En marzo de 1824, Bolívar trasladó su cuartel general
de Pativilca a Trujillo, ciudad que había sido designada como capital provisional del Perú ante la ocupación realista de Lima. Desde allí, pasó a la región de Huamachuco, al este de Trujillo, con todas las fuerzas grancolombianas. En abril, estableció su nuevo cuartel general en Huaraz. Durante su estancia en estas ciudades, el libertador se dedicó a reorganizar al ejército independentista. Para preparar su campaña contra el Ejército Real del Perú y conseguir fondos y hombres, Bolívar tomó, entre otras, las siguientes medidas: impuso cupos de guerra en los distintos pueblos y ciudades del país; realizó requisas de ganado, víveres y demás bienes públicos y privados; decretó el reclutamiento de pobladores de entre 12 y 40 años de edad, ordenando que se les tratara “como prisioneros” para que no escapen; y amenazó con aplicar la pena de muerte a sus subordinados, a fin de que ejecutaran todas sus órdenes. Algunos refuerzos de Gran Colombia llegaron entre marzo y abril; luego, en mayo de ese año, desembarcaron en Huanchaco y Pacasmayo más fuerzas grancolombianas, con las que se formó una división. Con los soldados grancolombianos que llegaron con Bolívar (y antes de él), más los refuerzos de Gran Colombia y los reclutas peruanos, se crearon tres divisiones: dos eran grancolombianas y una peruana. A esta fuerza, denominada Ejército Unido Libertador del Perú, se sumaban, además, algunas unidades y oficiales de origen chileno y argentino que quedaban del ejército llegado con San Martín. Este ejército, asimismo, tuvo el apoyo de grupos de montoneros peruanos, esto es, fuerzas irregulares de combate. En palabras del historiador Herbert Morote: “Antes de cumplir el año de su llegada, Bolívar había reclutado, equipado, entrenado y levantado la moral de un ejército de 12,000 hombres, dispuesto a enfrentarse al poderoso ejército virreinal. Así, cuando el 2 de agosto de 1824 en las llanuras de Rancas próximas a Cerro de Pasco, Bolívar pasó revista al ejército patriota formado por soldados de la Gran Colombia, peruanos, argentinos y chilenos, no tuvo ninguna duda de que tenía el triunfo en sus manos.”