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La Enciclopedia
Discurso preliminar (Jean le Rond D´Alembert) “(...)Después de las reflexiones y
opiniones generales (...) ya es hora de instruir más especialmente al público sobre la
obra que presentamos. (...) Para sostener una carga tan grande como la que teníamos que
sobrellevar era necesario compartirlo entre varios; de inmediato nos pusimos en busca
de un número suficiente de sabios y artistas: artistas hábiles y conocidos por sus
talentos(...)Toda la materia de la Enciclopedia puede reducirse a tres categorías
fundamentales: las ciencias, las artes liberales y las artes mecánicas.(...) Esta obra podrá,
algún día al menos, servir de biblioteca general al hombre de mundo y en todos los
géneros, salvo en el suyo, a un científico, a un profesional. Que desarrollará los
verdaderos principios de las cosas; que indicará sus relaciones; que contribuirá a la
certeza y al progreso de los conocimientos humanos y que al aumentar la cantidad de
estudiosos auténticos, artistas distinguidos y aficionados cultivados, multiplicará
numerosos beneficios para la sociedad.”
Autoridad Política: “(...) El príncipe mantiene la autoridad que tiene sobre los propios
súbditos, y ella está limitada por las leyes de la naturaleza y del estado. Estas leyes son
las condiciones a las cuales están sometidos o se considera que se han sometido, a su
gobierno. Una de esas condiciones consiste en que, teniendo poder y autoridad sobre
ellos sólo por elección y consentimiento, jamás pueda emplear esa autoridad para
quebrar el acta o el contrato mediante el cual le fue transferida. Obrando así, obraría
entonces contra sí mismo, ya que su autoridad no puede subsistir sino mediante el
título que la fundó. (...). El príncipe no puede disponer de su poder y de sus súbditos sin
el consentimiento de la nación e independientemente de la elección establecida en el
contrato de sumisión. Si fuera de otro modo, todo sería nulo y las leyes lo relevarían de
las promesas y de los juramentos que hubiera podido hacer, (...) ya que habría
pretendido disponer de lo que tan sólo tenía en depósito y con cláusula de sustitución de
la misma manera que si hubiese sido suya en plena propiedad y sin condición alguna”.
Copérnico: “... En Italia está prohibido defender el sistema de Copérnico(...) Sería
deseable que un país tan lleno de cultura y conocimientos como Italia quisiera reconocer
un error tan perjudicial para el progreso de las ciencias (...)Ese furor de la Inquisición
contra el movimiento de la Tierra daña incluso a la religión. En efecto, ¿qué pensarán
los débiles y los simples de los dogmas reales que la fe nos obliga a creer, si encuentra
que a esos dogmas se mezclan opiniones dudosas o falsas? ¿ No es mejor afirmar que la
Escritura, en materia de fe, habla según el Espíritu Santo, y en materia de física ha de
hablar como el pueblo(...)?.Mediante esta distinción se responde a todo; tanto la física
como la fe quedan a salvo.”
Igualdad natural(Der. Nat.) : (...)La igualdad natural o moral se funda, pues, en la
constitución de la naturaleza humana común a todos los hombre, que nacen, crecen, se
desarrollan y mueren de igual manera. Puesto que la naturaleza humana es idéntica en
todos los hombres, resulta claro que según el derecho natural cada uno debe estimar y
tratar a los otros como a seres que le son naturalmente iguales, es decir, que son
hombres como él.”
Trata de negros (Comercio de Africa). (...)Esa compra de negros para reducirlos a
esclavitud es un negocio que viola la religión, la moral, las leyes naturales y todos los
derechos de la naturaleza humana (...). Si un tráfico de ese género puede justificarse por
un principio moral, no hay crimen, por atroz que sea, que no pueda legitimarse. Los
reyes, los príncipes, los magistrados no son los propietarios de sus súbditos; carecen,
por tanto, del derecho de disponer de su libertad y a venderlos como esclavos. (...)
Acaso podría decirse que se arruinarían muy pronto esas colonias si se aboliera la
esclavitud de los negros. Pero aunque eso ocurra, ¿ hay que concluir que el género
humano debe ser horriblemente dañado para enriquecernos o contribuir a nuestro lujo?
(...) ¿ tiene derecho los hombres a enriquecerse por procedimientos tan crueles y
criminales? ¿Qué derecho tiene un bandido para desvalijar a un caminante? ¿A quién le
está permitido volverse opulento haciendo desdichados a sus semejantes? ¿Puede ser
legítimo despojar a la especie humana de sus derechos más sagrados únicamente para
satisfacer la avaricia, la vanidad o las pasiones privadas? No...Antes, que se destruyan
las colonias europeas que hacer a tantos hombres desgraciados.(...) Son la libertad y la
industria las verdaderas fuentes de la abundancia. Mientras un pueblo preserve esa
industria y esa libertad, nada tiene que temer. (...) Las almas sensibles y generosas
aplaudirán sin duda estos argumentos a favor de la humanidad; pero la avaricia y la
codicia que dominan la tierra no querrán escucharlas. La Enciclopedia. (selección) Jean
L.. D´Alembert – Denis Diderot. Buenos Aires, Ceal, Biblioteca Básica Universal. .
1982. P. 7 y ss.
Vanguardia Feminista
“Las mujeres están sujetas a una ferocidad epidémica.(...) En casi todos los países, la
crueldad de las leyes civiles se ha reunido contra las mujeres a la crueldad de la
naturaleza. Han sido tratadas como niñas imbéciles. No hay ningún tipo de vejaciones
que, en los pueblos civilizados, el hombre no pueda cometer impunemente contra la
mujer.” Diderot, Denis. Sobre las mujeres. En Escritos filosóficos. Madrid, Editora
Nacional. 1975. p. 240 y ss.