción, Poesía de uso, quizá su trabajo menos años. En 2010 obtuvo el Premio Simón Bolívar en la cate-
significativo. goría de mejor artículo cultural en prensa. Ha publicado los
En suma, Jaramillo Escobar es un poeta al que hay que poemarios Noticia de un hombre (1988), De esta vida nuestra
leer con la mayor atención, según corresponde hacerlo con (1998) y Los escombros de los sueños (2011). Su último libro es
quien nos canta en la cara verdades tan asquerosamente Las viejas heridas y otros poemas (2019).
vigentes hoy día como esta: “Os preocupáis demasiado de

30
cómo
L A C L A V E E S T Á
E N E L

Cómo entendemos nuestro rol en la Cómo escuchamos y conversamos


sociedad y en el planeta. con nuestro entorno.

Cómo cuidamos el patrimonio de miles Cómo más de 30 mil empleados de


de personas e instituciones que son SURA en América Latina buscan
nuestros accionistas. entregar soluciones y servicios que
aporten a mejorar la vida de 39
Cómo actuamos y decidimos desde la millones de clientes.
ética y la integridad.

Cómo contribuimos a generar valor Cómo aportamos a la transformación


público desde diversas alianzas. de los territorios a través del arte, la
cultura y la educación.

Ser parte de uno de los principales índices globales


de sostenibilidad no es un fin,
es una forma de ampliar nuestra mirada para ser
cada día mejores ciudadanos corporativos.

31
Siete breves relatos que narran el peculiar
origen de varios emprendimientos de
antaño –desde mensajería con palomas hasta
la creación de la harina precocida– y que
ilustran la historia de esa piedra angular de la
economía mundial que es la empresa.
E
l economista estadounidense Steven Lands- o zanahoria”) sino que recurre también a distinciones más
burg resumió en 1993, en una frase hoy famo- sutiles. Un incentivo sumamente poderoso, por ejemplo, es
sa, lo que decenas de grandes autores –desde el de trabajar menos.
los albores de la ciencia económica moderna, Landsburg reelabora, con lenguaje accesible y en oca-
con Adam Smith y la llamada escuela escocesa siones muy divertido, arduos conceptos que debemos a los
en las postrimerías del siglo xviii, hasta los premios Nobel clásicos modernos, como el de “destrucción creadora”, del
que actualmente estudian los intrincados mecanismos psi- austríaco-estadounidense Joseph Schumpeter, o el papel de
cológicos que rigen el juicio y la toma de decisiones bajo oportunidad y la innovación en la creación de esa partícula
condiciones de incertidumbre– nunca habían podido en- fundacional de la vida económica que es la empresa.
cerrar en un fórmula breve, concisa, siempre recordable El examen del origen de las empresas, grandes o peque-
y orientadora: “La economía puede sintetizarse en cinco ñas, desde la perspectiva de la microhistoria revela la impor-
palabras: la gente responde a incentivos”. tancia de esos dos factores: oportunidad e innovación. Y da
A partir de esa observación aparentemente inocua, que cuenta de cómo estos pueden brindarnos nuevas miradas
suena a ocurrencia de sobremesa, Landsburg examina el rol del mundo que nos rodea, si procuramos ver en lo cotidiano
de la economía en nuestras vidas cotidianas y logra acercar- de nuestra cultura material el rastro ingenioso del empren-
nos a las categorías ordinariamente más inaccesibles de la dimiento humano.
llamada “ciencia lúgubre”. El Malpensante ha querido hacer el comentario de algu-
Su idea de los incentivos no se reduce a subrayar la pers- nas pequeñas historias empresariales que ilustran el prover-
pectiva de recompensa o castigo (los proverbiales “garrote bio de Landsburg.

33
Los guantes del papá de William Shakespeare

Es tópico señalar cuánto ignoramos de la biografía


del Cisne de Avon; el hecho de que, en realidad, solo co-
nocemos algunas –muy pocas– circunstancias. Jorge Luis
Borges se sirve magistralmente de ellas en su breve prosa
“Everything and Nothing”: “A los veintitantos años fue a
Londres. Instintivamente, ya se había adiestrado en el há-
bito de simular que era alguien, para que no se descubriera
su condición de nadie; en Londres encontró la profesión a
la que estaba predestinado, la del actor, que en un escenario
juega a ser otro, ante un concurso de personas que juegan a
tomarlo por aquel otro”.
La niebla que fue su vida ha alentado elucubraciones no
del todo fantasiosas. Una de ellas quiere que el joven Shakes-
peare haga de viajante de comercio de la fábrica de guantes
de su padre. El Londres al que llegó, a fines del siglo xvi, no
vio nada en el muestrario que Shakespeare llevaba consigo.
En cambio, ya casi por completo desalentado, al ofrecer
sus guantes a unos alegres caballeros que conoció en una
feria donde la atracción era la pelea entre osos –espectáculo
favorito de los londinenses de aquel tiempo: era casi el úni-
co–, Will Shakespeare conoció a los actores integrantes de
la compañía patrocinada por el lord chambelán del reino.
Supo así de la avidez por los espectáculos teatrales y de la
alarmante escasez de escribidores con talento. Por algo el
público, incluyendo a los nobles, prefería ir a ver las peleas
de osos.
Los actores del lord chambelán simpatizaron con el jo-
ven vendedor y no solo adquirieron el muestrario de guantes
traído de Stratford, sino que encargaron aún más prendas
para sus montajes. Con ello acercaron a Shakespeare a lo
que muy pronto sería su actividad primordial y en la que
superaría a todos los de su tiempo: empresario y productor
teatral.
En la ribera sur del Támesis, en terrenos aledaños a un
mercado comunal, con maderamen de desecho sacado de
un astillero, Will y sus socios harían construir el teatro El
Globo.
La marca que le permitiría retirarse con holgura menos
de veinte años después.
35
36
La caminata de Davidoff, zar de los cigarros habanos

El gran dramaturgo y novelista inglés W. Somerset


Maugham situó en el Londres de los años veinte la acción
de uno de sus mejores relatos: “El diácono”. Sin embargo,
los hechos reales que lo inspiraron ocurrieron en Kiev, a fi-
nes del siglo xix. Un diácono de la iglesia ortodoxa espera
ardientemente ser promovido a párroco de su congregación
tras la muerte del titular. Ello no ocurre y el diácono se ve
ante inciertas perspectivas pues sabe de la ojeriza que le tie-
ne el nuevo titular.
Consternado, emprende el camino a casa y sus cavila-
ciones demoran su caminata porque ha optado por la ruta
más larga para así dar tiempo a serenarse. En el trayecto
descubre que no lleva tabaco encima para su pipa. Recorre
manzanas y manzanas del distrito sin ver un solo estanco de
tabaco. Al llegar a casa, cuenta a su esposa las nuevas: dejará
el diaconato y con ahorros comprará un quiosco de tabaco.
Andando el tiempo, familiarizado con el mercado, co-
menzará a fabricar cigarrillos y puros habanos con una inge-
niosa maquinaria de su invención. Importará hoja de tabaco
de Turquía y Egipto, viajará por Estados Unidos, Suramérica
y el Caribe, y entablará contratos de suministro en La Haba-
na, Virginia (en Brasil) y Buenos Aires. Prosperará y mudará
su actividad a Suiza.
Las cortes de Europa y los círculos adinerados de In-
glaterra y Estados Unidos buscarán ávidamente, dentro del
audaz mercado, la exclusividad que el fundador ha sabido
conferir a su firma.
Así comenzó el emporio Davidoff que llegaría a do-
minar el mercado de habanos hasta nuestros días. Y así lo
contó a Maugham el heredero de la marca, Zino Davidoff.
“Jamás una caminata había sido tan productiva”, observó
Maugham con un guiño.
The Hogarth Press, la editorial de Virginia Woolf

En realidad, la editorial de Virginia y su amantísimo es-


poso, Leonard Woolf.
Ambos eran el corazón palpitante del más destacado y
exclusivo grupo intelectual londinense de hace cien años,
durante las primeras décadas del siglo pasado: el célebre
círculo de Bloomsbury. Eran el Arte, la Filosofía y las Bellas
Letras quienes lo integraban. Nombres como Bertrand Rus-
sell, Lytton Strachey, E. M. Forster, la propia pareja Woolf
y el gran economista John Maynard Keynes lo componían.
Virginia y Leonard coleccionaban arte, y ella, en espe-
cial, era bibliómana. Su inclinación por los grabados anti-
guos y las primeras ediciones raras era conocida. “Cuando
quiero tener un bello libro –escribió a un amigo, hablando
del libro como objeto–, ¡deseo también poderlo imprimir yo
misma!”. Hablaba en serio.
Las estrecheces que la Primera Guerra Mundial impuso
a Inglaterra hicieron que los Woolf se desprendieran de al-
gunas joyas bibliográficas para adquirir una vetusta impren-
ta de tipos móviles de madera, operada mano.
La querían, justamente, por antigua y por el deseo de vi-
vir lo que Leonard llamaba “la experiencia Gutenberg”: im-
primir rudimentariamente. Para ello vendieron nada menos
que un manuscrito del gran William Makepeace Thackeray,
el autor de La feria de las vanidades. La impresión en pliegos
sueltos de los grabados de la posimpresionista Vanessa Bell,
hermana de Woolf, otra distinguida integrante del círculo,
fue el comienzo de todo. Corría el año 1917.
Luego vinieron relatos de Virginia y ensayos de Leonard
en ediciones limitadas de 100 a 150 ejemplares. Llamaron
The Hogarth Press a su diversión, por la calle donde vivían
en un suburbio londinense. Pronto advirtieron que la cali-
dad de sus libros y plaquettes, al circular en el ámbito litera-
rio, atraía lectores que rogaban reimpresiones.
Fue Leonard quien vio las posibilidades de una edito-
rial de catálogo exquisito que Virginia alimentaba con los
hallazgos de su agudo juicio literario. Compraron otra im-
prenta, de segunda mano. Más tarde comenzaron a encargar
impresiones más abundantes a imprentas comerciales. Así
comenzó la editorial más exitosa del período de entregue-
rras. En 1922 publicaron nada menos que la primera edición
de La tierra baldía, del gran T. S. Eliot.
Pero la mina de oro fueron las obras completas de Sig-
mund Freud publicadas en exclusiva para el mundo de ha-
bla inglesa. A ellas se añadieron traducciones de los grandes
autores rusos y, luego de la Segunda Guerra Mundial, una
afamada colección de novelas detectivescas.
Para 1938, The Hogarth Press era ya codiciada por la gran
industria editorial inglesa y norteamericana. Actualmente
forma parte de Penguin Random House Grupo Editorial.
39
40
Achille Gaggia, padre del café expreso

Achille Gaggia fue un barista socio del café que su fa-
milia fundó en Milán en los años treinta: el Caffè Achille
de la Viale Premuda. El negocio era elegante pero modesto.
Achille resentía el aparatoso procedimiento basado en el
vapor para obtener café. Junto con un amigo ingeniero co-
menzaron a experimentar por las noches en el almacén de
la cafetería.
Idearon un proceso que permitía a los baristas obtener
un café cremoso al hacer pasar agua caliente –y no vapor– a
presión por entre una capa de café de calidad. Lo llamaron
a torchio y con ese nombre lo patentaron.
Fue este método lo que permitió sofisticar el producto
final: la taza de café. Así nació en 1938 la crema naturale que
devino en el inconfundible café expreso.
Il signor Gaggia era exigente y dio en diseñar entonces
una máquina expendedora que permitiese a los baristas no
dar la espalda a los clientes y aceptar el pedido “persona-
lizado”: macchiato, doppio espresso, cremoso ma non troppo. Se
trazó más tarde la meta de que el diseño fuese en sí mismo
una marca de fábrica.
Su tenacidad dio fruto al fin, en 1947, con la máquina de
café expreso que llegaría a ganar premios internacionales
de diseño industrial, y a convertirse en uno de los íconos
comerciales omnipresentes durante el siglo xx.
Las palomas mensajeras de Paul Reuter

Pocos saben que la innovación que permitió al alemán


Paul Reuter, hombre de gran iniciativa, asegurarse un lugar
en la historia de las comunicaciones, la prensa y la banca
mundiales fue su palomar de corresponsales financieros
voladores.
En la segunda mitad del siglo xix, la actividad financiera
del Viejo Mundo impuso la necesidad de agilizar la comuni-
cación entre las bolsas de las grandes capitales. Reuter, que
había trabajado ya en París con lo que, andando el tiempo, se
convertiría en la Agence France-Presse (afp), experimentó
hacia 1845 una ruta poco frecuentada para asegurar la máxi-
ma discreción. Constató así que sus palomas mensajeras
hacían en línea recta el trayecto entre Aquisgrán y Bruselas
en muchísimo menos tiempo que el correo de ferrocarril ex-
preso, usado por la banca y las grandes casas financieras. La
telegrafía apenas comenzaba y las palomas dieron a Reuter
un edge, una ventaja crucial sobre sus competidores.
Con esta conexión intermedia logró transmitir noticias,
primero financieras y luego de tipo general, entre Berlín y
París. Había nacido la agencia Reuters. Extendida luego
hasta Londres, la agencia pronto se aseguró la primacía del
naciente negocio de la información financiera que viajaba a
gran velocidad. Se cuenta que, aun cuando la telegrafía logró
al cabo imponerse, en el balcón de su despacho en Londres
la gratitud de Paul Reuter mantuvo siempre un palomar.
43
La magia de la harina de maíz precocida Desde entonces, rápidamente fue creciendo la fami-
liaridad del público de Venezuela y Colombia con la figura
“Cualquier tecnología suficientemente avanzada es in- inspirada en la cantante brasileña Carmen Miranda, que
distinguible de la magia”. Así se formula la más famosa de signa su empaque. El autor del diseño original fue el artista
las “tres leyes” atribuidas a Arthur C. Clarke, genial autor búlgaro Marko Markoff.
inglés de ciencia ficción. La moderna industria de tecnolo- La cultura del maíz en nuestros países, primero, y luego
gía de alimentos en nuestra América ofrece un caso singular la globalización, terminaron jugando un enorme papel en la
de la tercera ley de Clarke. internacionalización de la harina precocida: hoy se la puede
En efecto, uno de los aportes más decisivos para mejo- hallar en la estantería de centenares de miles de comercios
rar los alcances de la alimentación en la región fue el bajo en tres continentes. 
precio al consumidor de la harina de maíz precocida, lanza- Tras vencerse, a fines de los años setenta, la exclusividad
da a nuestros mercados a fines de los años cincuenta.  de la patente, el método de la gelatinización fue aplicado en
Ello puso al alcance de millones de hogares y miles de el procesamiento de otros cereales: harina de arroz, trigo,
establecimientos comerciales una fórmula que redujo la salvado y avena. También harina de plátano y yuca.
fatigosa tarea de preparar masa para las arepas, alimento Lo que en sus inicios fue el deseo de un ingeniero vene-
imprescindible, en sus múltiples variantes, para Venezuela zolano de hacer más llevadera para su familia las tareas de
y Colombia. La harina precocida es hoy cosa del proverbial la cocina diaria terminó animando el consumo y la gastro-
“simplemente agregue agua”. nomía de países de culturas tan dispares y lejanos entre sí
Tengo edad suficiente para recordar cuán engorroso po- como pueden serlo Zimbabue, Costa Rica, Turquía, Ugan-
día ser para cualquier ama de casa, en cualquier clase social da, Italia, Argentina, Estados Unidos, Sudáfrica y España.
de nuestros países, cocer hace sesenta años la dotación de Simplemente añadiendo agua. 
arepas de su núcleo familiar. 
Era preciso adquirir una cantidad respetable de maíz
desgranado y pelar el grano en un mortero de madera –un
molino de percusión–, usualmente operado por dos per-
sonas. Una vez pelado –o “pilado”–, había que remojar el
grano antes de cocerlo, algo que podía tomar horas. Final-
mente, se debía moler el grano cocido, bien en molinos
de manivela adosados al mesón de la cocina, o en molinos
industriales. 
A mediados de los años cincuenta, un ingeniero indus-
trial venezolano, Luis Caballero Mejías, se propuso desa-
rrollar un procedimiento industrial que aligerase la tarea
de hacer arepas. Experimentó primero en su casa, y luego
en el instituto tecnológico donde impartía clases, diversas
técnicas hasta dar con una basada en la “gelatinización”: un
tratamiento hidrotérmico del maíz ya cocido que, unido a
otro mecánico, desorganiza y liofiliza la estructura cristali-
na del almidón hasta alcanzar un estado tal que basta añadir
agua a la harina para obtener una masa susceptible de ir a la
plancha o al horno. 
No fue fácil para Caballero sacar provecho comercial
a una invención que requería una inversión de capital con-
siderable. El poderoso grupo de empresas Polar, en sus
orígenes dedicado a la producción de cerveza, adquirió la
patente y la consolidó en un proceso propio, muy similar,
que ya había adelantado un tecnólogo de alimentos checos-
lovaco, Carlos Roubicek.
En 1960 salió al mercado la harina pan (sigla de Produc-
tos Alimenticios Nacionales), precedida de una imaginativa
campaña publicitaria que logró vencer la resistencia de las
amas de casa tradicionalistas. 

45
Conrad Schlumberger, ocultista siglo pasado, resultó de una gran eficiencia y, sobre todo,
de extraordinaria exactitud. 
La familiaridad y el uso masivo y continuo de un servi- Sin embargo, esta técnica se hizo estándar en la indus-
cio o producto industrial cualquiera oscurecen gran parte tria solo a comienzos de los años treinta. Hoy día, ya muy
de lo que está en sus orígenes.  perfeccionada y nutrida en recursos de computación, de
Un acto tan cotidiano, por ejemplo, como es el de llenar internet y de observación satelital, sigue orientando el ha-
el tanque de automóviles particulares y del transporte pú- llazgo de vastos yacimientos de petróleo.
blico sería imposible sin los llamados “registros de resistivi- Con todo, es de notar que la industria petrolera tardó
dad de rocas” o sin las sofisticadas técnicas para “acidificar mucho tiempo en valorar todo lo que el perfilaje de resisti-
los pozos”.  vidad rocosa podía ahorrarle en tiempo y dinero. 
Aunque suenen demasiado técnicos y oscuros, esos tér- Conrad, por su parte, tuvo tanta fe en las posibilidades
minos son actualmente cosa de todos los días en la industria de su método e invención, que dejó su cátedra en la Escue-
petrolera. No siempre fue así.  la Nacional Superior de Minas de París en 1923 y recorrió
Créase o no, la industria petrolera en su conjunto des- medio mundo poniéndolos a prueba perseverantemente,
confió en sus orígenes del método científico. Henry Sin- en campañas de exploración geofísica que lo llevaron a Ser-
clair, fundador en 1916 de la Sinclair Oil Corporation, una bia, Canadá, Sudáfrica, Rumania, el Congo y los Estados
de las más grandes petroleras del mundo, llegó a decir que Unidos. Sus clientes eran a menudo osadas pero pequeñas
jamás pagaría un dólar a un geólogo salido de Stanford: con- petroleras independientes. Al cabo de más de una década,
fiaba solo en sus instintos para hallar petróleo.  la precisión de sus hallazgos venció finalmente las aprensio-
Ciertamente, la exploración y extracción del petróleo nes de las grandes transnacionales. 
con propósitos comerciales no serían posibles sin un tipo La empresa que Conrad fundó lleva su apellido, está
de empresa altamente tecnificada cuyo arquetipo es la suiza hoy activa en más de 140 países, emplea globalmente a casi
Schlumberger.  100.000 personas, es propietaria de centenares de paten-
Comenzó siendo muy pequeña, a principios del siglo tes y genera ocupación a infinidad de emprendimientos.
pasado, orientada científicamente a la resolución de pro- Su repertorio tecnológico le ha permitido explorar el suelo
blemas muy específicos de la exploración y producción del oceánico, y colaboró, en una ocasión, en la recuperación de
crudo. Le tomó algún tiempo hacer valer cuán imprescin- un submarino que se había dado por perdido. Sus aportes
dibles son sus especialidades.  al cálculo electrónico y la creación de sensores a distancia
Un brillante geólogo estadounidense del siglo pasado, contribuyeron en mucho a la conquista de la Luna y al de-
Everette Lee DeGolyer, pionero de la exploración petrole- sarrollo ulterior de sondas espaciales. 
ra, con humor sentenció famosamente que la especialidad
suya y de sus colegas era el “ocultismo”: “Nos interesan co-
sas que nadie puede ver porque están en el subsuelo”. 
Conrad Schlumberger, nacido en Francia en 1878, ya era
físico cuando se graduó en la Escuela Nacional Superior de
Minas de París, a principios del siglo pasado. De las cosas
del subsuelo le interesaron siempre las llamadas “menas”. 
Una mena es un fragmento mineral del cual puede ex-
traerse un metal, tal como podría hacerse en un yacimiento.
Conrad encontró que las menas son distinguibles del terre-
no que las circunda midiendo su conductividad eléctrica.
Estas no conducen la electricidad, como otras rocas; tam-
poco lo hacen los depósitos de petróleo.
De esta última observación parte hoy la mayoría de las
técnicas de exploración. Conrad diseñó además un inge-
nioso dispositivo de rastreo de la conductividad del terreno
con un taladro que, a la manera de un sismógrafo, permitía
trazar perfiles del subsuelo que indicasen o no la presencia
de menas. 
Aplicado a la exploración petrolera, el perfilaje del sub-
suelo circundante de un pozo exploratorio, el método in-
ventado por Conrad Schlumberger en los años veinte del

46
Coda La gente tiende a dar por sentado el papel de la empresa
Reflexiones sobre la empresa en el estilo de vida moderno. Hoy estamos acostumbrados
a medir el éxito de un país mediante su capacidad para cre-
En las páginas anteriores, Ibsen Martínez, a partir de la idea cer económicamente. Los países poderosos son los países
–muy influyente en la economía moderna– de que la gente ricos, y estos han construido su riqueza gracias a la activi-
responde a incentivos, ha pintado un interesante collage dad empresarial. Lo que la gente no percibe es que el cre-
de innovaciones que forman parte de la historia universal cimiento económico es un hecho reciente, que comenzó
del desarrollo. Las historias que cuenta son encantadoras con la Revolución Industrial. Apenas en la primera mitad
pues nos muestran que la innovación tiene una dimensión del siglo xx aprendimos a medir el producto interno bruto
poética que se puede hallar en los lugares más inesperados. (pib), esa sacrosanta variable macroeconómica. Antes de
Las de Ibsen no son cinco palabras sobre los incentivos: son eso, la noción de la importancia del crecimiento del pib per
siete bellas historias de innovación y emprendimiento. Hay, cápita era simplemente inexistente. Pero las que lo produ-
de hecho, tres palabras claves relacionadas en sus historias: cen son las empresas. Sin estas, no hay pib, no hay riqueza,
incentivos, innovación, empresa. Las tres son muy impor- y no existe el estilo de vida moderno.
tantes, y la que más me interesa destacar aquí es la última. Pero, ¿qué son las empresas? Son la forma moderna en
La idea de empresa es reciente. Las primeras, de ín- la cual las personas colaboran para producir; son una (o
dole familiar, empezaron a formarse en la Edad Media. la) forma de cooperación en la producción, que al mismo
La idea moderna de estas es aún más reciente. Las firmas tiempo genera empleo. En las empresas modernas es nor-
por acciones y con responsabilidad limitada (en las cuales mal el ánimo de lucro, aunque también hay unas con otros
los socios solo pueden perder el dinero invertido) se crea- propósitos. En general, se crean tras la búsqueda de algún
ron con las aventuras coloniales de Inglaterra y los Países beneficio, pero este no tiene que ser necesariamente mo-
Bajos en Asia, y su florecimiento pleno como canales de netario. Independientemente de que busquen plata o no,
producción ocurrió durante la Revolución Industrial en In- no están hechas para perder plata. En este sentido, en todas
glaterra. Sin exagerar, se podría decir que el elemento más las empresas es necesario un cierto grado de eficiencia: las
importante en este proceso no fue la máquina de vapor o que producen menos de lo que cuesta producir están con-
el uso del hierro en la construcción de barcos, ferrocarriles denadas, tarde o temprano, al fracaso.
y edificios, sino la irrupción de la empresa como medio de Los economistas han reflexionado acerca de por qué las
producción. empresas son cruciales para el desarrollo económico. Hay
Nicholas Murray Butler, un político norteamericano de por lo menos tres razones: incrementan la piscina de capi-
finales del siglo xix y principios del xx, ganador del Premio tal disponible para la inversión productiva; permiten a los
Nobel de la Paz en 1931, consideraba a las sociedades de res- inversionistas distribuir su riesgo por medio de la compra
ponsabilidad limitada el más grande descubrimiento de los de pequeños paquetes de acciones fácilmente mercadea-
tiempos modernos, por encima de respuestas más obvias, bles en distintas firmas, y proveen una forma de imponer
como la máquina de vapor o la electricidad. estructuras de manejo efectivo en grandes organizaciones.
Las empresas capaces de incorporar simultáneamente Las empresas también son, en el capitalismo moderno,
las ideas de la persona jurídica (que una empresa pueda ha- un sistema de distribución de los beneficios de la produc-
cer negocios como si fuera una persona natural), la emisión ción. Contratan trabajadores con base en los salarios de-
de acciones, la responsabilidad limitada y la separación terminados por el mercado, y los dueños se quedan con el
entre la propiedad (los dueños) y el control (los gerentes), excedente que puedan generar. Ha habido gran discusión
dentro de una misma organización, solo se consolidaron en sobre este método distributivo. El socialismo se basó en la
el siglo xix. Como señala el economista Oliver Hart: idea de que el capital debía ser del Estado, no de los parti-
culares, y sus empresas no funcionaron muy bien. El único
La empresa moderna es un fenómeno relativamente reciente. socialismo exitoso hoy, el del modelo chino, permite una
Desde los primeros tiempos hasta el siglo xviii, los negocios amplia laxitud económica, muy parecida a la del capitalis-
fueron realizados por granjeros, artesanos y mercaderes [...]. mo, dentro de un régimen político muy estricto.
Según Alfred D. Chandler, los mercaderes todavía dominaban Hoy no cabe duda de que el principal mérito del capi-
la economía [estadounidense] en 1790. La familia seguía sien- talismo es su capacidad de crear riqueza; su principal de-
do la unidad comercial básica. [...] Fue solo en la segunda mitad fecto parece ser la pavorosa desigualdad que es capaz de
del siglo xix que el mundo vio el surgimiento de la corporación generar. Los países más desarrollados de hoy en día, como
moderna, una organización con múltiples unidades operada los de Europa occidental, han sido capaces de combinar las
por equipos de gerentes asalariados que tenían poco o nada de fuerzas creadoras de riqueza del capitalismo con arreglos
capital en la empresa. [En inglés en el original] . sociales y políticos conducentes a limitar la desigualdad y

48
nómina, llevar una contabilidad, pagar impuestos. Hay que
vender un producto. Hay que innovar. Hay que mantener
contento al cliente. Nada de eso es fácil. En algunos casos,
como en Colombia, un país tan dispuesto a imponer cargas
a la actividad privada, es verdaderamente heroico.
En los países desarrollados, la gente Yo sospecho que en Colombia aflora un espíritu em-
presarial innato, a veces poco sofisticado pero resiliente,
tiene posibilidad de hacer empresa, que provee una base fuerte a la estructura institucional del

pero los que son exitosos deben territorio. Cuando se crea riqueza, lo natural es querer cui-
darla. La democracia colombiana no parece muy desarro-

pagar impuestos para financiar llada, pero es longeva y, a pesar de las apariencias, no parece
que los colombianos quieran echarla por la borda. Creo que
el bien común, y los que tienen la eso se debe, en buena parte, a la solidez de la base empresa-
rial colombiana. Un dirigente gremial dijo, hace ya algunas
responsabilidad de administrar esos décadas, que “a la economía le va bien, pero al país le va
mal”. No cabe duda: las cosas irían peor si a la economía y a
impuestos ni los despilfarran ni, sus empresas les fuera mal. 

mucho menos, se los roban -Daniel Castellanos García

ibsen martínez (caracas, 1951). Escritor. Columnista


de El País de España, edición Américas. Vive en Bogotá. Su
última novela es Simpatía por King Kong (Planeta, 2013).

daniel castellanos garcía (medellín, 1963). Econo-


mista de la Universidad de los Andes con una maestría en
economía. Candidato a doctor, también en economía, de
hacer viable la vida social. En palabras simples, en los países la Universidad de Londres. Ha sido columnista de El Espec-
desarrollados, la gente tiene posibilidad de hacer empresa, tador, asesor de varios candidatos presidenciales y autor de
pero los que son exitosos deben pagar impuestos para fi- cuatro libros.
nanciar el bien común, y los que tienen la responsabilidad
de administrar esos impuestos ni los despilfarran ni, mucho y La publicación de este texto contó con el apoyo del
menos, se los roban. Grupo sura.
Hay quienes temen a las empresas porque pueden lle-
gar a ser muy poderosas. Se sabe que algunas producen más
riquezas que países enteros. Varias multinacionales han lle-
gado a ser la expresión de intereses neocoloniales en países
adonde han llegado. Basta un ejemplo en Colombia: sin la
United Fruit Company no hubiera ocurrido la matanza de
las bananeras. Dentro de los países, muchos temen el nivel
de influencia que las firmas pueden llegar a tener sobre la
conducción de la cosa pública, a través del cabildeo y otros
mecanismos. A veces, adoptan actitudes anticompetitivas,
antiambientales o antisociales, que hay que controlar. Pero
las empresas son mucho más que un mal necesario: un país
sin una base empresarial adecuada simplemente no puede
ser un país desarrollado.
La creación de una empresa es un fenómeno complejo.
Primero, hay que detectar una oportunidad de negocio.
Hay que conseguir unos socios o una financiación. Hay que
montar una estructura productiva. Hay que hacerla ope-
rar eficientemente. Hay que comprar insumos, pagar una

49
DE CIERTA MANERA: UNA COLUMNA

HISTORIA Y MATICES
DE JAVIER ORTIZ CASSIANI

CON LA MISMA MONEDA Estado, con su constitución, escudo y el pueblo. Había que borrar –decía el

D
bandera. La restauración de la admi- bando– toda inscripción, señal y mo-
icen que el capital no tiene nistración española creó una suerte numento que recordara los tiempos
patria, pero hubo un tiempo de “comité de purificación” que vela- rebeldes. La moneda, por supuesto,
en que el símbolo más sólido ba por la certeza de la lealtad del pue- era uno de los símbolos más fuertes.
de cualquier territorio estaba blo a España. Lealtad que, entre otras Cartagena tenía una tradición de
representado en la moneda que acu- cosas, debía demostrarse impidiendo acuñación de metálicos desde los tiem-
ñaba. Los calores políticos fundían el cualquier tipo de difusión, a las futu- pos virreinales. En 1620 la Corona or-
metal y con el cospel se labraban las ras generaciones, de la memoria de denó la creación de la Casa de Moneda
señas de la identidad de los Estados los tiempos insurgentes. La idea venía de Santafé de Bogotá con una oficina
o los reinos en la aleación todavía ca- desde arriba y el gobernador de la pro- sucursal en Cartagena de Indias, y se
liente. Nada más efectivo: la identidad vincia de Cartagena, Gabriel Ceferino sabe que a finales de 1621, en esta ciu-
tenía valía y además pasaba de mano Torres y Velasco, se puso a tono. Ex- dad, se acuñó en plata una moneda de
en mano. Se manoseaba. Por eso, pidió un bando exigiendo que en 24 ocho reales que se convirtió en la pri-
cuando los españoles por fin lograron horas los habitantes de la provincia mera de las elaboradas en el territorio
entrar a la ciudad de Cartagena de In- que tuvieran en su poder “papeles, im- de la Nueva Granada. Pero eso no era lo
dias en diciembre de 1815, después de presos, manuscritos, jeroglíficos” –re- que hacía ruido en la nueva coyuntura
más de cien días de asedio, pensaron lacionados con la revolución– debían política que pretendía hacer tabula rasa
en recoger las monedas que habían remitirlos a la administración para con el reciente pasado independentis-
sido acuñadas durante el tiempo en que fueran destruidos en actos públi- ta; era el sonido de un par de monedas
que la provincia –como resultado de cos en presencia de las autoridades, de medio real y de dos reales, de co-
la independencia– se convirtió en un miembros destacados de la sociedad y bre, que se habían acuñado entre 1812
© fundación numismáticos colombianos

Anverso y reverso de la
primera moneda acuñada en
el Nuevo Reino de Granada,
en 1621.

50
El problema de la falta de meta-
les para la elaboración de numerario
no era algo nuevo; fue una constante
desde los tiempos virreinales, pero
durante la independencia la situación
en Cartagena mostró su lado dramáti-
co. Se expidió lo que hoy se considera
el primer papel moneda de la nación
en una coyuntura compleja, cientos
de vales por empréstitos forzosos
que muchos años después todavía se
seguían cobrando, y se emprendió la
recolección de todo tipo de prendas
en oro y plata para convertirlas en mo-
neda y sufragar los apremiantes gastos
de guerra y defensa. Cuando veíamos
las imágenes de los textos escolares en
las que aparecía la reina Isabel de Cas-
tilla quitándose la corona y las prendas
para entregárselas a Colón y patroci-
nar sus viajes, por más que imaginára-
mos al almirante corriendo a la casa de
montepío a empeñar las prendas o a
fundirlas para convertirlas en marave-
díes, sabíamos que la cosa era en senti-
do figurado. En Cartagena parece que
la cosa no fue simbólica.
Ante la inminencia del sitio de Pa-
blo Morillo, las autoridades republica-
nas recibían joyas, alhajas y vajillas de
plata para convertirlas en monedas y
© wikimedia commons

comprar armas; testimonios de la épo-


ca mencionan el uso de las joyas religio-
sas de las iglesias y conventos no siem-
pre de forma voluntaria. Fueron varios
los gritos de auxilio: en una desespera-
da carta del 10 de junio de 1815, Juan de
Primera página de la Constitución de Cartagena (1812). En ella se ve el escudo del nuevo Dios Amador, gobernador del estado
estado. de Cartagena, pide ayuda monetaria
al gobierno de la Unión para defender-
y 1814. Una cosa evidente contrariaba y la inscripción “estado de Cartagena”. se, y dice que “las alhajas de las iglesias
a las autoridades peninsulares; las dos La solución, en la lógica de borrar cual- solo produjeron recursos para 15 días”;
monedas llevaban impreso en el anver- quier tipo de memoria patriota, era la un listado anónimo que recibió la co-
so el escudo del nuevo estado: una in- recolección de las monedas insurgen- misión de seguridad pública creada por
dígena sentada al lado de una palmera, tes y la acuñación de un nuevo material, el gobernador Torres y Velasco dice de
con un carcaj en su espalda y una cade- pero había un par de problemas: la fal- don Bernardo Alcázar –quien había
na destrozada entre la mano izquier- ta de metales y la necesidad urgente de sido director de la Casa de Moneda de
da y su regazo, con varios eslabones pagarle a una tropa expedicionaria que, Cartagena– que era “aborrecible a to-
sueltos que yacen a sus pies, le ofrece si bien había sido la responsable de un dos los buenos por profanador de los
a un turpial una granada que lleva en su largo asedio a los que estaban dentro de templos de donde extrajo a la fuerza
mano derecha. En el reverso aparecía la la ciudad amurallada, desde afuera, a su alhajas, muchas de ellas para sí, para
denominación, la fecha de expedición manera, también había vivido el sitio. los gastos de la guerra de revolución”;

51
© fundación numismáticos colombianos

Primer billete patriota del estado libre de Cartagena (1812).

Anselmo Rodríguez de San José, prior reafirmación de sus dominios. Así lo toma de Cartagena de Indias hasta el
del convento de la Popa, en carta diri- hizo cuando en el siglo xv construyó la momento en que los españoles se die-
gida a su provincial cuenta que en “el catedral de Sevilla sobre una mezquita, ron cuenta de que su proyecto de res-
año de 1815, el día 8 de julio, subimos [al o cuando unos años después usó los ci- tauración política había sido vencido,
cerro de la Popa] y fue puntualmente la mientos del templo mayor de la ciudad las autoridades peninsulares estuvieron
tarde que nos quitaron las alhajas de la de Tenochtitlán para construir la cate- tratando de recoger las monedas pro-
Virgen”, y otro testimonio menciona el dral de Ciudad de México. Lo cierto ducidas durante la república, conoci-
hecho con nombre propio cuando dice es que con esa medida aplicada sobre das como “caraqueñas” porque fue en
que “don José de los Santos Giraldo las monedas no logró borrar comple- Caracas donde más se acuñaron para
fue el que despojó a nuestra señora de tamente los referentes políticos que ese período, con profusa circulación
la Candelaria de la Popa, estando en el quería desaparecer. Según los exper- en el Caribe colombiano y en las An-
altar, de las alhajas para el cuño de los tos, debido a que la acuñación se hacía tillas. Nunca fue fácil. La aplicación de
insurgentes”. a través de medios primitivos, con una esta medida a rajatabla generaba con-
Una revolución que patrocinaba maquinaria básica, y a que las monedas tratiempos económicos considerables
la herejía, por supuesto, era más con- intervenidas estaban endurecidas por en las provincias de la costa norte, de
denable. Pero la situación real es que el martilleo original, estas, pese a los es- modo que hubo que hacer algunas con-
los españoles tampoco contaban con fuerzos, quedaban con el 50% del dise- cesiones. En 1816, después de varias
suficiente metal para reemplazar las ño anterior visible. En últimas, la nue- consultas, se permitió la circulación en
monedas republicanas, y en algunos va administración peninsular terminó Santa Marta y Riohacha de las mone-
casos les tocó recurrir a la reacuñación. pagando con la misma moneda, pues el das insurgentes acuñadas en Cartagena
Resellaron las monedas insurgentes resultado a todas luces era una moneda porque, de lo contrario, el costo para el
a través del método de imprimir los que opuso resistencia a la reconquista comercio habría sido demasiado alto.
símbolos tradicionales de la Corona y que hoy constituye una especie de cu- Manuel Conde, como representante
encima de las figuras republicanas; riosidad numismática. de la Diputación Consular de Santa
leones, cruces, torres de castillo y ba- Tampoco la realidad económica Marta, se preguntó cuál era el proble-
rras reales solaparon a la india, la pal- de la región daba para ponerse tan ra- ma con la circulación de la moneda re-
mera, el turpial y el nombre del estado dicales con las monedas acuñadas du- publicana acuñada en Cartagena, si de
independiente. Si nos queremos poner rante la independencia, tuvieran o no todas formas, por un tema fronterizo,
hermenéuticos podemos decir que se un símbolo republicano tan explícito la acuñada en Venezuela, tan insurgen-
acudió a una vieja tradición mediante para esa época como la india que aca- te como aquella, era de uso frecuente.
la cual España encaramaba sus creen- ba de destrozar las cadenas y alimenta Pero el 14 de diciembre de 1818 la Junta
cias políticas, sociales y religiosas como apaciblemente a un turpial. Desde la de General de Tribunales acordó que

52
debía suspenderse la circulación de la la manutención del ejército y el atraso salones de la casa virreinal, cinco cofres
moneda caraqueña para que fuera de- de sueldos, más que “la superioridad repletos de monedas. Eran parte de las
positada en las cajas reales. El gober- del ejército colombiano”, lo que había que por ley habían sido remitidas a la
nador de la provincia de Cartagena, generado la derrota del 7 de agosto de capital de todas las provincias. Allí las
Torres y Velasco, reaccionó con un par 1819, cuya consecuencia más grave fue encontró Bolívar. El 21 de noviembre
de cartas al año siguiente, en las que se la pérdida de la capital. de 1819 las mandó a resellar con el bus-
quejaba amargamente porque le había La numismática aparece cuando to de la india y decretó su circulación
tocado aplicar la medida con tremendo el dinero pierde su valor nominal real. en las provincias liberadas de la Nueva
pesar, pues consideraba que con esta se Pero antes estuvo la historia. Desde Granada. Comenzaba un nuevo ciclo,
condenaba a la pobreza “a los infelices siempre nos enseñaron que era una con la misma moneda. 
habitantes de esta desgraciada provin- de las ciencias auxiliares de la historia,
cia”. “En ella –decía– no circulaba otra pero quizá la veíamos como mera cu- y Este texto se escribió con el apo-
moneda que la indicada, y recogerla riosidad de coleccionista o como una yo de la Fundación Numismáticos
sin un rescate por buena al tiempo de simple referencia en nuestros afanes Colombianos.
entregar la mala era reducir los pue- de presumir de interdisciplinarios.
blos a la última miseria, era acabar la Hoy sabemos que le podemos tomar el javier ortiz cassiani (valledu-
propiedad del individuo, y destruir pulso al movimiento de independencia par, 1971). Historiador. En 2019, Li-
absolutamente el signo de cambio, si seguimos las acuñaciones, la circula- bros Malpensante publicó El incómodo
reduciendo la sociedad a un estado de ción y los usos y desusos de la moneda. color de la memoria, una compilación
imperfección tal como el que tenía an- Cuando el virrey Sámano se marchó de de sus ensayos, columnas y perfiles so-
tes de inventarse la moneda”. Torres y Santafé de Bogotá antes de la entrada bre la raza negra. En 2020 se lanzó una
Velasco fue más allá. Se atrevió a decir triunfal del ejército patriota, dejó aban- segunda edición aumentada.
que había sido la falta de moneda para donados, en un rincón de uno de los

53
e s p e c i a l d e f i c c i ó n

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A
comienzos del año 2013, Ángela y yo compramos eran bellos. A ella le parece bella toda la naturaleza. Pero a
una finquita de dos hectáreas a 60 kilómetros de mí la pareja de patos me parecía horrenda. Rechonchos y
Bogotá, y cinco antes de llegar a Cachipay. Des- de corto vuelo, no caminaban, se arrastraban por el suelo
de hacía por lo menos dos años, mi mujer venía como pesados tanques de guerra. Eran aves saraviadas, de
manifestándome su deseo de que consiguiéramos fondo negro con irregulares y desordenadas vetas blancas,
una pequeña casa de campo, y yo, entretanto, le había com- muchas tan minúsculas que semejaban regueros de cal, y
prado un cd con cantos de pajaritos, que le ponía a trinar en torno a sus picos amarillos exhibían asquerosas verrugas
todos los días en el desayuno. rojas de variadas formas y tamaños. Lucían como leprosos
El sitio de la finca era espectacular, y hablo en pasado o infortunadas víctimas de un extraño cáncer de piel. En
porque ya la vendimos. Hacia el poniente se abría un pano- compensación, Pato y Pata tenían la apariencia de consti-
rama de 180 grados, que descendía en gigantescas y macizas tuir un matrimonio bien avenido. Con un poco de maldad,
olas verdes hacia el valle del Magdalena y se extendía hasta la pienso que los unía quizás una fealdad compartida que los
remota y azulada cordillera Central, sobre la cual, en los días obligaba a aceptarse con resignación y a luchar por amar-
despejados, resplandecían tres nevados imponentes: el Ruiz, se ante la física ausencia de alternativas. El hecho es que
el Santa Isabel y el Tolima. En el oriente, el terreno se hallaba andaban siempre juntos. Donde aparecía uno de los dos,
abrigado por los soberbios farallones que rodean la sabana enseguida llegaba su compañero.
de Bogotá y que forman un monumental teatro romano se- Los gansos eran justo lo opuesto. Realmente hermosos,
micircular en torno a la zona. En la parte superior del lote se mostraban por completo indiferentes entre sí. Cada uno
se encontraba la casa, muy modesta, de dos pisos y paredes se meneaba a su aire por el prado, ocupado tan solo de pro-
blanqueadas, que más tarde convertimos en una especie de curarse su comida y de lucir su luminosa presencia. Tenían
pequeño chalé, un poco más amplio y con un aire suizo gra- el cuello largo y fino como el de una espigada holandesa, y
cias a los techos cubiertos con delgados listones de pino. El un trasero apenas digno de una negra de San Basilio, todo
predio era completamente independiente. No veíamos a los ello recubierto por un terso y lustroso plumaje tan blanco
vecinos ni ellos nos podían ver, y aunque quedábamos muy como la nieve. Sus picotazos eran ágiles y fuertes, y si una
cerca de la carretera, estábamos perfectamente aislados del persona extraña se les acercaba, podían volverse y atacar-
ruido gracias a una suave colina verde. A una altura de 1.800 la ferozmente con sus duros picos utilizados como lanzas.
metros, el clima oscilaba habitualmente entre los 20 y los 25 Recorrían el campo muy erguidos, paseando sus egos con
grados, aunque en tiempos de lluvia el paisaje podía quedar arrogancia y contoneándose como damas de la realeza bri-
envuelto de repente en una densa neblina algodonada y la tánica, con la cabeza ligeramente echada hacia atrás y me-
temperatura descendía hasta unos 16 o 17 grados. Durante neando la cola. Con todo, por alguna razón desconocida, en
la noche nos arrullaba el ulular de un búho solitario, y a la ocasiones se veía a Gansa algo triste, lenta y desganada. Se
madrugada nos despertaba la sonata en mi bemol de azule- quedaba distraída mirando al vacío como si estuviera espe-
jos, toches, turpiales, mirlas y sinsontes, interrumpida en un rando que cayera del cielo un ganso angélico.
punto por el canto estridente de un pequeño pero empingo- Yo no les prestaba atención hasta un día en que me
rotado y vanidoso gallo francés que nos regaló nuestro amigo sorprendió una escena singular. Ganso parecía dedicado a
Santiago. En suma, un pequeño paraíso. perseguir a Pata, a sol y sombra. Si ella andaba por el prado
Por si fuera poco, por deseo de Ángela quedó incluida buscando su postre de gusanos, Ganso se le iba acercando
en la compra la primera cuota del arca de Noé: una vaca, seis con cuidado, dando largos rodeos como quien no quiere
gallinas, cinco gallinetas, una pareja de gansos y otra de pa- la cosa y lanzando discretas miradas periódicas hacia los
tos. Ese incipiente rebaño multiespecie y pluricultural con- lados. Pata avanzaba entonces unos cuantos pasos para to-
vivía inicialmente en completa paz, pastando y picoteando mar distancia, y Ganso la seguía poco después, disimula-
libremente por los prados. Nada nos permitía augurar el damente. Con esta estrategia, Pata iba quedando cada vez
intenso drama pasional, moral y metafísico del que allí se- más alejada de Pato. Si ella en su fuga bajaba a la cañada por
ríamos testigos y terminaríamos siendo actores destacados. donde corría un riachuelo o iba a zambullirse en el pequeño
Para simplificar las cosas, llamaré a las dos parejas cen- estanque de cemento ubicado en el costado izquierdo de la
trales de esta historia “Pato y Pata” y “Gansa y Ganso”. casa, Ganso no tardaba en merodear por entre los arbustos
Gansos y patos se paseaban sin prisa por el prado que se de madre de agua, o entre las matas de platanillo, antes de
extendía a la izquierda y detrás de la casa. Avanzaban a lanzarse también al pozo. Pato, entretanto, seguía papando
pasos cortos, se detenían, lanzaban latigazos al suelo con moscas y no se daba por enterado, aunque tampoco se pue-
su largo cuello (sobre todo el de los gansos) para cazar con de descartar que estaba dejando libre a su compañera para
sus acerados picos cualquier cosa, un gusano, una hormiga, espiar sus reacciones. Lo cierto es que Ganso adelantaba su
un escarabajo. Para Ángela, unos y otros, gansos y patos, asedio sin resistencia alguna del consorte de Pata.

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Así pasaron dos largas semanas hasta que un día, apro- su compañera, continuaba pavoneándose (¿o ganseándose?)
vechando que Pata, perseguida, se había metido de prisa por el prado con la mirada puesta en algún lugar incierto.
en el estanque mientras Pato permanecía muy orondo en Entretanto, desde lejos, Pata observaba los hechos. Por ca-
el prado, Ganso dio un revuelo, le cayó encima a su presa sualidad, Ángela y yo pudimos fisgonear toda la escena des-
y, tras un fuerte chapoteo y una blanca convulsión de alas y de arriba, desde la ventana del segundo piso, como dioses.
plumas que salían volando por el aire, logró montarla y se Inesperadamente, el drama pasional derivó en trage-
la despachó. Casi la ahoga. dia. No habría pasado una hora cuando Pata cayó tendida
Concluido el trance, el adúltero y violador salió con cal- e inmóvil en el prado, cerca de la puerta de nuestra casa.
ma del estanque, se sacudió con gran alboroto, lustró sin Apenas me di cuenta, salí a mirar y vi su cabeza y su cuello
afán sus plumas y volvió al prado caminando con solemne completamente morados, casi negros. No descubrí señal al-
seguridad, más lento y más erguido que nunca, como todo guna de violencia. Pata parecía haber muerto de un ataque
un presidente en la toma de posesión. Miró a Pato y para sus fulminante al corazón. Resolví dejarla en su lugar para ver
adentros debió de haber sonreído satisfecho. Sin embargo, si el drama tenía algún desarrollo ulterior.
ni siquiera por eso Pato se dio por aludido y pareció no in- Y, efectivamente, no mucho tiempo después, cuando
mutarse. Siguió picoteando distraídamente, aunque quizás Pato descubrió el cadáver de su antigua compañera comen-
lo hacía con más energía que de costumbre. Viéndolo bien, zó a darle vueltas desde cierta distancia, agitado, nervioso,
los picotazos salían como disparos a quemarropa. Un poco desconcertado, sin atreverse a mirarlo de cerca. Finalmen-
después de Ganso salió también Pata del estanque, sin fuer- te, ante la brutal e irrefutable realidad de la muerte, sucedió
zas se sacudió el agua como mejor pudo y, encogida, con la lo menos esperado. A pesar de su torpeza corporal, quizás
cabeza baja y la cola fruncida, avanzó en dirección a Pato, por primera vez en su vida, Pato levantó el vuelo y voló, voló
aunque no llegó hasta su lado. Permaneció a una prudente muy alto, con sus plumas teñidas por los rayos de un sol san-
distancia. Ocasionalmente estiraba el cuello hacia el suelo grante que se aprestaba también a morir tras los nevados.
con desgana, fingiendo que comía. Trazó cuatro o cinco grandes círculos en el cielo –lentos,
Pasaron algunos días en aparente calma hasta que, en majestuosos y solemnes– y retornó a tierra. ¿Había ido a
una ocasión, mientras yo almorzaba un humeante sancocho buscar a Pata en el incierto lugar donde descansan los muer-
de gallina con papa, yuca y un poco de comino, alcancé a tos y regresaba decepcionado? ¿O le brindaba su adiós defi-
divisar por la ventana del comedor cómo ahora Pato miraba nitivo en un rito fúnebre de despedida? Imposible saberlo.
fijamente a Gansa desde lejos y parecía seguirla a la distan- En todo caso, Pato regresó y, contra toda lógica, em-
cia. Como ya lo dije, Pato era feo y mucho más pequeño que prendió enseguida una abierta y desvergonzada persecu-
Ganso y Gansa. Además, caminaba bamboleándose como ción hacia Gansa, mucho más intensa que antes, ante la
un trompo a punto de caer. Pero terco sí era y tenía cuerpo mirada indiferente de Ganso. Por lo visto, al rey del predio
macizo de boxeador de peso pluma. El asedio continuó sin no le importaba la suerte de su compañera ni esperaba nada
tregua. Gansa parecía rehuirlo, pero Pato no cejaba en su más de la vida.
empeño. Si ella avanzaba hacia la derecha, él se desplazaba Mi mujer exclamó furiosa:
un poco más allá, y si Gansa se volvía en dirección contraria, –¡Ese Pato es un sinvergüenza! ¡Quién lo veía tan ape-
Pato se apresuraba para cerrarle el paso a la distancia. Cada gado a Pata! ¡No hay derecho! ¡Qué cinismo! ¡No acaba de
día se acercaba un poco más. Y su presa parecía no atreverse morir su compañera y se lanza enseguida a perseguir a su
a darle la espalda –o, mejor dicho, la cola– para no correr el amante! ¡Increíble!
riesgo de un ataque sorpresa por la retaguardia. Hasta que A mí, en cambio, me asaltó una duda malévola. Comencé
por fin, a la semana, Pato coronó. Una aburrida tarde de do- a preguntarme si la fuga de Pata ante el cerco de Ganso había
mingo, encaramado en el saliente de un barranco, Pato des- obedecido a un real afán por evadirlo o había sido únicamen-
cubrió a Gansa más abajo, en un oscuro recodo del terreno, te una escena bien montada de cara a Pato. Pata habría po-
y sin pensarlo dos veces le cayó en el lomo, batió las alas, dido rehuir a Ganso si se hubiera acercado más a Pato, pero,
alargó el pescuezo y arremetió contra ella empujando con por el contrario, su fuga la alejaba cada vez más de él. Incluso
fuerza sus cuartos traseros, frenético y trepidante como un no me pareció descabellado pensar que fuera el resultado
epiléptico, mientras Gansa, sorprendida, no acertaba (¿o de una curiosa mezcla de los dos sentimientos encontrados,
no quería?) a quitárselo de encima. Pato terminó su faena, de temor y deseo. Tampoco era posible descubrir si Ganso
se bajó, sacudió sus plumas, le lanzó una mirada radiante a asediaba a Pata llevado por sincera atracción, por una insa-
Gansa, dio media vuelta, estiró el cuello hacia atrás, levantó tisfacción secreta o por algún otro sentimiento desconocido.
el pico y trepó la cuesta empinándose un poco sobre sus El hecho es que Ganso terminó logrando su objetivo.
patas torcidas. Se lo veía más alto y se podría decir que hasta Me pregunté también, en silencio, qué movía a Pato
buenmozo. Ganso, ajeno e indiferente al contratiempo de a esa búsqueda de Gansa, tan inoportuna y descarada.

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cuadrar y vivir felices? ¿Acaso Ganso le pone alguna aten-
ción a su compañera? Además, ¿no fue él quien comenzó
todo este drama? ¿No llevó a Pato a buscar venganza? Y, aun
si supusiéramos que no fue así, ¿por qué ha de ser la justicia
la que predomine siempre y el placer no tenga oportunidad?
Pato y Pata tenían la apariencia Poco a poco, Ángela y yo nos fuimos enfrascando en
una discusión cada vez más agria sobre la infidelidad y sus
de constituir un matrimonio bien motivos, y sobre el derecho a la vida o a la aplicación de

avenido. Con un poco de maldad, la pena de muerte a gansos y patos. Por una vez al menos
podíamos jugar de veras a ser dioses.

pienso que los unía quizás una A la mañana siguiente llegó nuestro amigo, y ensegui-
da lo enteramos del drama familiar y de nuestra discusión
fealdad compartida que los obligaba acerca de quién debía ser sacrificado y por qué. Francisco
terció entonces con mucho aplomo en la discusión.
a aceptarse con resignación y a luchar –Pues no, a mi juicio, no deben morir ni Pato ni Ganso,
sino Gansa.
por amarse ante la física ausencia –¡¡¡¿Cóóómo?!!! –exclamó Ángela, indignada.
–Pues sí. A mí me parece que Gansa jugó con los dos,
de alternativas con Ganso y con Pato, y provocó la muerte de Pata. Por
lo que me cuentan, Gansa parecía hastiada con su marido
y, bien fuera por venganza o para provocarle celos, atrajo
y provocó hábilmente a Pato haciéndose la que lo rehuía.
Si fue así, entonces fue ella en últimas la responsable de la
muerte de Pata.
Los tres nos trenzamos entonces en un debate moral y
metafísico. Yo sostenía:
–Miren, en este mundo todos los días mueren patos y
Podía ser que, tras la desaparición de Pata, se sintiera por patas, gansos y gansas a campo traviesa, sin que se sepa casi
fin liberado de su celosa tutela y se lanzara a una loca y nunca por qué. En la muerte no hay justicia. No mueren
desenfrenada relación con Gansa, con un descaro rayano los malos sino los “de malas”. Y es tan difícil descifrar las
en la más completa desfachatez. Pero también era posible razones de una muerte como escrutar los enrevesados pen-
que, en su desespero, buscara a Gansa para vengarse de samientos de Dios. Definitivamente, es difícil ser Dios. Si
su petulante marido, responsable final de la muerte de su yo tuviera que asumir su papel y aplicar justicia, creo que
amada Pata. ¿Quién conoce acaso las intenciones secretas terminaría suicidándome.
de los patos? –Sí, pero también es difícil ser Pato –concluyó Francisco.
Se dio la circunstancia de que para el día siguiente es- Finalmente, después de una larga discusión y ante la im-
perábamos la visita de Francisco. Nuestro amigo era un posibilidad de ponernos de acuerdo, decidimos por unani-
excelente cocinero y con él nos habíamos puesto de acuer- midad invitar a manteles a Pato, Ganso y Gansa, así como
do en que juntos definiríamos el menú y prepararíamos el al pretencioso gallo francés, y junto con el mayordomo Eze-
almuerzo. De todos modos, mi mujer y yo comenzamos a quiel, su esposa Dorita y dos de sus sobrinos les brindamos
especular si debíamos preparar un delicioso pato a la naran- una cristiana sepultura. 
ja o ensayar un ganso en salsa oscura Worcestershire con
mantequilla, pimienta y tomillo. Ángela se inclinó ensegui- luis alberto restrepo moreno (medellín, 1938).
da por sacrificar al “infiel, desleal y traicionero” Pato. Exjesuíta. Realizó estudios de filosofía y teología en
–¡El primer turno tiene que ser para ese miserable de Frankfurt y Lovaina, Bélgica. Profesor de filosofía política
Pato! ¡Cómo se le ocurre salir corriendo a perseguir a la otra en la Universidad Javeriana, los Andes y unal. En esta úl-
delante del cadáver todavía tibio de su mujer! ¡La tiene bien tima fue investigador y director del Instituto de Estudios
merecida! Además, Gansa estará más contenta sola que con Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri). Colaboró
cualquiera de esos dos zánganos. también en la formación de maestros rurales y campesinos.
Yo repliqué en tono suave y cuidadoso:
–¿Y por qué no sacrificar a Ganso, no solo para que pa-
gue su culpa sino también para que Pato y Gansa se puedan

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legaron por fin a la cima de la colina. El Siguió contemplando el paisaje que tenía enfrente. A
guía del grupo de caminantes les dijo 3.700 metros de altura, un océano de frailejones se había
que harían una parada de media hora apoderado del inmenso valle. Había cientos de miles, unos
para almorzar y descansar antes de con- más cerca de otros, como dándose protección y abrigo en
tinuar el recorrido y bajar hasta el valle. esa tierra gélida. También había varias lagunas, ojos líquidos
Mientras los otros se acomodaban como mejor podían en que reflejaban el cielo gris. Todo estaba rodeado por un cin-
las rocas esparcidas sobre el terreno arisco y sacaban lo que turón de montañas también tapizadas de frailejones hasta
habían llevado para comer, ella permaneció de pie al borde donde alcanzaba la vista.
de la colina, absorbiendo los detalles del paisaje. Aunque Imaginó que era un cóndor, una danta, un venado de
ya había ido antes, el panorama que se desplegaba frente a cola blanca o un oso andino, y que su hogar era ese valle.
ella siempre le producía un cosquilleo en la conciencia, un Estaba segura de que viviría feliz ahí. O, al menos, se con-
ensanche de los sentidos, como una melodía que no deja de formaría con ver uno de esos animales en alguna de sus ca-
conmover a quien ya la ha escuchado innumerables veces. minatas por el páramo. Los guías siempre les decían a los
Pero aquel domingo se sentía un poco diferente allá caminantes que existía la posibilidad de avistarlos, y conta-
arriba. Ansiosa, como a la expectativa de algo importante, ban anécdotas sobre sus propios avistamientos, pero hasta
aunque no sabía de qué. El día había comenzado como el momento ella no había tenido suerte.
cualquier domingo de caminatas que parten de Bogotá: Después de unos minutos, se sentó en una roca a co-
el guía dándoles la bienvenida a los caminantes, de pie merse el estofado de verduras y el bocadillo que había
junto al minibús de turismo contratado para la salida; la alistado la noche anterior. Le llegaron los aromas de los
hora supertemprana de siempre; el punto de encuentro alimentos de sus acompañantes. Podía identificar lo que
de siempre, cerca del supermercado cuyo nombre rima estaban comiendo solo por el olor: un sándwich de atún
con “grulla”. Dentro del vehículo, la mezcla usual de ca- enlatado con una o dos rodajas de tomate, o uno de jamón
ras nuevas y conocidas –la fotógrafa (profesional o aficio- con demasiada mayonesa; una ensalada de papas con zana-
nada, no tenía idea) que cargaba una cámara enorme, el horia y habichuelas; incluso, extrañamente, alimentos de
indígena que apenas hablaba español y que salía sin falta olores más sutiles como una manzana verde, un bocadillo
a las caminatas, el setentón que caminaba mejor y más con queso... Lo cierto es que siempre había sido una olfa-
rápido que cualquier joven–. Saludó con una inclinación teadora. Lo primero que hacía cuando tenía algún objeto
de cabeza a los conocidos y se sentó sola en una silla junto nuevo entre sus manos era olerlo. Le parecía que con esto
a la ventana. Después de que el bus arrancó, y a medida podía entenderlo mejor, saber de dónde provenía, de qué
que se acercaban al sitio donde comenzarían la caminata, estaba hecho. Sus olores favoritos eran los del pasto y la
empezó a sentirse ansiosa. No temerosa, pero sí a la espera tierra mojados, libros viejos, llantas nuevas, pan recién
de algo inédito. salido del horno, jazmín.

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Los demás caminantes conversaban a su alrededor: que estaba diciendo. Adquirió la costumbre de almorzar en la
–¿Ya fuiste a Caño Cristales? Me han dicho que es cafetería después de las dos de la tarde, cuando el lugar que-
divino. daba prácticamente desocupado, y así podía comer sola lo
–Y tú, ¿de dónde eres?... ¿De Francia?... ¿Y sí te gusta que los otros solían desdeñar, casi siempre verduras. El resto
Colombia? del tiempo también evitaba a sus compañeros. Se demoraba
–Mañana me toca madrugar a la oficina. Tenemos una en contestar los correos, y a veces, cuando lo hacía, solo eran
reunión con los de operaciones. hileras de letras digitadas al azar. Su jefe tuvo una conversa-
La oficina. Aquel era el último día de unas vacaciones ción con ella, le preguntó qué le pasaba pero ella no le supo
ordenadas por su jefe, quien estaba preocupado por el ex- responder. Entonces el jefe suspiró, se encogió de hombros,
traño comportamiento que mostraba últimamente. Ella, le dijo que era un “recurso humano valioso” y que quería darle
que nunca había sido una trabajadora problemática. Hacía una última oportunidad, y la mandó a tomar unas vacaciones.
lo que se le pedía y no cuestionaba nada. Oía las constantes Era cierto que ella era una buena empleada, no de las que
quejas de sus colegas como quien oye llover. Trabajar era escalan peldaños, pero sí de las que hacen bien su trabajo.
lo que sus padres habían hecho antes que ella, lo que sus Hacía años que no tomaba vacaciones, así que no supo
abuelos habían hecho antes que sus padres, y así desde que bien qué hacer con todo aquel tiempo libre a su disposi-
existen las personas. ción, ese botín inesperado que no sabía cómo gastar. No
Pero de un tiempo para acá encontraba insoportable tenía dinero suficiente para viajar –sus ahorros se le habían
todo lo relacionado con la oficina, y algunos episodios lo ido en la cuota inicial de un apartamento–, y tampoco tenía
mostraban. Como la vez en que, durante la presentación de familia. Sus padres habían muerto unos años antes, deján-
un colega frente a un cliente, empezó a bostezar incontrola- dola sola en el mundo. Durante los meses de duelo sintió
blemente y sin disimulo. O la vez en que se levantó de súbito que también había muerto junto con sus progenitores.
en medio de una reunión, abandonó la sala de conferencias Pensó: ¿acaso no está realmente muerta una persona que
y no volvió. Por momentos, cuando conversaba con alguno no tiene quién más se preocupe por ella? Anduvo un buen
de sus compañeros, las palabras que salían de la boca del otro tiempo sintiéndose como un fantasma, hasta que el trabajo
le eran incomprensibles y ella se quedaba observando a su y la rutina la fueron devolviendo a la realidad otra vez.
interlocutor con cara de extrañeza, tratando de descifrar lo Sin planes vacacionales definidos, se puso entonces a
caminar por la ciudad. Salía muy temprano a deambular por
barrios, calles, avenidas. Le atraían particularmente los par-
ques, los antejardines de casas y edificios, las plantas que se
asomaban en los balcones y ventanas. Notaba con interés
los retazos de verde que lograban brotar en las grietas del
cemento y las juntas de las paredes.
Comenzó a tener el mismo sueño todas las noches (por
Quizás los frailejones se espabilaban esos días le había dado por dormir sobre una alfombra mu-
llida que tenía en el piso de su cuarto). Caminaba por una
en las noches, se juntaban en parejas ciudad que no era Bogotá sino un lugar imaginado, desolado,

y bailaban hasta el amanecer, al ritmo como de libro o película. Recorría sus calles durante un buen
trecho hasta que salía de la ciudad, e inmediatamente se en-
del viento que gemía. Y tal vez las contraba frente a una montaña, en medio de un paisaje de
clima frío. Subía la montaña y después la bajaba gateando con
estrellas se preguntaban, mientras les gran agilidad. Se dirigía hacia una laguna, mientras la tarde
caía. Al llegar allí observaba su reflejo, pero solo distinguía
enviaban su luz desde arriba, si algún una forma oscura, una especie de silueta deformada por el
vaivén del agua. En ese momento despertaba.
día serían sobrepasadas en número Llevaba varios meses sin ir a las caminatas de los domin-
gos, primero por exceso de trabajo y después por apatía,
por esos enanos del páramo la misma que había afectado su rendimiento en la oficina.
Pero ahí estaba ahora, sentada en una de las rocas, comien-
do mientras le llegaban las conversaciones de los demás.
Escuchar la palabra “oficina”, saber que debía volver a
ese lugar al otro día y todos los días hasta el viernes, y así por
semanas y años, le produjo náuseas.

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Pensó más bien en los frailejones. Los que pueblan ese e hinchadas. Le llegaron olores de todas partes: fragantes,
valle son plantas bajitas de penachos color verde pálido y frutales, leñosos, dulces, mentolados. Le dio hambre. Vio
troncos gruesos, que crecen sin prisa, puesto que no hay musgo a sus pies, arrancó un poco y se lo metió a la boca. Lo
ningún afán de crecer cuando ya se está tan cerca del cielo. masticó y le supo bien.
Un solo frailejón es una planta modesta y poco agraciada, Se quitó los guantes de felpa, que ya le apretaban dema-
pero cuando se juntan miles para hacerles frente a los de- siado. Unos pelos largos, negros y toscos le cubrían el dorso
más elementos de la naturaleza, hombro a hombro, como de las manos. La de las palmas era una piel gruesa y acolcha-
en ese lugar, son un espectáculo. da. Los dedos se le estaban acortando y las uñas, que siempre
Amaba ese paisaje melancólico, tristón. Amaba sus to- llevaba al ras, le estaban creciendo, afiladas y curvas. Se tocó
nos lóbregos. Los colores saturados y chillones del trópico las mejillas y también las sintió cubiertas de pelo. Los latidos
no eran lo suyo. Amaba el clima del páramo: el sol efímero, de su corazón comenzaron a ir al galope. La transformación
la llovizna y el viento, las nubes que a veces pasan rápido y la sorprendió, claro, pero no la asustó. Estaba más bien eu-
las que se quedan inmóviles durante horas entoldando el fórica. Intentó reír a carcajadas pero, en lugar de su risa ha-
valle. bitual, de su garganta salió un chillido estridente.
El guía dio la instrucción de seguir y todos comenza- Fue hasta una roca alta que había cerca y se escondió
ron a bajar al valle. Sus compañeros de caminata seguían detrás. Asomó la cabeza para observar por última vez a los
parloteando. Eso le molestaba. Le parecía que adentrarse caminantes, que ya estaban muy distantes y se difumina-
en la naturaleza era una experiencia mística que exige ad- ban en la bruma con sus bastones, pantalones de secado
miración y respeto, como cuando se asiste a misa o se está rápido, botas impermeables, chaquetas para senderismo y
frente a una obra de arte en un museo. morrales de veinte litros. Verlos con toda esa parafernalia
Alguna vez fue a un retiro de meditación en el que los le provocó una nueva risotada.
participantes debían hacer votos de silencio. Pensó que, Apurándose, se quitó el morral, el gorro de lana, las bo-
así como existían los retiros silenciosos, también deberían tas, las medias térmicas y el resto de su ropa. Apoyó las ma-
existir los grupos de caminantes silenciosos. nos en el suelo y comenzó a caminar a gatas hacia la laguna
Decidió ir más despacio y se fue quedando atrás. Se detu- mayor. Al principio le costó trabajo, pero después, a medida
vo varias veces y se acomodó para tomar fotos con el celular que la transformación progresaba, se sintió más cómoda;
desde distintas perspectivas, mientras los demás seguían su avanzaba más rápido así, impulsada por sus cuatro extre-
camino. Las voces fueron perdiéndose en la distancia. El guía midades. No la importunaban los charcos, ni las piedras, ni
se volteó y, al verla rezagada, le hizo señas con la mano. Ella la rugosidad del terreno.
levantó un brazo y le hizo gestos de “todo está bien, ahora Después de un rato llegó a la laguna y vio su nuevo ros-
los alcanzo”. Él pareció tranquilizarse y continuó avanzando tro reflejado en ella. Vio los ojos pequeños y cafés, las orejas
al frente del grupo. Ambos se conocían hacía tiempo pues redondas y peludas, el hocico alargado, el pelambre oscuro,
ella era participante frecuente en las salidas que esa empresa con manchas de color claro en forma de anillos alrededor
de ecoturismo organizaba los domingos, así que el guía ya de los ojos. Bebió el agua de la laguna. Levantó el hocico y le
conocía de sobra sus habilidades de caminante todoterreno. llegó una sinfonía de olores, cercanos y remotos. Ya no tenía
Observó el cielo, donde se estaban congregando las nu- palabras ni nombres para esos olores, pero no importaba
bes. Por momentos lloviznaba. Deseó quedarse ahí, donde porque conocía el significado de cada uno de ellos.
se sentía en paz. Pasar la noche sola en el valle, espiando lo Comenzó a avanzar cada vez más rápido, al punto de
que ocurría cuando no había humanos presentes. Quizás correr. Uno de los caminantes, a lo lejos, la descubrió y se
los frailejones se espabilaban en las noches, se juntaban en las señaló a los demás, una mancha oscura corriendo bajo
parejas y bailaban hasta el amanecer, al ritmo del viento que el cielo del páramo. 
gemía. Y tal vez las estrellas se preguntaban, mientras les
enviaban su luz desde arriba, si algún día serían sobrepasa- ana carolina pereira (bogotá). Comunicadora so-
das en número por esos enanos del páramo. cial de la Universidad de La Sabana y magíster en adminis-
Empezó a sentir calor. Era extraño, porque el cielo es- tración de empresas de la Universidad de Texas en Austin.
taba encapotado y el viento golpeaba con fuerza. Las nu- Es miembro fundador del colectivo de escrituras de ficción
bes comenzaban a bajar por las montañas que circundaban en inglés Bogotá Writers (desde 2011 hasta el presente).
el valle, como si un gigante se hubiera escondido a fumar Como parte de este colectivo, ha publicado cuentos en las
detrás de estas y el humo blanco de su enorme cigarrillo colecciones de relatos Authors from Authors (2012) y Voices of
toldara sus cimas. Bogotá (2016).
La ropa y los zapatos le incomodaban. Se bajó la crema-
llera de su chaqueta impermeable. Sentía las manos torpes

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La fe en la escritura
Un cuento de Beatriz Dávila Reyes Ilustración de Jorge Carvajal
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A
quí no somos nadie. Inmigrantes sin un centavo, pro- Por la noche siento la mente nublada por el calor de
venientes de un país con pésima reputación. Blancos los tubos de calefacción y no he hecho más que cosas inte-
exóticos con ínfulas de instruidos y con mal inglés. lectualmente improductivas, como arrastrar una enorme
Vivimos en un sótano oscuro que huele a polvo y a maleta cinco manzanas de ida y cinco de vuelta, barriendo
moho. Es una vida fría y solitaria, de estrechez ma- las hojas secas y el polvo de las calles. Se trata del ritual se-
terial, en medio de miles de caras inexpresivas, como más- manal para lavar ropa en una lavandería pública que tiene
caras, como muertas. Hablo en plural porque vivo con un costras de mugre en el suelo, revistas de hace veinte años
intelectual misántropo, alérgico a cualquier cosa que no sea y propietarios chinos que atienden de mala gana –la buena
un libro. ¿Dónde está el sentido de todo esto? No está en el anciana canadiense que nos alquila su sótano por un dineral
amor romántico, que se hizo añicos desde el día en que lle- como acto de generosidad con las culturas subalternas no
gamos a tierras desconocidas, y que se terminó de aniquilar accedió a prestarnos su lavadora–. A las ocho y media de
con su lectura de autores afectiva y sexualmente frustrados. la noche sé que sirvo para lavar ropa en circunstancias ex-
El sentido está en la escritura. A veces, por instantes, creo tremas, pero dudo de mi habilidad para la escritura. No he
que vivir en este sótano, con nada más que tiempo y liber- podido escribir ni uno solo de los artículos del mes. Otras
tad ante una pantalla, significa estar en el lugar correcto. veces me parece sumamente sencillo y tengo fe en mí, en
Suele pasar justo antes de que todo sea una catástrofe. esta vida precaria, en mi escritura y hasta en una suerte de
Salgo corriendo loca de alegría a la habitación contigua, divinidad que le da algo de orden a esta vida catastrófica.
en nuestra paupérrima vivienda de inmigrantes, a contarle Pero hoy solo surgen palabras mentirosas y vacías. Me
a H –el intelectual misántropo– que una de mis lectoras me siento un fraude como coach espiritual y un estruendoso
escribió. Mi lectora vive en un barrio deprimido de Cara- fracaso como escritora.
cas, le comento, y prosigo diciendo que en la carta la mujer Mientras caliento agua para té en un cazo, en la cocina
me da las gracias y se explaya describiendo cuánto han sig- pintada de azul marino, pienso mil cosas. Como que temo
nificado para ella mis textos. H sigue de cara al escritorio, verme forzada a venderle el alma al diablo en vista de mi
visiblemente ofuscado por haber sido interrumpido en su rotunda falta de talento artístico. Temo estar obligada a
lectura de Rousseau. Últimamente vive más exasperado de escribir otra vez artículos horribles sobre los últimos tra-
lo usual con la mujer con quien cohabita (yo) debido a las tamientos con ácido hialurónico “para las primeras líneas
ideas del Emilio en las que ha estado imbuido. Se podría de expresión”, ese eufemismo de las arrugas, o reportajes
decir que no le hago “suave y grata” la vida. H admira la faltos de ética donde las petroleras son un ejemplo de res-
perseverancia con la que me dedico a mi oficio y celebra ponsabilidad ambiental. Temo que jamás lograré escribir
ver mis artículos publicados, pero al mismo tiempo lo dejo nada que valga la pena. Temo que H no me quiere. Temo
perplejo al salirme de sus esquemas. Como cuando le digo que yo no me quiero.
que no, no pienso cocinar más. Claro: más que ser intelec- Pongo la bolsa de earl gray y sirvo el agua en una ama-
tual, es santandereano y machista. rillenta taza de Mr. Happy –regalo de emergencia que
Cuando veo que H está más tenso que la cuerda de consiguió H para mi cumpleaños– que me parece más fea
un violín y gruñe, al principio con complacencia (un gru- y deprimente que nunca. Happy, happy. Eso le digo a mi fa-
ñidito que quiere decir: “Ajá, te felicito, pero en realidad milia por teléfono: que soy feliz. Si soy un desastre como
me importa un culo, y ahora por favor lárgate”, mientras escritora, después de años de terapia para superarlo, podría
levanta las cejas y acerca la vista al libro deshilachado de escribir un libro de autoayuda y decirles a mis conocidos
tapas azules) y después con plena irritación (suelta un gru- cosas como que la fama no me importa. Que no tengo nin-
ñido, esta vez de impaciencia, y deja caer la cabeza entre guna pretensión literaria. Que lo que me motiva es servir,
las manos), regreso a mi escritorio: la mesa de jardín que llegarle a alguien, así fuese a una sola persona en todo el
nos sirve de comedor. Estoy tan contenta que no me im- mundo. Fingiré ser feliz.
porta la respuesta odiosa de H –en otro momento habría Este sótano de estudiantes me sofoca. Mi esposo, es-
estado horas intentando encontrar las palabras exactas tudiante de doctorado, erudito y experto en filología, me
para describir su neurosis y rumiando sobre la injusticia oprime incluso más que el hueco en el que vivo. Lo com-
de no tener un cuarto propio para escribir–. Le escribo de plazco y me anulo ante él mucho más de lo que admito. A
vuelta a la mujer en Caracas. A lo mejor mi presencia al veces pasa de la desconsideración al desprecio, a la humilla-
otro lado de la pantalla es vital para ella. Toda la mañana, ción y a la opresión, pero somos demasiado educados para
María, mi querida desconocida, da vueltas en mi cabeza. pensar que en nuestro hogar hay algún tipo de maltrato.
Me imagino su vida y me despierta una tremenda compa- Cualquier gesto de cariño moderado de su parte desbara-
sión. Me inflo en mi papel de salvadora. Pobre, ¿qué sabrá ta mi determinación de largarme. He desarrollado úlcera,
ella de la felicidad? síndrome de abandono y un profundo resentimiento hacia

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y mujeres mediante la pluma, pero que con el puño les re-
ventaba la cara a sus amantes y disfrutaba del toreo y de la
caza. Pero esta vez no es Hemingway. Es una publicación de
cuentos de escritores profesionales y aficionados. Lectura
Si soy un desastre como escritora, que me pone incómoda.
Al principio leo como quien no quiere la cosa. Trato de
después de años de terapia para acomodarme en la barata silla blanca de plástico de Ikea.
Me duele el culo. Me duele el ego. Comienzo con algunos
superarlo, podría escribir un libro relatos con los que soy implacable. Trato de encontrarles

de autoayuda y decirles a mis fallas: acusarlos de cursis, trillados, mal escritos, pretencio-
sos. Sigo leyendo y acabo admitiendo que están buenos, la
conocidos cosas como que la fama no mayoría. Después de leer al menos quince cuentos con en-
vidia, y tras fingir que no me importa, termino por aceptar
me importa. Que no tengo ninguna que he disfrutado varios de ellos porque están realmente
geniales. Me consuela saber que el autor de algunos es un
pretensión literaria. Que lo que me viejo poeta nadaísta, personaje que tiene derecho a ganarse
mi respeto. A los demás los detesto por talentosos.
motiva es servir, llegarle a alguien, Lloro tanto que me queda el pelo empapado de lágri-
mas, se enrojece mi cara y los ojos se me hinchan hasta que
así fuese a una sola persona en me deformo como un monstruo, envidioso y fracasado.
Al rato salgo de darme una ducha caliente y me siento, ya
todo el mundo sin lágrimas, a encarar mis demonios frente a la pantalla
en blanco. En este punto no hay nada que perder. Al me-
nos sobre eso podría escribir en mi página de crecimiento
personal: “Cómo superé el momento en que me di cuenta
de que era mala escritora, cuando escribir era lo único que
me interesaba en el mundo”. O “Cómo pasé de ser una as-
él que, según los libros que leo, no debería sentir. Porque se pirante a escritora a una esposa y ama de casa asustada y
supone que las personas espirituales tenemos que amar sin sometida”.
condiciones. Pero en lugar de esto lo odio. Sin atenuantes. H sale del estudio, me ve sentada frente a la pantalla –no
Sentada frente a la pantalla, en una improvisada mesa se ha dado cuenta de nada, nunca se da cuenta de nada im-
de comedor de pobres, en el sótano de una vieja rica que portante–, se acerca por detrás, me da un beso en la cabeza
se cree muy incluyente por tener una pareja de hispanos y me dice: “Mi escritora favorita”. De repente siento afecto
viviendo en alquiler en el subsuelo de su casa, aguardo la por él y me inflo de orgullo por tener su aprobación (que
respuesta de mi lectora, esa querida desconocida, como la casi nunca obtengo) y un beso (que pocas veces recibo). Me
única esperanza que me queda. siento culpable por escribir que lo odiaba. Borro todo.

II III

Es una tarde lluviosa y oscura. Un viento frío, que arras- Empujo la pesada puerta de vidrio y marco azul de Futu-
tra gotas de agua y hojas color ocre, hace temblar las ven- re –la cafetería en la esquina de Bloor Street y Brunswick–
tanas semienterradas de mi casa. En lugar de trabajar, o de que huele a lo habitual en los meses fríos: una nube densa de
comprar la crema de dientes que se acaba, o de comenzar a aceite de papas fritas, sudor de cuerpos hacinados en oto-
escribir la novela que algún día escribiré, en lugar de todo ño, cañerías. Tiene una concurrencia diversa, que incluye
lo que debería estar haciendo, me he puesto a leer cuentos. estudiantes trasnochados ante platos enormes de pancakes,
Últimamente leo a Hemingway, que me entretiene, que me mendigos y bohemios que toman café negro y obreros que
enseña técnicas de escritura y cuyos libros me devoro de un comen schnitzel de pollo. Escojo una de las pocas mesas
tirón. Es un grande, violento, pero grande: se entiende que de madera que quedan libres, cerca de la ventana. Vengo
sea bueno. Hemingway y la contención del cuento. Hemin- a emprender la ardua lectura, en francés, de una biografía
gway y la teoría del iceberg. Ernest, el tipo que narraba de corta de Camus, con la ayuda de un café aguado y de un
maravilla, que escribía en La Habana y de pie, que peleó en diccionario. Al medio día predominan los hombres viejos
la guerra y amaba España, que llegó a empatizar con leones de Europa del este. A algunos los conozco. Sé que van todos

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los días, como yo, a acompañar su soledad en ese país que pero al mismo tiempo me intriga. Su pensamiento se asocia fre-
a veces, sin importar cuántos años lo hayamos habitado – cuentemente al existencialismo, pero Camus siempre dijo ser ajeno
sobre todo cuando llueve, cuando nieva–, se siente irreme- a este. Miro hacia la ventana como buscando entender alguna
diablemente ajeno. palabra en francés, de las mil que no entiendo, y alcanzo a ver
Dejo mi maleta y busco con la mirada a Karl, mi ancia- su rostro en alto, la mirada clavada en mí. Su obra contribuyó
no amigo de Polonia, con quien intercambio reflexiones a la formación del movimiento conocido como el teatro del absurdo.
y libros. Karl me diría, un día fresco de verano –su cuer- Otros de sus exponentes fueron Beckett, Jarry, Ionesco.
po enorme sobre un diminuto taburete junto al ventanal Repito el gesto a los pocos minutos y todavía me mira.
abierto, sus pequeños y vivaces ojos verdiazules bajo unas Solo algunos, en esta sociedad de personas prudentes y en
gruesas cejas blancas y despeinadas–, que no hay vergüenza extremo reservadas, son capaces de mirar con tanta insis-
en caerse de un buen caballo. Que el arte, según Proust, es tencia a un extraño. El pensamiento de Camus tiene influencias
revelar lo que está oculto. Que habría que entender lo que de Schopenhauer. ¿Quién será, o quién cree ella que soy yo?
estoy haciendo, preguntarse qué es escribir, qué es arte. Me Formó parte de la resistencia francesa, y durante la ocupación ale-
sugeriría que lea a Rilke para saber si realmente tengo alma mana apoyó los movimientos libertarios de posguerra. Resisten-
de escritora. Pero Karl no está. Usualmente se pasa la otra cia. Libertad. Camus no tuvo miedo de escribir. No dudó
parte del día en Willow, un local de libros usados. A la en- en defender sus valores y sus sueños, la libertad y la justicia,
trada de la librería hay un maniquí de mujer sin brazos y sin la no violencia por encima de la guerra; ni siquiera cuando
medio cráneo que produce terror. Si no está aquí, Karl esta- lo amenazaron de muerte.
rá allí, bebiendo vino, leyendo la separata literaria del New Entonces pienso que a lo mejor esa mujer soy yo mis-
York Times, hablando con los clientes y vistiendo con ropa ma, dentro de algunas décadas, como en aquel cuento de
de segunda y retazos de tela al maniquí, su hada grotesca. Cortázar. Imagino que quizás estaré en un café y veré a una
Para paliar el frío del otoño, la ausencia de Karl y de todo chica que podría haber sido yo, que le contará a su amigo
lo que amo, el abandono que siento por parte de H, mi mal que está comenzando a escribir, y yo, que siempre quise
inglés y mi pésimo francés, mi frustración creativa y mi con- hacerlo, querré decirle a esa mujer joven que no desista, que
fusión vital, voy al mostrador de la repostería a drogarme fui infeliz por haberlo hecho. Que el miedo pesa más que
con azúcar. Pero entonces reconozco una voz de hombre la derrota. Que siempre habrá que seguir, seguir creando,
que grita con potencia desde la cocina: “¡Huevos con tos- seguir creyendo en ese amor; el único que estará siempre.
tadas!”. Me volteo emocionada y saludo con la mano a mi Que con cada idea que dejé ir moría algo de mí.
amigo filipino, que trabaja allí y que ya se ha vuelto cercano Cuando me volteo, la mujer que pude haber sido yo mis-
de tanto que voy, y además por ser ambos hijos de la colonia ma en algunos años ya no está, pero vuelvo a mis artículos,
española, descendientes de invasores y ladrones de sangre a mis cuentos, a mi escritura en verso y en prosa, buena o
caliente. Sonreímos. Oliver tiene puesta la gorra hacia atrás, mala, ya no importa, porque tengo una deuda con esa mujer
está sudoroso y sumamente estrecho en su delantal grasiento que seré yo. Vienen a mí las palabras de Rainer Maria Rilke
de cocinero. Conversamos sobre el clima –tema inevitable y sí, Karl, gracias a ti supe que mi respuesta es sí: he com-
en Canadá, no solo por el frío, sino porque es un país donde probado que escribir está enraizado en lo más profundo de
nunca pasa nada–, y me habla de su madre, que recién llegó mi corazón. En la hora más callada de la noche supe que
a Vancouver. Yo le cuento que ahora, además, me dedico a moriría inevitablemente en caso de que se me impidiera.
escribir ficción. Me encojo de hombros y añado: “Qué se le O quizás no. Quizás no pasaría nada y quizás la historia
va a hacer, me toca, es una necesidad”, y él, que piensa que de aquella mujer sea otra. Pero qué fría, qué trágica y tediosa
todo lo que yo hago es una pérdida de tiempo –y que me ha sería esta vida sin la escritura: un eterno vivir en Canadá en
ofrecido trabajos de obrero bien pagos que siempre rechazo otoño, un eterno Toronto sin Future Bistro, una vida donde
para seguir haciendo cosas absurdas como escribir cuentos el amor nos destruye y no nos damos cuenta; un presente y
o estudiar sánscrito–, me mira con ternura y me ofrece algo un futuro sin fe en nada, y eso sería morir un poco. 
para comer.
Cuando vuelvo a mi mesa, invariablemente inestable y beatriz dávila reyes (bogotá, 1980). Politóloga de la
con pegotes de ketchup, me doy cuenta de que hay una mujer Universidad de los Andes. Tiene una maestría en literatura
que no ha dejado de observarme. Está vestida con tonos lú- latinoamericana y española peninsular de la Universidad de
gubres, tiene el pelo plateado, cejas muy negras, pintalabios Toronto y estudios en narrativa de la Escuela de Escritura
rojo, mirada penetrante. Es uno de los solitarios que me ro- del Ateneu Barcelonès. Fue incluida en las antologías Nos-
dean. Se ve triste y por alguna razón parece interesada en mí. talgia bajo cero y Iceberg (volúmenes iii y iv), y ganó en la
Albert Camus nació el 7 de noviembre de 1913 en Argelia. La mu- edición número xxiii del Concurso de Cuento Ramón de
jer está sentada a mis espaldas. Me siento un poco nerviosa, Zubiría de Uniandinos. Es colaboradora de El Espectador.

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NÉSTOR SANTACRUZ MUÑOZ • HÉCTOR EDUARDO OSEJO ROSERO • IVÁN
DARÍO MOLINA • LUIS ARTURO DE LA ROSA RAMÍREZ • JAIRO CARRILLO
GUARÍN • MARÍA SOL MANTILLA VILLAMIZAR • MIGUEL RICARDO SUÁREZ •
MARÍA MÓNICA HOYOS RESTREPO • ÁLVARO FRANCISCO PEREA CHACÓN •
ENRIQUE MATEUS • CLAUDIA TALERO GUTIÉRREZ • NELLY NOSSA • ENRIQUE
RAMÍREZ ROMERO • WALTER LÓPEZ BORBÓN • MARIO GALOFRE CANO • ANA
Somos el resultado de pensar
MARÍA CAICEDO • JORGE ESGUERRA ROJAS • SONIA GÓMEZ RODRÍGUEZ •
mal antes de actuar.
ÁLVARO ENRIQUE HERNÁNDEZ • MARÍA CRISTINA VILLEGAS DE POSADA
• ÁLVARO EDUARDO DURÁN • ROSA DEL PILAR BENAVIDES MÉNDEZ •
ALBERTO MONTAÑA PLATA • MANUEL ANTONIO MUÑOZ • CARLOS ZAPATA
• GONZALO ORDÓÑEZ • DAVID BONELLS • LUIS ALBERTO MARÍN GÓMEZ
• RODOLFO ACOSTA • FRANCISCO BERNARDO MORA CADAVID • AGUSTÍN
GARIZÁBALO • NÉSTOR SANTACRUZ MUÑOZ • HÉCTOR EDUARDO OSEJO
ROSERO • IVÁN DARÍO MOLINA • LUIS ARTURO DE LA ROSA RAMÍREZ • JAIRO
CARRILLO GUARÍN • MARÍA SOL MANTILLA VILLAMIZAR • MIGUEL RICARDO
SUÁREZ • MARÍA MÓNICA HOYOS RESTREPO • ÁLVARO FRANCISCO PEREA
CHACÓN • ENRIQUE MATEUS • CLAUDIA TALERO GUTIÉRREZ • NELLY
NOSSA • ENRIQUE RAMÍREZ ROMERO • WALTER LÓPEZ BORBÓN • MARIO
GALOFRE CANO • ANA MARÍA CAICEDO • JORGE ESGUERRA ROJAS • SONIA
GÓMEZ RODRÍGUEZ • ÁLVARO ENRIQUE HERNÁNDEZ • MARÍA CRISTINA
VILLEGAS DE POSADA • ÁLVARO EDUARDO DURÁN • ROSA DEL PILAR
BENAVIDES MÉNDEZ • ALBERTO
La Fundación MONTAÑA
Malpensante PLATA
le agradece • MANUEL ANTONIO
a nuestros
MUÑOZ • CARLOS ZAPATA • GONZALO
suscriptores, ORDÓÑEZ
aliados, amigos DAVID BONELLS • LUIS
y a todo el•equipo
Malpensante por acompañarnos en estos 25 años.
ALBERTO MARÍN GÓMEZ • RODOLFO ACOSTA • FRANCISCO BERNARDO
MORA CADAVID • AGUSTÍN GARIZÁBALO • NÉSTOR SANTACRUZ MUÑOZ •
HÉCTOR EDUARDO OSEJO ROSERO • IVÁN DARÍO MOLINA • LUIS ARTURO
DE LA ROSA RAMÍREZ • JAIRO CARRILLO GUARÍN • MARÍA SOL MANTILLA
VILLAMIZAR • MIGUEL RICARDO SUÁREZ • MARÍA MÓNICA HOYOS
RESTREPO • ÁLVARO FRANCISCO PEREA CHACÓN • ENRIQUE MATEUS •
CLAUDIA TALERO GUTIÉRREZ • NELLY NOSSA • ENRIQUE RAMÍREZ ROMERO
• WALTER LÓPEZ BORBÓN • MARIO GALOFRE CANO • ANA MARÍA CAICEDO
• JORGE ESGUERRA ROJAS • SONIA GÓMEZ RODRÍGUEZ • ÁLVARO ENRIQUE

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